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Full text of "Consultas al diccionario de la lengua (algo de lo que falta en el vocabulario académico y de lo que sobra en el de los ecuatorianos, etc.)"

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CONSULTAS 

AL 

DICCIONARIO  DE  LA  LENGUA 


U6.1> 


CONSULTAS 


DICCIONARIO  DE  LA  LENGUA 


(\lgo  de  lo  que  falta  en  el  Vocabulario  académico  y  de  lo  que  sobra 
en  el  de  los  ecuatorianos,  etc.) 


CARLOS  R.  TOBAR 

Director  de  la  Acadomia  Kcnatoriana.  correspondiente  de  la  Española,  Miembro  honorario  de  la 

Facultad  de   Filosofía.  Humanidades    y  Helias  Artes  de  la   Universidad  de  Chile,   de  la 

Asociación  de  Escritores   y  Artistas  españoles,  del  Ateneo  Hispalense,-  etc.,  c 

individuo   correspondiente   de  la  Keal  Academia   íjevillana  de  Buenas 

Letras,  de  la  Sociedad  Científica  Argentina,   etc. 


Sag'-u.üd.a  ed-ición 


HARtELUXA 
Imp.  V  Atlas  Geográfico  >  de  Alberto  Martín,  Cuiiscj^  Cieatu,  140 
1307' 


a  cae 


ADVERTENCIAS   PRELIMINARES 


Estimuladas  por  la  benévola  acogida  de  parte  de 
personas  doctas,  las  CONSULTAS  AL  DICCIONARIO 
DE  LA  Lengua  salen  á  luz  en  seg-unda  edición,  con- 
siderablemente aumentada. 

Los  aumentos  son  debidos,  en  gran  manera,  á  la 
mayor  general ización  dada  á  las  correcciones:  antes 
versaban  éstas,  casi  exclusivamente,  tocante  á  erro- 
res del  habla  quiteña;  no  obstante  lo  cual,  un  notable 
filólogo  extranjero  ha  creído  que  las  CONSULTAS  son 
tan  españolas,  como  hispanoamericanas,  como  ecua- 
torianas, como  quiteñas. 

Con  mayor  fundamento  la  actual  edición  mere- 
cerá el  juicio  expresado,  pues  versa  acerca  de  vicios 
del  idioma  extendidos  por  toda  ó  casi  toda  la  América 
española.  Del  propio  modo,  muchos  de  los  neologis- 
mos, cuya  aceptación  proponemos  á  la  Real  Acade- 
mia de  la  Lengua,  son  vocablos  comunes  á  todos  ó 
casi  todos  los  pueblos  que  la  hablan  en  el  Continente 
de  Colón,  esto  es,  voces  pronunciadas  por  cincuenta 
millones  de  hombres,  con  suficiente  derecho  para  so- 
licitar de  los  diez  \^  ocho  millones  de  hermanos  penin- 
sulares una  justa  participación  en  el  acervo  común 
del  lenguaje. 


No,  por  otra  parte,  se  crea  que  tendemos  á  la  /;/- 
flazón^ — como  diría  un  filólogo-economista,  —  abo- 
g"ando  por  las  desatentadas  emisiones  de  inútiles  neo- 
logismos, especie  de  papel  moneda  inmoral,  cuando 
no  es  justificado  por  una  necesidad  imprescindible. 
No;  ni  siquiera  estimamos  esos  Diccionarios  que,  sin 
ser  enciclopédicos,  se  recomiendan  por  contener  más 
palabras  que  el  Vocabulario  de  la  Academia,  y  nos 
recuerdan  á  aquel  farmacéutico  que,  para  conseguir 
clientela,  agregaba  una  buena  adehala  á  los  medica- 
mentos recetados  por  el  facultativo. 

Acogidos  ya  por  el  Léxico  de  1899  varios  de  los 
vocablos  anotados  en  nuestra  primera  edición,  na- 
turalmente han  sido  suprimidos  en  esta  segunda. 
Suprimidas,  del  propio  modo,  han  sido  algunas  ob- 
servaciones que  el  último  Diccionario  ha  aceptado 
asimismo.  Conservamos,  no  obstante,  algunos  de 
aquéllos  y  de  éstas,  expresando  su  aceptación  acadé- 
mica, cuando  queda  aún  alguna  diferencia  de  juicio 
entre  el  desautorizado  nuestro  y  el  decisivo  de  la  muy 
sapiente  Academia  Española. 

Con  lo  dicho  y  con  agradecer  al  inteligente  fi- 
lólogo Hno.  Miguel  Pebres  Cordero,  al  ilustrado 
lingüista  P.  Valentín  Iglesias  y  al  notable  gramá- 
tico español  Sr.  D.  Primitivo  Sanmartí,  alg'unas 
oportunas  indicaciones  que  nos  han  hecho  tocante 
á  las  Consultas,  pondremos  punto  final  á  estas 
advertencias,  que  complementan,  para  la  segunda 
edición  del  libro,  lo  expuesto  en  las  Notas,  que 
precedieron  á  la  primera  y  que  hoy  son  reprodu- 
cidas, exceptuados  sólo  algunos  párrafos  y^  innece- 
sarios. 


7 

Las  referidas  Notas  decían: 

••;Por  qué  se  ha  intitulado  este  libro  CONSULTAS 
AL  Diccionario  de  la  Lengua?— Denominárnoslo 
primitivamente  Diccionario  de  quiteñisnios,  y  con 
tal  nombre  comenzó  á  publicarse  en  los  Anales  de 
la  Universidad  de  Quito;  mas,  casi  en  seg-uida,  algu- 
nos literatos  de  otras  provincias  nos  hicieron  notar 
lo  restringido  del  título,  supuesto  que  muchas  de  las 
observaciones  se  referían  á  voces  usadas  en  toda  la 
República.  Pero  se  presentaba  otro  óbice:  ;Cómo 
llamar  honradamente  á  nuestro  modesto  trabajo  Vo- 
cabulario de  eciiatorianismos  si,  la  pura  verdad, 
los  estudios  respectivos  se  habían  hecho  sólo  en 
Quito;  si,  por  otra  parte,  diferimos  tanto  algunas 
veces  tocante  á  signiñcación  de  palabras,  modismos, 
frases,  etc.  los  del  norte  de  la  Nación  de  los  del  centro 
y  de  los  del  sur,  los  de  la  sierra  y  los  de  la  costa; 
tanto,  repetimos,  que  una  palabra  significa  aquí  una 
cosa  y  allí  otra  enteramente  diversa?  Sírvanos  de 
ejemplo  la  voz  cJiucsJii,  cuyo  significado  para  los 
quiteños  es  lechuza,  y  para  los  cuencanos  renacuajo. 
¡Qué  bien  se  comprenderá,  pues,  entre  el  vulgo  del 
Azuay  el  siguiente  párrafol  "Posado  el  cJiucshi  so- 
bre corpulento  cupulí,  amedrenta  á  los  sencillos  la- 
briegos con  el  áspero  chillido."  Párrafo  en  el  que, 
sustituido  chucshi  con  renacuajo,  resulta  un  quid 
pro  quo  tan  chistoso  como  el  en  que  incurre  la  Aca- 
demia al  atribuir  á  anaco  la  definición  correspon- 
diente al  guango  de  las  indias. 

Se  anotan  los  vocablos,  aunque  manifiestamente 
quichuas,  de  uso  tan  general,  que  se  podría  conje- 
turar que  no  se  conocen  en  absoluto  las  voces  caste- 


8 

llanas;  así  como  los  que  nombran  un  objeto,  animal, 
acción,  etc.,  que  no  podríamos  acaso  expresar,  para 
ser  comprendidos,  sino  valiéndonos  de  la  denomina- 
ción quichua;  v.  g-.;  chucun^  cuy. 

Principiada  esta  obra  hace  muchos  años,  la  edi- 
ción duodécima  del  Léxico,  que  aceptó  con  sobra  de 
prodigalidad  americanismos  innecesarios  ó  barbaris- 
mos  traídos  de  España  á  América,  hizo  inútil  una 
buena  parte  del  trabajo  de  las  Consultas;  por  tanto, 
nos  hemos  visto  en  la  necesidad  de  suprimir  algunas 
voces  antes  corregidas,  así  como  otras  que  por  cons- 
tar en  la  última  edición  del  libro  Apuntaciones  crí- 
ticas sobre  el  lenguaje  bogotano,  podían  calificarse 
de  plagios  hechos  al  sabio  vSr.  Cuervo. 

Inclúyense  bastantes  de  las  voces  anotadas  por 
el  Sr.  Dr.  Pedro  F.  Cevallos:  unas  por  dar  fuerza  á  la 
corrección  con  ejemplos  tomados  de  autores  castizos; 
otras  porque  no  habiéndose  obtenido  la  enmienda, 
se  hacía  necesaria  la  repetición  de  la  censura;  algu- 
nas porque  requerían  ampliación  de  doctrina;  y  po- 
cas, en  fin,  porque  no  fueron  sustituidas  con  la  palabra 
propia  por  nuestro  ilustrado  lingüista.  Se  han  agre- 
gado, á  más,  los  nombres  de  cosas  nuevas,  conviene 
á  saber,  de  cosas  americanas  que  no  solamente  jus- 
tifican el  neologismo,  sino  que  exigen  nombres  nue- 
vos; pues  en  el  Diccionario  español  no  figuran  muchas 
denominaciones  especialmente  de  la  fauna  y  de  la 
flora  de  éste,  por  varios  respectos,  aún  Nuevo 
Mundo. 

Hay  vocablos  de  todo  punto  castizos  que  tienen 
sin  embargo  en  América,  no  precisamente  una  acep- 
ción distinta  de  la  que  les  señala  el  Diccionario,  pero 


sí  un  matiz,   dig-amos,  un  más  ó  un  menos  de  signifi- 
cado que  de  cierto  no  poseen  en  España:  son  términos 
que  se  han  naturalizado  en  nuestro  Continente  y  que 
revestidos  de  las  peculiaridades  logradas  por  la  dicha 
naturalización,  se  han  despojado  algún  tanto  de  las 
pertinentes  á  las  del  país  de  origen.  Ha}^  otros  que 
han  trasmutado,   acrecido  ó  mermado  sus  significa- 
ciones, según  el  modo  singular  ó  enfático,  3'  entera- 
mente nacional  ó  local  con  que  son  pronunciados  por 
venezolanos,   colombianos,   ecuatorianos,    peruanos, 
bolivianos,  chilenos  ó  argentinos.  De  aquí  que  podría 
acaecer  que  un  español  recién  llegado  á  una  de  estas 
Repúblicas,  quedase  ayuno  del  sentido  de  frases,  por 
otra  parte  muy   castellanas;  y  aun  sucedería  que  en 
la  Península  no  se  comprendiese  de  manera  cabal  lo 
que  escritores  de  aquende  han  expresado  clara  y  per- 
fectamente   para   sus    connacionales,    sobreviniendo 
allá  lo  que  acá  respecto  de  obras  de  brillantes  auto- 
res peninsulares,   como  Pereda,   por  ejemplo,  cuyo 
Sabor  de  la  tierriica  ó  cuyo  Peñas  arriba,  de  gusto 
delicioso  para  los  que  estamos  habituados  á  la  Utera- 
tura  de  la  antigua  Madre  Patria,  no  son  debidamente 
apreciadas  por  gentes,  cultas  quizá,  pero  que  no  han 
aprendido  á  saborear  esos  regalos,  así  como  nues- 
tros serranos  van  á  mirar  con  desvío  en  la  costa  los 
ostioncitos  con  que  se  hace  un  agua  la  boca  del  ya 
engolosinado.  De  aquí  también  que  quizá  sean  mejor 
recibidas  en  España  obras  literarias  americanas,  de 
americanismo  contrahecho, — obras  escritas  sobre  la 
falsilla  peninsular,  imitaciones  en  el  fondo  y  la  forma 
de  libros   europeos, — que   libros  genuinos  de  Amé- 
rica, trasuntos  de  la  naturaleza,  de  las  costumbres, 


10 

del  lenguaje  de  cada  país  hispanoamericano.  Caso  en 
el  que  carecen  hasta  de  competencia  los  críticos  espa- 
ñoles para  juzgar  á  los  escritores  nacionales  de  ultra- 
mar, del  propio  modo  como  un  fotógrafo  técnico,  si 
bien  muy  capaz  para  decidir  tocante  á  la  calidad  de 
las  sales,  papel  y  máquinas  empleados  para  una  vista 
de  un  paisaje  desconocido,  es  inepto  para  juzgar 
acerca  del  mérito  principal  de  la  fotografía,  á  saber, 
la  exactitud  del  parecido;  y  ni  podrá  apreciar  tam- 
poco las  condiciones  características  de  diafanidad 
de  atmósfera,  de  viveza  de  luz,  de  circunstancias  de 
ambiente,  que  modifican  de  una  manera  ú  otra  las 
combinaciones  y  descomposiciones  de  los  agentes 
químicos  usados  por  el  alejado  artista,  y  que  cons- 
titu3'en  lo  modal  del  medio  en  que  éste  obtuvo  su 
obra. 

En  las  costumbres,  vestidos,  dialecto,  etc.,  de  las 
personas  que  nos  rodean,  hay  un  algo  al  que  nos  he- 
mos habituado  y  que,  aun  cuando  sea  raro  para  otros, 
no  choca  á  los  que  oímos  ó  vemos  cuotidianamente 
ese  dialecto  ó  esos  vestidos  y  costumbres;  por  el  con- 
trario, nos  causa  extrañeza  otro  algo  que  en  los  ex- 
traños no  hemos  adquirido  el  hábito  de  ver  ú  oír. 
Así  V.  g.:  el  modo  de  andar  de  las  norteamericanas,  el 
de  reír  de  los  ingleses  no  son  del  gusto  de  franceses, 
españoles  é  hispanoamericanos.  Las  salsas  dulces  de 
los  alemanes,  la  coleta  de  los  chinos,  las  ostras  con 
miel  de  los  japoneses,  siquiera  las  uñas  largas  que 
pusieron  de  moda  algunos  extravagantes, — no  quere- 
mos citar  el  bocio  considerado  como  parte  integrante 
del  cuerpo  humano  en  algún  pueblo, — ¿son  del  gusto 
de  la  mayor  parte  de  las  personas?  No,  á  la  verdad, 


^1 


11 

y  por  esto  uno  de  los  pocos  refranes  de  exactitud 
completa  es  el  que  dice  que  de  gustos  no  hay  nada 
escrito. 

Acerca  del  idioma  y  particularmente  del  dialecto, 
atendiendo  á  los  sonidos  más  bien  que  á  las  modifica- 
ciones analógicas  y  sintácticas,  los  americanos  que 
hemos  dulcificado  la  pronunciación,  diferimos  en  modo 
notable  de  los  peninsulares  que  conservan  la  primitiva 
fuerza  v  virilidad  del  varonil  idioma  castellano.  ;No 
diferimos  asimismo,  aunque  en  menor  grado,  los  po- 
bladores de  las  diversas  secciones  de  la  antigua  colo- 
nia española? 

Alguna  vez  para  ser  entendidos  por  las  personas 
que  han  de  leer,  ó  mejor  dicho  á  quienes  se  dirige  lo 
escrito,  necesitaremos  emplear  una  de  dos:  ó  los  vo- 
cablos propios  del  país  en  que  se  escribe,  ó  extensas 
perífrasis,  insoportables  para  nuestros  compatriotas, 
que  nos  censurarían  los  tales  circunloquios  con  los 
cuales  se  ha  tratado  de  evitar  la  censura  de  los  críti- 
cos extraños.  Véase  un  ejemplo  tomado  al  acaso  del 
suelto  de  crónica  de  uno  de  nuestros  diarios:  La  ra- 
tera guardó  (cierta  joya  robada)  en  el  SEXO,  lo  que, 
para  ser  entendido  en  España  requiere  la  explicación 
siguiente:  las  mujeres  del  pueblo,  en  la  sierra  ecuato- 
riana, no  tienen  más  bolsillo  para  guardar  el  dinero  y 
otros  objetos  manuales  que  la  bolsa  formada  por  la 
camisa,  ceñida  á  la  cintura  por  las  fajas  ó  cintas,  que 
sujetan  las  enaguas  y  faldas  á  las  caderas;  la  tal 
bolsa,  pues,  comprendida  entre  el  pecho  y  abdomen 
de  la  mujer  del  pueblo  y  la  camisa,  cuya  escotadura 
superior  sirve  para  introducir  ahí  los  expresados  di- 
nero V  objetos  manuales;  la  tal  bolsa,  decim.os,  se  de- 


12 

nomina  seno;  y  ninguna  otra  cosa  más  se  entenderá 
por  la  palabra,  aunque  los  no  tan  ignorantes  sepamos 
que  seno  es  el  vientre  materno  ó  la  cavidad  interior 
del  pecho,  ó  cualquiera  de  las  concavidades  también 
interiores  del  cuerpo  humano.  Para  ser  perfectamente 
comprendidos  en  el  Ecuador,  y  quizá  censurados  en 
España,  debemos,  por  tanto,  decir  como  el  diario 
aludido,  que  la  ratera  guardó  lo  robado  en  el  seno; 
ó  para  ser  entendidos  por  los  españoles,  y  censurados 
por  los  ecuatorianos,  necesitamos  expresar  extensa- 
mente que  la  ratera  escondió  la  joya  dentro  de  aque- 
llo que  se  ha  descrito,  á  saber,  la  bolsa  que  forma  la 
camisa,  entre  tela  y  pecho,  arriba  de  la  cintura,  com- 
primida por  las  ligaduras  que  sujetan  enaguas  y  fal- 
das. (*)  Es  decir,  nos  veríamos  en  el  caso  de  los  niños 
ó  de  los  otros  ignorantes  del  idioma,  que  desconoce- 
dores de  las  palabras  propias  y  precisas,  han  menes- 
ter circunlocuciones  para  comunicarse  con  sus  seme- 
jantes. 

No  por  lo  expuesto  opinamos  que  la  única  heren- 
cia que  nos  queda  de  España,  la  dulce  lengua  de 
Castilla,  deba  desaparecer  del  Continente  americano, 
y  esta  vez  á  los  golpes  de  la  zapa  demoledora  de  la 
ignorancia.  No,  mil  veces  no;  pero  sí  estamos  á  una 


(*)  Acaso  el  vocablo  se7io  tuvo  antiguamente  también  en  España  la  actual  sig- 
nificación ecuatoriana.  Véase  el  ejemplo  tomado  de  Cervantes,  palabra  Majar.  (Xota 
de  la  I.*  edi.) 

La  acepción  tercera  de  setto,  según  el  Diccionario  XIII  de  la  Academia,  podría 
justificar  3fa  la  ecuatoriana ;  aunque  nos  quedará  duda  acerca  de  cuál  es  la  cavi- 
dad EXTERIOR  del J>ecko  de  las  personas,  como  dice  el  último  Diccionario, — Cavidad. 
Espacio  vacIo  ó  hueco  dentro  de  un  cuerpo  aialquiera. — Quizá  se  refiere  á  los 
marsupiales;  p^ro  aun  t?X2i^ personas  tienen  la  cavidad  exterior,  ó  sea  la  bolsa,  en 
el  \-ientre  y  no  en  el  pecho. 


13 

con  quienes  comprenden  que  el  idioma  español,  por 
razón  del  trasplante,  experimenta  algunas  modifica- 
ciones adaptadas  al  medio  distinto  que  le  presen- 
tan las  naciones  hispanoamericanas. — Hay  además 
un  énfasis  propio  nuestro  que  comunica  á  ciertas  lo- 
cuciones no  sólo  fuerza  de  expresión  que  las  vigoriza, 
sino  acaso  un  significado  distinto  del  que  les  perte- 
nece. ;Serán  inteligibles  tales  locuciones  enfáticas 
para  quienes  no  están  en  co\^untura  de  calar  el  énfa- 
sis? Éstos  y  otros  son  los  matices  á  los  cuales  nos  re- 
ferimos antes,  y  que  si  no  han  de  cambiar  propia- 
mente, andando  el  tiempo,  nuestro  primoroso  idioma, 
han  de  hacer  necesario  que  el  crítico  de  ultramar 
desentrañe  el  significado  íntimo  de  la  expresión,  para 
no  incurrir  en  apreciaciones  erróneas  tocante  á  obras 
literarias  de  Hispano  América. 

Las  lenguas,  no  queda  duda  de  ello,  tienden  á 
una  especie  de  mimetismo,  que  las  adecúa  al  medio 
en  que  viven;  adquieren  una  como  semejanza  con  lo 
que  las  rodea,  lo  cual,  por  otra  parte,  les  asegura  la 
existencia,  adaptándolas  á  la  naturaleza,  á  las  insti- 
tuciones, á  las  leyes,  á  las  costumbres,  á  las  idiosin- 
crasias de  los  hombres  en  cuyos  cerebros  y  labios 
van  á  amoldarse,  si  no  han  de  ser  idiomas  efímeros. 
Necesitan,  dig'ámoslo,  aquerenciarse  en  los  lugares 
á  donde  son  trasladadas  3'  donde  van  á  continuar  vi- 
viendo. 

Una  advertencia  más.  Encariñados  con  nuestro 
trabajo  de  mucho  tiempo, — hecho  y  rehecho,  como 
lo  comprueban  aun  las  varias  veces  que  ha  comen- 
zado á  sahr  á  luz  en  publicaciones  periódicas, — lo 
damos,  por  fin,  á  la  estampa  como  está,  sin  ninguna 


14 

modificación,  conservando  hasta  alg^unas  cosas  que 
hemos  encontrado,  después  de  elaborada  esta  modesta 
obra,  en  autores  que  no  habíamos  leído  antes;  lo  cual 
no  debe  causar  extrañeza,  pues  libros  conocidos,  casi 
vulg'ares  en  otras  partes,  no  lo  son  en  el  interior  de 
nuestra  RepúbHca,  donde,  en  vez  de  las  ricas  y  mu- 
chas bibHotecas  púbhcas  de  naciones  más  afortuna- 
das, cada  cual  tiene  su  librería  particular,  careciendo 
el  que  no  la  posee  de  fuente  de  estudio  y  de  consulta. 
Aquí  desgastamos,  por  tanto,  buena  parte  de  la  exis- 
tencia-en  la  .preparación  de  la  materia  prima,  que  ha 
de  servir  para  utilizada  en  las  labores  de  otra  por- 
ción de  la  existencia. 

Decíamos,  pues,  que  nada  hemos  modificado  últi- 
mamente en  la  obra;  y  ni  siquiera  hemos  eliminado 
de  ella  las  coincidencias:  así  conservamos  la  relativa 
á  la  palabra  Empecinado,  que  se  nos  ocurrió  leyendo 
uno  de  los  Episodios  Nacioviales  de  Pérez  Galdós, 
y  que  hallamos  después  en  Rodríg^uez  como  tomado 
de  Cuervo;  y  así  además  debe  de  haber,  ó  mejor  di- 
cho debe  liaber ,  otras  de  éstas  que  hemos  llamado 
coincidencias,  entre  las  doctas  obras  de  los  varios 
hispanoameiicanos  que  han  ocupado  su  tiempo  fruc- 
tuosamente en  estudios  hngüísticos,  y  este  volumen, 
escrito  no  por  persona  dedicada  de  modo  exclusivo  á 
las  letras,  sino  sólo  enamorada  de  ellas,  literato  no 
de  profesión  sino  de  ocasión,  cuya  ag-itada  vida  se  ha 
compartido,  tal  vez  estérilmente,  en  múltiples  3'  acaso 
antagónicos  quehaceres. 

Respecto  del  quichua,  debemos  advertir  que  lo 
concerniente  á  él  en  este  libro,  se  refiere  al  dialecto 
de  la  provincia  de  Pichincha;   pues  no  conocemos 


15 

otro  de  los  muchos  brotados,  multiplicados,  en  cada 
porcioncilla  de  los  antiguos  extensos  dominios  de 
Huaina  Cápac. 

La  ortog-rafía  de  los  ejemplos  es  la  misma  usada 
por  los  autores  de  quienes  se  han  tomado." 


CONSULTAS 


AL 


DICCIONARIO    DE    LA    LENGUA 


ABARCAR,  ABRAZAR   (la  gallina  los  huevos) 


Abarcar.  Del  lat.  ad^  á,  y  byachÜLin^  brazo)  ceñir  con  los 
brazos  ó  con  la  mano  alguna  cosa.  ;  fig.  Ceñir,  rodear,  com- 
prender. I  íig.  Tomar  uno  á  su  cargo  muchas  cosas  ó  nego- 
cios á  un  tiempo.  i|  fig.  Mout.  Rodear  ó  dar  un  cerco  á  un 
pedazo  de  monte  en  que  se  presume  estar  la  caza.  Tales  son 
las  acepciones  de  abarcar,  según  el  Diccionario  de  la  Aca- 
demia Española . 

ABRAZAR,  dice  el  mismo  Léxico,  a.  Ceñir  con  los  brazos. 
U.  t,  c.  r.  I  Estrechar  entre  los  brazos  en  señal  de  cariño. 
U.  t.  c.  r.  '!  fig.  Rodear,  ceñir.  |  fig.  Comprender,  con- 
tener, incluir,  fig.  Admitir,  aceptar,  seguir.  |  fig.  Tomar 
uno  á  su  cargo  alguna  cosa:  ABRAZAR  un  negocio,  una  em- 
presa . 


1 8  ABR 

ABARCAR  y  ABRAZAR  no  equivalen,  pues,  como  nosotros 
queremos,  á  empolláis  ó  sea  calentar  el  ave  los  huevos, 
poniéndose  sobre   ellos  para   sacar  pollos. 

Los  que  andáis  empollando  obras  de  otros, 
Sacad,  pues,  á  volar  vuestra  cría; 
Ya  dirá  cada  Autor:  ésta  es  mía; 
Y  veremos  (jué  os  queda  á  vosotros. 

(Iriarte — Fábulas  literarias:     La  Avutarda). 

Los  que  gustan  de  palabras  no  muy.  usadas,  pueden  decir 
encobar  ó  incubar,  verbos  venidos  del  latín  in,  sobre,  y  cu- 
bare',  acostarse. 

O  si  quieren  hablar  culto,  empleen  un  elegante  circun- 
loquio de  los  recomendados  por  D.  Francisco  de  Quevedo. 
verbigracia:  vivificar   los  globos  de  la   mujer  del  gallo. 

ABARROTE 

Como  término  de  marina  tráelo  la  Academia,  y  lo  define: 
fardo  pequeño  ó  cualquiera  otra  cosa  que  sirve  para  apretar 
ó  asegurar  la  estiba,  llenando  sus  huecos. 

ABARROTAR,  asimismo  como  vocablo  de  marina,  significa 
cargar  un  buque  aprovechando  hasta  los  sitios  más  pequeños 
de  la  bodega  y  cámaras,  y  á  veces  parte  de  la  cubierta.  Por 
extensión  significa,  también,  llenar  completamente,  atestar  de 
géneros  ú  otras  cosas  una  tienda,  un  almacén,  etc.,  de  donde, 
es  probable,  hemos  dado  el  nombre  de  tiendas  de  abarrotes. 
—como  en  Cataluña  de  colmados,— 2.  las  atestadas  de  bacalao, 
especias,    etc.,    esto  es,  á  las    que    en  español    se    denominan 

abacerías. 

Llamámoslas  tiendas  de  abarrotes,  no  simplemente  aba- 
rrote, como  dice  el  Diccionario. 

ABRASARSE  DE  CALOR,   DE  SED 

Junto   con  los   andaluces,    que   principalmente   vinieron  á 


AcA  ¡g 


poblar  la  región  hoy  denominada  Ecuador,  como  era  natural, 
vinieron  asimismo  castellanos,  catalanes,  etc.,  y  como  era 
también  natural,  nos  trajeron  consigo  los  modos  de  hablar 
peculiares  á  la  parte  de  España  de  donde  procedían  los  colo- 
nizadores. Así  debieron  devenirnos  de  Cataluña,  por  ejemplo, 
unos  cuantos  modismos  cual  el  anotado,  que  es  traducción  li- 
teral de  abrassarse  de  calor,  de  sei. 

Equivalente  á  asarse,  basta  con  decir  me  abraso,  ó  si  se 
desea  encarecer  la  cosa,  /;ie  abraso  vivo. 

Abrassarse  de  set,  en  español  es  tener  mucha  sed,  ó  estar 
sediento,  ó  secarse  de  sed,  ó  sólo  secarse  según  el  Léxico. 

ABRIDOR 

Solemos  nombrar  al  peine  de  püas  ralas,  gruesas  y  largas, 
que  sirve  para  desenredar  el  cabello,  más  bien  que  para  pei- 
narlo. Escarpidor  ó  escai^piador  [del  lat.  excarfere,  cardarj 
es  como  se  llamaba  antiguamente  el  tal  peine. 

ABUSIVO 

Abusivo,  a,  es  adjetivo  admitido  en  el  Diccionario  en  la 
acepción:  «que  se  introduce  ó  practica  por  abuso.»  Creemos 
que  no  puede  admitirse  como  participio  activo,  al  modo  ecua- 
toriano. 

ACABAR 

Acabar  á  nna  persona  es,  segdn  muchos  americanos  del 
sur,  hablar  muy  mal  de  ella.  Según  el  Léxico,  acabar  con 
una  persona  es  quitarle  la  vida;  acabar  con  tma  cosa  es  des- 
truirla. De  admitirse  figuradamente  la  locución  nuestra,  de- 
biera conservarse  la  preposición  con. 

ACÁPITE 


se 


No  está  en  el  Diccionario.— El  signo  ortográfico  con  que 
indica  el  término  de  un  período,  se  á^nomm^  punto  Jinal; 


ACE 


no  pimio  acápite,   ni  siquiera  punto  aparte,    como   nosotros 
decimos. 

«Se  pone  punto  final  cuando  el  período  forma  completo  sentido,  en 
términos  de  poderse  pasar  á  otro  nuevo,  sin  quedar  pendiente  la  com- 
prensión de  aquél:  es  esto  tan  claro,  que  no  ha  menester  ejemplos. 

Resta  advertir  que  en  toda  clase  de  escritos  suelen  hacerse  después 
de  ptmto  final  ciertas  separaciones  ó  divisiones  llamadas  párrafos; 
cada  uno  de  los  cuales  ha  de  empezar  en  renglón  distinto  de  aquel  en 
que  acabe  el  anterior,  v  más  adentro  de  las  otras  líneas  de  la  plana. 
Deben  principalmente  usarse  tales  divisiones  cuando  se  va  a  pasar  a 
diverso  asunto,  ó  bien  á  considerar  el  mismo  bajo  otro  aspecto.» 

{Gramática  de  la  Lengua  Castellana,  por  la  Real  Academia  Espa- 
íiola^- Última  edición). 

ACÁPITE,  corrige  el  Sr.  Cuervo,  párrafo,  aparte.  Nosotros 
usamos  también  en  tal  sentido  la  palabra  corregida,  y  asi  de  - 
cimos-  «Pasando  á  otro  ^ci^V^  del  escrito;»  «El  articulo  edi- 
torial tiene  seis  acápites;»  «Ponga  comillas  al  principio  y  al  íin 
de  cada  acápite,>^  etc.  En  una  ú  otra  acepción  tomamos  al 
vocablo  cuando,  dictando  á  otro  lo  que  tiene  que  escribir,  le 
ordenamos  que  ponga  punto  acápite,  ó  que  po7iga  punto  y 
acápite,  como  se  dice  en  francés:  «Point  á  la  ligne.» 

ACENTUARSE 

«Acentúase  la  mejoría  de  Fulano  enfermo»;  «se  acentúan 
las  señales  de  un  buen  tiempo»;  «se  han  acentuado  los  sínto- 
mas que  se  temían»;  «se  acentúa  más  la  división».  Tales  y 
otras  frases  análogas  se  dicen  y  escriben  en  la  America  espa- 
ñola y  aun  en  España.  No  obstante,  la  Academia  no  concede 
sino  dos  significados  rectos  y  uno  figurado  al  verbo  acentuar: 
Dar  acento  prosódico  á  las  palabras.  |1  Ponerles  acento  orto- 
gráfico II  fig.  Pronunciar  con  esfuerzo  significativo  alguna  pa- 
labra ó  frase  para  que  en  ella  se  fije  la  atención. 

La  necesidad  de  la  simplificación  del  idioma  impele  instin- 
tivamente á  inventar  palabras  ó  á  atribuirles  significaciones  fi- 
guradas: así,  para  no  decir  «se  hace  ostensible  la  mejoría»;  <.<se 
manifiestan  más  claras  las  señales  del  buen  tiempo»;   «^^  han 


ACH  21 

hecho  ostensivos  los  síntomas  que  se  temían»;  «se  hace  más 
visible»^  etc. — expresamos  las  ideas  respectivas  conforme  lo 
dicho  al  comienzo  de  este  artículo. 

ÁCCIDO 

Acido 

«Los  que  recalcándose  y  echándola  de  más  cultos  que  los  demás, 
dicen  decido,  occeatio...  ig-noran  que  nada  justifica  el  empleo  de  la  do- 
ble c;  porque  acer  no  la  tiene  en  latín,  ni  en  grieg-o  ráx7¡,  ós/.r^:,  de  la 
raíz  otx,  pu7ita,  agujón,  ni  tampoco  se  escriben  con  dos  ce  Oceaniis 
en  latín,  ni   Ox.sccjo;  en  griego.» 

[Benot — Arquitectura  de  las  Lenguas). 

Aldrete  no  trae  todavía  la  palabra  ácido  en  sus  Orígenes, 
ni  la  traen  tampoco  obras  contemporáneas  ó  anteriores  al 
libro  del  Canónigo  de  la  Iglesia  de  Córdoba,  en  las  cuales  sí 
se  halla  el  adjetivo  acedo,  acaso  predecesor  de  nuestro  voca- 
blo. Lo  encontramos  en  el  Diccionario  Académico  de  1726, 
que  lo  define  «lo  que  es  agrio  al  gusto,»  y  lo  distingue  de 
«lo  que  llamamos  agrio,  porque  éste  no  se  dice  propiamente 
sino  del  sabor,  y  el  ácido  de  lo  que  es  corrosivo,  que  penetra, 
disuelve  y  corrompe  la  substancia  de  las  cosas.» 

ACIAL 


Llamamos  así  al  azote  formado  por  una  vara,  de  la  cual 
pende  una  correa,  y  con  la  que  los  arrieros  avivan  ó  castigan 
á  las  caballerías. 

Los  españoles  dan  el  nombre  de  acial  al  instrumento  que 
nosotros  denominamos  inoqjiillo^  esto  es,  al  que  sujeta  á  las 
bestias,  por  el  labio  ó  parte  superior  del  hocico,  para  herrar- 
las, curarlas,  esquilarlas  ó  domarlas. 

ACHOLADO 

Bien  podrá  ser  que  la  persona  avergonzada  ó  corrida  de- 


22  ADE 

lante  de  gente  de  suposición,  esté  ante  ella  como  cholo  en 
presencia  de  un  superior;  pero  no  porque  esto  sea  posible, 
hemos  de  calificar  de  acholado  al  individuo  confiLiididOy  tu7^- 
bado,  temeroso,  tímido  y  aun  atarugado,  como  figurada  y  fa- 
miliarmente se  dice  del  que,  por  encogimiento,  no  sabe  qué 
hacer  ó  decir  delante  de  gente. 

«El  mozo,  no  mu\-  dueño  de  sí,  anduvo,  al  cruzarse  con  ella,  ataru- 
gado y  confuso,  amag-ando  palabras  que  no  pronunció  y  saludos  que  no 
hizo.» 

{Pereda — El  sabor  de  la  Herruca). 

.El  último  Diccionario  de  la  Academia,  en  el  Snple/nento, 
acepta  ya  el  adjetivo  acholado,  pero  en  la  acepción  de  persona 
que  tiene  la  tez  del  mismo  color  que  la  del  cholo. 

ADEFECIO 


Se  escribe  adefesio,  y  no  con  c,  como  lo  hacen  algunos. 
Es  notable  que  hasta  Don  Miguel  Riofrío,  en  sus  Correcciones 
de  defectos  de  lengiiafe  [Lima  1874],  haya  incurrido  en  este 
error.  Traen  la  etimología  de  adefesio  varios  autores,  como 
Monlau  pbr  ejemplo;  tráela  también  el  último  Diccionario  de 
la  Lengua. 

De  ad  Ephesios. 

«Por  cierto,  Señor  Quijada,  que  estoy  en  extremo  maravillado  de 
que  en  el  tiempo  que  nos  ha  durado  la  cena,  he  visto  á  vuesa  merced 
algo  diferente  del  que  le  vi  cuando  entré  en  su  casa;  pues  en  la  mayor 
parte  de  ella  le  he  visto  tan  absorto  y  elevado  en  no  sé  qué  imaginación, 
que  apenas  me  ha  respondido  jamás  á  propósito,  sino  tan  ad  Ephesios, 
como  dicen,  que  he  venido  á  sospechar  que  algún  grave  cuidado  le 
aflige  y  aprieta  el  ánimo;  porque  "le  he  visto  quedarse  á  ratos  con  el 
bocado  en  la  boca...» 

{Don  Quijote  de  la  Mancha. — El  Licenciado  Fernández  de  Avella- 
neda^ . 

De  adefesio   hemos  formado  el  adjetivo  adefesioso^    adefe- 


ADU  23 

siosa^  con  que  naturalmente  queremos  significar  que  una  per- 
sona es  ridicula,  extravagante,  disparatada  y  aun  tonta.  Lo 
decimos  también  de  las  cosas. 

ADOBÓX 

Puede  muy  bien  ser  aumentativo  de  adobe;  pero  esto  no 
estorba  que  el  pedazo  de  tapia  que  se  hace  de  una  vez,  según 
el  tamaño  del  tapial  con  que  se  fabrica,  se  denomine  (?///- 
P  lenta. 

ADUEÑARSE 


Apropiarse  es  la  palabra  castiza,  como  también  enseño- 
rearse, según  los  casos.  Apropriarse  decían  antiguamente. 

«Apropriarse.  —  Vale  hacerse  dueño  de  alg^una  cosa,  tomándola 
como  suya  propia:  lo  que  regularmente  sucede  sin  tener  motivo  ó  justo 
título  para  ello.» 

(Diccionario  de  la  Lengua  Castellana — Año  de  f] 26). 

Acaso  hacía  falta  al  caudal  de  nuestra  lengua  el  verbo 
adueñarse,  cuando  la  Academia  lo  trae  ya  en  la  13.^'  edición  de 
su  Diccionario. 

ADULÓN 


El  que  da  á  las  gentes,  «con  palabras  ó  acciones  motivo 
de  satisfacción  ó  engreimiento,  no  por  benevolencia  ni  por 
espíritu  de  justicia,  sino  por  ruindad  de  ánimo  ó  con  el  inte- 
resado fin  de  ganarse  su  voluntad,»  es  un  adulador,  lisonjer" 
ó  lisonjeador;  aunque  los  dos  últimos  adjetivos  no  siempre 
tienen  las  mismas  acepciones  que  el  primero.  Y  con  esta  oca- 
sión recordemos  que  en  la  lengua  castellana  no  hay  sinónimos 
propiamente  tales. 

» 

«¡Qué  prevenidos  están  los  príncipes  contra  los  enemigos  externos!; 
¡qué  desarmados  contra  los  domésticos!  Kntre  las    cuchillas  de  la  guar- 


24  AQA 

dia  les  acompañan  y  no  reparan  en  ellos.  Éstos  son  los  adidadores  y 
lisonjeros,  no  menos  peligrosos  sus  halagos  que  las  armas  de  los  ene- 
migos; á  más  príncipes  ha  destruido  la  lisonja  que  la  fuerza... 

»Gran  advertencia  es  menester  en  el  príncipe  para  conocer  la  li- 
sonja, porque  consiste  en  la  alabanza,  y  también  alaban  los  que  no  son 
lisonjeros:  la  diferencia  está  en  que  el  lisonjero  ataba  lo  bueno  y  lo 
malo,  y  el  otro  solamente  lo  bueno... 

»No  faltarían  remedios  para  conocer  la  lisonja;  pero  pocos  prínci- 
pes quieren  aplicarlos,  porque  se  conforman  con  los  afectos  y  deseos 
naturales;  y  así  vemos  castigar  á  los  falsarios  y  no  á  los  lisonje- 
ros...-» 

{Saavedra  Fajardo — Idea  de  un  principe  político  cristianó). 

No  hay  motivo  para  que  la  Academia  acepte  el  barbarismo 
adulón^  ni  siquiera  como  adjetivo  familiar  americano;  con 
adulador^  lisonjero  ó  lisonjeador  había  lo  bastante. 

ADVENIMIENTO 

Venida  ó  llegada,  y  también  elevación,  exaltación  de  un 
sumo  pontífice  ó  de  un  soberano  al  trono.  No  ha  de  confun- 
dirse con  avenimiento^  convenio,  ajuste. 

AEREOLITO 


Ha  de  decirse  aerolito.,  voz  griega  formada  de  ay,p,  aire, 
y  KíSoq,  piedra.  Tampoco  es  palabra  esdrújula,  como  lo  quiere 
Riofrío  en  las  ya  citadas  Correcciones  de  defectos  de  Icjiguaje; 
pues  no  lleva  el  acento  en  la  o  eufónica,  según  la  Academia. 
Mas,  D.  Felipe  Robles  Dégano,  en  su  erudito  libro  Ortología 
Clásica  de  la  Lengua  Castellana.,  se  admira  de  que  se  haga 
grave  al  vocablo,  que  ha  de  pronunciarse  lo  mismo  que  cri- 
sólito. 

AGALLA 


Posee  seis  ó  siete  significados  diversos;  pero  ninguno  que 
justifique  siquiera  el  único  que  le  damos  en  el  Ecuador.  En 
sentido  figurado  y  familiar,  dice  el  Léxico,  Animo  esforzado. 
Usase  más  con  el  verbo  tener. 


AQU  25 

Tener  agallas^  según  los  ecuatorianos,  vale  tanto  como 
cicatear^  de  donde  hemos  formado  el  adjetivo: 

AGALLUDO, 

Que  aplicamos  al  que  no  se  contenta  con  lo  que  le  co- 
rresponde, al  negociante,  jornalero,  etc.,  que  después  de  ob- 
tener lo  justo  por  la  mercancía  ó  el  trabajo,  exigen  aún  más  y 
ni  ese  más  les  satisface;  pues  les  abre  el  apetito  para  solici- 
tar todavía  una  adehala. 

AGARRADERA 


El  asa  ó  mango  de  alguna  cosa,  ó  la  parte  de  un  cuerpo 
que  ofrece  proporción  para  asirlo  ó  asirse  de  él,  es  agarra- 
dero^ no  agarradera. 

AGARRÓN 


La  acción  de  agarrar,  agarro^  y  no  agarrón  como  bárba- 
ramente decimos. 

AGILITAR 


Decimos  en  vez  de  activar.^  confundiendo  las  significacio- 
nes de  los  dos  verbos.  Véanse  las  diferencias:  Agilitar.  Hacer 
ágil,  dar  facilidad  para  ejecutar  alguna  cosa.  Activar .  Avivar, 
excitar,  mover,  acelerar. 

AGUAJE 

Término  de  marina  con  que  designamos  la  lluvia  torrencial 
de  nuestras  montañas  andinas.  Usárnoslo  de  preferencia  en 
plural,  aguajes. 

Además  de  la  acepción  académica  y  de  la  nuestra,  algún 
autor    emplea  la  voz  en  vez  de  laguna  ó  cosa  parecida. 


26  AHO 

E   hizo   bramar   al   encelado  ciervo 
Junto  al  aguaje  en  que  su  sed  templaba. 

{Gahr .  y  Galán — Campesinas). 
AGUATERO 

Azacán.,  agiLador. 

«Y  cuando  no,  la  Infanta  me  ha  de  ijuerer  de  manera  (|ue  á  pesar 
de  su  padre,  aunque  claramente  sepa  que  soy  hijo  de  un  a:::acátz,  me 
ha  de  admitir  por  señor  y  por  esposo.» 

{Cervantes — Don  .Quijote  de  la  Mancha). 

«AZACÁN — Voz  de  origen  arábigo,  que  significa  aguador.  Se  usal^a 
no  sólo  en  Toledo,  como  indica  Don  Sebastián  de  Covarrubias  en  su 
Tesoro  de  la  lengua  castellana,  sino  generalmente  en  Castilla,  como  se 
ve  por  este  ejemplo  de  Cer\antes,  y  por  los  de  Fr.  Luis  de  Granada  y 
otros  escritores  antiguos.  » 

{Clemencin — Comentarios  al  Quijote). 

«También  en  los  viernes  de  la  Cuaresma  solía  alzarse  un  pulpito 
Irente  á  la  fachada  de  esta  iglesia,  donde  predicaban  al  aire  libre  los 
padres  encargados,  de  las  misiones,  con  gran  edificación  de  los  astu- 
rianos aguadores  que  formaban  la  base  del  auditorio. 

{Mesonero  Romanos — El  Antiguo  Madrid). 
AGUILÓN 


No  está  en  el  Léxico.  Nosotros  llamamos  aguilóii  al  caba- 
llo que  sólo  anda  de  paso  y  que  lo  tiene  duro.  El  Diccionario 
acepta  el  americanismo  aguililla .,  pero  lo  define:  «Cierto  ca- 
ballo muy  veloz  en  el  paso»;  queda,  pues,  sin  denominación 
la  caballería  de  las  propiedades  arriba  expresadas. 

AHOGADOR 

No  es  propiamente  la  sobarba.,  según  la  definición  del  Dic- 
cionario.  Es,  según   los  ecuatorianos,  la  correa  de  la  brida,  ó 


ALA  27 

mejor   dicho  de  la   cabezada,   que  ajusta    ésta  en  la  garganta 
del  caballo. 

AIJARES 

Ijares  ó  ijadas. — Antiguamente  ¡lijares  ó  ¡lijadas. 
El  Léxico  último  escribe  estos  dos  sustantivos  sin  ¡i.   Ya 
el  Diccionario  de  las  Autoridades  advertía  [tom.  4.'',  pág.  209] 
que  se  escribiese  sin  la  expresada  letra,  á  causa  de  venir  ijar 
é  ijada  del  latín  i  lia,   iliiiin. 

Revuelve  lleno  de  verg^üenza  y  turia 
Rompiéndole  al  overo  las  ¡lijadas 
Y  otra  vez  yerra  el  golpe,  porque  el  brazo 
Iba  temblando  de  despecho  y  rabia. 

{Saavedra — Moro  Expósito). 
AJUSTÓN 

Es  apretón.  Ajustar  significa  cosa  distinta  que  apretar. 
De  confundir  el  significado  de  los  dos  verbos,  hemos  inventado 
la  palabra  que  corregimos. 

Y  si  acaso  por  desdicha 
Se  ven  estos  apretones. 

(  Castillo  Solórsano). 

Y  á  la  carrera  de  sorbos 
Y  al  apretón  de  los  tragos 
Nunca  ha  dado  yegua  el  Betis 
Potro  que  pueda  alcanzarlos. 

{Quevedo,  citado  por  el  Diccionario  de  fjsó). 
ALABANCIA,    ALABANCIOSO 

Jactancia,  jactancioso;  presunción,  presuntuoso . 

<.<Algunas  veces  la  lisonja  mezclada  con  la  ignorancia,  alaba  en  el 
niño   por   virtudes  la   tacañería,    la  jactancia,  la   insolencia,  la  ira,  la 


28  ALA 

Aeng-anza   }'  otros    vicios,  creyendo   que   son  muestras  de  un  príncipe 
grande.» 

{Saavedra  ^Fajardo) . 

«Pues  no  ha\-  sino  tenerla  (paciencia)  y  prestarla,  dijo  el  jactan- 
cioso, que  aquí  no  hay  hombre  sin  penacho,  ni  hembra  sin  garzota.» 

{Graciáíi — El  Criticón). 

«Sé  humilde  y  serás  temeroso;  y  si  eres  temeroso,  serás  vigilante; 
y  si  todo  esto  eres,  presto  serás  de  Dios:  al  Señor  dispone  lugar,  quien 
con  la  humildad  desembaraza  el  alma  de  \a.  presii7ició?t.» 

{Nieremberg. — Avisos  espirituales  sacados  de  sus  obras). 

«El  segunilo  (yerro  de  San  Pedro)  (nt.  presumir  de  sí  más  que  de 
los  otros^  anteponiéndose  á  ellos.  El  tercero  fue,  presumir  de  sus  fuer- 
zas más  de  lo  que  podía  y  jactarse  de  ello.  De  aquí  resultó  que  los  de- 
más apóstoles,  por  no  quedar  inferiores  á  Pedro  y  no  ser  notados 
de  cobardes,  todos  dijeron  lo  mismo,  que  estaban  aparejados  á  seguir 
á  Cristo  hasta  morir.  Y  si  esto  dijeran  con  humildad,  pidiendo  á  su 
Maestro  que  los  ayudara,  no  erraran;  pero  como  nacía  de  presimción, 
no  fue  agradable  á  Cristo  nuestro  Señor,  el  cual  pudiera  responderles 
aquello  de  Jeremías:  Oído  habemos  la  soberbia  de  Moab,  en  gran  ma- 
nera es  soberbio.  Yo  conozco  su  jactancia  y  que  no  es  conforme  á  ella 
su  fortaleza,  ni  aun  hará  lo  poco  que  podía.  Lo  cual  se  cumplió  á  la  le- 
tra con  los  discípulos.» 

(/-*.  Lilis  de  la  Puente — Meditaciones  Espirituales). 

En  este  ejemplo  está  perfectamente  definido  el  alabancioso, 
que  dice  nuestro  pueblo.  El  Venerable  de  la  Puente  emplea, 
asimismo  en  el  fragmento  copiado,  los  varios  términos  casti- 
zos equivalentes  al  barbarismo  alabancia:  presunción,  soberbia, 
jactancia. 

Si  se  quisiese  emplear  un  término  tropológico,  se  podría 
decir  cacareador . 

Cacareador — Met.  El  que  exagera  y  pondera  con  arro- 
gancia sus  cosas.  Jactator.,  arrogans.,  Uujtidiis. 

(Salva — Dice.  i8j8J. 


ALA  29 

ALACENA 

Hueco  en  la  pared,  con  puertas  y  anaqueles,  para  guardar 
algunas  cosas. 

Los  ecuatorianos  llamamos,  además,  alacena  á  la  parte 
superior  del  pecho,  que  está  encima  de  la  clavícula  (á  la  re- 
gión clavic7ílar  que  diría  un  anatómico);  y  á  este  hueso,  híieso 
de  la  alacena. 

ALADEAR 


Ladear. 

Ladear,  dice  el  Dice,  inclinar  y  torcer  una  cosa  hacia  un 
lado.  Andar  ó  caminar  por  las  laderas.  ¡  íig.  Declinar  del  ca- 
mino derecho.  ||  r.  fig.  Inclinarse  á  una  cosa;  dejarse  llevar  de 
ella.  I  Ladearse  comino,  fr.  fig.  y  fam.  Empezar  á  enemistarse 
con  él. 

«Elias  ladeó  la  conversación  como  el  avaro  que  oculta  el  tesoro  que 
quieren  robarle.» 

{Selgas — MujidOy  demonio  y  carne). 

Signiíicaba  también  hacer  partícipe  ó  dar  parte  de  alguna 
cosa,  aun  cuando  tal  acepción  no  trae  la  Academia. 

«Puesto  está  en  razón  que  el  que  fue  fiel  en  la  adversidad,  vaya  á 
la  parte  del  gozo;  y  que  quien  no  desamparó  al  afligido,  mejore  también 
estado.  Jesucristo,  nuestro  Señor,  que  es  la  regla  con  que  hemos  de 
medir  nuestras  acciones,  consagró  con  su  ejemplo  esta  doctrina;  á  los 
que  padecieron  afrentas  con  él,  hizo  compañeros  de  sus  honras;  á  los  que 
le  siguieron  reo,  escogió  para  jueces  del  mundo;  y  con  los  que  se  halla- 
ron á  su  lado  y  en  pie  de  tribunal  en  tribunal,  ladeó  él  la  silla  de  su 
trono.» 

{P.Jtian  Márquez — Los  dos  Estados  de  la  Espiritual  Jerusale'n). 


30  ALC 

ALBAÑEL 


Albañil. 

«Según  el  sabio  orrientalista  üon  José  Antonio  Conde,  baño,  en  ará- 
bigo, significa  edificio  ú  obra  de  yeso,  y  es  raíz  de  las  palabras  <7/¿íJ!«/'/ 
y  albañilería.» 

{F^l  Ingenioso  Hidalgo  comentado  por  Don  Diego  Clemenciii). 

Y  dando  principio  al  fuerte, 
Porque  eterno  se  edifique, 
Los  que  ayer  Hércules  eran 
Ho}-  se  vuelven  al  bañiles. 

{Fr.  Gabriel  Tellez — Marta  la  Piadosa). 
ALBERJA 

En  el  Diccionario  de  1884  no  encontramos  este  sustantivo, 
tal  como  nosotros  lo  escribimos;  es  alverja  ó  arveja.  Pero  no 
es  esto  lo  peor  ni  lo  más  común,  sino  que  damos  á  una  legu- 
minosa que  poseemos,  el  guisante.,  el  nombre  de  otra  que  no 
producen  nuestros  campos,  la  alverja. 

Antiguamente  se  escribía  con  b;  pero  denominábase  así 
una  planta  nociva  á  los  trigos:  «Su  grano  es  redondo,  dice 
Terreros  y  Pando;  Uámanle  en  algunas  partes  algarroba  sil- 
vestre y  alberjana.» — Según  el  mismo  Terreros,  en  algunos 
lugares  de  Castilla  se  nombraban  arbejos  á  los  guisantes.^  y 
de  ahí.  acaso  debió  de  venir  el  que  nosotros  los  llamásemos 
alverjas. 

ALCACHOFLA 


Como  si  no  nos  bastasen  las  dificultades  que,  para  gus- 
tarla, nos  presenta  la  alcachofa  ó  alcancil  ó  alcarcil  ó  alcacil., 
le  aumentamos  también  una  /  al  nombre,  que  dificulte  aún  su 
pronunciación.  Viene  del  árabe  Ktirxufa  y  el  artículo  Al. 


ALC 


31 


ALCAPARRAS 

Son  los  capullos  tiernos  del  alcaparro  (árabe  alcabar)^ 
arbusto  que  se  cría  especialmente  en  España  y  en  el  mediodía 
de  F"rancia;  mas  nosotros  denominamos  asíalos  botones  de  flor 
del  agave  ó  pita,  aun  cuando  redondeados  aquéllos  como  ar- 
vejitas,  y  alargados  ó  fusiformes  éstos  y  mucho  mayores, 
no  se  parecen  más  que  en  la  circunstancia  común  de  que  se 
comen  encurtidos. 

«Caparis  ó  a/capara  de  la  cual  la  scriptura  faze  mención  en  el  pos- 
trero capítulo  del  libro  del  eclesiástico.  Es  una  yerva  que  crece  en 
Oriente  cuyas  flores  y  fojas  y  corteza  son  muy  buenas  en  muchas  medi- 
cinas, mayormente  la  corteza  que  es  en  la  raíz  según  dize  Plinio  en  los 
xxiiy  capítulos  del  xiiy  libro...  Sus  flores  son  calientes  quando  son  ce- 
rradas y  las  guardan  en  sal  para  uso  de  medicina.  E  mueven  el  ape- 
tito y  digeren  los  umores  que  son  en  la  boca  del  estómago  ca  son  vian- 
das y  medicinas.  Su  polvo  vale  á  los  surdos  y  á  los  que  les  chiflan  las 
orejas  cocho  en  azeite  y  puesto  en  la  oreja  agravada  según  cuenta  el 
platearlo.» 

{Fr.  V.  de  Burgos — Lihro  de  propr{etatih7is  reriim  en  romance — 
1S2P). 

ALC  A  Y  ATE 


Alcayata 


Pues  al  salir  per  la  puerta, 
Como  iba  arrimado,  asióme 
Im-  alcayata  de  la  aldaba 
Por  los  tiros  del  estoque. 

fj.  R.  de  A  lar  con — La  Verdad  sospechosa). 


ALCUZA 


Es  sólo  una  parte  de  lo  que  denominamos  así  en  el  Ecua- 
dor; pues  alcuza  y  aceitera  significan  vasija  en  que  se  tiene  el 
aceite  para  el  uso  diario. 


32 


ALE 


La  pieza  de  madera,  metal  ó  cristal,  en  que  para  el  servi- 
cio de  la  mesa  de  comer,  van  colocados  varios  frascos  ó  vasijas 
con  vinagre,  sal,  aceite  y  otros  condimentos,  se  llama  taller  ó 
angarillas. 

ALENTADO 


ALENTADO,  de  aliento,  esfuerzo,  es  animoso^  valiente. 

«Salió   pues   Gerardo,    no  poco  de  estos   favores  alentado,  con  sus 
dos  compañeros  por  la  ciudad.» 

(  Ce'spedes  y  Metieses — El  Español  Gerardo). 
Estaba  en  un  caballo  derivado 


Castaño  de  color,  presto,  animoso, 
Veloz  en  la  carrera  y  alentado. 

{Don  Alonso  de  Er cilla — La  Araucana). 

El  son  ó  golpeo  acorde  que  se  hace  con  manos,  pies,  palo 
ú  otra  cosa,  toqueado. 

ALENTAR 

Respirar,  animar,  infundir  aliento. — Tómalo  el  pueblo  en 
la  significación  de  golpear  acompasadamente  con  las  pal- 
mas, etc.  Sería  mejor:  tamboritear  ó  tamborilear. 

«Esta  esperanza  nos  regocije,  y  este  gozo  nos  aliente,  y  empecemos 
á  j^ozar  de  lo  que  siempre  hemos  de  gozar.» 

{Nieremberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  eterno). 

«Si  por  el  Reino  de  la  tierra  ajena  se  animaron  tanto  estos  hom- 
bres, porqué  no  nos  alentamo;  á  conquistar  el  Reino  de  los  cielos...?» 

{Nieremberg — Ib . ) 

Cuando  se  anima  con  palmadas,  ademanes  y  expresiones 
á  los  que  bailan,  cantan,  etc.,  jalear. 


ALE  33 

ALEPANTADO 

Absorto,  ensimismado  ^  abstraído  y  suspenso  y  aun  distraído^ 
según  los  casos. 

La  Hruyére  describe  admirablemente  al  abstraído.  Menalca, 
como  se  llama  el  personaje,  lleva  su  abstracción  hasta  el  punto 
de  olvidar  que  él  es  el  visitante,  en  casa  de  un  amigo:  impa- 
ciéntase y  trata  de  despedir  á  éste,  cuya  prolongada  visita  le 
irrita,  etc. 

Me  parece  estáis  suspenso, 
Don  Luisito... 

Estoy  pensando... 

{Don  Francisco  Mz  de  la  Rosa — La  ¡rña  en  casa  y  la  madre  en 
la  máscara). 

«Y  acabado  el  convite  se  quedó  (San  Francisco  de  Asís)  tan  ab- 
sorto en  una  elevación  protunda.» 

( Cornejo — Ch roñica  Seráphica  i. 

«Y  andaba,  desde  que  tirmó  la  sentencia  contra  M.  Germán,  abs- 
traído, reservado,  meditabundo  y  triste. 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

Nuestro  pueblo  denomina  también  elevados  á  los  felices 
sujetos  que,  pisando  la  tierra,  habitan  sin  embargo  un  mundo 
distinto  de  este  rastrero  en  que  vivimos  el  común  de  los  mor- 
tales. Paréceme  el  calificativo  tan  expresivo  como  el  de  idos^ 
que  se  les  aplica  en  algunos  otros  lugares  de  Hispano  Amé- 
rica.— Véase  el  ejemplo  tomado  de  Fernández  de  Avellaneda 
en  la  palabra  adefecio. 

ALEPANTAMIENTO 


Abstracción.,  éxtasis.,  suspensión^  elevación  y  hasta  distrac- 
ción^ aunque  lo  corrijan  críticos  en  demasía  escrupulosos. 

3 


34  ALP 

«Dezía  después  en  los  últimos  años  de  su  vida,  fjue  en  esta  abstrac- 
ción ó  éxtasis  se  había  visto  tan  fuera  de  lo  sensible... 

No  lo  sintió  el  Padre  mucho,  porque  como  tenía  experimentado  el 
g-enio,  que  era  de  g'astador,  y  aora  por  las  suspensiones...» 

{Cornejo — Chrótiica  Seráphica). 
ALESNA 


No  es  extraño  que  se  conservé  en  América  la  palabra 
alesna  conforme  se  usaba  antiguamente  en  España,  donde  hoy 
ha  sido  reemplazada  por  la  voz  lesna;  y  no  es  extraño,  su- 
puesto que  abundan  los  vocablos,  giros,  formas,  frases  y  lo- 
cuciones enteras,  arcaicos  ya  en  la  Madre  Patria,  y  en  pleno 
uso  y  vigor  entre  nosotros.  Antecesora  de  la  actual  lesna,  es 
decir,  del  instrumento  «que  se  compone  de  un  hierrecillo  con 
punta  muy  sutil  y  un  mango  de  madera,  del  cual  usan  los  za- 
pateros para  agujerear,  coser  y  pespuntar»,  debió  de  haber 
sido  la  aguja  de  los  mismos  artesanos,  por  lo  que  en  Covarru- 
bias  leemos:  «Alesna,  la  aguja  con  que  el  zapatero  pasa  la 
suela  del  zapato  y  el  cuero,  antes  de  los  cabos  de  cáñamo  en- 
cerotados con  que  cose.  El  italiano  la  llama  lesina.,  a  ledendo, 
porque  es  peligrosa  por  ser  tan  aguda.  Al  que  es  muy  vivo  y 
presto,  decimos  que  es  agudo  como  una  alesna.  Lat.  siibula. 
Marcial  burlándose  de  uno,  que  habiendo  ganado  mucha  ha- 
cienda á  zapatero,  la  despendió  toda  en  dar  al  Pueblo  Romano 
tiestas  de  gladiadores  y  lo  que  adquirió  por  la  punta  de  la 
alesna,  despendió  por  la  de  la  daga,  ó  el  puñal,  lib.  6.'^, 
Epig.  i6. 

Das  gladiatores  sutoru¡7i  regale  cerdo 
Qiiodijue  tibi  tribiiit  subida  sica  rapit» 

(  Tesoro  de  la  lejtgna  castellana). 
ALFEÑIQUE 

Alfeñique. 
«Alfeñique,  pasta  blanca  de  a/úcar,  suavizada  con  aceite  de  almen- 


ALM  35 

dras  dulces.  Francés  páte  de  sucre,  otros  penides.  Latín  saccharí, 
mellisque,  gliíteii  y  sejojirn,  \  otros  petiidíum;  pero  no  se  halla  en  buena 
Latinidad.  Italiano  penniti.  Vulgarmente  suelen  decir  en  Castellano 
Aljiñique. 

{Esteban  de  Terreros  y  Pando. — Diccionario  Castellatid). 

«Era  un  mozo  galán  atildado,  de  blancas  manos  y  rizos  cabellos,  de 
voz  meliilua,  y  de  amorosas  palabras  y  finalmente  todo  hecho  de  alfe- 
Piique,  guarnecido  de  telas  y  adornado  de  brocados.» 

{Cervantes). 

Aldrete  lo  pone  en  el  Compendio  de  algunos  vocablos  ará- 
bigos, como  nosotros  lo  pronunciamos,  alfeñique;  y  así  debe- 
ría conservarse  si  su  origen  fuese  el  que  señalan  Urrea  y  Co- 
varrubias:  de  fcniciuit  y  el  artículo  al. 

ALIMENTOSO 

«El  arroz  es  poco  alimentoso,»  dicen  los  que  no  saben  que 
el  adjetivo  alimentoso  es  abimdancial .  Para  no  expresarse  tan 
disparatadamente  como  los  que  contestan  á  la  pregunta  de  sa- 
lutación «¿Cómo  estáUd?» — «Estoy  un  poco  bastante  regular.» 
— Se  ha  de  decir:  el  arroz  es  poco  alimenticio;  ^wo-^poco  y  ali- 
mentoso son  incompatibles. — Alimenticio,  asienta  el  Diccio- 
nario, «que  alimenta  ó  tiene  la  propiedad  de  alimentar.» — 
^j^ lamentoso,  que  nutre  mucho.» 

ALM ADA  ó  ALMUADA 


Almohada 

«Del  árabe  al-mikhadda,  ó  al-mokhadda,  que  significa  lo  mismo,  ili- 
minutivos  de  khadd,  mejillas. 

( Monlati — Dice .  Etimológico) . 

«Del  justo  dice,    que  si   cayere,  no   se  lisiará,  porque  él  pondrá  su 
mano  por  almohada...» 

(Fr.   Fernando  de  Zarate — Discursos  de  la  Paciencia  Cristiana , 
divididos  en  do'^  partes). 


36  ALT 

«Sentóse  é  hizo  que  Flora 
Me  llegase  una  almohada» 

{Lope  de  Vega. — /Si  no  viera7i  las  mujeres!) 
ALMAIZAL 


El  paño  blanco,  recamado  de  oro,  que  el  sacerdote  se 
pone  sobre  los  hombros  y  con  que  coge  la  custodia,  se  llama 
Inimeral,  de  htimerus,  hombro. 

ALOJADO 

A  la  persona  aposentada  en  casa  que  no  es  la  suya,  llama- 
mos alojado]  así  decimos  «tengo  un  alojado  en  mi  hacienda»., 
resultando  el  vocablo  sustantivo  y  con  la  propia  significación 
de  lijiésped. 

«Htiésped .,  escribe  la  Academia,  persona  alojada  en  casa 
ajena.»  (Ajena  para  quién?  ¿Para  el  que  se  hospeda  ó  para  el 
que  hospeda?  Hay  anfibología  en  la  definición:  una  persona 
alojada  en  mi  casa  propia  ya  no  será  huésped,  según  uno  de 
los  modos  de  entender  á  que  se  presta  la  definición.  Decimos 
esto  en  descargo  de  nuestra  conciencia,  por  haber  definido 
alojado  ó  sea  litiésped  de  distinta  manera  de  como  se  expresa 
el  Diccionario. 

ALQUILÓN,  NA 

Es  persona  ó  cosa  que  se  alquila. 

líiquilino,  el  que  ha  tomado  una  casa  ó  parte  de  ella  en  al- 
quiler para  habitarla.  El  inquilino  ó  arrendatario  urbaiio  no 
es,  pues,  alquilón.  Tampoco  lo  es  el  colono  ó  arrendatario 
rústico. 

«Las  reparaciones  llamadas  locativas  á  que  es  obligado  el  iitquilino 
ó  arrendatario  de  casa,  se  reducen  á  mantener  el  edificio  en  el  estado 
que  lo  recibió...» 

{Bello. — Proyectos  de  Código  Civil). 


ALU  37 

«El  colono  ó  arrendatario  rústico  es  obligado  á  gozar   del   fundo 
como  buen  padre  de  familia.» 

{Bello. — Proyectos  de  Código  Civil.) 

ALTAMISA 


Es  curioso  que  el  nombre  de  esta  planta,  tan  conocido  por 
nuestros  campesinos,  esté  en  \a.  Jeriisalén  Conquistada  de  Lope 
de  Vega,  y  no  en  el  Diccionario  de  la  Academia. 


Encarnadas  rosas, 


Yerbamoras,  amaros,  manutisas, 
Balsaminas,  punteras  y  «altamisas». 

ALTILLO 

La  parte  más  alta  de  la  casa  que  tiene  por  cubierta  el  te- 
jado, es  el  desván,  seg-ún  el  Diccionario  español;  según  el 
ecuatoriano,  la  voz  altillo  equivaldría  á  aquella  palabra  cas- 
tiza. 

Altillo  ^OSQ^Q.  otra  significación:  cerrillo  ó  sitio  algo  elevado. 

ALTO 


Decimos  mal  en  vez  de  corto,  al  expresar  que  «una  niña 
lleva  el  vestido  alto».  Por  lo  mismo  erramos  al  decir  bajar  el 
vestido,  en  vez  de  alargarlo. 

«Hasta  entonces,  en  el  colegio  ó  fuera  del  colegio,  con  los  vestidos 
un  poco  más  largos  ó  un  poco  más  cortos,  siempre  había  sido  Nieves 
para  su  padre  una  niña...» 

{Pereda — Al  Primer  Vuelo. ) 
ALUVIÓN    (La) 

El  aluvión  (del  lat.  alluviuin,  avenida). 
En   un  artículo   de  un    bien  redactado  periódico  de   Quito 
(La  Defensa,    X.'""  5.°  de  9  de    Enero  de  1897.    Art.  Pastores), 


38  ~      AMA 

leo:  «Pues  nuestros  constituyentes...  no  han  de  mirar  ni  som- 
bra de  pecado  en  las  aluviones  de  pastores...» 

No  hay  motivo  para  que  la  palabra,  cuyo  único  significado 
es  el  de  avenida  fuerte  de  agua  ó  inundación,  lleve  el  artículo 
femenino  en  vez  del  masculino  que  le  corresponde. 

Las  obras  de  Geología  tratan  de  los  aluviones  y  de  los  te- 
rrenos de  aluvión,  ó  sea  de  los  formados  por  el  depósito  de 
limos,  tierras,  etc.  arrastrados  por  las  avenidas  ó  inundacio- 
nes; pero  nunca  hablan  de  las  ahiviones .  Tampoco  los  Códi- 
gos ni  los  codificadores. 

Ni  en  el  lenguaje  vulgar,  ni  en  el  científico  es,  pues,  feme- 
nino el  vocablo  ahívión. 

ALVERJILLA 

Es  el  guisante  de  olor,  según  Colmeiro  en  su  Curso  de  Bo- 
tánica y  según  algunos  traductores  del  francés,  idioma  en  el 
que  los  perfumistas  denominan  pois  de  senieur  á  una  especie 
de  Cytize,  ó  sea,  al  Lathyrus  de  Linneo.  Es  tan  rico,  y  por 
consiguiente  tan  conciso  el  castellano,  que  debemos  descon- 
fiar de  toda  denominación  en  que  se  emplee  más  de  un  voca- 
blo. Entre  la  compleja  de  Colmeiro  y  el  nombre  simple  al- 
verjilla^   quizá  sea  éste  el  preferible. 

AMANERADO 


Que  adolece  de  aman erainie uto ^  esto  es,  contraer  una  per- 
sona, por  afectación,  el  vicio  de  dar  á  sus  obras,  ó  á  su  pala- 
bra ó  expresión,  cierta  uniformidad  y  monotonía  contrarias  á 
la  verdad  y  ala  variedad. — Decimos  en  vez  de  atento,  urbano, 
cortés,  político,  cortesano,  afable,  comedido. 

AMANSAJE,  AMANSE 

Amansamiento,  acción  y  efecto  de  amansar. 

AMASAR 

Es  mucho  más  genérico  que  lo  supuesto  por  los  ecuatoria- 


AMB  39 

nos;  pues  significa  formar  ó  hacer  masa  mezclando  harina, 
yeso,  cal,  tierra  ó  cosa  semejante  con  agua  ú  otro  líquido. 
Amasa,  por  tanto,  así  el  que  hace  mortero  para  trabar  los  si- 
llares ó  ladrillos  de  un  edificio,- como  el  que  prepara  la  pasta 
para  fideos  ó  macarrones. 

\'erbos  específicos,  propios,  precisos  que  significan  hacer 
pan,  son  panadear  y  panificar;  así  como  panadeo  expresa  de 
una  manera  más  precisa  lo  que  queremos  dar  á  entender  con 
la  palabra  amasijo^  que  es  la  porción  de  harina  amasada  para 
hacer  pan,  ó  acción  de  amasar  con  tierra,  yeso,  harina  ó  lo 
que  fuere;  y  de  preparar  ó  disponer  las  cosas  necesarias  para 
ello. 

Patiadeo  acción  de  fabricar  pan,  ó  lo  que  es  lo  mismo,  ac- 
ción á&  panadear^  como  dice  el  Diccionario. 

AMBATEXO 


No  encontramos  en  el  Diccionario  de  la  Lengna  Castellana 
por  la  Real  Academia  Española  el  adjetivo  étnico  Ambaieiio, 
ña.  Natural  de  Ainbato^  capital  de  la  provincia  de  Tnngu- 
rahua  en  la  República  del  Ecuador .  U.  t.  c.  s.  ¡I  Perteneciente 
á  esta  ciudad. — Y  sea  esta  ocasión  oportuna  para  indicar  á  la 
Academia  Matriz  los  adjetivos  gentilicios  que,  tocante  á  nues- 
tra República,  faltan  en  el  gran  Diccionario  ó  están  equivo- 
cados. Xo  será  mucho  exigir,  parece,  que  se  adopten  en  la 
XI\'  edición,  al  menos  los  pertenecientes  á  las  Provincias  y 
á  sus  Capitales. 

Guayaqiiileño.  X'^atural  de  Guayaquil,  etc. — La  XI  edición 
del  Dice,  colocaba  á  Guayaquil  en  el  Perú;  la  XII  y  la  XIII 
han  corregido  el  error  geográfico,  pero  incurren  en  otro  yerro 
al  poner  el  nombre  propio  Guayaquil  como  adjetivo  nacional. 
— Si  en  España  se  dice,  por  ejemplo,  ¿:<a!¿:¿zc  Guayaquil,  será  se- 
guramente por  elipsis,  en  vez  de  cacao  de  Guayaquil.  Los 
ecuatorianos  decimos  guayaquileño  al  natural  de  Guayaquil  y 
á   lo  perteneciente  á  esta  ciudad. 

Gentilicios  de  Provincias  y  de  Capitales  de  la  República  del 
Ecuador. 

De   Provincias:    azuayo,  de   Azuay;  bolivarense,  de    Bolí- 


40  AMO 

var;  cañarejo,  de  Cañar;  carchino  ó  carcheño  ó  cárchense, 
de  Carchi;  chimboraceño,  de  Chimborazo;  esmeraldeño,  de 
Esmeraldas;  guayasense,  de  Guayas;  imbabureño,  de  Iraba- 
bura;  leonés,  de  León;  lojaftio,  de  Lo  ja;  manabita,  de  Ma- 
nabí;  órense  ó  áureo,  de  El  Oro;  pichinchense,  de  Pichincha; 
ríoense,  de   Los    Ríos;  tungurahuense,   de  Tungurahua. 

De  Capitales:  arabateño,  de  Ambato;  azogueño,  de  Azo- 
gues; babahoyano  ó  babahoyense,  de  Babahoyo;  cuencano, 
de  Cuenca  {conquense  dicen  en  España);  esmeraldeño,  de  Es- 
meraldas; guarandeño,  de  Guaranda;  guayaquileño,  de  Gua- 
yaquil; ibarreño,  de  Ibarra;  latacungueño,  de  Latacunga; 
lojano,  de  Loja;  machaleño,  de  Máchala;  portovejeño,  de 
Portoviejo;  ríobambeño,  de  Ríobamba;  tulcaneño,  de  Tul- 
cán . 

AMERICANIZARSE 

Feo,  refeo  es,  á  la  verdad,  el  verbo;  pero  no  mejor  es  el 
europeizarse ^  que  leo  en  un  diario  de  Barcelona:  «Es  menester 
que  nos  europeícenlos...» 

Africanísarse.,  decía  ya  D.  Leandro  Fernández  Moratín, 
en  su  época: 

«Eso  se  va  africanisando  por  minutos»... 

(Cari.  21'] . — Obras  postumas.) 

AMODORRADO 

El  que  padece  el  accidente  de  modorra,  está  amodorrido  ó 
■modorro.,  según  el  Diccionario. 

El  Diccionario  de  las  Autoridades  trae  las  voces  amodo- 
rrado y  modorrado.,  así  como  también  las  dos  conservadas 
por  la  última  edición  del  Léxico. 

Se  emplea  la  palabra  modorro  en  la  acepción  figurada  más 
que  en  la  propia. 

AMOJOSEARSE 

Cubrirse  alguna  cosa  de  moho  ó  de  mojo.,  como  dice  nuestro 


ANA  41 

pueblo  pronunciando  la  /¿  como  en  inglés,  es  en  castellano  en- 
mohecerse. Pero  no  solamente  se  dice  que  está  amojoseado 
(mohoso)  el  objeto  sobre  el  cual  han  criado  los  Byssics^  Mucor^ 
Stilbiwt^  Botrytis  y  otros  hongos,  de  que  nos  hablan  los  bo- 
tánicos; sino  también  el  metal  que,  por  causa  de  la  humedad, 
el  contacto  con  el  aire  atmosférico,  etc.,  se  combina  con  el 
oxígeno,  esto  es,  se  oxida.  Oxidado  ha  de  decirse,  pues,  del 
metal  que  denominamos  amojoseado. 

La  Academia    dice   del  orín    que  es  un    moho   del  hierro; 
quizá  sea,  más  bien,  el  óxido  de  que  hemos  hablado  antes. 

ANACO 


Muchos  años  ha,  cuando  la  Academia  publicó  la  XI  edición 
de  su  Diccionario,  hicimos  algunas  observaciones  en  un  libro 
nuestro  acerca  de  los  errores  que,  tocante  á  vocablos  ecuato- 
rianos, se  habían  cometido  en  la  obra  de  la  sabia  Corporación. 
Como  subsistiesen  en  la  edición  XII,  en  el  Diccionario  de 
qiiiteñisnios  (título  que  tuvieron  estas  Cor«¿SULTAS  cuando  las 
publicaban  los  Anales  de  la  Universidad  Central)  tornamos 
á  insinuar  á  nuestra  Academia  Aladre  la  necesidad  de  corresfir 
aquellas  equivocaciones  que,  conservándose  aún  en  el  A^oca- 
bulario  último,  deben  ser  denunciadas  otra  vez  á  la  docta 
Academia  Española. 

El  anaco  de  las  indias  ecuatorianas  es  una  falda,  gene- 
ralmente de  bayeta,  abierta  hacia  un  lado  por  donde  deja 
al  descubierto  las  enaguas  ó  los  refajos.  Sujétase  á  la  cintura 
por  las  varias  vueltas  de  una  faja.  Aiiacn&s  el  vocablo  genuino 
quichua  y  anacnna  el  verbo,  ponerse  el  anacn. 

Las  aborígenes  allá  cuando  la  conquista  llevaban,  según 
el  historiador  D.  Pedro  F.  Cevallos,  «sobre  la  camisa  una 
manta  envuelta  alrededor  del  cuerpo  (anaco)  desde  la  cintura 
para  abajo,  y  asegurada  con  una  faja  fchumbij,  y  se  cubrían 
desde  la  cabeza  ó  los  hombros  hasta  los  muslos  con  un  manto 
(Pachallina,  tupidlina,  Iliclla),  asegurado  por  una  agujeta 
(iupu)  que  agarraba  los  dos  lados  en  el  pecho.» 

Ahora  bien,  el  Diccionario  dice:  «Anaco.  Peinado  de  las 
indias  ecuatorianas,  que  consiste  en  una  sola  trenza  fajada  es- 


42  AND 

trechamente  y  que  cae  por  la  espalda».  Definición  muy  gra- 
ciosa, pues  trastrueca  el  anaco  con  lo  que,  no  solamente  las 
indias  sino  aun  las  blancas,  llaman  guango.  (Véase  esta  pa- 
labra). 

ANALFABETO 


De  ce  privativo,  y  oi/.'^a.  ^r^xa,  las  dos  primeras  letras  del 
griego:  persona  que  no  sabe  ni  las  letras  del  abecedario,  que 
no  sabe  leer. 

El  adjetivo  es  usadísimo  en  América  y  en  España;  sin  em- 
bargo, no  está  aún  en  el  Diccionario. 

ANDANZA 


Sustantivo  anticuado  que  el  Diccionario  define:  «caso  ó 
suceso».  Está  mal  dicho  «volver  á  las  andanzas».,  pues  la  frase 
como  se  usa  actualmente  en  España  es  «volver  á  las  andadas,» 
esto  es,  reincidir  en  un  vicio  ó  malacostumbre.  Aunque  siendo 
como  es  andanza  sinónimo  de  andada.,  palabra  tan  anti- 
cuada como  la  anterior,  no  hay  más  motivo  para  corregirla 
que  el  rigor  del  empleo  de  las  expresiones  consagradas  por  el 
uso  en  las  frases,  consistentes  sólo  en  las  palabras  y  hasta  en 
la  colocación  de  ellas.  Es  probable  que  antiguamente  se  haya 
empleado  en  el  lenguaje  familiar  el  uno  ó  el  otro  vocablo  de 
manera  indistinta,  y  aun  en  la  frase  que  estudiamos. 

Estos  maridos,  no  hay  duda, 
Ofrecen  muchas  ventajas, 
Pero  también  es  verdad 
Que  á  la  meno.r  circunstancia 
Ya  está  una  mujer  temblando 
Que  vuelvan  á  las  andadas 

{Dn,   Ventura  de  la  Yega — El  Hombre  de  Mundo.  \ 

Ella  las  mañas  pasadas 
Del  marido  sabe  ya; 
Y  al  menor  paso  que  da 


APA  43 

Cree  que  ha  vuelto  á  las  andadas. 
(ídem — ibidem) 

«Así   es  que   los  pretendientes   volvieron  á   las  andadas,    pensando 
cada  uno  que  á  la  tercera  va  la  vencida.» 

{Sel gas — Dos  muertos  vivos.) 

ANEXIONAR 


Por  anexar,  se  dice  en  varias  repúblicas  hispanoameri- 
canas, así  como  en  Cataluña,  de  donde  debió  de  habernos  ve- 
nido el  barbarismo. 

AN  NO 


Aún  no,  todavía  no. 
ANTENALLA 


Llaman  los  cerrajeros  ecuatorianos  á  lo  que  en  España  se 
llama  entenallas. 

ANTIALCOHÓLICO.  ANTIALCOHOLISMO 

Si  la  aceptación  de  las  palabras  produjera  la  obtención  de 
lo  que  ellas  significan,  rogaríamos  encarecidamente  á  la  Aca- 
demia que,  sin  pérdida  de  tiempo,  declarase  castellanas,  casti- 
zas, puras  y  propias  las  voces  anotadas. 

Société  de  tentpérance  llaman  los  franceses  á  la  asociación 
para  combatir  el  uso  del  demonio  alcohol. 

Sociedad  de  tejnperancia  se  dijo  también  en  castellano; 
aunque  tal  vez  sin  el  visto  bueno  de  la  Academia.  Hoy  habla- 
mos de  sociedades  antialcohólicas  y  de  leyes  antialcohólicas^ 
etc.  y  de  antialcoJiolismo,  todo  lo  cual  tiene,  cuando  menos, 
el  mérito  de  significar  esfuerzos  en  contra  del  más  vergonzoso 
vicio  de  S.  M.  el  Rey  de  la  Creación. 

APARTADOR 


Tiene  varias  acepciones;  pero  no  la  de  aijada.,  vara  que  en 


44  APL 

un   extremo  lleva   una  punta   de  hierro  ó  una  espina,  con  que 
los  boyeros  y  labradores  pican  á  los  bueyes  ó  á  las  muías. 

Un  labrador  que  conducía 
Sus  bueyes  de  la  arada 
Atadas  las  coyundas  á  las  frentes 
Y  en  la  rústica  mano  la  aguijada. 

{Lope  de  Vega — ¡Si  no  vieran  las  miiferes!) 
APLOPEJÍA 

Apoplejía 

Sea  que  la  palabra  venga  del  verbo  a-o-X-/¡~ctv,  hervir  vio- 
lentamente, sea  que  esté  formada  de  las  voces  d-o,  á  causa  de, 
y  zXvj^o),  estoy  lleno,  las  denominaciones  griegas,  a-o->.-/¡^'./¡. 
cí-oTz'/vyj^'.a,  a-ozXy¡:;'.;,  a~<jrXr(/.x\y.v^  voar,¡j.a;  las  latinas  casjis  apople- 
xia^  cojnus  apoplexia^  apoplexia.,  apopiexis;  las  francesas  apo- 
piexie.,  apopiectiqíie;  las  italianas  apoplessia.,  colpo  apoplético; 
las  inglesas  apoplex^  apoplexy^  apopléctic,  apopléctical.^  apo- 
piexed.,  etc.,  todas  se  escriben  con  la  /  en  la  tercera  sílaba,  y 
no  en  la  segunda. 

»Escribe  Dubravio  (Dubr.  lib.  I.  Histor.  Boemica;.  ann.  1414)  que 
el  rey  de  Bohemia  Venislao,  cobró  tanta  ira  con  un  A.ulico  suyo,... 
que  fué  á  matarle  con  la  espada  desnuda;  pero  deteniéndole,  porque  no 
manchase  á  la  Majestad  real  con  la  sangre  de  su  criado,  le  dio  una 
apoplejía,  de  que  murió  lueg-o>^. 

{Nieremberg — Diferencia  etc.) 
APLOPÉTICO 


Apoplético 

«Don  Martín   yacía  en  el  centro  de  la  habitación   con  todos  los  sín- 
tomas de  un  accidente  apople'tico.» 

{Selgas  ó  su  continuador — Nona.) 
Respecto  de  apoplético.,  debe  notarse  también  que,  como 


{ 


APU  45 

sustantivo,  significa  el  que  padece  apoplejía,  y  no  el  mismo 
flujo  cerebral  ó  sea  la  enfermedad  denominada  apoplejía.  Se 
expresa,  pues,  mal  el  que  dice:  «Ramón  murió  con  apoplético»., 
aunque  Ramón  hubiese  estado  apoplético  antes  de  morir. 

Usase  principalmente  como  adjetivo,  que  quiere  decir  rela- 
tivo á  la  apoplejía,  predispuesto  á  la  apoplejía,  que  predis- 
pone á  la  apoplejía:  temperainenio  apoplético.,  complexión  apo- 
plética. 

APOLTRONADO 


Decimos  de  los  caballos  y  aun  de  las  gentes  que,  por 
haberse  entregado  á  un  largo  descanso,  se  habitúan  á  la  pereza 
ó  haraganería  y  odian  el  trabajo,  que  están  apoltronados.  Aun 
cuando  el  verbo  es  apoltronarse,  el  adjetivo  es  poltrón. 

«Para  obviar  nosotros  este  inconveniente  (el  de  las  citas),  hemos 
tenido  por  conveniente  recopilar  aquí  con  la  mayor  brevedad  lo  mismo 
que  dijimos  allí,  en  gracia  de  nuestros  lectores  flacos,  miserables  y  pol- 
trones.'» 

(Isla — Fray  Gerundio  de  Campusas .) 

APTITUD 


Suficiencia  ó  idoneidad  para  el  buen  desempeño  de  un 
empleo,  cargo,  negocio,  industria,  etc. —  Se  usa  por  actitud., 
postura  del  cuerpo  humano,  ó  de  un  animal,  ó  figuradamente, 
manifestación  de  una  disposición  de  ánimo. 

APURISiMADO 

El  enfermizo,  el  débil,  el  enclenque  no  tienen  por  qué  ser 
denominados  con  el  vocablo  que  corregimos,  ni  siquiera  con 
el  castizo  aporisinado  de  la  antigua  medicina;  pues  aporis- 
inarse  es  hacerse  aporisma,  y  la  Academia  define  aporisma: 
«Tumor  que  se  forma  por  derramamiento  de  sangre  entre  cuero 
y  carne  de  resultas  de  una  sangría  ó  de  una  punción  seme- 
jante, cuando  la  abertura  hecha  en  la  piel  es  menor  que  la  de 


46  ARE 

la  vena,  ó  dejan  una  y  otra  de  hallarse  en  correspondencia»,  ó 
no  hay  paralelismo  entre  las  dos  punciones,  como  dicen  los 
cirujanos. 

En  la  I  /  edic.  corregimos  aún  la  definición  del  Diccionario, 
que  estuvo  errada. 

APURO 

No  es  lo  mismo  que  apresuramiento  ó  apresuración.  Así 
como  tampoco  el  verbo  apurar  significa,  sino  figuradamente, 
según  queremos  los  -ecuatorianos,  lo  propio  que  apresiLrar ^ 
acelerar,  dar  prisa  y  aun  abreviar,  aligerar. 

«DicTio  y  hecho;  con  el  apresuramiento  que  en  las  casas  inalterables 
produce  el  anuncio  de  una  AÍsita  extraordinaria...» 

(Sellas — Nona .) 
ARCIÓN 


La  correa  de  que  cuelga  el  estribo  es  ación.,  palabra  que, 
según  el  último  Diccionario  de  la  Academia  quizá  proviene 
del  latín  axon.,  de  á^cov  eje,  ó  según  ^Diccionario  Etimológico 
de  la  Lengua  Castellana.,  del  árabe  Zaiara.,  lig'^i'i  apretar. 

«Ación  la  correa  de  donde  cuelga  el  estribo,  quasi  asión  porque  va 
asida  á  la  barrena  de  la  silla  del  caballo.» 

(Sebastián  de  Covarrnbias — Tesoro  de  la  lengua  Castellana. j 

ARENILLERO  ó  ARENILLERA 

Ni  masculino  ni  femenino.  La  palabra  castellana  es  saltadera 
que,  según  la  Academia,  viene  de  sabulum.,  arena;  y  según 
Cabrera,  citado  por  Monlau,  de  salvado.,  «porque  antigua- 
mente se  usaba  de  salvados  para  enjugar  ó  secar  lo  que  se 
acababa  de  escribir», — etimología  que  tiene  en  su  apoyo  el 
que  se  escribiese  antiguamente  salvadera  y  no  como  hoy  está 
en  el  Diccionario. 


I 


ARR  47 

«Y  así  tenía  una  caja  de  hierro  toda  agujereada  como  salvadera.f 

(Qiievedo — Gra?i  Taca /lo.) 

v<Tornó  á  repetir,  entre  roncos  bramidos,  mientras  se  incorporaba 
derribando  el  sillón  y  se  hacía  pedazos  en  el  suelo  una  salbadera  de 
vidrio.» 

(Pereda — E!  sabor  de  la  tierruca.j 
ARISMÉTICA 


Aritmética,  de  ototó'aoc,  número,  palabra  griega  de  la  cual 
se  forman  logaritmo^  ritmo  y  otras. 

Arisutética  es  otra  de  las  voces  anticuadas  en  España  y  aun 
usuales  en  algunos  lugares  de  la  América  española. 

«Guarismo  \iene  e\identemente  del  g".  ctoí^aoc,  número,  de  donde 
st  formcj  también  el  nombre  de  Aritmética.» 

íClemenciii — Comentarios  al  Ingenioso  Hidalgo. j 

«De  los  nombres  de  las  artes  y  ciencias  no  hay  que  tratar,  pues 
casi  todos  son  griegos,  aritme'tica,  botánica,  critica^  etc.» 

(Mayans  y  Sisear — Orígenes  de  la  Lengiia  Española) 
ARISTÍX 


Arestín 

<<Aresiin.,  un  cierto  género  de  sarna  seca,  que  despide  el  humor  á 
modo  de  caspa,  del  verbo  Lat.  aresco^  is,  por  secarse,  es  enfermedad 
que  suele  dar  á  las  bestias.» 

(Covar rubias  Orozco — Tesoro  de  la  Lengua  Castellana.) 
ARRANCAR  (gritos,  etc.) 

Catalanismo.  Estar  cu  un  grito.,  dice  la  Academia,  fig. 
quejarse  por  efecto  de  un  dolor  agudo  é  incesante.  \'éanse  en 
el  Diccionario  las  acepciones  castizas  de  arrancar  y  se  perci- 
birá la  impropiedad  de  la  frase  corregida. 


4S  ARR 

ARRAYAD O R 

El  instrumento  que  sirve  para  igualar  las  medidas  de  maíz, 
trigo,  cebada,  etc.  se  llama  rasero;  así  como  la  operación 
misma  se  denomina  rasar  (de  radere^  raer)  y  no  arrayar^  como 
dicen  nuestros  campesinos. 

«.Rasar  es  estar  lleno  el  vaso,  d  radendo^  del  supino  rasum.  Ra- 
sero un  palo  rollizo,  con  que  se  raen  las  medidas  de  cosas  áridas.  Lle- 
varlos á  todos  por  un  rasero^  ij^^ualarlos.» 

(A  Id  re  fe — Del  Origen  y  Principio  de  la  Lengua  Castellana.) 

ARRELLEXARSE 

Arrellanarse 

Dice  el  Diccionario  de  1726,  que  viene  del  nombre  llano, 
porque  el  que  se  sienta  en  llano  está  con  más  descanso  y  á 
placer  que  el  que  está  sentado  en  parte  pendiente,  que  enton- 
ces necesita  de  ayudarse  y  estribar  con  los  pies,  y  se  cansa  más. 

«B  en  almorzado  el  ilustre  descendiente  de  los  Cañizares,  se  arre- 
llanó en  el  sillón  de  \  aqueta  que  ocupaba,  como  un  patriarca...» 

(Sel gas — Nona .) 

Sin  embargo,  D.  Antonio  de  \'albuena,  en  su  traducción 
de  «Les  ¿tapes  d'iine  conversiom>,  dice,  lo  mismo  que  nosotros, 
arrellenarse;  y  escritor-tan  escrupuloso  debe  de  tener  sus  mo- 
tivos para  ir  contra  lo  prescrito  por  los  buenos  escritores  cas- 
tellanos: «Ella  y  Bonifacio  desaparecieron  por  la  puerta  del 
gabinete  oscuro,  y  yo  me  hallé  solo  en  frente  de  Juan,  que  se 
arrellenaba  en  su  gran  poltrona  hecha  girones.» 

ARRETRANCA 

Dígase  retranca  (de  retro  atrás,  á  la  parte  trasera);  sota- 
cola (de  subtiis^  debajo);  atafarra  ó  ataharre  (del  árabe 
atafar^. 


ARU  49 

«Púsosela  (la  all^ardaj  encima;  y  como  el  ataharre  le  viniese  junto  á 
la  boca,  dijo  á  Don  Quijote  que  se  le  echase  tras  de  la  cabeza...» 

{Avellaneda — Don  Quijote  de  la  Mancha.) 
ARRIAR 


Término  de  marinería,  es  distinto  de  arrear^  ó  sea,  estimu- 
lar á  las  bestias  para  que  anden. 

«Montó  sobre  el  zurrón,  arreó  wn  verdascazo   al  burro  y  continuó 
su  camino  más  alegre  que  una  pascua  florida.» 

(Triieba — La  Necesidad.) 
ARTESÓN 


Como  término  de  arquitectura  es  cada  uno  de  los  adornos 
cuadrados  ó  poligonales,  por  lo  común  con  molduras  y  un 
florón  en  el  centro,  según  dice  la  Academia,  que  se  ponen  en 
los  techos  y  bóvedas  ó  en  la  parte  interior  y  cóncava  de  los 
arcos.  Nosotros  llamamos  malamente  artesón  á  las  bóvedas,  á 
las  arcadas  de  los  templos  y  quizá  á  las  azoteas. 

Artesanado  es  lo  adornado  con  artesones.  No  es,  pues,  pa- 
labra sinónima  de  artesón;  ni  pueden  denominarse  con  ella 
las  azoteas,  cuando  no  están  adornadas  con  artesones. 

-«Hízose  la  iglesia  de  fábrica  suntuosa  toda  de  piedra  labrada,  y  el 
techo  artesanado  con  florones  dorados.» 

(Ovalle — Historia  del  Reino  de  Chile.) 
ARUÑAR 

Lo  trae  ya  la  Academia  como  término  de  lenguaje  familiar, 
y  también  Friedrich  Diez.  Tolera  asimismo,  como  de  uso  fami- 
liar, las  voces  siguientes: 

ARUÑO— ARUÑAZO 


Araño.,  arañazo.,  arañamiento.,  acción  y  efecto  de  arañar,  ó 

4 


50  ASE 

si  se  quiere  rasguño^  que  significa  lo  mismo  aunque  viene  de 
rasguñar. 

«Que  aun  quiero  yo  dilatar  para  el  lector  escribiendo,  ó  por  mejor 
decir,  dando  un  rasguño  en  las  muchas  parti  ularidades...» 

(Céspedes y  Meneses — El  Español  Gerardo.) 
ASCENSOR 


«Aparato  para  trasladar  personas  ó  cosas  á  los  pisos  altos 
de  las  casas»,  dice  el  Diccionario.  Entendemos  que  sirve  tam- 
bién el  tal  aparato  para  trasladar  personas  ó  cosas  de  los  pisos 
altóse  los  bajos  de  las  casas.  Mas,  le  supo  mal  al  Léxico  aquello 
de  ascensor  que  desciende, — como  por  falta  de  costumbre,  nos 
parece  extraño  á  nosotros  mismos  el  decir  á  una  persona: 
«Baje  usted  en  el  ascensor», — y  dejó  incompleta  la  acepción 
del  vocablo.  Además,  para  descabalar  los  servicios  del  ascen- 
sor, tuvo  acaso  presente  aquello  de: 

Para  andar  cuesta  arriba  quiero  mi  mulo; 
Que  las  cuestas  abajo  yo  me  las  subo. 

ASESAR 

Es  adquirir  seso  ó  cordura,  no  jadeaj''^  ijadcar,  carlear  ó 
garlear^  como  se  decía  también  antiguamente. 

«Hícele  andar  de  manera  que  iba  carleando  como  podenco  con  sed, 
y  tanto,  que  de  cansado  se  asentó  en  el  camino.» 

{Espinel — Marcos  de  O  bregón.) 

Kntre  jadear  é  ijadear  (de  //m,  iunt)  hay  la  diferencia  que 
jadear^  voz  imitativa,  es  t  espirar  anhelosamente,  é  ijadear  es 
menear  aceleradamente  las  ijadas. 

«Cuando  acaban  de  subir  aquella  empinada  cuesta,  W^^din  jcudeando.--^ 

{  Yepes — Chrónica.) 


ASO  51 

v<Ya  en  esto  Don  Quijote  y  Sancho,  que  la  paliza  de  Rocinante 
habían  \isto,  lleg-aban  {jadeando. 

{^Cervantes — EL  Ingenioso  Hidalgo.) 

Mirábanse  de  uno  y  otro  bando, 
En  el  sitio  y  contrario  alojamiento 
Cubierto  de  agua  y  sangre  hijadeando. 
Que  no  pueden  hartarse  del  aliento. 

{Ercilla — La  Araucana.) 

Y  mientras  su  alazán  ijadeando, 
Por  la  nariz  hinchada  se  desfoga 
De  humo,  de  espuma  y  de  sudor  cubierto, 
Y  lánguido  á  rascarse  cuello  y  cola 
Va  al  tronco  de  un  ciprés... 

(Don  Ángel  de  Saavedra — El  Moro  Expósito.) 

Ya  dan  ronquidos  últimos  los  pechos, 
Ya  laten  los  ijares,  ya  garlean 
Los  ardientes  pulsos  menudean. 

(Oña — Arajíco  domado.) 

Acezar.  Lo  hemos  hallado  posteriormente  en  algunos  auto- 
res, en  la  acepción  de  jadear.  Sírvanos  en  consecuencia  la 
corrección  sólo  para  la  Ortografía. 

ASIGNADOS 


Parte  del  salario  de  los  empleados  de  las  haciendas,  paga- 
dera en  especies;  ó  mejor,  especies  que  completan  el  salario. 
Estaría  mejor  llamada  asignación. 

ASORADA 


La  comida  que,  por  haberse  requemado,  toma  sabor  des- 
agradable, está  as7irada;  pues  asurar,  según  la  Academia,  sig- 
nifica «requemar  los  guisados  en  la  vasija  donde  se  cuecen, 
por  falta  de  jugo  ó  humedad.»  Viene  del  latín  exurere:  de  ex 
aument.  y  iirere  quemar. 


52  ATE 

«.Asurado,  da.,  part.  pas.  Lo  recalentado  y  quemado  en  la  torma  di- 
cha (en  la  olla  ú  otra  vasija  por  falta  de  agua  ó  grasa).  Lat.  Pené 
extcstus  a  um.» 

(Diccionario  de  la  Academia  Española,  1^26.) 

Asorar,  asorarse  tampoco  están,  pues,  bien  dichos:  asu- 
rar, asurarse. 

ASPILLERA 


Como  término  de  fortificación,  tiene  varios  significados. 
Nosotros  pretendemos  darle  la  acepción  de  arpillera  ó  harpi- 
llera, esto  es,  «tejido  por  lo  común  de  estopa  muy  basta,  con 
que  se  cubren  varias  cosas  para  defenderlas  del  polvo  y  del 
agua.»  A  Ipil  lera,  dícese  asimismo  á  la  harpillera,  y  está  peor 
que  lo  de  aspillera;  pues  ésta  al  menos  es  palabra  castellana, 
mientras  que  aquélla  no  lo  es.  Me  parece  también  que,  en 
idioma  de  pajes,  se  denomina  alpillera  indistintamente,  5"a  á 
la  servilleta,  ya  al  estropajo. 

ATAPIALAR 


Cerrar  con  tapia,  es  tapiar. 

ATEXOR 

Atanor,  ó  mejor  arcaduz.  La  voz  árabe  atanor,  manantial 
y  boca  de  pozo,  significa,  según  el  último  Diccionario  de  la 
Lengua,  tubo  ó  cañería  para  conducir  el  agua;  arcaduz,  ade- 
más, es  cada  uno  de  los  caños  de  que  se  compone  una  cañería, 
que  es  el  valor  específico  de  la  palabra  atenor  entre  nuestros 
albañiles  y  arquitectos  é  ingenieros  empíricos. 

«Que  así  se  ofenden  de  un  agravio  encañonado  por  arcaduces,  como 
de  una  cuchillada  en  el  rostro,  como  si  hubiese  alguno  en  el  mundo, 
por  justo  que  sea,  que  tenga  las  ausencias  sin  algunas  calumnias». 

(Espinel — El  Escudero  Marcos  de  Obregón.j 


AVI  53 


ALJA 

Aguja  en  todas  sus  acepciones. 

De  paso  advertimos  también,  que  agujas  se  llaman  las  cos- 
tillas delanteras  del  animal,  y  carne  de  agujas  la  carne  corres- 
pondiente á  la  región  expresada.  Nosotros  nombramos  así  á 
una  porción  muy  distinta  del  cuerpo  de  los  animales. 

AUJETERO 

Xi  siquiera  agujetero^  que  no  estaría  mal  formado.  Alfile- 
tero nombran  en  España  al  cañuto  de  metal,  madera  ú  otra 
materia  que  sirve  para  guardar  alfileres  y  agujas. 

Agujetero  se  denomina  la  persona  que  hace  ó  la  que  vende 
agujetas^  esto  es,  las  correas  ó  cintas  con  un  herrete  en  cada 
punta,  que  sirven  para  atar  los  calzones,  jubones  y  otras  cosas, 
y  que  nada  tienen  que  ver  con  las  agujas. 

AUTOMÓVIL.  AUTOiMOVILISTA.  AUTOMOVILISMO 

Den  ustedes  paso,  por  Dios,  al  automóvil^  al  autobtís  y  á 
los  automovilistas^  señores  académicos,  no  sean  ustedes  des- 
trozados,— quiero  decir,  denles  entrada  en  el  vocabulario;  y 
vayan  discurriendo,  además,  la  manera  menos  extravagante 
desataviar  castizamente  al  chauffeur^  para  darle  también  en- 
trada. 

En  el  SupleJiiento  del  Léxico  de  1899  está  ya  automóvil; 
pero  no  automovilista^  ni  autobús^  ni  menos  chauffeur.  ¿Cómo 
los  académicos  vestirán  á  éste  en  castellano?  (Chofero)  No  es 
imposible,  como  de  repórter^  reportero.  Al  fin  esos  señores 
choferos  están  habituados  á  disfraces  y  vestidos  de  esqui- 
males, y  á  procedimientos  de  salvajes  y  antropófagos... 

AVÍO 


Nosotros  limitamos  l:i  significación  de  este  sustantivo  á  las 
caballerías  que  sirven  para  un  viaje,  así  decimos:  «Fulano  sale 


54 


AZO 


mañana  hacia  Otavalo;  ya  le  llegó  el  avío»,  quiere  decir  las  re- 
feridas caballerías. 

Avio^  además  de  otras  acepciones,  tiene  la  principal  de 
prevención  ó  apresto^  de  donde,  sin  duda,  ha  sido  entresacada 
la  única  que  hemos  expresado, 

AVOCACIÓN 

\"oz  forense:  acción  ó  efecto  de  avocar,  esto  es,  «atraer  ó 
llamar  á  sí  algún  juez  ó  tribunal  superior,  sin  provocación 
ó  apelación,  la  causa  que  se  está  litigando  ó  debe  litigarse  ante 
otro  inferior».  ( Escriclie). 

Es  cosa,  por  cierto,  muy  diversa  de  advocación,  título  que 
se  da  á  una  imagen  para  distinguirla  de  otra,  por  razón  del 
misterio  ó  pasaje  que  representa,  ó  á  un  templo,  altar,  etc.  por 
estar  dedicados  á  Nuestro  Señor,  á  la  Virgen,  á  un  santo,  ó 
á  un  misterio  de  la  religión. 

AZAFATE 


Vocablo  castizo  en  otro  sentido,  no  es  lo  propio  que  dor^- 
nillo,  dornajo  ó  artesóji. 

«Azafate,  s.  m.  Un  g^énero  de  cana.stillo  llano  texido  de  mimbres, 
levantados  en  la  circunferencia  en  forma  de  enrejado  cuatro  dedos  de 
la  misma  labor.  También  se  hacen  de  paja,  oro,  plata  y  charol,  en  la 
forma  y  hechura  referidas.» 

{Dicciofiario  de  las  Autoridades.) 
AZANJAR 

Dígase  zanjar. 
AZORRARSE 

Quedarse  como  adormecido,  tener  la  cabeza  muy  cargada, 


AZO  55 

es  muy  distinto  de  azorarse  (aludiendo  á  las  aves  perseguidas 
por  el  azor):  conturbarse,  sobresaltarse. 

<<^Azorado  (San  Francisco  de  Asís)  con  estas  ó  semejantes  razones, 
salió  de  su  gruta,  dexó  el  monte»... 

f  Cornejo — Chrónica  Seráph  tea . ) 


3t=ll  ll=Jl: 


B 


BACENILLA.  BACENICA 

Corrige  la  primera  palabra  el  señor  Cuervo;  no  la  segunda, 
por  no  usarse,  seguramente,  en  Bogotá. 

Bacinica^  bacinilla^  definen  los  académicos:  «bacía  pequeña 
que  sirve  para  pedir  limosna.  ||  Bacín  bajo  y  pequeño.»  A  este 
menester  nombran  en  Chile,  por  razones  de  eufemismo,  escu- 
pídera;  y  han  inventado  el  sustantivo  escupidor  á  fin  de  no 
dejar  anónimo  el  recipiente  en  que  se  escupe. 

Por  las  mismas  laudables  razones,  al  trasto  alto  y  grande,  á 
cuyo  diminutivo  los  chilenos  denominan  escupidera^  llamábase 
antonomásticamente  vaso^ — voz  muy  bien  empleada  por  nues- 
tros mayores;  pues  que  el  Diccionario,  en  quinta  acepción,  la 
declara  vigente  hoy  mismo. 

Me  han  referido  en  la  Península  ibérica  una  conseja,  que 
yo  no  creería  aun  cuando  la  viese  en  letras  de  molde.  Pretén- 
dese que  allá,  antes  de  conocerse  los  W.  C.  públicos,  andaban 
por  las  calles  unos  individuos  envueltos  en  amplias  capas,  bajo 
las  cuales  ocultaban  un...  un  vaso.  Estos  benéficos  sujetos  acu- 
dían al  llamamiento  de  las  gentes  solicitadas  intempestiva- 
mente por  una  necesidad,  que  se  aliviaba  debajo  de  la  dicha 
capa  dispuesta  por  el  empresario  como  las  alas  de  una  gallina 
que  abriga  á  sus  polluelos.  Eranse,  pues,  esos  caritativos  per- 
sonajes, unos  J'V.  C.  ambulantes  y  ni  siquiera  costosos,  su- 
puesto que,  por  honorarios,  cobraban  apenas  uno  ó  dos  cuar- 
tos, según  la  calidad  del  servicio  prestado. 


BAL  57 

BADULAQUE 

Llamamos  al  que  no  cumple  con  su  palabra.  El  significado 
familiar  castellano  de  badzilaqite  és:  persona  de  poca  razón  y 
fundamento. 

BALACADA 


Baladronada^  bravata^  fanfarria^  fanfarrojiada^  jac- 
tancia. 

» 
BALAUSTRE 

Es  la  columna  pequeña  que  sirve  para  formar  las  barandi- 
llas de  balcones  y  corredores,  para  adornos  de  escaleras,  etc. 

La  plancha  de  hierro  con  asa  ó  manija,  de  que  usan  los 
albañiles  para  extender  la  argamasa,  yeso,  cemento,  se  deno- 
mina en  castellano  ^/¿r72¿i  ó  llana. 

Don  Rufino  J.  Cuervo,  en  sus  Apuntaciones  criticas  sobre 
el  lenguaje  bogotano.,  nota  la  varia  acentuación  de  esta  voz 
cuadrisílaba,  y  presenta  unos  cuantos  ejemplos,  de  los  cuales 
copio  aquí  algunos,  con  el  objeto  de  que  se  conozca  el  signi- 
ficado de  la  palabra  balaustre^  muy  otro,  por  cierto,  del  que 
solemos  darle: 


El  pecho  recliné  sobre  el  herrado 
Balaustre  que  abortó  la  ardiente  fragua 
Para  marcar  la  esclavitud  del  agua 

(Arríala — La  cavilación  solitaria?) 


Al  pie  de  aquel  balconcillo 
Cuyos  rústicos  baldus/res 
Engalanan  y  perfuman 
Madreselvas  y  rosales. 

i  Triieba — Romance  la  niña  y  el  marino.) 


58  BAM 

De  plata  los  balaustres  y  antepecho 
De  jaspes  escaleras  anchurosas. 

{^Balbiiena — Bernardo.) 

Don  Miguel  Luis  Amunátegui,  en  el  libro  Acentuaciones 
viciosas^  trae  también  algunas  observaciones,  no  acerca  del 
significado,  sino  de  la  acentuación  de  balaitstre.,  y  cita  la  opi- 
nión de  don  Mariano  José  Sicilia,  en  las  Lecciones  eleineniales 
de  Ortología  y  Prosodia,,  favorable  al  acento  en  la  segunda  a 
de  la  palabra;  la  de  Bello  en  los  Priiicipios  de  Ortología  y  Mé- 
trica de  la  Lengua  Castellana.,  adversa  á  la  de  Sicilia;  y  el  uso 
de  Calderón  de  la  Barca  y  otros  poetas  de  su  tiempo,  que  car- 
gaban el  acento  en  la  ti  y  no  en  la  a. 

Robles  Dégano,  en  su  Ortología  Clásica  de  la  Lengua  Cas- 
tellana^ dice  que  balaustre  es  tónico  en  la  u. 

Si  la  cuestión  relativa  al  acento  quedara,  pues,  por  resol- 
verse, no  quedaría  la  del  significado,  nacida  exclusivamente  en 
los  caprichos  de  nuestro  vulgo  ignorante. 

BALUMBA 


Es  bulto  que  hacen  muchas  cosas  juntas.  No  alboroto,  aso- 
nada., como  se  pretende  en  algunas  partes  del  Ecuador. 

BAMBUCHE  ó  MAMPUCHE 

Indudablemente  son  una  deformación  del  sustantivo  caste- 
llano bamboche.,  tomado  del  italiano  ba/nboccio.,  sujeto  muy 
pequeño,  gordo  y  de  rostro  abultado:  definición  que  corres- 
ponde con  exactitud  á  lo  que  nosotros  nombramos  nianipuclies 
ó  bampuches.,  esto  es,  á  unas  figuras  ridiculas  de  barro  vidriado, 
que  los  antiguos  solían  poner  en  las  balaustradas  de  las  azo- 
teas. De  donde  proviene  la  frase  con  que  aun  hoy  los  niños  y 
gentes  del  pueblo  encarecen  la  fealdad  de  alguien:  feo  como 
un  majupuclic  de  azotea . 

¿O  vendrá  acaso  de  ntapü.,  de  la  tierra  (araucana)  y  che., 
ofente? 


BAN  S9 


BAXAL 


Este  adjetivo  francés  ha  pasado  al  idioma  de  los  hispano- 
americanos tal  como  está  en  los  vocabularios  de  la  lengua 
francesa.  Naturalmente  ha  pasado  también  con  uno  de  los 
significados  que  tiene  en  su  patria,  si7i  originalidad^  trivial., 
co7nün^  vulgar:  mora  lité  báñale^  báñale  politesse . 

Ya  principiamos  asimismo  á  usar  el  sustantivo  galicano  ba- 
nalidad y  el  adverbio  banalmente.  Antes  de  mucho,  no  es  im- 
probable, tendremos  además  en  nuestra  galiparla  el  verbo 
banalizai' . 

BANQUILLO 

Se  denomina  el  asiento  en  que  se  coloca  el  procesado  ante 
el  tribunal.  Lo  otro  es  cadalso  ó  patíbulo. 

«\"a  pues  en  su  muía  el  bienaventurado  Maestre  en  la  manera  que 
ya  diximos,  acompañado  todavía  de  aquel  reverendo  Religioso  é  guian- 
do al  cadahalso.  E  después  que  llegado  á  él,  descavalgó  de  la  muía  é 
subió  sin  empacho  alguno  por  los  escalones  del  tal  cadahalso .» 

(Autor  desconocido — Crónica  de  Don  Alvaro  de  Luna.) 

-  ■  «Porque  habiendo  sido  este  hombre  hijo  de  padre  católico,  y  que 
estando  \a  en  el  cadalso  para  morir,  exhortó  con  grande  afecto  á  todo 
el  pueblo  que  perse\erase  en  la  fe  católica...» 

{Rivadeneira — Cisma  de  Inglaterra.) 

La  palabra  patíbulo  (Lat.  patibnhím^  de  patior^  eris\  pas- 
S7ÍS,  pati)  es  quizá  nueva  en  castellano;  mas  no  el  vocablo  ca- 
dalso ó  cadahalso^  cuya  primera  significación  fué  de  tablado 
en  lugar  público  para  un  acto  solemne  cualquiera:  «tal  como 
la  jura  de  pendón  ú  otro  que  toque  á  la  Corona;  las  represen- 
taciones y  danzas  de  fiestas,  de  las  de  la  Iglesia,  ó  de  los  secu- 
lares.» Cadahalso  se  llamó  también  el  túmulo  funeral  de  Em- 
perador, Rey  ó  persona  real. 


6o  BAR 


BAÑADOR 


Es  el  que  baña  á  otra  persona  ó  alguna  cosa;  por  tanto, 
decimos  mal  que  Juan  es  bañador^  cuando  sólo  se  baña  á  sí 
mismo,  aunque  ejecute  esta  operación  todos  los  días  del  año, 
en  día  frío  ó  en  caluroso:  el  dicho  Juan  es  simplemente  bañista. 

s<Haciendo  en  el  año  i852  una  obra  para  mejorar  el  servicio  de 
aquellos  baños  (los  de  cerca  de  Vicarello),  encontraron  los  trabajadores 
en  el  fondo  del  agua  muchos  millares  de  monedas  de  cobre  y  otros  ob- 
jetos, pías  ofrendas  de  los  bañistas  á  los  númenes  tutelares  de  las  aguas 
benéficas. ..» 

(Don  Juan  Eugenio  Hartsenbusch — Discurso  de  contestación  al  de 
incorporación  en  la  Academia,  de  Don  Pedro  F.  Monla^i.) 

Bañador — Se  llama  también  el  traje  especial  para  baño. 

BARAJO 

La  acción  de  barajar,  es  baraje  ó  barajadura. 

BARATILLO 

Aunque  los  sustantivos  baratillo.,  que  decimos  en  el  Ecua- 
dor, y  baratura  como  llaman  en  Chile  á  lo  que  luego  expresa- 
remos, son  palabras  castizas,  no  equivalen,  sin  embargo,  pre- 
cisamente á  lo  que  en  España  nombran  realización^  esto  es,  á 
la  venta  de  los  géneros  á  precio  bajo  para  reducirlos  pronto 
á  dinero. 

Baratura  está  mejor  que  baratillo. 

BARBIQUEJO 

Los  Diccionarios  de  la  Academia  definen  el  vocablo  barbo- 
quejo: «cinta  con  que  se  sujeta  por  debajo  de  la  barba  el  som- 
brero ó  morrión  para  que  no  se  lo  lleve  el  aire»,  sentido  en  el 
que  apenas  será  usada  esta  palabra  en   el  Ecuador   por  los 


BAS  6 1 

doctos.  El  pueblo  denomina  barbiquejo^  y  los  tal  cual  enten- 
didos barboquejo,  á  la  porción  de  soga,  cordel  ó  correa  que  se 
pone  á  los  caballos,  muías,  asnos,  en  la  boca,  y  les  ciñe  la 
barba  para  sujetarlos  y  guiarlos  en  lugar  de  freno;  quiere  de- 
cir, á  lo  mismo  que  se  llamaba  barboquejo  en  la  antigüedad, 
además  de  la  cinta  con  que  se  sujeta  y  se  cierra  la  boca  á  los 
cadáveres  (Véase  el  Diccionario  de  1726). 

Volvemos  á  encontrarnos,  pues,  con  otra  de  las  muchas 
voces  arcaicas  en  España,  pero  en  todo  su  vigor  en  América. 

Terreros  y  Pando  trae  en  su  Diccionario  la  palabra  barbi- 
qicejo^  y  la  define:  «pañuelo  que  usan  en  América  para  po- 
nerse en  la  barba,  abrigarse  y  embozarse»,  x^cepción  que  hoy 
nos  es  desconocida. 

¿El  barbiquejo  de  los  ecuatorianos  no  será,  acaso,  el  bozo^ 
que  se  dice  en  España? 

BARRA 

Es,  según  la  sexta  acepción  del  Diccionario  de  1899,  espe- 
cie de  barandilla  que  cierra  y  limita  la  sala  donde  un  tribunal 
ó  asamblea  celebra  sus  sesiones;  quedando  un  espacio  más  ó 
menos  amplio  entre  ella  y  la  puerta  principal. 

Por  extensión  nosotros  denominamos  barra^  además,  á  los 
curiosos  que  concurren  al  dicho  espacio  para  oir  las  delibera- 
ciones de  los  que  forman  los  referidos  tribunal  ó  asamblea. 
Llámase  así  en  singular  al  público  concurrente  á  las  Cámaras 
legislativas. 

BARRULLO 

Barullo  (¿Del  ital.  barrtcllo?)  m.  fam.  Confusión,  desorden, 
mezcla  de  gentes  ó  cosas  de  todas  clases. 

BASCOSIDAD 

«Inmundicia  ó  suciedad»,  dice  el  Diccionario  académico. 
Los  ecuatorianos  llamamos  bascosidad  tropológlcamente  sólo  á 
las  palabras  sucias.  Viene  de  bascoso. 


62  BAT 


BASCOSO 


Adjetivo  anticuado  que,  según  el  Léxico,  se  aplicaba  al 
que  padecía  bascas.  Se  emplea  todavía  en  el  Ecuador,  aunque 
no  en  el  sentido  recto,  sino  en  el  metafórico  de  persona  que 
dice  cosas  sucias.  En  1786  había  caído  en  desuso  aun  en  su 
primitiva  acepción. 

«Bascoso,  dice  Oud,  por  el  que  tiene  náuseas;  pero  está  sin  uso, 
como  también  el  francés  angoisseiíx,  que  le  acomoda.» 

{Terreros y  Pando). 

Bas'coso  Qs  una  de  las  palabras  desusadas  de  antiguo  en 
España,  y  vivas  todavía  en  América. 

En  la  tercera  edición  del  Diccionario  de  la  lengua  caste- 
llana^ compuesto  por  la  Real  Academia  Española  (1791),  figura 
ya  el  adjetivo  bascoso  con  la  misma  nota  de  anticuado  con  que 
está  en  el  de  1884;  pero  lo  singular  es  que  ni  siquiera  lo  trae 
la  Academia  en  su  primer  vocabulario,  año  1726,  ni  el  canó- 
nigo Aldrete  en  su  «Origen  y  principio  de  la  Lengua  Caste- 
llana»^ publicado,  como  se  sabe,  en  1674.  ¿En  qué  tiempo  se 
anticuaría? 

BASTO 


Decimos  al  almohadillado  inferior  de  la  silla  de  montar, 
que  resguarda  los  lomos  de  las  caballerías.  El  dicho  almohadi- 
llado es  baste.  Basto  tiene  otras  significaciones. 

BATALLA  CAMPAL 


«En  vez  de  darse  una  batalla  campal,  las  tropas  entraron 
en  la  ciudad,  donde  combatieron...»  etc.,  he  leído  en  algún 
parte  militar. — Parece,  por  tanto,  qtie  lo  de  batalla  campal 
fuese  contrario  á  batalla  dentro  de  la  ciudad,  según  el  leal 
saber  y  entender  del  que  escribió  lo  que  precede. 

Batalla  campal^  dice  la  Academia,  «es  la  general  y  decisiva 


BAY  63 

entre  dos  ejércitos    completos   en   un   terreno  en    que   puede 
abrazarse  el  conjunto  de  las  maniobras  que  se  ejecutan.» 

Así,  pues,  aunque  sea  campa/  tSLiabién  la  que  se  da  en  campo 
raso^  no  dejará  de  serlo  la  que  se  libre  en  una  población,  con 
tal  de  reunir  las  condiciones  antes  expresadas. 

«Puestos  en  vista,  como  se  reconocieron  unos  á  otros,  sin  ordenar 
esquadrones  ni  deshacer  el  paraje  que  traían,  arrenletieron  así  como 
llegaron  en  el  sitio  donde  se  halló  cada  cual...  Con  todo  esto  morían 
asaz  hombres  valientes  en  ambas  partes,  y  crecía  la  crueldad  allende  lo 
que  suele  crecer  en  reencuentros  apresurados  y  súbitos,  no  siendo 
batalla  campal  ó  tr avada  sobre  deliberación.^ 

{ Florida  de  O  campo — Crónica  general  de  España). 

SAYONES A 


Es  la  persona  natural  de  Bayona;  la  salsa  fría  que  se  hace 
batiendo  aceite  y  yemas  de  huevos  es  mayonesa^  del  francés 
mayoiíaísse. 

A  creer  á  cierto  cronista,  no  debería  tampoco  escribirse 
mayonesa^  sino  malioncsa;  pues  viene  de  Mahón. 

Tomada  por  asalto  en  17 56  la  capital  de  Menorca,  que 
acabamos  de  nombrar,  el  Cardenal  de  Richelieu,  jefe  de  las 
fuerzas  francesas,  entra  en  un  hostal  y  pide  algo  de  comer. 

El  cocinero  se  presenta  al  Duque  y  le  expone  que  no  que- 
dan sino  restos  de  comida  indignos  de  los  molares  de  su  Emi- 
nencia.— Tráemelos,  contesta  el  triunfador,  con  la  concisión 
del  cansancio  y  del  hambre. 

«Después  de  alg-unos  minutos,  dice  el  cronista,  si  servía  al  Cardenal 
un  plato  de  carne  fría,  g-uisada  con  una  exquisita  salsa;  llamado  el  co- 
cinero, se  entabla  el  siguiente  diálogo: 

— ¿Cómo  me  dijiste  que  no  podías  darme  nada  de  comer?  Este  plato 
es  excelente. 

— La  bondad  del  señor  Cardenal  me  confunde.  Usando  de  su  licen- 
cia, he  aprovechado  las  sobras  halladas  en  la  cocina  y  procurado  pres- 
tarles algún  atractivo  con  una  sencilla  salsa  de  huevo. 

— Tu  salsa  es  una  obra  maestra  que  merece  pasar  á  la  posteridad. 
Es  menester  darle  un  nombre. 

— Si  el  señor  Cardenal  lo  permite,  la  llamaremos  salsa  mahonesa.-)^ 


64  BER 


BEBEDERO 


Se  dice  del  líquido  cualquiera  bueno  de  beber. 

Entre  otras  acepciones,  tiene  también  la  de  «paraje  donde 
acuden  á  beber  las  aves». 

Nosotros  acostumbramos  decir  que  el  fundo  X  carece  de 
agua,  pero  que  posee  bebeder-os  para  los  ganados;  confundimos, 
en  consecuencia,  bebedero  con  abrevadero^  que  la  Academia 
define  «paraje  donde  se  da  de  beber  al  ganado». 

BELERMO 


^\:  Padre  Belermo  de  nuestras  máscaras  ó  mejor  dicho  de 
•Xiuestras  mojigangas,  es  un  individuo  vestido  con  una  ropa 
talar  de  percal  ó  percalina  con  capilla  ó  capucha,  semejante 
así  á  un  dominó,  como  á  un  hábito  de  fraile. 

Por  llevar  el  tal  moharracho  una  jeringa  en  la  mano,  sos- 
pechamos que  se  propone  remedar  á  los  religiosos  BetJile- 
initas  ó  sea  de  la  congregación  fundada-  para  servicio  de  los 
enfermos  en  Guatemala,  hacia  1653,  por  Pedro  de  Bethen- 
court,  muerto  á  2Z)  de  Abril  de  1667  en  olor  de  santidad. 

Bethlemita^  de  Belén  ó  Bethlem  ó  Beit-el-Lahm. 

«Las  órdenes  religiosas  sucesivamente  establecidas  en  la  presiden- 
cia (de  Quito)  fueron  las  de  Franciscanos  (i535)...  y  luego,  también, 
befhlemitas^  de  San  Juan  de  Dios  y  de  San  Camilo  de  Lelis...* 

{Cevallos — Resume?i  de  la  H.storia  del  Ecuador) 

BENEFACTOR 


Vocablo  anticuado,  usan  los  ecuatorianos  más  que  bien- 
hechor^ tanto  como  adjetivo,  cuanto  como  sustantivo. 

BERREAR.  BERREO 


Según  la  Academia,   el  verbo   berrear^  del   latín    barrire^ 
bramar  el  elefante,  significa  dar  berridos  los   becerros  ú  otros 


BOC  65 

animales;  y  berrearse  en  estilo  bajo,  quiere  decir  descubrir, 
declarar  ó  confesar  alguna  cosa. 

Antiguamente  berrear  significaba  también  reñir  con  otro, 
dando  bufidos  á  manera  de  los  becerros,  y  era  voz  jocosa, 
conforme  lo  asienta  el  Diccionario  de  1726.  Acepción  metafó- 
rica que  se  aproxima  á  la  en  que  se  toma  la  palabra  en  nuestra 
República,  esto  es,  la  de  encolerizarse,  enfadarse  con  demasía, 
ó  sea  emberrenchinarse  ó  einberrincharse . 

Lo  que  decimos  berreo  es  berrinche. 

BILABARQUÍN  ó   BIRABARQUÍN 

A  imitación  del  francés  vilebrequin  ó  del  catalán  filabar- 
quí. — Ningún  instrumento  de  carpintero  se  denomina  así 
en  castellano;  el  que  sirve  para  abrir  taladros  en  las  maderas  ú 
otras  materias,  se  llama  berbiquí. 

BIRONDO 


Lirondo. 

Mondo  y  lirondo^  es  decir,  limpio,  puro. 

Mondo .^  del  lat.  inundus. 

Curioso  es  que  se  conserve  en  castellano  el  adjetivo  com- 
puesto inmundo.,  sucio,  no  limpio,  y  que  haya  desaparecido  el 
adjetivo  simple  nucndo. 

Todos  conocen  la  composición  leída  por  Fr.  Gerundio, — 
con  motivo  de  la  representación  de  «No  hay  burlas  con  el 
amor», — una  de  cuyas  estrofas  dice: 

Al  verle  en  sueño  tan  hondo 
¿Qué  hace  doña  Dalilita? 
Va  y  con  una  tijerita 
Le  deja  mondo  y  I  rondo. 

BOCARADA 

Bocanada.,  cantidad  de  líquido,  aire,  humo,  etc.,  que  de 
una  vez  se  toma  en  la  boca  ó  de  ella  se  arroja. 


h 


66  BOC 

Tiene  además  otras  acepciones  figuradas. 

«Las  chimeneas  empinadas  sobre  las  pendientes  de  los  tejados, 
aquí  una,  más  allá  otra,  empezaban  á  lanzar  al  aire  bocanadas  de  humo, 
que  huían  como  pájaros  que  se  escapan  de  la  jaula.,.» 

[Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

«Comenzó  el  estómago  á  basquear,  y  arrojó  tanta  cantidad  de  bo- 
canadas.^ 

{^Espinel — El  Escudero  Marcos  de  O  bregón.) 

El  golpe  de  sangre,  líquido  gástrico  ü  otra  cosa,  que  á 
manera  de  vómito  sale  repentinamente  por  la  boca,  dícese 
también  espadañada.,  y  en  lenguaje  2ca\\z\yaAo  gorgozada. 

BOCINA 


Del  lat,  buccina,  trompeta  para  tañer.  Es  un  instrumento 
músico,  según  la  Academia,  ó  una  trompeta  para  hablar  de 
lejos.  No  tiene  nada  de  músico  el  instrumento  que  en  el  Ecua- 
dor nombramos  bocina;  pero  como  no  hay,  sin  duda,  en  el 
Diccionario,  palabra  que  sirva  para  denominar  la  caña  ó  la 
especie  de  cerbatana  que,  con  el  sonido  bronco  que  produce, 
sirve  á  los  conductores  de  reses  para  anunciarlas  á  los  tran- 
seúntes y  evitar  á  éstos  un  amurco  ú  otro  daño,  debería  acep- 
tarse en  el  Léxico  esta  nueva  acepción. 

La  bocina  usada  por  nuestros  ganaderos  debe  de  ser  des- 
cendiente de  la  denominada  sagrada.,  de  que  nos  habla  Solís 
en  La  Conquista  de  Méjico:  «Pero  apenas  se  dio  principio  á 
la  marcha,  cuando  asustó  los  oídos  un  instrumento  formida- 
ble y  melancólico,  que  llamaban  ellos  la  Bocina  sagrada., 
porque  solamente  la  podían  tocar  los  sacerdotes  cuando  inti- 
maban la  guerra  y  concitaban  los  ánimos  de  parte  de  sus 
dioses.»  (Cap.  XXII.) 

«Los  esfuerzos  que  en  esta  materia  [ayudar  al  oído  ó  aumentar  su 
sensibilidad]  han  hecho  los  matemáticos,  han  sido  casi  inútiles,  y  lo 
único  que  han  descubierto,  ha  sido  la  bocina.,  que  es  un  instrumento  en 


BOH  67 

forma  de  trompeta,  que  propaga  el  sonido  de  modo  que  se  pueda  hablar 
claramente  desde  una  gran  distancia.  Hay  apariencia  de  que  la  inven- 
taron los  griegos...» 

(Saveríen — Historia  de  los  progresos  del  etitendimietito  humano. 
Frad.  Rubiji  de  Celis — 1775.) 

Lautaro  al  puesto  término  llegando 
Presenta  la  batalla  en  bella  muestra 
Con  gran  rumor  de  bárbaras  trompetas, 
Alambores,  bocinas  y  cornetas. 

{Ere illa — La  Araucana.) 
BODOQUERA 

Ceí^baiajia. 

Bodoquera  es  el  molde  en  que  se  hacen  los  bodoques. 

«Con  mayor  confusión  la  centinela,  los  oídos  hechos  dos  cerbatafias^ 
escuchaba  impaciente  aquestas  cosas...» 

{El  Español  Gerardo  i) 

D.  Pedro  F.  Cevallos  corrige,  con  razón,  el  significado 
erróneo  que  damos  á  bodoquera;  pero  el  Diccionario  de  la 
Academia  acepta  ya  este  vocablo  como  sinónimo  de  cerbatana. 
~  Cebratana.,  encontramos  escrito  en  libros  antiguos,  y  pro- 
viene esto,  segiín  parecer  del  Dr.  Aldrete,  de  que  es  una  co- 
rrupción de  terebr ataña. 

BOHEMIA.  BOHEMIO 

La  Academia  no  concede  acepción  alguna  figurada  á  los 
vocablos  que  anotamos;  no  obstante  la  prensa  de  América  y  la 
de  Europa  hablan  á  menudo  de  los  bóllennos  del  talento,  de  los 
'bohemios  del  Barrio  Latino  y  de  la  Bohemia  del  arte. 

El  Léxico  académico  trae  las  voces  bohemiano.,  bohémico., 
bohemio  y  bohemo.,  casi  como  sinónimas.  Los  franceses  tienen 
las  palabras  boliémien  y  bohéme.,   de  las  cuales  la  última  equi- 


68  BOL 


vale  á  nuestros  bohemio  y  boheviia'.  Bohénte,  personne  qut  vít 
au  jo7tr  le  joiir.  N.  f.  L'ensenible  des  bohénies.  De  aquí,  sin 
duda,  vienen  nuestros  vocablos. 

BOLA 


Es  cuerpo  esférico  de  cualquiera  materia.  La  de  que  nos 
valemos  en  las  universidades  y  colegios  para  dictaminar 
acerca  de  los  exámenes  de  los  estudiantes,  tiene  nombre  espe- 
cial: balota.  Dq  él  se  formó  el  verbo  balotar^  votar  con  balotas 
(inglés  to  Bállot).  Las  bolitas  blancas  y  negras  con  que  se 
hacen  las  votaciones  secretas  en  los  cabildos  y  otras  comuni- 
dades, se  llaman  también  liabas^  porque  primitivamente  se 
usaron,  al  efecto,  las  semillas  de  la  leguminosa  que  tiene  este 
nombre. 

La  Academia  ha  restringido,  sin  razón,  la  definición  y  el 
uso  de  la  palabra  balota^  en  su  último  Diccionario,  al  expresar 
que  es  «pelotilla  ó  bolilla  de  que  algunas  comunidades  usan 
para  votar». 

BOLETERÍA 

Como  denominamos  boleto.,  ó  alguna  vez  con  acierto,  bo- 
leta., al  billete.^  esto  es,  la  tarjeta  que  da  derecho  para  entrar 
ú  ocupar  asiento  en  alguna  parte,  llamamos  boletería  al  sitio 
donde  se  venden  los  mal  nombrados  boletos.  Casilla  nombran 
en  muchas  ciudades  de  España  al  despacho  de  billetes  de  los 
teatros.  También  taquilla. 

BOLSICO 


Voz  anticuada  en  acepción  distinta  de  «saquillo  más  ó  me- 
nos grande  cosido  en  una  ú  otra  parte  de  los  vestidos,  y  que 
sirve  para  meter  en  él  cosas  usuales», — decimos  nosotros  mu- 
chas veces,  en  vez  de  bolsillo. 

BOLSICÓN 


Nombramos  la  saya  de  las  mujeres   del  pueblo:  úsanla  ge- 
neralmente de^ayeta. 


BOT  69 

El  vocablo  saya^  á  trueque  de  esto,  ha  subido  á  denominar 
la  misma  vestidura  cuando  es  de  tela  fina  y,  en  singular,  de 
seda.  De  modo  impropio  llamamos  vestido  y  traje  á  las  sayas 
que  no  son  tampoco  de  bayeta. 

BOLSICO  XA 


Mujer  que  usa  bolsicón. 

«Una  señora  de  vestido»  ó  «unas  señoras  de  traje»,  decimos 
para  diferenciarlas  de  las  bolsiconas. 

BOMBA 


Este  sustantivo  tiene  varios  significados,  pero  no  el  de 
globo  aerostático. 

No  tiene  tampoco  la  significación  de  ampolla  que  forma  un 
líquido  por  el  aire  ú  otro  gas  que  se  le  introduce,  lo  cual 
en  castellano  se  denomina  poínpa,  burbuja  ó  simplemente 
ampolla. 

BONHOMÍA  ó    BUONHOMÍA 

Por  repugnancia  á  la  denominación  compleja  hombría  de 
bien  ó  por  simpatía  hacia  la  voz  francesa  bonhomie.,  hemos  aco- 
gido los  dos  vocablos  que  estamos  anotando.  Aunque,  alas  ve- 
ces,' la  significación  que  les  damos  es  algún  tanto  despectiva: 
recuerda  la  de  bonhojnme  en  francés,  que  en  castellano  tradu- 
ciríamos bonazo,  ó  tal  vez  bonachón. 

BOTAR 


En  el  lenguaje  ecuatoriano  tiene  una  extensión  mucho  ma- 
yor que  la  poseída  en  realidad;  pues  hasta  le  damos  las  acep- 
ciones de  malgastar,  derrochar,  etc. 

BOTONCILLO 

La  denominación  Spilanthes  Lnndii  de    DecandoUe,    no 


70  BRA 

tiene  equivalente,  sin  duda  por  no  ser  conocida  en  España  la 
planta  originaria  de  América.  Podría  quizá  la  Academia  acep- 
tar la  palabra  botoncillo^  con  que  la  referida  planta  es  nom- 
brada en  el  Ecuador. 

BOTUALANTE 


Esta  interjección  de  nuestro  pueblo  es,  de  cierto,  formada 
por  contracción  ó  mejor  dicho,  por  yuxtaposición,  del  jura- 
mento «\'^oto  al  Ante»  ó  «Voto  al  Antecristo»,  conjetura  que 
se  vuelve  más  probable  al  hallar  escrita  la  palabra  como  la 
pone  D.  Juan  León  Mera  en  los  Cantares  del  piíehlo  ecuato- 
riano: 

'  Tienes  unos  ojitos 

De  votoalajite 
Que  me  dan  tentaciones 
De  ser  tu  amante. 

BOZALILLO 


Será  acaso  diminutivo  de  bozal;  pero  no  signifícalo  propio 
que  almártaga. 

Antiguamente  se  decía  también  ahnártega  y  almártiga. 
Pudiera  ser  que  viniese,  en  efecto,  del  árabe  inertac7i7n^  tener 
firme  ó  fuertemente  una  cosa  y  el  art.  rt/,  según  la  opinión  de 
Covarrubias  y  Urrea. 

Los  picadores  llaman  asimismo  bozalillo  al  cabezón  que, 
además  de  otras  acepciones,  posee  la  de  «media  luna  de  hierro 
con  unos  dientecillos,  que  tiene  en  sus  extremos  unas  asillas 
donde  se  atan  unos  ramales  gruesos  de  cáñamo;  sirve  para  su- 
jetar y  hacer  obedecer  al  caballo  poniéndosela  sobre  las  nari  - 
ees,  afianzada  de  la  cabeza».  (Salva — Dice.  1838.) 

B RACE ADOR 


El  caballo  que  levanta  mucho  los  brazos  y  pisa  con  violen- 
cia y  estrépito  es,  según  el  Diccionario  de  la  Academia,  pi- 
sador. 


BRO  71 

BRAMADERO 


Más  en  lo  justo  están  los  que  llaman  simplemente  poste  al 
madero  clavado  en  el  suelo  y  destinado  á  atar  caballos,  va- 
cas, etc. 

BRASILERO 


Decimos  en  algunos  lugares  de  América  al  natural  del  Bra- 
sil. La  Academia,  en  su  Diccionario,  dice  brasileño. 

Las  gentes  de  los  Estados  Unidos  del  Brasil  se  denominan 
á  sí  propias  brazileiro  ó  brasileiro.  Curiosa  es  la  falta  de  uni- 
formidad en  la  ortografía,  entre  nuestros  vecinos  del  oriente; 
pues  escriben  con  6"  ó  con  3  aun  el  nombre  de  su  patria;  dife- 
rencia curiosa  que  puede  verse  hasta  en  las  monedas  de  diver- 
sas acuñaciones. 

BREVARIO 


Breviario  (breviariíts,  breve  horarium).  Libro  que  con- 
tiene el  rezo  eclesiástico  del  año.  Equivale  también  á  epítome 
ó  compendio. 

En  cuanto  á  la  pronunciación  de  la  palabra,  citaremos  al 
erudito  ortólogo  Sr.  Robles  Dégano,  quien  recuerda  á  los 
poetas  partidarios  del  diptongo  y  á  los  más  numerosos  del 
adiptongo.  Inclínase  hacia  los  segundos  conforme  al  uso  de 
Castilla,  que  guarda  la  azeuxis  en  esta  palabra. 

BROCHES 


Decimos  á  los  gemelos.,  ó  sea  juego  de  dos  botones  iguales 
para  sujetar  los  puños  de  la  camisa. 

BROQUEL 

Es  el  escudo  pequeño  destinado  á  cubrir  el  cuerpo  y  de- 
fenderlo de  los  golpes  del  enemigo;  por  lo  tanto,  cosa  bien 
distinta  del  antepecJio  que  se  pone  alrededor  de  los  pozos,   el 


72  BUCH 

cual  se  denomina  brocal;  así  como  es  muy  diferente  también 
del  vallado  de  piedra  li  otra  materia  que  impide  á  las  gentes 
caer  de  los  puentes,  azoteas,  atrios,  andenes,  etc.,  y  que  se 
llama  guardalado  ó  pretil^  ó  también  pasainano . 

«Toda  esta  plática  ó  conversación  pasó  estando  este  hidalgo  y  yo 
echados  de  pechos  sobre  &\  guardalado  de  la  puente  Segoviana...» 

(Espinel — El  Escudero  Marcos  de  O  bregón.) 

«A  un  lado  y  otro  de  este  balcón  monumental  se  abrían  otros  dos 
más  pequeños  encerrados  en  el  espesor  del  muro  y  guarnecidos  con 
pasamanos  de  hierro». 

{Selgas — Rayo  de  Sol.) 

BU CHAZO 

Dar  biichazos. — Apabullar  llaman  familiarmente  en  otras 
partes,  donde  se  habla  el  castellano,  al  acto  de  aplastar,  estru- 
jar un  objeto,  y  especialmente  un  sombrero  sobre  la  cabeza 
del  que  lo  lleva. 

Así  los  periódicos  nos  dieron  la  noticia  de  que,  á  prin- 
cipios de  1900,  se  habían  puesto  de  moda  en  la  capital  de 
Francia  los  alfileres  de  corbata  (prendedores  los  llamamos  im- 
propiamente los  ecuatorianos)  que  representaban  un  sombrero 
apabullado.^  haciendo  alusión  al  del  Presidente  de  la  República 
Francesa  después  de  la  bastoneada  del  Conde  Christiani. 

Aun  en  el  caso  de  que  el  sombrero  redondo  se  llamase 
buche.,  buchazo  no  sería  el  golpe  dado  al  buche^  sino  el  golpe 
dado  con  él. 

BUCHE 


No  comprendo  por  qué  motivo  llamamos  buche  al  sombrero 
alto,  de  felpa  de  seda.,  de  cepa,  de  copa  alta  ó  redondo. 

La  palabra  buche  posee  varias  acepciones,  mas  no  la  que 
extravagantemente  le  damos  en  el  Ecuador.  La  primera,  según 
el  Diccionario  académico,  es  la  bolsa  que  tienen  las  aves  en  el 
cuello. 


I 


BUE  73 

«Ahí  verás  la  buena  conciencia;  tiene  buen  buche^  no  se  ahoga  con 
poco,  ni  se  ahita  con  cosillas,  engorda  con  la  merced  de  Dios;  y  así 
todos  le  echan  mil  bendiciones.» 

{Graciáti — Criticón.) 

Buche,  equivale  también  á  burro  reciéu  nacido. 

Ni  con  esto  ni  con  lo  otro,  según  parece,  tiene  semejanza 
alguna  el  pobre  sombrero  redondo. 

En  la  República  Argentina  llaman  al  sombrero  alto  galera., 
en  Chile  lo  denominan  tarro  de  unto  ó  colero.,  en  Colombia  lo 
nombran  cubilete.,  en  los  varios  lugares  de  España  lo  apellida 
el  pueblo  chistera,  catite  y  castora.,  y  en  Francia  á  ciertos 
sombreros  haiits  de  forme.,  Bolívar  y  Gibus.,  éste  del  nombre 
del  primer  sombrerero  que  lo  fabricó,  y  aquél  por  haber  usado 
un  sombrero  de  forma  especial  el  Libertador  de  Colombia. 

Los  ingleses  disputan  á  los  franceses  la  gloria  de  haber 
inventado  el  sombrero  alto,  cuyo  origen  sería  un  poco  extra- 
vagante, si  nos  atuviésemos  á  lo  que  refiere  el  Times  corres- 
pondiente al  i6  de  enero  de  1797: 

«John  Hetherington,  dice,  mercero  en  el  Strand,  acaba  de 
comparecer  ante  el  Lord-Mayor  que  le  condenó,  por  tumulto 
y  excitación  á  desorden,  á  pagar  una  multa  de  5oo  libras.  El 
Sr.  Hetherington,  evidentemente  con  la  intención  de  espantar 
al  público,  se  presentó  en  plena  calle  llevando  en  la  cabeza  un 
sombrero  de  forma  alta  y  forrado  de  una  seda  muy  lustrosa, 
cuyo  brillo  incomodaba  á  la  vista.  Según  declaración  de  los 
oficiales  de  la  Corona,  algunas  mujeres  se  desmayaron  al 
verlo,  los  niños  dieron  gritos  de  miedo,  la  multitud,  asom- 
brada, trató  de  huir,  y  un  hijo  de  un  señor  Thomas  fué  lan- 
zado al  suelo  en  medio  del  desorden  y  se  rompió  un  brazo.» 

Vean  ustedes  un  sombrero  que  en  el  siglo  XVIII  causó  más 
daños  que  hoy  los  automóviles. 

BUEN  (día) 

Buen  día.,  buena  atoche.,  decimos  como  en  catalán  bon  día, 
bona  nit.  En  castellano  se  acostumbra  decir,  para  saludar,  bue- 
nos iías^  buenas  noches;   aunque  en  francés,  italiano,    portu- 


74  BUN 

gués,  inglés,  etc.,  se  diga  en  singular,  bon  foiir,   biton  giorno, 
bon  soir,  biiona  sera^  etc. 

BUÑEGA 

Boñiga. 

«{Cuándo  se  vio  tal  hambre  como  la  que  en  este  cerco  se  pasó, 
cuando  los  hombres  comían  los  cintos,  y  las  riendas  de  los  caballos,  y 
los  cueros  de  los  zapatos,  y  las  pajas  y  boñigas  de  los  bueyes?» 

{Granada — Del  Símbolo  de  la  Fe.) 
BUÑELERA 

Buñolera,  la  que  hace  ó  vende  buñuelos. 

BUÑELOS 

Buñuelos 

«Buñuelo. — Lat.  globulus,  es  cierta  fruta  de  masa,  frita  con  azeite, 
que  se  come  caliente  y  con  miel;  y  en  España  es  más  usada  que  en  otra 
ning-una  parte  en  tiempo  de  invierno.  Díxose  buñuelo  quasi  puñuelo, 
porque  tomando  un  poco  de  aquella  masa  batida  y  en  su  punto  en  el 
puño,  le  van  apretando  poco  á  poco  sobre  el  azeite,  es  el  buñuelo  ex- 
primido del  puño.  Ordinariamente  son  mujeres  las  que  los  hazen,  y 
venden,  y  las  llaman  buñoleras.,  se  dixo  de  bu?zos^  que  sig^nifica  mon- 
te sillo.-» 

{Aldrete — Del  origen  de  la  lengua  castellana.) 

¿Y  por  qué  no  de  bulla.,  ampolla,  ó  de  ebullio  ó  bulio.,  bu- 
llir ó  hervir,  ó  de  bjilbus,  cebolla  redonda,  ó  de  bulga,  bolsa 
de  cuero,  ó  de  bunias.,  nabo  grueso?  El  mundo  de  las  hipótesis 
es  muy  grande... 

El  simple  sonido  de  las  palabras,  unido  á  la  semejanza  ú 
otra  relación  de  los  seres  que  ellas  representan,  puede  llevar- 
nos á  muy  ingeniosas  suposiciones;  pero  quizá  rarísima  vez  al 
acierto. 

Monlau  cita  en  su  Diccionario  etimológico.,  la  opinión  de 
Diez,  quien  conjetura  que  el  vocablo  buñuelo  se  refiere  al  an- 


BUS  75 

tiguo — alto — alemán  bungo,  bulbo;  y  dice  que  á  la  misma  fami- 
lia pertenecen  el  catalán  bony,  el  inglés  bun,  el  italiano  bogna, 
bugna^  etc.,  que  todos  significan  tumor.  Del  mismo  grupo 
forman  parte  el  francés  bégiiet  ó  beignet,  que  equivalen  á  nues- 
tro bíiñuelo. 

«Hay  algunos  que  así  componen  y  arrojan  libros  de  sí  como  si  fue- 
sen buñuelos.» 

{Cervantes.) 

«Juro  por  vida  de  la  cordura,  exclamó  Critilo,  que  sueñan  todos 
éstos,  en  opinión  de  juicio,  y  que  dixo  bien  aquel  monarca,  habiendo 
oído  alguno  de  esotros,  trahedme  quien  ore  con  seso;  y  á  otro  seme- 
jante le  apodó  buñuelo  de  viento.» 

(Lorenzo  Gradan — El  Criticón.') 

Una  especie  de  buñuelo  se  llama  arrepápalo. 
BUSCAR 

Indagar,  averiguar  ó  examinar  cuidadosamente  una  cosa" 
hacer  diligencia  para  encontrarla:  tales  son  las  definiciones 
dadas  por  la  Academia.  En  consecuencia,  erramos  cuando  de- 
cimos: «Fui  á  buscar  á  usted  y  no  le  encontré  en  la  casa»; 
«buscan  á  usted»;  «hoy  estaré  á  buscar  á  usted»,  etc. 

Si  el  individuo  á  quien  se  refieren  las  frases  expresadas,  no 
es  una  aguja  que  se  ha  perdido  ó  un  malhechor  que  se  oculta, 
debemos  decir:  «Fui  á  ver  á  usted»;  «preguntan  por  usted»; 
«hoy  iré  á  visitar  á  usted»,  etc. 

Confieso  que  me  alarmo  cuando  me  dicen  que  me  buscan. 
— ;Qué?,  ¿se  trata  de  prenderme? — Xi  en  este  caso  habría  nece- 
sidad de  que  se  me  buscase;  pues,  gracias  á  Dios,  no  me  es- 
condo, ni  tengo  por  qué  hurtarme  de  las  personas  que  quie- 
ran verme. 

¿Que  soy  persona  muy  buscada)  No,  señor;  tal  vez  me  visi- 
tan muchos  amigos  pero  les  salgo  al  encuentro  y  no  les  per- 
mitiría, en  caso  alguno,  que  penetrasen  hasta  lo  íntimo  de  mi 
hogar  para  dar  conmigo.  Tampoco  empleo  frases  buscadas.,  ni 


76  BUS 

menos  rebuscadas ^    que   pudiesen  autorizar   el  calificativo  de 
buscado^  siquiera  sutilizando  su  significación. 

El  verbo  cliercher^  equivalente  á  buscar^  en  francés,  es 
asimismo  empleado  por  algunos  escritores:  «Pardonnes-moi 
de  volts  laisser  senl...  Je  vais  chercher  papay>y  etc.  De  donde 
acaso  nos  ha  venido  la  acepción  que  anotamos  respecto  del 
verbo  español. 


i 


agí  ii=it= 


CABALGADURA 

Bestia  en  que  se  cabalga  ó  se  puede  cabalgar. 

La  correa  de  que  pende  el  estribo  en  la  silla  de  montar  á 
caballo,  ación;  el  ángulo  que  forman  los  dos  muslos,  horca- 
jadtira. 

«Y  si  yendo  á  pie  puso  temor  á  los  leones  la  pujanza  de  vuestro 
brazo,  bien  podéis  dar  felice  y  venturosa  cima  á  la  batalla  para  la  que 
demanda  vuestra  ayuda  Fr.  Gerundio,  sin  necesidad  de  que  opriman 
vuestras  posas  los  lomos  de  Rocinante,  ni  de  otra  mejor  cabalgadura.» 

{Fr.  Gerundio — Capi liada  II.) 
CABEZA  (del  arado) 

Los  campesinos  ecuatorianos  llaman  cabeza  indistintamente 
la  cama  ó  camba  y  el  dental  del  arado. 

«Cama. — En  el  arado  la  pieza  de  madera  encorvada,  que  por  un 
extremo  está  afianzada  entre  el  dental  y  la  esteva,  y  por  otro  en  el 
timón.  Pars  aratri  inciirva  cui  silva  innítur.» 

(Don  Y  Ícente  Salva — Diccionario,  1838.) 

«Dental. — El  palo  donde  se  encaja  la  reja  del  arado.  Dentale.» 

{Don  Y.  Salva— Dice.  1838.) 

«Había   en  Carapazas   un  sastre   que  no   sabía  cortar   una   capa  sin 


78  CAB 

echarla  abajo  una  pieza  añadida  que  llaman  camba,  porque  tiene  la 
forma  de  la  camba  de  iin  arado.  Cuando  se  le  echaba  en  cara  ese  de- 
fecto, siempre  decía  que  era  por  la  poca  marca  de  los  paños.  Un  día 
mi  tío  el  mayorazg-o  tuvo  la  humorada  de  sacar  al  campo  al  buen  sastre 
Camba,  que  por  este  nombre  era  ya  conocido;  y  para  experimentar  su 
habilidad  le  dijo:  ahí  tiene  Ud,  esa  tierra  que  hace  una  carga  de  sem- 
bradura; figúrese  Ud.  que  toda  eso  es  paño;  á  ver  cómo  me  corta  usted 
una  capa  para  mí  bien  cortada.  El  ingenioso  profesor  echó  sus  líneas 
por  la  tierra  adelante,  y  por  último  concluyó  diciendo:  «y  aquí  se  echa 
una  camba». 

(Lafuente — Cap  liadas  IX.) 
CABEZADA  (de  la  silla) 

Es  simplemente  arzón.,  de  donde  vino  sin  duda  el  verbo 
arcionar  (que  debió  ser  arzonar^ ,  a.t2Lr  al  arzón  la  z'e la  ó  el 
rabestro  con  que  se  tiene  sujeto  al  toro.  Aunque  me  queda  la 
duda  respecto  de  si  los  arzones  ó  fustes  de  las  sillas  españolas 
tienen  ó  no  Xa  perilla  delantera,  cual  la  que  nombramos  ca- 
bezada . 

CABEZAZO 

Cabezada  es  el  golpe  dado  con  la  cabeza.  Dícese  también 
calabazada. 

«En  Angelo  Policiano  fué  tan  vehemente  su  dolencia,  que  se  daba 
de  calabazadas  por  las  paredes». 

(Nieremberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  lo  eterno.) 
CABLEGRAMA 


Ninguna  falta  hace,  según  parece,  el  sustantivo  anotado, 
como  tampoco  el  verbo  cablegrafiar., — sustantivo  aquél  con 
que  denominamos  el  partf,  telegráfico  transmitido  ó  recibido 
por  medio  del  cable  eléctrico  submarino,  y  verbo  éste  con  el 
cual  reemplazamos  á  telegrafiar  cuando  es  dicho  cable  el  que 
funciona. — El  adjetivo  telegráfico  ha  padecido  también  restric- 
ción en  su  significado,  gracias  al  vocablo  cablegráfico,    ó  sea. 


CAB  79 

cosa  relativa  al  cable  ó  á  la  cablegrafía  (otra  denominación 
del  mismo  origen).  Los  franceses  dicen,  del  propio  modo, 
cdblograjitjne  al  despacho  telegráfico  por  el  cable,  y  cábler  á 
telegrafiar  por  cable. 

Partidarios  entusiastas  somos  del  enriquecimiento  del 
idioma;  pero  no  por  serlo,  dejamos  de  reconocer  uno  como 
peligro  que  hoy  amenaza  á  las  lenguas:  cada  semana,  cada  día, 
cada  hora,  la  ciencia  entrega  á  las  industrias,  á  las  comodida- 
des, á  la  civilización,  inventos  que  naturalmente  reciben  un 
nombre  y  que,  al  paso  que  vamos,  doblarán  en  breve  el  caudal 
de  la  lengua. 

La  antigua  casa  de  nuestros  abuelos,  la  solariega,  que  sub- 
siste aún  en  su  primitiva  sencillez  allá  en  los  campos,  lejos  de 
las  ciudades  ¿qué  es,  comparada  con  la  de  éstas?  Figuróme  que 
una  especie  de  esqueleto  y  no  más:  fáltanle  los  nervios  que  dan 
vida,  esto  es,  los  alambres  eléctricos  de  las  campanillas,  los 
conductores  del  alumbrado,  los  hilos  del  teléfono;  le  faltan 
las  arterias  y  venas,  es  decir,  las  tuberías  de  agua,  de  vapor, 
de  calórico,  de  refrigeración;  carece  de  los  complicados  pul- 
mones de  ventilación  y  aeración;  no  posee  los  canales  de  des- 
asimilación, etc.  Es,  repetímoslo,  un  esqueleto.  La  casa  de  la 
ciudad  es  3'a  el  ser  vivo,  dotado,  digámoslo  así,  de  sentidos, 
de  órganos  que  le  comunican  existencia,  amén  de  todo  cuanto 
ha  deservirle,  además,  de  belleza  y  ornato.  Ahora  bien,  res- 
tringiéndonos á  ella,  á  la  casa,  que  hemos  elegido  simplemente 
como  ejemplo,  ¿daremos  nombre  á  cada  porcioncilla  de  los 
aparatos,  á  cada  acción?  ¡Qué  estudio  tan  difícil  el  de  esta  no- 
menclatura anatómica  y  fisiológica!  ¡Y  cuánto  aumento  de 
dificultades  si  clasificamos  y  diferenciamos  casi  sinónimos! 
¡Invéntese  antes  una  máquina  mnemotécnica  para  recordar 
faradios,  y  vatios,  y  voltios,  y  culombios,  y  amperios^ 
y  etc.! 

Con  mucho  acierto  se  han  dejado  siempre  los  tecnicismos 
para  los  libros  científicos.  Un  diccionario  enciclopédico  hoy, 
más  que  nunca,  es  indispensable;  pero  el  vocabulario  del  idioma 
tiene  que  ser  limitado  por  su  propia  naturaleza.  No  se  diga 
que  la  ciencia  se  vulgariza:  vulgarícese,  demos  por  ello  gracias 
á  Dios;  pero  no  hemos  de  multiplicar  al  infinito  las  palabras  de 


8o  CAB 

uso  diario  y  por  eso  hemos  de  decir,  verbigracia,  telegrama^  á 
la  comunicación  por  medio  de  alambres  terrestres;  cablegrama, 
ala  que  se  transmite  por  cable;  kalograjtta,  no  sé  á  cuál;  inar- 
conigravia,  á  la  que  va  ó  viene  según  los  procedimientos  de 
Marconi,  etc. 

Telegyama,  de  r^/^s,  lejos  y  '{w-^yx^  escrito\  y  basta.  Con  la 
palabra  tenemos  aún  la  definición  de  ella;  no  necesitamos  sa- 
ber más,  ni  quien  inventó  el  aparato,  ni  de  qué  se  componen 
sus  piezas,  ni  si  pasó  el  mar  el  despacho  ó  se  vino  á  pie 
enjuto. 

CABOS 

Cuando  queremos  expresar  que  un  caballo,  un  mulo,  un 
asno,  etc.  tienen  de  un  color  el  cuerpo  y  de  otro  las  patas,  ó 
más  circunstanciadamente  los  cascos,  decimos,  v.  g.:  «un  po- 
tro blanco  con  cabos  negros»,  ó  «una  yegua  alazana  con  cabos 
blancos»;  y  lo  que  expresamos  en  verdad  es  una  cosa  distinta 
de  la  que  queremos.  Pues,  al  decir  de  la  Academia,  por  cabos, 
en  este  caso,  se  han  de  entender  la  crin  y  la  cola.  Caballo  cas- 
taño con  cabos  negros,  será  por  tanto,  un  caballo  que  tenga  la 
lana  de  aquel  color  y  las  cerdas  negras. 

El  Diccionario  añade  que  cabos  negros,  en  las  mujeres,  son 
el  pelo,  las  cejas  y  los  ojos  negros. 

CABRESTO 

Cabestro. 

«Iba  Sancho  detrás  del  con  el  asno  del  cabestro,  ag-uardando  ver  en 
qué  mesón  paraba  su  amo...» 

(Fernández  de  Avellaneda — D.  Quijote.) 

Erramos  también  en  la  significación  dada  á  cabestro:  ramal 
ó  cordel,  según  los  académicos,  que  se  ata  á  la  cabeza  ó  al 
cuello  de  la  caballería  para  llevarla  ó  asegurarla.  Para  los 
ecuatorianos,  la  acepción  de  la  voz  se  extiende  á  significar  la 


CACH  8i 

materia  de  que  suele  ser  el   ramal:    si  no  es  de  cuero  no  será 
cabestro. 

Como   á   éste    llamamos  cabresto,   para    ser  consecuentes, 
nombramos  también  cabrestillo  ^  cabestrillo. 

CABRO 


El  macho  de  la  cabra  es  el  cabrón  ó  inacíio  cabrío  ó  cabrío 
simplemente,  como  se  decía  antes;  la  cría  de  la  cabra  mientras 
mama  es  el  clioto  ó  chotuno  ó  cabrito;  el  que  ya  no  mama  es 
el  chivo;  y  por  fin,  el  cabrón  pequeño  ó  maltón,  que  dicen 
nuestros  campesinos,  es  el  cabronziielo.  Hé  ahí  los  varios  ape- 
lativos de  esta  ilustre  familia. 

No  obstante,  en  Lope  de  Vega  leemos: 

Andan  con  otroí?  las  cabras 
En  presencia  de  los  cabros. 

{Nadie  se  conoce.) 

CABUYA 

Cabulla  dice  la  Academia,  según  la  que  el  vocablo  ven- 
dría del  bajo  latín  capula.  (Véase  Pencos. 

CACHO 


Sin  acudir  al  quichua  podríamos  explicar  por  qué  damos 
el  nombre  de  cachos  á  los  cuernos  de  los  irracionales,  que  los 
tienen  por  dádiva  de  la  naturaleza,  y  aun  á  los  de  los  raciona- 
les, que  se  los  han  ganado  en  la  vida  social.  Quizá  sólo  hemos 
extendido  la  significación  de  la  palabra,  sinónima  de  gacho  en 
punto  á  lo  que  atañe  á  los  dichos  apéndices  frontales.  Pero,  al 
fin,  la  Academia  ha  aceptado  ya  la  voz  como  americanismo,  y 
nada  tenemos  que  añadir  por  esta  parte;  mas  sí  diremos  algo 
tocante  á  otra  acepción  del  vocablo. 

Cachos  llamamos  también  á  los  cuentos,  chascarrillos  y  hasta 
á  las  anécdotas.  Lo  cual  me  trae  una  á  la  memoria. 

Cierta  dama  pedía  á  una  amiga  que  le  relatase  un  cacho: — 


82  CAJ 

«Anécdota  has  de  decir,  no  cacho» — le  cor  rigió  el  marido  de 
aquélla,  cuando  estuvieron  á  solas. 

Pocos  días  después  un  toro  desmanado  hirió  de  gravedad  á 
un  transeúnte,  delante  de  la  dama  de  nuestro  cuento,  quien 
refiriendo  horrorizada  el  caso,  decía: — «Figúrense  ustedes  que 
la  fiera  metió  al  pobre  hombre  por  el  vientre,  toda  la  anéc- 
doia...» 

Cachudo,  decimos  á  los  irracionales  y  racionales  cormidos, 
y  en  especial  á  los  cornalones. 

CADA 


Adjetivo  que  sirve  para  designar  separadamente  una  ó 
más  personas  ó  cosas  con  relación  á  otras  de  su  especie,  está 
mal  empleado  en  vez  de  todos  los  ó  todas  las,  en  frases  como 
las  siguientes:  paseo  cada  tarde,  tomo  café  cada  mañana,  que 
son  catalanismos.  Para  expresar  la  costumbre  ó  la  repetición 
periódica  de  esos  actos,  se  dirá  en  castellano,  paseo  todas  las 
tardes,  tomo  café  todas  las  mañanas. 

CAFÉ 

El  árbol  que  lo  produce,  se  llama  cafeto^  de  donde  viene 
el  nombre  de  cafetal^  sitio  poblado  de  los  árboles  menciona- 
dos; pero  nosotros  denominamos  café,  tanto  al  fruto  del  ca- 
feto, como  al  cafeto  mismo. 

La  palabra  cafeto  no  está  todavía  en  el  Diccionario  acadé- 
mico de  1729,  sin  duda  á  causa  de  que,  como  él  mismo  lo  ase- 
gura en  el  vocablo  café,  el  uso  de  éste  se  había  introducido 
recientemente  en  España. 

CAJETA 

El  que  tiene  saliente  la  parte  inferior  de  la  boca,  por  ser 
más  grueso  el  labio  inferior  que  el  superior  ó  por  otra  causa, 
es  befo  ó  belfo. 


CAL  83 

CAJONERAS 

Llamamos  en  Quito  á  ciertas  buhoneras,  sin  duda  porque 
exponen  sus  portátiles  mercancías  en  unos  cuantos  cajones. 

Cajonera  es  conjunto  de  cajones  que  hay  en  las  sacristías 
para  guardar  las  vestiduras  sagradas  y  ropas  de  altar. 

«Desde  al!í  pasaron  á  la  sacristía...  por  debajo  de  estas  ventanas  se 
extendían  las  cajofieras  en  toda  la  longitud  de  la  sala». 

{  Selgas — Nona. ) 

'  «Aquí  fué  el  sacristán  el  encarg-ado  de  enseñar  los  ornamentos,  y 
no  tardó  mucho  en  colocar  sobre  el  ancho  tablero  de  las  cajoneras  los 
terníjs  de  más  valor». 

(Selgas — Nona. ) 
CALÉ 

Así  llamábamos  á  una  monedita  equivalente  á  la  cuarta 
parte  de  nuestro  real,  que,  por  cierto,  vale  el  doble  del  real 
de  vellón\  y  aun  hoy  se  dice  que  cuesta  un  calé  lo  que  cuesta 
dos  centavos  y  medio  ó,  lo  que  es  lo  mismo,  un  cuartillo  de 
un  real. — Reemplaza  á  la  palabra  cnarto  en  las  frases  estar 
uno  sin  un  cuarto,   no  teiier  un  cuarto,  etc. 

Creíamos  que  vendría  del  antiguo  calle  italiano;  mas,  pos- 
teriormente hemos  oído  la  palabra  á  los  catalanes,  y  aún  la 
hemos  hallado  en  el  cuento  Coralijia,  publicado  en  la  revista 
de  Madrid  «Por  esos  Mundos». 

CALENTURAS 


Denominamos  en  algunas  provincias  del  Ecuador  á  lasyf.?- 
bres  intermitentes  ó  á  las  palúdicas.  En  otros  lugares  de  Sud- 
América,  como  en  Chile,  se  suele  llamar  vulgarmente  calen- 
tura á  la  tisis  ó  tuberculosis. 

La  Academia   pone  fiebre  como  sinónimo    de  calentura; 


84  CAL 

pero  la  verdad  es  que  se  diferencian  la  una  de  la  otra,  tanto 
como  el  todo  de  la  parte,  el  compuesto  del  componente.  En  el 
lenguaje  de  la  ciencia  (que  debemos  empeñarnos  no  se  diver- 
sifique del  copa.ú.n)^  fiebre  es  un  género  á  que  pertenecen  las 
especies  tifiis^  tifoidea^  aj/iarilla^  etc.  Las  obras  de  medicina 
señalan  varios  orígenes  á  la  voz  fiebre:  fervere^  hervir;  fervor, 
{ermenta.ción\  fiebruare,  purgar. 

Calentura  es  un  síntoma  común  á  casi  todas  las  afecciones 
agudas,  inclusive  las  fiebres;  no  es  una  enfermedad  esencial. 
Se  revela  por  aceleración  de  los  movimientos  del  pulso  y  au- 
mento de  la  temperatura  orgánica. 

Los  franceses  no  tienen  sino  la  palabra  yí^z^r*?  para  signifi- 
car-así  lo  que  en  castellano  la  medicina  Ví2íxíí2í.  fiebre^  como  lo 
que  nombra  calentura. 

CÁLIDO 


Consérvase  entre  el  vulgo  ecuatoriano  la  donosa  clasifica- 
ción de  los  medicamentos,  ó  mejor  dicho  de  los  remedios,  ó  aun 
quizá  de  todos  los  agentes  de  la  naturaleza,  en  cálidos  y  fres- 
cos. Y  como  sucede  con  los  actos  del  dicho  señor  vulgo,  la  re- 
ferida clasificación  no  está  fundada  más  que  en  el  arbitrario 
juicio  de  cada  opinante.  Así  para  don  Fulano  el  azufre  es  cá- 
lido, mientras  para  don  Zutano,  fresco;  el  azúcar  es  ííiia  can- 
dela conforme  al  parecer  de  Mengana,  y  iin  hielo  según  dicta- 
men de  Perengana. 

Algo  análogo  acaece  respecto  de  las  enfermedades:  quién 
cree  que  la  alferecía  proviene  de  frío^  quién  que  es  produ- 
cida por  el  calor.  Lo  cual  pone  á  las  veces  en  aprietos  serios 
al  médico,  á  quien  se  le  consulta  acerca  de  la  condición  fresca 
ó  caliente  del  remedio  ó  dé  la  enfermedad;  tocante  á  las  enfer- 
mas acaso  la  decisión  sería  menos  difícil. 

Y  la  cosa  no  es  sólo  nuestra.  Para  no  citar  sino  á  Para- 
celso,  hallamos  entre  sus  aforismos  uno  que  da  razón  á  la 
homeopatía  y  á  las  viejas  curanderas:  ^Vegue  unqnain  ilUus 
mor  bus  callidus  per  FRlGlDA  sanatns  fnit^  nec  FRIGIDUS  ^¿v 
CALLIDA;  siniile  aiitem  S7tuni  si/nile  freg?íentej'-  cnravit. 

Don    Benjamín   Mcuña  Mackenna   relata   en  su  obra  Los 


d 


CAL  85 

Médicos  de  antaño^  que  hasta  no  há  mucho,  los  religiosos  de 
Chile  aplicaban  los  Evangelios  á  los  pacientes,  calificando  és- 
tos los  efectos  según  el  color  de  los  hábitos  del  que  propinaba 
la  aplicación:  así  los  Evangelios  de  los  religiosos  mercenarios 
eran  frescos,  y  cálidos  los  de  agustinos  y  íranciscanos. 

Amén  de  la  clasificación  general  de  que  hemos  hablado, 
específicamente  el  pueblo  posee  otros  maravillosos  conoci- 
mientos relativos  al  arte  de  curar,  ya  alopáticos,  ya  homeopá- 
ticos, ya  eclécticos.  De  conformidad,  verbigracia,  con  el  prin- 
cipio de  Hahnemann,  similia  similibits  ctirantiir,  adaptado  á 
las  entendederas  de  cada  cual,  la  pina,  por  parecerse  á  una  ca- 
beza rubia  y  crespa,  tiene  la  propiedad  de  hacer  rubio  y  crespo 
á  cualquier  nieto  de  cualquier  soldado  raso  de  Rumiñahui, 
con  tal  que  el  dicho  nieto  se  peine  con  el  jugo  de  la  anana 
cuotidianamente.  Al  pobre  tojitate  de  árbol  se  le  achaca,  asi- 
mismo á  causa  de  asemejarse  á  los  tubérculos  de  los  leprosos, 
el  ser  propenso  á  la  elefancía. 

En  cuanto  á  la  fórmula  de  las  viejas  para  recomendar  un 
medicamento,  «si  no  le  hace  bien  tampoco  le  hará  mal»,  em- 
pléase también  entre  las  curanderas  de  Francia:  Si  ca  jie  fait 
pas  de  bien^  ca  ne  fait  pas  de  mal. 

CALOSTRE 


Calostro,  en  todo  sentido. 

«O  pintar,  las  3a  afinadas,  á  punta  de  navaja  sobre  la  pátina  artifi- 
cial del  calostro  secado  al  fueg"o». 

{Pereda — Peñas  arriba.^ 
CALCE 


Llaman  en  Guayaquil  á  cada  uno  de  los  palos  de  madera 
incorruptible  que  se  introduce  en  el  suelo  y  sirve  de  cimiento 
al  estante  con  el  que  está  empalmado. 

¿Será  acaso  el  pilote) 


86  CALL 


CALZAR  (los  dientes) 

Decimos  á  lo  que  los  dentistas  nombran  orificar;  y  calza 
llamamos  á  la  orficación.  Hay  no  obstante  la  diferencia,  en- 
tre las  varias  palabras  expresadas,  que  calzar  y  calza  se  refie- 
ren á  todo  relleno  de  la  picadura  de  un  diente  ó  de  una  muela, 
sea  con  platino,  con  pasta  ó  con  oro;  mientras  que  orificar  y 
orificación,  según  su  etimología,  expresan  la  operación  sólo 
con  el  último  metal  nombrado. 

Calzar  una  muralla  se  dice  asimismo,  en  vez  de  reforzarla\ 
y  calza  denominamos  al  refuerzo  ó  reparo  que  ponemos  para 
fortalecer  una  pared  ó  muralla  que  amenaza  ruina. 

Nombramos  calza ^  por  fin,  á  la  porción  de  hierro  ó  acero, 
que  se  añade  á  las  rejas  de  arado,  etc.,  cuando  están  gastadas, 
esto  es,  al  calce. 

CALLA,  VENÍ 

Esta  forma  del  imperativo,  tan  empleada  en  el  Ecuador 
y  Colombia  y  que  aun  me  parece  haberla  oído  en  el  Perú, 
Chile  y  la  República  Argentina,  se  usa  ó  se  usaba  en  España, 
de  donde  debió  de  ser  llevada  á  la  América  española. 

«Ye7ií  acá,  paje,  dijo  D.  Quijote:  ;vuestro  amo  no  se  llama  Perioneo 
de  Persia  hijo  del  gran  Soldán  de  Persiar» 

{Avellaneda — Quijote  ^ ) 

«Yeni  acá,  hombre  del  diablo:  ;de  dónde  sois  y  cómo  os  llamáis, 
que  tanto  atrevimiento  habéis  tenido  en  casa  de  dueño  de  tan  ilustres 
calidades?» 

(Id.—ióid.) 

I 
«Calla,  Sancho,  que  para  que  cenéis  más  á  vuestro  placer  os  hemos 
puesto  esa  mesa  aparte». 

■   (Id.—ióid.) 


CALL  87 

Alma,  comenzó,  á  llorar 
Si  acabáis  el  padecer. 
¿Por  qué  habéis  de  aborrecer 
Lo  que  queréis  desearr 

{Céspedes y  Metieses — El  Espailol  Gerardo.) 

Alma  refrena  el  vigor 
De  mi  estrella  y  nacimiento 
Si  no  ha  sido  encantamento, 
Tirano  dueño,  tu  amor. 


{Id. — ibid.) 


CALLAMBA,  ó  CALLAMPA 


Como  se  dice  en  Chile. — Ho)igo^  á&  fungus  {'jw'{{'a  ó  azoY7o;, 
esponja),  de  donde  vienen  también  las  palabras  castellanas 
fungo  y  fungoso\  las  francesas  fongiis^  fongosiié^  foiigible  y 
fongueiix\  las  inglesas  fungí,  fungosity,  fungous  y  fungus\ 
la  italiana yb;/^c,  etc. 

«Los  hongos  {fiingi)  son  vegetales  formados  de  células  ó  filamen- 
tos, y  á  veces  de  ambas  cosas,  muy  variados  en  su  forma  y  tamaño, 
provistos  de  micelio  y  nacidos  en  la  tierra  sobre  mantillo,  ya  proceda 
de  uno  ú  otro  reino  orgánico,  ó  de  algún  leño  muerto,  ó  parásitos  so- 
bre diversas  plantas  vasculares,  vivas  y  siempre  con  mayor  necesidad 
de  cierto  grado  de  humedad  y  calor,  que  de  luz... 

«Los  hongos  varían  en  sus  cualidades,  siendo  unos  estimados  como 
alimento,  mientras  que  otros  son  venenosos;  y  entre  los  parásitos  exis- 
ten muchos  cuyo  conocimiento  interesa  por  el  daño  que  causan  á  las 
plantas  sobre  que  viven.  En  cuanto  á  los  hongos  comestibles  debe  ad- 
vertirse que  caben  peligrosas  equivocaciones  con  otros  más  ó  menos 
parecidos...» 

{Colmeiro — Curso  de  Botánica.) 

«En  los  ho7igos  vemos  también  la  información  de  nuevos  individuos 
por  el  desarrollo  de  sus  filamentos  radiciformes...» 

{Blanco y  Fernández — Curso  completo  de  Botátiica.) 

Esto  por  lo  que  se  refiere  á  los  hongos  en  general;  los  co- 
mestibles son  comunmente  setas. 


CAN 


C AMADA 


Es  palabra  castiza;  pero  no  significa  lo  propio  que  cama- 
rada  el  que  anda  en  compañía  con  otro  ú  otros,  tratándose 
con  amistad  y  confianza. 

CAMAPÉ 

Llaman,  los  que  sin  duda  creen  que  esta  voz  viene  de 
cama^  á  lo  que  en  castellano  se  denomina  canapé;  palabra  que, 
cuando  la  Academia  publicó  su  primer  Léxico,  acababa  de 
ser  introducida  del  francés,  según  expresa  el  mencionado  Dic- 
cionario en  el  artículo  respectivo. 

CAMISOLA   (de  fuerza) 

Camisa  de  fuerza  llaman  los  españoles  á  lo  que  los  médi- 
cos ecuatorianos,  sin  duda  por  la  costumbre  de  leer  libros 
franceses,  nombramos  camisola  de  fuerza.  Camisole  de 
FORCÉ,  sorte  de  camisole  de  toile  forte^  paralysant  les  nioiive- 
menis  des  bras^  et  a  V  aide  delaquelle  on  maitrise  les  fous  fu- 
rieiix^  les  criminéis. 

CANASTA 


Lat.  canistrum .  Cesto  redondo  y  ancho  de  boca  que  suele 
tener  dos  asas  y  se  hace  de  mimbres. 

Nosotros  llamamos  canasta  á  todo  trasto  de  mimbres,  chico 
ó  grande,  redondo  ó  alargado;  pues  para  el  pueblo  es  comple- 
tamente desconocida  la  palabra  banasta.,  que  define  el  Diccio- 
nario de  la  Academia:  «Cesta  grande  formada  de  mimbres  ó 
listas  de  maderas  delgadas  y  entretejidas.  Es  comúnmente  de 
forma  prolongada.  Las  hay  de  distintos  tamaños  y  figuras.» 

Uno  y  otro  vocablo  encontramos  desde  antiguo  usados  en 
castellano. 


CAN  89 

«Nunca  faltaban  por   los  trascorrales  algunas  coladas,  que    con  las 
canastas  mismas  trasponíamos  en  los  aires.» 

{Mateo  Alemán — Gusmán  de  Alfarache.) 

Piensas  que  llevas  banastas 
Me  dice  cuando  le  asierro. 
Si  le  oyeran  las  banastas 
Le  confundieran  á  retos. 


( Quevedo — Romances. ) 


CAXCER 


Tumor  ó  úlcera  de  naturaleza  maligna.  Del  lat.  cáncer, 
carcínos,  xar//ívo;,  xar//ívo¡j.a  (por  la  semejanza  entre  las  venas  di- 
latadas que  cubren  los  tumores  cancerosos  y  las  patas  de  la 
langosta  marina;  ó  porque,  como  un  animal,  devóralas  carnes 
vivas;  ó  por  la  repugnancia  que  inspira  la  vista  de  la  enferme- 
dad, como  la  del  cangrejo).  Del  mismo  origen  han  sido  toma- 
das las  denominaciones  españolas  cancro^  carcinoi7ia\  las  fran- 
cesas cáncer.,  carcinome\  la  inglesa  cáncer  y  las  holandesas 
kanker^  kankergezwell. 

Caer  cáncer  decimos  vulgarmente  en  vez  de  gangrenarse., 
esto  es,  morirse,  desorganizarse,  pudrirse  una  porción  más  ó 
menos  extensa  del  cuerpo  á  causa  de  una  quemadura,  de  una 
herida,  etc. 

CANECA 


No  está  bien  en  vez  de  alcarraza. 

«Alhajan   las   mesas   de   aguamaniles,   jarros,   alcarrazas    y   otras 
cosas.» 

(Oviedo    Valde's — Historia  General  y  Natural  de  las  Iftdias   Occi- 
dentales.) 

CANGAGUA 

Denominamos  á  diversas  tierras  duras,  compactas,   estéri- 
les, que  por  lo  general  constituyen  el  subsuelo  de   nuestros 


90  CAN 

campos  andinos,  y  especialmente  á  los  yacimientos  díhiviales 
de  arcilla  margosa^  que  dirían  los  geólogos.  Cuando  las  lluvias 
las  han  denudado  de  la  capa  vegetal,  forman  una  especie  de 
calveros  que  impropiamente  llamamos  calaveras. 

Cancagua  dicen,  según  parece,  en  Chile;  pues  así  escribe 
la  palabra  el  Dr.  Rodulfo  Amando  Philippi,  en  su  libro  Los 
fósiles  terciarios  y  cuartarios  de  Chile. 

CANGUEREJO 

Cangrejo  (de  xapxívoc) 

Los  más  autorizados,  los  más  viejos 
De  todos  los  cangrejos 
Una  gran  asamblea  celebraron. 

Repetían  las  madres  sus  lecciones 
Mas  no  bastaban  teóricas  razones, 
Porque  obraba  en  los  jóvenes  cangrejos 
vSólo  un  ejemplo  más  que  mil  consejos. 

(Sama/liego — Fábulas:  Los  Cangrejos.) 

CANGUIL 

El  Zea  litáis  de  los  botánicos  tiene  entre  nosotros  un  sin- 
número de  variedades,  naturalmente  con  sus  nombres  respec- 
tivos para  que  las  diferencie  el  comercio.  Así  poseemos  el 
maíz  delgado  ó  de  jora,  el  maíz  grueso  ó  de  mote.,  el  maíz 
blanco.,  el  maíz  negro.,  el  maíz  pintado;  el  morocho  que,  por  ser 
compacto,  duro,  vitreo,  ha  dado  su  nombre  como  calificativo 
á  las  cosas  que  poseen  los  atributos  expresados;  el  chulpi, 
chico,  arrugado  y  de  un  sabor  especial;  el  cangiíil,  asimismo 
pequeño,  mas  no  rugoso,  y  provisto  de  una  parte  saliente  y 
aguda  como  una  espina.  Sometido  á  la  torrefacción,  que  diría 
un  boticario,  ó  sea  á  la  tostadura,  se  revienta  y  echando  fuera, 
en  masa  esponjosa  y  blanca,  la  fécula  y  más  sustancias  que 
contiene,  toma  el  aspecto  de  un  jazmín  doble,  constituyendo 
lo  que  denominamos  canguil  reventado,  ó  lo  que  en  España 
\\.-A.vcí2Lri  palomitas.,  según  el  decir  de  Don  Pedro  Paz  Soldán. 


CAP  91 


CANILLA 

Es  cada  uno  de  los  huesos  largos  de  la  pierna  ó  del  brazo. 
Nosotros  hemos  restringido  su  significación  á  sólo  la  tibia  ó 
hueso  de  la  espinilla^  palabra  esta  última  que  en  cambio  he- 
mos reservado  para  denominar  cierta  erupcioncita  pasajera  del 
rostro. 

«Y  á  buena  cuarta  se  larga  el  palo  en  la  espinilla  ó  en  los  nudillos 
del  pie  desnudo». 

(Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 

CANTE RON 


El  que  labra  las  piedras  ó  cantos  para  los  edificios  se 
llama  cantero,  y  no  canteróii^  como  decimos  agregando  una  n 
intrusa. 

Llámase  también  picapedrero. 

El  derivativo  cantero  trae  origen  de  canto^  como  zapatero 
del  primitivo  zapato,  herrero  de  hierro,  etc.  Las  terminacio- 
nes ante^  ario^  ente^  ero^  ista  y  también  la  or^  lo  sabemos  to- 
dos, indican  generalmente  destino,  secta,  profesión,  oficio  ú 
ocupación. 

Canter ón  está  pues  tan  mal  dicho,  como  estarían  herrerón 
y  ¿apaterón,  si  tal  se  le  ocurriese  decir  á  algún  neólogo  pa- 
lurdo; á  no  ser  que  se  tratase  de  formar  un  derivado  de  signi- 
ficación agrandada  ó  atenuada,  pues  on  añade  fuerza  especial 
á  los  derivativos  ó,  por  el  contrario,  la  disminuye  según  los 
casos. 

«Como  si  muchos  carpinteros  y  catiteros,  labrasen  madera  y  piedra 
para  la  cimbra  y  el  arco  de  la  puente». 

(Trueba — La  vara  de  azucenas.) 
CAPELLADA 

Es   cierto    remiendo  que   se  cose  á  los   zapatos  rotos,  y  no 


92  CAP 

el   cuero  que  cubre  el  pie  en  las  botas,  que  se  llama,   según  el 
Diccionario,  cabezada. 

CÁPSULA 


Con  esta  palabra,  diminutivo  de  capsa^  caja,  se  nombra  en 
química  á  un  vaso  redondeado,  aplicable  á  diversos  usos; 
en  botánica,  al  fruto  uni  ó  multilocular,  seco,  que  se  abre  de 
varias  maneras  y  no  presenta  caracteres  de  otro;  en  anatomía 
se  denominan  cápsulas  cosas  muy  distintas:  aparatos  ligamen- 
tosos (cápsulas  articulares),  porciones  ó  sacos  membranosos 
(cápsula  de  Glisson,  cápsulas  sinoviales,  etc.);  en  farmacia, 
unos  cuerpos  huecos,  elipsoides  ó  esféricos,  solubles,  destina- 
dos á  encerrar  un  medicamento  generalmente  desagradable  al 
gusto  ó  al  olfato.  En  milicia  se  llama  cápsula  ó  pistón  el  som- 
brerete metálico,  que  por  contener  una  sustancia  fulminante, 
estalla  en  la  chimenea  de  las  armas  de  fuego  al  ser  percutido; 
mas  no  la  carga  de  pólvora  y  bala  ó  perdigones  correspon- 
dientes á  cada  tiro  de  una  arma  de  fuego   es  decir,  el  cartucho. 

CAPULÍ 

Está  ya  la  palabra  en  el  Diccionario  para  denominar  al 
árbol  y  al  fruto  de  la  Drupácea,  Cerasus  salicifolia  (D.  C.)  ó 
Prunus  salicifolia  (H.  B.  K.),  según  acostumbramos  en  el 
Ecuador;  y  no,  como  en  el  Perú,  al  frutito  de  la  Solaiiácea 
Physalis  esculeiita  (Willd),  esto  es,  á  lo  que  nosotros  llama- 
mos uvilla. 

Quizá  pues  convendría  que  los  SS.  Académicos,  á  la  defi- 
nición «Capulí,  m.  árbol  oriundo  de  América,  especie  de  ce- 
rezo, etc.,»  añadiesen.  ||  Pr.  Per.  Planta  de  la  familia  de  las  so- 
lanáceas que  produce  un  fruto  algo  semejante  á  la  uva.  [|  El 
fruto  de  la  misma  planta. 

Sin  duda  por  haber  consultado  la  tabla  de  correspondencia 
ciejitífica  de  la  obra  de  Colmeiro  Curso  de  Botánica,  un 
erudito  escritor  nuestro,  al  hablar,  del  árbol  de  captílí,  lo  con- 
funde con  la  plantita  solanácea  que  hemos  nombrado. 


CAR  93 

CARÁTULA 


La  primera  plana  de  los  libros  impresos,  en  que  se  pone  el 
título  del  libro,  el  nombre  del  autor  y  el  lugar  y  año  de  la  im- 
presión, se  llama  portada  y  no  carátula,  vocablo  castizo  en 
otras  acepciones. 

CARBÚNCULO 


Carbunco  ó  carbunclo. 

Conocedores  del  latín,  se  muestran  los  que  llaman  car- 
búnculo al  carbiDico. 

«Carbunco  ó  carbúnculo  es  el  rubí,  y  se  deriva  del  L.  carbúnculus^ 
porque  su  color  lo  asemeja  á  un  carboncillo  encendido». 

(Cltmenciji — Comentarios.) 

Verásle  ya  á  sus  mismos  concoleg"as 
Lindas  zurras  cascar;  pero  de  alg'unos 
Ser  padrino  también,  que  havles  entre  ellos 
ITinos  como  el  coral,  como  el  carbunclo; 
Y  también  clamará  porque  les  paguen 
Esos  cinco  realetes  como  es  justo. 

(Fray  Gerundio — Capillada  i  .^) 
En  medicina  se  dice  carbunco  al  ántrax  (a.'d'ja^). 

CARCOMER 

Leo  en  un  periódico  que  el  río  Tahuando  está  carco- 
miendo un  barrio  de  Ibarra» — En  sentido  figurado  quizá  no 
esté  del  todo  mal  dicho;  pues  carco77ter,  además  de  roer  la 
carcoma  la  madera,  significa  metafóricamente  consumir  poco  á 
poco  alguna  cosa  como  la  salud,  la  virtud,  etc. — A  los  que  no 
quieran  hablar  sólo  de  manera  figurada,  les  recomendamos  el 
verbo  derrubiar. 


94  CAR 

CARIÁTIDA 


Cariátide^  del  griego  xccpuáti^s:;. 

«Como  columnas  emplearon  también  los  griegos  estatuas  de  hom- 
bre y  de  mujer...  Ejemplos  de  tales  estatuas  se  encuentran  en  la  tri- 
buna situada  en  la  parte  del  Erecteión  que  mira  al  Norte.  Si  hemos  de 
atenernos  á  la  tradición  consignada  por  Vitrubio,  aquellas  estatuas  re- 
presentan mujeres  de  la  Caria  hechas  esclavas  por  los  griegos,  dedu- 
ciéndose de  aquí  el  nombre  de  Cariátides  que  suele  dárseles;  pero  es 
muy  posible  que  semejante  consejo  no  tenga  gran  fundamento...» 

(Manjarrés — Las  Bellas  Artes — Arquitectura.) 

Al  cabo  hallamos  que  los  griegos  modernos  todavía  dan  el  nombre 
de  xoocít  á  las  Cariátides,  cuya  palatíra  vale  en  español  íjtuchacha». 

(Manjarre's — Teoría  este'tica  de  las  Artes  del  Dibujo.) 

CARIUCHO 

¡Qué  tal!  Ha  bastado  el  trastrueque  de  una  letra  para  que 
no  lo  conozca  ni  la  madre  que  lo  parió.  ¿Quién  creería  que, 
con  arreglo  al  Diccionario,  Carincho  es  el  potaje  compuesto 
de  carne  y  de  patatas  con  salsa  de  ají? 

Suponemos  que  la  mala  letra  del  ecuatoriano,  que  envió  á 
España  el  nombre  de  nuestro  popular  plato,  se  tuvo  la  culpa 
del  cambio  de  la  u  con  la  n  que  dejó  al  dicho  potaje  hasta  sin 
etimología. 

Cariucho.,  del  quichua  cari  varón  y  ticho  ají,  quiere  decir 
bocado  propio  de  hombres,  ya  por  lo  alimentoso,  ya  por  lo 
picante  y  fuerte  del  pimiento  molido,  que  constituye  casi  por 
sí  solo  la  salsa  que  corona  las  papas  del  cariucho. 

Bueno  está  pues  que  ei  vocablo  figure  en  el  Léxico;  pero 
restituyasele  á  su  forma  originaria  y  etimológica. 

El  quichua,  prestándose  como  el  griego  á  las  yuxtaposi- 
ciones de  vocablos,  da  frecuentemente  la  definición  de  la  cosa 
en  las  denominaciones  respectivas. 


CAR  95 


CARLANCA 


Define  el  Diccionario:  collar  ancho  de  hierro  ó  de  cuerpo 
muy  fuerte,  con  unas  puntas  de  hierro  puestas  hacia  fuera, 
para  armar  el  pescuezo  de  los  mastines  contra  las  mordeduras 
de  los  lobos. 

Según  Aldrete,  «el  nombre  carlanca  vino  del  sonido  que 
hace  el  perro  en  la  garganta,  cuando  está  cansado  y  falto  de 
aliento,  sacada  la  lengua  y  jadeando;  y  esto  se  llama  carlear». 

El  palo  que  se  pone  en  el  pescuezo  á  los  animales  para  im- 
pedirles que  penetren  en  los  sembrados  ó  salgan  de  los  corra- 
les, etc.,  se  llama  taragallo. 

«Pues  con  orejas  como  las  suvas,  que  le  sirven  de  taragallo^  no  pa- 
sará jamás  por  la  Sublime  Puerta». 

(Juan  Montalvo — Catilinaria  undécima.) 
CARNICERÍA 


Es  lo  que  nosotros  llamamos  tercena  (véase  esta  palabra 
en  el  lugar  respectivo),  esto  es,  la  casa  ó  sitio  público  donde 
se  vende  por  menor  la  carne  para  el  abasto  del  común. — Car- 
nicería significa,  además,  muchas  otras  cosas;  mas  no  el  sitio 
donde  se  mata  el  ganado  destinado  para  el  abasto  público, 
que  en  castellano  se  denomina  matadero^  ni  el  lugar  donde  se 
vende  la  carne  por  mayor,  que  se  llama  rastro. 

«El  marqués  de  la  Cuérniga,  ayer  traficante  en  reses  de  jnafadero , 
concursado  cien  veces...» 

(Pereda — El  sabor  de  la  tierruca .) 
CARNICERO 

El  Diccionario  de  la  Academia  trae  varias  acepciones  del 
vocablo  como  adjetivo;  pero  como  sustantivo  sólo  la  de 
«persona  que  vende  carne  públicamente». 


96  CAR 

La  persona  que  mata  las  reses  en  el  matadero,  las  desuella, 
descuartiza  ó  destaza,  se  llama  jifero  y  además  matarife  y 
inatacliin.  Jifero  ¿del  árabe  djifa,  cadáver  que  hiede,  ó  del 
griego  í'.cpo;^  espada?  Más  bien  lo  último;  pn&s  jifero  es  tam- 
bién el  cuchillo  del  matarife. 

CARPINTERO 

Ninguna  distinción  hacemos  entre  el  jornalero  que  trabaja 
obras  de  madera  groseras  y  el  que  las  labra  tinas;  y  hasta, 
acaso,  nos  es  desconocida  la  palabra  ebanista.  Sin  embargo, 
hay  tanta  diferencia  entre  el  que  corta  una  troza  para  cimbra, 
ó  una  viga  para  piso  ó  para  tijeras,  y  el  que  pule  un  tablero  ó 
una  moldura  para  ménsulas  y  otros  muebles,  como  la  que 
existe  entre  el  cantero  y  el  marmolista,  entre  el  artesano  y  el 
artífice. 

-Ebanista  se  ha  dicho  por  extensión  á  los  que  trabajan  en 
maderas yí/írt-^-,  no  sólo  en  ébano. 

Carpintero^  escribe  la  Academia,  el  que  por  oficio  labra 
madera,  ordinariamente  común. 

Ebanistería^  deberíamos  asimismo  denominar,  más  bien 
que  carpintería,  al  taller  ó  al  arte  del  que  se  ocupa  en  obras 
delicadas  de  madera  no  ordinaria. 

Los  franceses  hacen  igualmente  distinción  entre  el  cJiarpen- 
tier,  el  mennisier  y  el  ébéniste. 

CARRASPOSO 

Dígase  áspero,  carrasqtieño. 

CARRETA 

Además  del  carro  dei  que  tiran  los  bueyes,  tiene  algunas 
otras  acepciones;  pero  no  la  de  cilindro  taladrado,  general- 
mente de  madera,  con  rebordes  en  sus  extremos,  que  sirve 
para  arrollar  en  él  hilos  de  lino,  seda,  etc., — que  en  caste- 
llano se  denomina  carrete. 


CAKK  97 

CARRIEL   ó    CARRIL 

¿Del  sustantivo  ing-lés  carrier^  conductor,  portador?, — deci- 
mos á  lo  que  en  España  he  oído  á  los  viajeros  llamar  maleta 
de  jnano  ó-  cartera  de  viaje^  aunque  en  el  Diccionario  no 
están  tales  denominaciones. — Algunos  ecuatorianos,  que  han 
consultado  el  Léxico  y  no  han  encontrado  en  él  la  palabra 
que  estoy  estudiando,  llaman  á  la  nía  le  tita  ó  saco  de  noche  pe- 
queño, no  de  tela  de  alfombra  como  éste,  sino  de  cuero,  gar- 
niel; voz  que  no  corresponde  tampoco  al  objeto  denominado, 
pues  la  Academia  la  define:  «Cinto  de  los  arrieros,  al  que 
llevan  cosidas  unas  bolsitas  para  guardar  el  dinero». 

Tampoco  me  parece  adaptable  al  referido  objeto  el  nombre 
fardel;  pues,  aun  cuando  el  Diccionario  llama  así  al  «saco  ó 
talega,  que  llevan  regularmente  los  pobres»  (cosa  que  no  su- 
cede con  nuestro  carriel)^  •:<pastores  y  caminantes  de  á  pie, 
para  las  cosas  comestibles  ú  otras  de  su  uso», — es  palabra  em- 
pleada por  los  escritores  castizos  en  el  sentido  de  lío  ó  de 
fardo  pequeño. 

«Alcanzaron  dos  de  Creta)  esta  segunda  petición,  y  las  ferias  cada 
uno  hizo  su.  fardel  áe.  trabajos,  y  cargaron  con  ellos,  mas  después  que 
salieron  á  la  plaza,  etc.» 

(Nieremberg — Diferencia  etc.  i 

«Cuyo  equipaje  estaba  reducido  á  una  pequeña  maleta  y  una  gran 
cartera,  que  el  mismo  viajero  llevaba  á  la  mano». 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

«Ayer  á  media  tarde  salió  de  la  fonda,  dejándose  su  maletín  y  su 
cartera.» 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

El  vocablo  giiarniel^  con  que  sustituye  á  carriel  el  señor 
Cevallos,  es,  según  entendemos,  el  mismo  garniel  de  que  se 
habló  arriba.  A  falta  de  una  voz  que  corresponda  exactamente 
al  objeto  cuyo  nombre  corregimos,  pueden  aceptarse  las  dos 


98  CAS 

palabras  expresadas,   que  al  menos  son  castizas  y  significan 
una  cosa  análoga  á  la  que  queremos  denominar. 

Carnier  en   francés  significa  lo    propio  que   caniassiére^ 
saco  ó  bolsa  de  red  para  llevar  la  caza. 

CASCARILLA 


Es  una  corteza  muy  aromática  proveniente  del  árbol  Cro- 
tón eleuteria^  completamente  distinto  de  los  que  producen  la 
quina  (Cinchona  calisaya^  C.  condaminea^  etc).  De  confundir 
los  nombres  de  los  objetos,  pueden  ocasionarse  serios  males, 
así  para  las  lenguas,  como  para  las  necesidades  sociales  y  do- 
mésticas. Lástima,  pues,  que  hasta  la  Academia  hubiese,  como 
nosotros,  aceptado  el  nombre  de  cascarilla  para  la  corteza  de 
las  cinchonas^  esto  es,  para  la  quina. 

CASERO 


Como  adjetivo,  significa  «que  se  hace  ó  cría  en  casa  ó  per- 
tenece á  ella»,  etc.;  y  como  sustantivo-,  «dueño  de  una  casa, 
que  la  alquila  á  otro;  persona  que  corre  con  la  administración 
de  ella;  persona  que  cuida  de  una  casa  ajena,»  etc. 

Mas  los  ecuatorianos  denominamos  casero.^  al  sujeto  que 
acostumbra  comprar  en  una  misma  tienda  lo  que  necesita,  ó 
servarse  siempre  de  un  artesano,  oficial  ó  jornalero,  con  prefe- 
rencia á  otros,  es  decir,  al  parroquiano, 

«Pero  mirad  que  mandéis  que  el  casero  esté  á  la  puerta,  para  que,  si 
viniere  alguno,  sea  quien  fuere,  diga  que  no  estamos  aquí,  porque  no 
nos  estorben.» 

(Mayans — Diálogo  de  las  lenguas.) 

Casera  se  dice  también  á  la  mujer  hacendosa;  y  casero,  ra, 
de  la  persona  que  no  sale  de  casa,  ó  gusta  mucho  de  ella. 

«Entremos  en  mi  cuarto  donde  no  llega  el  ruido  de  la  familia,  por- 
que estas  mujeres  caseras  todo  lo  traen  siempre  revuelto.» 

( Selgas — Nojia . ) 


CAS  99 

Pues  yo...  la  verdad... 
Como  tú  eres  tan  casero... 
Creí  que  el  tiempo  que  estás 
En  casa...  aunque  vo  esté  fuera... 
No  te  debía  pesar. 

{^Don  Ventura  de  la  Yega — El  Hombre  de  Mundo.) 


CASILLA 


Casa  ó  albergue  pequeño  y  aislado  del  guarda  de  campo, 
heredad  ó  jardín,  despacho  de  billetes  de  teatro,  circo,  etc., 
significa  la  pobre  voz  casilla.^  que  en  el  Ecuador  se  toma 
como  equivalente  de  la  denominación  inglesa  zuatercloset^ 
conforme  con  rubor  muy  plausible  y  sin  duda  para  dar  á  en- 
tender que  en  francés  no  hay  palabra  para  ello,  llaman  en 
Francia  y  otras  muchas  partes  sljardm.,  que  dicen  los  marinos 
españoles,  ó  sea  al  retrete,  secreta^  común.,  lugar,  letrina., 
como  nombran  á  los  cabinets  los  españoles  no  marinos. 

En  Castilla  la  Vieja  se  usa  el  vocablo  casillas  (generalmente 
en  plural)  para  designar  el  coiniin.  De  ahí,  pues,  ha  de  venir- 
nos la  denominación. 

En  Chile  llaman  casilla  al  apartado  de  correos,  sin  duda 
por  la  semejanza  de  éste  con  el  casillero  ó  sea  el  mueble  con 
varias  divisiones  que  sirve  para  tener  en  él  con  la  conveniente 
separación,  papeles,  cartas,  billetes  de  teatro  ó  ferrocarriles, 
etcétera. 

Presentaremos  un  ejemplo  del  nombre  castellano  más  vul- 
gar, común,  del  luatercloset: 

«El  autor  se  extiende  lue^o  en  tratar  de  este  ramo  de  policía  de  las 
ciudades  recordando  y  describiendo  las  cloacas  máximas  de  Roma,  los 
comunes  públicos  y  sumideros  de  Sevilla...» 

{Mesonero  Romanos — El  antiguo  Madrid.') 
CASINETE 

Así  nombran  los  comerciantes  y  sastres  ecuatorianos  á  un 
pañete  especial  de  poco  precio  y  de  menor  duración.  Cuando 


loo  CAS 

Quito  era  «el  pueblo  más  industrioso  de  las  Colonias»,  surtía 
de  casinetes,  bayetas  y  otras  telas  baratas  á  los  pueblos  de 
Santa  Fe,  y  por  el  Sur  hasta  lo  que  es  hoy  República 
de  Chile. 

En  el  segundo  testamento  de  doña  Catalina  de  los  Ríos 
(Santiago,  enero  i5  de  i665),  publicado  por  don  Benjamín  Vi- 
cuña Mackenna,  hallamos  en  el  itein  i8: 

«Mando  que  se  dé  á  los  indios  de  mi  encomienda  un  vestuario  de 
paño  de  Quito  y  mil  pesos  en  g-anado  ovejuno  y  por  los  difuntos  se  dig'an 
quinientas  misas  por  los  religiosos  del  Señor  San  Agustín  de  esta 
ciudad.» 

{Los  Lisperguer  y  la  Qumírala.) 
CASQUILLO 

Nuestros  soldados  denominan  casquillo  al  cartucho  metá- 
lico vacío. 

CASTILLA 

Según  el  señor  don  Zorobabel  Rodríguez,  en  su  importante 
libro  Diccionario  de  Chilenisjuos ^  seguramente  por  haber  ido 
de  Castilla  las  primeras  ovejas  que  llegaron  á  Chile,  se  llamó 
carne  de  Castilla  á  la  de  oveja,  carnero  ó  cordero. 

En  nuestra  República,  como  lo  observa  don  Pedro  F.  Ce- 
vallos  en  el  Breve  resumen  de  la  Historia  del  Ecnador^ 
«decir  que  tal  ó  cual  efecto  era  de  Castilla,  era  decir  que  era 
bueno  en  supremo  grado;  y  hasta  ahora  mismo  ha  quedado  la 
vieja  costumbre  de  llamar  bayeta  de  Castilla  á  la  de  pellón; 
caña  de  Castilla,  á  la  de  azúcar;  cera  de  Castilla,  á  la  de  abejas; 
arroz  de  Castilla,  canela  de  Castilla,  alumbre  de  Castilla,  etc., 
aun  cuando  estas  producciones  fuesen  americanas,  asiáticas 
ó  africanas,  y  de  otros  puntos  de  Europa  ó  de  la  misma 
España. 

¡Castilla  cosa! — para  el  vulgo,  que  emplea  esta  construc- 
ción del  todo  quichua,  equivale  á  decir:  ¡Cosa  exquisita!» 


j 


I 


CAT  loi 

CASTILLO 

Es  «lugar  fuerte,  cercado  de  murallas,  baluartes,  fosos  y 
otras  fortificaciones.»  Además  de  éste  y  de  otros  significados, 
la  palabra  castillo  quiere  decir  «máquina  de  madera  ó  de  hie- 
rro, en  figura  de  castillo^  vestida  de  varios  fuegos  artificiales, 
de  que  se  usa  en  algunos  regocijos  públicos:  aunque  en  este 
caso  se  dice  castillo  de  fuego» .  Nosotros  llamamos  simplemente 
castillo  á  la  rueda  llena  de  cohetes,  que,  dando  vueltas  á  la  re- 
donda, los  va  despidiendo,  esto  es,  á  lo  que  en  España  se 
nombra  girándula. 

También  he  oído  nombrar  castillos,  á  unos  armazones  de 
carrizos^  especie  de  cucañas,  que  sirven  á  los  indios  para  colo- 
car frutas,  cucharas,  platos,  etc.  y  que  regalan  á  los  dueños  de 
los  fundos  en  las  fiestas  de  dichos  fundos. 

CATALÁN 


Papahigo  es  como  se  denomina  la  especie  de  -ntotitera^  que 
cubre  la  cara  y  el  pescuezo,  para  defender  del  «aire  y  del  frío 
á  los  que  van  de  camino». 

Catalán  lo  llama  nuestro  pueblo,  acaso  porque  lo  usó  pri- 
mero entre  nosotros  alguna  persona  de  Cataluña,  ó  porque  de 
este  Principado  nos  vinieron  los  ^r\va.Qros  papahígos. 

Papahigo^  según  Covarrubias,  está  formado  de  papo^  cue- 
llo, y  Jijo  ^  fijar. 

Si  el  cielo  ves  ceñudo 

Y  de  nubes  echado  el  papahígo^ 
No  el  vigor  enemigo 

Del  rayo  amedrentarte  jamás  pudo, 
Ni  contra  ti  rezelas  que  se  fragua 

Y  tiemblas  sólo  que  te  toque  el  agua. 

( Quevedo — Canciones . ) 
CATZO 

Llamamos  calzos^    á   varias   especies   de  abejorros  y  quizá 


I02  CAU 

también  á  algunos  escarabajos^  así  como  denominamos  ctisits  ó 
Clisos  á  las  larvas  de  los  mismos. 

A  nadie  se  le  trate  con  desprecio, 
Como  al  escarabajo; 
Porque  al  más  miserable,  vil  y  bajo, 
Para  tomar  venganza,  si  se  irrita, 
;Le  faltará  siquiera  una  bolita? 

(Saifianiego — El  águila  y  el  escarabajo.) 

Que  así  como  la  reina  de  las  flores 
Al  sucio  escarabaj'o  desagrada, 
Así  también  á  Góticos  Doctores 
Toda  invención  amena  y  delicada. 

{Don  Toi7iás  de  Triarte — Fábulas  literarias — El  escarabaj'o.') 
CAUCARA 


En  quichua  significa  piel  ó  cascara  correosa  y  dura,  quiere 
decir,  la  carne  que  está  inmediatamente. debajo  del  cuero  délas 
reses,  sobre  las  costillas,  que  por  las  tuertes  fibras  musculares 
de  las  cuales  se  forma,  merece  el  nombre  expresado. 

En  Chile  le  denominan  malaya^ — voz  con  que  picaresca- 
mente llaman  también  al  telón  de  boca  de  los  teatros, — y  en 
la  Argentina,  si  no  me  equivoco,  matahainbre^  palabra  con  la 
cual  los  ecuatorianos  nombramos  á  una  judía  pequeña. 

¿Cómo  se  dice  en  castellano?  No  lo  hemos  podido  averi- 
guar. ¿Será  el  solomillo} 


CAUS 


Caos 


Pintor  del  mundo 

Que  del  confuso  caos  tenebroso 
Sacaste  en  el  primero  y  el  segundo 
Hasta  el  último  día  del  reposo 

{Pablo  de  Céspedes — Poema  de  la  Pintura.) 


I 


CEK  103 

CEXEGOSO 


Cenagoso,  lleno  de  cieno. 


Ea  fin  á  poco  trecho  los  alcanzan 
Que  un  paso  cenagoso  los  detiene. 

(Do7i  Alonso  de  Ercilla y  Zúñíga — La  Araticana?) 
CEXSÍTICO 

Ha  de  decirse  censual. 
CEQUIA 

Palabra  anticuada — Acequia  ó  canee. 

El  canal  que  se  abre  á  fin  de  tomar  ó  llevar  de  los  ríos  el 
agua  para  regadíos,  etc.,  se  denomina  también  caz^  de  donde 
viene  bocacaz.^  vocablo  propio  de  lo  que  los  ecuatorianos  lla- 
mamos bocatoma.^  y  aun  más  propio  que  toma.,  con  que  algunas 
personas  aconsejan  sustituir  el  neologismo  innecesario  boca- 
toma. 

Con  júbilo  ruidoso  los  lag-ares 
Con  su  vaivén  rimado  los  telares, 
Las  ag"uas  mugidoras  en  el  caz, 
Las  abejas  zumbando  en  los  tomillos, 
Balando  en  el  redil  los  corderillos 
Alzan  tod(;s  el  himno  de  la  Paz. 

{Don  Miguel  Gntie'rrez  Jiménez — -Juegos  Jlorales  de  Granada — 
La  Paz.) 

CERA 


Vox:  cirio ^  está  mal  dicho. 

Cera  es  la  materia  que,  excretada  por  las  abejas,  les  sirve 
para  fabricar  las  celdillas  del  panal,  y  aunque,  cometiendo  una 
sinécdoque,  pudiéramos  llamar  al  objeto  con  el  nombre  de  la 


104  CER 

materia  de  que  está  hecho,  y  aunque  el  conjunto  de  velas  ó 
hachas  de  cera  que  sirven  en  alguna  función  se  denomina  cera; 
sin  embargo,  la  bujía  ó  vela  de  cera^  larga  y  gruesa  más  de  lo 
regular^  como  dice  el  Diccionario,  se  nombra  cirio. 

«El  cual  (Teodosio  el  menor) envió  alg-unos  senadores  nobilísi- 
mos, para  que  con  gran  pompa  y  solemnidad,  música,  cirios  encendidos, 
procesiones  y  fiestas  que  se  hiciesen  por  todos  los  lugares  del  camino, 
trajesen  á  Constantinopla  el  sagrado  cuerpo  de  Crisóstorao.» 

{P.  Pedro  de  Ribadeiieira — Fías  Sanctoriim.) 

«Un  ratito  después,  calló  la  campana  y  llegaron  dos  hombres  con 
sendos  brazados  de  velas  y  de  cir  os  que  mandaba  el  Cura  por  delante.» 

{Don  José  María  de  Pereda — Peñas  arriba.) 

Antes  la  definición  del  Diccionario  era  incompleta,  como 
lo  hicimos  notar  en  la  primera  edición  de  este  libro;  pues 
quedaba  sin  nombre  la  cera  que  consumimos  en  cirios  los  ame- 
ricanos: la  que  producen  las  palmas  de  cera  ( Ceroxylon  andico- 
lujn^  Copernicia  cerífera,  etc.).  El  Léxico  de  1899  ^S^^'^g"^  Y^ 
que  algunos  otros  insectos  la  fabrican  también,  y  que  se  halla 
además  en  las  hojas,  flores  y  frutos  de  diversos  vegetales. 

CERCÍN,  AL  CERCÍN 

Cercén,  á  cercén. — Es  como  si  se  dijera  circularmente,  del 
latín  circujjt,  al  rededor,  ó  de  su  derivado  circimis,  compás, 
instrumento  bien  conocido. 

A  cercén,  modo  adverbial:  á  raiz. 

CERCHA 


Tiene  varios  significados;  mas  no  el  de  armazón  de  madera 
para  construir  sobre  ella  los  arcos  ó  bóvedas,  es  decir,  de  lo 
que  en  arquitectura  y  en  castellano  se  denomina  hoy  cimbra  y 
antiguamente  se  nombró  cimbria. 

Es  cierto  que  la  tal  armadura  se  ha  llamado  también  cer- 
chón., y  de  aquí,  sin  duda,  el  que  nuestros  arquitectos  la  deno- 
minasen cercha. 


i 


CIÉ  105 

«Y  una  montaña  de  agua  que  bajaba  rug"iendo  por  las  revueltas  de 
Alonsóteg-ui,  arrastró  Zubileta  abajo  andamies  y  cimbras...» 

(Trueba — La  vara  de  asticenas .) 

CERNIR  ó  CERNER 

Respecto  de  este  verbo  debe  advertirse  que,  si  es  cierto 
que  significa  separar  con  el  cedazo  la  harina  del  salvado  ó 
cualquiera  otra  materia  reducida  á  polvo,  de  suerte  que  lomas 
grueso  quede  sobre  la  tela,  y  lo  sutil  caiga  al  sitio  destinado 
para  recogerlo;  es  cierto  también  que  cuando  es  un  líquido 
el  que  se  pasa  por  el  cedazo,  por  una  manga  ó  por  un  paño,  la 
operación  se  denomina  colar ^  verbo  que,  en  el  Ecuador,  ha 
quedado  sólo  para  remedio;  supuesto  que  no  es  conocido  sino 
por  los  médicos  y  los  boticarios. 

«Aquí  descubre  un  arroyuelo,  cuyas  frescas  aguas  que  líquidos  cris- 
tales parecen,  corren  sobre  menudas  arenas  y  blancas  pedrezuelas  que 
oro  cernido  y  puras  perlas  semejan.» 

{Cervantes — D071  Quijote  de  la  Mattcha.) 

Colar,  del  lat.  colare.,  posee  además  varias  otras  acepcio- 
nes, recta  y  metafóricamente. 

«Después  áth'ió  colarse  por  las  ventanas  y  por  los  balcones  (la  apa- 
rición)... porque  siguió  apareciendo.» 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

CEUTIL 


Limón  cetitil  dicen  los  que  ya  saben  que  no  es  sutil,  ni 
menos  súti^,  el  limón  especial  proveniente  de  Ceuta,  que  por 
esta  razón  debe  llamarse  ceutí;  pues  el  adjetivo  étnico  es,  según 
se  ha  expresado,  ceitti,  y  no  ceutil.,  como  erradamente  decimos 
los  ecuatorianos.  Del  árabe  cebti.,  natural  de  Ceuta. 

CIÉNEGA 


No  trae  el  Diccionario  la  voz  ciénega.,  pero  sí  los  vocablos 


i 


io6  CIN 

ciénaga,  cenagal^  pantano^ — no  tampoco  pantano^ — según  los 
casos.  Háse  atenido  al  uso  común. 

La  victoria  tenemos  en  las  manos, 
Y  pasos  en  la  tierra  mil,  seguros 
De  ciénagas^  lagunas  y  pa?itaiws 
Espesos  montes,  ásperos  y  duros. 

{Erci/la — La  Araucana.) 

«Allí  veo  un  animal  inmundo,  que  pródigamente  se  está  revolcandíj 
en  la  hediondez  de  un  asquerosísimo  cenagal,  y  él  piensa  que  son 
flores.» 

(Gradan — Criticón.) 

«Pero  los  disparates  que  ensarta  no  se  pueden  tolerar,  y  todos  na- 
cen, fo  primero,  de  la  falta  de  estudio,  y  lo  segundo,  de  los  cenagales 
donde  bebe,  ó  de  los  malditos  modelos  que  se  propone  imitar.» 

(P.  Isla — Fray  Gerundio  de  Campazas.) 
CIGARRO 

Mal  denominamos  á  la  libélula  ó  caballito  del  diablo. 
CIMBRÓN 


¿De  cijnbrona::o ^  g'olpe  que  se  da  de  plano  con  la  espada? 

A  lo  que  los  médicos  denominan  dolores  lancinantes^  nom- 
bramos cimbrones.^  en  singular  cuando  se  presentan  en  la  ca- 
beza; llamámosles  también  punzadas  y  está  bien.  En  Chile  los 
nominan  puntadas  y  está  muy  mal. 

CINCHÓN 


El  círculo  de  hierro  ó  de  madera,  con  que  se  aseguran  3' 
aprietan  las  duelas  de  los  barriles  y  toneles,  se  llama  ciiiclio 
ó  fleje.,  que,  según  la  Academia,  viene  áQ  flexus.,  arqíLeado. 

CINEMATÓGRAFO 


La  Academia  acepta,    en    el   suplemento    de    su    Diccio- 


CLI  107 

nario,  este  nombre  nuevo  para  cosa  nueva;  está,  pues,  en 
tiempo  hábil  para  modificarlo,  si  bien  le  parece,  aunque  el 
señor  Uso  se  ha  apoderado  ya  de  él, — á  pesar  de  la  dificultad- 
cilla  que,  sin  duda,  tuvo  al  principio  para  pronunciarlo. 

Muy  atendibles  son  las  razones  del  señor  Soldevila  Canela 
para  que  se  denomine  cinemógrafo  al  aparato  que  proyecta 
sobre  un  lienzo  vistas  animadas  (x'vr^jxa,  ato:;,  movimiento )  y  se 
funda  en  la  persistencia  de  las  impresiones  luminosas  en  la  re- 
tina. Admitida  la  denominación  propuesta,  siquiera  consegui- 
ríamos quitar  al  vocablo  una  sílaba;  empresa,  por  otra  parte, 
no  fácil,  ya  que  la  voz  ha  pasado  á  varios  idiomas  en  la  forma 
aceptada  por  el  español. 

CLAUSURAR 


Del  sustantivo  clausura^  supongo,  hemos  sacado  el  verbo 
neológico  clausurar^  que  no  sé  si  es  necesario  poseyendo, 
como  poseemos,  el  verbo  propio  y  puro  censar ^  que  además 
de  otras  significaciones,  tiene  la  de  poner  fin  á  las  tareas, 
ejercicios  ó  negocios  de  cuerpos  comerciales,  literarios,  políti- 
cos, etc. 

CLIMA 


Con  frecuencia  confundimos  clima  con  temperatura  y  aun 
con  teJ7tperamento:  la  distinción  entre  este  vocablo  y  el  penúl- 
timo es  muy  notable  (Véase  teuiperamento);  la  entre  clima  y 
temperatura^  no  lo  es  menos. 

Temperatura^  en  efecto,  es  el  calor  de  los  cuerpos;  clima, 
el  conjunto  de  las  condiciones  atmosféricas  y  terrestres  pecu- 
liares de  un  lugar:  abraza,  en  consecuencia,  la  temperatura^  la 
altura,  etc.;  ó,  como  lo  expresa  Humboldt,  «la  palabra  clima 
comprende,  en  su  sentido  más  general,  todas  las  modificacio- 
nes de  la  atmósfera  sensibles  para  nuestros  órganos,  tales  como 
la  teiJiperatiira^  la  humedad,  los  cambios  de  presión  baromé- 
trica, la  tranquilidad  del  aire  ó  los  efectos  de  vientos  heteró- 
nimos,  la  pureza  de  la  atmósfera  ó  su  mezcla  con  emanaciones 
de  gases  más  ó  menos  insalubres,  y  por  fin,  el  grado  de  diafa- 


i 


io8  CLI 

nidad  habitual,  la  serenidad  del  cielo,  de  tanta  importancia  por 
la  influencia  que  ejerce,  no  sólo  en  la  irradiación  del  suelo,  en 
el  desarrollo  de  los  tejidos  orgánicos  vegetales  y  la  madura- 
ción de  los  frutos,  sino  además  en  el  conjunto  de  los  sentimien- 
tos morales  que  experimenta  el  hombre  en  las  distintas  zonas». 
Clima  (del  griego  x"/j.¡j.a.  ó  de  xltvoi.  inclino,  con  motivo  de 
que  la  inclinación  de  los  rayos  solares  son  causa  principal 
de  las  diferencias  de  clima),  significa  también  el  espacio  com- 
prendido entre  dos  círculos  paralelos  al  Ecuador  terrestre,  en 
los  mapas;  y  por  extensión,  una  porción  de  país  en  la  cual  la 
temperatura  y  las  otras  condiciones  de  la  atmósfera  son  muy 
semejantes  ó  idénticas.  Las  más  notables  son,  como  se  ha  ex- 
presado anteriormente,  la  latitud,  la  elevación  sobre  el  nivel 
del  mar,  los  vientos  reinantes,  la  mayor  ó  menor  proximidad 
de  las  cordilleras,  de  los  nevados  y  del  mar  ó  de  los  grandes 
lagos  y  ríos,  la  naturaleza  del  terreno,  la  transparencia  del 
cielo,  la  inclinación  de  los  rayos  solares. 

«Entiéndese  por  clima  (región)  un  espacio  geográñco,  más  ó  menos 
extenso,  donde,  además  de  un  calor  igual,  se  experimentan  fenómenos 
atmosféricos  muy  semejantes.  El  clima  físico  es  el  tem-peramento  par- 
ticular de  las  zonas  terrestres.  Y  el  carácter  más  distintivo  de  los  cli- 
tnas  la  temperatura.» 

(Pedro  F.  Monlau — Higiene  Privada.) 

«La  tem.perattira  es  el  grado  apreciable  de  calor  de  un  cuerpo,  y 
suele  medirse  por  medio  del  termómetro... 

La  temperatura  atmosférica  varía  según  los  climas.^  y  sus  variacio- 
nes dependen  de  la  presencia  más  ó  menos  larga  del  sol  sobre  el  hori- 
zonte y  de  su  acción  más  ó  menos  perpendicular;  de  la  naturaleza  de  los 
terrenos  y  de  su  inclinación;  de  la  mayor  ó  menor  elevación  de  los  luga- 
res sobre  el  nivel  del  mar;  de  la  mayor  ó  menor  evaporación  de  las  aguas; 
de  la  figura  de  las  montañas;  de  los  vientos;  de  la  mayor  ó  menor  pure- 
za del  aire;  de  la  hora  del  día,  de  la  noche,  etc.» 

[Monlau — Higiene  Privada.) 
CLIN 

Crin. 

De  blanco,  morado  y  \erde 


CLI  109 

Corta  crzVz,  y  cola  larga, 
Don  Rábano,  pareciendo 
Moro  de  juego  de  cañas. 

{Quevedo — Romances .) 

Los  caballos, 

Que  fueron  su  esperanza  en  la  pelea, 

Heridos,  espantados,  por  el  campo 

O  entre  las  filas  vagan,  salpicando 

El  suelo  en  sangre  que  su  crin  gotea; 

Derriban  al  jinete,  lo  atropellan, 

Y  las  catervas  van  despavoridas, 

O  unas  con  otras  con  terror  se  estrellan. 

{Olmedo — La  victoria  de  Jufiin.) 

El  garzón  sin  turbarse,  de  la  yegua 
El  grueso  cuello  y  crespa  crin  halaga; 
La  rienda  acorta,  afirma  los  estribos. 
Atrás  el  capellar  airoso  aparta. 

(Don  Afigel  de  Saavedra — E!  Moro  Expósito.) 

Los  leones 

Con  fuerte  garra  y  con  lanudas  crines, 
Y  cierta  ley  de  rigorosos  fines. 

{Pablo  de  Céspedes — Poema  de  la  Piritura.) 

De  crin  se  han  formado  los  adjetivos  crinito,  ta  y  crinado, 
da,  que  tiene  largos  los  cabellos,  y  el  verbo  crinar,  equiva- 
lente á  peinar  (aunque  no  lo  traiga  el  Diccionario),  como  puede 
verse  en  el  siguiente  ejemplo: 

«Su  longura  (la  de  los  cabellos)  hasta  el  postrero  asiento  de  sus 
pies;  después  de  crinados  y  atados  con  la  delgada  cuerda,  como  ella  se 
los  pone,  no  há  más  menester  para  convertir  los  hombres  en  piedras.» 

{Ferna?ido  de  Rojas — La  Celestina.) 

La  palabra  clin  probablemente  se  ha  conservado  en  el 
Ecuador,  como  muchas  anticuadas  ya  en  España.  Sin  darle 
pase  el   Diccionario  de  1729,   en  la  voz  crin,  dice:   «muchos 


no  CLU 

dicen  clin»;  y  en  la  palabra  cliii^  añade,  «d ícese   también  crin 
y  con  más  propiedad.» 

Acoge  el  vocablo,  nuevamente,   el  Diccionario  académico 
de  1899. 

CLISTER 


O  clistel  como  se  decía    antes,  viene  de  x'/woaT7¡o,  voz  griega 
aguda,  y  conserva  el  acento  de  origen. 
Es  general  el  defecto  de  hacerla  grave. 

CLOWX 


Pallaso  ó  payaso  decíamos  antiguamente,  y  decíamos  bien, 
al  sujeto  que,  en  los  circos,  hacía  reír  con  palabras,  gestos  y  traje 
ridículos;  hoy  comenzamos,  como  en  toda  América,  á  denomi- 
narle clowji^  palabra  inglesa,  usada  también  en  Francia,  lo 
mismo  que  cloiüuesse^  cloivn  femenino,  y  cloivnerie^  conjunto 
de  cloiüiis  ó  bufonada  de  clozuji. 

La  definición  áo.  payaso^  pallaso  ó  pallazo^  dada  por  la  Aca- 
demia, es  tan  limitada,  «titiritero  que  hace  de  gracioso»,  que 
contribuirá  para  que  gane  terreno,  en  pueblos  de  habla  caste- 
llana, el  anglicismo  anotado. 

CLUB 


Define  el  \''ocabulario  académico:  Junta  de  individuos  de 
una  sociedad  política,  por  lo  común  clandestina. — Sin  em- 
bargo, en  España  hay  clubs  de  agricultores,  de  militares,  etc., 
en  que  se  trata  de  política  sin  duda  alguna  (pues  españoles — 
españoles  y  españoles — americanos  no  pueden  estar  dos  juntos 
sin  pretender  arreglar  el  mundo  con  esa  quisicosa  que  llama- 
mos política);  pero  cuyo  objeto  es  el  que  les  da  nombre:  la 
agricultura,  la  milicia,  etc.  En  punto  á  lo  de  clandestina^  bas- 
tárame  decir  que  los  clubs  de  Sevilla  especialmente  son  algo 
como  los  escaparates  ó  vitrinas  de  los  almacenes;  pues  las 
puertas  y  grandes  ventanas  de  vidrio  que  dan  á  la  vía  pública, 
ponen  en  exposición  permanente  á  los  concurrentes  á  los  di- 


i 


COB  III 

chos  lugares  ó  casas, — que  deben  llamarse  casinos^  conforme 
al  Diccionario. 

<.<Se  puede  salir  con  toda  seg-uridad;  por  esta  noche  no  hay  nada;  yo 
veng-Q  del  Casi?io^  que  se  halla  más  concurrido  que  ninguna  noche,  y 
allí  nada  se  teme.» 

(Selgas — Uji  rostro  y  un  alma.) 

«Habría  aprovechado  las  palabras  de  Montenegro  para  dar  una 
vuelta,  á  lo  menos  por  el  Casino.-» 

{^Selgas — Id.) 

Me  parece  que  por  esta  noche  podemos  responder  de  la  tranquili- 
dad pública.  ¿Viene  usted  del  Casino)» 

{Id. — Ib  Ídem.) 

La  palabra  club  no  está,  con  todo,  muy  segura  en  su 
puesto,  ya  que  trata  de  reemplazarla  por  completo  la  voz 
círculo.^ — como  en  francés  cercle.,  reunión.,  asseniblée  on  Hete  oic 
elle  se  tient. 

El  sust.  círculo  está  en  el  vocabulario  castellano.  Chíb  nos 
ha  venido  del  inglés. 

COBIJA 

La  manta  peluda  que  se  echa  sobre  la  cama,  no  se  llama 
cobija  ni  tampoco  fresada  (antiguo  nombre  de  un  manjar), 
como  dice  don  Pedro  Fermín  Cevallos,  sino  frazada  ó  fresada 
ó  simplemente  manta. 

«Todos  sus  muebles,  adornos  y  aderezos  (los  de  los  moros)  se  vie- 
nen á  resolver  en  un  lecho  de  muy  pocos  colchones,  cuatro  sábanas, 
áos  frazadas  ó  paños,  dos  cabezales  ó  cojines...» 

{Céspedes  y  Meneses — El  Español  Gerardo.) 

«Do?i  Pedro. — Cuidado  con  las  ventanas  y  las  puertas. 

Dofi  Carlos. — Vamos,  prima. 

Don  Pedro. — Cubridla  bien  con  \2¡.  matita.» 

{Don  Manuel  Eduardo  de  Gorostiza — Indulgencia  para  todos.) 


coc 


COBRAR 

Debe  de  ser  el  vivo  deseo  de  ser  pagados  lo  que  ocasiona 
que  los  comerciantes  hablen  de  cobros  cuando  no  hacen  sino 
exigir  el  pago  de  lo  que  se  les  adeuda.  Mejor  para  los  deudo- 
res que  hacen  oídos  de  mercader. 

Percibir  uno  la  cantidad  que  otro  le  debe,  eso  es  cobrar. 
Dice  bien  un  ilustrado  amigo  nuestro:  «Así  como  no  hay  venta 
si  no  hay  quien  compre,  por  aquello  de 

No  ha  de  decir  que  la  vende 
Sino  que  la  tiene  allí, 

tampoco  puede  haber  cobro  si  no  hay  quien  pague.» 
COCACHO,  COSCACHO 

Dígase  coscorrón. 

Monlau,  en  su  Diccionario  etimológico  de  la  lengua  caste- 
llana^ cita  el  parecer  de  Larramendi,  quien  opina  que  cosco- 
rrón proviene  del  vascuence  coscoa^  parte  superior  de  la 
cabeza,  y  el  de  Covarrubias  que  lo  deriva  de  coca^  antigua- 
mente cabeza,  casi  cocorrón. 

«Y  adviertan  con  la  vehemencia  y  ahinco  que  le  riñe,  que  no  parece 
sino  que  le  quiere  dar  con  el  cetro  media  docena  de  coscorrones^  y  aun 
ha)r  autores  que  dicen  que  se  los  dio,  y  muy  bien  dados.» 

{Cervantes — Don  Quijote.) 

(íCoscórrón^  go^pe  en  la  cabeza,  que  no  saca  sangre  y 
duele,»  dice  el  Diccionario. 

COCTEL 


Los  yanquis  dieron  el  nombre  de  Cock-tail  fCock^  gallo  y 
iail^  cola)  á  un  aperitivo  generalmente  conipuesto  de  la  mezcla 
de  varios  licores,  hielo,  azúcar,  nuez  moscada,  etc.  La  cosa  y  el 


COQ  113 

nombre  pasaron  á  la  América  española,  donde  hacemos  uso  de 
ellos,  tal  vez  más  que  en  la  patria  de  origen.  Hasta  que  los 
progresos  A.^aiitialcoholis7no  (querría  ver  esta  palabra  y  anti- 
alcohólico en  todos  los  Diccionarios,  como  en  todas  partes  lo 
que  ellas  significan)  no  hagan  terminar  el  tal  bebedizo,  su 
nombre  continuará  muy  señor  nuestro,  quiere  decir,  del  puesto 
que  se  ha  conquistado  en  el  lenguaje  hispanoamericano. 

Ya  que  este  libro  trata  de  cuestiones  de  lengua  y  de  buen 
gusto,  no  estará  demás  manifestar  el  refinado  de  los  señores 
yanquis,  dando  á  los  golosos  noticia  de  los  componentes  del 
coctel  más  exquisito  de  todos  cuantos  son  preparados  por  los 
eximios  cocteleros  norteamericanos.  El  referido  coctel  se  com- 
pone de  ginebra,  ostras,  pimienta,  limón,  menta,  hojas  de 
eucalipto  y  hielo  triturado...  y  un  yanqui  para  tomarlo. 

CODEO 


Será  acaso  el  acto  de  mover  los  codos  ó  dar  golpes  con 
ellos  frecuentemente;  pero  no  significa  nunca  lo  mismo  que 
socaliña.  Aun  cuando  para  hacer  soltar  contra  su  voluntad  á 
alguien  lo  que  tenga  en  las  manos,  sea  conveniente  gol- 
pearle en  el  codo,  no  está  justificada  la  significación  que  á 
codear  damos  los  ecuatorianos. 

El  verbo  socaliñar  es  de  todo  punto  desconocido  entre 
nuestras  gentes,  aunque  no  son  pocas  las  que  ejecutan  su  sig- 
nificado con  ingenio  y  aplicación.  Socaliñar,  dice  el  Dicciona- 
rio, «sacar  á  uno  con  artificio  ó  maña  una  cosa  que  no  está 
obligado  á  dar».  El  ardidoso  que  nos  saca  algo  que  no  debe- 
mos y  acaso  algo  que  no  queremos  darle  es,  por  lo  mismo, 
soca  tinador  y  no  codeador. 

«De  socaliñas  de  esta  especie  (de  la  de  costearle  á  un  mogollón  los 
cigarros,  el  café  y  el  chocolate)  se  halla  sembrada  nuestra  historia 
colonial.» 

{Don  Ricardo  Palma — Barchilón.) 
COGER   GOTERAS 

Me  parece  que   lo  he   dicho   antes:  debemos  recelarnos  de 


«i 


114 


COL 


estar  equivocados  siempre  que  empleemos  más  de  una  pala- 
bra para  la  expresión  de  una  acción  ó  para  una  denomina- 
ción, etc.:  tan  rica  y  concisa  es  la  lengua  castellana. 

CoiTÍponer  los  tejados,  reconociendo  las  tejas  quebradas  y 
poniendo  otras  nuevas,  es  trastejar.  Trastejo  acción  y  efecto 
de  trastejar. 

Cuando  simplemente  se  ponen  tejas  donde  faltan:   retejar. 

«Y  aunque  al  impetrarlas  (las  bulas)  eran  ya  suntuosas  las  catedra- 
les, y  el  culto  divino  se  hacía  con  bastante  mag-nificencia,  se  creyó 
conveniente  sostenerlas  en  el  pie  en  que  se  hallan  á  expensas  ajenas,  y 
aunque  las  bulas  cuentan  ya  siglos,  y  en  algunas  catedrales  no  se  ha 
vuelto  á  poner  ni  una  chinita,  como  siempre  hay  algo  de  retejo...» 

{Fray  Gerundio — Capillada  lo.^) 
COLACIÓN.  COLACIONES 

Colación  es  el  acto  de  colar  canónicamente  un  beneficio 
eclesiástico,  ó  el  de  conferir  los  grados  de  L^niversidad;  pero 
los  ecuatorianos  decimos  colaciones  á  los  confites,  grajeas.,  ca- 
nelones., acitrojtes.,  etc. 

Probablemente  esta  acepción  ecuatoriana  corresponde  á  la 
que  trae  el  Diccionario  «porción  de  cascajo,  dulces.,  frutas,  etc.» 
ó,  si  se  quiere,  es  una  extensión  de  ella. 

Confites. — Cierta  confección  ó  composición  que  se  hace  de 
azúcar  en  forma  de  bolillas,  de  varios  tamaños,  lisas  ó  con  pi- 
quillos.  Lat.  Salgama  saccharo  codita. 

«En  dando  una  viuda  en  ser  golosa  y  galana,  en  comer  conjites,  y 
en  tener  calzas  de  color,  y  ligas  con  rapacejos  dorados,  pocos  vicios 
hay  en  una  mujer,  que  no  se  hallen  en  ella.» 

{Fotiseca.   Vida  de  Cristo,  tomo  2.",  cap.  14.) 

«Canelón. — Confite  largo,  que  tiene  dentro  una  raja  de  acitrón  ó  de 
canela,  el  cual  es  labrado  y  quadrado.  Llamóse  así  porque  regular- 
mente se  funda  sobre  una  raja  de  canela.  Lat.  Bolus  sacchareus. 
Pragm.  de  Tass.  año  1680,  fol.  48.  La  libra  de  canelones  de  cidra,  á 
cinco  reales  y  medio.» 

{Diccionario  por  la  Real  Academ'a  Española,  1729.) 


COL  115 

Grajeas^  son  los  confites  muy  menudos  y  de  varios  colores 
(griego  ~oaYr,¡j.cc:a,  postres).  Dícese  que  el  vocablo  grajea  ó 
draj'ca  viene  del  nombre  del  inventor  de  las  almendras  confi- 
tadas, JuHus  Dragatus,  de  donde  se  las  llamó  dragati  y  en 
francés  dragées. 

COLAPÍS 


Cola  de  pescado. 

Colapís  es  probablemente  abreviatura  con  que  los  repos- 
teros ganan  tiempo  para  dedicarlo  á  los  flanes,  huevos  moles 
(no  utolles^  como  ellos  dicen),  pestiños  (no  pristiños)^  hojal- 
dres (no  masa  de  hoja^  como  los  denominan,  perdiendo  el 
tiempo  que  obtuvieron  con  la  abreviatura  consabida),  turrones 
(no  tiir ruñes) ^  bizcochos  y  bizcotelas  (que  así  se  llaman  en 
España  los  dedos  de  dama.) 

El  último  Diccionario  trae  ya  colapez  y  colapiscis . 

COLETA  ó   CHOLETA 


Coleta  llama  la  generalidad  de  los  comerciantes  quiteños  á 
la  tela  de  algodón  de  un  solo  color,  que  sirve  para  forros  de 
vestidos  y  otros  usos;  mas  algunos  de  dichos  comerciantes, 
que  han  viajado  por  el  sur  de  nuestro  Continente,  nombran 
choleta  á  la  misma  tela,  palabra  que,  al  fin,  no  es  sino  el  voca- 
blo anterior  ligeramente  modificado. 

Como  coleta  es  el  mechón  posterior  del  cabello,  que  se  so- 
lían dejar  los  que,  como  los  chinos,  se  lo  cortaban  «para  que  les 
sirviese  de  adorno,  >>  según  opinión  de  la  Academia;  ó  el  cabe- 
llo envuelto  desde  el  cogote  en  una  cinta,  en  forma  de  cola 
que  cae  sobre  la  espalda;  ó  el  que  usan  los  toreros;  ó  familiar  y 
figuradamente,  la  adición  breve  á  lo  escrito  ó  hablado,  por  lo 
general  con  el  fin  de  salvar  alguna  omisión  ó  de  esforzar  com- 
pendiosamente lo  que  antes  se  ha  dicho;  como  coleta^  repeti- 
mos, significa  sólo  los  apéndices  cabelludos  ó  verbales  ó  es- 
critos que  se  acaban  de  expresar,  echámonos  en  busca  del 
genuino  nombre  de  la  tela  aludida  y  hemos  averiguado  que  es 


ii6  COL 

percalina.  Coleta^  sin  embargo,  en  la  acepción  que  anotamos, 
ajuicio  del  Señor  Cuervo,  no  es  sino  un  arcaísmo. 

COLOR 

.    Ambiguo. 

Nuestro  pueblo  usa  más  este  vocablo  como  femenino,  aui 
cuando  en  España  se  emplee  actualmente  más  como  mas- 
culino. 

Antes  se  usaba  indistintamente  como  masculino  y  como 
femenino.  Véanse  los  siguientes  ejemplos  en  que  está  la  pala- 
bra con  ambos  géneros: 

«La  materia  pues  de  los  colores  se  debe  considerar  ó  muy  seca  por 
excelencia  ó  utnida  grandemente;  ó  seca  y  umida  medianamente:  si 
sequedad  señorea  en  la  materia  del  color  y  el  calor  obra  en  tal  materia 
se  engendrará  blancor,  ca  la  color  de  su  natura  esparce  y  extiende  las 
partes  de  la  materia  do  obra  y  engendra  sotilidad  y  claridad.» 

{Fray  Vicente  de  Burgos — Libro  de  Proprietatibus,  en  Romance, 
acabado  de  imprimir  en  1529.) 

«La  tez  lisa  y  lustrosa,  el  cuero  suyo  escurece  la  nieve,  la  color 
mezclada,  cual  ella  escogió  para  sí.» 

{Fernando  de  Rojas — La  Celeslhia.) 

«Y  dijo  (un  diablo):  Mira  lo  que  hacen  las  feas;  y  veo  una  muche- 
dumbre de  mujeres,  unas  tomándose  puntos  en  las  caras,  otras  hacién- 
dose de  nuevo,  porque  ni  la  estatura  en  los  chapines,  ni  la  ceja  con  el 
cohol,  ni  el  cabello  en  la  tinta,  ni  el  cuerpo  en  la  ropa,  ni  las  manos 
con  la  muda,  ni  la  cara  con  el  afeite,  ni  los  labios  con  el  color,  eran  los 
con  que  nacieron  ellas.  Y  vi  algunas  poblando  sus  calvas  con  cabellos, 
que  eran  suyos  sólo  porque  los  habían  comprado.  Otra  vi  que  tenía  su 
media  cara  en  las  manos,  en  los  botes  de  unto  y  en  ¡a  color. » 

{Qnevedo — Las  Zahúrdas  de  Pintón.) 

«Tampoco  el  color  era  constante:  unos  días  muy  encendido,  otro*  1 
malignamente  jaspeado,  con  sus  manchas  verdi-pardas  entre  enjundia  y 
apostema.» 

{Padre  Isla — Fray  Gerundio.) 


COL  117 

Vi  á  Don  Felipe  en  el  Prado 
Llegar,  la  color  perdida, 
Por  la  mudanza  debida 
Con  que  á  mi  padre  he  engañado. 

{Fray  Gabriel  Téllez — María  la  Piadosa. ) 

En  sentido  figurado: 

«Pasó  en  esto  tan  adelante,  que  repudió  á  la  Reina,  su  mujer,  hem- 
bra de  mucha  bondad.  El  color  que  tomó  fue  que  era  deuda  suya  y  que 
estuvo  antes  casada  con  el  Conde  de  Cominges.» 

{P.  Maria?ia — Historia  de  España.') 

Lo  curioso,  sobre  todo,  es  que  color  deja  de  ser  palabra 
del  g-énero  ambiguo  para  los  ecuatorianos,  cuando  pasa  á  sig- 
nificar por  antonomasia  la  materia  colorante  de  nuestro  achiote 
( Bixa  orellana)^  destinada  en  vez  del  azafrán  usado  en  otras 
partes,  á  teñir  y  condimentar  los  alimentos;  pues  en  este  caso, 
se  la  llama  simplemente  la  color. 

COLUMBIARSE 


Colimipiarse. 

Estaríamos  en  lo  justo  los  ecuatorianos  si,  como  lo  asienta 
algún  etimólogo,  coltcmpio  y  columpiarse  viniesen  del  latín 
columba  ó  del  griego  xoX'j¡x6o;,  á  causa  de  asemejarse  el  que  se 
columpia  á  una  paloma  que  vuela. 

COLUMBIO 

Columpio . 

Sea  que  provenga  de  /oX'j¡j.6o;,  paloma^  ó  de  /oXo¡j.6ctco,  nado., 
ha  de  escribirse  con  p  y  no  con  b^  aunque  en  griego  se  escriba 
con  el  signo  equivalente  á  la  última  letra  expresada. 


ii8  COM 


COMADRONA 

Cojíiadre^  partera. 

Aun  cuando  el  cirujano  especialista  en  Obstetricia  sea  co 
inadrón^  el  femenino  de  este  sustantivo  es  comadre. 

«Más  va  en  la  comadre  que  en  la  que  lo  pare.» 

{Refrán.) 

«La  partej'-a  es  la  mujer  que  sabe  una  arte  de  ayudar  á  las  dueñas 
á  parir.» 

{Fray  Vicente  de  Burgos — De  pj^oprietatibus,  en  Romance.') 
COMEDIRSE 

Arreglarse,  moderarse,  contenerse.  —  Comedido,  cortés, 
atento,  moderado, — Comedimiento^  cortesía,  moderación,  ur- 
banidad. 

Si  lo  expuesto  significan  coutedirsc .,  comedido  y  comedi- 
jiiiento  ¿de  dónde  habremos  sacado  llamar  comedimiento  al 
servicio  que  se  presta  sin  obligación,  comedido  al  servicial  y 
hasta  un  poco  entremetido,  y  comedirse  al  acto  de  ofrecerse, 
prestarse  á  la  ejecución  de  algo  no  remunerado  y  quizá  ni  so- 
licitado? Aquí  se  origina  el  proloquio  nuestro,  «ningún  come- 
dido sale  con  la  bendición  de  Dios,»  á  saber,  á  los  entreme- 
tidos no  les  va  bien  en  sus  entremetimientos, 

CÓMELO N 


El  que  come  mucho  se  llama  comilón  ó  contedor. 

«Fue  de  Gobernador  á  Segovia  un  tal  Quincocés,    gordo,    rebajete, 
coloradote  y  comilón.» 

{ Triieba — ¡Qué  gracioso!. . ,) 


CÜM  119 


COMPAÑÍA 

Compañía^  en  todas  sus  acepciones. 

«Sin  prudencia  hablas,  ijue  de  ning-una  cosa  es  alegre  posesión  sin 
compañía.» 

(Rojas — La  Celestina.) 

«A  la  sazón  que  falleció  Don  Alonso,  rey  de  Castilla,  doña  Urraca, 
su  hija,  á  quien  por  derecho  venía  el  \  eino,  estaba  ausente  en  compa- 
ñía de  su  marido,  que  no  se  fiaba  de  todo  punto  de  las  voluntades  de 
los  grandes  de  Castilla.» 

(Mariana — Historia  de  España.) 

«Llegado  á  Andarax,  envió  á  su  hijo  don  Francisco  con  cuatro  com- 
pañías de  infantería  y  cien  caballos  á  Ohánez,  donde  entendió  que  se 
recogían  enemig-os.» 

(Don  Diego  Hurtado  de  Mendoza — Guerra  de  Grajiada.) 

«Otro  día  al  amanecer  llegó  la  retaguardia:  serían  por  todos  cinco 
mil  y  quinientos  infantes  y  cuatrocientos  caballos;  compañía  bastante 
para  mayor  empresa,  si  se  hubiera  de  tener  en  cuenca  con  sólo  el  nú- 
mero.» 

(Id.—ibid.) 

Donde  se  ve,  especialmente,  clara  la  estructura  de  la  pala- 
bra es  en  la  forma  anticuada  compaña.^  equivalente  al  actual 
vocablo  compañía.,  y  en  las  voces  de  origen  análogo  compa- 
ñera., campano.,  compamiela.,  etc. 

«El  Rey  díxole  que  fuese  á  sosegar  las  posadas,  é  que  después  se 
viniese  para  él:  é  esto  decía  el  Rey  porque  entraron  con  el  Maestre 
muchas  compañas  en  el  Alcázar.» 

(Pedro  López  de  Aya/a — Crónica  de  Don  Pedro  el  Cruel. ) 

Señora,  trate 

De  hacerse  menos  huraña, 


i2o  CON 

Venga  en  amor  y  compaña 
A  tomar  el  chocolate. 

{Hart:2enbusch — Doña  Mencia.) 
COMPRA   (Se) 

Se  compra  botellas. 

¡Caramba  con  el  solecismo  terco!  No  son  pocas  las  perso- 
nas que  lo  han  combatido,  y  él  atrincherado  en  las  espesas  ta- 
pias de  la  porfía  del  vulgo,  erre  que  erre  en  su  puesto. 

Los  anunciadores,  los  vendedores  y  aun  los  periodistas 
nos  machucan  y  hasta  nos  machacan  con  el  aviso  «Se  vende 
telas»',  «Se  compra  botellas»  y  con  otras  concordancias  sintác- 
ticas parecidas,  del  uso  de  los  tales,  que  nos  despeluzan. 

Un  entendido  escritor  chileno,  con  motivo  de  incurrir  en 
este  despropósito  otro  escritor,  dice  con  sobra  de  razón:  «Se 
venden  licores,  debió  decir  y  no  se  vende,  porque  licores  es  el 
sujeto  de  la  oración  pasiva  y  está  en  plural;  luego  también 
debe  hallarse  en  plural  el  verbo  con  el  cual  concuerda.  Su- 
pongamos que  en  esa  oración,  en  vez  de  licores,  se  hubiese 
usado  licor,  en  singular,  el  verbo  habría  quedado  tal  cual  está, 
«se  vende;»  luego  el  plural  licores  exige  verbo  en  plural,  «se 
venden.»  Si  así  no  fuera,  sería  indispensable  aceptar  el  ab- 
surdo de  que  un  verbo  en  singular  sirve  para  concordar  con 
un  sujeto,  tanto  en  singular  como  en  plural.  Además,  dése  á 
la  proposición  otro  giro,  y  en  lugar  del  personificativo  se^ 
úsese  la  forma  pasiva  del  verbo  ser,  y  se  verá  patente  el  desa- 
tino de  «se  vende.»  Entonces  se  tendrá  que  decir  «son  vendi- 
dos licores.»  ¿Y  por  qué  no  «es  vendido  licores?»  Porque  el 
plural  licores  requiere  el  verbo  en  plural:  «son  vendidos.» 
Igual  concordancia  en  plural  debe,  pues,  hacerse  con  el  verbo 
venderse:  «se  venden  licores.» 

CONCEJERO 

Concejal,  individuo  de  un  concejo  ó  ayuntamiento. 


CON 


CONCEJIL 

El  empleo  no  remunerado  es  ad  honores^  ó  simplemente 
hojioríjico^  si  da  honor;  pero  no  concejil^  que  significa  pertene- 
ciente al  Concejo,  ó  común  á  los  vecinos  de  un  pueblo. 

Sirve  gratis^  gratuitamente ^  de  gracia^  de  balde ^  sin  inte- 
rés^ la  persona  que,  según  los  ecuatorianos,  tiene  un  empleo 
concejil. 

Concejil  es,  pues,  para  nosotros  el  antónimo^ — y  valga  el 
neologismo, — de  sinecura. 

CONCHO 


Poso^  sedimento^  borra^  hez^  y,  si  se  quieren  más  nombres, 
hondarras  (pr.  de  Rioja). 

De  concho  formamos  concJwso^  que  en  quichua  significa  bo- 
rroso; pero  que  en  castellano  expresa  animal  que  tiene  con- 
chas. 

Concho^  para  los  quichiiaístas  ó  qtiichuaizantes .,  es  también 
adjetivo:  de  color  semejante  á  las  heces  de  la  chicha  ó  de  la 
cerveza,  y  así  decimos  caballo  concho^  muía  concha^  etc. 

CÓNDOR 


Hay  quienes  diferencian  cóndor  y  cóndor^  llamando  del 
primer  modo  al  pajaróte,  y  del  segundo  á  la  moneda  de  oro. 
Está  mal:  en  ambos  casos  la  palabra  es  grave;  y  quizá  posee 
aún  nv^ijov gravedad  el  cóndor  de  oro  que  el  ave  aquella  de  ra- 
piña, digno  símbolo  en  el  escudo  de  armas  del  Ecuador,  de 
los  sargentos  rapaces,  ignaros  y  corrompidos,  que  por  arte  de 
las  revoluciones  se  encaraman  sobre  la  nación  y  clavan  en  ella 
las  garras  y  la  roen  y  la  anonadan.  Viene  del  quichua  cíuitnr. 

CONFERENCIANTE 

El  vocabulario  académico  no  ha  aceptado  aún  esta  palabra 
muy  común  en  algunos  lugares  de  América  y  hasta  en  España. 


122  CON 

No  sé  si  el  participio  activo  de  dzseriar^  disertante^  exprese 
con  propiedad  lo  que  aquél  expresa:  persona  que  razona  en 
público  acerca  de  alguna  materia.  De  cojtferencia  se  ha  sacado 
conferencian  te . 

CONFINIO 


Merecen  ser  confinados,  cuando  menos  al  Ñapo,  los  que 
escriben  para  el  público  artículos  en  los  cuales  hablan  de  con- 
finio^  en  vez  de  confinamiento  ó  confinación. 

«Tarde  ó  temprano  es  preciso  que  nos  convenzamos  de  la  necesidad 
de  tener  un  establecimiento  de  confinación  para  los  delincuentes,  mon- 
tado sbbre  bases  muy  diferentes  de  las  de  Juan  Fernández,  cuya  insu- 
ficiencia y  malos  efectos  tiene  demostrados  la  experiencia. 

La  confinación  en  una  isla  desierta  y  distante  ofrecerá  graves  incon- 
venientes, aun  suponiendo  expeditas  las  comunicaciones  marítimas  con 
ella...» 

(Bello — Establecimientos  de  confinación  para  los  delincuentes  i) 
CONGRESISTA  ó  CONGRESAL 

No  sé  si  alguien  ha  propuesto  ya  á  la  Academia  la  acepta- 
ción de  uno  de  estos  neologismos,  para  denominar  á  la  per- 
sona que  concurre  á  un  Congreso  político,  científico,  artístico 
ó  lo  que  fuese. 

No  sé,  tampoco,  cuál  de  los  .dos  vocablos  parecerá  mejor  á 
los  lingüistas,  que  en  materia  de  gusto  respecto  de  palabras,  ra- 
tifican también  la  verdad  del  refrán:  de  gustos  no  se  ha  escrito. 
Como  sucede  verbigracia  con  el  verbo  dictaminar ^  presentado 
por  don  Ricardo  Palma  á  la  Academia,  para  la  inclusión  en  el 
Diccionario,  verbo  rechazado  por  los  académicos  y  calificado  de 
-preciso  y  elegante  por  don  Eduardo  de  la  Barra,  después  que 
don  Aníbal  Galindo  lo  había  tildado  de  feo. 

La  verdad  es  que  congresista.,  como  decimos  nosotros,  ó 
congresal^  como  lo  hemos  oído  repetidas  veces  en  el  Congreso 
científico  latino-americano  de  Buenos  Aires,  no  tienen  reem- 


CON  123 

plazo  en  español  y  deben  ser  aceptados  por  el  Léxico;  quiere 
decir,  debe  ser  aceptada  una  de  las  dos  voces,  la  que  mejor 
formada  parezca  á  los  SS.  Académicos.  Congresal  podría  de- 
cirse como  concejal  de  concejo^  curial  de  curia ^  colegial  de 
colegio;  y  congresista^  como  oficinista  de  oficina,  seminarista 
de  seminario^  etc.;  mas  la  verdad  es  que  no  tenemos  cómo 
reemplazar  castizamente  uno  de  los  dos  vocablos.  Diputado 
será  muy  bien  la  persona  nombrada  por  un  cuerpo  para  repre- 
sentarle; pero  en  las  Repúblicas  hispanoamericanas,  llama- 
mos diputado  al  individuo  de  la  Cámara  baja,  que  dirían  en 
algunos  lugares  de  Europa,  de  los  Comunes,  de  la  Cámara  de 
Representantes,  como  decíamos  nosotros  antiguamente  ó 
de  la  Chambre  des  députés ,  como  dicen  también  los  fran- 
ceses. 

Para  manifestar  mejor  las  diferencias,  es  necesario  además 
explicar  lo  que  en  América  denominamos  Congreso  y  lo  que 
en  España  así  se  nombra:  Congreso  llamamos  nosotros,  lo  mis- 
mo que  hoy  en  Francia,  Bélgica,  etc.,  al  Senado  y  Cámara  de 
Diputados,  reunidos;  en  la  Nación  española  se  denomina  Con- 
greso á  sólo  la  última,  de  manera  que  el  Senado  y  el  Congreso 
constituyen  las  Cortes.  Se  comprende,  pues,  perfectamente 
por  qué  no  necesitan  del  vocablo  congresista  ó  de  la  palabra 
congi^esal. 

La  Constitución  de  la  República  del  Ecuador,  dice: 

«El  poder  legislativo  reside  en  el  Congreso  Nacional,  com- 
puesto de  dos  Cámaras,  una  de  Senadores  y  otra  de  Diputa- 
dos»: en  donde  se  ve  que,  según  nuestra  Carta  Fundamental, 
equivale  la  palabra  Congreso  á  lo  que  en  España  se  llama 
Cortes:  «Reunión  de  los  dos  estamentos  ó  cuerpos  colegisla- 
dores. Senado  y  Congreso  de  Diputados^  que  no  pueden  deli- 
berar juntos  ni  en"  presencia  del  rey,  etc.»,  conforme  lo  dis- 
pone la  Constituci  m  de  1845. 

Nuestras  Cámaras,  al  contrario,  tienen  que  deliberar  juntas 
algunas  veces,  y  entonces,  cuando  se  reúnen,  toman  el  nombre 
de  Congreso,  p.  ej.:  para  el  escrutinio  de  la  elección  de  Presi- 
dente y  Vicepresidente  de  la  República. 

La  Constitución  de  Chile  (art.  11,  antiguo  13)  dice  lo  mismo 
que  el  artículo  43  de  la  nuestra.  El  artículo   58  de  la   colom- 


124  CON 

biana  de  1886,  expresa  lo  propio;  así  como  el  artículo  42  de  la 
Constitución  del  Paraguay. 

Con  razón,  pues,  en  casi  toda  la  América  española  son 
usados  los  vocablos  congresista  ó  congresal^  que  no  hacen 
maldita  la  falta  en  España. 

Congreso  (de  congredi^  conferencia)  se  llamó  la  reunión  de 
soberanos  ó  de  sus  representantes  para  arreglos  políticos,  ter- 
minar guerras,  etc.  Así  como  el  nombre  Parlamento^  dado  al 
Consejo  de  Oxford,  sirvió  en  Inglaterra  para  denominar 
al  Gran  Consejo  Nacional^  y  en  Francia  para  llamar  al  Mall^ 
asamblea  de  los  Francos,  ó  posteriormente  á  la  Corte  del  rey; 
asimismo  la  Asamblea  constituyente  de  Bélgica  en  1830  recibió 
el  nombre  de  Congrés.  Las  Repúblicas  hispanoamericanas 
tomaron  de  Estados  Unidos  la  denominación  Congreso  para  el 
conjunto  del  sistema  representativo  ó  cuerpo  legislativo,  esto 
es,  para  lo  que  se  llama  Cortes  en  España;  Parlíanient [House 
of  Lords  and  House  of  Comntuns),  en  Inglaterra;  Reichstag 
en  Alemania;  Estados  generales  en  Holanda;  Reichsrath  ó 
Consejo  del  Imperio^  Reichstag  húngaro  en  Austria-Hungría; 
Rigsdag  ó  Riksdag  en  Dinamarca  y  Suecia;  Storthing  en  No- 
ruega; Scoupchtina  en  Serbia,,  etc. 

Congreso^  pues,  lo  repetimos,  es  en  nuestras  Repúblicas  lo 
propio  que  Cortes  en  España.  Por  lo  cual  el  Diccionario  de  la 
Academia  está  errado  además  en  la  última  parte  del  párrafo 
destinado  á  la  palabra  Congreso. 

Corregido  el  tal  error,  y  en  todo  caso,  nos  hace  falta  uno 
de  los  nombres  congresista  ó  congresal. 

Los  franceses  y  belgas,  como  es  justo,  tienen  para  signifi- 
car nie7nbi''e  cVun  congrés^  el  vocablo  congressiste. 

CONSERVATISMO  ó  CONSERVADURISMO 


«Liberal»,  dice  la  Acadf.mia,  «que  profesa  doctrinas  favo- 
rables á  la  libertad  política  de  los  Estados». — «Liberalismo^ 
orden  de  ideas  que  profesan  los  partidarios  del  sistema  libe- 
ral. II  Partido  ó  comunión  política  que  entre  sí  forman». 

El  Diccionario  define  también  la  ^Sildibra. progresismo.  ¿Por 


CON  125 

qué  no  trae  del  propio  modo  las  voces  conservador  y  conser- 
va tismo  ó  conservador j'snio? 

CONSTIPACIÓN 

Como  lo  expresa  la  misma  etimología  (constipatio^  de  cons- 
tipare^ constreñir)  es  propiamente  astricción^  estiplicidad  ó  es- 
treñimiento: pero  nosotros  denominamos  constipación^  no 
sólo  al  resfriado,  sino  también  al  catarro^  cuya  signiíicación 
(•/(ZTctopíco,  afluyo)  es  de  todo  punto  contraria  á  la  del  vocablo 
empleado.  Debería,  por  tanto,  decirse  siempre  catarro  ó  ro— 
inadizo  {rjf-¡\m.  de  osoj,  fluyo'). 

La  última  edición  del  Diccionario  de  la  Academia  pone 
constipación  como  sinónima  de  constipado.,  y  esta  última  pala- 
bra como  equivalente  á  resfriado.,  primera  acepción. 

Habrá  barba  betunada, 
Tos,  catarro.,  orina,  hijada 
Y  mucho  diente  postizo. 

{Fr.  G.  Te  Hez — Marta  la  Piadosa.) 

CÓNSUL 

Así  llamamos  al  Enviado  Extraordinario  y  Ministro  Pleni- 
potenciario, como  al  Ministro  Residente,  como  al  Encargado 
de  Negocios.  Cónsn.1  es,  por  consiguiente,  en  el  Ecuador, 
cualquier  Ministro  diplomático,  sea  cual  fuere  la  clase  á  que 
pertenezca  en  la  escala  diplomática.  Admírame  que  no  hubiese 
hasta  ahora  alguno  de  ellos,  á  causa  de  este  trastrueque,  in- 
terpuesto una  reclamación  y  exigido  la  respectiva  indemniza- 
ción pecuniaria. 

«Los  cónsules  son  agentes  que  se  envían  á  las  naciones  amigas  con 
el  encargo  de  protejer  los  derechos  é  intereses  comerciales  de  la  patria, 
y  favorecer  á  sus  compatriotas  comerciantes  en  las  dificultades  que  les 
ocurran. 

El  objeto  principal  de  la  misión  del  cóíisul  es  velar  sobre  los  inte- 
reses del  comercio  nacional.» 

(Bello — Derecho  Internacional.) 


126  CON 

Consulado  decimos,  asimismo,  á  la  legación.  La  palabra  le- 
gación es  nueva,  lo  que  ella  signiíica  se  llamaba  antes  legada: 

^(.Legacía — La  embaxada  ó  recado  que  se  envía»,  dice  el  Diccionario 
de  1734...  «Se  toma  también  por  el  niismo  empleo,  oficio  ó  función  del 
Legado  ó  Embaxador.» 

«Ca  la  legacía  que  tuvo  Don  Bernardo,  como  lo  nota  el  Arcediano 
de  Ronda  no  se  dio  á  su  sucesor,  sino  á  este  Don  Diego  Gelmírez.» 

{Mariana — Historia  de  Es  paña  i) 

«Informado  Cortés  de  estas  noticias,  y  no  hallando  razón  para  des- 
preciarlas, trató  de  enviar  sus  mensajeros  á  la  república,  para  facilitar 
el  tránsito  de  su  ejército,  cuya  legacía  encargó  á  cuatro  Zempoales  de 
los  que  más  suponían». 

(Salís — La  Cofiquista  de  Méjico.) 

«El  rango  que  los  agentes  diplomáticos,  acreditados  á  una  misma 
corte  han  de  guardar  entre  sí,  se  ha  reglado  por  el  acta  del  Congreso 
de  Viena  de  9  de  Junio  de  i8i5...  En  él  se  estableció: 

Que  los  empleados  diplomáticos  se  dividiesen  en  tres  clases:  pri- 
mera, embajadores,  legados  ó  nuncios;  segunda,  enviados,  ministros,  ú 
otros  agentes  acreditados  de  soberano  á  soberano;  y  tercera,  encar- 
gados de  negocios,  acreditados  con  los  secretarios  de  Relaciones  Exte- 
riores (á  las  cuales  añadieron  los  plenipotenciarios  de  Austria,  Fran- 
cia... en  el  Congreso  de  Aquisgrán  ó  Aix-la-Chapelle...  la  clase  de 
segundo  orden  y  los  encargados  de  negocios)». 

(Bello  — Derecho  Internacional.) 
CONTADORES 


Son  llamados  en  Quito  (y  probablemente  serán  nombrados 
también  en  las  demás  ciudades  del  interior  de  la  República, 
tan  pronto  como  cunda  el  mal  por  ellas)  los  logreros  sin  con- 
ciencia, que  prestan  dinero  sobre  prendas  y  con  el  interés  del 
cincuenta  ó  sesenta  por  ciento.  La  denominación  les  viene 
del  apellido  de  Tomás  Contador,  ciudadano  chileno,  muerto 
no  há  mucho,  fundador  del  primer  establecimiento  de  esta 
clase,  destinado  á  despabilar  á  la  gente  menesterosa.  Aunque, 
para  volver  por  la  mínima  honra   del  mencionado  patriarca. 


CON  127 

debemos  añadir  que,  gracias  á  lo  propicio  del  tiempo  en  que 
vivieron  sus  sucesores,  estos  fueron  quienes  amplificaron,. ex- 
tendieron y  explotaron  más  y  mejor  la  prod'jctiva  industria, 
con  la  adición  novísima  de  la  granjeria  de  comprar  á  los 
maestros  de  escuela  y  otros  empleadillos,  por  la  tercera  parte 
ó  la  mitad  del  justo  precio,  los  vales  de  sueldos,  que  los  conta- 
dores del  Tesoro  cobraban  sin  merma  de  un  centavo. 

El  nombre  propio  de  aquel  personaje  pasará,  pues,  á  ge- 
nérico, del  mismo  modo  que  el  del  célebre  zapatero  romano 
Pasquín,  que  el  de  Pero  Illán  ó  Perillán,  etc. 

No  será  el  primer  caso  de  que  en  Sud  América  tenga  una 
denominación  tal  origen:  el  sustantivo  ó  adjetivo  aicalón,  con 
el  cual  en  Chile  nombran  ó  califican  á  los  curiosos  que  sin  ser 
militares  acompañan  los  ejércitos,  á  los  corresponsales  de  pe- 
riódicos y  quizá  también  á  los  entrometidos,  provino  de  don 
Antonio  Cucalón,  caballero  peruano  que,  embarcado  en  el 
«Huáscar»  por  curiosidad  ó  patriotismo,  cayó  al  mar  y  se 
ahogó  en  una  délas  excursiones  del  comandante  Grau,  cuando 
la  guerra  del  Pacífico,  ó  sea  de  Chile  contra  el  Perú  y  Bolivia; 
según  el  tradicioiiista  don  Ricardo  Palma,  el  vocablo  bar- 
chilón, con  que  conocemos  á  los  empleados  subalternos  de 
hospital,  vino  de  don  Pedro  Fernández  Barchilón  que  se  con- 
sagró en  Lima  á  la  piadosa  tarea  de  cuidar  enfermos. — Cuando 
la  infancia  de  la  cirugía  en  Francia,  llamaban  también  maitres 
Mires  á  los  cirujanos,  del  nombre  de  Roberto  le  Mire,  nota- 
ble operador  de  entonces. 

El  verdadero  nombre  del  Monte  impio^  fundado  por  el  chi- 
leno de  marras  y  conservado  y  corregido  y  aumentado  por 
unos  cuantos  hombres  sórdidos,  es  ladronera^  y  el  nombre  que 
corresponde  á  ellos...  el  que  fácilmente  y  sin  escrúpulos  puede 
darles  el  lector. 

CONTRAERSE 


Los  SS.  Baralt  y  Rodríguez  corrigen  el  sustantivo  contrac- 
ción en  el  sentido  de  aplicación:  ^2^x0.^^  que,  según  el  entender  de 
ecuatorianos,  venezolanos  y  chilenos,  significase  lo  propio  que 
en  francés  la  voz  contention,  effort  prolongó^  grande  applica- 


128  COR 

tioii.  Nosotros  vamos  más  allá  que  los  venezolanos  y  los  chile- 
nos; supuesto  que  no  sólo  empleamos  el  sustantivo  expresado, 
en  la  acepción  corregida,  sino  que  nos  servimos  del  vocablo 
contraer^  y  en  especial  el  reflejo  cojiiraerse^  en  vez  de  aplicar 
ó  aplicarse.  Así  decimos  que  el  estudiante  tal  «se  contrae  hasta 
enfermar»,  que  N.  «es  muy  contraido  á  sus  deberes»,  etc. 

CONVENTO 


Denominamos  impropiamente  á  la  casa  del  cura. 
CONVERSAR 

Mal  dicho  por  contar,  referir  «D.  fulano  me  ha  conver- 
sado que...»  Puede  darse  una  noticia  sin  que  haya  verdadera 
conversación. 

CORMILLO 

Colmillo 

«Las  mortales  navajadas  de  tus  colmillos  y  heridas  de  tus  manos 
sanarán  en  las  del  discreto,  en  cuyo  abrigo  seré  dichosamente  de  tus 
adversas  tempestades  amparado.» 

(Mafeo  Alemán — Gicsmdfi  de  Alfar ache.) 

Los  colmillos  comidos  de  gorg-ojo. 
Una  boca  con  cámara  y  con  pujo 
á  la  que  rosa  fué  vuelven  abrojo. 

( Quevedo — Sonetos. ) 
CORTE 

De  caña  dulce,  dígase  zafra;  corte  de  trigo,  etc.,  dígase 
siega. 

CORO   (Capa  de) 

Para  dar  á  entender  que  alguien  ha  jugado  á  otro  una  mala 


COR  129 

pasada  gruesa  ó  irremediable,  decimos  que  le  hizo  una  de  capa 
de  coro^  alusivamente  á  los  entierros  ó  á  los  matrimonios,  que 
celebra  el  sacerdote  revestido,  según  mal  se  ha  creído,  con 
la  capa  de  coro. 

Ahora  bien,  como  la  vestimenta  empleada  en  los  casos  re- 
feridos es  la  capa  pliLvial  y  no  la  de  coro,  debemos  decir  para 
no  levantar  falso  testimonio  á  ésta,  que  Fulano  hizo  á  Zutano 
U7ia  de  capa  pluvial^  y  no  como  acostumbramos. 

C^pa  pluvial^  define  la  Academia,  la  que  usan  principal- 
mente los  prelados  y  los  que  hacen  oficios  de  preste  en  víspe- 
ras, procesiones  y  otros  actos  del  culto  divino:  se  pone  sobre 
los  hombros,  ajustándola  por  delante  con  una  manecilla  ó  con 
corchetes  ó  broches,  etc. — Capa  de  coro.  La  que  usan  las 
dignidades,  canónigos  y  demás  prebendados  de  las  iglesias 
catedrales  y  colegiales,  para  asistir  en  el  coro  (de  aquí  su  nom- 
bre) á  los  oficios  divinos  y  horas  canónicas,  y  para  otros  actos 
capitulares. 

COROZO 


Nombramos  en  las  ciudades  serraniegas,  y  tagua  en  las  de 
la  costa,  al  fruto  del  Cadi  ( Phytelephas  niacr acarpa)^  cuyas 
hojas  enorm.es  sirven  como  tejas  para  las  casas  de  campo  de 
los  habitadores  de  las  tierras  bajas,  y  los  mencionados  coroza^ 
)tagua  ó  marfil  vegetal  constituyen  uno  de  los  artículos  de  ex- 
)ortación  del  Ecuador,  muy  estimados  en  Europa  y  Norte 
América. 

CORREÍSTA 


Llámesele  simplemente  correo.,  postillón,  ó  también  esta- 
feta; pues  así  se  denomina  el  correo  ordinario  que  va  á  caballo 
de  un  lugar  á  otro.  (Véase  la  palabra  estafeta). 

CORRENTÓN,  NA 

Está  mal,  en  vez  á&  pasadero^  ra.,  mediano^  Jia^  regular. 
9 


I30  COV 

COSTAL 

Denominamos  en  el  Ecuador  á  la  alfombra  ordinaria,  ge- 
neralmente de  libras  de  agave.  Esteras  llaman  en  Cataluña  á 
las  alfombras  ordinarias;  nosotros  empleamos  con  más  pro- 
piedad este  último  sustantivo, — aunque  nuestras  esteras  di- 
íieren  de  las  usadas  en  España,  así  por  el  material  de  que  se 
fabrican,  como  por  la  textura. 

COSCOJA 

Tiene  varios  significados,  supuesto  que  así  se  llama  una 
especie  de  encina;  y  así  se  nombra  también  la  hoja  seca  de  la 
carrasca,  etc.  Los  campesinos  del  Ecuador  denominan  coscoja 
á  diversas  enfermedades  de  los  rumiantes:  á  la  morriña^  al 
Imérfago  ó  huélfago  y  quizá  á  la  tuberculosis. 

Al  animal  que  adolece  de  una  de  estas  enfermedades  se  le 
califica  de  acoscojado,  y  aun  se  ha  inventado  el  verbo  acoscojarse 
para  significar  que  una  oveja  ó  un  buey  han  contraído  la  cos- 
coja. Ni  el  adjetivo  ni  el  verbo  están  en  el  Diccionario. 

COTEJA 

Denominamos  al  caballo,  en  alzada,  fuerza  y  ligereza,  igual 
al  que  debe  correr  con  él;  ó  al  galio  de  valentía,  vigor  y  esta- 
tura equivalentes  á  los  del  que  se  presenta  como  contrario 
para  la  riña;  ó  al  púgil  tan  esforzado  y  tan  bruto  como  su  con- 
tendor, etc. 

La  operación  de  arreglar  cotejas^  supone  un  cotejo  previo, 
esto  es,  la  confrontación  ó  comparación  del  uno  con  el  otro 
competidor,  teniéndolos  ambos  á  la  vista.  La  palabra,  pues, 
está  acaso  bien  formada  y  debe  ser  acogida  por  el  Léxico. 

COVACHA 


Palabra  perfectamente  castiza   en    su  significado  de  cueva 
pequeña,  no  lo  es  en  la  acepción  de  tienda  donde  se  venden 


COT  .3. 

los  cereales,  leguminosas,  patatas,  etc.,  por  cuenta  del  dueño, 
quien  paga  un  tanto  por  ciento  al  vendedor  ó  vendedora  res- 
pectivos. 

Castiza  del  propio  modo  fue  entre  nosotros  primitivamente 
la  voz  corregida,  pues  la  memorada  venta  se  hacía  en  los  sóta- 
nos ó  cuevas  de  los  atrios  de  la  Catedral  y  San  Francisco,  de 
donde,  por  extensión,  han  seguido  nombrándose  covachas  las 
tiendas  á  que  más  tarde  se  han  trasladado  las  ventas  de  produc- 
tos agrícolas. 

Covachuelas  llaman  de  manera  familiar  los  españoles  á  los 
Ministerios,  por  la  misma  razón  que  los  quiteños  denominamos 
covachas  á  lo  antes  explicado,  porque  dichos  Ministerios  esta- 
ban situados  en  las  bóvedas  del  antiguo  real  palacio. 

COVACHERO 


De  covacha  vino,  como  era  natural,  el  adjetivo  covachero^ 
no  covachuelista  conforme  apellidan  en  la  Península  al  oficial 
de  covachiiela\  y  es  de  suponei-  que  la  denominación  se  perpe- 
tuará tanto  como  el  oficio  de  esas  dignas  personas  que,  al  de- 
cir de  los  agricultores,  motivos  tendrían  para  bautizar  sus 
tiendas  con  el  diminutivo  de  aquella  concavidad,  que  según 
los  Diccionarios  anteriores  al  de  1899,  lleva  á  las  veces  un  ca- 
lificativo infamante:  cueva  de  ladrones. 

Consignatarios  comienzan  á  llamarse  algunos  entendidos 
no  sólo  en  gramática  parda,  y  á  nombrar  consignación  lo  que 
el  vulgo  covacha.  No  está  mala  la  sustitución,  ya  que  consig- 
nar ^  comercialmente,  significa  «enviar  las  mercaderías  á  manos 
de  un  corresponsal»;  pero  estarían  mejor  las  denominaciones 
comisionista  y  casa  de  comisión.,  ó  corredor  y  correduría. 

COTO 


Es  lo  mismo  que  bocio.,  según  la  décima  acepción  de  aque- 
lla palabra  en  el  Diccionario  último  de  la  Academia;  mas  bocio 
según  el  mismo  Léxico  es  sinónimo  á&  papera,  lo  cual  tal  vez 
no  es  cierto.  Defina  simplemente:  Coto.,  «hipertrofia  del  cuerpo 
tiroides»,  y  nos  evitará  hasta  el  trabajo  de  ver  tres  palabras  en 


132  CRI 

el  gran  libro  antes  de  saber  el  significado  del  vocablo  ameri- 
cano. 

CRETÓN 


Tanto  en  español,  como  en  francés  de  donde  viene,  la  pa- 
labra es  femenina:  cretona^  cretonne^  tela,  comúnmente  de  al- 
godón, blanca  ó  estampada. 

CRISPAMIENTO 

«Con  un  crispamiento  de  nervios».  No  sabemos  si  será  po- 
sible que  los  nervios  se  crispen;  pero  sí  que  no  hace  falta  en 
castellano  la  palabra  crispamiento^  por  existir  ya  el  sustan- 
tivo crispatura. 

CRISTA 

Cresta. 

Aun   cuando   crista  sea   más  conforme  á  su  origen  latina 
crista^   el  penacho  de  carne   roja  que  llevan  en  la  cabeza  el    : 
gallo   y  otros   fasiánidos^  se, ha  nombrado   desde  antiguo  en 
castellano  cresta. 

«El  ha  (el  gallo)  la  cresta  bermeja  sobre  la  eabeza  en  lugar  de  co- 
rona: e  quando  él  la  pierde,  pierde  la  fuerca  de  combatir  contra  su  ad- 
versario.» 

{Burgos — Libro  de  proprietatibits  rerum  en  roma?ice,  iSsp.) 
CRÍTICO 


Para  los  ecuatorianos  sin  ilustración  y  aun  para  los  media- 
namente ilustrados,  no  es  crítico  el  que  juzga  según  las  le^^es 
de  la  crítica^  quiere  decir,  del  arte  y  del  buen  gusto,  conforme 
lo  "han  creído  los  señores  Académicos;  ni  conforme  á  la  opinión 
de  todas  las  gentes  instruidas,  el  que  poseedor  de  varios  cono- 
cimientos, de  perspicacia  y  de  no  vulgar  inteligencia,  percibe 


I 


CRI  133 

así  los  primores  como  los  defectos  de  las  obras  que  se  le  pre- 
sentan, y  los  señala,  llamando  la  atención  sobre  ellos,  ya  para 
educar  el  criterio  ajeno,  ya  para  producir  en  los  menos  pers- 
picaces el  placer  que  engendra  la  contemplación  de  lo  bello, 
ya  en  fin,  para  que  el  artista  novel  imite  lo  bueno  de  la  obra 
juzgada  y  evite  lo  malo  que  hay  en  ella. 

No,  señor,  no  es  lo  expresado.  Crítico  es  (y  se  han  tenido 
la  culpa  para  esto  los  que  sin  más  condiciones  que  la  malevo- 
lencia juzgan  á  los  otros  ó  las  obras  de  otros)  el  maldiciente^ 
el  que  detrae  por  sistema,  por  costumbre,  por  naturaleza;  el 
odiador  en  especial  de  lo  que  sobresale;  el  que  si  acaso  puede 
tener  alguna  luz  en  el  cerebro  y  comunicar  alguna  sal  á  la  pa- 
labra, lleva  la  vejiga  de  la  bilis  en  el  lugar  del  corazón  y  el 
veneno  corrosivo  de  la  envidia  empapándole  el  alma. 

El  crítico  necesita  poseer  una  finura  de  percepción  no 
común,  que  le  permita  apreciar  en  el  objeto  juzgado  lo  que 
está  á  regla  respecto  del  prototipo  calológico,  criado  por  el 
estudio  de  modelos  perfectos,  por  el  conocimiento  del  arte  y 
sobre  todo  por  las  propias  naturales  aptitudes;  necesita  ade- 
más, se  ha  dicho  con  razón,  idoneidad  análoga  á  la  del  autor 
de  la  obra  juzgada.  Mal  puede,  pues,  ser  crítico  quien  sólo  po- 
see la  facultad  de  percibir  lo  deforme  y  carece  además  de 
facultades  para,  adquirida  la  educación  estética  indispensable, 
crear  algo  semejante  á  la  obra  que  somete  á  su  juicio. 

El  que  padece  las  dolencias  de  las  virtudes  ó  méritos  aje- 
nos, es  simplemente  un  malaventurado,  pero  no  es  ni  puede 
ser  un  crítico;  sin  embargo,  á  éste  precisamente  denomina  crí- 
tico el  mal  saber  y  entender  del  vulgo:  al  que  carece  de  ojos 
para  mirar  lo  bello  y  de  oídos  para  oirlo,  al  que  advierte  no 
más  que  lo  inarmónico  en  el  conjunto  de  melodías,  ó  descubre 
el  filamento  de  pincel  que  el  maestro  Alurillo  dejó  pegado  en 
€l  rostro  de  sus  primorosos  ángeles.  Crítico  es,  según  el  vulgo, 
ese  individuo  á  cuya  retina  no  pasan  sino  los  rayos  Rcentgen 
del  odio,  rayos  que  muestran,  eso  sí,  lo  más  íntimo,  lo  que  la 
ley  de  imperfección  de  la  naturaleza  ocultó  allá  en  lo  interior 
de  todo  lo  existente.  Conforme  á  lo  cual,  rrzVzVrt  vendría  á  ser, 
no  el  sol  que  abrillanta  el  universo  y  muestra  su  hermosura, 
sino  la  linterna  sorda  que   el  antiguo  sereno  llevaba  bajo  el 


134  CUA 

capote,  para  sacarla  solamente  cuando  creía   que    iba  á  darse 
el  gusto  de  descubrir  un  delito  ó  una  inmundicia. 

A  los  que  los  ecuatorianos  denominan  críticos^  llámeseles 
ínalévolos,  ó  simplemente  criticones^  prodigando  la  caridad,  y 
si  se  quiere  una  palabra  parecida  á  la  que  anotamos. 

CROCHET 


Voz  francesa:  aigiiille  á  poiiit  recourbée^  etc. 

No  he  podido  saber  el  nombre  consagrado  por  la  Acade- 
mia para  el  ganchudo  de  marfil,  hueso,  madera  ó  metal,  con 
que  las  mujeres  tejen  una  randa  especial  de  hilos  de  seda  ó 
algodón. 

En  el  periódico  madrileño  La  Ultima  Moda^  encuentro 
ganchill'\  palabra  que  no  está  en  el  Diccionario,  pero  que  es 
castiza  y  muy  adecuada  para  denominar  el  memorado  instru- 
mentito. 

CUADRA 

Posee  varias  acepciones,  á  saber:  sala  ó  pieza  espaciosa, 
caballeriza,  sala  de  un  hospital  ó  cuartel  ó  prisión,  en  que 
duermen  muchos,  cuarta  parte  de  una  milla,  etc.;  pero  no  sig- 
nifica nunca  lo  propio  que  alfalfal  ó  alfalfar. 

Para  reemplazar  á  cuadra  en  el  objeto  al  que  hemos  qui- 
tado este  nombre,  e  Tipleamos  la  voz  pesebrera.^  que  es  el  con- 
junto áQ  pesebres  ó  sean  los  cajones  donde  comen  las  bestias. 

«Nona  siguió  á  Marta,  la  cual  bajó  la  escalera  que  iba  al  parador, 
y  entró  en  la  cuadra^  de  donde  echó  á  Chucho  con  cajas  destempladas; 
y  por  unos  peldaños  de  madera  tosca,  sujetos  á  la  pared,  de  mayor  á 
menor,  en  un  rincón  de  la  cuadra^  una  detrás  de  otra  se  encaramaron 
en  el  pajar.» 

( Selgas — Nona . ) 

Rica  berberisca  alfombra. 
Del  rey  moro  de  Granada 


CUC  135 

Dóa  ó  tributo,  cubría 

Las  losas  de  aquella  cuadra. 

[Saavedra — Romances:  El  Alcázar  de  Sevilla.) 

El  rey  Don  Pedro  entre  tanto 
Separado  de  los  suyos, 
En  una  segunda  cuadra 
Se  entregó  al  sueño  protundo, 

{Do?i  Ajigel  Saavedra — Romances:  El  Fratricidio.) 


CUCAYO 


Llamamos  á  los  fiambres  li  otros  comestibles  que  se  llevan 
de  viaje;  y  debe  ser  de  él  (del  vocablo  corregido)  ó  del  quichua 
CHcahui,  de  donde  se  dijo  en  Chile  cocaví  á  la  provisión  que 
llevan  en  las  alforjas  los  viajeros  á  caballo.  No  son  pocos  los 
vocablos  quichuas  que  se  conservan  en  el  lenguaje  chileno: 
asiiaitcho  {asnac .^  hediondo  y  hticho^  ají);  cocliayuyo  (cocha.^  l^gOj 
msLvyyuyOy  cogollo,  planta,  hortaliza);  g-uagua  f/ií(a/iiía,  hijo, 
niño,  cría);  coronela  (curuiida^  tusa  como  decimos  los  ecuatoria- 
nos ó  zuro,  como  dicen  en  España);  guasca  (huasca-,  soga,  veta). 
Insinuamos  el  expresado  origen,  con  motivo  de  las  etimologías 
buscadas  por  don  Zorobabel  Rodríguez  en  su  provechosa 
obra  Diccionario  de  Chilenismos,  para  la  palabra  cocaví. 

Matalotaje  nombramos  también  á  los  dichos  víveres,  voz 
de  marinería  que  se  usa  asimismo  en  las  Antillas  españolas, 
según  se  ve  en  la  leyenda  Enriquillo,  por  don  Manuel  de  J. 
Galván. 

cuco' 

En  España  se  nombra  coco  al  «fantasma  que  se  figura  para 
meter  miedo  á  los  niños.» 

Según  la  Academia  viene  del  griego  /á/'o;,  feo;  pero  es  más 
probable  que  del  vascuence  cochoa,  gusano  (latín  coccum., 
griego  /o-/-/oc);  pues  basta  y  sobra  un  gusano  «para  meter 
miedo»  á  los  niños,  á  muchas  mujeres  y  aun  á  algunos  ge- 
nerales. 


136  CUC 

«Vamos  que  no  era  el  coco  que  mi  mente  se  había  creado,  sino  per- 
sona muy  simpática  y  muy  cortés.» 

{Don  Ricardo  Palma — Recuerdos  de  España.) 

CUCURUCHO 


Nos  es  completamente  desconocida  esta  palabra  como  de- 
nominación del  papel  arrollado  en  forma  de  cono,  que  sirv^e 
para  poner  dulces,  especias,  etc.,  y  que  nosotros  llamamos  car- 
tiicho;  en  cambio,  á  fin  de  no  dejar  cesante  al  sustantivo  que 
motiva  este  párrafo,  le  hemos  destinado  á  significarla  persona 
que  iba  en  las  procesiones  de  semana  santa,  vestida  con  una 
túnica  larga  de  color  y  forma  variados,  según  la  respectiva 
cofradía,  y  cubierta  la  cabeza  con  una  caperuza  ó  papahígo: 
quiere  decir,  el  nazareno. 

En  nuestra  infancia  vimos  muchos  en  Quito,  después  los 
hemos  vuelto  á  contemplar  en  Sevilla,  junto  con  los  armados 
y  otros  procesionales,  formando  los  célebres  pasos,  entre  los 
que  descuella  siempre  el  de  la  Virgen  de  la  Esperanza  de  la 
Macarena. 

;De  dónde  les  vino  en  el  Ecuador  el  nombre  de  cucuruchos} 

Comprendímoslo  al  ver  los  ya  citados  de  Sevilla,  cuyo  pa- 
pahígo ó  caperuza,  de  que  antes  hablamos,  termina  por  encima 
de  la  coronilla  en  punta  erecta,  en  forma  de  cono  ó  de  cucu- 
rucJio. 

Entre  nosotros,  según  parece,  los  vestuarios  de  cucuruchos 
han  pasado  á  vivir  en  los  escaparates  de  los  arqueólogos;  mas 
no  acaece  lo  propio  en  otros  lugares  de  América,  como  Chile 
por  ejemplo:  en  Quillota  los  nazarenos  íorvc^T^rv  parte  muy  prin- 
cipal de  la  denominada  procesión  del  Pelícano,  que  se  verifica 
indefectiblemente  todos  los  viernes  santos.  Sóío  que  el  cucu- 
rucho quillotano  difiere  por  completo,  tocante  al  vestido,  del 
antiguo  cucurucho  ecuatoriano  que,  por  lo  común,  llevaba  una 
hopalanda  toda  morada  ó  azul,  mientras  que  aquél  gasta  una 
túnica  negra,  con  dos  listas  blancas  á  lo  largo  del  cuerpo,  y 
en  el  pecho  y  espalda  calaveras  y  fémures  igualmente  blancos; 
en  vez  de  la  fontezuela  de  plata  que  los  nuestros  tenían  en  la 
mano   para   recibir   las  limosnas,    solicitadas    con    golpecillos 


CUCH  137 

dados  en  la  misma  fuente,  los  de  Quillota  llevan  una  hucha 
cuya  llave  guarda  en  su  poder  el  cura  respectivo,  sin  duda  por 
la  poca  confianza  que  el  roto  le  inspira  aun  cuando  esté  afo- 
rrado de  penitente. 

La  última  vez  que  en  Quito  se  vieron  los  ciiciirnchos  fue 
en  1888,  año  en  el  que  se  trató  de  resucitar  la  procesión  noc- 
turna del  viernes  mayor;  pero  con  tan  mala  fortuna  que,  des- 
pués de  gastados  algunos  miles  de  pesos  en  la  poco  devota 
función,  un  torrencial  aguacero  se  encargó  de  disolverla  ape- 
nas había  comenzado  á  desenvolverse  por  las  calles  de  la 
ciudad. 

¡Figuraos  cuál  sería  la  pena  de  los  viernes  santos,  como  se 
dio  en  llamar  á  los  curiosos  de  provincia,  venidos  solamente 
para,  gzístar  (así  decían  por  verj  la  afamada  procesión! 

«Ya  que  usted  lo  manda,  lo  haré.  Don  Fabiancito  ha  llegado  ahora 
á  la  puerta,  sudando  como  un  pollo,  me  ha  dejado  este  cucurucho  (lo 
sacaj,  y  me  ha  encargado  le  de  á  usted  esta  carlita.» 

(Hartzenbiisch — La  coja  y  el  enco,^do.) 

«.Adela. — Sería  un  desprecio. 

Don  Silvestre. — Y  en  señal  de  tu  boda  te  llevaré  un  cucurucho  de 
dulces  de  calabaza. 

Adela. — No  haga  usted  tal  cosa.» 

{Hartzetibusch — Id. ) 

Por  razón  de  similitud,  se  llamaba  también  en  Quito  cucu- 
rticho  á  un  estribo  de  forma  cónica  que  afianzaba  una  de  las 
murallas  del  convento  de  San  Agustín,  y  que  dio  á  la  calle  el 
nombre  de  Calle  del  CiicurucJio. 

CUCHILLO  DE  PAPEL  ó  CORTAPAPEL 

Dígase  plegadera. 

«Sentámonos  frente  á  frente  en  cómodos,  aunque  no  ricos  ni  elegan- 
tes sillones,  con  una  mesita  entre  los  dos,  cargada  de  papelejos,  una 
plegadera,  cajas  de  fósforos...» 

{Pereda — Peñas  arriba.^, 


138  CUI 

Cuchillo  de  papel  es  francés  puro:  couteau  a  papier. 

CUCHUBOS   ó   CUCHUGOS 

Denominamos  las  bolsas  de  las  sillas  para  montar  á  caballo; 
llamárnoslas  también  pistoleras  y  está  menos  mal,  aunque  no 
sirven  ya  para  llevar  pistolas. 

CUERO 


Además  de  las  legítimas  acepciones  de  esta  palabra,  le  atri- 
buímos también  malamente  la  de  látigo^  azote^  flagelo;  y  de  la 
errónea  significación  hemos  sacado  cuerear  por  azotar^  cue- 
reada y  aíeriza  por  azotaina  ó  flagelado ii^  cuerazo  por  azotazo. 

CUETE 


Cohete. 
(Cuete  nos  vendrá  del  catalán? 

Vieja  roñosa,  pues  te  llevan,  vete: 
No  vistas  al  g-usano  de  confite, 
Pues  eres  ya  varilla  de  cohete. 

{Quevedo — Soneto  á  U7ia  vieja  verde,  compuesta  y  afeitada.) 

Es  con  moquita  un  pezón, 
Que  le  ordeñas  si  te  suenas; 
Nariz,  que  aun  hallarla  apenas 
Puede  el  cohete  á  traición. 

{Id — Redondillas.) 

«Soltó  un  «el  Señor  la  corone   de  gloria,»  y  emparejó   calle  arriba 
listo  como  un  cohete.^  clamando  á  grito  pelado...» 

{Hartseinbiisch — Los  dos  bofetones.) 
CUICA 

Lofftbriz.,  es  el  nombre  castellano  del  animalito  sin  miem- 


CUM  139 

bros,  con  el  cuerpo  largo  y  cilindrico.  De  tal  modo  nos  hemos 
acostumbrado  á  usar  la  denominación  quichua  ciiica^  que  si 
alguien  dijese  haber  visto  una  lombriz^  nadie  le  entendería 
sino  que  lo  visto  ha  sido  un  ascáride^  una  tenia  ú  otro  ento- 
zoario^ que  dicen  los  médicos  técnicos,  ú  otros  vermes^  que 
dirían  los  físicos  menos  revesados. 

Gusanos  se  llaman  especialmente  algunos  animaluchos 
blandos,  de  varios  tamaños  y  colores,  que  no  tienen  vértebras, 
y  se  arrastran  y  trepan. — Recordamos  la  palabra  giísano  por 
la  particularidad  de  venir  su  nombre  del  sánscrito  Kusií{á& ku^ 
tierra,  y  su^  hijo),  vocablo  fónicamente  igual  al  quichua  ¿•//í//;, 
cierto  gusano  de  la  tierra . 

CULATA 


Además  de  tres  acepciones  relativas  á  armas  de  fuego,  tiene 
este  sustantivo  la  significación  figurada  de  parte  posterior  ó 
más  retirada  de  una  cosa,  como  la  trasera  del  coche;  mas  no 
por  esto  ha  de  llamarse  así,  según  lenguaje  de  nuestros  alba- 
ñiles  y  hasta  de  algunos  de  nuestros  arquitectos,  á  la  parte,  ó 
si  se  quiere,  cara  lateral  (no  fachada^  que  dice  el  Diccionario, 
pues  no  es  X^l  parte  anterior)  de  un  edificio,  rematada  en  punta 
ó  en  ángulo  por  las  dos  vertientes  del  tejado,  esto  es,  al  has- 
tial ffastigiare^  terminar  en  punta). 

CUMBRERA 


Caballete. 

Tal  es  el  nombre  de  la  línea  más  alta  del  tejado,  de  la  cual 
descienden  las  hileras  de  tejas,  etc. — Cumbrera.,  según  la  Aca- 
demia, es  la  pieza  de  madera  de  veinticuatro  ó  más  pies  de 
longitud  y  con  una  escuadría  de  diez  pulgadas  de  tabla,  por 
nueve  de  canto, — que  se  destina  especialmente  á  la  construc- 
ción de  cubiertas  de  chozas  y  edificios:  de  donde,  acaso,  le 
hemos  dado  en  el  Ecuador  la  propia  significación  de  caballete. 


I40  CUR 

CURCO,  CA 

Palabra  quichua. — Jorobado^  jibado^  jibosn^  coj'-covado. 

«Es  así,  dijo  Critilo,  dondequiera  que  hallamos  corcovada  la  dispo- 
sición, rezelamos  también  torcida  la  intención;  en  descubriendo  ensena- 
das en  el  cuerpo,  tememos  haya  dobleces  en  el  ánimo.» 

{Lorenzo  Gradan — El  criticón.^ 

«Que  está  gibado  de  un  golpe,  y  no  confesara  que  son  años,  si  pen- 
sara remozar  por  confesarlo.» 

[Quevedo — Las  Zahúrdas  de  Pintón.) 

CURIQUINGUE 

El  cnriquiugíii^  cuyo  nombre  en  quichua  significa  piulado 
de  oro,  era  el  ave  sagrada  de  los  aborígenes  de  esta  parte  de 
América;  pertenece  al  género  Polyborus  y  se  parece  al  cara- 
cara  del  Brasil.  Se  le  halla  frecuentemente  en  las  dehesas, 
casi  siempre  acompañado  de  la  hembra,  y  aun  en  bandadas. 
Es  pintado  de  negro  y  blanco,  ó  pardo,  y  del  tamaño  de  una 
gallina;  tiene  la  cabeza  sin  plumas  como  otras  aves  rapaces. 

CURSO.   CURSAR 

«El  1 5  del  mes  en  curso»  ó  «el  i5  del  que  cursa»,  decimos 
y  escribimos  irreflexivamente  en  vez  de  «el  i5  del  actual»,  ó 
«del  presente  mes»,  ó  si  se  desea  algo  que  venga  de  los  verbos 
latinos,  casi  sinónimos,  ciirrere  ó  cursare^ — «el  i5  del  mes 
corriente»  ó  «del  qne  corregí). 

CURTIEMBRE,  ó  CURTIMBRE 

Como  dicen  los  que  creen  hender  un  cabello  en  el  aire. 
Curtiduría  ó  tenería,  del  francés  tannerie,  de  tanner  (prépa- 
rer  les  cuirs  avec  du  TAN),  de  tan,  corteza  pulverizada  de  varios 
vegetales  que  contienen  tanino  ó  ácido  tánico,   principio  que 


» 


cus  141 

unido  á  la  materia  gelatinosa  de  las  pieles,  las  vuelve,  al  pro- 
pio tiempo  que  flexibles,  incorruptibles. 

«{Quién?  Parmeno,  el  hijo  de  Alberto  tu  compadre,  que  estuvo  con- 
tigo un  poco  tiempo,  que  te  me  dio  mi  madre  cuando  morabas  á  la  cuesta 
del  río,  cerca  de  las  tetierías.» 

{Fernando  de  Rojas — La  Celestina,^ 

Según  la  primera  edición  del  Diccionario  académico,  cur- 
tiduría sería  también  el  trato  y  comercio  de  las  pieles  ó  cueros 
adobados.» 

CUSCUNGO 

Por  onomatopéyica  que  sea  la  palabra,  no  puede  pasar  del 
quichua  al  castellano,  donde  hay  voz  propia  para  denominar 
al  ave  nocturna,  de  la  cual  dice  el  cantar  quiteño: 

Canta  el  cuscungo 
Y  el  indio  muere; 
Chanza  parece 
Pero  sucede, 
que  es  el 

Igiiavus  buba,  dirum  mortalibus  ornen,  de  las  Metamorfosis  de 
Ovidio. 

Hay  varias  especies  de  bultos;  pero  el  más  común  en  la  se- 
rranía del  Ecuador  es  el  Biibo  crassirostris  de  Veillot. 

«Si  amaestrase  el  buho  al  águila,  no  la  sacaría  á  desafiar  con  la 
vista  los  rayos  del  sol,  ni  la  llevaría  sobre  los  cedros  altos;  sino  por 
las  sombras  encogidas  de  la  noche,  y  entre  los  humildes  troncos  de  los 
árboles.» 

( Saavedra  Fajardo . ) 

Y  aquí  me  estoy  hecho  un  bíi/io 
Contemplando  las  flaquezas 
Y  aberraciones  del  mundo. 

{Bretón  de  los  Herreros — ¡Muérete  y  verás!. . . 


142  CUY 

En  castellano  ciertos  buhos  se  llaman  además  autillos  y 
cárabos. 

Como  se  ha  dicho,  cuscungo  es  palabra  quichua: 

R7ICU   CUSCUN'GU 

Jai  un  pacayp', 

Hiiañiiy  huacayhtian 

Huacacurcami; 

Urpi  hualuiapas 
Janac yurapi 

Llaqui  Ilaquilla 

Huacacurcami. 

En  un  corpulento  g^uabo 
Un  viejo  cárabo  está 
Con  el  lloro  de  los  muertos 
Llorando  en  la  soledad; 
Y  la  tierna  toriolilla 
En  otro  árbol  más  allá, 
Lamentando  tristemente 
Le  acompaña  en  su  pesar. 

(Traducción  de  la  estrofa  anterior. — Mera — Ojeada  histórico-cri- 
tica.) 

CUTUNDIR 

El  verbo  castellano,  aunque  familiar,  es  tundir,  que  sig- 
nifica precisamente  lo  que  nosotros  queremos  expresar  con  el 
barbarismo  cuttmdir:  dar  golpes^  palos.,  azotes,  molestar ^  fas- 
tidiar., etc. 

CUY 


El  animalito  que  los  zoólogos  llaman  Cavia  cobaya  (orden 
Roedores.,  suborden  Hystrichidce)^  no  tiene,  que  sepamos, 
nombre  en  la  lengua  castellana.  Los  traductores  de  obras  de 
Histeria  Natural  francesas  lo  nombran  cochinillo  de  Indias., 
otros  apérea  ó  conejillo  de  Indias  ó  cerdo  de  la  India.  Para 
evitar  la  multiplicidad   de  palabras  en    la  denominación,  de- 


CUY  143 

bería  llamársele  con  el  solo  vocablo  cuy,  tanto  más  cuanto  que 
así  se  le  nombra  en  el  Ecuador,  Perú  y  otros  lugares  de  Amé- 
rica. 

Llamándole  cochinillo  aun  podemos  inducir  á  equivoca- 
ción, tocante  al  orden  zoológico  del  cuy,  roedores^  absoluta- 
mente alejada  de  los  proboscídeos^  á  que  pertenece  el  cerdo  ó 
cochino. 

Una  vez  por  todas,  diremos  que  cincuenta  millones  de  ha- 
bitantes que  hablan  el  castellano  en  América,  tienen  derecho 
bastante  para  denominar  sus  cosas  conforme  á  las  lenguas  in- 
dígenas, más  bien  que  18  ó  20  millones  de  españoles  que  no 
conocen  dichas  cosas  y  que  ni  siquiera,  todos  ellos,  hablan  el 
castellano,  como  v.  g.  los  catalanes  y  vascos. 

Ciíy  denominamos  también  al  cohete  corredor  que  en  Es- 
paña llaman  biiscapiés. 

CUY  DEL  MONTE 


Roedor  del  tamaño  de  una  liebre  ó  poco  mayor,  de  color 
pardo. 

Los  indios  de  ambos  lados  de  la  cordillera  andina  comen 
la  carne  del  mencionado  cuadrúpedo;  su  nombre  científico  es 
Dasyprocta  cristata  (Desm.)  y  pertenece  al  suborden  Hystri- 
chidce^  familia  Dasyproctiiioc. 


I 


:^=>t=ll —  lt=)l  11=11: 


CH 


CHACANA 


El  aparato  compuesto  de  varas  como  silla  de  mano  y  ta- 
blas ó  lienzo,  en  que  se  traslada  de  una  parte  á  otra  á  heridos 
ó  enfermos,  se  denomina  en  castellano  parihuela  ó  cafnilla. 

«Vino  un  día  (el  Prefecto  de  Antioquíaj  trayendo  á  su  mujer  en  una 
camilla,   y  la  puso  á  la  puerta  de  la  iglesia  donde  estaba  Crisóstomo.» 
(P.  Pedro  Ribadeneira — Flos  sanctorum.) 

CHÁFALO.  CHAFALOTE 


Chafarote . 

El  alfanje    corto  y  ancho,    generalmente    corvo   hacia   la 
punta,  se  denomina  chafarote^  del  árabe  xofra^  cuchilla. 

Empero  guerra  eterna  al  zamacuco 
Indigno  clerizonte  le  declara 
Que  anda  con  la  facción  por  esos  mundos 
Armado  de  tizona  y  chafarote, 
Hecho  un  perdona-vidas  furibundo. 

(Fray  Gerufidio — Calillada  iJ") 

CHACARERO 

Chacarero  en  ecuatoriano  es  lo  que  en  español  agricultor. 

Denomínase  también  así  al  dueño  de  una  chacra. 
10 


146  CHA 

CHAGRA 

Es  el  aldeano,  campesino^  labriego^  palabra  aceptada  ya 
como  ecuatorianismo  en  el  Diccionario  de  la  Academia.  El 
chagra  de  algunas  de  las  Provincias  del  Ecuador,  voz  del  todo 
quichua  (chagra  sig-nifica  además,  heredad,  sementera;  cha- 
grana  cultivar,  labrar  las  tierras),  es  t\.  gi'MJiro  Ao.  Q,\xh2i^  ja- 
rocho de  México,  sabanero  de  Colombia,  g7iaso  de  Chile  y 
gancho  de  la  República  Argentina. 

Con  el  mote  de  chagra  se  califica  también  á  los  no  nacidos 
en  la  Capital,  esto  es,  á  los  que  en  Guatemala  llaman  gna- 
nacos. 

Por  extensión  llamamos  asimismo  chagra  al  individuo  des- 
cortés^ grosero^  inculto^  inurbano,  incivil,  malcriado^  rústico^ 
tosco. 

Los  vocablos  chacra^  chácara  son  la  misma  palabra  qui- 
chua chagra^  como  lo  manifiesta  su  significado  en  los  diversos 
países  á  donde  se  extendieron  ésta  y  otras  muchas  voces  de  la 
lengua  de  los  Incas.  En  Bogotá  se  emplea  la  palabra  chacra 
con  la  significación  de  heredad;  mas  el  vocablo  chácara  con 
la  de  bolsa  ó  gnarm'el. — En  Chile  sí,  chácara  tiene  ó  tenía  la 
propia  acepción  que  nuestra  chacra.  Encontramos  en  las  Ac- 
tas del  Cabildo  de  Santiago,  en  la  correspondiente  al  10  de 
enero  de  1544,  que  el  escribano  Luis  de  Cartagena  expresa 
habérsele  quemado  un  libro,  «en  que  estaban  asentados  los  ca- 
bildos y  acuerdos  que  V.  S.  y  mercedes  habían  hecho,  así  de 
la  fundación  de  ella  (la  ciudad  de  Santiago  del  Nuevo  Ex- 
tremo), como  los  términos  que  se  les  señalaron,  y  el  reparti- 
miento  desolares  y  chácaras,  y   medida  que  han  de  tener...» 

CHAGRILLO 

Chagrillo  llamamos  en  el  Ecuador  á  la  mezcla  de  pétalos 
de  varias  flores,  rociada  con-  perfumes,  que  arrojamos  sobre 
las  estatuas  de  los  Santos  de  una  procesión,  ó  sobre  las  gen- 
tes el  día  de  un  festejo.  El  doctor  Pedro  Fermín  Cevallos,  de- 
cano de  los   estudios  lingüísticos   en  nuestro  país,  dice  que  lo 


II 


CHA  147 

tal  se  denomina  mistura  ó  mixtura;  pero  el  Diccionario  no  da 
á  estas  palabras  más  significado  que  el  genérico  de  «mezcla, 
juntura  ó  incorporación  de  varias  cosas.» 

El  ilustrado  señor  Rodríguez,  en  su  Diccionario  de  Chile- 
nismos^ justifica  la  opinión  del  señor  Ceballos;  pues  expresa 
que  antonomásticamente  se  llama  mistura  en  Chile  y  en  el 
Perú  á  la  mezcla  de  diversas  flores  que  perfumadas  y  encerra- 
das en  canastillos  de  papel  de  colores,  se  distribuyen  á  las  da- 
mas en  saraos  y  otras  fiestas. 

Aunque  algo  difiere  la  mixtura  chilena  del  chagrillo  ecua- 
toriano, bien  pudiera  pues,  por  antonomasia,  llamarse  á  éste 
con  aquel  nombre  que,  además  de  ser  castizo,  está  aceptado 
en  sentido  análogo. 

«Seguido  el  carruaje  por  los  generales  á  caballo  y  la  inmensa  y  re- 
gocijada concurrencia,  rodaba  aquél  por  las  calles  de  la  población  que 
semejaban  pequeños  jardines,  al  pisarse  sobre  flores;  de  los  balcones 
llovían  ramilletes  y  olorosas  misturas  arrojadas  por  bellas  señoritas...» 

{^Rey  de  Castro — Recuerdos  del  tietnpo  heroico.) 
CHAGUAR  ó  CHAHUAR 

Sin  duda  por  la  semejanza  de  los  filamentos  ó  fibras  de  la 
cabuya  con  la  crin  y  la  cola  del  caballo  bayo  con  cabos  blancos., 
damos  el  nombre  quichua  chaguar  á  la  caballería  que  tiene  los 
colores  expresados,  y  aun  á  la  roana. 

CHALÁN 


El  que  se  emplea  en  comprar  y  vender  con  artificio  y  astu- 
cia.— El  que  tiene  el  oficio  de   adiestrar  caballos,    es  picador. 

Parece  que  el  dueño, 
Que  es,  según  me  han  dicho, 
Un  chalán  gitano 
De  los  más  ladinos. 
Vendió  aquella  alhaja 
A  un  hombre  sencillo. 

{Triarte — Fábulas  literarias:  La  compra  del  asno.) 


ms  cha 

Trataba  un  viejo  de  comprar  un  perro 
Para  que  le  guardase  los  doblones; 
Le  decía  el  chalán  estas  razones: 

No  es  para  marmitón  ni  despensero, 
Continúa  el  chaldfi  muy  presuroso, 
Sino  para  valiente  centinela. 

(Sama?iie£0 — Fábulas:  El  viejo  y  el  chalán.) 

Pues  es  caso  averiguado, 
Que  cuando  entrega  al  señor 
Un  caballo  el  picador 
Que  lo  ha  impuesto  y  enseñado, 
Si  no  le  informa  del  modo 
Y  los  resabios  que  tiene, 
Un  mal  suceso  previene 
Al  caballo  y  dueño  }'  todo. 

{J.  R.  de  Alar  con — La  verdad  sospechosa.) 

Generalmente,  eso  sí,  los  picadores  ecuatorianos  son  ver- 
daderos chalanes. 

CHAMBA 


Con  razón  el  señor  Cevallos  corrige  la  palabra  quichua 
chamba,  que  con  ^,  en  vez  de  b  como  su  congénere  callamba^ 
es  usada  hasta  en  Chile  (champa,  callampa,  dicen  los  chilenos 
adaptándose,  mejor  que  nosotros,  á  la  recta  pronunciación 
quichua  de  los  dos  vocablos);  pero  la  sustituye  sólo  con  cés- 
ped. En  el  Diccionario  hay  además  la  voz  tepe,  que  significa 
lo  propio  que  chamba. 

Del  sustantivo  anotado  ha  salido  chambear,  formar  con 
tepes  una  represa  para  irrigaciones,  ó  cerrar  con  ellos  un  por- 
tillo, etc. 

El  pueblo,  por  semejanza  despectiva,  denomina  chambas  á. 
las  charreteras. 

CHAMBÓN 


Adjetivo  familiar.  De  escasa  habilidad  en  el  juego. 


CHA  149 

Los  ecuatorianos  le  damos  una  extensión  que  no  tiene; 
pues  lo  empleamos  en  vez  de  chapticero  (persona  sin  habilidad, 
que  hace  una  cosa  tosca  y  groseramente)  ó  de  chafallótiy  y 
quizá  también  en  el  sentido  de  chanflón.. 

Asimismo  ampliamos  el  significado  de  chambonada.,  hacién- 
dole sinónima  de  chapucería  y  hasta  de  inhabilidad.,  de  des- 
acierto, de  error  ó  yerro. 

CHAMBURO 

Así  se  llaman  tanto  el  árbol  como  el  fruto  de  una  especie 
del  género  Carica  ó  Jacaratia.  Otra  especie  del  mismo  género 
denominamos  chilgttacán.  Los  árboles  lechosos,  con  sus  gran- 
des hojas  digitado-palmatifidas,  como  dicen  los  botánicos, 
agrupadas  al  extremo  superior,  son  casi  iguales;  pero  en 
cuanto  á  las  bayas  se  diferencian  por  ser  más  alargada  la  del 
chamburo.,  no  estar  lobulada  y  ser  mucho  más  agradable  en 
dulces,  conservas  y  sorbetes,  que  la  de  su  congénere  el  chil- 
giiacán. 

CHAMICO 


Xo  me  atrevo  á  asegurar  que  nuestro  cliamico  sea  la  misma 
planta  que  los  europeos  llaman  estramonio  y  Linneo  deno- 
minó Datura  stramonium;  pero  sí  que  produce  como  éste,  á 
pequeñas  dosis,  vértigos,  turbación  de  la  vista,  alucinaciones 
sensoriales,  delirio  pasajero;  y  que  á  dosis  elevadas,  es  un 
veneno  narcótico-acre  violento. 

Cree  el  vulgo  que  el  delirio  producido  por  la  expresada 
datura  es,  si  no  erótico,  al  menos  muy  cariñoso  hacia  la  per- 
sona que  la  propinó,  y  emplea  la  frase:  «parece  que  A  hubiese 
dado  chamico  á  B,»  esto  es,  que  B  hace  extremos  de  cariño 
por  A. 

Otra  cosa  que  es  exacta  y  que  se  repite  por  desgracia  á 
menudo  entre  nuestros  campesinos,  más  bellacos  que  inocen- 
tes, es  que,  A^a  por  venganza,  ya  al  contrario  por  lograr  cariño, 
dan  bebedizos  intoxicados  con  chajnico  á  los  enemigos  ó  á  los 
amigos,  según  los  casos  y  los  fines  propuestos. 


I50  CHA 

CHAMIZA 

Es  una  hierba  silvestre. 

La  leña  menuda,  hojas  y  palillos  que,  dándoles  fuego,  le- 
vantan mucha  llama  sin  consistencia  ni  duración,  chamarasca. 

Chamizo,  tizón  ó  leña  medio  quemado,  quizá  tiene  la  culpa 
de  que  conservemos  á  chamiza  la  acepción  anticuada  de  cha- 
marasca . 

CHAMPÚS  ' 

Mazamorra  ó  gacha  de  harina  de  maíz,  7/io¿e  (ó  sea  maíz 
entero  cocido),  raspadura  (azúcar  prieta),  y  jugo  de  naran- 
jilla, que  come  el  pueblo  de  Quito  el  día  de  Corpus  y  los  que 
le  preceden  y  le  siguen;  pues  ha  de  saber  el  lector  que  por 
estas  tierras  hay  comidas  peculiares  á  determinadas  épocas: 
así  la  juanesca  es  de  Jueves  santo,  los  chigüiles  son  de  Do- 
mingo de  Ramos,  las  guaguas  de  pan  y  la  mazamorra  utorada 
de  Día  de  Difuntos  y  los  bumielos  y  J>esiiños  de  Pascua  de 
Nacimiento, 

Estar  ima  cosa  hecha  un  chainpiís^  es  frase  que  significa 
estar  una  cosa  revuelta  y  desordenada,  quizá  más  que  por  los 
varios  componentes  del  champíes,  según  sospecho,  por  los  tras- 
tornos digestivos  que  producirá  en  el  estómago  del  que  lo 
traga. 

CHANCHO 


Cochino,  puerco.,  cerdo\  guarro  (de  yotpoí),  de  donde  gua- 
rín,  lechoncillo  últimamente  nacido  de  una  cría,  gorrino^ 
verraco.,  verrón,  según   los  casos,  etc.,    sobran  los  nombres... 

«Que  no  es  menos  importante  á  un  pobre  autor  discurrir  buenos 
títulos  para  sus  obras,  y  buenos  encabezamientos  para  sus  capítulos 
que  el  meollo  mismo  ó  sustancia  ó  doctrina  que  ellos  contengan:  y  si 
puede  ser  anunciarles  en  letras  tan  gordas  como  el  cochino  de  San 
Antón...» 

{Fray  Gerundio — Capillada  X.) 


CHA  151 

«Conozco,  Padre  mío,  que  soy  t¿\n  miserable,  que  no  merezco  ser 
llamado  tu  hijo,  ni  es  razón  que  nombre  tan  glorioso  se  dé  á  hombre 
tan  infame,  que  se  ha  envilecido  á  guardar  pnercos.» 

(Lu's  de  la  Pueiite — Meditaciones  espirituales.) 

«Muchos  de  ellos»  (los  del  Reino  de  Francia  en  i528  y  los  cinco 
años  siguientes,  según  Guillermo  Paradín)  «cocían  grandes  calderas 
y  ollas  de  malvas  y  cardos,  mezclando  con  ellas  algún  puñado  de  sal- 
vado, si  lo  podían  haber,  v  de  esto  henchían  los  vientres  como  puercos. 


Que  la  necesidad  y  falta  de  las  cosas  hace  á  los  hombres  buscar  re- 
medios no  pensados,  como  hizo  acordar  á  estos  miserables,  que  los 
cuerpos  comerían  las  raíces  del  helécho,  haciendo  de  ellas  pan  para 
sustentarse,  quitando  á  los  puercos  su  comida  y  sustento.» 

(Nieremberg — Diferencia  entre  ¡o  temporal,  etc.j 

«K\ puerco,  según  que  dice  Isidoro  en  el  libro  XII,  es  una  sucia 
bestia... 

De  los  puercos  algunos  son  monteses  y  algunos  domésticos.  Los 
machos  son  llamados  verros  ó  verracos  porque  son  de  mayores  fuerzas; 
y  las  hembras  son  llamadas  súes,  que  quiere  decir  puercas,  porque 
debaxo  de  la  tierra  buscan  su  pasto;  y  entre  los  puercos  monteses  los 
machos  son  llamados  apios,  que  quiere  decir  cruel.» 

{Fray  Vicente  de  Burgos — Libro  de  proprietatibus  rerum,  en  ro- 
mance— hicunable . ) 

La  palabra  araucana  chancho  es  de  no  antigua  importación 
en  el  Ecuador;  pero  ha  llegado  á  sustituirse  por  completo  á 
las  denominaciones  castizas,  en  algunos  casos.  Por  ejemplo,  nin- 
gún guarnicionero  recomienda  una  silla  de  montar,  diciendo 
que  la  ha  fabricado  con  piel  ó  cuero  de  puerco,  sino  con  cuero 
de  chancho,  etc.  Hablamos  también  de  la  carne  de  chancho.,  y 
del  engorde  de  los  chanchos.,  y  de  otras  chanchadas]  y  todo  con 
aire  de  taco,  y  hasta  con  retintín  de  quien  da  lecciones  de 
idioma. 

El  nombre  quichua  ciichi^  se  ha  extendido  hasta  Chile; 
sólo  que  lo  han  cambiado  ligeramente,  cochi.  A  trueco  nos 
han  dado  chancho.,  para  no  quedar  á  debernos. 


152  CHA 


CHAPA 


El  mecanismo  de  metal  que  se  fija  en  puertas,  tapas  de  co- 
fres, arcas,  etc.,  y  sirve  para  cerrarlas  por  medio  de  uno  ó 
más  pestillos  que  hace  jugar  la  llave,  se  llama  cerradura. 

«Oh  alma  mía,  en  medio  de  las  lágrimas,  respira  un  poco  con  estas 
dulces  nuevas,  mira  que  hoy  se  abren  las  puertas  del  paraíso,  y  aun- 
que es  á  costa  de  la  sangre  de  tu  Señor,  él  se  consuela  de  derramarla, 
para  que  con  ella  se  quebranten  las  cerraduras  de  estas  puertas!» 

(Padre  de  la  Puente — Meditaciones  espirituales.) 

Chapa,  chapeta,  se  denomina  también  la  mancha  de  color 
encendido  que  suele  salir  en  las  mejillas,  y  está  bien,  aunque 
la  primera  palabra  hubiese  sido  corregida  por  algún  autor  en 
extremo  escrupuloso. 

Chapas.,  por  fin,  llama  y  llamará,  sin  que  lo  remedie  Dios, 
nuestro  pueblo,  á  \os policiales  ó  pacos;  que  dicen  en  Chile;  á 
los  corchetes  ó  vigilantes,  como  nosotros  mismos  los  llamá- 
bamos antaño;  á  los  agentes  de  policía  ó  agentes  de  orden  pi'i- 
blico.^  cual  los  nombran  hoy  en  España. 

Y  tan  á  gusto  de  nuestras  gentes,  es  la  afortunada  y  mal- 
hadada denominación,  y  tan  despectiva,  y  de  tan  tremenda 
etimología  ( chapa .^  que  ve  ó  jfíira.,  y...  las  dos  líltimas  sílabas 
del  nombre  del  lago  navegable  más  elevado  de  Sud  América), 
que  no  adivinamos  cómo  se  pueda  lograr  el  que  deje  de 
usarse:  es  toda  la  inquina,  todo  el  menosprecio  del  pueblo  en- 
tero, descendiente  de  andaluces  y  de  los  cholos  agudos  y  pi- 
cantes, convertido  en  una  palabra  híbrida  y  puesto,  no  de 
apodo,  sino  de  nombre  común,  al  empleadillo  vil,  que  los  go- 
biernos dignos  no  han  tratado  de  levantar;  y  los  brotados  á 
nombre  de  fementidos  pa.-tidos  políticos,  de  las  revoluciones 
y  de  las  cloacas  de  los  cuarteles,  han  degradado  aún  más  con- 
virtiéndolo en  espía,  delator,  ladrón  de  caballos;  en  una  pala- 
bra, en  el  ser  aborrecido  y  aborrecible,  que  se  desquita  del 
odio  general  haciendo  imponer  multas  sin  motivo,  seduciendo 


CHA  153 

á  las  criadas  del  barrio,  y  no  pocas  veces  sirviéndose  de  la 
ganzúa  para  obtener  de  los  ciudadanos  una  adehala  de  renta 
en  pequeño,  corno  la  en  grande  que  sus  superiores  obtienen 
de  las  contribuciones  forzosas  y  de  las  confiscaciones. 

Los  rateros  (os  gatiuios)  del  Brasil  llaman  en  su  jerga 
chafa  al    agente  de  policía. 

«En  cuanto  á  la  comodidad  de  los  habitantes  de  Madrid,  á  su  seg-u- 
ridad  y  recreo,  ocurrió  con  el  establecimiento  de  los  vigilantes  noctur- 
nos (serenos)  y  el  de  un  regular  alumbrado.» 

(Mesonero  Romanos — El  antiguo  Madrid.) 

«Poco  después  comenzaron  á  sonar  las  campanas  de  Madrid;  acu- 
dieron las  bombas  de  la  Villa,  los  serenos,  los  celadores,  los  alcaldes, 
la  guardia  con  dos  docenas  de  aguadores  embargados,  los  milicianos 
que  estaban  de  imaginaria.» 

(Don  Juan  Eugenio  Hartsenbiisch — Historia  de  dos  bofetones.) 

«Yo  no  traigo  corchetes,  ni  soplones,  ni  escribanito:  quítenme  la 
tara  como  al  carbón,  y  hágase  la  cuenta  entre  mí  y  el  agarrador.» 

{Quevedo — El  alguacil  alguacilado .) 
CHAPAR 


Observar  con  cuidado  recatadamente,  procurando  no  ser 
visto,  es  acechar  ó  atisbar.,  á  saber,  lo  que  pretende  decir  nues- 
tro pueblo  con  el  verbo  quichua  chapar.  Tómasele  también,  á 
las  veces,  en  significación  más  amplia:  de  mirar  y  hasta 
de  ver. 

CHAPARRO  ó  CHAPARRA 

Es  mata  de  encina,  de  muchas  ramas  y  poca  altura;  chapa- 
rral., sitio  poblado  de  chaparros.  Por  extensión,  sin  duda, 
nosotros  nombramos  chaparro  á  la  espesura  formada  por  la 
muchedumbre  de  arbustos,  como  zarzales,  Jarales.,  etc.,  esto 
es,  á  la  maleza  ó  matorral.  Cuando  no  sólo  son  arbustos,  sino 
también  árboles  los  que,  juntos    con  matas  espesas  forman  la 


154  CHA 

espesura^  tiene  por  sí  además  esta  última  palabra  la  signiíica- 
ción  de  paraje  muy  poblado  de  árboles,  trepadoras,  arbus- 
tos, etc. 

Un  penacho  jalde  y  negro, 
Cual  matorral  sobre  un  risco. 
Ondea  sobre  su  almete, 
Y  da  al  sol  variados  visos. 

{Do?i    Ángel    Saavedra — Romances    históricos:    Don    Alvaro    de 
Luna.) 

CHAPO 


C4iap7ina,  quichua,  mezclar,  amasar;  chapti,  mezcla  y  por 
excelencia  la  de  la  harina  de  cebada  tostada,  con  caldo  ú  otra 
comida  líquida. — La  dicha  harina  se  llama  mashca  y  ha  de- 
bido primitivamente  hacerse  de  maíz,  ya  que  el  trigo  y  la  ce- 
bada fueron  importados  por  los  conquistadores.  Máchica  la 
denomina  el  último  Diccionario  de  la  Academia;  la  definición 
no  corresponde,  tampoco,  á  lo  que  sig-nifica  el  vocablo  7nashca 
de  nuestro  pueblo. 

CHAQUIÑÁN 

Senda  que,  para  abreviar  las  distancias,  toman  los  peato- 
nes: de  chaqui^  pie  y  ñau,  camino  (Véase  Desecho). 

Los  denominados  chaqiíiñanes  son  torrenteras,  precipicios 
ó  cuando  más  senderuelos  para  cabras,  por  donde  el  indio, 
merced  al  tacto  de  la  planta  desnuda  y  al  tino  de  la  costum- 
bre, va  de  un  lugar  á  otro  siguiendo  la  distancia  geométrica 
más  corta,  la  línea  recta. 

Y  á  fe  que  si  acorta  la  distancia,  no  siempre  pierde  tocante 
á  la  bondad  de  la  vía;  pues  por  malaventura,  lo  que  nombra- 
mos caininos  en  nuestro  suelo  quebrado  y  montañoso  (singu- 
larmente cuando  los  torrenciales  aguaceros  de  la  estación  llo- 
viosa han  cortado  con  baches  y  zanjas  los  jabonosos  declivios 
de  las  laderas)  no  son  verdaderos  caminos...  sino  para  el  otro 
barrio. 


CHA  155 

CHARLÓN 


No  hay  en  el  Diccionario;  pero  sí  charlatán^  que  habla 
mucho  y  sin  substancia  ó  indiscretamente.  Hay  asimismo 
hablador;  y  como  adjetivos  familiares,  chachay  ero  ^  hablanchón, 
hablantín  y  hab lisian. 

«Don  Diego. — Siempre  lidiando  con  amas,  que  si  una  es  mala  otra 
es  peor;  regalonas,  entremetidas,  habladoras^  llenas  de  histérico,  vie- 
jas, feas  como  demonios.» 

{Moratín — Si  de  las  niñas.) 

Con  esta  relación  un  chacharero 
Gana  mucha  opinión  y  más  dinero: 
Pues  el  vulgo  pendiente  de  sus  labios 
Más  quiere  á  un  charlatán,  que  á  veinte  sabios. 

(Samaniego — Fábulas:  El  charlatán.) 
CHAROL 

No  tiene  más  significación  que  la  de  barniz  muy  lustroso, 
que  conserva  su  brillo  sin  agrietarse  y  se  adhiere  íntimamente 
á  la  superficie  del  cuerpo  á  que  se  aplica. 

La  pieza  de  metal  ó  de  otra  materia,  plana  ó  algo  cóncava, 
por  lo  común  cuadrilonga,  circular  ú  ovalada,  con  un  labio 
alrededor,  y  en  la  cual  se  sirven  dulces,  refrescos  y  otras  cosas, 
llámase  bandeja. 

«No  sé  qué  habría  contestado  el  Cura  que  oía  atentamente  al  señor 
Cañizares,  si  en  aquel  momento  no  hubiese  entrado  Marta,  sosteniendo 
una  gran  bandeja  de  antiguo  uso.» 

(Selgas — Nona . ) 

Charol  es  también  lo  que  nosotros  llamamos,  y  llamamos 
bien,  betún  ó  sea  lo  que  en  Chile  dicen,  y  dicen  mal,  unto. 

«Sabe,  en  fin,  historia,  economía  política,  frenología,  pirotecnia,  y 


156  CHI 

hacer  excelente  charol  de  botas,  y  un  garbanzal  de   una  haza  de  alga- 
rroba, v 

(Hartzenbusch — El  madrileño  en  la  aldea.) 
CHARQUI 

La  carne  salada,  enjuta  y  seca  al  aire,  al  sol  ó  al  humo  se 
llama  cecina. 

El  Diccionario  trae,  además,  el  vocablo  tasajo.,  para  deno- 
minar lo  que  nosotros  nombramos  charqui.,  aunque  restringe 
su  significación;  pues  cecina  es,  como  acabamos  de  copiarlo, 
la  carne  salada  en  general,  y  tasajo  pedazo  de  carne  seco  y 
salado  ó  acecinado  para  que  dure. 

De  cecina  se  originó  el  verbo  acecinar,  salar  las  carnes  y 
ahumarlas  para  que,  enjutas,  se  conserven.  Como  reflexivo, 
enflaquecerse  uno  y  secarse  tanto,  que  sus  carnes  parezcan 
cecina . 

Charquina.,  en  quichua,  acecinar. 

Y  en  un  monte  de  cecina 
Vi  cazar  una  tinaja 
Y  unos  órgranos  de  paja 
Atestados  de  cocina 
Pescando  sobre  una  encina. 


(Jua7i  de  la  Encina — Coplas  jocosas.) 


CHICANA 


Si  las  palabras  c/iicana,  chicanería,  chicanero,  no  provinie- 
sen del  francés  chicane.,  chicanerie.,  chicaneur .,  chicanier,  pudie- 
ran venir  de  chingana.,  escondite,  ó  de  chingachina,  confun- 
dir. Por  chicana.,  vocablo  castellanizado  ya,  entendemos  en 
buena  parte  de  Sud  América,  argucia  abogadil  ó  de  curial; 
embrollo  en  lo  relativo  á  las  leyes,  á  su  interpretación,  etc.; 
sofistería  con  que  se  hace  frente  á  la  razón  y  á  la  justicia.  Ra- 
cine,  en  los  Plaideurs^  dio  el  nombre  Chicaneau  á  uno  de  los 
protagonistas,    pleiteador  infatigable,  que  no  acierta  á  hablar 


CHI  157 

de  otra  cosa  que  de    litigios,   procuradores,  jueces,  códigos  y 
testigos. 

Difícil  será  que  este  galicismo  desaparezca  del  lenguaje  de 
jueces,  escribanos,  abogados  y  litigantes;  quizá  tan  difícil  como 
que  desaparezca  de  juzgados,  escribanías,  bufetes  y  litigios  lo 
que  el  vocablo  significa. 

CHICTa 


Xo  he  podido  averiguar  si  se  usa  en  España  el  restablecer 
con  el  arado  los  surcos  que  desaparecieron  de  la  sementera, 
con  motivo  de  la  deshierba  á  que  se  sometió  el  suelo  en  que 
crecen  las  mieses.  Xo  habiéndolo  averiguado,  tampoco  puedo 
saber  cómo  se  llamaría  la  operación,  caso  de  que  la  acostum- 
brasen ó  la  hubiesen  acostumbrado. 

Al  beneficio  descrito  llamamos  los  ecuatorianos  chicta^  del 
quichua  chicta^  mitad,  raja,  separación;  pues  con  la  chicta  se 
separan  de  nuevo  las  hileras  de  plantas,  volviendo  á  trazar  los 
surcos  que  fueron  deshechos  por  los  azadones  de  los  desher- 
badores. 

El  verbo  es  chictar,  de  chictana'.  hender^  partir^  abrir  por 
7nitad. 

Con  remover  mal  que  mal  la  porción  más  superficial  de  la 
epidermis  de  la  tierra  con  arados  primitivos;  enterrar  la  semilla 
de  maíz,  verbigracia,  á  la  buena  de  Dios;  desherbarla  después, 
á  salga  lo  que  saliere,  matando  las  plantitas  que  beneficia 
más  bien  que  las  malezas;  con  una  chicta  y  un  palón  (aporca- 
miento),  sin  abonos  ni  ninguna  otra  cosa,  el  agricultor  ecua- 
toriano hace  su  cosecha  anual;  y  sin  preocuparse  de  restituir 
los  elementos  gastados,  vuelve  y  vuelve  siempre  á  sembrar  el 
mismo  pródigo  suelo. 

CHICHIRIMICO 

Juego  de  los  muchachos,  que  quitan  á  otro  algún  objeto  y 
pasándoselo  de  mano  en  mano  entre  varios  individuos,  y  di- 
ciendo ¡chicliiriuiico,  chichiriniicof  escamotean  dicho  objeto. 
Llamámosle  juego,   pues  comúnmente  es  devuelta  la  prenda 


158  CHI 

que  sirvió  para  el  chichirimico;  sin  embargo,  algunas  veces 
el  juego  se  hace  veras,  y  entonces,  el  calificativo  merecido  es 
de  ratería  ó  robo,  según  las  circunstancias  y  la  valía  del  esca- 
moteo. 

Del  sentido  recto  que  creemos  es  el  expresado,  han  venido 
significaciones  figuradas  como  hacer  ¿•ázVázWwzító' de  los  bienes 
de  fortuna  propios  ó  ajenos,  que  equivale  á  derrocharlos;  ha- 
cerse chichiriniico  alguna  cosa,  desaparecer . 

CHIGLÁN 


Lo  que  así  llamamos  los  ecuatorianos,  se  denomina  en  cas- 
tellano re  neos  o. 

CHIGÜIL 


Masa  de  harina  de  maíz,  manteca  y  huevos,  con  condumio 
de  queso,  envuelta  en  hojas  asimismo  de  maíz,  y  cocida  al  va- 
por. Hemos  escrito  la  palabra  condumio  con  letra  bastardilla, 
porque  para  el  Diccionario  de  la  Academia,  dicha  palabra  no 
significa,  cual  para  nosotros  los  americanos,  guiso  ó  manjar 
que  se  pone  dentro  de  otro,  como  en  las  empanadas,  etc.;  sino 
«Manjar  que  se  come  con  pan,  como  cualquier  cosa  guisada,» 
es  decir,  que  toda  cosa  guisada  es  condumio  para  los  españo- 
les; pues  el  pan  es  el  compañero  inseparable  de  todo  lo  que  se 
come. 

La  voz  relleno  no  equivale  á  nuestro  condumio^  que  entra 
expresivamente  en  varias  frases:  el  negocio  está  con  condumio^ 
á  saber,  hay  algo  interior  que  no  se  ve;  esto  tiene  mucho  con- 
dutnio^  es  decir,  lo  tal  es  significativo,  encierra  importancia, 
etcétera. 

CHIHUAHUA 

Este  nombre  de  un  estado  y  de  una  ciudad  de  México, 
sirve  en  el  Ecuador  para  denominar  cierta  tosca  armazón  de 
cañas  revestida  de  papel  ó  pergamino,  llena  de  pólvora  y  con 
grotesca  figura  de  hombre,  que  sale  á  lucir  siempre,  entre  los 


CHI  159 

fuegos  de  artificio,   en  las  fiestas    de  los  aborígenes  ecuato- 
rianos. 

He  aquí  el  origen  probable  de  la  denominación:  don  Vi- 
cente Rocafuerte,  uno  de  los  políticos  más  notables  que  ha 
producido  nuestra  patria,  al  servicio  de  México  en  puestos  de 
importancia  durante  la  época  de  mayor  actividad  de  su  vida, 
autor  de  varios  opúsculos  referentes  á  la  política  de  esta  Na- 
ción, relacionado,  por  amistad  y  aun  parentesco,  con  muchas 
gentes  de  viso  de  la  patria  de  Iturbide,  cuyo  trono  minó  con 
tesón;  don  Vicente  Rocafuerte,  decimos,  más  mexicano  que 
ecuatoriano  hasta  los  cincuenta  años  de  edad,  en  que  se  resti- 
tuyó al  Ecuador  para  tomar  parte  principalísima  en  su  polí- 
tica y  contra  el  gobernante  de  entonces,  llegó  á  constituirse 
jefe  de  un  partido,  al  que  los  contrarios  dieron  el  apodo  de 
chihitahitas .  Así  á  la  campaña  de  1834  se  la  llamó  la  de  los  chi- 
huahuas^ y  es  muy  probable  que  entonces  mismo,  por  despre- 
cio de  los  parciales  de  Flores  á  los  de  Rocafuerte,  bautizasen 
con  el  propio  nombre  las  ridiculas  armazones  antes  descritas. 
Dióse,  asimismo,  el  nombre  despectivo  de  chihuahuas  á 
unos  pesos  deficientes  de  ley,  importados  á  la  República  al 
amparo  del  desbarajuste  económico  reinante. 

Por  fin,  nómbrase  chihuahtia^  en  Guaillabamba,  á  un  insec- 
tillo  que  ataca  al  aguacate. 

CHILCAS 


Arbustos  de  la  familia  de  las  Compuestas;  por  tanto,  con 
flores  aglomeradas  sobre  un  receptáculo  común,  etc.,  blanque- 
cinas; semillas  sin  albumen;  hojas  simples  alternas,  pegajo- 
sas, etc.  Las  varias  chilcas  pertenecen  al  género  Baccharis^  y 
se  emplean  en  infusión  y  cocimiento  como  pectorales  y  antitu- 
berculosas, singularmente  la  Baccharis  cJiilca. 

CHILI 


Hay  en  Quito  una  calle  que  se  llama  de  Chile^  y  otra  que 
se  denomina  de  Chili^  cuyo  origen  no  hemos  podido  descubrir. 


1 6o  CHI 

¿Habría  por  ahí  una  palma  de  coco^  que  en  quichua  se  dice 
chilD 

O  será  quizá  Chili  el  mismo  Chile;  pues  aun  pudiera  ser 
que  el  nombre  de  la  próspera  República  del  sur  de  nuestro 
Continente,  proviniese  de  las  abundantes  palmeras  de  coqui- 
tos, con  cuyo  fruto  hacen  los  chilenos  comercio  de  valor  no 
despreciable. 

¿Provendrá  de  la  denominación  francesa  le  Chili;  ó  del  río 
de  Arequipa  Chili) 

¿O  vendrá  del  nombre  de  uno  de  nuestros  antiguos  artistas? 

Si  lo  último,  habría  siempre  una  equivocación;  pues  el  cé- 
lebre escultor  Caspicara  se  llamaba  Manuel  Chili  y  no  Chili. 

CHILPE 

Como  curiosidad,  ya  que  el  señor  Rodríguez  trae  esta  pa- 
labra quichua  en  su  Diccionario  de  Chilenismos,  recordaremos 
el  origen  y  las  varias  acepciones  tropológlcas  del  vocablo. 

Chilpe  significa  cortado;  mas,  por  antonomasia,  se  denomi- 
nan chilpes  en  algunas  provincias  del  Ecuador,  á  las  tiras  de 
las  hojas  del  agave  ó  cabuya  que  el  indio  ecuatoriano  aprove- 
cha en  la  construcción  de  casas  y  en  muchos  objetos,  para  los 
que  le  ofrece  variado  material  la  útilísima  planta  americana. 

Chilpes^  antonomásticamente,  son  también  las  hojas  y  cubier- 
tas secas  y  desgarradas  de  la  mazorca  de  maíz  {ciitul^  la  envol- 
tura íntegra). 

Chilpe,  ya  en  sentido  metafórico,  se  dice  la  oreja  hendida 
de  la  res  señalada  de  esta  manera;  así  como  se  denomina  cliil- 
piar  (cliilpina)^  tanto  esta  operación,  cuanto  la  de  desgarrar 
pedazos  ó  tiras  de  cualquiera  cosa. 

Conocidos  los  significados  de  la  voz,  puede,  pues,  compren- 
derse la  gracia  con  que  los  chilenos  nombran  chilpes  á  los  ves- 
tidos haraposos,  esto  es,  al  vestuario  como  las  cubiertas  ó  ro- 
pas de  la  mazorca,  separadas  á  pedazos;  ó  como  si  dijésemos 
formado  de  un  manojo  de  tiras,  á  modo  de  una  hoja  de  cabuya 
chilpeada . 

CHIMBADOR 

Mohatrón  ó  mohatrero^  es  decir,  persona  que  hace  moha- 


CHI  i6i 

tras. — Mohatra.,  venta  fingida  ó  simulada  que  se  hace,  ó 
cuando  se  vende  teniendo  prevenido  quien  compre  aquello 
mismo  á  menos  precio,  ó  cuando  se  da  á  precio  muy  alto 
para  volverlo  á  comprar  á  precio  ínfimo,  ó  cuando  se  da  ó 
presta  á  precio  exorbitante. 

»¡Qué,  es  posible,  se  lamentaba,  que  esté  el  mundo  lleno  de  engaños 
y  que  yo  no  le  hable!...  ¿Si  estaría  en  casa  de  los  mercaderes  entre  mo- 
hatras paliadas  y  desnudos  acreedores?  Respondiéronle  que  no,  porque 
no  hay  engaño  donde  se  sabe  que  lo  hay. ..» 

f  Gradan — Criticón . ) 

«Llegó  un  mohatrero  tres  días  há,  y  dijo  que  él  se  condenaba  por 
haber  vendido  gato  por  liebre,  y  pusímosle  de  pies  con  los  venteros, 
que  dan  lo  mismo.» 

(Quevedo — El  alguacil  alguacilado.) 
CHIMBAR 


Mohatrar 

Hacer  mohatras.  Del  árabe  jnokh'itara.,  arriesgar;  y  equi- 
vale á  venta  ó  compra  en  que  se  corre  riesgo  de  perder. 

CHINCHE  (El) 

La  chinche. — La  que  tenemos  (¡ojalá  no  la  tuviéramos!)  en 
las  cuencas  calurosas  del  interior  de  la  República,  no  es  el  Ci- 
mex  lectularius,  insecto  del  tamaño  de  una  lenteja,  sin  alas, 
vivo,  ágil  y  muy  fétido,  á  causa  de  llevar  primero  unas  glán- 
dulas abdominales  y  dorsales^  y  después  un  aparato  torácico  y 
esternal  destinados  á  preparar  el  hedor  característico  (chin- 
choso) del  desagradable  animalito. 

La  nuestra  es  un  arácnido,  mayor  que  el  cimex.,  muy  pare- 
cida á  la  garrapata,  torpe,  sin  olor  fuerte,  pero  en  cambio  ex- 
tremadamente venenosa.  Su  picadura  produce  á  ciertas  perso- 
nas sólo  un  fuerte  escozor  y  una  pústula  que  desaparece  presto 

ó  que  da  aguadija  por  dos  ó  tres  días;  mas  á  los  individuos 
11 


{62  CHI 

nerviosos  ocasiona  trastornos  de  la  inervación,  y  á  los  sanguí- 
neos alarmantes  síntomas,  tales  como  comezón  é  hinchazón  de 
la  cabeza  y  luego  de  todo  el  cuerpo,  urticaria.,  perturbaciones 
y  hasta  pérdida  de  los  sentidos  y  aun  del  conocimiento.  Al 
volver  aquéllos  y  éste,  se  presentan  escalofríos,  vómitos,  de- 
yecciones diárricas,  postración  y  en  ocasiones  calentura  que 
se  prolonga  por  algunos  días. 

No  soy  suficientemente  diestro  en  zoologíc.  para  decidir  si 
la  chinche  ecuatoriana  pertenece  al  género  Ixodes;  si  pertene- 
ciese, debería  llamarse  Ixodes  venenosus . 

CHINCHÓN 


Chichón.,  según  Covarrubias,  viene  de  chicha^  carne,  á  causa 
de  ser  el  cJiichón  un  bulto  de  carne  abultado  por  un  golpe. 
Chichia  en  vascuence  significa  carne  hecha  pedazos,  y  según 
Larramendi,  es  de  donde  se  origina  la  palabra  chicha. — Cliin- 
chó)i,  vocablo  anticuado,  en  uso  entre  nosotros,  podría  ser  au- 
mentativo de  chinche.,  cuya  forma  de  lenteja  acrecida  tiene  el 
bulto  de  la  cabeza,  origen  que,  sin  quebrársele  la  cabeza.,  se  le 
puede  ocurrir  á  cualquiera. 

El  chichón  se  dice  actualmente  en  España. 

En  cuanto  al  cambio  de  género,  recordemos  que  de  mu- 
chos nombres  femeninos  se  íorman  aumentativos  masculinos, 
como  memorión.,   camón.,  cebollón.,  de  memoria^  cama.,  cebolla. 

No  tal,  que  nadie  se  escapa 
Sin  su  chichón  en  la  frente 
AI  menos 

[D.  Manuel  Eduardo  de  Gorostiza — Indulgencia  para  todos.) 
CHINGANA 


La  tienda  que  se  pone  en  las  calles  para  vender  comestibles 
y  bebidas  á  los  transeúntes,  se  llama  tabanco., — nombre  que 
bien  podemos  dar  á  los  puestos  de  licores  y  de  comidas  que, 
en  épocas  de  fiestas  y  festejos,  pueblan  las  vecindades  del  lu- 
gar donde  se  verifican  dichos  festejos  ó  fiestas. 


CHI  163 

El  significado  propio  de  la  voz  quichua  chingana  es  el  de 
escondrijo\  y  acaso  se  le  dio  la  acepción  de  tenducha,  especial- 
mente de  licores,  porque  el  bebedor  se  esconde  para  su  no- 
civo placer.  Chicachina  es  perder  algo.  ¿No  pierde  la  estima 
de  los  demás  hombres,  no  pierde  la  salud  y  el  dinero,  no 
pierde  á  su  familia  y  no  se  pierde  á  sí  mismo  el  malaventu- 
rado «loco  voluntario»  que  decía  Séneca? 

CHIRICATANA. 


Poncho  grueso  de  lana  que  abriga  mucho,  de  donde  le 
viene  el  nombre.  Cliiri,  en  quichua,  frio^  y  jatana  ó  jata- 
nilla^  manta:  manta  para  el  frío.  El  chiricatana^  en  verdad, 
es  el  abrigo  por  excelencia  del  indio  y  aun  del  mestizo,  tanto 
en  el  día  como  parte  principal  del  vestido,  cuanto  en  la  noche 
como  frazada. 

CHIRLAZO,  CHIRLO 

La  primera  palabra  no  está  en  el  Diccionario;  la  segunda 
significa  «herida  prolongada  en  la  cara»,  como  la  que  hace  la 
cuchillada.  ||  Señal  ó  cicatriz  que  deja  después  de  curada. 

Tal  vez  nos  ha  venido  de  la  jerga  gitana  el  denominar 
cliirlo  ó  chirlazo  al  golpe  que  se  da  con  la  parte  palmar  de 
algunos  dedos  de  la  mano. 

«LletJué  á  una  parte  donde  estaba  uno  solo  arrinconado,  y  muy  su- 
cio, con  un  zancajo  menos,  y  un  chirlo  dado  por  la  cara,  lleno  de  cen- 
cerros, y  ardiendo,  y  blasfemando.» 

(Qutvedo  y  Villegas — Las  Zahúrdas  de  Plutón.) 
CHIROTE 


Supongo  que  llamamos  chirote  al  pardillo:  ave  de  seis  pul- 
gadas de  largo,  que  tiene  el  lomo  ceniciento,  la  cabeza,  las 
alas  y  la  cola  negras,  con  una  mancha  blanca  en  el  arranque 
de   ésta  y   otra  en  las  remeras   exteriores.  El  macho  se  distin- 


1 64  CHO 

gue  de  la  hembra  en  tener  el  pecho  encarnado.    Se  domestica 
fácilmente. 

No  comprendo'por  qué  el  pueblo  encuentra  tonta  á  la 
pobre  avecita,  y  denomina  chirotes  á  los  que  no  han  inven- 
tado la  pólvora  ni  otras  cosas  más  fáciles  de  inventar;  y  cliiro- 
tada  á  la  zoncería. 

CHOCLO  ó  CHOCLLO 

Aunque  en  algunos  lugares  de  Centro  América  llamen 
elote  al  maíz  que  está  en  leche  ó  aun  no  maduro;  la  Academia» 
caso  de  tener  que  elegir  entre  el  vocablo  quiche  )'  la  palabra 
quichua  diodo,  debería  quedarse  á  ésta,  cuyo  uso  no  está  res- 
tringido á  una  pequeña  porción  de  hispanoamericanos,  pues 
es  general  en  Colombia,  Ecuador,  Perú,  Bolivia  y  Chile.  Los 
venezolanos  nombran /ít/'c/í?  al  choclo. 

CHOCLLOTANDA 


Decimos  á  lo  que  los  peruanos  y  chilenos  umita.  Se  dife- 
rencia del  chigüil  en  que  éste  se  hace  de  maíz  en  sazón  y  está 
envuelto  en  hojas  de  la  planta  del  mismo  cereal;  mientras  que 
la  chodlotanda  ó  dioclotanda  se  prepara  con  el  maíz  cerollo 
y  tiene  por  envoltura  las  cubiertas  de  la  panoja  del  choclo  ó 
chocllo:  chodlotanda^  de  diocllo  y  tarida^  que  significa  pan 
también  en  quichua. 

Las  chodlotaadas  ó  umitas  son  más  delicadas  y  agrada- 
bles que  sus  congéneres  los  chigililes  y,  al  contrario  de  éstos 
que  son  siempre  salobres,  son  ya  salados,  ya  dulces,  entrando 
en  su  composición  variados  elementos  culinarios.  Cuécense, 
lo  mismo  que  los  mencionados  chgüiles  y  los  tamales,  en  baño 
de  vaho  ó  vapor. 

CHOCO 


Dice  el  Diccionario /í'í^z'^   pequeña. — En  Chile  denominan 
chocos  á  los  perros  de  aguas;  y  figuradamente,  según  el  señor 


CHU  165 

Rodríguez,  llámase  también  choco  á  la  persona  de  cabello   en- 
sortijado. 

Nosotros  nombramos  choco  al  color  de  chocolate^  de  donde 
es  de  presumir  que  venga  la  palabra  misma  si,  como  asienta 
D.  Pedro  Felipe  Monlau  en  el  Diccionario  etimológico,  choco 
significa  cacao  en  el  idioma  indígena  de  los  antiguos  mexi- 
canos. 

CHONTA,  CHOXTILLA 

Palmas  de  los  géneros  Bactris  y  Ertterpe,  no  muy  corpu- 
lentas, pero  tan  elegantes  como  las  demás  palmeras.  Los  indí- 
genas de  las  provincias  del  Oriente,  de  Manabí  y  de  Esmeral- 
das construyen  armas  arrojadizas  y  una  especie  de  lanzas  con 
la   madera,  cuya  dureza  es   muy  grande  y  el  color  casi   negro. 

CHONTARURO 

Palma  pequeña  cuyo  fruto,  que  se  denomina  asimismo  choii- 
tariiro^  semejante  al  albaricoque,  se  da  en  grandes  racimos  y 
se  come  cocido.  Constituye  durante  los  meses  de  la  madura- 
ción de  la  fruta,  parte  importantísima  de  la  alimentación  de 
nuestos  indios  selváticos.  La  denominación  científica  del  chon- 
ta rnr  o  es  Gtcilielma  speciosa. 

CHUCARO,  RA 

En  el  Perú,  según  Salva  y  Arona;  en  Chile,  según  Rodrí- 
guez; y  en  las  Repúblicas  del  Río  de  la  Plata,  según  Granada, 
chucaro  es  un  adjetivo  que  se  aplica  al  animal  arisco  ó  bravio. 
En  el  Ecuador  no  es  un  adjetivo,  sino  un  sustantivo,  y  signi- 
fica simplemente  mulo  ó  niitla  indómitos,  singularmente  si 
son  nuevos. 

CHUCCHIR 

Recoger  las  espigas  ó  mieses  que  los  cosechadores  han  de- 
jado  en  el   campo  que    se  está  segando   ó  cosechando,  se  dice 


i66  CHU 

en  lengua  española  espigar.  De  aquí  que  se  W.-d.'ín.-dLW  espigadoras 
ó  espigaderas  las  personas  que  denominamos  con  las  voces 
quichuas  chticchidoras  y  chticchis. 

Sin  duda  en  España  sólo  mujeres  espigan:  pues  el  Diccio- 
nario no  trae  sino  los  sustantivos  femeninos  espigadera  y  espi- 
gadora. Mas  si,  como  sucede  entre  nosotros,  hay  también  an- 
cianos y  niños  que  espiguen,  los  señores  Académicos  deben 
consignar  en  su  Léxico  el  masculino  espigador. 

De  las  varias  acepciones  del  verbo  espigar^  la  única  en  que 
lo  empleamos  los  ecuatorianos  es  en  la  de  empezar  las  mieses 
á  formar  espiga. 

»Aquí  se  vive...  hay  paz...  todos  nos  conocemos,  y,  mal  que  bien,  si 
no  se'siega,  se  espiga.^ 

{Se/gas — Dos  muertos  vivos.) 

Quichua  c¡u(cchi)ia^  recoger  sobras. 
CHUCO    ó    CHUCU 

Chiícu  en  (Quichua  significa  ^/^/'c;  pero  sea  porque  r/¿7¿r?¿;¿í7 
es  vianiar^  ó  porque  el  plato  del  recién  nacido  y  su  alimento 
único  es  la  leche  de  la  jnama  ó  teia  de  la  madre,  denomina 
nuestro  pueblo  chuco  Til  chuchu  ó  sea  el  pecho.,  mama.^  teta., 
ubre,  ó  lo  que  fuere,  según  que  se  trate  de  las  compañeras 
del  hombre  ó  de  las  hetnbras  de  los  animales  irracionales;  pues 
pedios  son  solamente  las  mamas  de  las  que  las  llevan  en  el 
pecho,  como  las  mujeres  y  las  cuadrumanas;  y  ubre  es  sólo  la 
de  las  cuadrúpedas,  aunque  venga  de  uber^  tiberis.,  teta  en 
general.  Pudiera  también  la  palabra  chuco  ser,  y  es  lo  más 
probable,  una  deformación  de  cJiucJiu.  Algunas  veces  me  ha 
parecido  además  que  la  denominación  cliuco  se  restringe  á 
una  parte  de  la  mama,  al  pezón;  pero,  francamente,  no  he 
encontrado  manera  de  aclarar  del  modo  debido  este  punto,  y 
le  pongo  punto. 

Como  los  italianos,  llamamos  mama  á  la  mamá  que  dicen 
los  franceses  y  los  españoles;  pero  casi  nos  es  desconocida,  y 
con  razón,    la  palabra  técnica    mama.,  teta,   que  da    nombre  á 


CHl  167 

una  gran  clase  zoológica,  los  mamíferos  ó  sea  animales  que 
tienen  mamas  {niamma  y  ferré ^  llevar  ó  tener).  De  mama 
vienen  asimismo  mamario^  jnamila^  mamilar  y  hasta  el 
verbo  inainar^  que  sospecho  no  es  desconocido  para  nadie. 
— Mammcea  se  llamó  la  madre  de  Alejandro  Severo. 

En  griego  el  vocablo  es  igual  al  latino,  ¡ioc¡i¡ia.  Su  uso  ge- 
neral hace  presumir  que  el  origen  sea  onomatopéyico  del  len- 
guaje de  los  niños. 

CHLXURI 


rs- 


Denominación  quichua  de  dos  especies  de  comadrejas:  la 
Mustela  agilis  de  Tschudi  y  la  Mus  te  la  aiireoventris  de  Gray. 

CHUCHUCA 

Es  el  diodo  secado  al  fuego  y  guardado.  Metafóricamente 
se  adjetiva,  además,  el  vocablo  y  significa  persona  ó  cosa  arru- 
gada, plegada,  etc.:  vieja  diuciiuca. 

En  Chile  hemos  oído  asimismo  este  vocablo  quichua,  aun- 
que con  o  en  vez  de  la  segunda  /í,  diiidwca.  Me  parece  también 
que  la  preparan,  no  con  choclo,  sino  con  maíz  en  sazón. 

CHUCHUMECAS 

En  Quito  llamamos  así  á  ciertas  máscaras  que  remedan 
viejas  ridiculamente  vestidas;  en  el  Perú,  si  no  estamos  equi- 
vocados, denominan  dnichumecas  á  las  mujeres  de  mal  vivir. 
El  Diccionario  acepta  el  vocablo  como  sustantivo  masculino 
despectivo  y  lo  define:  «Hombre  pequeño,  de  mala  figura  y 
despreciable  (por  alusión  á  los  indios  chidiímecas).» 

Solís  mienta  á  los  chidiimecas  ó  diidiemecas^  en  su  Con- 
quista, como  gentes  valerosas  y  no  despreciables.  Bien  pu- 
diera, sin  embargo,  ser  que  el  adjetivo  nuestro  fuese  una  de- 
formación del  sustantivo  expresado. 

«Por  la  banda  del  Norte  se  alargaba  (México  I  hacia  la  parte  de 
Panuco  hasta  comprender  aquella   Provincia;  pero  se  dejaba  estrechar 


i68  CHU 

considerablemente  de  los  recortes  ó  serranías  que  ocupaban  los  chichi- 
¡fiecas  y  otomíes,  gente  bárbara  sin  república  ni  policía,  que  habitaba 
en  las  cavernas  de  la  tierra,  ó  en  las  quebradas  de  los  ])eñascos,  sus- 
tentándose de  la  caza  y  frutas  de  árboles  silvestres;  pero  tan  diestros 
en  el  uso  de  sus  flechas,  y  en  servirse  de  las  asperezas  y  ventajas  de  la 
montaña,  que  resistieron  varias  veces  á  todo  el  poder  mexicano,  ene- 
migos de  la  sujeción,  que  se  contentaban  con  no  dejarse  \eucer,  )•  as- 
piraban sólo  á  conservar  entre  las  fieras  su  libertad. v 

(So/ís — La  Congms/a  de  México.) 

Es  probable  que  nuestros  chuclnimecos  ó  chuclminecas  no 
sean  sino  los  zamarrones  del  valle  de  Pas  en  España,  de  donde 
acaso  nos  vendría  aún  la  costumbre  de  los  disfraces  á  fines  de 
Diciembre;  costumbre  que,  en  la  fecha  expresada,  no  sabemos 
haya  existido  ni  exista  más  que  entre  los  ecuatorianos  y  entre 
los  pasiegos.  Véanse  en  la  siguiente  relación  de  Ibero  Aban- 
tiade  (nuestro  amigo  don  José  Lamarque  de  Novoa)  las  múlti- 
ples semejanzas  entre  las  fiestas  de  Inocentes  y  las  de  la  Vija- 
nera  el  día  de  San  Silvestre  en  aquel  valle  de  la  provincia  de 
Santander: 

«El  31  de  Diciembre,  día  de  San  Silvestre,  celébrase  en 
estos  pueblos  de  Ontaneda  y  Alceda,  y  entiendo  que  en  casi 
todos  los  del  Valle,  una  fiesta  esencialmente  popular  y  que  no 
tiene  igual  en  otros  pueblos  de  España.  Llámase  la  Vijanera. 
En  ese  día,  y  sin  duda  por  materializar  el  nombre  del  Santo 
del  día,  ejecutando  acciones  propias  sólo  de  gente  silvestre, 
vístense  de  máscaras  varios  vecinos  pobres  y  de  buen  humor 
con  ropas  viejas  y  sucias,  unos  de  hombre  y  otros  de  mujer; 
quiénes  con  trajes  de  pasiegos,  quiénes  imitando  los  de  otras 
provincias,  no  faltando  alguno  que  se  disfrace  de  fiera,  en 
cuyo  caso  éste  es  conducido  con  cadena  al  cuello  por  otro 
hombre  que  figura  ser  el  dueño  de  la  alimaña.  Una  comparsa 
numerosa  de  máscaras  bien  vestidas  acompaña  á  los  que  hacen 
de  bufo  en  la  Vijanera. 

»Hasta  aquí  la  broma  no  tiene  nada  de  particular:  esto  ó 
algo  parecido  se  ve  hasta  en  poblaciones  de  primer  orden  en 
los  días  de  Carnaval,  en  que  se  exhiben  máscaras,  por  las  ca- 
lles, dignas  de  ser  enviadas  á  la   cárcel   sólo  por   el  hecho  de 


CHU  169 

ofender  la  vista  de  los  demás  con  trajes  asquerosos  y  repug- 
nantes, y  los  oídos  con  palabras  sucias  y  hasta  inmorales. 
Pero  lo  que  no  pasa  en  otras  poblaciones  es  la  escena  bárbara 
y  continuada  que  aquí,  al  decir  de  los  que  la  han  visto,  ocurre 
con  los  payasos  celebrantes  de  la  Vijanera,  á  quienes  llama  el 
pueblo  zamarrones .  Estos  van  por  parejas,  figurando  una 
vieja  y  un  viejo,  y  aquélla  lleva  en  brazos  un  muñeco  de  trapo 
que  representa  un  niño  de  pechos.  Páranse  delante  de  las  ca- 
sas á  pedir  aguinaldos,  y  con  objeto,  sin  duda,  de  merecerlos, 
bailan  grotescamente,  ya  dando  brincos  descomunales,  ya  ti- 
rándose á  tierra  de  golpe  y  á  trueque  de  lastimarse;  no  fal- 
tando algún  zamarróii  que,  ante  el  ofrecimiento  de  un  duro  ó 
dos,  esté  dispuesto  á  zambullirse  de  cabeza  en  el  río.  Durante 
el  baile  cantan  algunos  de  los  acompañantes  un  romance  mo- 
nótono, cuya  música  no  varía  de  cadencia  en  ninguna  de  las 
estrofas,  y  que  comienza  con  los  siguientes  versos: 

Gracias  á  Dios  que  he  lleg-ado 
Al  portal  de  tu  hermosura, 
Donde  se  recrea  el  sol. 
Las  estrellas  y  la  luna. 

Gracias  á  Dios  que  he  llegado 
Donde  no  pensé  lleg-ar, 
A  darte  las  buenas  tardes  » 

Y  á  venirte  á  visitar. 

«Esta  fiesta,  que  nos  recuerda  la  que  nos  pinta  la  mitología 
de  los  sátiros  y  las  bacantes,  se  repite  delante  de  cada  puerta; 
y  si  hay  gente  zumbona  que  aplaude  á  los  zamarrones  en  sus 
visajes  y  cabriolas,  animándolos  al  par  con  algún  vaso  de 
vino  y  algunas  monedas,  entonces  el  entusiasmo  de  los  gro- 
tescos bailarines  llega  á  su  colmo,  haciendo  tales  atrocidades, 
que  rayan  en  lo  increíble  y  fabuloso.  A  veces  entran  en  las 
casas,  y,  por  sorpresa  cogen  los  comestibles  que  encuentran  á 
mano,  como  chorizos,  jamones  ó  cualquiera  otra  cosa  de  co- 
mer que  haya  en  las  cocinas,  siendo  de  rigor  tomar  este  atre- 
vimiento á  broma  y  no  perseguirlos  por  ello.  Esta  diversión 
concluye  con  una  cena  abundante,  en  la  que  toman  parte  to- 


170  CHU 

dos  los  zai7tar roñes ^  ya  vestidos  con  sus  trajes  ordinarios;  cena 
á  la  que  suelen  convidarse  algunos  de  los  comparsas,  que  ni 
han  brincado  ni  tirádose  al  río;  pero  que  les  ayudan  á  con- 
sumir los  comestibles  y   el  vino  que  se  sirve  en  abundancia.» 

CHUECO 


Decimos  al  individuo  que  tiene  algo  torcido,  especialmente 
los  pies  ó  piernas:  patojo,  patitiiei^to,  patizambo. 

CHUCO 

No  es  vocablo  castellano;  el  caballo,  mulo  ó  asno  de  piel 
de  varios  colores  es  pío. 

Si  es  del  que  hoy  habéis  caído 
No  subáis  en  él,  y  aquí 
Recibid,  señor,  de  mí 
Una  pía  hermosa  y  bella, 
A  quien  una  palma  sella 
Signo  que  vuestra  la  hace: 
Que  también  un  bruto  nace 
Con  mala  ó  con  buena  estrella. 

{Calderón — El  médico  de  su  honra.\ 

El  alma  aquí  no  podría 
Distinguir  lo  que  procura, 
\^2i  pia  de  la  pintura, 
O  por  mejor  bizarría 
La  pintura  de  \2i  pia. 

{CalderÓ7i — Id. ) 

«Se  les  hizo  encontradizo  (á  Critilo  y  Andrenio)  un  hombre  vene- 
rable por  su  aspecto,  muy  autorizado  de  barba...  la  frente  encapotada, 
su  vestido  por  lo  pío  remendado,  colgando  de  la  cinta  unas  disci- 
plinas...» 

{Gradan — El  Criticón) 
A  los  animales   que  tienen  el  color   parecido  al  del  malo- 


CHU  171 

cotón,  según  dice  el  Diccionario,  se  les  llama  overos.  Nuestro 
vulgo  llama  joveros  á  los  individuos  de  rostro  manchado. 

En  un  overo  de  tendidas  crines, 
Que  apenas  cabe  en  la  anchurosa  plaza 
La  rienda  floja,  el  acicate  á  punto. 
La  pica  en  ristre,  á  la  sortija  marcha. 

(Diiqtie  de  Rivas — Moro  expósito.) 

Revuelve  lleno  de  venganza  y  furia, 
Rompiéndole  al  overo  las  ijadas, 
Y  otra  vez  yerra  el  golpe,  porque  el  brazo 
Iba  temblando  de  despecho  y  rabia. 


{Duque  de  Rivas — Moro  expósito.) 


CHULCO 


Chullcit  es  una  hierba  parecida  á  la  acedera,  respecto  del 
sabor  ácido,  pero  completamente  distinta  por  lo  que  atañe  á 
la  forma  exterior:  trébol  rastrero  de  flores  amarillas  pentapé- 
talas,  chicas,  cuyos  tallos  jugosos  y  agrios,  y  hojas  no  grandes, 
comen  los  indios. 

Chítlco  denominan  también  nuestros  cocineros  una  sopa 
que  acabo  de  ver  descrita  en  una  receta  de  cocina  con  el  nom- 
bre de  sopa  al  toinate  á  la  Cajnbaceres  (las  construcciones  ga- 
licanas son  muy  culinarias:  escribir  sopa  de  verduras  ó  de 
huevos  ó  de  pescado  ó  de  mariscos,  sería  tan  impropio  en  un 
niemí  como  que  fuese  por  la  calle  un  clérigo  con  ropas  talares 
y  sombrero  mujeril).  Desde  que  podemos  comernos  la  tal  sopa 
denominándola  al  to7nate  á  la  Canibaceres^  puede  asegurarse 
que  parecerá  menos  mala  que  cuando  la  comíamos  llamándola 
chuleo.  Ya  se  ha  hecho,  pues,  merecedora  de  que  se  propague 
la  receta  para  prepararla.  \'amos  á  dar  una  copia:  «Cuando 
esté  hirviendo  un  buen  caldo  gordo,  romped  en  él  algunos 
¡i'  huevos,  sin  remov^er  para  que  se  cuezan  enteros,  en  propor- 
ción de  uno  por  comensal,  y  añadidle  pedazos  de  tomates  bien 
maduros.  Esto  es  todo  y  serviréis  una  sopa  excelente.» 

Así  lo  asevera  el  autor  de  la  receta. 


172  CHU 

CHULPI 

El  género  Zea  de  los  botánicos,  ó  sea  el  cereal  maíz,  de 
que  hacemos  tanto  uso  en  la  serranía  del  Ecuador,  posee  mu- 
chas variedades,  que  mencionamos  al  tratar  del  vocablo  can- 
giiil.  Clmlpi  en  quichua  significa  arruga,  y  de  allí  se  denominó 
chulpi  2i  la  variedad  de  maíz  chico  y  amigado^  pero  rico  en 
materia  sacarina,  suave  y  delicado,  que  nuestro  pueblo  des- 
tina á  usos  distintos  de  los  del  maíz  ordinario. 

CHULLALEVA 

Según  la  etimología  del  vocablo  híbrido  quichua-español, 
chullaleva  sería  sólo  el  que  tuviese  una  levita;  pero  según  su 
valor  comprensivo,  chullaleva  significa  más,  mucho  más:  es  el 
poseedor  de  un  vestuario,  con  el  cual  ostenta  una  riqueza  de 
que  carece;  es  el  cualquiera  que,  gracias  á  las  caricias  de  la 
ciega  fortuna,  se  da  aires  de  señor;  es  el  mozo  de  taller  que 
pretende  instalarse  como  en  casa  propia' en  el  salón  del  acau- 
dalado; es  el  parvemí  de  los  franceses,  que  el  español  traduce 
incompletamente  con  la  palabra  advenedizo;  es  aquel  ente  que, 
sin  la  preparación  necesaria  para  subir,  pretende  colocarse  en 
alto  y  lo  que  consigue  es  ponerse  en  ridículo;  es  un  tér- 
mino medio  entre  el  fictre  y  el  pije  de  los  chilenos;  es  el 
cursi,  pero  de  nacimiento  y  de  gusto;  es  el  que  se  queja  del 
orgullo  de  los  demás,  y  recibe  sentado  en  su  oficina  á  las  gen- 
tes de  importancia  que  le  visitan;  es  un  sujeto  que  puede  muy 
bien  alcanzar  hasta  suposición  quizá,  pero  que  come  con  el 
cuchillo  en  el  banquete  á  que  se  le  convidó,  que  escupe  en  las 
alfombras  á  lo  mejor  de  discutir  acerca  de  alta  política,  que  se 
pone  zapatos  amarillos  al  propio  tiempo  que  chistera,  que  dis- 
puta respecto  de  cualquier  cosa  con  insistencia,  que  cree  de 
buen  tono  encontrarlo  todo  malo,  que  se  priva  porque  sus 
hijos  se  casen  con  nobles  y  afecta  sin  ton  ni  son  despreciar 
á  la  nobleza,  que  habla  contra  la  soberbia  de  ésta  pero  ofende 
y  escarnece  á  los  infelices,  que  se  disgusta  de  que  no  se  le 
llame  sefior  don  y  nombra  por  apodos   al  menestral,   que   se 


CHU  173 

precia  de   que  su  abuelo   fue  zapatero...    aunque    hijo   de    un 
sobrino  del  capellán  de  un  marqués  que  vino  de  España. 

CHUMA,  CHUMADO,  CHUMAR,  CHUMARSE 

Tanto  como  el  alcoholismo  se  ha  extendido  por  el  mundo, 
cuanto  ha  crecido  igualmente  la  sinonimia  de  lo  que  atañe  á 
esa  gran  calamidad  social.  A  lo  que,  según  los  grados  de  la 
embriaguez,  se  llama  castizamente  estar  calamocano,  estar  en 
chispa,  embriagarse,  emborracharse,  decimos  todavía  en  tal 
cual  castellano  pero  ya  no  castizo,  rascarse,  empericarse^  me- 
terse p^rica^  y  por  fin,  en  quichua  puro,  chzunarse. 

Aficionados  á  circunloquios,  á  no  ir  recto,  á  hacer  curvas, 
á  perífrasis  y  otras  figuras  retóricas  de  palabra  y  de  pensa- 
miento, á  tropos  y  otras  vueltas;  los  bebedores,  á  la  acción  de 
beber  simplemente  ó  empinar  el  codo,  denominan  de  la  propia 
manera  con  lujo  de  sinónimos,  matar  el  gusano^  hacer  las  ma- 
ñanas^ abrir  boca^  apretar  la  cinclia^  encender  el  fai^ol^  chupar^ 
sin  duda  por  aquello  de  sacar  con  la  boca  el  jugo  de  la  caña 
dulce  de  que  destilamos  el  aguardiente,  etc. 

Asimismo  la  mona,  chispa,  ebriedad,  embriaguez,  borra- 
chera, crápula,  posee  extensa  nomenclatura  entre  los  profeso- 
res del  ramo,  contentándose  los  más  modestos  con  el  vocablo 
chuma  para  la  borrachez,  y  con  la  denominación  de  chiunados 
para  sus  condiscípulos  ó  comprofesores, — no  para  sí  propios, 
pues  nunca  se  creen  en  estado  de  merecer  aquel  nombre  qui- 
chua, ni  los  varios  españoles,  achispado,  chispo,  embriagado, 
ebrio  {hebreo^  como  decía  alguno),  borracho  ó  crapuloso,  que 
corresponden  al  estado  habitual. 

CHUPAR 


Además  de  la  significación  de  beber  ó  tomar  licor,  que  im- 
propiamente damos  á  este  verbo  castizo,  le  atribuimos  unos 
cuantos  significados  más,  que  es  conveniente  anotar: 

Chupar  cañas^  lo  cual  no  es  muy  impropio,  aunque  no  saca 
con  los  labios,  sino  con  los  dientes  y  muelas  y  todo  el  aparato 
bucal,  el  jugo  azucarado  de  la  cañamiel  el  que  la  caña  (hemos 


174  CHU 

inventado  también  el  verbo  cañar  para  la  expresada  opera- 
ción). Ciuipar  naranjas  ó  limas,  ya  es  impropio  sin  atenuan- 
tes, pues  estaría  bien  sólo  en  el  caso  de  que  quien  tomara 
naranjas  ó  limas  se  contentase  con  hacer  la  succión,  dejando 
dentro  de  la  cascara  los  pellejillos  de  las  células  que  en- 
cierran el  zumo,  verbigracia  como  se  verifica  con  algunas  va- 
riedades de  mangos,  que  no  se  comen,  sino  se  chupan  para 
extraerles  el  jugo  que  empapa  las  fibras  de  la  semilla.  Chupar 
tabaco  es  manera  de  expresarnos  innecesaria,  supuesto  que, 
aun  cuando  el  fumador  pone  la  boca  como  para  chupar,  y 
hasta  mama  el  cigarro  cuando  no  arde  por  estar  roto  ó  por 
otra  causa,  tenemos  verbo  propio  para  la  acción  de  aspirar  y 
despedir  el  humo  del  tabaco,  consumiéndolo  en  cigarrillos,  ci- 
garros, pipa  ú  otra  forma:  fumar. 

CHUPO 


Divieso,  forúnculo  ó  clavo,  conforme  lo  llaman  también  por 
su  forma  las  obras  de  medicina. 

Según  el  Diccionario,  divieso  es  el  tumor  inflamatorio  del 
tejido  celular  subcutáneo,  y  clavo  el  tejido  muerto  (?)  que  se 
desprende  del  divieso. 

CHUPÓN 

Del  verbo  chupar  hemos  formado  nuestro  chupón,  que  en 
ecuatoriano  no  significa,  como  en  español,  persona  que  saca 
dinero  con  astucia  y  engaño;  ni  vastago  que  arrojan  los  árbo- 
les en  el  tronco  ó  en  medio  de  las  ramas  principales,  y  que  les 
chupa  el  jugo  y  estorba  el  fruto;  ni  cada  una  de  las  plumas  no 
consolidadas  que  extraen  la  sangre  al  ave;  no,  señor,  sino  ins- 
trumento para  la  succión  de  la  leche,  que  consiste  en  una  bo- 
tellita  de  cristal  ó  porcelana,  con  un  pezón  de  teta  de  vaca,  de 
marfil  reblandecido  ó  de  goma  elástica,  con  que  se  lacta  arti- 
ficialmente á  los  niños:  instrumento  que  hoy  se  denomina  en 
castellano  biberón,  de  bibo,  bibis,   bibere:  beber. 


1 


CHU  175 

CHUQUIRAGUA 

Las  dos  especies  í Chziquiraga  niict^ophila  y  C/¿.,  insignis^ 
de  plantas  de  la  familia  de  las  cojnpuestas^  que  denominamos 
clniquiragiLa^  habitan  en  grandes  alturas  de  los  Andes  ecuato- 
rianos, formando  parte  de  la  rara  vegetación  de  las  regiones 
azotadas  por  vientos  helados  \  las  escarchas  de  la  cordillera. 
Resiste  al  rigor  de  la  intemperie  merced  á  lo  coriáceo  de  sus 
hojitas  menudas,  sésiles,  escamosas,  puntiagudas,  y  á  la  soli- 
dez de  la  estructura  de  toda  la  planta. 

Se  la  usa  como  febrífuga  y  tónica,  probablemente  por  el 
principio  amargo  que  contiene. 

CHURO 

Esta  palabra,  tomada  del  quichua  c/uiru^  tiene  entre  nos- 
otros varios  significados,  y  no  sólo  es  empleada  por  el  vulgo, 
sino  hasta  por  gentes  un  algo  instruidas.  Así,  por  ejemplo,  no 
hay  señorita,  por  bella  y  distinguida  que  sea,  que  no  hable  de 
churos  rubios  y  diicros  negros,  churos  naturales  y  churos  pos- 
tizos; y  en  consecuencia,  de  chureros  ó  chureadores^  esto  es, 
de  instrumentos  para  hacer  chicros\  y  de  chureadas^  quiere 
decir  personas  ó  cosas  con  churos\  y  de  churear  ó  churearse^ 
á  saber,  hacer  ó  hacerse  chtiros. 

El  lector  no  ecuatoriano  debe  de  haber  sospechado  ya  que, 
en  este  caso,  denominamos  cliuros  á  los  rizos,  biicles,  tirabu- 
zones^ anillos  ó  sortijas  del  cabello,  que  todos  estos  vocablos 
encontramos  en  nuestro  caudaloso  idioma;  y  chtirero  ó  clui- 
reador  al  encrespador;  chureado  á  lo  rizado^  ensortijado^  en- 
crespado^ enrizado  ó  enridado^  si  se  quiere  emplear  un  ar- 
caísmo; y  churear  á  encrespar,  rizar ^  ensortijar  y  enrizar. 

Churo  llamamos  además  los  ecuatorianos,  á  los  moluscos 
gasterópodos  del  género  Helix.^  de  donde  debió  extenderse  la 
denominación  á  los  rizos;  pues  churu  primitivamente  significa 
caracol. 

C/iuro  decimos,  asimismo,  á  la  escalera  que  en  caste- 
llano se  nombra  también  caracol. 


176  CHU 

Cliuro^  por  fin,  se  llama  en  los  campos,  el  cuerno  con  que 
los  muchachos  atruenan  al  ir  á  las  doctrinas  ó  á  alguna  faena 
de  la  labranza;  caso  en  el  que  quizá  corresponde  á  lo  denomi- 
nado por  la  Academta  caracola^  ó  mejor  al  término  de  monte- 
ría cuerna. 

CHURUMBELA 


Dicción  que  no  viene  del  quichua,  á  pesar  de  sus  afinidades 
con  cliuriL^  y  que  es  bien  castellana  en  el  significado  de  instru- 
mento músico  de  viento,  semejante  á  la  chirimía;  no  es  caste- 
llana en  el  sentido  que  le  damos  de  bombillo  ó  bombilla  con  el 
cual  se  toma  la  infusión  del  mate  y  de  otras  hojas,  para  impe- 
dir que  pasen  á  la  boca.  Tampoco  es  castellana  en  vez  áe.pipa 
ócachÍ7nba.,  aceptada  por  la  Academia  como  voz  americana. 

El  Diccionario  último  trae  ya  la  palabra  cJuirmnbela  con 
el  signicado  de  bombillo  para  tomar  el  mate. 

CHUCSHI 

Lechuza 

Hay  varias  especies  en  el  Ecuador:  la  más  común  en  los 
campos  de  la  serranía  es  la  Strix  punctatissima  de  Gray. 

Y  tan  arbitrariamente  vamos  en  esto  de  dar  denominacio- 
nes bárbaras  á  las  cosas,  que  cliucshi  'se  llama  en  Cuenca  al 
renacuajo. 

«Aquél  de  allá  pide  venganza;  y  el  otro  es  un  rondante,  lechuzo  de 
las  tinieblas,  que  desea  la  noche  más  obscura  para  capa  de  sus  ruin- 
dadcb.» 

{Gradan.) 

«Pues  si  uno  va  á  negociar,  y  topa  zurdos,  se  vuelve,  como  si  lo- 
para  un  cuer\o,  ó  oyera  una  lechuza. 

{Quevedo — Las  zahúrdas  de  Plutón.) 
Diz  que  un  día  en  un  convento 


{ 


J 


CHU  177 

Entró  una  lechuza...  miento; 
Qu-i  no  debió  ser  un  día. 

{Triarte — Fábulas:  La  lechuza.^ 
CHUZNIETO 

Chozno.,  chozna.,  cuarto  nieto.  Según  la  Academia,  aunque 
con  duda,  chozno  vendría  del  griego  o'.ós-fi'ovo;,  hijo  del  biznieto, 
cuyas  dos  últimas  sílabas  gonos  se  asemejan  algo  en  la  pronun- 
ciación á  chozno.  Más  ingenioso  que  el  origen  expresado  es  el 
que  presenta  para  el  vocablo  nuestro,  cJmzjiieto.,  el  esclarecido 
lingüista  señor  Cuervo:  «En  el  Ecuador,  según  don  P.  F.  Ce- 
vallos,  se  dice  chuznieto  por  chozno:  ¿será  ésta  la  forma  primi- 
tiva, y  la  otra  abreviada,  como  manso  de  mansueto.,  fino  de 
finitus)  Es  cierto  que  estas  analogías  no  son  satisfactorias, 
pero  á  falta  de  otra  etimología,  podría  tomarse  como  com- 
puesto á  estilo  de  biznieto.,  trasnieto.,  y  la  primera  parte  sería 
el  portugués  y  gallego  chtcs  (=  latín  plus).,  más.  Debe  obser- 
varse que  en  el  Fuero  Juzgo  hay  biz-nieto,  tras-nieto.,  tres- 
nieto  ó  tris-nieto.,  cuadr i-nieto;  de  suerte  que  el  más  podría 
hacer  relación  á  esta  serie  numérica.» 

Don  Rufino  José  Cuervo — Apíintaciones  criticas  sobre  el 
lenguaje  bogotano.) 

¿No  será  nuestro  chusnieto  ó  chuznieto.,  como  convencional- 
mente  escribimos  empleando  una  z  que  jamás  pronunciamos, 
una  palabra  híbrida,  cual  las  infinitas  que  tenemos,  chuscii- 
nieto.,  (chuscu.,  cuatro),  cuarto  nieto,  como  dice  el  Vocabu- 
lario? 

Chuscu  entra  en  la  composición  de  varias  palabras,  así  se 
llama  chusc^tjeta  al  bezo.,  etc. 


i 


aoc 


I 


DAMAJAUA 

Árbol  tropical  corpulento,  cuya  corteza  proporciona  á  los 
indios  de  Cayapas  una  especie  de  paño  del  que  hacen  ropas 
de  cama  y  vestidos.  En  la  Exposición  Nacional  de  Quito 
(años  1891-92)  se  presentó  un  poncho  de  dauíajaua^  notable 
por  las  amplias  dimensiones  y  por  la  flexibilidad  y,  puede  de- 
cirse finura,  de  las  tupidas  fibras. 

DAMASANA 

Parece  que  en  toda  la  América  española  se  deforma  la  pa- 
labra damajítana.  La  Academia  le  señala  la  etimología  del 
árabe  damchán^  botellón;  mas  Cuervo  parece  atenerse  al  ori- 
gen señalado  por  Marsh,  Daniaglian^  ciudad  de  la  provincia 
persa  de  Korasán. — Monlau  no  trae  la  etimología  de  dauía- 
juana. — Castaña  llaman  más  generalmente  los  españoles  á  la 
vasija  ó  vaso  grande  de  vidrio  ó  de  barro,  que  sirve  para 
echar  en  ella  algún  licor. 

DAR   BOTE 


Podemos  decir  lo  mismo  con  una  sola  palabra:  botar  ó  re- 
surtir. 

No  la  pelota  con  tan  presto  salto 
Resurte  arriba  del  macizo  suelo. 

{Ercilla — La  Araucana.) 


1 8o  DEB 

DAR  EL  PECHO 


Los  animales  irracionales  atetan  ó  tetan  á  sus  hijos,  si  se 
quiere  expresar  la  acción  en  una  sola  palabra;  ó  también  los 
lactan  ó  amamantan^  lo  mismo  que  las  mujeres.  Dar  de  ma- 
mar^ dice  el  Diccionario;  pero  sólo  al  deíinir  el  verbo  aina- 
ifiantnj^. 

DE  ADREDE 


Corrigiólo  el  señor  Cevallos;  pero  con  poca  suerte,  ya  que 
continúa  la  intrusa  preposición  antecediendo  al  adverbio  de 
modo  adrede  que  equivale  á  de  propósito^  de  caso  pensado ^ 
con  deliberada  intención^  aposta^  intencionadamente . 

No  es  imposible  que  el  defecto  nos  haya  venido  de  España, 
donde,  como  lo  hace  notar  don  Andrés  Bello  en  el  Glosario 
del  poema  del  Cid^  la  preposición  de  se  anteponía  sin  necesi- 
dad á  no  pocos  adverbios,  como  dentro,  defuera^  debajo^ 
donde  y  y  aun  se  duplicó  en  dedentro  (dedans). 

DEBAJERO 

Entiendo  que  del  adverbio  de  lugar  debajo  hemos  formado 
el  sustantivo  debajero,  con  el  que  pretendemos  significar  lo 
que  en  España  se  llama  refajo:  zagalejo  interior  de  franela, 
bayeta  ú  otra  tela  semejante,  usado  por  las  mujeres  para 
abrigo. 

«Estaba  una  vieja,  flaca  y  apergaminada,  acabando  de  remendar,  á 
duras  penas,  por  faUa  de  vista  y  de  pulso,  un  refajo  negro...» 

(Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 
DEBILITAMIENTO 

Neologismo  innecesario;  pues  tenemos  en  español  las  voces 
debilidad  y  debilitación^  que  significan,  respectivamente,  falta 
de  vigor  ó  fuerza,  y  acción  y  efecto  de  debilidad  ó  debilitarse. 


I 


I 


DEC 


DECEPCIÓN 

Significa  precisamente  lo  contrario  de  lo  que  los  perio- 
distas chanflones  quieren  que  signifique,  en  las  frases  siguien- 
tes ó  parecidas,  que  hallamos  todos  los  días  en  editoriales  más 
ó  menos  campanudos:  «La  nación  acaba  de  sufrir  la  más 
grande  de  las  decepciones ^  con  motivo  de  la  nota  liberticida 
'  de  N.  N...  poniendo  trabas  á  la  libre  emisión  del  pensamiento 
escrito.» — «¡Qué  decepción^  Cielo  santo,  esperar  honradez  y 
probidad  y  encontrarnos  con  peculado  y  miserias! — En  la  es- 
cuela de  la  adversidad  se  forman  los  hombres,  como  en  la  de 
las  decepciones  las  Repúblicas.» — «¿Se  han  dictado  leyes  que 
sirvan  de  garantía  para  los  asociados?...  Una  triste  decepción 
nos  está  dando  á  conocer  todo  lo  contrario.» 

Como  decepción  equivale  á  engaño;  pues  viene  del  verbo 
anticuado  decebir^  engañar  (decipere)^  vamos  á  sustituirla  con 
su  equivalente,  á  fin  de  que  se  conozca  la  monstruosidad  re- 
sultante del  cambio. 

«La  nación  acaba  de  sufrir  el  más  grande  de  los  engaños 
con  motivo,  etc.,»  donde,  según  entendemos,  el  diarista  quiso 
decir  «que  la  Nación  acaba  de  padecer  el  mayor  de  los  des- 
engaños.» «F>n  la  escuela  de  la  adversidad  se  forman  los  hom- 
bres, como  en  la  de  los  engaños  las  repúblicas.»  ¿De  los  enga- 
ños) Mentira!  Sí,  de  los  desengaños,  esto  es,  de  las  lecciones 
de  una  amarga  experiencia. 

Las  naciones  no  se  forman  en  las  escuelas  de  los  engaños^ 
por  aficionados  que  seamos  á  las  metáforas;  el  escritor  indu- 
dablemente se  propuso  expresar  que  las  repúblicas  se  educan 
en  la  escuela  de  los  desengaños  (lo  opuesto  á  decepciones), 
como  los  hombres  bajo  la  férula  de  la  adversidad.  Por  lo 
cual,  de  cierto,  se  ejnpeñan  en  educar  á  nuestra  patria,  y 
en  educarnos  á  nosotros  los  dictadores  militares,  que  tan  ap- 
tos se  nos  manifiestan  para  formar  á  aquélla  y  para  educarnos 
á  nosotros  merced  á  los  medios  indicados. 

Pero  donde  se  ve  manifiesto  el  trastrueque  es  en  un  suelto 
de  crónica  de    uno  de  los    más  afamados   diarios  de    la  Repú- 


i82  DEC 

blica  de  Chile,  que  después  de  dar  noticia  del  suicidio  de  un 
abogado  de  la  capital,  como  epifonema  exclama: 

«El  señor  Mesa  Torres  tenía,  más  ó  menos,  treinta  años, 
la  edad  de  las  decepciones^  seg-ún  asegura  Espronceda.» 

Ahora  bien,  lo  que  dice  Espronceda  en  el  canto  III  de  «El 
Diablo  Mundo,»  es: 

¡Malditos  treinta  años, 
Funesta  edad  de  amarg-os  desengaños! 

Por  donde  claramente  se  ve  que  el  cronista  de  Santiago, 
como  los  nuestros,  creía  que  lo  mismo  valía  desengaño  que 
decepción. 

1^1  mismo  error  cometen  generalmente  los  franceses  en  el 
uso  del  sustantivo  déception.  Los  ingleses  tienen  el  sustantivo 
deception  y  el  adjetivo  deceptive^  pero  en  la  legítima  acepción 
etimológica  de  las  palabras. 

DECEPCIONAR 


Decepción.,  al  menos,  es  castellano;  y  aunque  le  hayamos 
apropiado  cabalmente  cualidades,  quiero  decir  significado 
opuesto  al  que  le  pertenece,  del  propio  modo,  cual  sucede 
con  nuestros  homúnculos  de  la  política,  que  tal  como  decep- 
ción son  engaño    y  se  nos  presentan  como  desengaño. 

Decepción.^  sí  al  menos  es  cosa  nuestra... 

Decepción,  siquiera  está  en  el  Diccionario;  pero  decepcio- 
nar., no  está;  auncjue  sospecho   que   también  es  muy  nuestro. 

Si  decepciona}'  viniese,  como  decebir ^  decepción  y  decepto- 
rio^  de  decipere.,  debería  equivaler  á  engañar.,  y  con  tal  sig- 
nificado que  le  conserven  en  buena  hora  los  políticos;  pues 
es  verbo  que  les  hace  falta:  insidias  vteditari,  ficta  daré 
verba.,  agere  in  fraudes.,  dolos  nectere.,  que  son  frases  sinóni- 
mas del  latino  decipere  y  del  griego  ^sXsáSlco,  que  significa  tam- 
bién cazar  ó  pescar  con  cebo. 

DECLINAR    (un  honor) 

En  francés  el  verbo  décliner  tiene   las   mismas   acepciones 


DEM  183 

que  en  castellano  y  á  más  la  que  nosotros  le  atribuímos:  décli- 
íier  íLu  homieur^  une  invitation^  etc. 

Dígase  recha::ar  ó  renunciar  un  honor ^  si  no  se  quiere  in- 
currir en  galicismo. 

DECREPITARSE 


Hay  en  el  Léxico  el  adjetivo  decrépito^  que  se  aplica  á  la 
edad  muy  avanzada,  y  á  la  persona  que  por  ser  muy  vieja, 
suele  tener  muy  faltas  las  potencias  (todos  estos  inuys  son 
del  Diccionario).  Hay  del  mismo  modo,  el  sustantivo  decrepi- 
tnd^  suma  vejez,  chochez  ó  chochera;  pero  no  el  verbo  decre- 
pitar^ con  la  significación  de  debilitarse  las  facultades  menta- 
les por  efecto  de  la  edad,  es  decir,  con  el  significado  de 
chochear. 

DEFECCIONARSE 

Verbo  que  seguramente  hemos  formado  los  hispanoameri- 
canos de  defección.,  acción  de  separarse  con  deslealtad  de  la 
causa  ó  de  la  parcialidad  á  que  se  pertenecía;  pues  con  dicho 
verbo  pretendemos  expresar  lo  propio  que  con  rebelarse^  al- 
zarse., levantarse^  sublevarse,  conjurarse. 

¡Nos  faltan  palabras  para  expresar  lo  que  nos  sobra! 

DE  GANA 


Los  españoles  dicen:  sin  i^azón  ni  motivo,  porque  si. 
DRMANDERO,  DEMANDA,  DEMANDAR 

El  que  recibe  las  mandas  lí  ofertas  hechas  á  Dios  ó  los 
Santos,  es  tan  demandador.,  según  el  Diccionario,  como  el 
que  demanda  ó  pide  otras  cosas. 

Dejnanda  para  nuestro  pueblo  significa  solamente  petición 
de  una  cosa  en  juicio,  y  no  súplica,  solicitud,  que  son  los 
principales  significados  del  vocablo,  además  de  limosna  que 
se  pide  para  una  iglesia,  imagen  ú  obra  pía. 


i84  DEM 

Demandar^  pedir,  rogar;  apetecer,  desear;  en  lenguaje 
forense,  deducir  en  juicio  ó  exponer  el  actor  su  acción  ó  de- 
recho; significaba  también  antiguamente  lo  propio  que  pre- 
guntar ó  que  intentar,  pretender,  hacer  cargo  de  una  cosa  y 
pedir  satisfacción  de  un  agravio. 

Véanse  algunos  ejemplos  de  las  acepciones  de  demandar, 
tomados  del  Poema  del  Cid. 

Mío  Cid  por  los  sos  yernos  demandó  et  non  los  falló. 

{La  Gesta  de  mió  Cid^  Catitar  III. ) 

Por  quanto  esta  cort  ficiestes  por  mi  amor 
Esto  les  demaftdo  á  Infantes  de  Carrion. 

(Id.—Ibid.) 

Aun  grande  amor  nos  face  el  Cid  Campeador, 
Quando  desondra  de  sus  fijas  no  nos  demanda  oy. 

(Id.—Ibid.) 
DEMASIADO 

He  aquí  un  adjetivo  que  se  usa  en  demasia  por  nuestros 
habladores  y  hasta  por  nuestros  escribidores: 

— Agradezco  á  Ud.  dei7tasiado^  dicen  los  que  tienen  que 
agradecer  un  favor. 

— Demasiado  lo  siento,  exclaman  los  que  creen  encarecer 
con  este  adjetivo  el  sentimiento  que  no  tienen. 

— Está  Ud.  demasiado  bien,  aseveran  como  con  galantería 
los  empalagosos. 

— Antonio  es  demasiado  honrado,  afirma  á  manera  de 
abono  un  raro  defensor  de  la  honradez  ajena. 

Y  puede  asegurarse  que  ninguno  de  los  dichos  ha  em- 
pleado debidamente  el  vocablo,  y  aun  que  alguno  de  ellos  ó 
todos  han  expresado  lo  con  erario  de  lo  que  se  proponían. 

En  efecto,  si  demasiado  significa,  como  lo  define  el  Dic- 
cionario, y  como  lo  demuestra  la  etimología,  por  demás^  que 
tiene  demasía^  que  es  un  exceso, — los  que  agradecen  de/na- 
siado,  en  puridad  dan  á   entender   que   agradecen   más   de  lo 


J 


DEM  i8s 

que  deben  y  que  se  les  adeuda  una  buena  adehala  de  favor 
para  compensar  el   exceso  de  agradecimiento  del  agradecido. 

Asimismo  el  que  dice  que  se  duele  demasiado  de  una  des- 
gracia, que  le  sobrevino  á  su  amigo,  le  hace  saber  claramente 
que  la  tal  desgracia  no  merece  ser  sentida,  ya  que  aun  el  do- 
lor del  amigo  (ya  se  sabe  lo  que  son  dolores  de  dientes  afuera) 
es  excesivo  respecto  de  ella. 

A  quien  le  parece  una  persona  demasiado  bien,  se  le 
podría  creer  entendiéndoselo  en  castellano,  envidiosa  más 
bien  que  contenta  de  la  demasía  de  salud,  ó  de  prosperidad, 
ó  de  belleza,  ó  de  vigor,  ó  de  lo  que  fuere,  de  aquella  persona. 

Lo  de  que  Antonio  sea  dejnasiado  honrado  es  simplemente 
una  majadería;  pues  en  la  honradez  no  se  comprende  nunca 
cómo  haya  exceso. 

Lo  que  suponemos  que  se  proponen  decir  los  sujetos 
arriba  citados  es  que  agradecen  mucho  lo  que  agradecen,  que 
sienten  mucho  el  mal  aquél,  que  juzgan  muy  bien  al  que  tal 
juzgan  y  por  íin  que  Antonio  es  muy  honrado. 

Demasiado  significa,  pues,  un  exceso  defectuoso. 

Véase  ahora  el  acertado  uso  en  los  ejemplos  siguientes: 

*Don  Pedro. — ;La  han  impreso?  íla  comedia) 

Do7i  Eleuterio. — Sí,  señor  ;Pues  no  se  había  de  imprimir? 

Do7i  Pedro. — Mal  hecho.  Mientras  no  sufra  el   examen  del  público 

en  el  teatro,  está  muy  expuesta;  y  sobre  todo,    es   demasiada  confianza 

en  un  autor  novel.» 

{Don  Leandro  Fernández  de  Moraiíti. — La  Comedia  nueva.) 

«Don  Pedro. — Vamos:  no  hay  quien  pueda   sufrir    tanto   disparate. 

Do?i  Eleuterio . — ¿Disparates  los  llama  usted? 

Don  Pedro. — ¿Pues  no? 

Don  Eleuterio. — ¡Vaya,  que  es  también  demasiado!  ¡Disparate! 
Pues  no  los  llaman  disparates  los  hombres  inteligentes  que  han  leído 
la  comedia...» 

[Id.—Ibid.) 

«.Don  Pedro. — Xo  quiero  dejarle  fen  la  equivocación);  me  da  com- 
pasión... y  sobre  todo,  es  demasiada  necedad  después  de  lo  que  ha 
sucedido,  que  todavía  esté  creyendo  el  señor  que  su  obra  es  buena...» 

(Fernández  de  Moratin — Id.) 


i86  DEM 

«Como  entramos  en  la  casa,  estaba  de  tal  suerte,  que  no  nos  atre- 
vimos á  quedar  allí  aquella  noche  por  causa  de  la  demasiada  poca  lim- 
pieza que  tenía,  y  mucha  gente  del  agosto.» 

'^Sta.  Teresa — Libro  de  las  fundacio?ies.^ 

«Porque  así  les  saldría  más  barato  (lo  que  fuese  menester  para  el 
ejército  5'  para  la  villa)  que  trayéndolo  mercaderes,  que  siempre  quie- 
ren llevar  demasiados  y  excesivos  precios. 

(Fraticisco  López  de  Gomara — Conquista  de  México.^ 
DEMENTADO 


El  adjetivo  verbal  de  dementar^  se^  perder  el  juicio,  es 
defneuie  y  no  dementado .  Puede  decirse  asimismo  mentecato^ 
fatuo:  menos  que  demente,  mentecato  y  fatuo  es  ijnbéctl\  y 
aun  menos  estúpido.  Demente  y  mentecato  significan  lo  propio: 
de^  privativo  y  inens^  entendimiento;  ntens  y  captuSy  privado, 
cogido,  tomado. 

«Cuando  el  pupilo  demenfe  ó  loco  haya  llegado  á  la  pubertad,  se- 
guirá el  padre  de  familia  cuidando  de  su  persona  y  bienes  hasta  la 
mayor  edad  del  pupilo.» 

{Bello — Proyectos  de  Código  Civil.) 

«Y  como  en  la  corte  de  dos  mundos  no  hay  casa  de  dementes...» 
{Castro  y  Serrano — Cuerdos  y  locos.) 

«Pero  el  loco,  amigo  Juan,  no  era  ciertamente  el  mejorador  de  los 
cangrejos,  sino  el  meiitecaio  que  hacía  asunto  serio  los  extravíos  de  su 
razón.» 

{Id.—Ib:d.) 

Era  un  padre  don  Gil  tan  mefítecato^ 
Y  en  educar  sus  hijos  fué  tan  nulo. 

{Cayetano  Fernández — La  Cotorra). 
DEMITIR,   DEMISIÓN 

Demitir  es  forma  anticuada   de   dimitir.,    renunciar,  hacer 


DEM  187 

dejación  de  un  empleo  ú  otra  cosa;  pero  demisión  significa 
sumisión,  abatimiento,  y  no  desapropio  de  una  cosa  que  se 
posee,  renuncia  ó  apartamiento  de  lo  que  se  tiene,  ó  del  de- 
recho y  acción  que  se  puede  tener,  lo  cual  se  llama  dimisión. 

¡Cuánto  nos  recuerda  la  palabra  demisión! 

Corría  una  de  las  turbulentas  épocas  de  nuestras  revolu- 
ciones. Habíase  hallado  un  pretexto  para  que  las  ambiciones 
impacientes  perturbasen  la  paz  pública,  al  parecer  afirmada 
por  tres  sucesivos  cambios  constitucionales  de  gobierno :  tra- 
tábase de  derrocar  un  gobernante  débil  y  no  conocedor  de  los 
hombres,  cierto;  pero  más  religioso  que  varios  de  los  cau- 
dillos conservadores  de  la  oposición  é  incomparablemente 
más  liberal  que  el  partido  triunfante  poco  después.  La  ofus- 
cación de  algunos  de  los  hombres  del  poder  y  las  nefastas 
intrigas  de  otros,  empujaban  á  la  República  hacia  el  preci- 
picio á  que  la  arrastraban  las  gentes  del  trastorno.  Parecía 
que  la  atracción  tremenda  del  abismo  hubiese  producido 
vahídos  aun  á  los  ciudadanos  no  posesos  del  demonio  de  la 
revuelta.  Todos,  sí,  preveíamos  desventuras,  profundas  alte- 
raciones morales,  sacudidas  de  un  magno  cataclismo  social. 
Pero  ¡qué  hacer!  El  movimiento  de  destrucción  de  lo  exis- 
tente era  de  tal  naturaleza,  que  pretender  detenerlo  habría 
sido  obra  tan  vana  como  la  del  niño  que  se  hubiese  propuesto 
contener  los  furiosos  vaivenes  de  un  terremoto,  comprimiendo 
la  tierra  con  sus  manecitas. 

Veíamos  á  los  hombres  que  el  pueblo  se  había  acostum- 
brado á  respetar,  que  tomaban  como  los  pilluelos  de  la  calle, 
el  fango  del  arroyo  para  arrojarlo  al  rostro  de  la  autoridad; 
mirábamos  á  los  ciudadanos  antes  sensatos  corriendo  por  los 
senderos  de  una  asquerosa  política,  en  las  agencias  degrada- 
das de  ayudar  á  los  clientes  de  taberna  en  la  labor  de  azuzar  al 
chacal  de  los  albañales.  ¡Qué  hacer!  Trasponer  los  umbrales 
del  seguro  del  hogar,  equivalía  á  meterse  entre  los  oleajes  de 
la  multitud  delirante;  mostrarse  siquiera,  era  señalarse  á  la  fu- 
ria estúpida  del  monstruo  que  se  saboreaba  ya  con  el  caniba- 
lismo del  desastre. 

Los  pocos  hombres  que  se  libertaron  entonces  de  la  ho- 
rrenda epidemia  de  la  insensatez;  los  muy  pocos  que  no  con- 


i88  DEM 

tribuyeron  ni  con  una  diminuta  acción  ni  con  una  sola  palabra 
á  atizar  el  gran  incendio,  no  consiguieron  sin  embargo  evi- 
tarse, más  que  las  tribulaciones  de  una  honda  revolución,  la 
profunda  amargura  de  contemplar  el  criterio  perdido,  los  jui- 
cios extraviados,  las  más  rudimentales  nociones  del  bien  y  del 
mal  trastrocadas  lamentablemente,  el  desquiciamento  de  todo 
orden,  la  fe  religiosa  vacilante  en  su  choque  contra  la  impasi- 
bilidad de  los  decretos  ineludibles  de  una  Providencia  que  no 
explica  previamente  sus  resoluciones. 

Después... 

La  concentración  no  solamente  dentro  de  un  domicilio 
profanado  por  el  espionaje  y  la  delación,  sino  dentro  de  sí 
propio;  el  alejamiento  absoluto  de  los  amigos,  de  los  conoci- 
dos, de  las  gentes,  unas  enloquecidas  por  el  delirio  de  la  re- 
volución, otras  envilecidas  por  la  ruindad  del  interés  y  del 
egoísmo,  otras  idiotizadas  por  el  instinto  imbécil  de  seguir  el 
camino  que  siguen  los  demás,  otros,  los  villanos,  que  juzgan 
las  épocas  de  desorden  apropiadas  para  las  venganzas  de  la 
inferioridad  y  hasta  para  escarnecer  la  honradez,  el  patrio- 
tismo, el  mérito;  el  abatimiento  del  amor  patrio  anonadado 
por  el  desastre... 

Todo  esto  nos  hace  recordar  la  palabra  diutisión^  pronun- 
ciada sin  cesar  por  los  políticos  y  los  politiqueyos  y  repetida 
por  el  tonto  eco  de  las  multitudes  ¡De7nisióiif^  ¡demisión! 

DEMOÑO 

Demonio',  dcemonium  (latín),  demon  (inglés),  démon  (fran- 
cés); en  ningún  idioma  de  los  que  han  tomado  del  griego 
§aí|X(ov,  genio^  la  voz  demonio^  encontramos  la  gn,  que  equivale 
á  nuestra  ñ  y  que,  por  su  semejanza  con  la  ni.,  hemos  introdu- 
cido en  el  vocablo.  Así  como  tampoco  en  sus  derivados:  de- 
m-oníaco^  demoniado,  demonial.,  demonomaníaco ,  endemoniado, 
endemoniar . 

«Vio  la  sabiduría  de  Dios,  que  la  malicia  y  envidia  drl  demonio  no 
había  de  tener  fin.  » 

(Fr.  José  de  Sigüenza — Y  i  da  de  San  Jerónimo.) 


DE   R  189 

«¡Ay  qué  terrible  demonio  eres,  memoria  del  bien  que  pude  hacer, 
y  de  los  consejos  que  desprecié,  y  de  los  males  que  hice!» 

{Quevedo — Las  sahurdas  de  Plufón.) 

«Y  se  ha  de  advertir,  que  los  diablos  en  los  alguaciles  estamos  por 
fuerza,  y  por  mala  gana,  por  lo  cual,  si  queréis  acertarme,  debéis  lla- 
marme á  mí  demonio  enalguacilado,  y  no  este  alguacil  endetnoniado.» 

{Quevedo — El  Alguacil  alg-uacilado.) 

Aa'¡j.dvtov,  demonio,  numen,  fantasma,  en  griego;  áa'¡xov'.o;, 
divino,  feliz,  y  ¡Filosofía  de  las  lenguas!,  también  miserable, 
desgraciado. 

DENTRAR 

Por  entrar,  ha  sido  corregido  varias  veces  en  Hispano 
América;  pero  no  entra  la  corrección  entre  los  que  cometen  el 
error,  que,  sin  duda  por  ser  importado  de  la  mismísima  Es- 
paña, posee  vigor  suficiente  para  resistirse  á  todos  los  ataques 
que  se  le  dirigen  y  pueden  dirigírsele  en  lo  futuro. 

Probable  es  que  digamos  dentrar  por  analogía  con  el  ad- 
verbio dentro,  en  el  que,  como  lo  observa  Bello,  se  antepuso 
la  preposición  de  sin  necesidad,  y  hasta  se  duplicó  en  deden- 
tro,  que  significa  nada  más  que  dentro  (intiis). 

DENUNCIO    (El) 

La  acción  y  efecto  de  denunciar,  sustantivo  femenino,  no 
masculino:  la  denuncia.  Dícese  también  defmnciación. 

DE    REPENTE 


El  pueblo  da  algunas  ocasiones  á  este  modo  adverbial  el 
significado  de  de  vez  en  cnando,  ó  más  bien  de  alguna  vez\  y  así 
dice:  «de  repente  sucede,  pues,  que  uno  toma  una  copa»;  «de 
repente  no  es  malo  divertirse»,  etc. 

La  significación  propia  es  prontamente,  sin  preparación, 
sin  discurrir  ó  pensar. 


igo  DES 


DIRRITIDO 


Dej^retido. 

«No  os  maravilléis  de  mi  turbación,  porque  vi  dos  demonios  de  tan 
abominable  vista,  que  si  se  encendiese  aquí  un  fuego  de  piedra  azufre, 
y  metal  derretido^  tan  fuerte,  que  hubiera  de  durar  desde  ahora  hasta 
el  tin  del  mundo,  escogiera  antes  pasar  por  él,  que  volver  á  verlos.» 

{Nieremberg- — Diferencia  efitre  lo  temporal  y  eterno.) 

«Hasta  la  misma  princesa,  que  cada  día  estaba  más  derretida  por  el 
sas  trillo...» 

(  Trueba — Las  aventuras  de  un  sastre.) 
DERRITIR 

Derretir. 

Sea  que  venga  de  oso),  fluyo  ó  de  6ápo),  caliento,  seg-iín  Co- 
varrubias,  ó  de  deterere.,  gastar,  destruir,  conforme  opinión 
de  Diez,  ha  de  escribirse  con  e  la  segunda  sílaba,  lo  mismo 
que  la  primera. 

DESAPERCIBIDO 


Inadvertido. 

Desapercibido.^  desprevenido,  desprovisto  de  lo  necesario; 
inadvertido.,  falto  de  advertencia,  no  advertido, 

«Inadvertidos  de  esto  los  padres,  suelen  entregar  sus  hijos  en  los 
primeros  años  al  gobierno  de  las  mujeres,  que  con  temores  de  sombras 
les  enflaquecen  el  ánimo  y  les  imponen  otros  resabios  que  suelen  man- 
tenerlos después.» 

{Saavedra — Empresas  políticas. ) 

DESCACHALANDRADO 

Despechugado.,  desairado.,   desarrapado.,   desataviado,   des- 


DES  191 

galichado ^  desgarbado^  desaliñado,  desgatrado,  desbragtieiado^ 
tan  rica  es  la  lengua  castellana. 

«Los  Cartaginenses  decían  mal  de  Anníbal,  porque  andaba  siempre 
desabrochado  y  despechugado  el  estómago.  Otros  burlaban  de  Julio 
César,  porque  andaba  mal  ceñido.  No  hay  ninguno  tan  ajustado,  que  no 
halle  en  él  que  reprehender  la  envidia  y  mal  afecto  de  otros,  ó  la  con- 
dición extra\"agante.» 

(Nieretnberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  éter  no. \ 

«Paz. — Pero  buen  mozo. 

Pepita. — Alto  y  recio  sí,  pero  desgarbado,  estrafalario.» 

(Hartzefibusch — Querer  de  miedo.) 
DESCUAJERINGARSE 

El  Diccionario  trae  el  verbo  familiar  descuajar  tugarse.,  y 
asimismo  lo  emplean  los  escritores  de  la  Península. 

«Y  lo  que  es  peor  que  todo  ello,  que  el  ánimo  va  cantando  al  son 
de  la  osamenta  que  se  descuajaringa  y  no  jiuede  ya  con  el  pellejo.» 

{Don  José  María  de  Pereda. — Peñas  arriba.) 
DESCHAPAR 


Ya  se  ha  dicho  que  no  hay  chapa  en  nuestro  idioma,  con 
el  sig-nificado  de  cerradura;  por  tanto,  tampoco  deschapar.^ 
que  hemos  formado  de  aquella  palabra. 

Violentar  ó  arrancar  la  cerraja  ó  cerradura  de  una  puerta, 
escritorio,  cofre,  etc.,  descerrajar. 

Acción  de  descerrajar,  descerrajadiira . 

DESCHAVETARSE.  DESCHAVETADO 

Perder  tuto  la  chaveta,  frase  figurada  y  familiar,  perder  el 
jziicio,  volverse  loco.,  no  es  lo  mismo  que  significa  nuestro 
verbo  deschavetarse.  Deschavetado  es,  no  el  loco  propiamente; 
sino,    más   bien,   el   que   en    España   denominan  chiflado.  Por 


192  DES 

consiguiente,  deschavetarse  equivale  al  verbo  familiar  español 

chiflarse. 

DESECHO 

Denominamos  en  el  Ecuador,  cuando  no  chaquiñán^  al 
atajo^  es  decir,  á  la  senda  ó  paraje  por  donde  se  abrevia  el 
camino,  y  la  palabra  es  de  noble  abolengo;  pues,  aunque 
la  Academia  no  traiga  la  voz  desecha  en  su  Léxico,  la  halla- 
mos en  antiguas  obras  castellanas: 

No  tiene  aquel  camino  otra  desecha, 
Que  el  cerro  casi  en  torno  era  tajado. 
Del  un  lado  le  bate  la  marina, 
Del  otro  un  gran  peñol  con  él  contina. 

(Br cilla — La  Araucana.) 

El  Diccionario  escribe  deshecha  y  la  define:  «Salida  pre- 
cisa de  un  camino,  sitio  ó  paraje».  No  es,  pues,  lo  propio  que 
nuestros  desecho  y  chaquiñán.,  ni  que  sendero  ni  atajo. 

«Tomando  á  la  siniestra  un  mal  sendero, 
Que  á  dar  iba  en  un  gran  despeñadero.» 

{Ere  i  lia — La  Araucana.) 

«Pregúnteles  por  los  atajos  que  podrían  llevarme  más  pronto  á  Ci- 
fuentes;  pero  sus  noticias  eran  tan  vagas,  que  juzgué  prudente  seguir 
por  el  camino  para  no  perderme.» 

{Pérez  Galdós — Juan  Martin  el  Empecinado.) 
DESENGAÑADO 


Es  un  adjetivo  figurado  y  familiar  que  en  España  significa 
despreciable  y  malo,  es  decir,  muchísimo  más  de  lo  que  le  ha- 
cen significar  entre  noso'.ros  los  calificadores  de  bellezas  fe- 
meninas y  aun  de  hermosuras  masculinas,  según  quienes  las 
frases:  «Juana  es  desengañadita» ^  «Pablo  es  el  más  desenga- 
ñado de  sus  hermanos»,  equivalen  á  «Juana  no  es  bonita», 
«Pablo  es  el  menos  buen  mozo  de  sus  hermanos». 


Jll 


DES  193 

DESENRAIZAR  .     DESRAIZAR 

La  fácil  formación  de  verbos  de  esta  naturaleza,  ocasiona 
que  el  vulgo,  expedito  en  sus  procedimientos,  no  se  detenga 
á  averiguar  cuál  es  la  voz  castiza,  y  encuentre  más  fácil  y 
presto  criar  una  palabra  que  llene  las  necesidades  del  mo- 
mento. 

Arrancar  de  raíz  un  árbol  ó  una  planta,  desarraigay ^  que 
posee  además  otras  significaciones,  aunque  figuradas. 

Erradicar ^  tiene  significado  igual:  arrancar  de  raíz. 

Descuajar^  sacar  de  cuajo  ó  raíz,  equivale  á  los  dos  verbos 
anteriores;  pero  la  Academia  lo  limita  como  término  de  agri- 
cultura. 

En  obras  antiguas  encontramos  desraigar . 

DESENTECHAR.    DESENTEJAR 

Ahí  está  la  mina.  Con  las  preposiciones  inseparables  des  y 
en  ya  hay  el  material  suficiente  para  fabricar  una  buena  co- 
pia de  palabras. 

Así  como  nuestros  indios  del  Oriente  no  necesitan  venirse 
á  lo  civilizado  de  la  República  para  proveerse  de  dinero,  sino 
que  les  basta  acudir  á  los  ríos  auríferos  y  tomar  una  pepita  que, 
sin  cuños  ni  sellos,  les  sirve  excelentemente  para  trocarla  con 
una  vara  de  género  ó  un  sartal  de  cuentas,  de  igual  manera  el 
vulgo  no  ha  menester  inquirir  si  es  condición  indispensable 
para  que  circulen  las  palabras  el  que  lleven  el  sello  que  les 
comunica  ley  y  valor.  No;  echa  mano  á  lo  íácil  y  próximo,  y 
posee  lo  bastante  para  ia  vida  de  relación,  para  el  comercio 
con  sus  semejantes.  ;Ni  para  qué  necesita  más? 

Los  pueblos  cultos  hacen  un  objeto  de  arte  de  sus  mone- 
das: las  de  cruz  bastaban  á  las  antiguas  colonias  españolas 
para  sus  cambios  insignificantes,  verificados  muchas  veces  en- 
tre comestibles  ú  otros  objetos,  sin  intermedio  de  signo  mo- 
netario alguno.  No  eran  tampoco  modelos  de  grabado  los 
ochavos  morunos  que  pasaron  á  España  después  de  la  guerra 
de  África. 

13 


194  DES 

Ni  entecJiar  ni  entejai'-  hay  en  el  Vocabulario,  por  consi- 
guiente, tampoco  desentechar  ni  desentejar;  pero  sí  hay  techar 
y  tejar ^  de  los  que  se  forman  castizamente  destechar  y  des- 
tejar. 

DESGARRAR 


Es  otro  de  los  despropósitos  que  corrigió  inútilmente  el 
señor  Pedro  Fermín  Cevallos,  lo  mismo  que  el  señor  Cuervo 
y  nuestro  amigo  el  señor  Rodríguez,  quien  recuerda  que  Ca- 
rreño,  en  su  Aíanual  de  urbanidad,  dice  esgarrar^  como  los 
cubanos. 

Arrancar  y  arrojar  por  la  boca  las  flemas  y  secreciones 
que  .se  depositan  en  la  faringe,  la  laringe,  la  tráquea  ó  los 
bronquios,  expectorar  (ex^  fuera  de,  y  pectns^  pecho)  ó  es- 
putar. 

Desgarrar,  romper  ó  hacer  pedazos,  á  viva  fuerza  y  sin  el 
auxilio  de  ningún  instrumento,  cosas  de  poca  consistencia, 
como  tejidos,  pieles,  papel,  etc.  U.  t.  c.  r.  y  en  sentido  figu- 
rado, desgarrarse  el  corazón.  ||  r.  fig.  Apartarse,  separarse, 
huir  uno  de  la  compañía  de  otro. 

Asimismo  desgarro  (rotura,  rompimiento.  ||  fig.  Arrojo, 
desvergüenza,  descaro);  aun  cuando  significa  también  afecta- 
ción de  valentía,  fanfarronada,  y  aun  cuando  los  farfantones 
escupen  por  el  colmillo^  no  es  en  castellano  lo  que  muchos  his- 
panoamericanos pretendemos  que  sea,  á  saber,  lo  propio  que 
expectoración  ó  esputo  ó  escítpidura. 

Escarrar,  escarro,  son  palabras  portuguesas  que,  segura- 
mente, nos  fueron  traídas  de  la  Península  ó  del  Brasil,  y  se 
cambiaron  en  esgarrar  y  esgarro  ó  desgarrar  y  desgarro . 

DESGRACIA.  —  DISPARATE 

Ambas  voces  toma  nuestro  pueblo  en  la  acepción  de  cosa 
insignijicante  ó  de  ningún  valor. 

DESHOJE 

Decimos   en  algunos  campos   del   Ecuador  á  la  operación 


I 


DHS  195 

de  cosechar  el  maíz,  desprendiendo  la  mazorca  de  la  caña  y  de 
los  envoltorios  respectivos.  Aunque  esta  operación  realizamos 
nosotros  en  la  sementera  misma,  debe  denominarse  deshojay 
como  se  llama  el  propio  acto  en  algunos  lugares  de  España, 
donde  se  verifica  en  los  graneros,  circunstancia  que  no  tiene 
por  qué  cambiar  el  nombre  de  la  cosa. 

Deslioje  está  bien  para  significar  la  caída  de  las  hojas  de 
las  plantas;  pero  deshoja  debe  nombrarse  á  la  acción  arriba 
explicada,  así  como  cava  (cava  de  papas  hemos  de  decir,  no 
cave  de  papas  como  decimos)  es  la  de  cavar,  siembra  la  de 
sembrar,  comedia  la  de  cosechar,  vendimia  la  de  vendimiar  y 
desyerba  ó  deshierba  la  de  desherbar. 

Don  José  María  de  Pereda,  en  El  sabor  de  ¿a  tierrzica,  des- 
cribe la  deshoja  en  el  desván  de  una  casa  de  Cumbrales  y 
nos  hace  acordar  del  desgrane  (desgrana  diríamos  siguiendo 
la  analogía)  en  las  trojes  de  nuestras  haciendas. 

«De  esta  costumbre  de  vida  campestre  montañesa»,  dice,  «he  ha- 
blado yo  en  otro  libro;  mas  no  ha  de  impedirme  esta  consideración,  que 
no  deja  de  ser  atendible,  dedicar  unas  cuantas  pinceladas  á  aquella 
deshoja  de  D.  Pedro  Mortera,  etc.» 

(Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 
DESMANCHARSE 

No  es  apartarse  de  la  compañía  con  que  se  va.  Apartarse 
ó  salirse  el  ganado  de  la  manada  ó  rebaño,  se  dice  desman- 
darse ó  desmanarse.  Por  esto  el  adjetivo  es  desmandado  ó  des- 
manado,  no  desjnanchado,  que  significa  otra  cosa. 

Desmandarse,  de  des^  y  minare,  conducir  el  ganado. 

Todos  á  un  tiempo  quieren  ser  primeros 
En  esta  empresa  y  suerte  señalada; 
Y  estaban  como  lobos  carniceros 
Sobre  la  mansa  oveja  desmandada. 

{Ercilla — La  Araucana.) 


Uno,  dos,  diez  y  veinte  desmandados , 


196  DES 

Corren  á  la  baxada  de  la  cuesta, 
Sin  orden,  ni  atención  apresurados. 

[Er cilla — La  Araucana.') 

Desmancharse  significaría  más  bien  deshonrarse  ó  infa- 
marse; pues  el  sustantivo  desmancho  equivalía  á  deshonra  ó 
infamia. 

■    Desmanchar   significaba  también  antiguamente  romper  las 
mallas  de  la  loriga;  así  hallamos  en  el  Poema  del  Cid: 

Veriédes  tantas  lanzas  premer  e  alzar: 
E  tanta  adarga  atoradar  e  pasar : 
E  tanta  loriga  falsa  desmanchar. 

(La  Gesta  de  mió  Cid.) 

Separarse  de  la  compañía  con  que  se  iba,  como  lo  hemos 
expresado,  decíase  antes  desmandar;  y  separar  ó  dividir  la 
gente  ó  el  ganado  de  suerte  que  cada  uno  vaya  solo  ó  por 
una  parte,  destropar^  verbo  igualmente  anticuado. 

«La*  primera  jornada  fué  combatir  una  gruesa  banda  de  moros  que 
atravesaban  desmandados  en  Illar;  de  allí  fue  sobre  Filix;  tomóla  v  sa- 
queóla enriqueciendo  la  gente.» 

{Do7i  Diego  de  Mendoza — La  guerra  de  Granada.) 

Desmanchar,  en  la  acepción  corregida,  es  un  lusitanismo; 
pues  aunque  los  portugueses  tienen  como  los  castellanos  el 
verbo  desmanar  en  el  significado  de  apartar  el  ganado,  po- 
nerlo en  desorden;  poseen,  además,  los  vocablos  desjiianchar 
(deshacer,  dislocar,  desordenar,  separar,  salir  de  filas),  des- 
manchado (desarreglado,  desordenado),  desmanchadico  (fácil 
de  desarreglarse  ó  desordenarse),  desmanchadao,  y  desmancho. 

DESMANGUILLAR 

No  es  propiamente  el  cerdear;  pues  el  caballo  desmangíii- 
llador^  como  decimos  los  ecuatorianos,  no  sólo  «flaquea  de  los 
brazuelos,    por   cuya   causa   no   puede  asentar  las  manos  con 


I 


DES  197 

igualdad»,  conforme  define  la  Academia  el  verbo  cerdear, 
sino  que  es  caedizo. 

Según  los  casos,  pues,  desmangtiillar  es  en  castellano  cer- 
dear ó  simplemente  caer^  y  el  caballo  desutaiigiiillador  es  en 
romance  cerdeador  ó  caedizo. 

Cerdear  se  emplea  también  tropológlcamente: 

«Por  allá  (contestó  Fermín),  todos  comen  de  la  olla  grande.  Sola- 
mente mi  padre  cerdea;  está  3a  achacoso,  y  desde  la  muerte  de  mi  her- 
mano José,  se  le  ha  venido  el  mundo  encima.» 

( Selgas — No7ia . ) 
DESHONORA 

Lo  mismo  que  ondra,  ondrar,  ondrado,  en  vez  de  deshojira, 
honra,  honrar,  honrado,  no  son  sino  voces  arcaicas  que  «el 
gran  conservador  de  lo  antiguo»,  el  pueblo,  ha  conservado 
en  uso. 

Desta  desondra  que  me  han  fecha  los  infantes  de  Carrion, 
Que  r  pese  al  buen  rej'  d'  alma  e  de  corazón. 

(La  Gesta  de  mió  Cid^  Cantar  III.) 

El  casó  mis  fijas,  ca  non  g-e  las  di  yo. 
Cuando  las  han  dexadas  a  g-rant  desonor. 
Si  desondra  hi  cabe  alg-una  contra  nos. 

{Id.—Ibid.) 

Ondrástesvos.,  Minaya,  ca  aun  vos  lo  hedes  de  far. 

{Id. — Cantar  I.) 

Mi  mug-ier  e  mis  fijas  con  Minaya  Alvar  Fañez, 
Así  como  a  raí  dixeron,  hi  los  podredes  fallar. 
Con  gran  07idra  aducídmelas  delant. 

ild. — Cantar  II.) 
DESPAVISADERA  ó  DESPABELADERA 

Despabiladeras  ó  espabiladeras,  de  despabilar  ó  espabilar., 


198  DES 

esto  es,  quitar  el  pabilo  de  la  vela.  Si  viniese  de  despavesar 
(des  y  pavesa)  debería  decirse  despavesaderas  y  no  tampoco 
despavisadera . 

DESPOSTAR 


¿Y  éste  de  dónde  habrá  salido? 

Cuéntase  de  un  muchacho  que  se  sabía  de  memoria,  sin 
entender  palote,  el  Credo;  y  pidiéndole  explicación  á  la  madre 
tocante  á  la  parte  de  y  en  Jesucristo  su  único  hijo,  decía:  «siini 
entiendo  un  poco,  pero  cnijo  no  comprendo  absolutamente.» 
El  des^  decimos  nosotros,  ya  lo  conocemos:  es  la  boca  de 
tierra  del  minero  consabido;  pero  postar  ¿de  dónde  ha  aso- 
mado? 

Matar,  desollar,  descuartizar,  destazar  las  reses,  suponemos 
que  es  lo  que  entendemos  por  despostar.  ¿Será  algo  áe.  poste? 

DESTAJAR 

De  la  mismísima  mina,  de  que  hablamos  al  tratar  de  los 
verbos  desentechar  y  desentejar,  son  destajar,  que  hemos  for- 
mado de  la  preposición  des  y  de  tajar ^  cortar,  partir,  hacién- 
dole significar,  no  lo  contrario  del  verbo  simple,  sino  una  cosa 
parecida.  De  ahí  destaje^  que  en  ecuatoriano  vale  tanto  como 
corte. 

De  la  rica  mina  ha  salido  deschavetarse ^  por  perder  la  cha- 
veta; é  íbamos  á  añadir  también  desvestirse  fdeshabillerj,  que 
usamos  tanto  ó  más  que  desnudarse^  si  no  hubiésemos  recor- 
dado que  no  pertenece  á  la  expresada  mina,  sino  al  tesoro  ó 
depósito  escondido,  al  arcaísmo,  del  cual  como  de  los  entie— 
í^ros^  conforme  decimos  aquí,  nos  apropiamos  con  justicia 
los  descendientes  de  quienes  dejaron  de  aprovecharse  del 
caudal. 

«Destajar,  a.  Ajustar  y  expresar  las  condiciones  con  que  se  ha  de 
hacer  una  cosa.  H  ant.  Atajar,  precaver.  ||  ant.  Interrumpir.  ||  Ant.  Ex- 
traviar, descarriar.»  (Diccionario  de  la  Academia.  ) 


DES  199 

DESTEMPLARSE  (los  dientes). 

Acaso  no  sería  difícil  volver  á  templarlos,  es  decir,  darles 
vuelta  como  á  las  clavijas  de  la  guitarra,  si  realmente  se  des- 
templaseii  los  dientes;  lo  malo  está  en  que  el  tal  destemple 
(disonancia  de  las  cuerdas  de  un  instrumento)  consiste  en  «la 
sensación  áspera  y  desagradable  que  hace  en  la  dentadura 
el  ácido  fuerte  de  una  fruta  ó  de  otra  comida  agria,  ó  un 
ruido  escabroso,  como  el  que  se  causa  al  romper  tela  ó  rozar 
metal  ó  madera  fuerte,»  que  es  la  dentera. 

Ya  sabemos  que  en  castellano  unas  veces  salen  los  deriva- 
dos de  los  primitivos  extraños,  y  otras  de  los  ya  castellaniza- 
dos: dentera^  de  dens^  así  como  dentellar^  dentado,  dentadura^ 
dental,  dentar,  dentecer ,  dentecillo ^  dentejón,  dentellada^ 
dentellado,  dentellar^  dentellear^  dentellón^  denteznelo.^  den- 
tición^ denticular ^  dentículo,  dentífrico.,  dentista^  dentivano., 
dentón.,  dentudo.,  desdentado,  desdentar.,  endentado^  enden- 
tar., endentecer;  de  o^úq,  owno::,.,  odontalgia;  de  diente.,  sólo 
dientecico.,  dientecillo  y  dientecito.,  que  no  están  en  el  Diccio- 
nario, sin  duda  porque  no  suele  poner  los  diminutivos,  aun- 
que sí  se  encuentra  dentecillo. 

. . .  ¡  Ya  estaba  yo 
Rabiando  por  enseñarla 
Mi  regalo  !  —  ¡  Qué  dentera 
La  he  dado  !  —  ¡  Qué  rabia  !  —  ¡  Anda  ! 

i^Doii  Ventura  de  la  Yega — El  Hombre  de  Mundo.) 
DESTORNILLARSE  (de  risa). 

Des  tern  illa  rse . 

Por  mucho  que  se  tuerza  y  se  agite  y  se  dé  vueltas  el  que 
ríe,  difícilmente  se  ¿/^í¿'£7r;¿z7/rtr¿í/ supuesto  que  no  hay  tornillos 
en  el  cuerpo  humano,  aunque  abunda  la  gente  destornillada. 
Lo  que  sí  hay  es  ternillas.,  de  las  cuales  está  especialmente 
compuesta  la   laringe,  principal  órgano  de  la  voz. — Desterní- 


200  día 

liarse  de  risa,  equivale,  pues,  á  romperse  las  ternillas  á  fuerza 
de  reir. 

«Siempre  tenía  Gregorio  alg-una  travesura  que  contar  en  el  café  del 
Iris,  )'  todos  se  desternillaban  de  risa  oyéndole.» 

(Trueba — ¡Que  gracioso!. . .») 

«Porque  cada  día  tenía  Gregorio  una  nueva  broma  que  contarle  y 
con  qué  hacerle  desternillar  de  risa.» 

{Id.—Ibid.) 

No  estará  del  todo  mal,  sin  embargo,  cuando  D.  Antonio 
de  Valbuena,  exagerado  cuidador  de  los  fueros  de  la  lengua, 
emplea  la  palabra  destornillarse  en  la  traducción  de  la  obra 
de  Pablo  Féval  «Les  ¿tapes  d'  une  conversión.» 

«La  cosa  era  demasiado  fuerte.  El  capitán  gritó:  ¡Bravo!  y  la  fami- 
lia, tranquilizada,  hubo  de  destorjtillarse  de  risa,  en  tanto  que  los  tres 
comisarios  se  miraban  con  aire  lastimoso  al  írente  de  sus  constables 
aturdidos.» 

(Féval — Las  etapas.^  etc. — Primer  episodio:  La  viuerte  del  pa- 
dre—II  L  ) 

DESTRONCADO 


Además  del  significado  recto,  cortar  ó  derribar  un  árbol 
por  el  tronco,  no  tiene  el  verbo  destrojicar  otras  significacio- 
nes figuradas  que  la  de  cortar  ó  descoyuntar  el  cuerpo  ó  parte 
de  él,  y  la  de  arruinar  á  uno,  destruirle.^  embarazarle  sus 
negocios,  etc. 

Sin  duda  de  la  segunda  acepción  hemos  sacado  los  ecua- 
torianos la  de  descaecido.,  desfallecido  y  hasta  moribundo  ó 
mortecino^  que  atribuimos  al  adjetivo  destroncado. 

DIALECTO 


Lenguaje   que,    sin   ser  realmente  diverso  de  otro  ú  otros, 
difiere  de  ellos  en  algunos  accidentes  analógicos  y  sintácticos, 


día  201 

y  con  especialidad  en  lo  que  atañe  á  los  sonidos.  ||  Cada  uno 
de  los  lenguajes  particulares  de  esta  índole  que  se  hablan  en 
determinados  territorios  de  una  nación,  á  diferencia  de  la  len- 
gua general,  oficial  y  literaria  del  mismo  país. 

Acento^  modulación^  locuela^  iono^  según  los  distintos  ca- 
sos, denomínanse  el  modo  particular  de  hablar  de  cada  uno,  y 
el  metal  ó  tijnbre  de  voz,  más  ó  menos  agradable  ó  quizá  des- 
agradable, peculiar  de  cada  persona:  á  todo  lo  cual  nosotros 
llamamos  impropiamente  dialecto. 

DIARISMO 


\ 


Voz  que  diariamente  empleamos  en  la  América  española  y, 
según  sospecho,  aun  en  España;  pero  que,  á  pesar  de  lo  ex- 
presado, no  ha  obtenido  carta  de  naturaleza  de  parte  de  los 
señores  Académicos.  Y  probablemente  porque  nos  hemos 
acostumbrado  á  usarlo,  el  vocablo  nos  parece  irreemplazable. 
Periodismo  será  lo  relativo  á  publicaciones  periódicas  en  ge- 
neral, «ejercicio  ó  profesión  de  periodista»,  como  dice  el  Dic- 
cionario, limitando  el  significado  de  la  palabra  definida; 
mas  no  el  ejercicio  ó  profesión,  para  servirnos  de  los  mismos 
términos  académicos,  del  diarista.,  vocablo  sí  aceptado  en  el 
Léxico.  Hay  algo  más:  puede  ya  preverse  que  el  nombre 
periodismo  se  añejará,  acaso  quedará  arcaico  y  sin  uso,  pos- 
tergado, ó  tal  vez  sustituido  por  el  sustantivo  diarismo.  Nada 
de  cosas  periódicas,  esto  es,  que  requieran  un  lapso,  toleran 
desde  ahora  los  contemporáneos  de  la  electricidad  (no  ya  del 
vapor,  que  comienza  á  parecerles  cachazudo),  del  aire  líquido 
y  quién  sabe  de  qué  otros  agentes  que  de  hoy  á  mañana 
quizá  descubrirán  las  ciencias  de  magia  racional,  la  física  y  la 
química.  El  propio  diarismo  echa  ya  de  sus  raíces  brotes  que 
amenazan  secar  el  árbol  primitivo:  las  ediciones  múltiples  de 
las  hojas  diarias,  edición  de  la  mañana,  edición  de  la  tarde, 
acaso  edición  del  mediodía  ¿cómo  denominaremos  al  diario 
de  cada  cierto  número  de  horas?:  ¿bidiario?,  ¿tridiario.-' 

Diarista  sin  diarismo  no  es  posible,  y  si  aceptó  la  Acade- 
mia aquel  nombre,  debió  aceptar  también  estotro. 


DOM 


DOMINGO    SIETE   (Salir  con  un) 

A  quien  quiera  casi  que  se  le  pregunte  en  el  Ecuador  cuál 
es  el  primer  día  de  la  semana,  contestará  «el  lunes».  Lo  cual 
depende  de  que  desde  la  escuela  se  nos  enseña  á  repetir  los 
nombres  de  los  días  principiando  por  aquél,  que  según  lo  sabe 
el  mundo  entero  excepto  el  común  de  nuestras  gentes,  es  el 
segundo. 

Xo  solamente,  pues,  por  mentar  el  día  santo  entre  brujas 
y  diablos,  como  dice  el  Sr.  Cuervo,  cometió  desacierto  el 
tonto  aquél  que,  cuando  todos  en  el  aquelarre  cantaban 

— Lunes  y  martes 

Y  miércoles  tres, 
— ^Jueves  y  viernes 

Y  sábado  seis, 

añadió  y  domingo  siete, — sino  también  por  poner  en  séptimo 
lugar  el  día  primero  de  la  semana. 

En  español,  como  en  otros  idiomas,  el  domingo,  diman- 
che, dominica,  etc.,  está  dedicado  á  Dios  {Dominns);  en  ale- 
mán é  inglés,  al  astro  rey,  al  protector  de  la  tierra,  al  sol, 
sozmtagy  sunday  (sun'  s  dayj,  así  como  el  Innes^  Inndi^  lii- 
nedi^  monday,  montag,  etc.,  fue  consagrado  á  la  luna,  el  malo- 
tes, mar  di  ^  martedi^  á  Marte,  etc.;  lo  cual  viene  desde  los  ro- 
manos, que  daban  á  los  días  de  la  semana  la  designación  de 
Solis  dies,  Lnnae  dies.,  Mariis  dies^  etc. — Los  que  más  clara- 
mente señalan  el  orden  de  los  días,  son  los  portugueses  con 
su  segunda-feira  (el  lunes),  terca-feira  (el  martes),  qnarta- 
feira  (el  miércoles),  etc.;  pues  consideran  o  domingo  como 
primeira-feira . 

Se  cree  que,  por  aquello  de  haber  descansado  Dios  al  criar 
el  mundo,  el  séptimo  día,  éste  es  el  suyo,  dominica  dies.  Xo 
hay  tal:  el  de  reposo  fue  el  sábado,  sabbati  dies,  esto  es,  el 
día  del  schabbat^  descanso  sagrado  que,  conforme  á  la  ley  de 
Moisés,  los  judíos  debían  observar   el  día  séptimo.  Los  portu- 


DON  203 

gueses,  que  siguen  la  liturgia  cristiana,  al  menos  desde  el 
tiempo  de  San  Jerónimo,  feria  secunda,  feria  tertia^  feria 
qiiarta^  cambiaron  el  nombre  de  séptima  feria  con  el  de  sab- 
bado.  Su  nomenclatura,  por  tanto,  no  es  pagana,  como  son 
las  nuestras. 

De  lo  arriba  expresado,  se  deduce  que,  quienes  dicen  que 
el  lunes  es  el  primer  día  de  la  semana  y  el  domingo  el  último, 
salen  con  un  domingo  siete;  aunque  para  los  efectos  de  la  jo- 
glería^ cual  decían  antiguamente  en  España,  ó  del  jolgorio^ 
como  decimos  aún  en  el  Ecuador,  nuestros  artesanos  hagan 
tan  día  de  no  trabajar  el  domingo  como  el  lunes,  al  que 
algunos  llaman  domingo  chiquito,  y  otros  más  entendidos 
do7mngo  grande^  y  aun  San  Limes ^  día  muy  de  guardar...  del 
trabajo. 

Nuestro  salir  con  un  domingo  siete  equivale  á  las  locucio- 
nes españolas  irse  como  por  los  cerros  de  Ubeda^  ó  salir  con 
un  pie  de  banco ^  según  los  casos. 

DONA 


Probable  es  que  el  ambiente  de  democracia  que  envolvió  á 
las  nuevas  Repúblicas  hispanoamericanas,  en  seguida  de  su 
emancipación  de  la  Península,  originó  el  que,  como  despectivo 
respecto  del  título,  se  llamase  doñas  á  las  indias,  y  como  ade- 
hala á  las  viejas;  pues  las  jóvenes  han  sido  y  son  Jiítambras  ó 
tongas.  Y  tanto  nos  hemos  acostumbrado  á  la  denominación 
expresada,  que  hoy  tomamos  como  sinónimos  los  vocablos 
india  y  doña. 

¡Qué  diferencia  de  los  tiempos  en  que  se  compraba  por  los 
americanos  españoles  el  derecho  de  gastar  el  doji.^  En  el  Ar- 
chivo de  Indias  de  Sevilla  he  visto  una  orden  impartida  á  los 
Directores  del  Crédito  Público,  año  18 18  (Audiencia  de  Lima 
— Est.  ii5 — Caj.  6 — Legajo  2t, — Años  1771  á  182 5),  para  que 
recibiesen  mil  cuatrocientos  reales  de  vellón  de  cada  una  de 
ciertas  personas  de  nuestra  Presidencia  «por  haberles  conce- 
dido la  gracia  de  firmarse  con  el  distintivo  don.»  ¡Y  cómo  es 
cosa  para  desternillarse  de  risa,  después  de  haber  leído  las 
rendidas  solicitudes  para  el  logro  de  títulos,  y  las  informado- 


204  DUE 

nes  respectivas,  el  contemplar  la  estúpida  vanidad  de  los  su- 
cesores de  los  recurrentes,  que  en  días  de  vivos  y  de  despreo- 
cupación republicana,  se  vanaglorian  de  una  nobleza,  que  ni 
existió  entonces  en  sus  abuelos,  ni  vale  una  chita  hoy;  y  que, 
aun  cuando  hubiese  sido  cierta  antaño,  hogaño  se  han  empe- 
ñado en  hacer  desaparecer  los  descendientes  de  aquellos  sim- 
ples, con  la  falta  de  ilustración  y  hasta  de  educación,  mezquin- 
dad de  ideas,  y  ruindad  en  el  porte  social,  entremezclado 
todo,  eso  sí,  con  la  fatuidad  y  presunción  características  de 
los  tontos  de  capirote! 

¡Y  sin  embargo,  preciándose  de  la  antigüedad  de  su  ape- 
llido! Tan  antiguo  que  ha  desaparecido  de  la  haz  de  la  tierra 
á  manera  de  los  animales  antediluvianos,  como  los  megaterios 
y  mastodontes^  por  ejemplo;  conservado,  con  todo,  en  el  Ecua- 
dor, porque  éste  es  el  país  de  las  cosas  raras.  Preciándose 
igualmente  de  no  llevar  en  el  rostro  ni  el  color  bronceado  de 
los  americanos,  ni  el  negro  de  los  oriundos  del  África.  Mas 
esto,  de  puertas  afuera,  digamos;  que  hacia  adentro,  en  el  in- 
terior de  la  cabeza,  hay  oscuridad  y  negrura  y  tinieblas  de 
ignorancia  y  de  torpeza. 

¡Valientes  imbéciles  que  brillan  por  el  mérito  de  sus  caba- 
llos! Pescadores  de  riqueza  en  el  piélago  turbio  de  herencias 
infames  ó  de  matrimonios  consanguíneos,  que  precipitan  á 
más  honda  degeneración  una  raza  ya  envilecida. 

Pero  tienen  razón;  pues  así  y  todo,  en  países  sin  sanción 
ni  estímulos  nobles  de  ningún  género,  ocupan  puestos  visibles 
en  la  sociedad  y  aun  consiguen  ir  á  lugares  elevados  en  la  po- 
lítica: para  lo  que  les  sirven  admirablemente  las  cualidades 
negativas  que  poseen  con  prodigalidad. 

Por  lo  que  atañe  á  loe  expresados,  paréceme  completa- 
mente lógico  que  hubiese  pasado  el  don  á  los  indios  y  hasta  á 
los  indios  más  burdos. 

DUEÑO  (La) 

Ha  hecho  muy  bien  la  Academia  al  poner  en  artículo 
aparte  de  su  Diccionario  el  sustantivo  diieña^  sobre  todo  si 
quedan  todavía  en  España  personas  que,  como  aquí,  no  quie- 


DUR  205 

ren  por  nada  que  la  mujer  que  tiene  el  dominio  de  una  finca  ó 
de  otra  cosa  sea  diieña ^yT>\os  que  es  Dios,  la  llaman  /adueño; 
aunque,  en  verdad,  la  terminación  masculina  haya  sido  reser- 
vada sólo  para  poquísimos  casos,  como  por  ejemplo,  el  de  la 
frase  amorosa  dueño  mío  y  no  dueña  mía  que,  con  razón,  cita 
la  Academia.  Pero  sube  de  punto  el  adefesio  cuando  se  emplea 
el  femenino  con  el  artículo  masculino. 

Después  de  la  corrección  de  Cuervo  en  sus  Apíintaciones 
críticas^  no  tocaríamos  el  punto,  si  no  hubiésemos  leído  re- 
cientemente en  algún  periódico  el  defecto  censurado. 

«Por  echarla  de  remirados  y  pulcros  en  el  hablar»  escribe 
el  muy  erudito  filólog-o  mencionado,  «dicen  algunas  y  algunos: 
«yo  soy  la  dueño ^  tú  eres  la  dueño  de  la  casa...  Este  es  un 
error  garrafal,  porque  ó  se  considera  á  dueño  como  epiceno 
(esto  es,  como  significativo  de  los  dos  sexos  sin  variar  de  gé- 
nero gramatical),  y  entonces  hay  que  decir  «el  dueño  de  la 
casa  es  Diego,  el  dueño  de  la  casa  es  María»;  ó  bien  se  le  dan 
las  dos  formas  dueño ^  dueña.» 

«Pero  la  imagen  de  la  muerte  se  había  apoderado  de  sus  ojos,  y 
era  dueña  de  su  pensamiento.» 

{Selgas — Dos  muer  ios  vivos.) 
DURMIENTE 


Traviesa. 

Durmiente  es  el  madero  colocado  horizontalmente  y  sobre 
el  cual  se  apoyan  otros,  horizontales  ó  verticales.  Traviesa., 
además  de  otros  significados,  tiene  el  de  cada  uno  de  los  ma- 
deros que  se  atraviesan  en  una  vía  férrea  para  asentar  sobre 
ellos  los  rieles. 


3l=j|  igt=  --Jt=Jt: 


ECHARSE 

El  verbo  echarse  es  riquísimo  en  significados  como  activo; 
como  reflexivo  posee  algunas  acepciones,  entre  las  cuales  se 
hallan  apoyarse  con  todo  el  cuerpo  sobre  mía  superficie  hori- 
zontal,, y  tenderse  íino  vestido  por  ujl  rato  más  ó  menos  largo. 
Para  nosotros  es  perfecto  sinónimo  de  acostarse:  así  decimos 
«\'^oy  á  echarme,  ya  es  tarde.  Juan  está  todavía  echado.  Pe- 
dro desvístete  y  échate:  estás  enfermo.»  Ejemplo  el  último  en 
que  se  manifiesta  que  no  se  hará  lo  tal  sólo  por  un  rato  y  ves- 
tido. 

Hemos  oído  emplear  el  verbo  echarse  con  la  significación 
indicada,  en  muchos  lugares  de  Hispano  América, 

En  cuanto  á  la  locución  echar  en  tierra^  observa  el  señor 
Cevallos,  que  es  desembarcar  alguna  cosa;  cuando  se  quiere 
expresar  la  idea  de  que  se  ha  destruido  ó  arruinado  algo,  ó 
se  ha  rendido  ó  derribado  á  alguno  al  suelo,  hay  que  emplear 
otro  verbo  ú  otra  preposición:  dar  en  tierra,  echar   por  tierra. 

ELE 

Sospechamos  que  el  ele  de  nuestro  pueblo,  á  pesar  del  as- 
pecto de  interjección  ó  de  adverbio  que  toma  según  las  cir- 
cunstancias en  que  se  le  usa,  no  es  otra  cosa  que  el  hele  espa- 
ñol, ó  el  hele  ahí  contraído  y  contrahecho  en  elái.  En  efecto, 
se  halla  algo  que   se  ha  perdido,    y  se  exclama  ele;  nos   topa- 


2o8  EMB 

mos  con  alguien  á  quien  no  hemos  visto  algún  tiempo,  y  pro- 
rrumpimos en  «ele,  pues,  fulano.»  Y  aunque  para  manifestar 
extrañeza  ó  admiración  el  pueblo  emplea  también  su  ele  enfá- 
tico, con  todo  creemos  que  no  es  sino,  conforme  lo  hemos  di- 
cho, la  expresión  arriba  anotada. 

ELECCIONARIO 

Hablamos  mucho  y  frecuentemente,  y  con  razón  y  como 
justa  aspiración  de  republicanos,  de  libertad  eleccionaria. 
Está  muy  bien;  pero  no  lo  está  el  adjetivo,  ya  que  lo  pertene- 
ciente á  la  dignidad  ó  á  la  calidad  de  elector,  lo  relativo  á  elec- 
tores.ó  elecciones,  es  electoral. 

La  Libertad  Electoral  se  denominaba,  por  esto,  un  diario 
fundado,  para  defender  esa  basa  de  las  instituciones  democrá- 
ticas, en  la  sensata  República  de  Chile,  donde  la  única  revolu- 
ción que  ha  perturbado  después  de  muchos  años  la  paz  in- 
terna fué  motivada  por  la  necesidad  ineludible  de  hacer  que  la 
república  fuese  república,  merced  á  la  obtención  de  lo  que  por 
excelencia  la  constituye:  la  libertad  electoral.  Enemigos  en 
principio  de  toda  revolución,  juzgamos  no  obstante  que,  si 
Chile  obtuvo  de  la  que  tan  hondamente  le  conmovió  no  há 
mucho,  la  libertad  del  sufragio,  no  se  pueden  considerar  como 
un  despilfarro  el  centenar  de  millones  de  pesos  y  la  vida  de 
diez  mil  ciudadanos  que  costó  aquella  inestimable  conquista. 
— Bélgica  trata  de  afirmar  aun  más  la  libertad  electoral  y  sus 
benéficas  consecuencias  por  medio  del  voto  plural,  concedido 
á  gentes  exentas  de  las  venalidades  que  ocasionan  la  ignoran- 
cia y  la  miseria. 

¡Cómo  aseguraríamos  la  paz  interior  los  ecuatorianos,  si 
gozásemos  de  la  libertad  indispensable  para  elegirnos  los  go- 
bernantes, escogiéndolos  entre  los  ciudadanos  más  patriotas, 
inteligentes  y  honorables! 

EMBARCARSE  (en  coche) 

Los  pueblos  de  la  costa  son  en  todas  partes  los  primeros 
que  gozan  de  los   descubrimientos,    inventos   y  comodidades 


I 


EMB  209 

del  progreso;  y  por  lo  mismo  nuestras  ciudades  de  cerca  del 
mar,  g-ran  camino  del  universo,  lian  debido  poseer  carruajes 
antes  que  las  ciudades  serraniegas.  Acostumbradas  aquéllas  á 
los  barcos,  vehículos  flotantes  apropiados  á  sus  necesidades, — 
por  razón  de  similitud  entre  el  ir  en  coche  y  el  ir  en  barco, 
llamaron  naturalmente  embarcarse  á  aquello  como  á  esto.  De 
allí  debió  de  trasmitirse  al  lenguaje  de  los  habitadores  de  la 
sierra  el  verbo  de  que  tratamos. 

Cierto  que  por  catacresis,  así  como  se  dice  ir  á  caballo  en 
muía,  instar  montis  eqititm  cedificant,  podría  decirse  embar- 
carse en  coche;  pero  esta  manera  de  expresarnos  no  hace  falta, 
pues  subir  en  coche^  para  la  acción  inicial,  é  ir  en  coche  ex- 
presan sencilla  y  perfectamente  la  idea,  sin  necesidad  de  figu- 
ras retóricas. 

Y  á  propósito  de  embarcarse  en  coche ^  como  decían  los  qui- 
teños especialmente  cuando  se  vio  rodar  el  primer  carruaje,  ó 
mejor  dicho,  dar  tumbos  por  nuestras  escabrosas  calles,  se  nos 
viene  á  la  memoria  que,  en  la  época  memorada,  hubo  conce- 
jal que  opinó  que  los  trastejos  de  ruedas  debían  ser  prohi- 
bidos severamente  como  productores  de  terremotos  artificiales 
que  convertirían  en  escombros  nuestra  linda  ciudad.  La  poli- 
cía, por  consecuencia,  impidió  la  salida  de  cubil  del  monstruo 
destructor;  y  en  cierta  ocasión  que  fué  desobedecida,  impuso 
una  multa  al  dueño  de  la  alimaña,  quien  conservaba  en  marco 
y  bajo  vidrio,  hasta  no  há  mucho,  la  papeleta  de  imposición 
de  la  referida  multa. 

Lo  cual  á  su  vez  trae  á  la  memoria  que  en  España  se  pro- 
í  hibió  hacia  iSyy  el  uso  de  coches  «por  ser  perjudiciales  á  la 
hacienda,  caballería  y  honestidad»;  y  esto  á  pesar  de  que  lle- 
vaban treinta  y  un  años  de  pacífica  posesión  en  las  polvorien- 
tas calles  de  algunas  de  las  ciudades  españolas,  pues  el  primer 
carruaje  fué  introducido  hacia  1546  en  tiempos  del  César  Car- 
los V. — Casi  un  siglo  más  tarde  se  establecieron  en  Madrid  los 
coches  de  alquiler  ó  simones^  cuyo  nombre  proviene  de  Si- 
món González,  á  quien  junto  con  Diego  de  Robledo,  se  les 
hizo  merced,  por  provisiones  reales  de  1639  >'  i^40i  del  es- 
tanco de  alqtiilar  coches  de  riia  con  caballos. 

En  Francia  proviene   el  nombre  yírtcr^  de  la   efigie  de  San 

14 


2IO  EMP 

Fiacro,  que  adornaba  el  pórtico  de  la  casa  de  la  cual  partían, 
en  París,  los  primeros  birlochos  de  alquiler.  Pascal  suminis- 
tró la  idea  de  fundar  el  servicio  de  carruajes  públicos.  La  pa- 
labra fiacre^  que  no  está  en  el  Diccionario  castellano,  fué 
usada  por  L.  Moratín: 

«Me  parece  que  ni  \o<s,  Jiacres...» 

(Cari,  pj  .J 

EMBAYADO 

La  persona  enojada  y  enfadada  con  poco  motivo,  bejín. 

«Bejín.  Especie  de  hongos  redondos  y  huecos  que  fácilmente  se 
rompen  y  sueltan  un  polvo  negro.  Unos  dicen  que  se  llaman  bejines.,  be- 
xines,  de  su  semejanza  con  una  vejiga;  y  otros  del  latín  v:sium,  vento- 
sidad, por  haberse  comparado  el  sonido  apagado  que  despiden  al  rom- 
perse con  el  de  las  ventosidades.  Ksto  último  parece  lo  cierto,  y  lo 
confirman  las  denominaciones  vulgares  lykoperdon  del  griego,  pet  de 
Ilop  del  catalán,  y  vesse-de-lotLp  del  francés.— 7-Metafóricamente  paso  be- 
jín á  significar  el  niño  rjue  se  hincha  de  enojado,  y  después  de  haber 
hecho  puclieros,  dispara  en  llorar. ^> 

(Monlau — Diccionario  etimológico  de  la  lengua  castellana.) 
EMBAYARSE 


Con  sobrada  justicia,  el  Breve  catálogo  de  errores  en  orden 
á  la  lengua^  dice:  «Embayarse — Será  ponerse  ó  hacerse  bayo. 
¡Allá  se  lo  hayan! — Enojarse.^  molestarse.» 

EMBONAR 


Usase  por  empah/iar.,  ensamblar. 
EMPAÑETADO,    EMPAÑETAR 

Hay  un  nombre  y  un  verbo  de  lenguaje  común,  y  otro 
nombre  y  otro  verbo  técnicos  de  albañilería,  cuyas  significa- 


EMP  211 

clones,  con  pequeña  diferencia,  son  las  que  damos  á  los  voca- 
blos arriba  escritos:  enlucido  y  enlucir,  j aliar  r  o  y  jaharrar. 

E)ilíicido — Capa  de  yeso,  estuco  ó  argamasa  que  se  da  á 
las  paredes  para  que  desaparezcan  las  desigualdades  ó  junturas 
de  los  materiales  con  que  fueron  construidas. 

Enlucir  —  Poner  una  capa  de  yeso  ó  argamasa  á  las  paredes 
ó  techos  de  un  edificio. 

Jaliarra — Acción  y  efecto  de  jaharrar. 

Jaharrar — Allanar  la  pared,  igualándola  con  yeso  ó  arga- 
masa y  raspándola.   Del  árabe  djaiyár,  cal,  djaiyara^  encalar. 

EMPAQUETADO,  EMPAQUETAR,  SE 

Del  vocablo  de  uso  familiar  paquete:  sujeto  que  sigue  con 
rigor  las  modas  y  va  muy  compuesto;  ó  del  sustantivo  igual- 
mente familiar  empaque:  traza  y  aspecto  de  una  persona,  se- 
gún los  cuales  nos  gusta  ó  desagrada  á  primera  vista;  debemos 
de  haber  formado  el  verbo  empaquetar,  se^  á  saber,  ataviar, 
adornar  á  una  persona  ó  adornarse  ella  propia  con  esmero, 
acicalarse,  ó  familiarmente  emperejilar,  se^  ponerse  veinti- 
cinco alfileres  ó  con  todos  sus  aljíleres;  y  de  allí  mismo  el  nom- 
bre empaquetado^  da,  con  que  calificamos  á  los  ó  las  elegantes, 
y  en  especial  á  los  individuos  llamados  con  voz  española,  to- 
mada del  francés,  petimetres.  Xo  sé  si  el  barbarismo  empaque- 
tado corresponda  también  álos  vocablos  castellanos  pisavei^de., 
barbilindo  y  barbilucio. 

EMPECINADO 


Esta  palabra,  en  el  sentido  que  la  empleamos  los  ecuato- 
rianos, es  un  tropo  de  otro  tropo.  Con  efecto:  á  los  naturales 
de  Castrillo  de  Duero,  llaman  ó  llamaban  en  España,  los  em- 
pecinados, á  causa  de  poseer  aquel  lugar  un  arroyo  de  aguas 
peceñas.,  que  denominaban  pecina.  Por  antonomasia  apellida- 
ron el  Empecinado  al  célebre  guerrillero  don  Juan  Martín,  na- 
cido en  Castrillo;  y,  sin  duda,  por  el  tesón  de  este  heroico 
defensor  de  la  independencia  española,  damos  en  nombrar 
empecinados  á  todos  los  que  manifiestan  grande  firmeza  y  cons- 


212  EMP 

tancia  en  lo  que  se  proponen.  Así  decimos:  «don  Pedro  está 
empecinado  en  ser  presidente,  Antonio  empecinado  en  seguir 
su  pleito»,  etc.  Equivale,  pues,  ?l  porfiado,  obstinado,  encapri- 
chado, y  aun  vale  más  que  estos  calificativos. 

O  pudiera  ser  que  nuestro  empecinado  proviniese  de  la 
propiedad  pegajosa  de  la  pez,  difícil  de  desprenderse  de  la 
mano  ó  de  algún  objeto,  como  la  porfía,  obstinación  ó  capri- 
cho del  individuo  que  los  posee. 

Empecinado ^  según  el  Léxico,  es  sólo  el  que  por  oficio 
saca  ó  fabrica  la  pez,  ó  el  que  trata  en  ella. 

EMPIPADA 


¿Se  dirá  porque  llaman  pipa  á  la  barriga? 
Dígase  atracón,  hartazgo. 

EMPIPARSE 

Don  Rufino  J,  Cuervo  pone  en  la  Lista  de  voces  que  se  de- 
rivan de  raíces  castellanas  y  no  lo  son  ellas  mismas,  el  verbo 
apiparse,  (|ue  corrige  hartarse^  atracarse.  Con  ellos  reempla- 
zan el  doctor  Cevallos  y  el  señor  Rodríguez  el  empiparse.,  que 
decimos  los  ecuatorianos  y  chilenos. 

Sin  embargo,  es  de  uso  común  y  familiar  en  España  el 
verbo  empiparse  en  la  acepción  de  hartat^se.  También  empi- 
pado en  la  significación  fig.  de  harto. 

EMPLUMAR, 

Iin  vez  de  huir.,  fugarse.,  etc.,  parece  que  es  defecto  de 
significación  común  en  Sud  América;  pues  lo  corrigen  el  señor 
Cuervo,  el  doctor  Cevallos  y  don  Zorobabel  Rodríguez. 

El  Diccionario  áeñn^  emplumar  poner  plumas  en  una  cosa, 
ya  sea  para  adorno,  como  en  los  morriones  y  sombreros;  ya 
para  que  vuele,  como  en  la  saeta;  ya  para  afrentar,  como  se 
hacía  con  ciertas  mujeres. 

En  el  sentido  de  enviar  se  usa  en  España:  Lo  emplumaron 
á  Ceuta. 


ENA  213 

EMPOTRERAR 

Dígase  herbajar^  apacentar  ó  meter  uno  sus  ganados  en 
una  dehesa  ó  prado  para  que  pasten.  ||  n.  Pacer  ó  pastar  el 
ganado.    U.  t,  c.  a. — También  se  dice  herbajear  y  endehesar. 

EMPRETECER 


Ennegrecer . 

Decimos  que  se  empretece  el  que,  por  vivir  á  la  intemperie 
ü  otra  causa,  pierde  el  color  blanco  de  la  piel. 

Preto^  como  sustantivo,  en  portugués  se  dice  al  hombre 
•etíope  ó  de  color  negro,  de  donde  probablemente  hemos  sa- 
cado nuestro  verbo.    O  acaso  vendrá  de  prieto. 

EMPUÑADURA 


Asienta  el  Diccionario  que  es  la  guarnición  ó  puño  de  la 
espada;  la  pieza  que  guarnece  la  parte  superior  del  bastón, 
pnño.  Lo  mismo  deben  llamarse  las  del  paraguas,  quitasol, 
sombrilla,  aunque  no  lo  diga  la  Academia. 

«La  raíz  es  como  un  palo,   ó  como  un  bastón  sin  puño  ni  contera.» 
(Monlau — Rudimentos  de  etimología.) 

ENALFOMBRADO 

Hablamos  ya  de  cierta  mina  para  la  obtención  ilimitada  de 
vocablos  nuevos,  flamantes,  gracias  á  las  preposiciones  inse- 
parables en  ó  zV/,  y  des^ — mina  á  la  que  pertenecen  enalfom- 
brado y  enalfombrar.^  en  vez  de  alfombrado  y  alfombrar; 
enconfitado  y  enconjiiar .,  sustitución  de  confitado  y  confitar; 
entechado  y  entechar.,  entejado  y  entejar.^  con  que  reemplaza- 
mos techado  y  techar.,  tejado  y  tejar ^  etc. 


214  ENC 

ENANCADO 


La  natural  tendencia  á  la  concisión  nos  ha  hecho  reempla- 
zar la  perífrasis  ir  á  ancas  ó  á  las  aricas  con  el  verbo  enancar 
ó  enancarse',  ir  una  persona  en  las  ancas  de  la  caballería  que 
monta  otra  persona. 

ENCALMARSE 

Sofocarse  las  bestias  por  trabajar  mucho  cuando  hace  de- 
masiado calor  ó  están  muy  gordas  es,  ciertamente,  diverso  de 
enviagrarse  ó  enflaquecerse  por  morriña,  anorexia  ú  otro  mo- 
tivo. 

l^or  esto  Ercilla,  en  La  Araucana^  parte  I,  Canto  VI,  des- 
pués de  describir  un  prolongado,  tenaz  y  sangriento  combate 
en  la  cuesta  de  Andalicán,  agrega  que 

F'loxos  ya  los  caballos  y  encalmados, 
Los  bárbaros  por  pies  los  alcanzaban, 
Y  en  los  rendidos  dueños  derribados, 
La  fuerza  de  los  brazos  ensa3'aban. 

ENCAMOTADO,  ENCAMOTARSE, 

Los  que  los  oigan  en  el  Ecuador,  tradúzcanlos  ejiamnrado^ 
enamorarse.  Quién  sabe  qué  afinidad  tendrá  con  el  Niño  de 
las  flechas  el  camote  (batata) — bueno  más  bien  para  cataplas- 
mas desinflamantes,  que  para  algo  que  enardezca, — cuando 
de  su  nombre  se  han  formado  las  voces  anotadas. 

Averigüelo  Vargas. 

ENCANIJADO  ,    ENCANIJAR 

Canijo^  Ja,  adjetivo  familiar,  que  se  usa  también  como  sus- 
tantivo, y  que  es  igual  á  débil,  enfermizo.  Encanijar.^  poner 
flaco  y   enfermizo;    dícese  más   comunmente  de  los  niños;  en- 


ENC  215 

raagrecer,  adelgazarse  como  una  caña,   caiina^   de  donde  viene 
canijo. 

Acaece  que  se  pone  tesa  la  persona  que  se  hiela,  y  por 
consiguiente,  como  un  madero  ó  un  tallo  cualquiera,  inclu- 
sive la  caña;  pero  no  hemos  de  sacar  de  ahí  que  encaiiijai's'e 
valga  tanto  como  arrecirse  ó  aterirse^  ni  que  encanijado^  que 
en  ecuatoriano  reemplaza  á  canijo^  tenga  la  significación  de 
aterido  ó  arrecido^  ó  pasmado  ó  entumecido  por  exceso 
de  frío. 

ENXARADO 


Encarar^  encararse^  no  tienen  otras  acepciones  que  la  de 
ponerse  uno  cara  á  cara,  enfrente  y  cerca  de  otro;  y  con  los 
nombres  saeta ^  arcabuz^  etc.,  la  de  apuntar,  dirigir  á  alguna 
parte  la  puntería. 

El  participio  encarado^  aunque  pasivo  por  su  terminación, 
activo  por  la  significación,  no  expresa  otra  cosa,  en  conse- 
cuencia, sino  que  un  individuo  está  enfrente  de  otro,  esto  es, 
vis-á-vis ^  como  se  diría  en  francés;  aunque  quizá  la  acción  del 
que  se  encara  no  sea  tan  urbana  como  da  á  entender  la  acaso 
deficiente  definición  del  Diccionario.  Significa  también  que 
la  escopeta  ú  otra  arma  está  dirigida  ó  apuntada  á  alguna 
parte. 

Nos  expresamos,  pues,  impropiamente,  cuando  decimos 
que  Fulano  es  mal  encarado.  Por  mala  ó  terrorífica  que  sea  la 
cara,  la  partícula  en  está  de  más.  Carado^  con  los  calificativos 
bien  ó  mal:  que  tiene  buena  ó  mala  cara. 

Que  en  la  baranda  apoyado, 
Al  occidente  ejicaróse, 
Gran  rato  permaneciendo 
En  una  actitud  inmoble. 

(Saavedra — Una  noche  de  Madrid — Romadice  II,  La  Meditación.) 

«Y  tan  presto  se  levantó  un  cochero  viejo  de  aquéllos,  barbinegro 
y  mal  carado,  y  dijo...» 

(Quevedo — Las  zahúrdas  de  Pintón.) 


2i6  ENC 

El  Diccionario  de  1899  acepta  ya  el  adjetivo  que  estudia- 
mos, como  equivalente  á  carado.  Bastaba  con  uno  de  los  dos. 
Ojalá  la  Academia,  en  vez  de  multiplicar  sinónimos,  destinase 
los  lugares  respectivos  de  su  libro  á  acoger  neologismos  ame- 
ricanos indispensables,  como  son  los  que  significan  cosas 
nuevas. 

ENCARNE 


El  color  de  carne  con  que  se  pintan  los  rostros  de  las  figu- 
ras humanas,  se  llama  encamación. 

Encarne^  término  cinegético,  significa  primer  cebo  que  se 
da  á  los  perros,  de  la  res  muerta  en  montería.  Regularmente 
suele  ser  de  las  entrañas  y  la  sangre. 

ENCARCELAMIENTO 

Encarcelación^  acción  y  efecto  de  encarcelar. 

ENCARPETAR  " 

La  frase  figurada  dar  carpetazo., — suspender  en  las  secre- 
tarías la  resolución  de  alguna  solicitud,  no  dándole  curso, — 
ha  sido  reemplazada  por  nuestros  oficinistas  con  el  verbo  en- 
carpetar., reemplazo  que  no  ocasiona  sino  una  disminución  en 
la  fuerza  de  la  expresión;  pues  encarpetar  es  guardar  papeles 
en  carpetas,  cosa  que  sucede  también  con  el  recurso  ó  memo- 
rial que  se  desea  varar.,    es  decir,    tenerlo  varado  ó  detenido. 

Está  bien,  pues,  dar  á  conocer  la  expresión  propia;  aun- 
que sin  censurar  el  uso  del  verbo,  castellano  y  aplicable  al 
caso  referido. 

ENCENEGARSE 

Encenagarse. 
Como  natural  consecuencia  de  denominar  ciénega  á  la  cié- 


ENC  217 

naga  y  cenegal  al  cenagal,  decimos  encenegarse  en  vez  de  ence- 
nagarse. 

«Anfibio  monstruoso  que  brota  de  las  orillas  encenagadas  del  Rhin, 
entre  Strasburg"0  y  Maguncia.-» 

(Castro  y  Serrano — El  Libro.) 

Quiere  aquélla  el  descanso,  y  en  el  lodo 
Nos  hunde  perezosa  y  encenagada. 

(Espronceda — El  Diablo  Mundo.) 

EXCOXTRAR 

La  Academia  ha  resuelto,  gracias  á  Dios,  la  antigua  cues- 
tión relativa  á  la  diferencia  entre  los  verbos  encontrar  y 
hallar. 

Encontrar.  Topar  una  persona  con  otra  ó  con  alguna  cosa 
que  busca. 

Hallar.  Dar  con  una  persona  ó  cosa  sin  buscarla.  Lo  que 
está  de  acuerdo  con  la  acepción  de  hallazgo. 

Hase,  pues,  sentenciado  el  pleito  en  favor  de  Orellana; 
sólo  que  en  definitiva,  según  los  señores  Académicos,  ha- 
llar y  enco7itrar  significan  lo  mismo.  Véanse  la  segunda 
acepción   de  encontrar  y    la  ídem  de  Jiallar. 

Lo  cual  es  tan  terminante  como  aquello  de:  «Unos  dicen 
que   sí,  otros   que  no;  yo  soy  de  la  misma   opinión.» 

EXCUARTELADO 


Dígase  acuartelado. 

Í       «Donde  fen  los  pueblos  del  Xapoj  Gonzalo  Pizarro  fué  á  ser  testig-o 
de  la  destrucción  de  unas  sesenta  casuchas  del  lugar  en  que  se    hallaba 
acuartelado.» 
I 


(Cevallos — Resumen  de  la  Historia  del  Ecuador.) 


2i8  .  ENC 

«Mas  fracasó  la  empresa  de  los  republicanos,  porque  no  les  secun- 
daron en  el  asalto  los  que  debían  acometer  á  las  tropas  de  Santa  Fe  y 
Cuenca,  acuarteladas  pared  en  medio  con  las  otras.» 

(HH.  de  las  EE.  CC. — Compendio  de  la  Historia  del  Ecuador.) 

Aciiarielar.  a.  Poner  la  tropa  en  cuarteles.  U.  t.  c.  r. — No 
encuartelar. 

ENCULECARSE,  ENCLUECARSE 

Dígase  enclocarse,  encloqiiecerse.  Así  como  de  las  gallinas 
y  otras  aves,  que  dejan  de  aovar  y  se  ponen  idóneas  para  em- 
poUac,  se  ha  de  decir  que  están  cluecas  y  no  culecas. 

ENCURTIR 


Anotada  la  diferencia  entre  encurtir  y  curtir,  se  verá  que 
no  puede  usarse  indistintamente  el  uno  por  el  otro. 

Encurtir,  define  la  Academia,  hacer  que  ciertos  frutos  ó 
legumbres  tomen  el  sabor  del  vinagre  y  se  conserven  mucho 
tiempo  teniéndolos  en   este  líquido.   Es  siempre  verbo  activo. 

Curtir,  adobar,  aderezar  las  pieles.  Figuradamente  se  usa 
también  como  reflexivo,  endurecer  ó  endurecerse  el  cutis  de 
las  personas  que  andan  á  la  inclemencia.  ||  Acostumbrar  á  uno 
á  la  vida  dura  y  á  la  intemperie. 

Encurtidos  son,  por  tanto,  los  frutos  ó  legumbres  qae  se 
han  tenido  en  vinagre;  y  curtidos.,  el  cuero  aderezado  comun- 
mente con  tanino,  el  cutis  endurecido  por  el  sol  y  el  aire,  y  la 
persona  acostumbrada  á  la  vida  dura  y  á  las  inclemencias  del 
tiempo. 

ENCHAPARRARSE 


Embosquecer . 

Es  decir,  cubrirse  de  bosque  un  terreno.  Hacerse  bosque, 
ó  boscaje,  ó  espesura. 


END  219 

ENCHISPADO,    ENCHISPAR,    ENXHISPARSE 

El  que  se  pone  alegre  ó  casi  embriagado  por  el  licor,  está 
achispado  ó  chispo  (adjetivo  familiar).  El  verbo  castizo  es 
achispar^  que  se  usa  más  como  reflexivo,  según  lo  anota  la 
Acadeiiiia. 

Los  sinónimos  de  las  voces  expresadas  son  múltiples  en  el 
Ecuador;  pues  no  solamente  los  aficionados  se  achispan^  pillan 
una  jnoiía^  se  eniborrachaii^  se  embriagan^  se  les  sube  el  Jituno 
á  la  chimenea^  etc.,  sino  que  se  ponen  jiunos^  ó  "¡¡^  juman ^  se 
emperican^  se  tneten  perica^  se  rascan^  están  hebreos^  se  en- 
7nonan^  y  por  fin,  se  chiinian^  que  es  la  expresión  más  usada 
por  nuestro  pueblo. 

Naturalmente,  hay  diversos  grados  de  rnona^  entre  el  ale- 
grarse y  el  estar  hecho  tina  uva. 

ENDENANTES 


El  señor  Cevallos  corrige  este  adverbio,  anticuado  en  Es- 
paña conforme  lo  dice  el  Diccionario  de  la  Real  Academia; 
pero  en  pleno  uso  entre  los  ecuatorianos.  Propone  el  mencio- 
nado señor,  para  substituir  á  endenantes^ — antes^  enantes^  de- 
nantes  y  deantes.  Mas  hay  que  notar  que  los  adverbios  de 
tiempo  enantes.,  enajtte.,  denantes  y  deantes.,  son,  lo  mismo  que 
la  voz  corregida,  arcaicos  y  además  no  sinónimos. 

Véanse  las  diferencias,  según  Garcés: 

«i.°  Deantes.,  denantes. — Diferenciase  este  primer  adver- 
bio del  segundo  con  mostrarnos  estado  ó  cosa  que  se  ha  inte- 
rrumpido y  vuelve  á  su  ser. 

«Al  tercer  día  tornó  á  ser  dellos  (escrúpulos)  combatido  como 
deantes.» 

(Ribadeneira — Y  ida  de  Safi  I  guiado,  lib.  1 ." ,  cap.  ó.") 

«Quedándose  tan  entero  y  tan  grande  como  deantes.» 

(Gra?iada — Guia.  Libro  i.'',part.  2.^,  cap.  2p.) 


220  END 

«Abrazó  (Corchuelo)  al  Licenciado  y  quedaron  más  amigos  que 
deantes. » 

(Cervantes  en  el  Ing.  Hid.,  part.  i ." ,  lib.  4  °,  cap.  2p.) 

2.°  Asienta  el  segundo  sobre  dicho  ó  palabra  proferida 
poco  antes: 

«Le  volvió  á  preguntar  (Dorotea  á  doña  Clara)  qué  era  lo  que  le 
quería  decir  denantes.  » 

{Ce7'vantes  e?i  el  Ing.  Hid.,  part.  1  .^ ,  lib.  4.",  cap.  4J.) 

«Aunque  denantes  dixe  que  yo  era  Licenciado,  no  so}^  sino  Ba- 
chiller.» 

{El mismo^  part.  /.*,  lib.  j.",  cap.  ¿p.) 

«Denantes  le  oí  hablar  (al  Mayordomo)  y  no  pareció  sino  que  la 
voz  de  la  Trifaldí  me  sonaba  en  los  oídos,» 

(jE I  mismo,  part.  2!^,  libro  7.°,  cap.  4S.)  » 
(Garce's — Del  vigor  y  elegancia  de  la  lengua  española.) 

Antes  no  denota  tiempo  limitado  respecto  de  la  anteriori- 
dad: exprésalo  mucho  ó  poco,  según  los  casos. 

«Talaba  nue;stras  tierras  (el  Rey  moro),  trocado  en  atrevimiento  el 
temor  y  miedo  que  los  moros  tenían  antes.» 

{Mariana — Historia  de  España.) 

En  cuanto  á  enantes.,  no  citado  tampoco  por  Garcés,  el 
Diccionario  dice  que  equivale  á  antes.,  primera  acepción, — 
adverbio  que  denota  prioridad  de  tiempo  ó  lugar, — pero  lo 
tacha  de  anticuado,  aun  cuando,  agrega,  se  usa  todavía  entre 
la  gente  del  pueblo. 

Tal  cual  lo  afirman  los  Académicos  lexicólogos,  está  á  la 
verdad  el  vocablo  en  los  escritores  castellanos,  como  puede 
verse  en  el  siguiente  ejemplo: 

¡O  ínclito  Conde!  quisiste  tan  fuerte 


I 


ENF  221 

Tomar  con  los  tuyos  enantes  la  muerte 
Que  con  tu  hijo  gozar  de  la  vida. 

(Jua?i  de  Mena — El  Laberinto.) 

Endenantes.^  adv.  t.  ant.  Antes. 

No  estaba,  pues,  en  lo  justo,  don  José  Joaquín  ^lora, 
cuando  al  nivel  del  despeluzo  causado  por  el  empleo  del  den- 
trar  y  del  asco  producido  por  los  regüeldos  de  gentes  incul- 
tas, ponía  el  desagrado  que  le  ocasionaba  el  endenantes  de  los 
chilenos,  al  alejarse  de  quienes  tenía  el  contento  de  no  oir  ya 
más 

El  dentrar  y  el  efidenantes 
Y  los  reg-üeldos  sonantes 
Del  Señor  de  la  Calera. 

ENDOSE 

Endorso^  esto  es,  en  el  dorso.,  revés  ó  espalda, — que  es 
donde  comunmente  se  escribe  la  cesión  ó  traspaso  que  se  hace 
de  una  letra,  vale  ó  pagaré  á  favor  de  otro. 

Endoso  no  es  sino  la  propia  voz  sincopada. 

El  nuevo  Vocabulario  acepta  ya  endose  y  conserva  endoso 
y  endorso.  Véase  lo  dicho  al  fin  del  párrafo  acerca  de  Enca- 
rado. 

ENFERMARSE 


No  es  reilexivo.  Juan  enfermó.,  no  se  enfermó. 
ENFERMOSO 

Dígase  enfer}ni20. 
ENFLORAR 

No  hay  en  el  Diccionario;  pero  sí  florar.,  florecer  y  hasta 
el  anticuado  enflorecer . 

No  obstante,  hallo  en  Lope  de  Vega: 


222  ENQ 

Mayo  los  campos  enflora. 

(S.  Diego  de  Alcalá.) 

ENGANGREXARSE 

Decimos,  cuando  no  caer  cáncer.^  á  gangrenarse  (Fpaívto  ó 
Ypáoj,  consumir,  comer),  morirse  parcialmente,  desorganizarse, 
pudrirse  una  parte  blanda  del  cuerpo  animal.  Cuando  la  gan- 
grena., niortijicación  ó  extinción  de  la  acción  orgánica  ataca 
todo  un  miembro  ó  un  órgano  compuesto  de  varios  tejidos, 
muscular,  nérveo,  óseo,  etc.,  toma  el  nombre  de  esfacelo 
(l'^axcXo:). 

Según  algunos  autores,  la  palabra  gangrena  vendría  de  la 
voz  céltica  gan.,  que  significa  lo  mismo. 

ENGASTAD  O  R 


Es  el  que  encaja  y  embute  una  cosa  en  otra,  como  una 
piedra  preciosa  en  oro  ó  plata. 

El  soldado  que  va  á  la  cabeza  del  batallón,  destinado  á 
franquear  el  paso  en  las  marchas,  para  lo  cual  lleva  pala,  ha- 
cha ó  pico,  se  llama  gastador.,  no  engastador^  como  decimos 
los  ecuatorianos,  sin  duda  para  diferenciar  al  dicho  soldado  de 
la  persona  gastosa. 

Y  con  siete  mil  soldados, 
Dignos  que  el  sol  los  envidie. 
Sin  la  chusma  y  gastadores, 
Izaron  ^elas  sutiles. 


(Fr.  Gabriel  Té  lies — Marta  la  Piadosa.) 


ENGATILLAR 


Probablemente  hemos  formado  de  gatillo;  bajar  la  cabeza 
el  caballo,  arrimando  la  boca  al  pecho,  encapotar.  Si  por 
engatillar  se  entiende  ponerse  erguido  y  elegante:  enga- 
llarse. 

Engatillado.^  en  castellano,  es  lo  que  nosotros  denominamos 


ENQ  223 

cargado  ó  cogotudo  en  los  toros  y  caballos,  esto  es,  que  tienen 
gran  cerviguillo  ó  sea  que,  como  dice  el  Diccionario,  tienen  el 
pescuezo  grueso  y  levantado  por  la  parte  superior. 

EN  GESTAD  O 


Agestado. 

De  a  y  gesto.,  que  no  equivale  á  ceíio.,  ni  solamente  á  mueca., 
sino  expresión  del  rostro  según  los  diversos  afectos  del  ánimo, 
buena  ó  mala:  btieii  gesto.,  mal  gesto. 

«Estaba  un  hombre  en  Francia,  llamado  Pedro  el  hermitaño,  natu- 
ral de  la  ciudad  de  Amiens,  de  sangre  noble,  y  que  seguía  la  milicia,  si 
bien  era  de  pequeño  cuerpo  y  mal  agestado;  de  manera  que  era  al  pa- 
recer despreciable.» 

(Sandoval — Crónica  ge7ieral  de  España.) 

«Fué  alto  de  cuerpo  (Dun  Juan  IIj  v  de  grandes  miembros;  pero  no 
de  buen  talle,  ni  de  grande  fuerza,  de  biieti  gesto.,  blanco  é  rubio,  los 
hombros  altos,  el  rostro  grande,  de  habla  arrebatada,  sosegado  é 
manso,  muy  mesurado  é  lleno  en  su  palabra. v^ 

{Pe'rez  de  Guzmdii — Generaciones  y  semblanzas.^ 

Si  gran  fortaleza  templanca  y  saber 
Pueden  prestarnos  varón  muy  apuesto 
Si  es  esso  bueno  lo  qu'  es  muy  honesto 
Bien  sé  yo  luego  quien  vos  podeys  ser. 
Soys  el  que  á  todo  pesar  y  plazer 
Hazedes  un  gesto  alegre  y  seguro 
Soys  fortaleza  de  tan  rico  muro 
Que  á  toda  fortuna  podeys  atender. 

(Jtian  de  Mena — Pregiuitas y  respuestas.^ 

Pues  con  desabrido  gesto 
Y  con  burladora  rabia, 
Que  no  recuerda,  responde, 
De  cuanto  lé  dicen  nada. 

{Saavedra — Ufí  embajador  es  paño  t.^ 


224 


ENJ 


El  que  tiene  el  hábito  ó  costumbre  de  hacer  gestos^  se  dice 
gestero. 

EXHACENDADO 


Hacendado. — El  que  posee  bienes  raíces, 
EX7AEZAR 

Es  adornar  á  las  caballerías  con  jaeces;  poner  la  silla  al 
caballo,  ensillar.,  como  también  decimos  y  muy  bien;  poner 
la  albarda,  enalbardar  ó  albaldar. 

Al  excelso  Dictador 
Eríjase  estatua  ecuestre: 
Merécela  ¡Voto  á  Dios! 
Albardada  y  sin  jinete. 

EN7AGUAR,  ENJAGÜE 

El  verbo  ni  siquiera  está  en  el  Vocabulario;  el  sustantivo 
sí,  pero  con  el  significado  de  adjudicación  que  se  hacía  á  los 
acreedores  ó  interesados  en  una  nave  en  satisfacción  de  sus 
créditos. 

Enjuagar — Limpiar  la  boca  con  un  líquido;  aclarar  y 
limptar  con  agua  lo  que  se  ha  jabonado  ó  fregado. 

Enjnag7íe.,  enjuagadura  ó  enjuagatorio.  Acción  de  en- 
juagar. 

«Administrador,  que  administra,  y  enfermo  que  s^  enjuaga,  algo 
traga. » 

{Refrán.) 

ENJUGAMANOS 

Catalanismo:  aixugainá.  Dígase  toalla  ó  paño  de  manos; 
no  tampoco  sólo  pafio,  como  solemos  también  llamar  al  lienzo 
que  sirve  para  secarse  y  limpiarse  la  cara  y  las  manos. 


ENT  225 


ENLAZAR 


Además  de  los  otros  significados,  tiene  para  nosotros  el  de 
arrojar  el  lazo^  veta  ó  cabresto  (\"éanse  estas  palabras)  á  los 
cuernos  ó  al  cuello  de  los  animales  para  cogerlos. 

ENRAIZAR 


Arraigar^  echar  ó  criar  raíces.  Fig.  Hacerse  muy  firme  y 
difícil  de  extinguir  ó  extirpar  un  afecto,  virtud,  vicio,  uso  ó 
costumbre. 

ENREDISTA 

El  que  enreda  ó  figurada  y  familiarmente  el  chismoso  y 
embustero  son  enredadores . 

ENSARTAR  (la  aguja). 

Ensartar  está  bien  por  formar  sarta  ó  sartal^  á  saber, 
pasar  por  un  hilo,  alambre,  soga,  etc.,  varias  cosas,  como  per- 
las, cuentas,  anillos,  etc.;  pero  no  en  vez  de  pasar  la  hebra 
por  el  ojo  de  la  aguja,  enhebrar. 

Podríamos,  pues,  ensartar  agujas;  mas  tratándose  de  sólo 
una,  la  enhebramos. 

ENTIERRO 


Ruina,  muerte,  sepulcro,  entierro  en  realidad  de  los  mono- 
maníacos  que  se  dan  á  la  simpleza  de  gastar  los  monises,  bus- 
cando lo  que  no  han  guardado,  esto  sí  podrá  significar  la  pa- 
labra que  anotamos;  pero  no  depósito  antiguo  de  dinero  ó 
alhajas  escondidas  y  cuyo  dueño  se  ignora,  es  decir,  lo  que 
en  castellano  se  llama  tesoro. 

Conocí  un  maniático  de  éstos,  que  partía  anheloso  el  pan 
que  iba  á  comer  en  cuyo  migaión  creía  siempre  encontrar  una 
peseta. 

15 


226  EPI 

Una  de  las  múltiples  manifestaciones  de  ese  feroz  Proteo 
que  se  llama  envidia,  común  especialmente  en  los  poblachos 
donde  todos  conocen  á  todos,  consiste  en  atribuir  al  hallazgo 
de  un  entierro  lo  que  el  prójimo  debe  á  la  honradez,  al  tra- 
bajo, á  la  prudente  economía;  mientras  la  ruina  propia  se 
achaca,  no  á  los  vicios,  ni  á  la  ineptitud,  sino  á  la  suerte,  po- 
bre Hada  en  cuyos  hombros  se  cuelgan  los  sambenitos  que 
justamente  pertenecen  á  los  picaros  y  á  los  tontos.  Por  esto 
oímos  con  frecuencia:  «¡Qué  gracia  la  riqueza  de  don  Pedro, 
si  halló  una  fanega  de  perlas  al  demoler  su  casa  para  reedifi- 
carla, ó  un  baúl  repleto  de  peluconas,  al  abrir  una  zanja!»  Y 
todavía  hay  que  agradecer  que  no  sea  con  el  aditamento  de 
que  la  casa  era  ajena,  y  que  sabiendo  lo  del  condííJitio^  don 
Pedro  la  compró  por  cuatro  reales,  abusando  de  la  penuria 
del  vendedor. 

El  arte,  ciencia  ó  no  sé  como  llamarla,  de  descubrir  entie- 
rros es  bastante  complicada,  según  informes  que  he  recibido 
de  peritos:  han  de  buscarse  donde  queina^  á  la  luz  de  un  palo 
de  romero  hecho  ascua  y  agitado  por  la  mano  derecha  de  un 
zurdo,  no  se  ha  de  chistar  palabra  durante  la  operación,  los 
trabajadores  han  de  llevar  escapularios  de  cresta  de  gallina 
clueca;  cuando  se  descubra  un  signo  de  la  certeza  AoX  entierro^ 
se  ha  de  mirar  el  lugar  de  la  excavación  cerrando  el  un  ojo. 
Me  olvidaba  de  lo  principal:  desde  ocho  días  antes  se  ha  de 
ayunar  si  es  posible  en  absoluto...  á  fin  de  destinar  ese  dinero 
más,  el  de  la  economía,  á  enterrarlo  en  la  excavación  que  se 
haga.  Es  probado. 

«El  descubrimiento  de  un  tesoro  es  una  especie  de  invención  ó 
hallazgo. 

Se  llama  tesoro  la  moneda  ó  joyas,  ú  otros  efectos  preciosos,  que 
elaborados  por  el  hombre  han  estado  largo  tiempo  sepultados  ó  escon- 
didos sin  que  haya  memoria  ni  indicio  de  su  dueño.» 

{Bello — Proyectos  de  Código  Civil.) 
EPILECSIA 


Epilepsia^  al/erecia.,  perlesía,  etc. 
Aun  cuando  se  haya  usado   en   castellano   el  adjetivo  epi- 


EPI  227 

léctico^  la  enfermedad  se  llama  epilepsia^  palabra  conforme  á 
la  etimología  £Z''Xr,6o)  (porque  el  enfermo  cae  bruscamente 
como  tomado  y  empujado  ó  lanzado  con  violencia  por  una 
causa  externa). 

Conocida  desde  la  más  remota  antigüedad,  la  epilepsia  es 
una  de  las  enfermedades  que  mayor  número  de  noml^res  han 
tenido:  recordaremos  sólo  las  denominaciones  castellanas  y 
las  de  otros  idiomas,  que  apoyan  la  castiza  pronunciación  del 
vocablo. 

Los  griegos  llamaban  á  la  afección  sr'./,r,'V.a,  lo  mismo  que 
en  español,  y  z-\iSr^ii\z\  los  latinos,  epilepticiis  ó  epileuiticiis  ó 
epilenticiLS  i7torbus^  epileiitia,  epilensis^  epilentica  passio^  y 
simplemente  epilepsia;  los  ingleses  y  los  alemanes  epilepsie; 
los  italianos  epilessia;  los  franceses  épilepsie\  los  españoles 
epilepsia^  alferecía  (del  árabe  al  Kabat)^  vtal  de  corazón^  mal 
caduco^  gota  coral^  gran  mal  y  aun  perlesía  por  las  convulsio- 
nes del  paciente. 

«El  evangelio  faze  mención  que  sanó  nuestro  Redentor  Jesús  un 
hombre  que  entonce  de  su  enfermedad  cava  á  tierra  y  echava  espuma 
por  la  boca.  Esta  enfermedad  es  comunmente  llamada  el  gran  mal  y 
los  phísicos  la  llaman  epílencia  y  nosotros  gofa  coral:  ancianamente  la 
llamavan  yra  de  Dios.  Esta  enfermedad,  según  Constantino,  es  una 
humor:  por  el  qual  los  pequeños  vientres  del  celebro  son  cerrados  y 
no  del  todo,  y  empacha  el  espíritu  del  anima  de  fazer  liberalmente  sus 
obras  fasta  tanto  que  natura  haya  librado  y  abierto  las  ya  dichas  venas 
para  que  el  anima  torne  en  su  libertad  y  obre.  Algunos  la  llaman  la 
pas.on  sagrada:  porque  reyna  en  la  parte  más  sagrada  del  cuerpo  que 
es  en  la  cabeca.  Otros  la  llamaron  cades  porque  es  fuerte  como 
Ercules.  Otros  dixeron  que  era  el  mal  que  hombre  cae,  ca  cuando  ella 
viene  cierra  los  nervios  y  venas  del  celebro:  así  que  los  miembros  que 
son  instrumentos  de  los  sentidos  no  pueden  ser  gobernados  por  la 
fuerca  de  los  espíritus:  y  así  cumple  que  el  cuerpo  caya  á  tierra.  Esta 
enfermedrid  es  cerca  de  aploplexia,  ca  todas  dos  son  engendradas  de 
una  materia  fría  y  viscosa  en  un  lugar.» 

{Fr.  y  cente  de  Burgos — Libre  de  proprieiatibiis  rerum  en  ro- 
ma/ice— Incunable.^ 

«Ni  en  su  vida  conoció  otro  mal,  sino  una  especie  de  alferecía  que 
le  amagaba  de  cuando  en  cuando.» 

[Don  Lea7idro  Fernández  de  Morafm — El  sí  de  las  niñas  ) 


228  ERO 

Felipe,  si  perlesía 
Finges,  no  por  mi  deseo 
A  mí  me  da  (cuando  veo 
Tu  alférez)  alferecía. 

j       (Fr.  Gabriel  Te'lles — Marta  la  piadosa.) 

Sin  poderme  defender, 
Por  tu  ocasión  vengo  á  ser 
Enfermo  de  perlesía. 

( Té  lie  3 — Marta  la  piadosa.) 
EROGACIÓN,  EROGAR,  EROGANTE 


Erogación.,  acción  y  efecto  de  erogar. 

Erogar .^  distribuir,  repartir  bienes  ó  caudales. 

Dadas  las  dos  definiciones  precedentes,  cualquiera  cono- 
cerá el  error  del  empleo  del  verbo  y  del  sustantivo  apuntados, 
en  los  siguientes  fragmentos  de  periódicos: 

«El  señor  don  N.  N.  erogó  la  suma  de  %  200  para  la  com- 
pra que  hemos  expresado.» 

«Las  mencionadas  erogaciones  se  han  distribuido  atendien- 
do los  mayores  perjuicios  irrogados  por  el  incendio,  á  algunas 
familias,  dignas,  por  otra  parte...» 

«La  lista  de  los  erogantes  se  publicará  en  nuestro  número 
próximo  para  que  reciban  los  agradecimientos  debidos  á  su 
buena  acción.» 

Entendemos  que  en  el  primer  caso,  se  trató  de  escribir  que 
el  señor  N.  N.  contribiLyó  con  la  suma  de  %  200  para  la  expre- 
sada compra;  en  el  segundo  comprendemos  que  se  quiso  decir 
que  los  mencionados  donativos  ó  dádivas  ó  donaciones  se  han 
distribuido.,  etc.;  y  en  el  tercero  adivinamos  que  la  lista  ofre- 
cida ha  de  ser  de  los  donantes  ó  donadores;  pues  ni  siquiera 
encuentro  en  el  Diccionario  académico  el  p.  a.  de  erogar., 
erogante. 


k 


ESP  229 

ESCALENTACIÓN  DE  SANGRE 

La  inflamación  de  la  piel,  caracterizada  por  manchas  erup- 
tivas, que  se  producen  por  accesos,  y  originan  un  prurito 
parecido  al  que  ocasiona  la  ortiga  (iirticd)^  urticaria. 

La  denominación  escalentación  de  sangre  debe  de  venirnos 
de  España,  pues  escalentar  es  verbo  sinónimo  de  calentar. 

Ya^  Señor  Glorioso,  Padre  que  en  cielo  estás, 
Fecist'  cielo  é  tierra,  el  tercero  la  mar: 
Feciste  estrellas  e  luna,  e  el  sol  para  escalentar 
Prisiste  encarnación  en  Santa  María  Madre. 

(La  Gesta  de  ?7tto  Cid — Cantar  1 .) 
ESCOBILLAR 

Allá' en  la  voz  Acepillar^  á  que  se  refiere  el  verbo  Cepilláis ., 
y  en  segunda  acepción,  se  encuentra  definido  por  el  Dicciona- 
rio lo  que  la  mayor  parte  de  los  sudamericanos  decimos  esco- 
billar: limpiar,  quitar  polvo  con  cepillo  de  cerda,  esparto,  etc. 

Cepillar  usamos  en  América  con  más  frecuencia  en  el  sen- 
tido de  alisar  la  madera  con  cepillo  de  carpintero. 

Escobillar  debe  ser  aceptado  por  la  Academia:  puede  cali- 
ficarse entre  los  neologismos  que  enriquecen  el  idioma,  ya  por 
ser  castizo  el  sustantivo  de  que  se  deriva,  escobilla.^  ya  porque 
especifica  la  acción  de  limpiar  con  ella. 

ESCONDIDAS    (Juego  de  las) 

Escondite^  dormirlas. 

Juego  de  muchachos,  en  el  que  unos  se  esconden  y  otros 
buscan  á  los  escondidos. 

ESPECERÍA 


Es  la  tienda  en  que  se  venden  especias. 

Especia^  dice  el  Diccionario,  cualquiera   de  las  drogas  con 


230  ESP 

que  se  sazonan  los  manjares  y  guisados,   como  son  clavos,  pi- 
mienta, etc. 

«En  el  dilatado  vientre  del  novillo  estaban  doce  tiernos  y  pequeños 
lechones,  que  cocidos  por  encima  servían  de  darle  sabor  y  enternecerle: 
las  especias  de  diversas  suertes  no  parecía  haberlas  comprado  por 
libras,  sino  por  arrobas.» 

(Cervantes — Don  Quijote.^ 

«Estos  (los  que  imprimen  cuanto  escriben)  dan  que  hacer  á  las 
imprentas,  sustentan  á  los  libreros,  gastan  á  los  curiosos,  y  al  cabo 
sirven  á  las  especerías. "» 

{Quevedo — El  nturido  por  dedentro.) 

No  se  ha  de  decir,  pues,  especería  en  vez  de  especia:  las 
cocineras  y  reposteros  compran  normalmente  especias  y  no 
especerías;  aunque,  merced  á  ahorros  y  sisas,  pueden  algunos 
llegar  á  ser  dueños  de  especerías.  » 

ESPELMA 


No  se  encuentra  en  el  Diccionario  en  ningún  sentido;  mas 
sí  esperma^  que  no  significa  tampoco  lo  propio  que  vela  ó  que 
bufía^  á  no  ser  que  empleemos  la  materia  con  que  está  hecha 
la  cosa  por  la  cosa  misma. 

Se  dice  bien  vela  de  esper/na  á  la  esteárica  ó  de  ácido  es- 
teárico; pero  sólo  cometiendo  una  sinécdoque,  podemos  nom- 
brar esperma  á  la  bujía. 

«El  mozo  le  dejó  una  vela  encendida,  mal  calzada  en  un  candelero 
de  cristal  más  verde  que  dorado,  vela  que  positivamente  no  había  sido 
nunca  de  cera  y  era  muy  dudoso  que  fuese  de  esperma.» 

[Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

En  un  oscuro  aposento 
Que  solamente  alumbraban 
Las  luces  de  dos  bujías 
En  candeleros  de  plata. 


ESP  231 

{Don  Ángel  Saaved>^a — Una  noche  de  Madrid — Romance  III ^  El 
secreto.) 

De  seis  candelas  de  esperma 
Que  un  candelabro  coronan, 
Do  recorta  y  abrillanta 
La  luz  cinceladas  hojas. 

(Saavedra — Una  noche  de  Madrid — Romance  IV,  La  cartera 
verde.) 

«Bugia — Vela  de  cera  blanca  de  poco  más  de  tercia  de  largo,  re- 
donda, y  bien  formada^  de  (¡ue  se  sirven  los  señores  y  personas  ricas 
para  alumbrarse  de  noche.  Lat.  Parva  candela  e  cera  candida. 

(Diccionario  de  la  Academia.^  año  de  1] 26.) 
ESPINILLA 


Parte  anterior  de  la  pierna,  no  tiene  por  qué  confundirse 
con  la  inflamación  de  los  folículos  sebáceos,  caracterizada  por 
pustulitas  aisladas,  puntiagudas,  etc.  etc.,  que  los  médicos 
nombran  acné,  según  Cassius,  de  áx¡j.7^,  vigor,  porque  se  pre- 
senta de  preferencia  en  los  adultos,  por  lo  cual  pleonástica- 
mente  se  le  ha  nombrado  también  acné  jtLvenilis .  Según  otros, 
acné  viene  de  «yvyj,  paja,  plumilla,  cosa  ligera,  por  ser  afec- 
cioncita  insignificante. 

Es,  acaso,  lo  que  en  lenguaje  no  científico  se  llama  barro. 
La  palabra  espinilla  se  usó  antes  en  España  con  el  significado 
ecuatoriano. 

ESPINO 


— Se  me  ha  metido  un  espino. 

— Cosa  gravísima,  señora,  esto  de  habérsele  metido  á 
usted  un  arbolillo  de  cuatro  á  seis  metros  de  altura  y  con  ramas 
espinosas,  según  define  el  Vocabulario  la  palabra  espino,  es 
cosa  que  va  á  hacerla  reventar. 

— No,  hombre,  no  es  para  tanto:  véalo  usted  aquí  en 
el  dedo. 

— ¡  Ah!  Pero  es  sólo  una  espina... 


232  ESP 

ESPUELA  (de  los  gallos,  pavos,  etc.) 

La  especie  de  cornezuelo  que  algunas  aves  tienen  en  el 
tarso,  se  llama  espolón  ó  garrón;  espuela  es  el  instrumento, 
que  todos  conocemos,  destinado  para  picar  á  las  caballerías  y 
avivarlas. 

Espolón,  de  espuela;  garrón^  de  garra. 

«Los  tarsos  son  robustos,  escamosos,  y  cada  uno  de  ellos  está  pro- 
visto de  un  espo/ón  cónico.» 

{Los  tres  reinos  de  la  Naturaleza.) 

En  su  corcel,  que  de  espuma, 
De  sangre  y  sudor  cubierto. 
Cruza  fatig-ado  el  campo 
Obediente  á  espuela  y  freno. 

{Saavedra — La   Victoria  de  Pavía.) 

Por  otra  parte  no  hay  sino  reciprocidad  en  lo  de  llamar 
hoy  espuela  al  espolón;  pues  antes  se  denominaba  espolón  á.  la 
espuela. 

Quando  las  non  queriedes  ya,  canes  traydores, 
¿Por  qué  las  sacábades  de  Valencia  sus  honores? 
¿A  qué  las  firiestes  a  cinchas  e  a  espolones? 

{Poema  del  Cid.) 
ESPUELAZO 

El  golpe  dado  con  la  espuela  á  la  caballería  para  que  ande, 
es  espolada  ó  espolazo. 

«Y  arrimé  dos  espolazos  á  la  bestia,  precisamente  en  el  instante  en 
que  ella  daba  una  huida  hacia  la  derecha.» 

{Pereda — Peñas  arriba.) 


EST  233 

ESPUxMILLA 

Es  una  tela  muy  delicada  y  rala.  El  dulce  que  denomina- 
mos espumilla  en  el  Ecuador  es,  si  no  me  equivoco,  el  bienme- 
sabe^ cuyos  ingredientes  son  las  claras  de  huevos  y  el  azúcar. 

ESTACADO,  ESTACADOR,  ESTACARSE 

Estacador.  El  caballo  que  se  planta  es  en  lengua  caste- 
llana caballo  harón^  no  estacador.  Aunque  la  palabra  sea  tan 
significativa  como  plantado,,  y  aun  cuando  se  pudiera  emplear 
figuradamente,  ya  que  la  caballería  repropia  ó  inobediente  á  la 
espuela  y  freno,  está  como  estacada,  es  decir,  como  si  se 
la  hubiese  atado  á  una  estaca  fija  en  la  tierra,  según  la  defini- 
ción de  estacar  dada  por  el  Diccionario  de  la  Academia;  con 
todo,  hemos  de  usar  el  vocablo  castellano. 

Estacarse.  En  España  dicen  plantarse  (como  fig,  de  plan- 
tar, plantarse,,  introducir  en  la  tierra  el  vastago  de  una  planta) 
á  lo  que  nosotros  llamamos  estacarse,,  esto  es,  «pararse  un 
animal  en  términos  de  que  cuesta  mucho  trabajo  hacerle  sa- 
lir del  punto  en  que  lo  hace.» 

Cuando  la  caballería  se  resiste  á  obedecer  al  que  lo  rige: 
repropiarse. 

Estacado  es,  por  lo  mismo,  cosa  distinta. 

También  suelen  hacer  hoyos  mayores 
Con  estacas  ag'udas  en  el  suelo, 
Cubiertos  de  carrizo,  hierba  y  flores, 
Porque  puedan  picar  más  sin  recelo: 
Allí  los  indiscretos  corredores 
Teniendo  sólo  por  remedio  el  cielo 
Se  sumen  dentro  y  quedan  enterrados 
En  las  agudas  puntas  estacados. 

(Ercilla — La  Araucana.) 
El  último  Diccionario   dice:   «Estacarse,  fig.    quedarse  in- 


234  EST 

móvil  y  tieso  á  manera  de  estaca»;  pueden,  pues,  usar  el  verbo 
los  que  gusten  de  metáforas. 

ESTAFETA 


Del  italiano  staffeta^  correo  de  á  caballo,  de  staffa  es- 
tribo, significa  muchas  cosas  relativas  al  correo;  pero  precisa- 
mente no  lo  único  á  que  denominamos  estafeta  los  ecuato- 
rianos, á  saber,  la  nónima  de  los  que  tienen  cartas. 

Con  efecto,  estafeta  es  el  correo  ordinario  que  va  á  caballo, 
lo  que  está  muy  de  conformidad  con  la  etimología  de  la  pala- 
bra; el  correo  especial  para  el  servicio  diplomático;  «el  posti- 
llón que  aguardaba  (en  el  Ecuador  hay  que  decirlo  aún  de 
tiempo  presente,  pues  el  servicio  postal  por  falta  de  ferroca- 
rriles, etc.  se  hace  de  manera  primitiva)  la  llegada  de  otro  con 
las  valijas,  para  salir  con  ellas  y  entregarlas  al  correo  de  la 
posta  inmediata;  casa  ú  oficina  del  correo,  donde  se  entregan 
las  cartas  que  se  remiten,  y  se  recogen  las  que  vienen  de  otros 
lugares,  etc.» 

ESTAMPILLA 


¿Qué  cree  usted  que  le  darían  en  España  si  pidiese  una 
estampilla  para  pegarla  en  la  cubierta  de  una  carta?  Acaso 
alguna  estampa  chica  de  Dios  ó  de  los  Santos.  Cosa  excelente 
en  verdad,  si  usted  escribiera  al  cielo;  pero,  según  supongo, 
inútil  para  que  la  correspondencia  de  usted  llegase  á  un  lugar 
cualquiera  dentro  de  los  límites  del  globo  terrestre. 

Estampilla  es  también,  además  de  estampa  pequeña,  «el 
molde  hecho  de  algún  metal,  en  que  están  formadas  de  relieve 
las  letras  y  rúbrica  que  componen  la  firma  de  una  persona, 
con  tal  puntualidad,  que,  estampando  con  él  en  el  papel,  salga 
parecida  á  la  propia  de  la  persona  cuya  es.  Usase  principal- 
mente para  las  firmas  del  Rey  en  los  despachos,  etc.»  dice  la 
Academia. 

«Sello. — (3.^  acep.)  Trozo  pequeño   de   papel   con    figuras  ó  signos 


EST  235 

grabados,  que  se  pega  á  ciertos  documentos  para  darles  valor  6  efica- 
cia y  á  las  cartas  para  franquearlas  ó  certiflcarlas.» 

{Diccionario  de  la  Academia.) 

Sello,  viene  de  sigillnm  ( sigillare )  ó  de  signum  (signare)^ 
palabras  ambas  de  un  mismo  origen.  Usted  necesitaría,  pues, 
pedir,  para  ser  bien  comprendido  y  bien  servido  en  España, 
un  sello,  ó  si  quiere  especificar  más  el  objeto,  un  sello  de 
correo. 

Los  ingleses  se  atribuyen  el  mérito  de  la  invención  de  los 
sellos  de  correo,  hacia  1840;  pero  los  franceses,  para  probar 
que  los  habían  empleado  ya  en  tiempo  de  Luis  XIV,  citan  á 
Mr.  de  Velayer,  ntaitre  des  reqiiétes,  que  solicitó  de  dicho  rey 
el  privilegio  para  el  billet  de  port  payé,  y  las  rimas  de  Jean 
Loret,  en  que  se  alude  á  la  innovación,  al  hablar  de  los  buzo- 
nes primitivos  ó  boetes  f boíles J,  que  terminaron,  por  enton- 
ces, del  mismo  modo  que  los  primeros  buzones  establecidos 
en  Quito  por  D.  José  M.*  Arteta,  esto  es,  á  causa  de  que  se 
arrojaban  en  ellos  pasquines  ó  legumbres  ó  ratas  ó  pis  encare, 
como  escriben  los  autores  arriba  citados. 

ESTANCO 

Además  de  otras  acepciones,  posee  la  de  sitio,  paraje  ó 
casa  donde  se  venden  géneros  y  mercaderías  estancadas:  así 
en  España,  donde  el  tabaco  está  estancado,  se  entiende  por 
estanco  antonomásticamente  á  lo  que  aquí  denominamos  ciga- 
rrería. Por  la  misma  razón,  desde  las  épocas  coloniales  en 
que  estuvo  estancado  el  aguardiente,  hemos  seguido  llamando 
en  el  Ecuador  estanco  á  la  agziardentería,  nombre  de  todo 
punto  desconocido  por  nuestro  vulgo. 

«Habíase  establecido  en  la  presidencia  el  esta?zco  de  aguardientes 
desde  lySS,  con  el  fin  de  que  sus  productos  se  invirtiesen  en  la  recons- 
trucción y  mejoramiento  del  palacio  real,  y  corría  este  ramo  á  cargo 
de  particulares  por  la  pensión  de  ocho  mil  pesos,  pagaderos  en  ocho 
años.  Concluido  el  palacio,  siguió  el  estanco  con  el  mismo  sistema  de 
arrendamiento.» 

(Cevallos — Resumen  de  la  Historia  del  Ecuador.) 


236  ETI 

ESTERILLA 


Es,  según  el  Diccionario,  especie  de  galón  ó  trencilla,  or- 
dinariamente muy  angosta,  de  hilo  de  oro  ó  plata,  ó  también 
de  paja. 

Los  ecuatorianos  llamamos  esterilla  la  tela  rala  que  sirve 
para  ciertos  bordados  de  lana  ó  seda,  esto  es,  el  cañamazo. 

ESTITIQUEZ 

Esiremmie7ito^  accidente  ó  enfermedad  del  que  no  puede 
descargar  el  vientre.  En  medicina  dícese  también  astricción. 

ESTUFAR, ESTUPO 

Esputar.^  esputo;  expectorar,  expectoración. 
ETIQUETA 

Aun  cuando  la  palabra  etiqueta^  del  inglés  to  Stick.^  ó  del 
bajo  alemán  stickken,  significa  pegar,  fijar  ó  adherir,  no  por 
eso  equivale  á  marca.,  rótulo.,  marbete,  titulo.,  inscripción, 
señal  ó  nota  puestos  en  una  cosa  para  darla  á  conocer. 

El  vocablo  etiqueta  se  conserva  en  castellano  solamente  en 
la  acepción  metafórica  de  ceremonial  de  los  estilos,  usos  y 
costumbres  que  se  deben  observar  y  guardar  en  las  casas  idea- 
les y  actos  públicos  solemnes,  y  por  extensión  en  el  signifi- 
cado de  ceremonia  en  la  manera  de  tratarse  las  personas  parti- 
culares, á  diferencia  de  los  usos  de  confianza  ó  familiaridad. 
En  la  acepción  de  rótulo.,  es  hoy  un  galicismo;  pues  sólo  en 
francés  posee  este  significado  la  voz  étiquette.,  de  la  que  se 
derivan  étiqueter.,  rotular  y  étiqíieté^  rotulado. 

Y  después  de  varias  frases 
De  mera  etiqueta  todas, 


J 


í 


EXT  237 

Y  de  discretas  razones, 
De  cortesana  lisonja. 

fSaavedra  —  Una  noche  de  Madrid  —  Romaíice  1 F,  La  cartera 
verde.) 

EXPROFES AMENTÉ,  EXPROFESADAMEXTE 

De  caso  pensado^  de  propósito^  exprofeso. 
EXTRAÑAR 

Por  echar  menos  ó  echar  de  menos  es  ecuatorianismo,  Paré- 
cenos  aiín  que  nuestro  extrañar  significa  más  que  echar  me- 
nos'^ es  casi  el  tener  saudades,  que  dicen  los  portugueses:  es 
sentir  pena  por  la  pérdida,  privación,  ó  ausencia  de  persona  ó 
cosa  muy  queridas,  en  una  palabra,  es  padecer  añoranza. 


3at 


FACCIQXADO   (Bien  ó  mal) 

Debe  ser  facionado . 

FACTURA 

Posee  varias  acepciones,  y  entre  ellas  la  primera  la  de  he- 
cJiíwa  y,  por  lo  mismo,  quizá  puede  tomarse  en  el  signi- 
ficado de  dinero  que  se  paga  al  7naesiro  ti  oficial  por  hacer 
íiiia  obra;  no  obstante,  la  paga  dada  á  una  persona  por  el  tra- 
bajo de  vender  los  géneros  que  se  le  encomiendan,  se  llama 
vendaje,  vocablo  al  que  hemos  dado  otra  significación,  con- 
forme puede  verse  al  tratar  de  él  especialmente. 

FACUX  DIOSO 


Facundo^  y  basta:  abundante  en  el  hablar. 
FAENA 

Para  los  agricultores  del  Ecuador,  significa  trabajo  de 
campo  que  se  ejecuta  por  la  mañana;  el  del  día  se  llama  tarea 
y  el  de  la  tarde  chisipa,  del  quichua  chishi,  larde. 

Faena,,  ajuicio   de   don  Pedro  Felipe  Monlau,  pertenece  á 


240  FAN 

la  misma  familia  de  afán^  y  tiene  por  radical  han  ó  fan^  voz 
imitativa  del  sonido  que  despiden  los  operarios  dedicados  á 
trabajos  fatigosos. 

En  opinión  de  la  Academia,  /í7(?«rt,  viene  áe.  facienda^  cosa 
que  se  ha  de  hacer.  En  todo  caso,  significa  trabajo  corporal, 
y  figuradamente  traba/o  mental. 

Si  se  limitase  á  la  significación  de  trabajo  de  campo,  acaso 
podríamos  hallar  la  etimología  en  fascina^    de  fascis,    haz^ 

FALLÓN 


A  la  persona  que  debiendo  concurrir  á  alguna  parte,  falta 
con  frecuencia,  dando  así  prueba  de  carencia  de  educación, 
denominamos  con  el  adjetivo  anotado,  que  llena  acaso  una 
falta  de  nuestro  riquísimo  idioma;  pues  en  otras  de  nuestras 
repúblicas  hispanoamericanas  han  formado  también  un  adje- 
tivo, fallero^  a^  que  significa  lo  que  el  nuestro. 

FALTÓN 


No  está  en  el  Diccionario y¿i//(9;¿,  a. 

El  participio  activo  ^o:  faltar  es  fallante,  que  no  equivale 
á  nuestros  adjetivos  fallón^  a^  faltón^  a,  persona  que  no  acude, 
por  costumbre,  á  las  citas  ú  obligaciones. 

FANTOCHE 

Ninguna  falta  nos  hace  esta  palabrilla  en  castellano, 
donde  siempre  por  siempre  ha  habido  títeres. — Recuérdense 
los  de  maese  Pedro,  que  según  Hartzenbusch,  fueron  toma- 
dos por  Cervantes  del  lance  del  César  Carlos  V  con  fua- 
nelo  Turriano,  el  del  artificio  para  subir  el  agua  del  Tajo. 

Por  la  misma  razón,  tampoco  hace  falta  el  vocablo  mario- 
nete^  del  francés  marionnette  (de  Marión,  diminutivo  de 
Marte) . 


I 


FAU  241 

De  títere  se  dice  titereyo^  titerista  ó  titiritero  al  que  di- 
vierte con  los  títeres. 

«Este  Ginés,  pues,...  determinó  pasarse  al  Reino  de  Aragón  y  cu- 
brirse el  ojo  izquierdo,  acomodándose  al  oficio  de  titerero^  que  esto  y 
el  jugar  de  manos  lo  sabía  hacer  por  extremo.» 

{Cervantes — Quij  ote . ) 

«Magdale7ia.  Pues  bien,  refiriéndole  há  pocos  días  ese  aconteci- 
miento á  mi  hermano,  soltó  también  una  carcajada,  diciendo:  «Brava 
aventura  para  achacársela  á  un  titiritero!» 

{Hartzenbiisch — La  tocura  contagiosa.) 
FARMACEUTA. 


Ya  que  los  señores  boticarios  no  quieren  llamarse  tales  por 
parecerles  el  nombre  muy  gastado,  llámense  farmacéuticos ., 
ó  si  gustan  de  un  vocablo  que  ha  descansado  farntacéticos.,  ó 
si  desean  palabra  aun  menos  común  fannacópolas,  voces  del 
griego  cpap¡j.ax&c,  cpap¡j.axov,  que  ¡picardía  de  ese  picaro  idioma!, 
significan  también  envenenador .,  veneno^  etc. 

FAROL  DE  RETRETA 


Farola.,  y  se  ha  dicho  en  una  sola  palabra. 
FAUMENTOS 

Fomentos . 

«Tenemos  por  un  provincialismo,  no  sólo  chileno,  sino  his- 
panoamericano, el  uso  de  fomento».,  dice  el  señor  Rodríguez 
en  su  libro  Diccionario  de  Chilenismos .,  «para  significar  el  re- 
medio que  consiste  en  poner  á  los  enfermos  paños  empapados 
en  algún  cocimiento.» 

El  señor  don  Pablo  Herrera  (  Voces  provinciales  del  Ecjia- 
dorj  sospecha  que  la  palabra  fomejito  sea  castiza,  y  no  pro- 
le 


242  FED 

vincial  de  América,  por  estar  en  el  Diccionario  de  Fernández 
Cuesta. 

No  queda  duda  de  que  la  voz  es  castellana. 

En  obras  no  modernas  de  medicina  y  farmacia  hallamos  la 
palabra.  \'^éase  cómo  define  los  fomentos  el  Pormularto  de  los 
Formularios  de  don  José  Sánchez  y  Sánchez: 

«i^6»/«^«/(3J.— Medicamentos  de  uso  externo,  unas  veces  infusiones 
(3  cocimientos  acuosos,  y  otras  líquidos  vinosos,  acéticos,  etéreos  ó  al- 
cohólicos en  los  cuales  se  mojan  compresas  que  se  aplican  calientes, 
templadas  ó  frías  sobre  las  partes  enfermas.» 

Nótese  que  los  ecuatorianos  denominamos  al  tal  medica- 
mento, no  en  singular,  sino  en  plural,  conformemente  aun  con 
la  naturaleza  misma  del  remedio:  paños  que  se  cambian  tan 
luego  como  empiezan  á  enfriarse  ó  á  secarse. 

El  Diccionario  último  trae  ya  la  voz  fomento^  el  anterior 
traía  só\o  fojnentacíón. 

FEDERARSE 


Encontramos  en  el  \"ocabular¡o  federación  como  palabra 
sinónima  de  confederación;  federal  y  federativo^  adjetivos 
que  significan  perteneciente  á  la  confederación;  federalismo^ 
espíritu  ó  sistema  de  confederación  entre  corporaciones  ó  es- 
tados. Pero  el  verbo  requiere  siempre  la  preposición  separa- 
ble con,  que  denota  unión:  confederar  ó  confederarse. 

¡Confederación!  ¿Cuándo  la  América  española  compren- 
derá la  necesidad  de  formar  una  ó  dos  grandes  Confederacio- 
nes? 

Cuando  amanezca  el  día  de  la  sensatez  y  las  miserias  de 
p'jeblos  pequeños  sean  reemplazadas  por  verdadero  patrio- 
tismo y  aspiraciones  de  grandeza.  Entonces  terminarán  las 
revoluciones  que  nos  anonadan,  los  tiranuelos  que  nos  infa- 
man y  el  desprecio  con  que  nos  miran  las  naciones  de  Europa 
y  Norte  América. 


PER  243 

FÉFERES 

Cachivaches^  chirimbolos^   etc. 
FELFA,  FELFADO  ó  AFELFADO 

^iO  felfa  uno  felpa ^  de  donde  se  derivan  afelpado^  felpado^ 
fe  Ipil  la  ^  felposo^  felpudo. 

Un  abanico  sin  plata, 
Y  en  invierno  una  estufilla 
De  felpa,  ó  de  cabritilla, 
Que  abrig^a  y  es  más  barata. 

{TÍ7S0  de  Molina — Marta  la  Piadosa.) 

De  felpa,  y  ante  la  silla 
En  el  testero  un  penacho 
La  cabezada  y  rendaje 
De  oro  y  seda  roja,  y  lazos. 

(Saavedra — El  Cofide  de  Yillamediatia. — Romance  /,  Los  toros.) 

Serán  amantes  felpados^ 
De  estos  rubios  moscateles, 
Que  para  que  no  los  hieles, 
Irán  á  verte  aforrados. 


{Fr.  Gabriel  Te'lles — Marta  la  Piadosa.) 


FERÓSTICO 


Familiarmente  se  dice  en  España  al  irritable  ó  díscolo,  no 
al  feote;  nosotros  denominamos  feróslico  ó  fieróslico  al  que 
carece  de  belleza  ó  hermosura. 

«Se  pusieron  todos  aquellos  ferósticos  (los  diablos)  á  echar  sapos 
y  culebras.» 

{Fernán  Caballero — fuan  Soldado.) 


244  FES 

FERROCARRIL 


Camino  con  dos  filas  (carril)  de  rieles,  sobre  los  cuales 
ruedan  los  carruajes  arrastrados  generalmente  por  una  loco- 
motora. 

No  está,  pues,  bien  dicho  salgo  en  el  ferrocarril  ó  llegó 
(A  ferrocarril^  etc.,  frases  en  que  confundimos  la  voz  anotada 
con  el  vocablo  treii^  ó  sea  la  serie  de  carruajes  enlazados  unos 
á  otros  y  que,  como  se  dijo  antes,  ruedan  sobre  el  ferrocarril 
arrastrados  generalmente  por  una  locomotora. 

Los  franceses  dicen:  «Moiiter  en  clieniin  de  fer»^  no  sé  si 
con  propiedad, 

FERROCARRILERO 


Ferroviario  ó  ferrovial^  perteneciente  á  las  vías  férreas. 
FESTACIÓN 

Sin  duda  por  seguir  al  notable  autor  de  la  Exposición  ra- 
zonada y  estudio  comparativo  del  Código  Civil  Chileno^  algu- 
nos estudiantes  de  leyes  de  nuestra  Universidad  hablan  de 
f estación,  probablemente  en  vez  de  fetación  (fecundación  de  la 
hembra,  formación  del  embrión  y  después  del  feto)^  vocablo 
poco  empleado  aun  en  Medicina,  ó  en  vez  de  gestado)!.,  pala- 
bra más  usada  por  los  legistas  y  médicos  y  aceptada  ya  en  el 
Diccionario  de  la  lengua. 

Don  Jacinto  Chacón,  en  sus  comentarios  al  libro  primero 
del  Código  Civil., — título  II,  sección  2.^, — repite  varias  veces 
la  voz  que  corregimos,  que  no  sabemos  de  dónde  saldría, 
ya  que  no  es  castellana,  ni  la  encontramos  tampoco  en  los 
Proyectos  de  Código  Civil  de  Bello,  ni  en  las  htstituciones 
de  Derecho  Civil  Chileno  de  don  José  Clemente  Fabres. 

De  la  palabra  fetación  se  ha  formado  otra  mucho  más 
usada,  sitper fetación.  El  vocablo  gestación  no  está  aún  en  el 
Tratado   de  Medicina  Legal   de  Orfila,  quien  emplea    las  vo- 


FIL  245 

■ees  concepción^  preñez  y  embarazo.  Menos  todavía  ha  podido 
estar  en  las  Siete  Partidas.  La  obra  de  Medicina  Legal 
de  Briand,  Bouis  y  Casper,  traducida  al  castellano  por  los 
señores  Gómez  Pamo  y  Romero  Gilsanz,  trae  apenas  una  ó 
dos  veces  la  palabra  gestación  (de  gerere^  llevar  consigo),  de 
mucho  uso  en  las  obras  de  Obstetricia  modernas. 

«Observaciones  hechas  sinceramente,  tanto  sobre  los  animales ^ 
cuya  fisiología  más  se  parece  á  la  de  la  especie  humana,  como  sobre  in- 
dividuos de  esta  misma  especie,  conducen  á  establecer  que  \?l  gestación 
ó  preñez  tiene  un  término,  del  cual  no  puede  pasar  en  el  estado  nor- 
mal, y  que  este  término  jamás  traspasa  los  diez  meses.» 

{Mata — Tratado  de  Medicina  y  Cirugía  Legal:  Informe  coi  v.'sos 
de  consulta.) 

FIADOR 


Las  cintas  pendientes  del  sombrero,  que  se  atan  bajo  la 
barba,  para  que  no  lo  lleve  el  viento  ó  se  caiga,  se  llaman  en 
castellano  barboquejo.  En  el  sur  de  la  América  meridional  las 
nombran  barbijo.^  que  sin  duda  es  sólo  una  deformación  de 
barboquejo. 

Los  ecuatorianos,  probablemente,  las  denominamosyííTí^cr 
por  la  similitud  de  oficio  que  tienen  con  el  verdadero  fia- 
dor ^  esto  es,  con  los  cordones  que,  cosidos  al  cuello  de  la 
capa  ó  manteo,  sirven  para  que  no  se  caiga. 

FIERROS 

El  conjunto  de  instrumentos  de  hierro  ó  acero  con  que  los 
artesanos  trabajan   en  las   obras  de  sus   oficios,  herramienta. 

FILÁTICO 


El  que  acostumbra  usar  áe.  filaterias  o.-^  filatero.^  según  el 
Diccionario.  Según  el  mismo,  filatería  quiere  decir  demasía  de 
palabras  para  explicar  ó  dar  á  entender  un  concepto;  lo  cual 
no  es  lo  que  en  el  Ecuador  entendemos  ^or  ji latería.   El  sen- 


L 


246  FLE 

tido  en  que  nosotros  tomamos  la  palabra  viene  á  ser,  poco 
más  ó  menos,  el  que  expresa  Covarrubias:  «De  este  término 
usamos  para  dar  á  entender  el  tropel  de  palabras  que  un  ha- 
blador embaucador  ensarta  y  enhila  para  engañarnos  y  per- 
suadirnos lo  que  quiere;  por  semejanza  de  muchos  hilos  enre- 
dados unos  con  otros». 

Vox  filático,  en  verdad,  entendemos  no  solamente  individuo 
que  emplea  exceso  de  palabras  para  explicarse,  sino  posesor 
además  de  taimería  y  quizá  también  de  insolencia. 

FILO 


Filo^  sustantivo  masculino,  corte  de  la  espada,  del  cuchillo 
ú  otro  instrumento  cortante,  tiene  además  otras  significacio- 
nes que  no  hacen  al  caso.  De  la  acepción  expresada,  hemos 
sacado  los  ecuatorianos  una  que  desnaturaliza  al  vocablo  tor- 
nándolo adjetivo,  y  así  decimos  «este  cortaplumas  es  Jilo»^ 
«aquella  navaja  está  Jila»,  en  vez  de  este  cortaplumas  es  afi- 
lado^ aquella  navaja  está  afilada. 

FLAUTERO 


El  que  hace  flautas;  flaiitista  el  que  las  tañe. 
Por  eso  D.  Tomás   de  Iriarte  intituló  «El  Burro  Flautista» 
á  la  VUL^  de  sus  Fábulas  literarias,  que  comienza 

Esta  íabulilla 
Salga  bien  ó  mal,  etc. 

en  que  se  ve  cómo  hay  burros  que  tocan  la  flauta,  aunque  por 
casualidad;  mas  no  asnos  que  hacen  flautas,  ni  por  acaso. 

FLEBOTOMISTA 


Flebótomo,  flebotomiano    ó    más    clarito    sangrador,     que' 
quiere   decir  lo  propio;    supuesto  que  es  el  que  sangra,  ó  sea^ 
abre    una  vena  y  deja  salir  la   sangre   en   la   cantidad  conve- 
niente,   según  dice   el  Diccionario.    Flebótomo  ó  flebotomiano 


FLE  247 

es,    asimismo,  el   que  abre  ó  corta  una  vena,  como  lo  expresa 
la  etimología:  'f/^éi,  'fXá^oc,  vena  y  ts¡oco,  yo  corto. 

FLETANTE 


El  que  fleta  q.s  fletador  ( Freighter).  Fletar  (to  Freighij, 
alquilar  la  nave  ó  parte  de  ella  para  conducir  personas  ó  mer- 
caderías. Los  de  la  sierra  ecuatoriana  denominan,  con  el  vo- 
cablo que  anotamos,  al  acemilero  que  alquila  sus  mulos,  as- 
nos ó  caballos  para  transportar  personas  ó  cosas.  Quizá  no 
está  del  todo  mal  por  semejanza;  y  sobre  todo  nos  faltan  los 
vocablos  equivalentes  k  fletante  ó  fletador  (el  que  fleta  bestias 
de  silla  ó  carga,  según  los  ecuatorianos),  fletar,  (alquilar  una 
caballería  para  conducir  personas  ó  mercaderías)  y  flete  (precio 
estipulado  por  el  alquiler  de  la  diciía  caballería,  siempre  se- 
gún los  ecuatorianos). 

Bello,  Labres  y  nuestro  Código  Civil,  entienden  la  palabra 
/fete  en  el  sentido  general  que  nosotros  le  damos,  y  no  en  el 
limitado  á  precio  que  se  estipula  por  alquiler  de  la  nave  ó  de 
una  parte  de  ella,  como  dice  el  Diccionario. 

«El  alquiler  de  trasporte  es  un  contrato  en  que  una  persona  se  com- 
promete mediante  Ó.&VX.0  flete  ó  precio,  á  trasportar  ó  hacer  trasportar 
una  persona  ó  cosa  de  un  paraje  á  otro.» 

{Bello — Proyectos  de  Código  Civil.) 

«Se  efectúa  en  seg-undo  lugar  en  el  arrendamiento  de  trasporte,  en 
que  el  acarreador  ó  empresario  de  trasportes  se  obliga  á  trasportar  ó 
hacer  trasportar  de  un  lugar  á  otro  una  persona  ó  cosa,  por  un  precio 
ó  flete.  El  acarreador  se  denomina  arriero,  carretero,  barquero,  na- 
viero, según  el  modo  de  hacer  el  trasporte.» 

{Fabres — histitiLciones  de  Derecho  Civil  Chileno. ) 

«Arrendamiento  de  transporte  es  un  contrato  en  que  una  parte  se 
compromete,  mediante  ó.^vx.0  flete  ó  precio,  á  transportar  ó  hacer  trans- 
portar una  persona  ó  cosa  de  un  paraje  á  otro. 

El  que  se  encarga  de  transportar  se  llama  generalmente  acarrea- 
dor, y  toma  |os  nombres  de  arriero,  carretero,  barquero,  naviero,  se- 
gún el  modo  de  hacer  el  transporte.» 

{Código  Civil  Ecuatoriano — Articulo  200S.) 


248  FON 

FOETE 

Es  la  fusta  castellana.  Nuestro  foete  ó  fuete  es  un  gali- 
cismo innecesario;  pues  tenemos  además  el  nombre  específico 
látigo  y  el  genérico  azote  para  expresar  lo  que  en  francés  se 
denomina  fotiet:  corde^  laniére  de  cuir^  attachée  a  iin  man- 
che^ dont  ou  se  set't  poiir  conditire  ct  exciter  les  aniniaiix. 

Al  sur  de  nuestro  Continente  nombran  huasca  á  la  fusta. 
La  denominación  quichua  ha  ido  del  norte;  pero  con  distinto 
significado,  ya  que  nuestras  aborígenes  dan  tal  nombre  á  la 
correa  retorcida  con  que  enlazan  (V.  Enlazar)  á  los  animales. 

FOLLÓN  ó  FOLLONES 

Llamamos  las  vestiduras  mujeriles  de  la  cintura  abajo,  á 
saber,  refajos,  zagalejos,  enaguas.  No  es  difícil  que  la  de- 
nominación, graciosamente  pintoresca  nos  venga  de  Anda- 
lucía y  proceda  del  propio  origen  de  los  vocablos  follada^ 
empanada  hueca  de  hojaldre;  follados^  calzas  muy  huecas; 
fole,  bolsa  de  cuero,  odre,  fuelle,  del  latín  folli's;  ó  de  follinin^ 
hoja,  com.0  follaje  y  aun  el  mismo  follón,  vastagos  que  echa 
el  árbol  desde  la  raíz  alrededor  del  tronco  principal,  que  son 
como   los  vestidos   de  la   cintura  abajo  que  llamamos  follones. 

Quizá  la  voz  perifollos  corrobore  la  suposición. 

Follón,  con  el  significado  castizo  de  hombre  cobarde, 
vano,  de  poco  seso,  ruin,  bajo,  perezoso,  etc.,  hallámoslo  á 
cada  paso  en  los  clásicos  castellanos.  En  la  antigüedad  decíase 
también  fol. 

FONDEARSE,  FONDEADO 

De  fondos,  término  comercial,  caudales,  dinero,  etc.,  se  ha 
obtenido  el  derivado  fondearse,  adquirir  dinero,  de  donde  se 
dice  que  «Pedro  &sx.á  fondeado»,  esto  es,  acomodado  ó  rico,  etc. 

O  pudiera  provenir  del  verbo  ^xíarlno  fondear,  dar  fondo, 
ó  sea  asegurar  la  embarcación  echando  las  anclas  al  fondo; 
pues   seguro  de   las  marejadas  de   la  vida  y  de  los  embates  de 


FRE  249 

la  necesidad,  está  el  que  adquiere  bienes  de  fortuna,  á  saber, 
el  fondeado^  como  está  seguro  el  buque  que  ha  fondeado. 

FONDERO 


Es  lo  mismo  que  liondero  (soldado  que  usaba  de  honda  en 
la  guerra)/  fondista,  dueño  de  una  fonda  ó  persona  que  la 
tiene  á  su  cargo. 

FORTUNA 

Bienes  de  fortuna.  .   ^ 

«Yo,  señores,  soy...  noble  en  sangre,  rico  en  los  bienes  de  for- 
tuna, y  no  pobre  en  los  de  naturaleza.» 

( Cervantes — Per  sites  y  Segisminida . ) 
FORTUNOSO 

Es  precisamente  todo  lo  contrario  de  lo  que  creemos  que 
significa,  pues  equivale  á  desgraciado,  azaroso^  borrascoso., 
tempestuoso.  Adjetivo  anticuado;  hoy  se  dice  infortunado  ó 
desa  fortunado . 

Lo  que  nosotros  ^^(i\va.o^  forttinoso  es  venturoso  ó  afortu- 
nado-., voz,  la  última,  que  antes  significaba  lo  propio  que  la 
palabra  anotada. 

FREGAR 


Empleen  en  buena  hora  figuradamente  los  cocineros,  pin- 
ches, marmitones  y  fregonas  el  verbo  y)^í?^<r?/',  que  es  cosa  muy 
suya,  concediéndole  todos  los  significados  que  á  bien  tenga  la 
real  voluntad  de  esos  personajes  de  escaleras  abajo.  Proclámen- 
le, si  gustan,  dictador;  y  veje  al  mundo  entero,  que  para  eso  y 
algo  más  nos  tocó  la  gran  suerte  de  nacer  en  república  hispano- 
americana, democrática,  liberal,  radical.  Recorra  así  la  nación 
toda,  de  palabra  y  de  obra.,  pero  siempre  en  palmas  de  sus  dig- 
nos progenitores,  los  dichos  galopines  y  fregonas.  Mas  ¿cómo 
saldrá   ensuciando  los  rosados  labios  de  la  joven  aristocrática? 


250  FRE 

¿Cómo  vocablo  tan  inculto  puede  ser  pronunciado  por  el  ur- 
bano mancebo,  el  respetable  magistrado,  la  matrona  venera- 
ble? 

¿Y  vosotros,  guardia  noble  del  idioma,  capitaneada  por  los 
SS.  González,  Cuervo,  Paz  Soldán,  Rodríguez,  Cevallos,  etc., 
seréis  atropellados,  hollados  por  la  piara  de  fregar  y  sus  ca- 
chorros, que  pretendisteis  detener  en  su  carrera  triunfal  por 
estos  países  americanos?  ¿Y  los  pobres  verbos  castizos  moles- 
tar^ importunar^  arruinar^  desesperar ^  disgustar^  etc.,  ten- 
drán, por  fin,  que  ceder  al  empuje  del  intruso  y  terminar  en 
el  destierro  como  nuestros  presidentes  constitucionales? 

FREILE 


Dice  aún  nuestro  pueblo  en  vez  áQ  fraile^  palabra  que  con 
razón  ha  sustituido  definitivamente  á  aquélla  en  España;  pues 
por  venir  áe  frade  ó  frater^  la  forma  más  apropiada  es  la  que 
está  en  uso.  Lo  mismo  debe  decirse  áo-fray,  apócope,  en  lu- 
gar de  frey^  vocablo  todavía  no  anticuado  como  freile  y 
fraire. 

FRÉJOL 

Palabra  grave,  no  aguda  como  la  pronunciamos  los  ecuato- 
rianos. La  voz  poroto  que,  para  decir  verdad,  no  hacía  mucha 
falta  en  castellano,  ha  sido  aceptada  ya  en  la  última  edición 
del  Diccionario.  La  planta  y  los  frutos,  pues,  del  Phaseolus 
vulgaris^  Phaseolns  iianus  y  Pliaseoliís  multijiorus  poseen  las 
múltiples  denominaciones  de  fréjoles^  fríjoles^  frísoles^  ju- 
dias^ judiones,  habichuelas^  fásoles.,  alubias  y  hsiSX.^.  porotos.  Si 
no  hay  quien  se  indigeste  con  ellos,  no  será  por  falta  de  nom- 
bres. 

FRENTÓN,   FRENTUDO 

Que  tiene  mucha  frente^  frontudo. 


FUE  251 

FRÍOS 

Aunque,  por  lo  regular,  las  liebres  intermitentes  comien- 
cen por  frío,  al  que  suceden  calor  y  sudor;  sin  embargo,  no 
hay  por  qué  las  denominemos  fríos^  palabra  que  ha  sustituido 
probablemente  al  vocablo  quichua  chiicchn^  que, — cosa  cu- 
riosa, pero  no  rara, — lo  hallamos  en  la  República  Argentina, 
con  ligera  deformación,  clutcJw. 

En  el  Ecuador  se  da,  además^  el  nombre  de  saíno  á.  las  fie- 
bres palúdicas  encubiertas  ó  á  las  débiles  que, — manifestando 
la  impregnación  del  organismo,  de  los  agentes  tóxicos  clima- 
tológicos peculiares  de  aquella  enfermedad,  por  malestar  y 
otros  síntomas  generales, — no  se  desenvuelven,  empero,  de 
manera  completa. 

FRONTAL 


La  correa  ó  cuerda  de  la  cabezada  y  de  la  brida  del  caballo 
que  le  ciñe  la  frente:  fron¿a/era. 

FRUTILLA 


;Es  el  fresón  de  España  y  del  Diccionario? 

«Frutilla. — Especie  de  coquillos  de  que  se  hacen  rosarios. 
¡¡  En  algunas  partes  de  América,  /"r^Ji-rt.» 

Lo  cual  no  es  exacto;  pues  llamamos  fresa  al  frutito  de  la 
Fragaria  vesca^  y  frutilla  al  fruto  de  la  Fragaria  cliiloensis^ 
es  decir,  á  dos  frutos  de  plantas  de  un  mismo  género,  pero  de 
especies  completamente  distintas. 

FUEGOS 


Decimos  los  ecuatorianos  á  cierta  erupcioncita  que  sale  en 
las  comisuras  de  los  labios . 

Es  verdad  que  el  Diccionario,  entre  las  acepciones  figura- 
das de  la  palabra  fuego.,  pone  la  de  «Encendimiento  de  san- 
gre con  alguna  picazón  y  señales  exteriores  que    arroja  el  hu- 


252 


FUN 


mor,  como  conchas,  costras,  etc.»;  pero  no  es  menos  verdadero 
que  la  erupcioncita  aquélla  de  los  ángulos  de  la  boca,  tiene 
denominación  propia:  vaharera. 

FULMINANTE 


Cápsula  ó  pistón. 

«Los  cartuchos  con  bala,  toscamente  preparados  la  noche  antes  por 
ellos  mismos,  los  llevaban  sueltos  en  los  bolsillos  del  lástico,  y  los  pis- 
tóles á  granel  en  las  faltriqueras  del  pantalón.» 

(Pereda — Peñas  arriba.) 
FULLERO 

Es  el  que  comete  en  el  juego  fiLÍlerias,  trampas  ó  enga- 
ños. Al  individuo  que  hace  las  cosas  precipitadamente,  sin 
cordura,  sin  reflexión,  se  llama  en  castellano  í7¿'r(9//rtí/6',  atolon- 
drado, aturdido.,  irreflexivo^  indiscreto  y  familiarmente  calva- 
trueno. 

FUNDIR,  FUNDIRSE 

Este  verbo  ni  tan  ruin  como  fregarse.,  ni  tan  comprensivo 
como  él  entre  nuestras  gentes,  tiene  sin  embargo  mucha  ana- 
logía con  el  tal  en  cuanto  al  significado,  por  lo  que  oímos  á 
menudo:  «tal  negocio  m.&  ftindió;  Antonio  &st2i  fíindido  con 
su  reumatismo;  Anita,  empeñándose  en  casarse,  se  empeñó  en 
fundirse,»  etc. 

Así  y  todo,  el  origen  de  nuestro  verbo  ha  de  encontrarse 
probablemente  allende  los  océanos;  pues  en  verdad  el  refle- 
xivo f^Liidirse  equivalía  en  lo  antiguo  á  hundirse.,  que  entre 
sus  acepciones,  posee  las  figuradas  de  abatir,  abrumar,  opri- 
mir, destruir,  consumir,  arruinar. 

Désele,  por  tanto,  paso  libre,  especialmente  si  ha  de  susti- 
tuir al  soez  fregar. 


FUS  253 

FUSTÁN 

Con  el  nombre  genérico,  género^  toda  clase  de  telas  (5.^ 
acepción  del  Vocabulario),  denominamos  específicamente  las 
de  algodón  y  con  singularidad  las  de  un  solo  color,  sean  per- 
calinas,  madapolanes,  fustanes,  etc. 

— ¿Fustanes? 

— vSí,  s&ñor:^  fustanes;  pues  la  vestidura  que  usan  las  muje- 
res y  nosotros  llamamos  fustán,  no  tiene  otro  nombre  que 
enaguas\  no  tampoco  enagua^  ni  menos  nagua. 


1t=IC 


G 


GALOPA 

El  baile  húngaro,  tan  de  moda  no  há  mucho,  pero  hoy  casi 
en  desuso,  galop.  Del  propio  modo  se  denomina  la  música  de 
dicho  baile. 

GALPÓN 


Barraca^  cobertizo.^  tinglado. 

«Saltaron  todos  en  tierra,  en  la  cual  vararon  las  barcas,  y  coa  gran 
priesa  se  dieron  á  desgajar  árboles  y  hacer  una  gruesa  barraca  para 
defenderse.» 

(Cervantes — Per  siles  y  Segismíi7tda.) 

«Chucho  aullaba  desaforadamente  en  el  parador,  vaciando  en  las 
grandes  tinajas  del  cobertizo .» 

(Selgas — Nona .) 

GALLINA  DE  PERSIA  ó  GALLIXA  DEL  JAPÓN 

Denominamos  á  la  pintada. 

GALLITO,  GALLO 

La  flautita  que  hacen  los  niños  con  cañas,  pipiritaña^  ó 
más  en  general,  silbato. 


256  QAN 

GAMALOTE  ó  GRAMALOTE 

Denomínanse  diversas  especies  de  Paspaluní  y  Paiiiciuii^ 
excelentes  forrajes,  de  dos  y  hasta  tres  metros  de  altura,  con 
que  casi  exclusivamente  se  mantienen  los  ganados  en  nuestras 
sabanas  costaneras.  Gramalote  debe  de  provenir  de  grama. 
Si  dQ  grauíal.,  la  desinencia  aumentativa  estaría  perfectamente 
justificada  por  lo  gigantesco  de  las  gramíneas  tropicales  así 
denominadas;  2i\xn(\vi&  grajna/oie  ó  grama /o  ¿a  ¿  pnáiarsi  ser  el 
«bosque  gramíneo^»  que  dice  Wolf. 

La  Academia  debe  aceptar  la  segunda  de  las  dos  voces  ano- 
tadas. 

GANADO 


Tanto  el  Diccionario  de  la  Academia,  como  el  Dicciona- 
rio razonado  de  Legislación  y  Jíirisprtidencia  definen  la  pa- 
labra Ganado:  Conjunto  de  bestias  mansas  de  una  especie  que 
se  apacienta  ó  andan  reunidas;  como  ganado  vacuno,  cabrío, 
ovejuno  y  otros.  \A2íV[i-3í%^  ganado  mayor.,  agrega  Escriche,  el 
que  se  compone  de  cabezas  ó  reses  mayores,  como  bueyes, 
yeguas,  muías,  etc.;  y  ganado  menor  el  que  se  compone  de 
reses  ó  cabezas  menores,  como  ovejas,  cabras,  etc.  A  las  crías 
del  ganado  se  da  el  nombre  á^  ganado  utemido. 

De  lo  expresado  se  deduce,  pues,  que  los  caballos,  mulos 
y  asnos,  en  agregación  ó  conjunto,  son  también  ganado\  y  no 
sólo  los  de  las  especies  bovina,  ovina  y  porcina^  como  creen 
nuestros  campesinos  y  hasta  algunos  curiales.  El  artículo  1975 
de  nuestro  Código  Civil,  ó  sea  el  2166  de  uno  de  los  Proyec- 
tos de  Código  Civil  de  don  Andrés  Bello,  ó  el  2163  de  otro  de 
los  Proyectos  del  mismo  autor,  se  refieren,  por  tanto,  á  todas 
las  bestias  enunciadas;  por  lo  que  don  José  Clemente  Fabres, 
al  comentar  el  artículo  1984  del  Código  Chileno,  sustituye  la 
palabra  ^¿z^íTí/c  con  la  más  común,  animal. 

«Los  animales,  dice,  con  que  se  arrienda  un  predio  pertenecen  al 
colono,  debiendo   dejar  al  fin  del  arriendo  igual  número  de  cabezas  de 


QAN  257 

las  mismas  edades  y  cualidades,  y  en  su  detecto  el  precio;  pues,  el 
arrendador  no  es  obligado  á  recibir  animales  que  no  estén  aqueren- 
ciados al  predio.» 

(Fabres — Instituciones  de  Derecho  Civil  Chileno.) 

Antiguamente  se  llamaba  _^rt;^¿i¿i?¿>,  no  solamente  á  las  bestias 
mansas,  sino  también  á  las  bravias  ó  fieras,  aunque  es  verdad 
que  entonces  se  les  daba  el  epíteto  correspondiente:  ganados 
fieros. 

...Primas,  primas,  Don'  Elvira  e  Doña  Sol, 
Despertedes,  primas,  por  amor  del  Criador, 
Que  tiempo  es  el  día,  ante  que  entre  la  noch': 
Los  ganados  fieros  non  nos  coman  en  aqueste  mont". 

(La  Gesta  de  mío  Cid — Cantar  III.) 

CxAXCHh:ro 

El  que  guía  las  maderas  en  el  río  con  un  palo  largo  y  á  su 
remate  un  gancho. 

A  causa  de  que  la  silla  de  montar  las  mujeres  se  conoce 
entre  nosotros  con  el  nombre  de  gancho  (probablemente  por 
tener  una  pieza  encorvada  en  que  aquéllas  afirman  la  pierna 
derecha),  se  ha  dado  la  denominación  de  ganchero  al  caballo 
adecuado  para  señoras. 

GANCHO 


Éntreme  una  vez  á  una  sillería  en  un  lugar  de  España  y 
pedí  wx).  gancho.  «Xo  lo  hay,»  me  dijeron,  aunque  yo  veía  ahí 
apilados  los  que  en  el  Ecuador  conocemos  con  aquel  nombre. 
Comprendí  entonces  que  había  empleado  un  vocablo  impro- 
pio, de  los  con  que  tratamos  de  hacer  conciso  y  simplificar 
el  idioma,  y  mostrando  el  objeto  que  necesitaba,  corregí;  ne- 
cesito una  silla  de  montar  para  señora. 

— Ah!  ¿Eso  es  gancho)   me  interrogó   el   comerciante.  ¿En 
qué  idioma? 
n 


2s8  GES 

GARRAPATERO 


Avecita  oscura,  poco  más  ó  menos  como  un  mirlo,  útilí- 
sima en  la  costa,  pues  presta  á  los  ganados  el  inapreciable  ser- 
vicio de  quitarles  los  insectos  y  sus  larvas,  y  en  especial  las 
garrapatas,  de  donde  le  viene  el  nombre.  El  zoológico  es 
Crotophaga  ani  ó  Crotophaga  snlcirostris.  Es  curioso  ver 
cómo  las  vacas  recostadas  perezosamente  rumian  su  alimento, 
mientras  los  garrapateros^  encima  de  ellas,  las  limpian  de 
parásitos. 

¡Ojalá  hubiese  Crotophagas  para  las  naciones! 

GATILLO 


En  las  armas  de  fuego:  piñón  que  detiene  la  patilla  de  la 
llave  estando  levantada.  No  es,  por  tanto,  lo  que  el  Dicciona- 
rio, al  tratar  de  la  palabra  cápsula^  denomina  uiartillo;  aunque, 
cosa  curiosa,  al  definir  este  vocablo,  no  le  da  la  acepción  de 
pieza  de  hierro  encorvada,  que  movida  fuertemente  por  un 
resorte  en  la  parte  exterior  de  la  recámara,  golpea  la  materia 
fulminante,  la  hace  estallar  é  inflama  así  la  pólvora  que  lanza 
el  proyectil. 

Al  mecanismo  completo  que  dispara  las  armas  de  fuego, 
determinando  la  explosión  de  aquélla,  llama  el  Diccionario 
llave. 

GESTO 


Expresión  del  rostro  según  los  diversos  afectos  del  ánimo. 
Mal  puede,  pues,  llamarse  simplemente  gesto  á  la  expresión 
de  enfado,  ó  al  mal  aspecto  de  una  persona;  aun  cuando  para 
lo  primero  hay  la  frase  poner  gesto:  mostrar  enojo  en  el  sem- 
blante. Para  expresarlo  con  una  sola  palabra  tenemos,  además, 
las  voces  sobrecejo^  ó  ceño  que  la  Academia  define:  «Demos- 
tración ó  señal  de  enfado  y  enojo,  que  se  hace  con  el  rostro, 
dejando  caer  el  sobrecejo  ó  arrugando  la  frente,»  ó  sobreceño 
que  es  algo  más:  «ceño  muy  sañudo»,   según  el   Diccionario. 


I 


I 


QIG  259 

El  que  tiene  ceño  ó  sobrecejo,  es  ceíntdo;  y  el  individuo 
con  sobreceño,  debe  ser  ceñoso^  si  conforme  su  terminación, 
es  éste  un  adjetivo  abundancia!.. 

Para  lo  segundo,  es  decir,  para  la  expresión  de  la  mala 
cara,  poseemos  el  mal  agestado  (Véase  Eliges tadoj. 

Y  de  satánica  risa 
Dando  la  expresión  al  gesto 
Salió  detrás  del  alcalde 
A  pasos  largos  y  lentos. 

Saavedra — Romances:  Una  afitiguatía  de  Sevitta.) 

Alzase  y  sale  turbada 
Del  balcón  al  antepecho, 
Al  gallardo  maestre  indica 
Con  actitudes  y  gesto. 

(Saavedra — El  alcázar  de  Sevilla,  romance  IV.) 

«En  habiendo  cumplido  con  esta  parte  de  su  oficio  (F'r.  Pedro  Fer- 
nández de  Pecha),  tornábase  á  su  centro  y  á  exercitar  los  oficios  de 
humildad;  sin  el  sobrecejo  ó  gravedad  de  que  suelen  andar  vestidos  los 
que  no  saben  bien  las  leyes  de  estos  oficios.» 

(Fr.  José  de  Sigúensa — Historia  de  la  Orden  de  San    Gerónimo.) 

«Llegó  en  esto  un  hombre  desaforado  de  ceño;  y  alargando  la  mano, 
dijo:  Esta  es  la  carta  de  examen.» 

(Quevedo — El  s  líe  ño  de  las  calaveras.) 
GIGANTA 


¥ 


Femenino  de  gigante. 

Giganta  llámase  también  al  girasol. 
■     Las  figuras  que  sacaban   en  la  antigüedad  los  días  de  cier- 
tas fiestas,  se  denominaban  sim-^X^meniQ gigantes  ó» gigantones; 
los  ecuatorianos  las  llamaban  inanias  gigantas. 

«Son  (los  poderosos  de  la  tierra)  como  los  gigantes  que  sacan  las 
fiestas  grandes  en  las  ciudades,  que  son  unas  figuras  muy  vistosas,  muy 
cubiertas  de  oro  }■   seda  de  mucha  grandeza  y  majestad.  Esto  es  lo  que 


I 


26o  GOL 

parece,  pero  lo  que  no  parece  es  nn  hombrecillo  muy  cansado,  y  muy 
sudado,  y  que  reventando  y  muriendo  lleva  aquella  grandeza  sobre  sus 
hombros.» 

(Nieremberg — Diferencia  etitre  lo  temporal,  etc.) 

En  algunos  lugares  de  España  sacan  todavía,    precediendo 
las  procesiones,  gigantes  y  cabezudos . 

GIGUEAR 


Decimos  en  vez  de  gemir  y  tal  vez  de  sollozar. 

«;No  los  ves?  dijo;  y  empezó  á  morder  la  silla^  y  á  dar  vueltas  al 
rededor,  y  gemir.-» 

(Quevedo — Las  Zahúrdas  de  Phctón.) 

«Dijéronme  que  era  el  retiramiento  ile  los  enamorados.  Getni  triste- 
mente viendo  que  aun  en  la  muerte  no  dejan  los  suspiros.» 

(Quevedo — Id.) 

Pero  al  fin...  {Corno  ha  de  ser? 
Aunque  usted  gima  y  solloce^ 
Dios  lo  hizo.  No  hay  esperanza 
De  que  su  fallo  revoque. 

Bretón  de  los  Herrerss — ¡Muérete  y  verás! 
GOLUMBIO 

Columpio . 

El  Diccionario  define  el  columpio  primitivo  y  el  columpio 
perfeccionado.  Nuestros  chiquillos  no  conocen  sino  el  primero, 
esto  es,  el  formado  por  una  soga  ó  correa  fijas  por  sus  extre- 
mos, en  cuyo  medio  se  sienta  alguna  persona  y  se  mece;  mas 
no  porque  no  conozcamos  sino  éste,  lo  hemos  de  denominar 
goltcffzbio.    Llámase  también   mecedor.  El  verbo  es  columpiar. 

«Cuando  para  descansar  de  las  fatigas  del  Gobierno  se  baje  á  estos 
jardines,  y  coja  sus  flores  olorosas,  y  pesque  los  pececillos  de  estos 
estanques,  y  se  columpie  en  estas  hamacas  de  alambre  dorado.» 


QRA  261 

(Do)i  José  de  Castro  y  Serrano — Historias' vulgares:   Cnerdos  y 
locos.) 

GRADA 


Parte  de  la  escalera,  por  sinécdoque  de  uso  exclusivo  de 
los  ecuatorianos,  ha  pasado  á  significar  el  todo  de  que  es  com- 
ponente. Con  efecto,  cada  uno  de  los  escalones  de  una  escalera 
nómbrase  grada  ó  peldaño,  aunque  gradas  (fijarse  bien,  en 
plural)  se  llama  el  conjunto  de  escalones  que  suelen  tener  de- 
lante del  pórtico  ó  fachada  los  edificios  grandes,  majestuosos. 

En  cambio,  el  nombre  de  la  parte  de  un  edificio  cualquiera, 
compuesta  de  peldaños  de  piedra,  madera  ú  otra  materia,  para 
subir  y  bajar,  esto  es,  el  sustantivo  escalera  lo  hemos  reser- 
vado para  nombrar  el  trasto  portátil  compuesto  de  dos  made- 
ros con  travesanos  á  iguales  distancias,  asimismo  para  subir  y 
bajar,  quiere  decir,  la  escalera  de  mano  ó,  en  una  sola  palabra, 
la  escala. 

Gradería  se  llama  el  conjunto  ó  serie  de  gradas,  y  espe- 
cialmente las  de  los  altares. 

Grado  se  denominaba  también  al  peldaño,  escalón  ó  grada. 

Mío  Cid  e  su  mugier  a  la  eglesia  van. 
Echós'  Doña  Ximena  en  los  grados  del  altar, 
Rogando  al  Criador,  quanto  ella  mejor  sabe. 

(Poema  del  Cid — Cantar  I.) 

GRADIENTE 

Anglicismo:  Gradient,  que  quiere  decir  en  castellano  pen- 
diente., declive  ó  declivio.,  inclinación^  etc. 

GRADIOLA 


Gradiolo,  gladiolo,  gladio:  siempre  con  el  género  mascu- 
lino encontramos  en  el  Diccionario  los  nombres  vulgares  de  la 
Thypha  latifolia  Z.,  venidos  del  latín  ^ladius;  y  con  el  género 


262  QUA 

femenino  la  denominación  tomada  del  griego  azáOr^,  espadaña, 
con  que  se  conoce  también  la  dicha  planta. 

GRANADILLA 

Indudablemente  en  España  llaman  granadilla  á  \-a,fior  de 
la  pasionaria,  cuando  así  lo  asegura  el  Diccionario  último;  mas 
en  América  denominamos  granadilla  tA  fruto  de  dos  especies 
de  Passiflora:  la  común  y  la  de  Quijos.  Los  SS.  Académicos 
podrían,  pues,  agregar  á  la  definición  citada  (si  no  es  una 
errata)  esta  otra:  «Fruto  de  algunas  especies  de  pasionarias, 
globoso,  de  corteza  correosa,  lleno  de  pepitas  envueltas  en 
una  sustancia  semejante  al  almidón  cocido,  dulce  y  agradable». 

GRANADILLO 

La  trepadora  del  género  Passiflora  ó  pasionaria  que  pro- 
duce la  granadilla. — Según  la  Academia,  granadillo  es  un 
árbol  de  América,  cuya  madera  es  muy  maciza  y  de  color  en- 
carnado muy  obscuro. 

Las  hermosas  trepadoras  Passifloras  producen  varias  agra- 
dables frutas:  las  diversas  granadillas,  los  distintos  iacsos^  la 
badea ^  etc. 

GUABA 

Pacay  la  llaman  en  quichua  y  cuajiniguil  ó  jiniguil  en 
algunos  lugares  de  Hispano  América. 

El  Diccionario  no  trae  la  palabra.  Fruto  de  varias  especies 
del  género  Inga.  Podría  definirlo:  «Vaina  coriácea,  verde, 
desde  uno  hasta  cinco  ó  seis  decímetros  de  largo,  que  encierra 
las  semillas  en  gajos  como  copitos  de  algodón,  sacarinos  y 
comestibles». 

GUABO 

El  árbol  que  produce  la  guaba:  es  alto,  coposo,  de  hojas 
medianas,   flores   como   borlitas  de  color   blanco   verdoso;  la 


auA  263 

madera  se  utiliza  en  construcciones.— El  giiaino  y  la  guama 
definidos  por  el  Vocabulario,  tal  vez  sean  nuestros  guabo  y 
anabá;  pues  nos  parece  haber  visto  escritas  las  dos  palabras 
en  alguna  parte,  así  como  las  pone  el  Léxico.  Pero  nos  deja  en 
duda  aquella  cosa  del  «vello  que  entra  en  el  cutis,»  que  no  lo 
hemos  experimentado  nunca    con  las  guabas  del  Ecuador. 

GUACHAR 

Hacer  surcos  de  distancia  en  distancia  proporcionalmente 
para  sembrar  con  igualdad,  amelgar.— ?A  verbo  guachar  ó 
¡machar,  de  htcachu,  surco,  sería  acaso  imposible  sustituir 
entre  nuestros  agricultores;  pero  al  menos  los  medianamente 
cultos  deben  no  ignorar  el  término  propio. 

Los  españoles  dicen  también  surcar  ó  asurcar,  aunque  el 
último  verbo  significaba  más  bien  lo  que  nuestro  chictar;  su- 
puesto que  lo  definían  los  Diccionarios  anteriores  al  de  1899: 
hacer  surcos  en  la  tierra  ya  sembrada,  para  sacar  las  raíces  de 
la  hierba  y  abrigar  los  panes. 

GUÁCHARO,  GUACCHO 

Quichna,  huaccha,  huérfano;  abandonado,  pobre,  desgra- 
ciado; huacchara,  ser  pobre,  huérfano,  etc.— Aun  cuando  guá- 
charo está  en  el  Diccionario  para  significar  persona  enfer- 
miza, y  por  lo  comi'in  hidrópica  ó  abotagada,  polluelo  no 
volantón,  etc.,  lo  corregimos  conjuntamente  con  ^/¿«¿^^/¿í?  por 
ser  una  misma  la  significación  que  damos  los  ecuatorianos  a 
los  dos  vocablos,  tomándola  probablemente  de  las  voces  qui- 
chuas arriba  expresadas. 

El  animal  sin  padres,  huérfano;  el  abandonado  por  la  ma- 
dre, desmadrado. 

GUACHO 

Palabra  quichua,  significa  bien  en  su  idioma  la  línea  honda 
que  se  forma  en  la  tierra  al  ararla;  pero  lo  tal  en  castellano  se 
denomina  surco. 


204 


GUA 


«Ángel  se  sentó  rendido  en  un  linde,  y  los  perros  rendidos  también 
se  tumbaron  en  un  surco.» 

(Trueba~¡ Desde  Madrid  al  cielo!) 

Si  como  tú  se  echan  todos 
En  el  surco 

(Bretón  de  los  Herreros— ¡Muérete  y  verás!) 

La  parte  elevada  que  el  arado  forma  al  surcar  la  tierra,  se 
llama  caballón,  ó  también  camellón,  palabra  que  hemos  dejado 
para  determinar  lo  que  en  España  se  nombra  bache. 

GUADÚA 

¿Guadúa  ó  guadua? 

Entendemos  que  la  gramínea  gigantesca  denominada  giia- 
dtia  en  quichua,  es  una  especie  semejante  á  la  originaria  de  la 
India  y  llamada,  en  malayo  y  hoy  también  en  español,  bambú. 
Quiza  aun  sea  la  misma  especie,  y  en  tal  caso  posee  ya  el 
nombre  castellano  expresado. 

GUAGUA 

El  señor  Cuervo,  en  su  erudita  obra  Apuntacioites  críticas 
sobre  el  lenguaje  bogotano,  nota  que  en  muchas  lenguas  ame- 
ricanas las  palabras  hombre  y  mujer  empiezan  por  ^«rt,  güe, 
gut,  liua,  hne  y  cita  A?íaina,  Imarmi,  etc.  A  los  ejemplos  pre- 
sentados por  el  señor  Cuervo,  puede  agregarse  la  palabra 
guagua,  nino  o  niña,  hombre  ó  mujer  aun  no  adolescentes. 

Guagua,  para  los  chilenos  y  también  para  los  peruanos, 
es  palabra  epicena  de  terminación  femenina;  pues  se  dice  la 
guagua  tanto  al  niño  cuanto  á  la  niña  que  están  laclando;  para 
nosotros  es  del  género  común,  ya  que  decimos  el  guagua  ó  la 
guagua  conforme  al  sexo  respectivo. 

Con  ser  quichua  la  voz,  tiene  más  uso  que  en  el  Ecuador 
y  el  Perú,  en  Chile,  donde  la  vemos  frecuentemente  impresa,  y 
donde  aun  ha  dado  origen  á  derivados  que  no  conocíamos 
los  naturales  déla  tierra  de  los   Incas:  v.  g.  guagualón  y gua- 


GUA  26; 


gualofia^  con  que  se  moteja  á  las  personas  pueriles,  aniñadas 
y,  si  no  me  equivoco,  también  á  las  que  en  España  llaman  an- 
gelotes. 

GUANDO 


Palabra  quichua,  huandiL,  con  la  que  conocemos  el  mueble 
denominado  en  España  parihuela,  que  sirve  para  trasladar 
heridos,  enfermos,  etc. 

Los  nombres  palanquín  y  andas  con  que  corrige,  también, 
el  señor  Cevallos  el  quichuísmo  anotado,  no  corresponden 
propiamente  á  la  palabra  guando. 

GUANGO 


Graciosísimo  es  el  quid  pro  qjio  en  que  incurre  el  Diccio- 
nario de  la  Academia  al  dar  la  definición  de  Anaco:  «Peinado 
de  las  indias  ecuatorianas  que  consiste  en  una  sola  trenza  fa- 
jada estrechamente  y  que  cae  por  la  espalda.»  El  anaco  es  una 
pieza  de  vestido,  como  expresamos  al  tratar  de  dicha  palabra. 
Lo  que  definen  los  académicos  es  ^\  guango. 

Guango  ó  huangu,  como  lo  pronuncian  castizamente  los 
indios,  es  copo,  atado  y,  no  sé  si  de  manera  recta  ó  de  modo 
tropológlco,  la  trenza  aquella  que  el  Léxico  describe  en  la 
palabra  anaco. 

Guangudo  se  dice  al  que  Ví^^di guango.,  como  las  indias  y  aun 
ciertos  indios  de  algunos  pueblos  del  interior  de  la  República. 

GUAXTO 


Qaichxia.  gu a nt7íg,  botánica  Datura  sanguinea.  Especie  de 
floripondio  sin  fragancia,  con  hermosas  flores  amarillo  rojizas, 
antes  muy  común  en  las  cercanías  de  Quito,  á  las  cuales  acu- 
dían los  muchachos  á  fin  de  jugar  á  la  guerra.,  para  la  que 
suministraban  balas  rasas,  bombas,  granadas  y  otros  proyec- 
tiles, los  frutos  áe\  guan-to.  No  sé  si  la  datiíra  mencionada  sea 
también  europea,  ni  sé  tampoco  si  tenga  nombre  castellano. 


266  QUA 

El  giianio  no  da  peras ^  frase  ecuatoriana  que  vale  tanto 
como  la  española  pedir  peras  al  olmo. 

GUARACA 

Huaraca  ¿De  liiiaira,  viento?  Palabra  quichua. 

El  cordel  ó  trenza^  como  dice  el  Diccionario,  que  se  usaba 
antiguamente  en  la  guerra  y  que  hoy  sólo  tiene  uso  entre  pas- 
tores, para  tirar  piedras  con  violencia,  se  denomina  en  caste- 
llano honda. 

«No  (lió  tiempo  á  los  jnalhechores  la  presteza  del  caso  para  pensar  en 
otro  partido  más  llano  que  juntarse,  llegando  á  sí,  de  la  gente  de  los 
lugares  vecinos,  tres  mil  personas  de  todas  edades,  en  que  había  mil  y 
ochocientos  hombres  de  provecho  armados  de  arcabuces,  ballestas,  lan- 
zas y  gorguees,  y  parte  hondas,  como  la  ira  y  la  posibilidad  les  dal)a;  y 

sin   tomar  capitán » 

(Diego  de  Mendoza — La  guerra  de  Granada.) 

Ya  calla  el  mar  furioso  y  bravas  ondas 
Al  estallido  espeso  de  las  hondas.» 

(O ña — Arauco  domado.) 

GUARMI,  GUARMILLA 

No  solamente  significa  mujer  la  voz  gitarmi^  conforme  la 
propia  palabra  quichua  hiiarmiy  sino  mujer  que  sabe  sus  de- 
beres y  los  desempeña  de  manera  cumplida,  que  es  casera.,  si 
este  adjetivo  español  no  es  deficiente  para  expresar  todo  lo 
que  expresa  el  vocd^Aot  guanni^  tomado  como  adjetivo. 

De  él  ha  salido  giiarmilla.,  hitar  misil  i  na.,  hombre  afemi- 
nado, que  sabe  oficios  de  mujer,  ó  que  se  entremete  en  ocupa- 
ciones mujeriles. 

GUASO 


En  Chile  apellidan  guaso  al  hombre  de  campo,  nosotros  al 
grosero.,  iosco^  incivil,  etc.  Aun  cuando   la  palabra  parece  to- 


QUI  267 

mada  del  quichua,  sospechamos  que  trae  su  origen  más  bien 
del  adjetivo  familiar  español  gtiasón^  individuo  falto  de  gracia 
y  viveza,  persona  sosa,  pesada,  desagradable;  pues  á  este  sig- 
nificado corresponde  exactamente  nuestro  calificativo. 

GUATUSA 


I 


El  roedor  Dasyprocta  agiiti  y  muchas  de  las  especies  zoo- 
lógicas americanas  no  tienen  nombre  en  castellano,  aunque 
poseen  múltiples  denominaciones  en  los  varios  lugares  del 
Nuevo  Alundo  donde  se  crían,  ¿Cómo  podríamos  unifor- 
marlas, para  poder  entendernos?  De  cierto,  como  ha  comen- 
zado á  verificarlo  la  Academia:  aceptando  en  el  Léxico  los 
vocablos  más  generalmente  extendidos.  Así  ha  aceptado  la 
palabra  aguacate^  común  á  casi  toda  América,  aun  cuando 
reemplazada  en  Chile  y  parte  del  Perú,  por  la  denominación 
palta.  Muy  atendible  para  la  aceptación  debe  ser,  además,  el 
nombre  que  se  dio  al  objeto  en  el  lugar  de  origen  ó  donde 
dicho  objeto  más  abunda,  ya  que  el  comercio,  elemento  hoy 
importantísimo  de  propagación  y  extensión  de  los  idiomas, 
sirve  de  juez  y  arbitro  para  esta  materia. 

Deben  también  preferirse  las  denominaciones  en  una  sola 
palabra,  pues  siempre  serán  imperfectas  las  perífrasis  en  tales 
casos. 

GÜILLEGÜILLE 

Reiiaciiajo  ó  ranacuajo^  como  quien  dice  rana  que  está 
formándose . 

La  palabra  corregida  puede  venir  del  castellano  familiar 
bullebulle  por  lo  bullidores  que  son  los  renacuajos;  ó  más  bien 
del  quichua  hiiilli^  aun  cuando  los  indios  de  Cuenca  (lugar 
donde  se  conserva  más  puro  el  idioma  indígena)  llaman  al 
renacuajo  cliucshic^  vocablo  con  el  que  en  Quito  denominamos 
á  la  lechuza. 

Todos  los  que  han  estudiado  un  poco  de  Zoología,  ó  si- 
quiera han  sido  observadores,  saben   que  los  batracios  (ranas. 


268  QUÍ 

sapos,  etc.)  experimentan  metamorfosis  completas  en  los  dos 
períodos  de  su  vida:  en  la  primera  edad  tienen  el  cuerpo  pro- 
longado con  larga  cola  lateralmente  comprimida,  y  en  tal  es- 
tado se  llaman  renacuajos. 

«Y  sería  cosa  que  me  fastidiaría  de  lo  lindo  el  irme  al  otro  barrio 
tan  pronto,  porque  quisiera  dejar  casada  á  mi  aug-usta  hija  y  S.  A.  es 
todavía  un  renacuajo.» 

(Trueba — El  Preste  Jtiaii  de  las  Indias.) 

Fortuna,  ;No  estuvieran  más  decentes 
Puestas  en  un  moscón  y  un  re7iactiajo 
Las  dos  coronas,  que  en  tan  viles  frentes? 

(Quevedd — Sánelos .) 

En  la  orilla  del  Tajo 
Hablaba  con  la  rana  el  renacuajo, 
Alabando  las  hojas,  la  espesura 
De  un  gran  cañaveral,  y  su  verdura. 

(Triarte — Fábulas  literarias:  La  rana  y  el  renacuajo.) 
GUINEO 

Adjetivo.  Natural  de  Guinea.  Perteneciente  á  esta  región 
de  África. 

Lo  empleamos  bien  como  sustantivo,  aunque  solamente 
para  denominar  una  especie  de  plátano,  la  Musa  sapientuin. 


I 


3|z=)l  — 11=11  II  =3l=ii: 


H 


HABLAR  (á  uno). 

Hablar  á  uno  dice  nuestro  pueblo  en  vez  de  reñirle^  insul- 
tarle^ hablar  nial  de  él. 

HACER  HOJA 

Hacer  novillos,  dice  el  Léxico,  frase  familiar,  hacer  falta 
en  alg-una  parte  donde  se  suele  ó  debe  asistir.  Aplícase  espe- 
cialmente á  los  muchachos  que  por  desaplicación,  dejan  de 
asistir  á  las  aulas. 

Dícese  también  kacer  bolas  ó  hacer  rabona. 

HACIENDA 


Diferimos,  en  la  significación  específica  de  esta  palabra,  los 
del  norte  y  los  del  sur  de  la  América  meridional.  Los  argen- 
tinos llaman  hacienda,  por  antonomasia,  no  á  la  tierra  de  cul- 
tivo, ni  á  los  bienes  de  fortuna  ó  riquezas  en  general,  sino  á 
los  ganados  ó  animales  que  posee  el  esianciero  ó  hacendero^ 
esto  es,  el  hacendado,  como  decimos  bien  los  ecuatorianos. 
El  Léxico  trae  la  palabra  hacienda  en  el  sentido  en  que  casi 
exclusivamente  la  usamos  nosotros  y  los  brasileños,  facenda: 
kerdade  oil  propriedade  mral. 

Fazendeiro^ — como  el  hacendero  de  algunos  países  hispano- 
americanos,— es  además  del   que  «procura  con  aplicación   los 


270  HAT 

adelantamientos  de  su   casa  y   hacienda»,  el  propietario  ó   el 
administrador  de  una. /azenda. 

HAMBRE 


En  alguna  ó  algunas  de  nuestras  Repúblicas  más  meridio- 
nales se  hace  masculino  al  vocablo  hambre^  y  así  se  dice:  tengo 
mucho  hambre^  etc.,  equivocación  proveniente,  de  cierto,  de  oír 
decir  el  hambre  y  de  no  saber  que  el  cambio  del  artículo  pro- 
viene de  la  necesidad  de  evitar  el  hiato  que  resultaría  si  dijése- 
mos la  hambre, 

«Ni  con  toda  hambre  al  arca,  ni  con  toda  sed  al  cántaro. ^> 

(Refrán  castellano.) 

HAMBREADO 


El  que  tiene  hambre,  q.s  hambriento;  el  que  continuamente 
manifiesta  afán  por  comer,  es  liambrón. 

HATO 


Diputado  á  una  de  las  Asambleas  coiislituyentes  ó  Conven- 
ciones que  después  de  cada  revolución  se  reúnen  para  hacer 
la  felicidad  del  Ecuador,  tan  hecha  y  rehecha  que  los  ecuato- 
rianos estamos  en  vísperas  de  poseer  la  dicha  más  completa, 
— caso  de  que  no  la  poseamos  ya  sin  caer  en  la  cuenta  de  ello. 
Digo,  pues,  que  diputado  á  una  de  estas  Convenciones  oí 
tanto  á  ciertos  abogados  hablar  de  hatos.,  que  la  cosa  si  no  me 
interesó  mucho,  al  menos  se  me  grabó  en  el  sentido  del  oído, 
asimismo  como  llega  á  grabarse  en  el  de  la  vista  el  aviso  que 
los  periódicos  repiten  todos  los  días  y  que  el  lector  ve  y  ve 
sin  mirar.  Después,  acaso  los  propios  diputados  á  fin  de 
conservar  siempre  fresca  la  memoria  de  los  ecuatorianos  to- 
cante al  importantísimo  asunto,  algo  han  tenido  siempre  que 
hacer  respecto  de  hatos  en  las  varias  Legislaturas  reunidas 
ulteriormente. — ;Qué  será?  ;Algo  así  como  la  triple  alianza, 
ó    la    cuestión    de   Oriente,  ó    la   del    monomentalismo,  ó    de 


HIN  271 

la  paz  universal?  De  todo  esto  debe  de  tener;  pero  quede  la 
magna  cuestión  para  los  que  hacen  leyes  y...  Paulo  minora 
cauanius. 

Ley  de  hatos  llegó  á  llamarse  una  que  se  dictó  para  bien, 
si  no  de  los  ecuatorianos,  de  los  diputados  de  liato;  pero  lo 
que  tal  vez  no  estuvo  bien  (con  perdón  de  los  dichos  aficiona- 
dos á  revolver  el  hato)  fué  que  la  significación  dada  al  voca- 
blo no  es  la  que  de  modo  castizo  le  corresponde.  Coinún^ 
como  término  de  Jurisprudencia,  es  lo  que  no  siendo  privati- 
vamente de  ninguno,  pertenece  ó  se  extiende  á  muchos,  todos 
los  cuales  tienen  igual  derecho  de  servirse  de  ello,  como  bienes 
comunes^  pastos  comunes^  etc.,  que  es,  según  parece,  lo  que  se 
denomina  con  la  voz  anotada. — Con  razón,  pues,  «la  partición 
y  demarcación  de  hatos  ofrece  dificultades, >.  como  dice  el  con- 
siderando de  una  reformatoria  de  aquella  ley,  si  aun  la  inteli- 
gencia del  nombre  mismo  nos  las  presenta. 

HEMBRILLA 


Decimos  los  ecuatorianos  al  embrión^  gernten  ó  sea  la  parte 
de  la  semilla  de  que  se  forma  la  planta.  Hembrilla^  diminutivo 
de  hembra^  tiene  varios  significados;  pero  no  el  que  le  damos 
en  el  Ecuador, 

HIGUERILLA 


Denominamos  las  semillas  de  v^arias  plantas  de  los  géneros 
Ricinus  y  Jatropha,  de  que  se  saca  el  aceite  de  palma  Christi, 
ó  de  ricino,  ó  de  castor,  que  todos  estos  nombres  damos  al 
óleo  extraído  de  aquellas  euforbiáceas. 

Higuereta  nombra  también  el  Diccionario  al  ricino,  al  que 
antiguamente  los  españoles  llamaban  higuera  infernal. 

Ricino,  según  el  primer  \'ocabulario  de  la  Academia  espa- 
ñola, viene  del  latín  ricinus  por  ser  el  fruto  mmy  parecido  á 
la  garrapata. 

HINXARSE 


Hincar,  introducir  ó  clavar  una  cosa  en  otro,  no  está  bien 


272  HOR 

por  arrodillar^  significado  único  que  nosotros  concedemos  al 
verbo  anotado.  Xo  está  mal  dicho  hincar  la  rodilla^  hincarse 
de  rodillas;  pero  hincarse  sólo,  no  es  sinónimo  de  arrodi- 
llarse. 

HONORABILIDAD 


Sin  duda  porque  casi  no  va  quedando  hom^adez  en  el  mundo, 
tratamos  de  dar  reemplazo  á  la  palabra  con  el  vocablo  hono- 
rabilidad, que  naturalmente  no  ha  de  significar  lo  mismo  que 
el  usado  por  nuestros  abuelos  y  aun  por  nuestros  padres. 

HORCADO 


Adj.  En  forma  de  horca.   Ahorcado,    sustantivo,   persona 
ajusticiada  en  la  horca. 

HORCÓN   ó  JORCÓN, 

Como  dicen  nuestros  campesinos  al  bieldo. 

Aun  cuando  la  Academia  no  da  á  horcón  otro  significado 
que  el  de  palo,  en  figura  de  horquilla,  que  sirve  para  formar 
los  parrales  y  para  sostener  las  ramas  de  los  árboles  que  están 
cargados  de  frutas,  con  todo,  en  algunos  lugares  de  España 
debe  de  usarse  el  vocablo  en  la  acepción  que  le  atribuyen 
los  ecuatorianos;  pues  don  José  M.  Pereda,  en  Peñas  arriba^ 
dice:  ^<En  el  carro  había  una  carga  de  heno  verde,...  y  sobre 
la  carga,  un  hombre  de  alta  estatura  que  lanzaba  con  impe- 
tuoso brío  grandes  horconadas  de  ella  á  un  boquerón  de  la 
pared...  Vuelto  de  repente  hacia  nosotros  el  hombre  que  des- 
cargaba el  carro,  y  mientras  nos  miraba  frunciendo  mucho  los 
ojos,  apoyándose  gallardamente  en  el  horcón  clavado  por  sus 
puntas  en  el  heno...» 

HORMIGUERO 


Hormiguillo.    Enfermedad   que   da    á  los  caballos   en   los 
cascos. 


HUA  273 


Don  Juan  Montalvo  emplea  la  voz  hormiguillo  por  hormi- 
gueo, quizá  á  causa  de  haberla  hallado  con  tal  significación  en 
algún  autor. 

«Cosa  es  que  le  hace  á  uno  erizarse  los  cabellos  y  correrle  por  las 
carnes  un  tatídico  hormiguillo,  ver  á  Cristóbal  Colón  padecer  y  gemir...» 

{Montalvo — El  Buscapié.) 

«Señor,  respondió  Sancho  en  voz  muy  baja,  me  está  discurriendo 
por  el  cuerpo  un  hormiguillo  junto  con  un  trasudor,  que  me  quita  el 
conocimiento  hasta  de  mi  propia  persona.» 

{Mo7italvo— Capítulos  que  se  le  olvidaron  á  Cervantes.) 
HOSTIERO 

El  que  hace  hostias. 

Hostiario  la  caja  que  tienen  en  las  sacristías  para  guardar 
las  hostias.  Latín  hostiarium. 

HUACO 

Don  Zorobabel  Rodríguez,  en  su  libro  Diccionario  de 
Chilenismos,  recomendaba  á  la  Academia  Española  la  presta 
adopción  del  vocablo  quichua  (?)  cheiito  para  denominar  al 
que  tiene  el  labio  hendido. 

Don  José  Rufino  Cuervo,  en  las  Apttntaciones  criticas 
sobre  el  LengiLaje  Bogotano,  acepta,  á  pesar  de  la  inquina 
que  muestra  al  Diccionario  de  nna  sociedad  de  literatos,  la 
palabra  labi-hendido,  que  este  Léxico  trae  para  llamar  á'los 
que  tienen  labio  leporino,  esto  es,  á  los  Imacos,  como  los  nom- 
bramos en  el  Ecuador,  ó  tenciLas  conforme  se  los  denomina  en 
México,  segdn  el  mismo  señor  Rodríguez. 

Cada  cual  se  cree  con  derecho  para  inventar  un  remedio 
para  las  enfermedades  sin  remedio,  y  abundan  los  nombres  para 
lo  que  no  tiene  nombre. 

HUASILLA 

Probablemente  por  nacer  y  desarrollarse  con   preferencia 


274  HUM 

en  las  paredes  de  las  casas  {hiíasi),  tapias,  y  hasta  en  los 
techos  de  las  chozas  ó  cabanas  f  l/a^  á  veces  diminutivo  cari- 
ñoso, de  ternura),  se  dio  por  los  indios  el  nombre  á&  gttasilla 
ó  hiiasilla  á  la  planta  antiespasraódica  llamada  Valeriana 
oficinalís  en  botánica  y  valeriana  vicnor  ó  silvestre  en  cas- 
tellano. Hay  varias  especies,  una  de  las  cuales  de  olor 
más  fuerte,  á  la  par  que  más  robusta,  se  halla  cerca  del 
cerro  de  Puntas,  en  nuestra  cordillera  oriental  {Valeriana 
rígida  (?). 

HUILÓN 


Dígase  huidizo^  adjetivo,  que  huye  ó  es  inclinado  á  huir. — 
Htiidero  se  decía  antiguamente,  según  se  ve  en  el  Vocabulario 
de  Nebrija  y  ya  también  en  el  Académico  de  1899. 

HUMANARSE 

No  he  podido  jamás  oír  este  verbo,  de  labios  de  ayas,  amas 
de  llaves,  sirvientas  y  hasta  fregonas,  sin  que  me  produzca 
regocijo.  Empléanlo  de  tal  manera  y  con  tal  retintín,  que  no 
parece  sino  que  son  el  mismísimo  Verbo  divino  que  encarna. — 
Las  tales  gentuallas  son  cuando  menos  reyes  destronados,  que 
«por  la  pobreza  y  la  desgracia  se  Jiumanan  á  trabajar  para 
vivir;»  «la  suerte  (naturalmente  debe  de  ser  la  mala)  las  obliga 
á  rebajarse,  á  abatirse,  á  Jmmanarse  hasta  entrar  á  servir  á 
personas  que...  valen  menos  que  ellas».  Esto  último,  claro  está, 
no  lo  expresan,  pero  lo  dan  á  entender  merced  al  tonillo  con 
que  pronuncian  el  humanarse. 

Por  lo  demás,  la  significación  atribuida  al  verbo  reflexivo 
está  bien,  aunque  no  la  traiga  ya  el  Diccionario;  pues  la  vemos 
en  autores  antiguos.  El  Léxico  académico  de  1734  dice: 
«Humanarse^  familiarizarse,  baxarse  y  deponerse  de  aquel 
estado  elevado  que  se  gozaba,  haciéndose  tratable  á  las  gen- 
tes,» que  es  justamente  lo  que  nos  espetan  las  cocineras  y  los 
otros  personajes  mencionados,  cuando  entran  á  servirnos. 


HUM  275 

HUMAR 

Fumar. 
Curioso:  una  de  las  veces  que  la  Ji  toma  el  puesto  de 
la  despojadora/".  No  calumniamos  á  ésta:  la  /",  la  ^  y  lay  han 
destituido  casi  de  sus  funciones  á  la  buena  de  la  li,  tan  mo- 
desta en  castellano  que  iii  trtieiia  iii  sueiia^  como  decimos  de 
las  gentes  que  no  gustan  ponerse  de  manifiesto. 


IMt 


IXAXO 

Enano. 

«Sobre  la  mansión  que  ocupaban  las  fieras,  había  un  cuarto  muy 
capaz  donde  habitaban  los  bufones,...  en  cuyo  número  se  contaban  los 
monstruos,  los  enanos,  los  corcovados...» 

(Solís — La  Conquista  de  Me'xico.) 
INXOXADO,    IXCOXARSE,  IXCOXOSO 

Enconado.,  Enconarse.,  Enconoso. 

«Llegó  á  tal  e.x;tremo  este  ricazo  tan  limpio  y  regalado  (el  rico 
avariento  del  Evangelio)  que  tuviera  por  felicidad  que  le  diesen  una 
gota  aunque  fuese  en  el  dedo  más  enconado  y  asqueroso  de  un  leproso; 
pero  aun  esto  le  faltó.» 

(Nieremberg — Diferencia.,  etc.) 

Brama  el  bárbaro  ardiendo  de  despecho, 
Víbora  no  se  vio  más  encoiíada... 

(Don  Alonso  de  Ercilla — La  Arancana.) 

Nuestras  discordias  infaustas 
Nos  llevan  al  precipicio. 
Las  pasiones  enconadas 
Nos  ciegan... 

(Bretón  de  los  Herreros — /Muérete  y  verás.') 


278  IND 

«...Que  es  peligroso  abrir  ó  apremiar  las  apostemas  duras,  porque 
más  se  enconan.  Esté  un  poco;  dejemos  llorar  al  que  dolor  tiene;  que 
las  lágrimas  é  sospiros  mucho  dese?ico7ian  el  corazón  dolorido.» 

(Fernando  de  Rojas — La  Celestina.) 

Purén  que  estaba  aparte,  habiendo  oído 
La  plática  eiiconosa  y  rumor  grande... 

{^Er cilla — La  Araucana.) 

INCONOCIBLE 

Inconocible  decimos  de  las  personas,  animales  ó  cosas  que 
han  experimentado  tal  mudanza  que  no  es  fácil  reconocerlos. 
Así  se  encarecen  el  envejecimiento  de  Fulano,  lo  revejida  que 
está  Zutana,  lo  enflaquecido  de  un  caballo,  lo  maltratado  de  un 
objeto,  exclamando:  «qué  inconocibles  que  están  Fulano,  Zu- 
tana, etc.» 

INCREMENTAR 


El  Vocabulario  académico  trae  increinerito^  voz  de  la  que 
hemos  sacado  el  verbo  que  anotamos.  Dígase  aumentar.,  acre- 
cer, acrecentar^  que  significan  lo  propio  que  aquel  iniitil  neo- 
logismo. 

INDEPENDIZAR,  INDEPENDIZARSE 

Saben  ustedes  que  no  se  ha  de  mentar  la  soga  en  casa  del 
ahorcado,  y  dale  que  dale  en  el  empeño  de  que  este  verbo 
(no  lo  nombro)  sea  aceptado  por  la  Academia  de  los  antiguos 
dueños  de  Hispano  América. 

Emancipar  significa,  con  efecto,  lo  mismo;  pero  propon- 
gámonos desterrar  de  nuestro  idioma  ese  independizado  del 
lenguaje  español,  y  encontraremos,  cuando  menos,  tanta  re- 
sistencia de  parte  de  nuestras  gentes  para  extrañarlo,  cuanta 
de  parte  de  los  académicos  para  no  aceptar  al  que  ellos  juzgan 
intruso.  • 


IND  279 

INDÍGENA 


Ciertas  personas  cultas,  escrupulizando  en  llamar  indios  á 
los  aborígenes  de  América,  los  denominan  indígenas,  en  lo 
cual  yerran  y  aciertan;  otras  los  nombran  indianos;  y  por  fin, 
no  falta  alguien,  ya  no  sólo  culto  sino  culterano,  que  los  llama 
índicos. 

Veamos  las  diferencias  de  los  diversos  vocablos. 

Indio — Natural  de  la  India;  u.  t.  c.  s. 
■  Colón,  persuadido  de  haber  descubierto,  mas  bien  que  un 
Mundo  nuevo,  un  cnmino  al  Asia,  á  través  del  Atlántico  hacia 
el  oeste,  denominó  indios  á  los  habitantes  de  Guanahaní,  que 
tomó  por  una  de  las  penínsulas  del  Asia  meridional,  esto  es, 
por  las  Indias  orientales;  razón  por  la  cual  se  dio  después  á 
América  el  nombre  de  , Indias  occidentales.  Está  bien,  por 
tanto,  llamar  indio^  así  al  antiguo  poblador  de  América  como 
al  oriundo  del  Indostán,  de  la  Indo  China,  etc. 

Indígena,  adj.,  originario  de  un  país,  en  oposición  á  exó- 
tico ó  advenedizo — -Api.  á  pers.;  ú.  c.  s.  El  indio,  pues,  del 
Ecuador  es  también  indígena  del  mismo  Ecuador,  así  como  lo 
somos  nosotros,  con  la  diferencia  de  no  ser  quizá  indios  y  sí 
indianos. 

Indiano,  según  los  SS.  Académicos,  natural,  pero  no  ori- 
ginario, de  América;  u.  t.  c.  s. 

Indico,  por  último,  más  próximo  á  la  etimología  latina  es, 
de  cierto,  menos  propio  del  lenguaje  trivial  \  doméstico  que 
del  no  casero.  Es  por  otra  parte  adecuado  á  cosas,  mejor  que  á 
personas. 

«El  estado  de  Arauco  es  una  provincia  pequeña...  que  produce  la 
gente  más  belicosa  que  ha  habido  en  las  Indias...  ¡lámanse  los  indios 
del  Araucanos...» 

«Puelches  se  llaman  los  indios  de  la  sierra...» 

«lajiaconas  son  indios  mozos  amig-os,  que  sir-v'en  á  los  Españoles...» 

«Canten...  donde  los  Españoles  fundaron  la  más  próspera  ciudad... 
la  cual  tenía  trescientos  mil  indios  casados  de  servicio...» 

«Mita  es  la  carga  ó  tributo  que  trae  el  indio  tributario.» 

«Mitayo  es  el  indio  que  la  lleva  ó  trae.» 


28o  IND 

{Ercilla — Araucana — Declaración  de  algunas  dudas  que  se  pueden 
ofrecer  en  la  obra.) 

La  saña  )'  el  coraje  se  renueva 
Con  la  sangre  que  saca  el  hierro  duro: 
Ya  la  Española  gente  á  la  India  lleva 
A  dar  de  las  espaldas  en  el  muro. 

{^Ercilla — Araucana.] 

Llegado  el  indio  al  rancho,  aplica  el  cuerno 
Al  túmido  carrillo  y  recia  boca... 

(O ña — Arauco  domado.') 

«Me  atengo  á  la  enseñanza  de  éste  (P.  Velasco)  que,  Í7idígena  del 
antiguo  Reino  de  Quito...» 

{Pedro  Fermín  Cevallos — Breve  catálogo  de  errores  en  orden  á  la 
lengua  y  al  lenguaje  castellanos. — Quinta  edición — Introducción.) 

«Adelante  pues  con  la  dinastía  de  los  Ruiz  de  Bejos;  y  á  fin  de  que 
en  mí  no  se  acabe,  demos  cuanto  antes  una  reina  indígena  á  los  tal^lan- 
queses.» 

{Don  /ose  Alaría  de  Pereda — Peñas  arriba.) 

«Antes  que  más  adelante  pasemos,  quiero  decir  mi  parecer  acerca 
de  este  nombre  Indias,  porque  algunos  tienen  creído  que  se  llamaron 
así  por  ser  los  hombres  destas  nuestras  Indias  del  color  que  los  indios 
orientales.  Mas  paréceaie  que  difieren  mucho  en  el  color  y  en  las  fac- 
ciones. Es  bien  verdad  que  de  la  India  se  dijeron  las  Indias.  India  pro- 
piamente se  dice  aquella  gran  provincia  del  Asia  donde  Alejandro 
Magno  hizo  guerra,  la  cual  tomó  nombre  del  río  Indo,  y  se  divide  en 
muchos  reinos  á  él  comarcanos.  Desta  gran  India,  que  tf^mbién  nombran 
Oriental,  salieron  grandes  compañas  de  hombres,  y  vinieron  (según 
cuenta  Herodoto)  á  poblar  en  la  Etiopía,  que  está  entre  la  mar  Ber- 
meja y  el  Nilo,  y  que  agora  posee  el  preste  Gian.  Prevalecieron  tanto 
allí,  que  mudó  aquella  tierra  sus  antiguas  costumbres  y  apellido  en  el 
que  trajeron  ellos;  y  así  la  Etiopía  se  llamó  India;  y  por  eso  dijeron 
muchos,  entre  los  cuales  son  Aristóteles  y  Séneca,  que  la  India  estaba 
cerca  de  la  España.  De  la  India  pues  del  preste  Gian,  donde  ya  contra- 
taban portugueses,  se  llamaron  nuestras  Indias,  porque  ó  iba  ó  venía  de 
allá  la  carabela  que  con  tiempo    forzoso  aportó  á  ellas  y  como  el  piloto 


INQ  281 

vido  aquellas  tierras  nuevas,  llamólas  Indias,  y  así  las  nombraba  siem- 
pre Cristóbal  Colón. — Los  que  tienen  por  gran  cosmógrafo  á  Colón 
piensan  que  las  llamó  Indias  por  la  India  Oriental,  creyendo  que  cuando 
descubrió  las  Indias  iba  buscando  la  Isla  Cipango,  que  cae  á  par  de  la 
China  ó  Cataio,  y  que  se  movió  á  ir  tras  el  sol  por  llegar  más  aína  que 
contra  él:  aunque  muchos  creen  que  no  hay  la  tal  isla.  De  cualquier  ma- 
nera, en  fin,  que  fué,  ellas  se  llaman  Indias.» 

(Francisco  López  de  Gomara — El  descubrimiento  de  América.) 

Así  que  doña  Marta  no  consiente 
VÁ  un  extremo  de  ese  amor  honroso, 
Ni  puede  dar  el  sí  doña  Lucía, 
Por  pedirla  un  iiid  ano,  sangre  mía, 

(Tirso  de  Molina — Marta  la  Piadosa.) 

Indiana^    se  dice    también  á   una  tela  de  algodón  ó    lino,  ó 
mezclada  de  uno  y  otro,  pintada  por  un  solo  lado. 

«El  miércoles  paseaba  en  el  Prado  vestida  de  terciopelo  y  el  jueves 
paseaba  en  el  mismo  sitio  vestida  de  indiana  •>•> 

{Triieba — ¡Desde  Madrid  al  Cielo!) 
INDUSTRIARSE 


Darse  maña  á  hacer  una  cosa  sin  los  medios  necesarios  para 
ello.  Usámoslo  en  varias  repúblicas  hispanoamericanas  y,  se- 
gún nos  parece,  significa  algo  más  que  el  verbo  castizo  inge- 
niarse. 

INGENIATURA 


Es  vocablo  familiar  que  el  Diccionario  define:  industria  y 
arte  con  que  se  ingenia  uno  y  procura  su  bien.  Cosa  muy  dis- 
tinta, por  cierto,  del  arte  que  enseña  á  hacer  y  usar  ingenios  ó 
máquinas,  ó  bien  á  trazar  y  ejecutar  obras  con  arreglo  á  prin- 
cipios científicos:  ingeniería. 


282  INM 


INGUENTO,  INGÜENTE 

Ungüento. 

«Y  hay  más  que  ver...  que  bañarle  (las  doncellas  al  caballero  que 
se  arrojó  en  ferviente  lago)  con  templadas  aguas,  y  luego  untarlo  todo 
con  olorosos  U7igiie)ifos  y  vestirle  una  camisa...» 

(Cerva  ?i  tes —  Qu  i  jo  te .) 

«Oro  hacen  (los  boticarios)  de  las  arañas^  de  los  alacranes  y  sapos; 
y  oro  hacen  del  papel,  pues  venden  hasta  el  papel  en  que  dan  el  Jin- 
güento.» 

(Qnevedo — Las  Zahiirdas  de  Plufón.) 

«Si  un  poco  de  íingiieiito  fabrica  visceras,  natural  parece  no  conce- 
der mayor  preponderancia  al  Creador  que  al  boticario.» 

(Castro  y  Serra7io — El  sobri'iio  de  Tántalo.) 

INJUNDIA 

Enjundia. 

Gordura  de  los  animales,  en  especial  la  que  las  aves  tienen 
en  la  overa. 

¡Qué  oronda  viene  y  qué  bella! 
¡Qué  través  y  enjundia  tiene! 

{Baltasar  del  Alcásar — La  cena  jocosa.) 

INTUNDIOSO 

Enjundioso,  sa.  adj.  Que  tiene  mucha  enjundia. 
INMORTAL 

El  nombre  castellano  de  varias  plantas  de  pétalos  coriáceos, 
permanentes,  es  sieuipreviva;  denominación  que  impropia- 
mente damos  los  ecuatorianos  á  diversas  especies  de  vegetales 


IKR  283 

de  hojas  y  flores  suculentas,  que  se  crían  en  los  tejados  de  las 
casas. 

INSUBSANABLE 

A  lo  que  no  se  puede  reparar  ó  subsanar  decimos  que  es 
insubsanable  y  palabra  que  no  está  en  el  Léxico  de  la  Aca- 
demia. 

INTELECTUAL 


Tal  vez  es  innecesario  el  uso  del  vocablo  como  sustantivo; 
pues  poseemos  la  voz  inteligente  (el  que  está  dotado  de  facul- 
tad intelectiva)  y  otras  que  equivalen  á  lo  que  tratamos  de 
expresar  con  la  palabra  anotada. 

INTERESABLE 


Dice  nuestro  pueblo  por  interesado  y  no  está  mal,  aunque 
lo  corrijan  críticos  exajerados. 

«Lo  primero  tengo  de  ponderar...  cómo  hay  muchos  que  en  esta  vida 
son  tenidos  por  los  primeros  en  la  santidad,.,  y  en  el  día  del  juicio  y  de 
la  cuenta  serán  tenidos  por  los  postreros,  porque  en  los  ojos  de  Dios 
fueron  tibios,  interesables  y  muy  imperfectos  en  lo  interior.» 

{La  Puente — Meditaciones  espirituales.) 
INTRIGARSE 


Galicismo,  por  dar  en  qué  pensar,  producir  curiosidad,  etc.: 
Jin  vérité.^j"'  étais  fort  intriguée  de  ce  qni  allait  suivre. 

IRRIGACIÓN 


De  irrigation. 

Riego,  dicen    los  que    no  parlan  gabacho   ni  gustan  de  an- 
glicismos. 


284  IRK 

IRRIGAR. 

Del  inglés  to  Irrígate  ó  del  francés  irrigtier. 

Como  hemos  dado  al  verbo  regar  acepciones  latísimas,  ha 
habido  necesidad  de  conseg-uirnos  el  irrigar  para  que  sirva  de 
Cirineo  á  aquella  palabra,  á  la  cual,  eso  sí,  hemos  relevado 
de  casi  todos  sus  deberes  legítimos  para  trasladarlos  á  irri- 
gar. 

IRREPROCHABLE 


Ni-  reprochable  ni  irreprochable  están  en  el  Diccionario; 
aunque  sí  reprochar  (reconvenir,  reprobar),  de  donde  han  sa- 
lido reprochable  que  casi  equivale  á  reprobable^  é  irreprochable 
que  posee  significación  más  amplia  que  irreprensible. 


3I=)I  II  --IQI  =ll=Jt: 


JABONCILLO 

Fruto  del  Sapindus  saponaria  que  por  contener  abundan- 
temente una  sustancia  alcalina,  reemplaza  al  jabón. 

El  árbol  mismo  que  se  cría  en  nuestra  costa,  se  llama  tam- 
bién jaboncillo^  denominación,  la  última,  aceptada  ya  por  el 
Diccionario  de  1899. 

JALETINA 

O  jalatina,  como  dicen  los  que  creen  entenderlas.  Así  de- 
nominan algunas  personas  á  lo  que  en  castellano  y  en  Quí- 
mica Orgánica  se  llama  gelatina. 

Se  cuenta  que  se  daba  un  espléndido  banquete  en  una  ciu- 
dad yankee^  para  celebrar  no  sé  qué  fausto  acontecimiento 
químico  industrial.  Allí  en  el  lugar  más  visible  de  la  gran 
mesa,  ostentábase  una  artística  gelatina  seca^  de  colores,  den- 
tro de  la  cual  chispeaban  vividas  luces  eléctricas.  Junto  á  ella 
se  alzaba  una  campana  de  metal  bruñido  que,  al  parecer,  es- 
condía algún  otro  milagro  del  arte  de  repostero. 

Llega  el  momento  de  los  postres  y  todos  encomian  el  exqui- 
sito sabor  de  la  gelatina  consabida,  que  los  mayordomos  se 
han  empeñado  en  que  nadie  deje  de  gustar. 

Tal  es  el  instante  oportuno.  Pónese  de  pie  el  anfitrión 
principal  y  asiendo   solemnemente  la  agarradera  de  la  cam- 


286  JAN 

pana  aquella,  dice:  «Este  es,  Misters^  el  compañero  del  objeto 
que  se  ha  convertido  en  la  deliciosa  y  fragante  gollería  que 
acabamos  de  saborear.  Ved,  amados  compañeros,  los  milagros 
de  la  química...»  y  acaba  de  levantar  el  bruñido  trasto,  de- 
jando á  descubierto  una  enorme  bota  destalonada  y  erizada  de 
remiendos  acreditadores  de  múltiples  períodos  de  servicios, 
prestados  á  diversos  dueños  de  distintas  y  descendentes  con- 
diciones. 

JAMPA 

Jainba. 

Cualquiera  de  las  dos  piezas  labradas  que,  puestas  vertical- 
mente  en  los  dos  lados  de  las  puertas  ó  ventanas,  sostienen  el 
dintel  de  ellas. 

Como  los  ecuatorianos  hemos  ascendido  al  luiibral  hasta  la 
categoría  del  dintel,  haciendo  aquello  que  todo  revolucionario, 
desterrar  al  personaje  sustituido,  nos  hemos  visto  en  la  preci- 
sión de  criar  la  palabra /a/zí^íi  ó  de  deformar  el  vocablo /ít/zí^íz, 
para  denominar  con  él  la  «parte  inferior  ó  escalón,  por  lo 
común  de  piedra  y  contrapuesto  al  dintel»  (la  contraposición 
ha  llegado  hasta  el  despojo  violento)  «en  la  puerta  ó  entrada 
de  cualquier  casa.» 

El  primer  Diccionario  compuesto  por  la  Real  Academia 
española  trae  la  palabra  sólo  en  plural:  «Jauíbas^  dice,  los  pies 
ú  como  piernas,  que  en  las  puertas  ó  ventanas  mantienen  el 
dintel.  Viene  de  la  voz  {td^mm. gamba ,  que  significa  la  pierna. — 
Lat.  lamba.  Astragahis.  Colmen.  Hist.  Segoa,  cap.  49.  §  18. 
Una  puerta,  salpicado  lintel  y  jambas  con  sangre,  Brav. 
Benedict.  Cant.  7. 

Las  chaflanadas,  jambas  y  linteles.» 

JANEIRO 

Gramínea  seguramente  importada  de  Río  Janeiro,  casi  tan 
abundante  en  nuestra  costa  como  el  gamalote  ó  gramalote^ 
con  el  que  comparte  el  primer  puesto  respecto  del  benéfico 
destino  de  alimentar  á  los  ganados.  Pertenece  al  género  Pas- 


JIC  287 

pahim.  El  Janeiro  se  encuentra  también  en  las  cuencas  abriga- 
das de  la  sierra,  pero  mucho  menos  desarrollado  que  en  el 
litoral. 

JAQUIMÓN 

Rainal  ó  roiisal. 

I      JAZxMÍN    DEL  CABO 

Llamamos  á  \-3i  gardenia  ó  jazmín  de  la  India^  como  dicen 
los  españoles. 

JEBE 

üeb  ó  jebe  llaman  en  árabe  al  alumbre,  ó  sea  la  sal  doble 
que  forma  el  sulfato  neutro  de  aluminio  con  otros  sulfatos 
alcalinos  y  en  especial  el  de  potasio.    Nosotros  denominamos 

jebe  á  la  goma  elástica  ó  caucho,  á  pesar  de  que  esta  última 
voz  no  es  sino  el  cautcJionc  de  nuestros  indios  de  la  pro- 
vincia del  Oriente.  La  palabra  jebe  debe  provenir  de  yebe, 
nombre  del  árbol  que  únicamente  producía  antes  el  caiLcho^ 
extraído  hoy  de  un  gran  número  de  vegetales,  Siphonia  elás- 
tica^ Castílloa^  etc.,  y  hasta  preparado  artificialmente  con  un 
aceite  y  azufre. 

El  Síipleniento  del   Diccionario    último    trae  ya  la  palabra 

jebe^  como  americanismo,  con  la  significación  de  cauclio  ó  goma 
elástica. 

JETÓN 

El  que  úitno.  jeta ^  jetudo;  no  jetón. 

JICAMA 

Raíz  tuberosa  de  la  planta  Pachyrizns  tuberosiis.,  se  ase- 
meja á  la  batata,  pero  no  se  come  cocida  como  ésta,  sino 
cruda:  es  jugosa  y  azucarada,  con  la  adehala  de  indigesta 
hasta  para  los  avestruces. 


JIL 


JILGUERO 

Palabra  de  acentuación  viciosa.  Xo  esdrújula,  sino  llana: 
jilguero. 

Sin  recelo  ni  susto 
Los  términos  pasea 
De  las  cabanas  que  nacer  le  vieron; 
Y  ora  aparta  con  gusto 
La  cabra  en  su  pelea. 
O  ve  do  \os  Jilgueros  nido  hicieron. 

(Juan  Melendez  Va/des — Batí  lo.) 

Donde  se  ve  que  el  endecasílabo  dejaría  de  constar  si  se 
\^y^s^  jilguero^  esto  es,  si  tuviese  la  acentuación  métrica  en  la 
quinta  sílaba  en  vez  de  llevarla  en  la  sexta. 

Por  el  consonante  es  aún  más  claro  el  lugar  del  acento  en 
el  ejemplo  siguiente,  tomado  de  don  Tomás  de  Triarte: 

Calla  tú,  Pajarillo  vocing-Iero, 
Dijo  el  cisne  al  gilguero: 
¿A  cantar  me  provocas,  cuando  sabes 
Que  de  mi  voz  la  dulce  melodía 
Nunca  ha  tenido  ig-ual  entre  las  aves? 

(Fábula  XVII — El  Gilguero  y  el  Cisne.) 

A  propósito  de  la  ortografía  del  vocablo,  haremos  notar 
de  paso  que  debe  escribirse  con/,  y  no  con  ^,  como  lo  hizo 
hasta  el  impresor  del  tomito  de  que  sacamos  el  anterior  ejem- 
plo (Fábulas  de  Iriarte. — Madrid:  Imprenta  de  I.  Sancha. 
Noviembre  de  1830),  Las  palabras  que  vienen  de  vocablos 
latinos  que  tienen  5  inicial,  la  cambian  siempre  por/,  y  nunca 
por  g:  V.  g.:  Jeja,  jejona.^  de  scges;  jeme  de  semis;  jeringa  de 
syrijiga;  jerga.,  jergón.,  ferg?ieía.,  jerigonza.,  de  sérica;  jerpa 
de  serpus  ó  de  sarpere;  jeta  (hocico  del  cerdo)  de  seta;  jibia  de 
sepia;  jimenzar  de  sementis;  jilguero  ó  silguero  de  si  hilare. 

Esta  regla  tal  vez  no  tiene  excepción,  y  debería  agregarse 


i 


JOR  289 

á    las    siete    que    preceptúa    la    Gramática    de    la    Academia 
(6^,  J:  Reglas  para  el  íiso  de  estas  letras^. 

JIPAR 

Verbo  quichua:  y^^í/^rtr  ó  carlear. 

(Véanse  los  ejemplos  en  la  palabra  Asesar). 

JIPIJAPA 

No  es, — como  lo  expresa  el  buen  amigo  mío  don  Ricardo 
Palma,  en  su  importante  libro  Xeologisuios  y  Americanis- 
utos^ — palabra  que  significa  sombrero  fabricado  con  la  paja  co- 
nocida por  bontbonaje;  sino  nombre  de  una  ciudad  ecuatoriana 
de  la  provincia  de  Manabí,  donde  se  fabrica  la  clase  espe- 
cial de  sombreros,  denominados yz)í>Z7'íZ^rt5  por  metonimia. 

JOBACHÓN 

En  ésta,  como  en  otras  muchas  voces,  no  nos  contentamos 
con  aspirar  la  h  de  hobachón,  sino  que  la  pronunciamos  clara- 
mente como  en  inglés.  En  Andalucía,  donde  hemos  hallado, 
más  que  en  otros  lugares  de  España,  los  mismos  defectos  de 
lenguaje  que  entre  nosotros  (prueba  que  de  la  tierra  anda- 
luza, especialmente,  vinieron  los  pobladores  de  esta  porción 
de  la  Colonia);  en  Andalucía,  decimos,  el  pueblo  da  sonido  á 
la  h,  lo  propio  que  en  la  antigüedad  sucedía  en  Castilla  y 
Extremadura. 

Dígase  hobacJión  ó  ahobachonado . 

JORA 

Es  el  maíz  germinado  que,  por  tanto,  ha  producido  ya  la 
diastasa  necesaria  para  que  se  transforme  en  glucosa  el  almi- 
dón del  grano.  Es,  pues,  lo  que  los  cerveceros,  tratándose  de 
la  cebada,  denominan  malta,  ó  más  en  inglés  todavía  malt^ 
palabra  que,  más  feliz  (\n&  Jora  cuyo  único  derivado  e.s,Jorero, 
ha  dado   origen  á  un  sinnúmero  de  voces:  to  Jilált^  hacer  ger- 


290  JUC 

minar  la  cebada;  Málijuan  ó  Máltstei^^  el  que  prepara  la 
cebada  para  cerveza;  Máltkiln^  horno  para  secar  la  malta; 
Máltmill^  molino  para  la  misma;  Málihoiise^  Máltfloor,  Mált- 
dri'nk  y  hasta  Máltdust,  polvillo  que  se  desprende  de  la  malta 
al  molerla,  etc.  Nadie  podría  darnos  razón  si  el  vocablo 
jora^  que  trae  el  Diccionario  en  la  XIP.  edic,  es  ó  no  nues- 
tra jora;  pues  la  definición  parece  corresponder  más  bien  á 
chicJia  ó  aziLa^  vocablo  enteramente  quichua  hoy  de  poco 
uso  hasta  entre  los  indios,  que  ha  merecido  ser  aceptado,  sin 
que  nadie  tampoco  pueda  explicarnos  el  motivo,  en  el  Léxico 
de  la  Academia. 

JUCO 

¿Decimos  quizá  así  -^or  junco) 

Puede  ser;  aunque  el  juco  nuestro  corresponde  mejor  á 
caña,  esto  es,  tallo  de  las  plantas  gramíneas,  que  por  lo  común 
es  hueco  y  nudoso.  Caña  comim,  llama  Colmeiro  á  la  Arunda 
douax^  ó  sea  á  aquélla  á  que  específicamente  da  el  nombre  de 
caña  el  Diccionario  y  define  (a.'^acep.  de  la  palabra  caíia): 
«planta  gramínea,  tiene  tallo  leñoso,  hueco,  flexible  y  de  tres 
á  cuatro  metros  de  altura,  se  cría  en  parajes  húmedos,  se  cul- 
tiva en  grande  escala,  y  sirve  para   hacer  cestas,  celosías,   etc. 

La  ^2i\2hv2i  junco  equivale  más  bien  á  lo  que  denominamos 
suro  ó  zuro^  dicción  esta  última  que,  según  la  Academia, 
deberíamos  emplear  en  vez  de  tusa;  pues  ziu^o  define  el  Diccio- 
nario: «corazón  de  la  mazorca  del  maíz  después  de  desgra- 
nada.» Tusa^  no  obstante,  ha  sido  ya  aceptada  por  los 
SS.  Académicos,  aunque  como  americanismo. 

Tift  J1171C0S  se  vistió  de  esta  lag-una. 

(Lope  de  Yega — ¡Si  iio  vieran  las  mujeres.') 

Y  tomando  una  ca/la 
Que  un  labrador  tenía. 

{ídem — Ibidem.)    ■ 


JUR  291 

Ya  que  iba  al  bosque  á  hacer  silbos  con  la  corteza  del  castaño,  ó  al 
arroyo  á  hacer  molinos  áo.  junco. 

( Trueba — Desde  Madrid,  al  Cielo!) 

Suro^  curémoslo  de  paso,  llaman  los  catalanes  al  Qtíercus 
suber  de  Linneo  ó  alcornoque  de  los  castellanos,  variedad  de 
encina  que  produce  el  corcho. 

JUNCO 

En  cambio,  equivocadamente  se  llama  en  varios  países 
americanos,  al  narciso^  planta  de  la  familia  de  las  amarilídeas, 
con  flores  olorosas,  blancas  ó  amarillas,  y  hojas  radicales  lar- 
gas y  estrechas. 

JURÓN 

Dígase  serón. 

«Entró  (Victoriano)  en  un  almacén  de  comestibles  y  ag-uardientes, 
donde  vio  entrar  á  un,  mozo  con  un  serón  de  libros  viejos,  y  se  entre- 
tuvo largo  rato  viendo  si  entre  aquellos  libros  había  alguno  que  le 
aprovechase.» 

( Trueba — Que  gracioso.. ,!) 


3at===it=it 


K 


KEPI 

Escrito  con  Ky  pronunciado  agudo,  conservamos  la  forma 
original  del  vocablo  francés  kepis.  La  Academia  acepta  la 
palabra,  pero  la  escribe  con  q,  la  hace  grave  y  le  agrega  la  s, 
que  no  suena  en  la  voz  gabacha:  quepis. 

KILOGRAMO 


Ha  de  pronunciarse  kilogramo. 

«Anagrama .,  epigraj/ia.,  llanos.  Así  todos  los  poetas  sin  ex- 
cepción. Y  conforme  á  éstos  deben  ser  llanos  los  demás  en 
grama  ó  gramo:  telegrama.,  liilogramo». 

(Robles  Degano. — Ortología  Clásica  de  la  Lengtia  Castellana). 


^«I  II  :3t=ll  ^:^t=lt: 


LABIA 

Sobre  ser  un  sustantivo  de  sólo  uso  familiar,  significa 
afluencia  persuasiva  y  gracia  en  el  expresarse;  y  no  alabanza 
afectada,  para  ganar  la  voluntad  de  una  persona,  lisonja;  ni 
habilidad  para  el  engaño  ó  para  lograr  artificiosamente  algún 
fin,  astucia;  ni  halago,  no  por  justicia  ó  benevolencia,  sino 
por  vileza  ó  con  interesado  objeto,  adulación;  ni  demostra- 
ción de  cariño  afectada  y  empalagosa,  zalamería;  aunque  de 
todo  lo  expresado  tiene  en  el  Ecuador  lo  que  denominamos 
labia. 

LABIOSO 

En  consecuencia,  es  un  lisojijero  ardidoso  que  nos  adnla 
con  zalamerías  y  que  algunas  veces  obtiene  de  nosotros  lo 
que  se  propone,  ya  por  engaño  suyo,  ya  por  la  necesidad 
nuestra  de  libertarnos  de  algún  modo  del  empalagoso. 

LAGARTO 

Simplemente  ó  caimán,  y  no  lagarto  de  Indias.,  nombramos 
en  el  Ecuador  al  enorme  saurio  Crocodilns  occidentalis.  Por 
esta  vez  hemos  rebajado  á  un  animal  respecto  de  la  denomi- 
nación; pues   nosotros,  que  llamamos  lobo  á  una  pobre  anima- 


296  LAN 

lia  inofensiva,  y  león  al  casi  tímido  piuría^  denominamos  la- 
garto^ casi  lagartija,  al  gigantesco  anfibio  que  tiene  hasta 
seis  metros  de  longitud  y  devora  un  ternero  como  una  grajea. 
Dignos  de  verse  son  los  lagartos  tendidos  al  sol  á  las  márge- 
nes del  hermosísimo  río  Guayas;  tan  valerosos  algunos,  que  no 
se  lanzan  al  agua  aun  cuando  pasan  cerca  loa  vapores  fluvia- 
les, que  transitan  incesantemente  por  el  límpido  cristal,  donde 
se  reflejan  las  palmeras,  naranjos,  cafetos  y  otros  árboles  de 
las  orillas. 

LANA   (de  la  humedad). 

Es  el  utticor  de  los  latinos  y  de  los  botánicos,  palabra  de 
la  qu.e  viene  la  española  molió.  Hay  muchos  hongos  pertene- 
cientes á  este  género,  v.  g.:  el  Mucoi'-  imicedo^  que  crece  en  el 
pan  guardado,  el  aqnosiLS  que  nace  en  las  maderas  sumergidas 
en  el  agua,  el  ascophoriis^  etc. 

LANCE 


r^ecimos  los  ecuatorianos  á  lo  que  los  muy  dueños  de  la 
cosa,  los  españoles,  llaman  suerte^  en  las  lidias  de  toros.  Por 
cierto,  la  voz  suerte  es  genérica;  pues  como  denominaciones 
específicas  hay  pases  y  verónicas.,  y  recortes,  y  galleos^  y  tras- 
teos., y  tanta  mona.,  que  no  nos  es  dado  conocer  ni  compren- 
der á  los  no  iniciados,  tan  inocentes  y  legos  en  el  asunto,  que 
hasta  nos  afligimos  de  ver  que  se  degüellan  caballos  como 
premio  de  una   larga   vida  al  servicio  del  hombre. 

LANCHA,   LANCHAR,  SE. 


•  Lancha  y  lanchar.,  sustantivos,  son  castellanos;  pero  tienen 
significados  de  todo  punto  distintos  de  los  que  les  damos  en 
el  Ecuador, 

El  doctor  Cevallos  corrige  nuestros  lancha  sustantivo, 
y  lanchar  verbo,  con  niebla  y  anublar.,  cuyas  significacio- 
nes quizá  sean  las  únicas  que  se  den  á  los  vocablos  corregi- 
dos, en  las    provincias  del  centro    de    la  República,    donde  el 


LÁT  297 

decano  de  los  estudios  filológicos  ecuatorianos  espigó  las 
palabras  anotadas  en  su  Breve  Catálogo.  Los  de  las  provincias 
del  norte  damos,  además,  á  lancha  y  lanchar  las  acepciones  de 
¡le lacia,  Jielai^^  y  escarcha^  escarchar. 

LAPO 


Golpe  ó  cintarazo  (planazo  como  decimos  nosotros)  que  se 
da  con  la  espada  de  plano  ó  con  un  bastón  ó  vara,  según  el 
lenguaje  familiar  español. 

Pegarse  un  lapo,  ó  echar  un  lapo,  ó  tomar  un  lapo,  según 
los  ecuatorianos,  equivale  á  echar  2171  trago. 

;\"endrá  del  término  familiar  francés  lampee} 

LATERO,  LATERÍA 

Aunque  el  Diccionario  denomina  A'a  simplemente  lata  á  la 
hoja  de  hierro  estañada,  esto  es,  á  la  hojalata;  no  ha  aceptado 
aún  la  denominación  latero  para  el  individuo  que  hace  objetos 
de  hoja  de  lata,  ni  el  nombre  latería,  como  decimos  en  el 
Ecuador,  para  el  taller  en  que  se  hacen  piezas  del  material 
mencionado,  ó  la  tienda  donde  se  venden.  Llámalos  hojalatero 
y  hojalatería.,  conforme  los  hallamos  también  en  las  obras  de 
escritores  españoles. 

«Sonaba  el  martillo  del  herrador  y  el  mazo  del  hojalatero...  y,  en 
fin,  la  campana  del  reló  cuando  callaban  las  de  la  iglesia.» 

{Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 

LÁTIGO 

Por  latigazos  es  un  error.  A  Pedro  le  dieron  doce  azotes  ó 
latigazos,  que  bien  le  dolieron;  mas  no  doce  látigos,  que  bien 
se  los  hubiera  querido. 

Tampoco  trae  la  Academia  el  sustantivo  latigtieo.,  usado 
por  L.  Moratín. 

«\l  cabo  de  media  hora  de  un  continuo  latigueo...'» 

(Viaje  de  Italia.) 


298  LAV 

LATIGUEAR 

Es  dar  chasquidos  con  el  látigo,  no  azotar  ó  fustigar. 
La  palabra  latigueada  por  azotaina,  ni  siquiera  está  en  el 
Léxico. — Ojalá  no  estuviera  en  ninguna  parte  el  acto. 

Majar  encontramos  frecuentemente  en  el  Poema  del  Cid, 
por  azotar;  y  inallainiento  es  azote  ó  plaga,  en  una  antigua 
versión  de  la  Biblia,  citada  por  el  Padre  Scío  y  recordada  por 
Bello. 

LAVACARA 


En  singular  no  significa  nada;  en  plural  y  familiarmente, 
lavacaras  se  dice  á  la  persona  aduladora. 

La  vasija  que  sirve  para  lavarse  la  cara,  manos,  etc.,  se 
llama  palangana^  vocablo  del  que  se  formó  palanganero, 
mueble  donde  se  coloca  la  palangana  para  lavarse. 

Nómbrase  también  aljofaina^  ó  jofaina  omitiendo  el  ar- 
tículo árabe  al^  aunque  el  Diccionario  aplica  este  nombre  en 
especial  á  la  palangana  de  barro  vidriado. 

«Desde  Xz  palangana  de  loza,  hasta  la  resmilla  de  papel  de  cartas.» 

{^Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 

«Entró  Juanguirle  con  una  jofaina  llena  de  agua,  y  media  sábana 
vieja  al  hombro,  y  diose  comienzo  al  lavatorio.» 

{Id.—Ibid.) 

«La  verdad  sea  dicha  tenemos  también  una  aljofaina  de  metal,  que 
no  venderíamos  por  todo  el  oro  del  mundo.» 

{Atarean — Diario  de  U7i  testigo  de  la  guerra  de  África.  ] 
LAVAMANOS 


Tampoco  está  bien,  supuesto  que  es  el  depósito  de  agua 
con  caño,  llave  y  pila  para  lavarse  las  manos. 

El  lava  Ulanos  es  catalanismo,  lo  renta  inans,  en  el  signifi- 
cado de  aljofaina. 


LED  299 

LÁZARO 

El  que  padece  el  mal  de  San  Láaaro,  ó  elefancía^  ó  elefan- 
tíasis de  los  griegos^  ó  lepra  de  los  hebreos^  ó  lepra  de  los  Cru- 
zados^ ó  lepra  tuberculosa^  ó  Aaovt'.as'.c,  Scttoo'.ctaao:,  es  elefan- 
cíaco (de  cXc'ya:,  elefante,  por  la  semejanza  de  las  piernas  del 
que  padece  elefantíasis  de  los  árabes,  con  las  del  elefante), 
ó  leproso^  ó  lazar  o  so  ^  ó  lazarino. 

«Y  los  monolitos  solitarios  y  dispersos,  se  me  antojaban  erupciones 
de  verrugas  asquerosas  sobre  una  inmensa  piel  de  leproso.y> 

{Pereda — Peñas  arriba.) 
LAVANDERÍA 


Vocablo  anticuado  en  España,  así  como  lavador\  pero  vi- 
gente en  algunos  pueblos  de  América.  Lavadero  nombran  hoy 
en  la  Península  al  lugar  en  que  se  lava. 

LECHERO 

Nombre  ecuatoriano  de  la  Euphorbia  latazi,  árbol  que  ser- 
vía admirablemente  para  las  chozas  vivas  de  los  indios.  Clava- 
das seis  ti  ocho  estacas  de  lechero,  hecha  la  quincha  y  armada 
la  cubierta  pajiza,  dichas  estacas  echaban  renuevos  que  daban 
aspecto  curioso  á  las  miserables  viviendas.  Pero  no  es  exacto 
hablar  en  pretérito;  pues  aun  se  ve  una  que  otra  choza,  cual 
las  descritas,  en  los  campos  de  la  sierra. 

El  nombre  le  viene  del  abundante  jugo  lechoso,  quizá 
aplicable  á  la  industria  como  el  cautchouc,  que  contienen  las 
hojas  y  tallos. 

LEDINO 


Ladino. 

{Latino.,  que  sabe  hasta  latín,  entendido,  vivo). 

...Teng-Q  miedo 
que  como  los  hombres  son 


300  LEV 

Ladinos  y  redomados 
No  descubra  la  maraña... 

(Don  Manuel  Eduardo  de  Gorostiaa — Indulgencia  para  todos.) 

LEÑATERO 

La  persona  que  se  emplea  en  cortar  leña,  ó  que  la  vende, 
leñador  ó  leñadora\  el  sitio  destinado  para  guardar  ó  hacinar 
leña,  leñera.  El  que  vende  leña  se  llama  también  leñero. 

LEONERA 


Lá  pieza  destinada  para  guardar  los  trastos  viejos  ó  que  no 
son  del  uso  diario,  se  denomina  trastera.  El  Diccionario  últi- 
mo trae,  no  obstante,  la  palabra  anotada  con  una  de  las  acep- 
ciones dadas  en  América,  á  saber,  aposento  habitualmente 
desarreglado,  que  suele   haber  en  las  casas  de  mucha   familia. 

LETRAS   DE  AGUA 

Las  letras  transparentes,  hechas  en  el  papel  al  tiempo  de 
fabricarlo  y  que  sirven  de  señal  en  los  billetes  de  banco,  etcé- 
tera, se  denominan  con  una  sola  ■^■dXdihx?^'.  filigrana. 

LEVANTARSE  DE  MAÑANA 

Por  madrtigar .,  es  catalanismo:  llevarse  dematí. 
LEVITA  (El) 

La  levita. 

Pocas,  no  muchas  personas  cambian  el  género  de  levita, 
confundiendo  así  el  israelita  de  la  tribu  de  Leví,  tercer  hijo  de 
Jacob  y  Lía,  con  el  traje  moderno  de  hombre,  que  todos  cono- 
cemos. Ha  debido  formarse  la  palabra  por  la  casi  homofonía 
de  la  voz  francesa  /'  habit  con  la  nueva  castellana,  levita. 


LID  301 

«El  rústico  descarg-ador  de  yerba  había  sustituido  los  burdos  ropa- 
jes del  oficio  con  tena  levita  cerrada  y  todos  los  accesorios  correspon- 
dientes á  esa  prenda  de  sempiterna  distinción.» 

{Pereda — Peñas  arriba.) 

«De  la  túnica  corta  procedió  la  casaca,  esto  es,  la  levita  que  recor- 
tada, ha  dado  origen  -A  frac  del  siglo  xix.» 

{Manjarre's — Teoría  este'tica  de  las  artes  del  dibujo.) 

Hay  también  quienes,  creyendo  que  levita  es  diminutivo, 
dicen  leva.,  y  se  lucen. 

LIBRILLO  ó  LEBRILLO 

Los  rumiantes  tienen  casi  tantos  estómagos  como  los  polí- 
ticos: la  pansa.,  el  bonete  ó  redecilla.,  el  libro  (probablemente 
el  nombre  viene  de  que  á  muchas  personas  el  estómago  les 
hace  pensar  y  discurrir)  y  el  cuajar.  Francamente,  no  sé  á 
cuál  de  estos  compartimientos  denominan  las  cocineras  librillo: 
si  al  libro  no  está  tan  mal;  y  quedarían,  en  tal  caso,  el  nombre 
de  píisón  ó  piisún  para  la  panza;  y  para  el  atajar  el  de  cuajo., 
que  tampoco  está  mal,  ya  que  aun  cuando  su  primer  significado 
es  de  «materia  contenida  en  el  cuajar  de  los  rumiantes  que  aun 
no  pacen,  y  sirve  para  cuajar  la  leche»,  sin  embargo  significa 
también  cuarto  estómago  de  los  mamíferos  mencionados  (los 
rumiantes,  no  los  políticos). 

Librillo  es  el  cuadernillo  de  papel  de  fumar,  y  posee  á  más 
otras  acepciones;  lebrillo  es  una  especie  de  barreño  vidriado, 
redondo,  de  una  cuarta  poco  más  ó  menos  de  alto,  que  desde 
el  suelo  se  va  ensanchando  hasta  la  boca,  y  sirve  para  varios 
usos,  es  decir,  lo  que  aquí  llamamos  punchera  ( (Poncliera} 
La  vasija  en  que  se  hace  ponche). 

LIDIADERA 


Altercado.  Sin  duda  alguna  la  hemos  sacado  de  lidia. 
Andar  en  lidiaderas.,  se  dice  en  España  andar  en  dimes  y 
diretes. 


302  LIS 

LIENCILLO 

No  está  mal  el  diminutivo  de  lienzo,  pero  no  encontramos 
la  palabra  en  el  Diccionario.  El  género  burdo  de  algodón,  que 
los  ecuatorianos  llaman  liencillo^  en  Chile  y  en  el  Perú  se  nom- 
bra iocuyo^  dicción  que  el  notable  escritor  don  Ricardo  Palma 
propone  sea  aceptada  por  la  Academia  para  denominar  la  tela 
aludida.  Sería  preferible  la  denominación  nuestra,  perfecta- 
mente castiza. 

LIMOSNERO 


Es  el  que  da  limosna,  no  el  que  la  recibe;  el  caritativo;  el 
encargado  de  distribuir  limosnas. 

Pordiosero  ó  mendigo  el  que  pide  limosna. 

LISO,    LISURA 

Dígase  atrevido^  da^  atrevimiento . 

En  germanía  liso  significa  desvergonzado.  ¿Vendría  de  ahí 
la  significación  ecuatoriana? 

LÍQUIDO 

Por  puro,  es  puro  adefesio.  «Este  picaro  me  ha  vendido 
agua  líquida  por  vino,»  acabo  de  oír;  y  otras  veces  he  oído 
tonterías  todavía  de  mayor  calibre,  como  las  siguientes: 
«Fulano  se  ha  mantenido  con  pan  líquido»  esto  es,  con  sólo 
pan. — «¿He  de  tomar  las  pildoras  líquidas)»,  que  traducido  á 
racional,  significa:  ¿He  de  tomar  las  pildoras  sin  otra  cosa? 

LISIÓN 


Yoz  anticuada.  Lesión. 

«Pues  qué  hay  que   pueda   guiar  al  hombre  con  seguridad?  No  hay 


LOB  303 

otra  cosa,  sino  la  Filosofía,  la  cual  consiste  en  esto,  que  conserves  á  tu 
ánimo  sin  mancha  y  lesión,  incontaminado  y  entero...»  {Emperador 
Marco  Aurelio  en  su  filosofía.  Lib.  2  in  pm.  c.  i83 .) 

{Nieremberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  eter?io.) 
LOBO 


A  falta  de  lobos  (se  entiende  entre  los  irracionales,  pues 
entre  los  racionales  sí  los  tenemos)  denominamos  así  á  las 
zorras:  con  lo  que  ocasionamos  un  gran  trastrueque  en  la 
clasiíicación  zoológica,  supuesto  que  aun  ascendemos  á  otra 
alimaña,  á  la  mofeta  ó  aiok^  á  la  categoría  de  zorra. 

El  lobo.,  Canis  lupus.,  es  un  animal  feroz  mucho  más  cor- 
pulento que  la  zorra^  Canis  agarce.,  á  la  que  hemos  dado 
aquel  nombre,  dejando  éste  para  los  zorrillos  hediondos  ( Me- 
phitis  torcata.^2ign. — Mephitis  quitensis  de  Less?). 

En  España  se  llama  también  á  la  zorra,  raposa;  mientras 
que  nosotros  adjudicamos  esta  denominación  á  los  marsiLpia- 
les  ó  didelfos,  que  dicen  los  naturalistas. 

El  zorro  ó  raposo  se  introduce  en  las  alquerías,  casas  y 
hasta  los  pueblos  en  busca  de  alimento;  de  él,  pues,  habla  la 
fábula  de  Esopo  A'  /a»-/,^,  traducida  por  Samaniego  y  sabida 
por  todos  los  niños  de  escuela: 


Dijo  la  zorra  al  busto, 
Después  de  olerlo: 
Tu  cabeza  es  hermosa, 
Pero  sin  seso. 


Asimismo,  el  que  nosotros  mal  llamamos  lobo  es  el  prota- 
gonista, como  personificación  de  la  astucia,  de  los  apólogos 
0"X01  KAl'  AAoriHE.  AÉÍ2N  KAl'  ONOI  KAl'  AA^LHE.  y  A 
AüIlHE  KAl  TPArOI,  del  propio  Esopo,  y  de  las  fábulas  ya 
imitadas,  ya  traducidas,  ya  originales  de  Samaniego;  así  como 
de  «El  Avestruz,  el  Dromedario  y  la  Zorra»  y  «La  Oruga  y  la 
Zorra»,  de  Triarte. 


304  LUN 

LONGO 

Palabra  quichua,  cuya  traducción  española  es  7no30,  joven; 
pero,  restringido  el  significado,  entendemos  por  longo ^  mucha- 
cho indio ^  y  ^or  ¿ojiga^  india  mosa^  sin  que  jamás  comprenda- 
mos ni  7michacho  blanco  ni  negro  moso^  sino  siempre  indio  joven. 

LUNCH,  LONCHE 

Aunque  el  acto  de  comer  un  algo  ó  unos  algos  en  el  inter- 
medio del  almuerzo  y  de  la  comida  no  sea  meramente  inglés, 
la  palabra  lunch  es  de  todo  punto  inglesa. 

En  España  é  Hispano-América  donde,  de  cierto  sin  necesi- 
dad del  ejemplo  de  los  señores  británicos,  se  usa  también  to- 
mar una  refección  ó  refacción  para  vigorizar  el  estómago  en  el 
intervalo  de  las  comidas  del  día,  tenemos  naturalmente  los  tér- 
minos apropiados  para  denominar  el  acto. 

Hacer  ó  tomar  las  once  se  dice,  según  la  Academia,  fami- 
liarmente porque  el  refrigerio  se  toma  entre  once  y  doce  de  la 
mañana;  aunque  en  América  se  preterida  dar  como  origen  á 
la  denominación,  las  once  letras  de  que  se  compone  la  palabra 
aguardiente,  compañero  ó  acaso  parte  esencial  del  tal  piscola- 
bis ó  gaudeamus . 

Tente  en  pie^  se  le  ha  denominado  asimismo,  quizá  porque 
por  su  parvedad,  no  requiere  que  se  lo  tome  á  manteles  ni  sen- 
tados á  la  mesa,  ó  porque  el  refrigerio  le  tiene  á  uno  en  pie 
y  le  vigoriza  para  que  no  desfallezca. 

«Una  mañana  estaba  en  su  tienda  cantando  y  cosiendo  un  calzón, 
cuando  pasó  una  mujer  vendiendo  bollos  calentitos  y  tiernos,  y  el  sas- 
tritlo  compró  un  par  de  ellos  para  tomar  las  once  con  los  bollos  y  un 
vasito  de  vino  blanco.» 

(Trueba — Las  aventuras  de  tm  sastre.) 
f. 

«En  todas  partes  se  le  recibía  con  las  mayores  muestras  de  admira- 
ción, y  en  cada  una  de  ellas  encontraba  el  indispensable  agasajo  de  un 
Jftscotaóis.» 

(Selgas — Nona.) 


LUT  305 

«Ya  tenemos  aquí  el  gaudeamiis ,  Padre  cura  (exclamó  Cañizares), 
ahora  vamos  á  dar  de  él  la  debida  cuenta». 

iSelgas — Nona,  i 

«Jamón  del  pernil  grande...  huevos  tritos,  de  los  del  día,  aceitunas 
de  las  enteras,  salchichón,  miel...  ¡jueso...  pronto,  pronto.  Ahora  to- 
marás ese  tente  en  pie,  y  luego  cenarás  á  tus  anchas». 

(Se  I  gas — Xona.) 

El  alimento  moderado  que  se  toma  para  reparar  las  fuerzas 
y  continuar  en  el  trabajo,  así  como  el  agasajo  de  dulces,  bebi- 
das, etc.,  que  se  da  en  las  visitas,  se  denominan  refresco. 

\o  aguardaron  el  refresco^ 
Que  se  conserva  en  barriles, 
Los  idólatras  de  Meca, 
Xi  osaron  hacer  el  brindis 


[Fr.  Gabriel  Téllez — Marta  la  Piadosa.) 


LUTERANA 


Quiere  decir  persona  que  profesa  la  doctrina  de  Lutero,  ó 
cosa  perteneciente  á  Lutero,  ó  relativa  á  él;  mis  compatriotas 
\\2im2iV\  luterana  á  la  mujer  vestida  de  luto,  ó  sea  á  la  que,  por 
muerte  de  un  pariente,  trae  vestido  negro, — ya  que  el  color  de 
luto  en  los  pueblos  europeos  es  el  negro,  mientras  que  en  los 
asiáticos   son  los  colores  blanco  y  amarillo.   Dígase  enlutada. 

Enlutados  bultos  andando  venían; 
Y  luego  más  cerca  con  asombro  ve. 

{Espronceda — El  Estudiante  de  Salamanca.) 

«...Detrás  de  los  cuales  venía  una  litera  cubierta  de  luto,  á  la  cual 
seguían   otros  seis  de  á   caballo  enlutados  hasta  los  pies  de  las  muías.» 

( Cervantes — Don  Quijote . ) 

Diga,  señor  enlutado, 
¿A  qi'.ién  llev?.a  á  enterrar? 
20 


3o6  LUÍ' 


— Al  estudiante  endiablado 
Don  Félix  de  Montemar. 

{Esproiiceda — El  Estudiante  de  Salamanca.) 

A  los  ya  enhilados  bosques, 
A  las  calladas  llanuras 
A  los  altos  campanarios 
Que  entre  nieblas  se  dibujan. 

i^Saavedra — Don  Alvaro  de  Luna — Romance  III.) 


3t=ll  11=1^  --1t=it: 


LL 


LLAMINGO 

Nuestros  indios  denominan  llama  á  la  oveja,  y  llamingo  ó 
yuuallama^  oveja  del  indio,  al  rumiante  Aiiclienia  llama  de 
Braud.  El  penúltimo  Diccionario  aceptó  la  denominación  llama 
para  el  segundo,  definiéndola:  «Cuadrúpedo  del  género  del  ca- 
mello, con  los  dedos  separados  y  el  lomo  liso,  del  tamaño  de 
un  ciervo,  y  de  pelo  áspero  y  castaño.»  Definición  que  ado- 
lecía de  dos  defectos:  no  son  los  llamas  del  mismo  género^  sino 
de  la  misma  faimlia  de  los  camellos  (géneros  Lama  Cuv.  los 
unos,  }■  Camehis  Lin.  los  otros).  Tampoco  el  pelo  es  áspero  y 
castaño,  sino  suave  y  flexible,  y  de  color  vario;  pues  hay  lla- 
mas blancas,  negras,  castañas,  etc. 

La  definición  del  Léxico  de  1899  ^'^  mejor  que  la  prece- 
dente; aunque  nombra  el  llama  á  la  llama,  que  decimos  en 
América. 

LLAPANGO 


Quichua  llapangu^  descalzo.  Nombramos  así  especialmente 
á  la  persona  que  se  viste  bien;  pero  que  por  extravagancia  ó 
por  razón  que  la  tal  persona  se  sabrá,  no  usa  calzado. 

LLAPINGACHO 

Los  que  dicen  máchica  á  la  mashca^  juzgando  c[ue  con  esta 
argucia   hablan  castellano  culto,  en  vez  de  quichua,  son   quizá 


3o8  LLA 

los  mismos  que  nombran  rapingacho  al  llapingacho^  temerosos 
de  que  el  sonido  de  la  //  indígena,  sirva  en  sus  labios  de  reac- 
tivo para  comprobar  los  glóbulos  indios  en  la  complicada  mez- 
cla de  la  sangre  de  los  descendientes  de  iberos,  pelasgos,  celtas» 
germanos,  árabes,  y  de  los  hijos  de  quitus,  caras,  huancavilcas, 
puruhaes,  cañaris,  pecamores... 

Y  lo  peor  es  que  allende  los  océanos  el  dicho  temor  pasó 
por  cosa  de  más  fundamento;  y  hé  ahí  que  la  Academia  deno- 
minó, sin  más  ni  más,  á  la  preparación  culinaria  nuestra  ra- 
pingacho^ voz  sin  abolengos  ni  solar,  con  que  se  ha  suplantado 
al  vocablo  genuino  llapingacho^ — legítimo  descendiente  de 
llapina^  aplastar^  amasar^  que  son  verbos  activos  en  el  ade- 
rezo de  la,  ajuicio  de  muchos,  delicada  y  sabrosa  torta,  com- 
puesta de  patatas,  queso,  huevos,  manteca  y  especias,  que  las 
cocineras  se  saben  y  que  bien  nos  saben  al  paladar. 

A  falta  de  otro  signo  alfabético,  escribimos  llapingacho^ 
llapango,  llamingo^  etc.,  con  //,  atribuyéndole  un  sonido  que 
no  es  propiamente  el  español,  sino  uno  semejante  al  de  la  / 
francesa,  ó  sea  el  mismo  que  se  da  á  la  j'  en  la  República  Ar- 
gentina. 

L LAQUE 

Así  pronunciamos  los  nombres  inglés  jácket^  chaqueta,  ja- 
queta,  y  los  franceses yí7^?/r¿?,  jubón,  ó /rt^/^^//^,  sayo.  El  lla- 
qné  es  un  vestido  que  participa  en  su  forma  de  la  levita  y  del 
frac;  aunque  de  menos  distinción,  como  diría  Pereda,  que  los 
dos  trajes  nombrados. 

LLAVAZO 


Decimos  nosotros  al  golpe  dado  con  la  llave.  Xo  hay  en  el 
\'ocabulario,  aunque  sí  en  alguna  obra  de  autor  español: 

«Sufriendo  llavasos  de  sacristanes.» 

(L.  Moratin —  Viaje  de  Italia.) 


I 


LLU  309 

L  LUQUI 

Llamamos  en  quichua  al  izquierdo  ó  zni'do. 

Pérez  Galdós  en  uno  de  sus  Episodios  Nacionales,  El  1  c^ 
de  Marzo  y  el  2  de  Mayo ^  describe  fisiológica  y  exactamente 
al  zurdo: 

-Don  Mauro  Requejo,  dice,  era  un  hombre  izquierdo...  ;Ha  sido  la 
naturaleza  ó  es  la  costumbre  quien  ha  dispuesto  que  una  mitad  del 
cuerpo  humano  se  distinga  por  su  habilidad  v  la  otra  mitad  por  su  tor- 
peza? Una  de  nuestras  manos  es  inepta  para  la  escritura,  y  en  los  tra- 
íjajos  mecánicos  sólo  s¡r\e  para  ayudar  á  la  experta  compañera,  la  de- 
recha. Esta  hace  todo  lo  importante:  en  el  piano  ejecuta  la  melodía,  en 
el  violín  lleva  el  arco,  que  es  la  expresión,  en  la  esgrima  maneja  la  es- 
pada, en  la  náutica  el  timón,  en  la  pintura  el  pincel;  es  la  que  abofetea 
en  las  disputas,  la  que  hace  la  señal  de  la  cruz  en  el  rezo  y  la  que  cas- 
tiga el  pecho  en  la  penitencia.  Iguales  disposiciones  tiene  el  pie  dere- 
cho: si  algo  eminente  v  extraordinario  ha  de  hacerse  en  el  baile,  es  in- 
dudable que  lo  hará  el  pie  derecho;  él  es  también  el  que  salta  en  la 
tuga,  el  que  golpea  la  tierra  con  ira  en  la  desesperación,  el  que  ahu- 
}"enta  al  perro  atre\  ido,  el  que  aplasta  al  sucio  reptil,  el  que  sirve  de 
ariete  para  atacar  á  un  despreciable  enemigo  que  no  merece  ser  herido 
por  delante.  Esta  superioridad  mecánica,  muscular  y  nerviosa  de  las 
extremidades  derechas  se  extiende  á  todo  el  organismo:  cuando  estamos 
perplejos  sin  saber  qué  dirección  tomar,  si  el  cuerpo  se  abandona  á  su 
instinto,  se  inclinará  hacia  la  derecha  y  los  ojos  buscarán  la  derecha 
como  un  oriente  desconocido.  Al  mismo  tiempo  que  en  el  lado  siniestro 
todo  es  torpeza,  todo  subordinación,  todo  ineptitud,  cuanto  hace  por  sí 
todo  resulta  torcido,  y  su  interioridad  es  tan  notoria,  que  ni  aun  en 
desarrollo  puede  igualar  al  otro  lado.» 

Quevedo  agrega  de  los  zurdos: 

«Quién  son?  le  pregunté.  Dijo  el  diablo:  Hablando  con  perdón,  los 
zurdos:  gente  que  no  puede  hacer  cosa  á  derechas,  quejándose  de  que 
no  están  con  los  otros  condenados;  y  acá  dudamos  si  son  hombres,  ó 
otra  cosa;  que  en  el  mundo  ellos  no  sirven  sino  de  enfados,  y  de  mal 
agütro:  pues  si  uno  va  á  negociar,  y  topa  zurdos,  se  vuelve,  como  si 
topara  un  cuervo,  ó  oyera  una  lechuza.  Y  habéis  de  saber  que  cuando 
Scévola   se  quemó   el  brazo  derecho,    porque  erró   á   Pórcena,  tué,  no 


3IO  LLU 

por  quemarle,  y  quedar  manco;  sino  queriendo  hacer  en  sí  un  í^ran 
castigo,  dijo:  Así,  ¿qué  erré  el  golpe?  Pues  en  pena  he  de  quedar 
zurdo.  Y  cuando  la  justicia  manda  cortar  á  uno  la  mano  derecha  por 
una  resistencia,  es  la  pena  hacerle  zurdo,  no  el  golpe.  Y  no  queráis 
más,  que  queriendo  el  otro  echar  una  maldición  muy  grande,  fea  y 
afrentosa,  dijo:  Lanzada  de  moro  izquierdo  te  atraviese  el  corazón;  y  en 
el  día  del  juicio  todos  los  condenados,  en  señal  de  serlo,  estarán  á  la 
mano  izquierda.  Al  fin  es  gente  hecha  al  revés,  y  que  se  duda  si  son 
gentes.» 


Se  cree  científicamente  que  el  uso  preferente  del  lado  dere- 
cho se  debe  á  la  costumbre,  y  este  uso  explica  el  mayor  des- 
arrollo de  dicho  lado.  En  efecto,  los  que  desde  la  infancia  acos- 
tumbran al  brazo  izquierdo  á  servir  tanto  como  el  derecho, 
llegan  á  ser  ambidextros. 


aF=ít=:^t 


M 


MACANA 

Arma  ofensiva  de  que  usaban  los  aborígenes  de  México. — 
Macanazo^  ,?olpe  dado  con  la  macana. 

Aun  cuando  el  chai  difiera  algo  de  la  manteleta  particular 
que  en  el  Ecuador  se  nombra  macana,  está  menos  mal  que 
esta  última  voz;  y  han  procedido,  en  consecuencia,  con  cor- 
dura las  personas  que  han  adoptado  la  expresada  palabra  chai. 

«Quiso  después  Xicotencal  el  mozo,  que  iba  por  General  de  la  Re- 
pública, pasar  la  muestra  de  su  g-ente...  Pasaron  delante  los  timbales... 
las  tnacanas  ó  montantes  con  la  guarnición  sobre  el  brazo  izquierdo... >■• 

(Solis — Hisioria  de  la  C07iqiíista  de  Me'xico.  i 

«Quita  por  fuerza  á  un  indio  la  macana...» 

{O  ña — Arañe  o  domado.) 

«Lita  lleva  la  cabeza  envuelta  en  una  esponjada  toquilla...  y  todo  el 
cuerpo  gentil  arrebujado  en  un  chai  de  lana  gris,  de  mucho  abrigo.» 

[Don  José'  María  de  Pereda — Peñas  arriba.) 

En  la  República  Argentina,  si  no  he  entendido  mal,  em- 
plean juacana  en  las  acepciones  de  disparate,  tontería,  etc. 

MACOLLAR 


No   hay  este   verbo  en    la  XIIP  edic.  del  Diccionario  en  el 


312  MAQ 

sentido  de  extenderse  las  plantas  ó  matas,  echando  muchos 
hijuelos;  pero  no  está  mal  formado,  ya  que  sí  encontramos  en 
el  Léxico  el  sustantivo  macollar^  conjunto  de  pies  ó  tallos  na- 
cidos de  un  mismo  grano. 

El  verbo  ahijar^  según  el  Diccionario,  no  es  lo  propio  que 
nuestro  macolláis;  pues  sólo  significa  echar  la  planta  retoños 
ó  hijuelos. 

El  verbo  matear,  que  podría  muy  bien  equivaler  al  ecuato- 
riano macollar,  se  restringe  por  la  Academia  á  los  panes  ó 
matas  de  trigo. 

Y  á  propósito  de  matas  de  trigo,  nos  parece  hallar  una 
contradicción  entre  la  manera  cómo  el  Diccionario  define  la 
palabra  ¡7iata  y  el  empleo  que  hace  de  ^Ua  en  el  verbo  jna- 
tear„ 

«Mata,  dice,  planta  que  vive  varios  años,  y  tiene  tallo 
bajo,  ramificado  y  leñoso.»  No  únicamente  los  botánicos  saben 
que  el  Triticum  astiviim  es  anual;  ningún  agricultor  ignora 
que  el  trigo  no  dura  sino  un  año. — Parece  que  la  segunda 
acepción  del  Vocabulario  corrige  empero  la  primera,  y  en  tal 
caso  debía  dejarse  sólo  aquélla. 

Amacollarse,  dice  el  Diccionario,  formar  las  plantas  ma- 
colla. 

MACHOTE  (A) 

Para  dar  á  entender  que  una  cosa  está  hecha,  con  solidez, 
decimos  que  está  hecha  á  machote,  modo  adverbial  que  en  cas- 
tellano significa  simplemente  á  golpe  de  mazo. 

A  macha  martillo,  dicen  los  españoles  para  explicar  que 
una  cosa  está  construida  con  más  solidez  que  primor;  y  figura- 
damente con  firmeza  equivale  á  á  machaca  martillo,  pues 
machar  es  lo  mismo  que  utachacar . 

MAGUEY 


Refiere  la  extensa  obra  «Los  tres  reinos  de  la  naturaleza,» 
en   el  tomo    8.*^  destinado  á  la  Botánica,  que  el  árbol  indígena 


MAJ  3»3 

de  la  India  albajHcoquero  de  Santo  Domingo,  mango  doméstico, 
mango  cultivado  ó  Mangifera  indica  de  Linneo,  produce  una 
resina  líquida  usada  como  sudorífica  y  antisifilítica  (abran  us- 
tedes los  paraguas,  que  llueven  esdrújulos);  que  las  hojas 
se  usan  como  antiodontálgicas,  porque  limpian  los  dientes 
y  fortifican  las  encías;  (jue  el  fruto  se  emplea  como  antiescor- 
l:)dtico,  y  la  almendra  tostada  como  antihelmíntica  y  astrin- 
gente, guardándose  seca  y  reducida  á  harina.  Con  la  madera, 
añade  el  libro,  se  hacen  ataúdes  que  se  queman  con  los  cuer- 
pos de  las  personas  distinguidas;  y  en  el  Malabar  se  forman 
con  ella  hogueras  destinadas  á  los  grandes  personajes.  Los 
bracmanes  adornan  sus  casas  con  ramas  de  .este  árbol  en  los 
días  de  fiestas  principales.  El  fruto  se  come  crudo,  solo  ó  mo- 
jado en  vino,  y  también  se  conserva  confitado  ó  en  vinagre,  y 
lo  llaman  maguey. 

Reproducimos  todas  estas  noticias  por  referirse  al  mango, 
árbol  abundantísimo  en  nuestra  costa  y  aun  en  la  provincia  de 
Loja,  y  vamos  á  lo  que  vamos:  maguey  nombramos  nosotros 
á  los  tallos  no  gruesos  del  cabuyo.  Según  la  Academia  se  llama 
así  el  agave  en  general:  debe  de  estar  equivocada,  lo  que  no 
es  raro  tratándose  de  cosas  americanas. 

MAJAR  BLANCO 

— • '- 

Manjar  blanco,  plato  de  postre  que  se  hace  con  leche,  azú- 
car, almendras  y  harina  de  arroz,  según  los  Académicos,  que 
naturalmente  buen  cuidado  tendrían,  antes  de  darnos  la  defini- 
ción, de  asesorarse  con  algún  repostero.  Aunque  creo  que 
nuestro  majar  blanco  es  lo  que  el  Diccionario  denomina  man- 
jar de  ángeles. 

Manjar  viene  del  italiano  mangiare,  comer, 

«Ni  puede  aprovechar  el  manjar  á  los  cuerpos  que  en  comiendo  se 
lanza;  ni  hay  cosa  que  más  la  sanidad  impida  q;ie  la  diversidad  y  mu- 
danza y  variación  de  los  manjares.» 

{Rojas — La  Celestina.) 
v< Estando  á  la  mesa  dijo  don  Antonio  á  Sancho:  acá  tenemos  noticia, 


314  MAL 

buen   vSancho,  que   sois  tan   amigo   de  manjar  blanco  y  albondig-uillas, 
que  si  os  sobran  las  guardáis  en  el  seno  para  el  otro  día.» 

D.  Diego  Clemencín  al  tratar  de  esta  parte  dice: 

«El  manjar  blanco  se  miraba  en  lo  antiguo  como  regalado.  Compo- 
níase de  pechugas  de  ave,  leche,  harina  de  arroz  y  azúcar,  y  solía  ser- 
virse en  forma  de  pellas.  Ahora  sólo  se  hace  en  algunas  provincias,  de 
leche,  azúcar  y  harina  de  arroz.» 

(Cervantes — D.  Quijote  de  la  Mancha^  comentado  por  D.  Diego 
Clemencín.) 

MALAGRADECIDO 


Los  catalanes  llaman  nial  agraJiit  al  que  niega  la  debida 
correspondencia  al  beneficio  recibido,  ó  lo  desconoce,  ó  lo 
paga  con  un  mal.  Los  españoles  dicen  ingrato  ó  desagradecido 
al  pésimo  indivdduo  que   comete    ingratitudes  ó   desagradece. 

MALANOCHARSE 


El  idioma  protesta  contra  este  verbo  ecuatoriano  y,  según 
creemos,  protestan  también  los  aficionados  á  hacer  día  de  la 
noche:  malanocharse  quizá  denominen,  con  efecto,  más  bien 
pasarla  en  el  lecho  que  no  trasíioc/iar.,  pernoctar  ó  velar. 

Hay  noctivagos  incapaces  de  hacer  una  cuarteta  al  Sol,  á 
quienes  inspira  lo  umbrío,  lo  oscuro,  lo  tenebroso:  la  Luna  es 
la  única  diva  del  firmamento  y  de  su  alma;  Véspero  el  lucero 
más  simpático,  porque  anuncia  la  noche.  En  ella  «Duermen 
los  hombres,  duermen  sus  maldades»...  excepto  los  ladrones 
y  más  pilletes  nocliarniegos. 

Hay  también  dispépticos  que  sólo  digieren  lo  que  comen 
de  noche;  los  nictálopes  no  ven  sino  después  de  puesto  el  sol; 
las  serenatas  y  los  jiocturnos  no  son  posibles  de  día;  ajuicio 
de  los  Sres.  nocturnos,  las  rnatinées  son  como  tomar  cham- 
pagne con  sal;  los  maitines  y  vísperas  son  los  rezos  de  ma- 
yor devoción  para  los  monjes;  la  mayor  parte  de  los  teatros, 
circos    y  más  lugares  de  esparcimiento  se  cerrarían,   si  la  cía- 


MAL  315 

ridad  diurna  se  apoderase  de  las  horas  pertenecientes  á  la 
enlutada,  pero  alegre  hermana  del  día. 

Alguien  afirma  que  cada  especie  zoológica  irracional  tiene 
un  semejante  en  algún  hombre:  por  lo  cjue  atañe  á  los  anima- 
les nocturnos,  sobran  los  análogos  humanos. 

En  el  libro  Madrid  por  dentro  y  por  fíiera^  dirigido  por 
don  Eusebio  Blasco,  hay  un  artículo  dedicado  á  los  trasno- 
chadores y  escrito  por  el  Sr.  F.  Moreno  Godino,  quien  clasi- 
fica y  estudia  minuciosamente  á  estos  devotos  de  la  madre, 
pero  no  del  padre  de  Morfeo. 

MALETA 


Dice  el  Diccionario  de  la  Academia:  «Cofre  pequeño  de 
cuero  ó  lona,  sin  armadura  ó  con  ella,  que  sirve  para  guardar 
ropa  ú  otras  cosas  y  se  puede  llevar  á  la  mano.» 

•.<Y  cuando  llegó,  fué  á  tiempo  que  alzaba  con  la  punta  del  lanzón 
un  cojín  y  una  maleta  asida  á  él...  y  mandóle  su  amo  que  viese  lo  que 
en  la  maleta  venía...» 

{Cervantes — Don  Qivjote.) 

Nosotros  denominamos  maleta  á  la  «porción  de  ropa  ó  de 
otras  cosas  atadas»,  como  define  el  mismo    Diccionario  al  lío. 

Xo  sé  si  justifique  la  denominación  ecuatoriana  la  frase  es- 
pañola hacer  tmo  la  maleta. 

MALETERO 

Es  el  que  hace  maletas  ó  las  vende,  y  no  la  propia  maleta 
(Véase  la  definición  transcrita  anteriormente).  La  que  usan  los 
oficiales  y  soldados  de  la  caballería  del  ejército,  llama  el  Dic- 
cionario maletín  de  grupa. 

MALETÓN 


Aumentativo  de  maleta,  no  puede  llamarse  al  íz///2í?/>^' aun- 


3i6  MAL 

que  sea  chico,  trasto  que,  por  otra  parte,  parece  quedar  en 
uso  sólo  en  los  raros  países  en  que  la  falta  de  ferrocarriles  y 
de  sus  concomitantes  los  cómodos  alojamientos,  etc.,  hace  que 
estén  en  vigencia  el  dicho  almofrej  (no  almo  fres  como  dice  el 
pueblo)  y  las  muías  y  los  burros,  incompatibles  con  toda  civi- 
lización, y  los  respectivos  acemileros,  almocrebes  y  asnerizos, 
y  los  tajitbos  y  ventorros,  donde  hallan  suficiente  comodidad 
los  habitantes  de  pueblos  que  se  entretienen  degollándose  en 
revoluciones  perennes,  y  cuyo  decoro  consiste  en  la  mutua 
diatriba. 

El  Diccionario,  con  efecto,  define  el  aluiofrej  como  cosa 
que  no  se  estila  ya  en  el  mundo:  «Funda  en  que  se  llevaba  la 
cama  de  camino,  y  la  cual  era  por  fuera  de  jerga  ó  vaqueta  y 
por  dentro  de  anjeo  ú  otro  lienzo  basto.» 

Como  en  alguna  Pompeya  viva  (con  perdón  sea  dicho  de 
la  civilizada  ciudad  destruida  hacia  el  año  79  ant.  de  J.  C.)  to- 
davía hay  las  expresadas  fundas,  y  no  como  curiosidad  pa- 
leontológica, los  doctos  académicos  deben  cambiar  al  presente 
el  pasado  del  verbo  llevar. 

MALTRACA 


Matraca. 


«Instrumento  de  madera  con  unas  aldabas  ó  mazos,  con  que 
se  forma  un  ruido  grande  y  desapacible»,  define  matraca  el 
Léxico  académico  de  1734. 

— ¡Y  dale,  Jesús  Señor,  con  la  matraca! 
¿Cómo  quier,  alma  de  Dios  que  se  lo  diga? 

{Pereda — Peñas  arriba). 

A  la  opilación  se  acoge  ' 

Porque  no  le  den  matraca 
y  es  verdad  que  se  opiló 
De  comer  tierra  con  bragas. 

{Quevedo — Romances .) 


MAN  317 

MAMADERA 


Las  personas  que  sospechan  que  du/póii  no  sig-nifica  el 
aparato  destinado  á  la  lactancia  artificial  de  los  niños,  y  cuyos 
conocimientos  ling-üísticos  no  llegan  hasta  el  punto  de  saber 
que  el  referido  aparatito  se  llama  biberón.,  nombran  á  éste 
jnaJHadera. 

Mamadera  es  término  castellano;  pero  sirve  para  denomi- 
nar el  instrumento  con  que  se  descargan  los  pechos  de  las 
puérperas,  cuando  no  lactan  á  sus  hijos,  ó  cuando  tienen  ex- 
ceso de  leche. 

Biberón  (Del  fr.  biberón.,  del  lat.  bibere,  beber)  m.  Instru- 
mento para  la  lactancia  artificial,  que  consiste  en  una  botella 
pequeña,  con  un  pezón  de  goma  elástica,  de  teta  de  vaca,  ó 
de  marfil  reblandecido,  para  la  succión  de  la  leche. 

MANDATARIO 


Forense.  Persona  que,  en  virtud  del  contrato  consensual 
llamado  mandato.,  acepta  del  mandante  la  gestión  ó  desem- 
peño de  uno  ó  más  negocios. 

«Mandato  es  un  contrato  en  que  una  persona  conñ'a  la  gestión  de 
uno  ó  más  negocios  á  otra,  que  se  hace  carg-o  de  ellos  por  cuenta  y 
riesgo  de  la  primera. — La  persona  que  confiere  el  cargo  se  llama  comi- 
tente ó  mandaníe .,  y  la  que  lo  acepta  apoderado,  procurador,  y  en  ge- 
neral, mandatario.» 

(Código  Civil  de  la  República  del  Ecuador. — Art.  2103.) 

En  lenguaje  ordinario  los  ecuatorianos  decimos  mandatario 
al  gobernante. 

MAXEQUÍ 

Maniquí 

<.<Ese  maniquí  fia  opinión  pública)  de  cien  mil  bocas  y  doscientos 
mil  brazos,  que  está  fantásticamente  en  todas  partes  y  realmente  en 
ninguna»... 

iSelgas — Mu7ido.,  demonio  y  carne). 


3i8  MAN 


MANIATE 


Ari^opea,    manioia   ó   manea   de   donde    procede   el  verbo 
manear^  poner  dicha  traba  á  las  bestias. 

MAX  O 


Nuestros  campesinos  y  aun  los  comerciantes  al  por  menor 
en  las  ciudades,  denominan  mano  á  seis  objetos  de  los  que 
venden:  así  dos  manos  de  naranjas,  ó  tres  manos  de  patatas, 
equivalen  respectivamente  á  doce  de  aquellas  frutas  ó  diez  y 
ocho  de  estos  tubérculos. 

¿De  dónde  viene  la  denominación? 

Si  de  los  dedos  de  la  mano,  lo  mismo  que  el  maslijinbangga 
de  los  australianos,  y  los  otros  pueblos  salvajes  que  numeran 
por  los  dedos,  una  ///rr;/^  equivaldría  á  cinco,  y  no  á  seis,  según 
nuestro  vulgo. 

¿Una  mano  es  quizá  lo  que  cabe  de  una  vez  en  las  manos? 
Tampoco  nos  parece  acertada  la  suposición,  pues  el  número 
de  los  objetos  variaría  conforme  á  sus  tamaños.  Acaso  la  de- 
nominación fué  traída  de  España  y  proviene  del  «Arte  de  la 
seda»,  en  que,  según  la  Academia,  se  llama  mano  la  porción 
de  seis  ú  ocho  cadejos  de  pelo. 

MANTEQUILLA 

La  manteca  de  la  leche,  denominada  antiguamente  butiro 
y  hov  conocida  con  el  circunloquio  manteca  de  vacas ^  se  nom- 
bra en  el  Ecuador  y  la  mayor  parte  de  Hispano  América,  }nan- 
tequilla,  vocablo  que  allende  el  mar  tiene  otro  significado. 

Por  su  origen  castizo  y  su  generalización  en  los  países 
americanoespañoles,  debería  ser  una  de  las  palabras  acep- 
tadas por  la  Academia  de  la  Lengua. 

Se  usa  ya  en  España  la  voz  mantequilla  con  la  misma  acep- 
ción que  en  América,  bien  que  no  está  autorizada  aún  por  los 
señores  académicos. 


MAN  319 


MANTEQUILLERA 

Con  ocasión  de  nombrar  mantequilla  á  la  sustancia  crasa 
y  oleosa  de  la  leche,  llamamos  ntantequillera  á  la  vasija  en 
que  se  sirve  dicha  sustancia  á  la  mesa. 

Como  los  españoles  denominan  manteca  á  la  mantequilla^ 
apellidan  mantequera  á  la  vasija  expresada. 

MANZANA   (de   la  garganta) 
Nuez. 

Aun  cuando  el  pueblo  sea  aficionado  á  dar  explicación  de 
cuanto  existe,  con  poesía  ó  sin  ella,  y  atribuya  la  elevación 
de  la  laringe,  más  común  en  los  hombres  que  en  las  mujeres, 
á  un  bocado  de  la  manzana  paradisíaca  que  se  le  atragantó  al 
goloso  Adán;  con  todo,  creemos  que  nos  falta  autorización 
para  despojar  á  otro  fruto,  al  del  nogal,  del  derecho  de  dar  su 
nombre   á  la  diclia  elevación  ternillosa. 

«X  como  el  calor  le  molestaba,  había  deshecho  el  leve  nudo  de  la 
corbata  y  soltado  el  botón  del  cuello  de  la  camisa,  por  cuya  abertura 
se  entreveía  su  rollizo  y  blanco  pescuezo,  sin  barruntos  de  nuez  ni 
asomos  de  costurones.» 

(Pereda — El  sabor  de  la  tierriica.) 

Sin  duda  por  la  misma  razón  de  nuestro  pueblo,  para  lla- 
mar maiizana  á  la  eminencia  vertical  media  del  cartílago  ti- 
roides ó  escutiforme^  denomínasele  también  bocado  de  Adán 
en  las  obras  de  Anatomía  y  de  Fisiología. 

MAÑA 


Para  los  del  interior  de  nuestra  República  no  tiene  sino  el 
mal  significado  de  mala  maña;  sin  que,  por  lo  mismo,  sea  na- 
die capaz  de  comprender  que  también  haya  buenas  mañas ^  ni 
menos  que  la  primera  acepción   del  vocablo,  según  la  Acade- 


320  MAR 

niia,  lo  coloque  entre  los  denominadores  de  cualidad  y  no  de 
vicio,  y  todo  esto  sin  necesidad  de  que  agreguemos  el  califica- 
tivo bueno.  Por  lo  mismo,  mañoso  para  nuestro  pueblo  no  será 
el  que  posee  habilidad  ó  destreza,  sino  entre  los  brutos,  el 
que  tiene  un  defecto,  y  entre  las  gentes,  el  ladrón  ó  ratero; 
quizá  porque  estos  personajes  ne:;esitan  desplegar  en  el  ejer- 
cicio de  su  profesión  mucho  artificio  ó  astucia. 

Don  Pedro  de  \'aldivia,  en  carta  al  Emperador  Carlos  \', 
dice:  «Y  como  vi  el  servicio  que  á  \ .  M.  se  hacía  en  acredi- 
társela, poblándola  y  sustentándola»  (la  tierra  de  Chile  ó 
Nueva  Extremadura),  «para  descubrir  por  ella  hasta  el  estre- 
cho de  Magallanes  y  mar  del  Norte,  procuré  de  me  dar  buena 
inaña^  y  busqué  prestado  entre  mercaderes,  y  con  lo  que  yo 
tenía'y  con  amigos  que  me  favorecieron,  hice  hasta  ciento  y 
cincuenta  hombres  de  pie  y  caballo,  con  que  vine  á  esta 
tierra..  » 

MARGARITA 


Nombre  vulgar  de  varias  plantas  de  la  familia  de  las  Coin- 
puestas.  Los  ecuatorianos  denominamos  margaritas  á  espe- 
cies de  la  familia  de  las  Liliáceas^  por  ejemplo,  2X  jacinto. 

MARIADO 


Marcado 

«Los  marineros  son  gente  gentil  é  inurbana...  su  Dios  es  su  arca  v 
su  ranchf),  y  su  pasatiempo  ver  mareados  á  los  pasajeros.» 

(Cervantes.) 

Mareado.,  da  decimos,  además,  sin  propiedad  al  ebrio  ó 
borracho;  pues  no  es  aplicable  sino  al  que  se  desazona,  se  le 
turba  la  cabeza  y  se  le  revuelve  el  estómago,  por  causa  del 
movimiento  de  la  embarcación,  etc.,  y  no  al  que  experimenta 
los  desastres  provenientes  de  haber  bebido  en  exceso  vino, 
aguardiente  ú  otro  licor  alcohólico. 


MAS  321 

MARISCO 

Cualquier  caracol  ó  concha  de  mar,  especialmente  si  es  co- 
mestible,— Las  columnas  pequeñas,  de  diferentes  formas,  que 
componen  los  antepechos  ó  pretiles,  balaustre^  de  donde  se 
deriva  balaustrada,  serie  ú  orden  de  balaustres  colocados  en- 
tre los  barandales.  Impropiamente,  pues,  llamamos  nosotros 
marisco  al  balaustre . 

MAROMERO 


I 


Debe  ser,  más  bien,  el  que  hace  maromas,  y  no  el  que 
anda,  baila  y  efectúa  otras  habilidades  sobre  cuerdas  ó  alam- 
bres, al  aire, — á  quien  la  Academia  denomina  acróbata.  Antes 
se  llamaba  volatín  y  volatinero.,  palabras  que  vienen  de  volar ^ 
así  como  aquélla  de  oxoo;,  alto;  y  |jccív(i),  ando.  Nosotros  decía- 
mos volantín  y  volantinero. 

Maromero  dijimos  de  maroma.,  en  la  que, — de  un  palmo 
de  diámetro, — andaban  temblequeando  y  agarrados  de  una 
enorme  balanza,  los  muy  ilustres  predecesores  de  los  que, 
por  los  progresos  de  la  civilización  y  del  arte,  bien  se  mere- 
cen un  nombre  griego,  acróbatas. 

Díceseles  también  equilibristas^  voz  que,  como  maromero^ 
no  trae  el  Diccionario, 

MARQUETA 

La  apicultura  es  casi  desconocida  en  el  Ecuador,  por  lo 
que  no  tenemos  marquetas  propiamente  tales,  según  la  defini- 
ción del  Léxico;  pero,  productores  de  la  tercera  parte  del 
cacao  que  se  consume  en  el  mundo,  llamamos  marqueta  á  la 
pasta  de  chocolate  sin  labrar,  quiere  decir,  al  pan  de  cacao 
molido  ya,  pero  aun  sin  azúcar  ni  aromas,  á  que  después  se 
da  la  forma  de  pastillas,  confites,  etc. 

Está  bien  empleada  la  denominación. 

MASA  DE  HOJA 

Aun  cuando  la  mezcla  de  harina  con  agua  se   llame   masa., 
y  aunque  la  con  manteca  y  muy  sobada,  al  cocerse  haga  hojas 
21 


322  MAT 

delgadas;  sin  embargo,  la  masa  de  lioja^  que  decimos  los  ecua- 
torianos, está  mal  denominada,  pues  en  castellano  se  nombra 
hojaldi'-e,  de  donde  se  apellida  hojaldrista  al  que  la  hace,  y 
hojaldrado  á  lo  semejante  á  la  liojaldre. 

MASCAR  CHOCOLATE 

En  España  la  frase  figurada  y  familiar  con  que  se  expresa 
entre  muchachos,  hacer  salir  sangre  uno  á  otro  cuando  andan 
á  puñadas,  es  hacer  la  mostaza.  En  Chile,  según  el  Dicciona- 
rio de  Cliile)iismos  del  señor  Z.  Rodríguez,  se  dice  sacar  cho- 
colate. 

MA'STIL 


Del  alemán  mast.  En  ninguna  de   sus   varias  acepciones  es 
aguda,  sino  grave:  mástil. 

MATA.  AMATA 


La  herida  ó  llaga  que  se  hace  la  bestia   por  ludirle  el  apa- 
rejo, es  matadura. 

—  Pocas  mataduras  has  tu  visto.... 
— Mataduras  no,  mas  petreras  sí... 

{Fernando  de  Rojas — La  Celestina. ) 

Y  bajo  la  al  barda, 
Al  primer  «registro, 
Le  hallaron  el  lomo 
Asaz  mal  ferido 
Con  seis  mataduras 
Y  tres  lobanillos. 

(Tomás  de  Ir  i  arte — Fábulas  literarias.) 

Y  ansí,  del  acostarse  en  quejas  duras, 
Dicen,  vuestra  alma  tiene  mataduras. 

(Quevedo — Ca?iciones.) 


• 


¥ 


MAT  323 

El  verbo  asimismo  es  matar,  se;  no  amatar,  se. 

MATACÁN 


En  lenguaje  cinegético  ecuatoriano,  se  nombra  matacán  al 
cervato. 

MATANZA 


El  toro  de  matanza^  que  nosotros   decimos,   es   el   toro   de 
imierte  de  los  españoles. 

MATAPALOS 


Denominamos  los  serranos  á  varias  parásitas  verdaderas  ó 
falsas  parásitas,  que  por  chupar  la  savia  ó  por  acción  nociva 
mecánica,  enferman  y  matan  los  árboles  en  que  se  implantan. 
Matapalos  se  llama  en  la  costa  á  un  árbol  gigantesco,  el  Ficiis 
dendrocida,  que  lejos  de  matar  á  otros  vejetales,  da  vida  al 
cacao  y  al  cafeto,  merced  á  la  sombra,  que  tan  necesaria  es 
singularmente  al  último,  en  la  primera  edad. 

MATAPERRO 


El  sustantivo  figurado  y  familiar  es  mataperros:  muchacho 
callejero  y  travieso;  así  como  es  un  pelagatos  y  no  \xn  pela- 
gato^  figurada  y  familiarmente,  el  hombre  pobre  y  desprecia- 
ble, según  dice  la  Academia. 

MATRERO,  RA 

Astuto,  diestro  y  experimentado.  Nosotros  no  empleamos 
el  adjetivo  sino  aplicado  al  toro,  buey  ó  vaca,  que  se  aseguran 
para  arremeter,  esto  es,  á  los  que  en  España  llaman  marrajos. 
Decímosles  también  amatrerados;  y  usamos  igualmente  el 
verbo  amatrerarse^  cuya  definición  se  desprende  de  lo  que 
acabamos  de  expresar. 


324  MEC 

MATRIMOÑO 


Matrimonio. 


En  fin,  Juan,  el  matrimonio 
Es  origen,  no  lo  dudes, 
De  las  mayores  virtudes 
De  la  tierra...  ¡Y...  qué  demonio! 
Mucho  contra  él  se  propala. 

(Don  Ventura  de  ¡a  Vega — El  hombre  de  mundo.') 


MAULERO 


Persona  que  vende  retales  de  diferentes  telas.  Persona 
embustera  y  engañadora  con  artificio  y  disimulo.  Aun  cuando 
se  merezcan  algunas  veces  el  calificativo  los  prestigiadores^  no 
deben  llamarse  mauleros  por  antonomasia,  como  decimos  los 
ecuatorianos. 

El  Diccionario  acepta  también  la  voz  prestidigitador .,  re- 
mitiéndose á  Jugador  de  manos. — Jíiego  de  manos.,  en  segunda 
acepción,  significa  agilidad  de  manos  con  que  los  titiriteros 
y  otras  personas  engañan  y  burlan  la  vista  de  los  espectado- 
res con  varios  géneros  de  entretenimientos. 

MECHIFICAR 


Según  las  Apuntaciones  críticas  sobre  el  lenguaje  bogotano 
del  erudito  señor  Cuervo,  nuestros  vecinos  del  norte  dicen  lia- 
blar  de  mecha  en  lugar  de  hablar  de  chanza,  broma  ó  chunga, 
y  volverlo  mecha.,  volverlo  chanza  ó  broma.  De  ahí  debió  de 
venirnos  el  mechificar.,  que  en  el  Ecuador  tiene  además  la  sig- 
nificación de  burlar,  mofar,  escarnecer. 

MEDIA-MEDIA 


Con  una  sola  palabra  ha  de  decirse,  calcetín. 
Calcetín.,  media  corta,  diminutivo  de  calceta. 


MED  325 

MEDIERA 

Mediero^  «,  persona  que  hace  inedias^  y  asimismo  la  que 
las  vende. 

La  medida  en  que  cabe  la  mitad  de  una  fanega,  media  y 
basta;  así  como  también  se  denomina  cuartilla^  y  no  cuarti- 
llera^ la  medida  de  capacidad  para  áridos  correspondiente  á  la 
cuarta  parte  de  la  fanega. 

MEDIO  PELO 


Vamos  á  presentar  una  hipótesis  acerca  de  esta  extrava- 
gante denominación,  con  que  hemos  sustituido  las  castizas 
btírguesía  y  clase  inedia.  ¿Quiere  decir  personas  que  tienen  el 
cabello  entre  lacio  y  crespo,  como  sucede  con  los  mulatos, 
hijos  de  blanco  y  negra  ó  viceversa?  Bien  puede  ser,  y  de 
aquí  es  posible  también  que  la  denominación  se  hubiese  ex- 
tendido á  los  nacidos  de  mezcla  de  indígenas  y  de  europeos, 
de  los  cuales  éstos  constituyen  en  América  la  clase  rica  y 
aquéllos  la  que  vive  á  jornal  ó  salario,  resultando  una  clase 
inedia:  la  de  los  mestizos. 

Burguesía  es  el  conjunto  de  gentes  de  la  clase  media  ó 
burgtieses.  Burgués  quiere  decir  natural  ó  habitante  de  un 
burgo^  aldea  ó  población  muy  pequeña  y  dependiente  de  otra; 
y  por  asimilación,  individuo  de  la  clase  media.  Burgo  del 
griego  "üpYo?,  torre,  por  la  que,  para  la  defensa,  tenían  en  la 
entrada  los  pueblos  ó  lugares. 

MÉDULA 


La  Academia  autoriza  para  decir  médula  ó  medula.  El  uso 
constante  de  los  poetas  españoles  está  por  la  última. 

«Los  acentos  impresos  en  medida  están  mal.   Ni   hay   razón  alguna 
para  hacer  esdrújulo  el  vocablo.» 

(Robles  Dégano — Ortología  clásica  de  la  Lengua  castellana.) 


326  MEN 

MELODIO 

Mélodmuí  se  llamó  primitivamente  en  francés  al  hartno- 
niiLHi^  como  se  le  dice  hoy  en  ese  idioma;  ó  armonio^  como 
decimos  en  castellano  al  instrumento  músico  con  la  figura 
de  un  piano  pequeño  ó  de  un  órgano,  cuyos  tubos  están  sus- 
tituidos por  lengüetas  ó  estrangules,  que  hace  vibrar  el  aire 
producido  por  un  fuelle  que  se  mueve  con  los  pies. 

MEMBRILLADA 


La  Academia  define  la  voz  ;/iermelada:  conserva  de  mem- 
brillos con  miel  ó  azúcar.  Hácese  también  de  otras  frutas. 

Las  nier nieladas^  según  los  Formularios  de  medicina,  se 
hacen  no  solamente  de  membrillos  y  otras  frutas;  pues  las  hay 
de  quina,  de  carne,  de  ácido  benzoico,  etc.  No  obstante,  el 
Diccionario  de  la  Academia,  que  nada  tiene  que  ver  con  la 
tecnología  médica  ni  con  la  farmacopea,  acaso  hizo  bien  al 
limitarse  á  dar  extensión  al  vocablo  mermelada^  usado  primi- 
tivamente sólo  para  denominar  la  conserva  de  membrillos. 
Pero  si  tal  efectuó,  ;  porqué  trae  la  etimología  del  latín  ma- 
llnm  mellatíi.m}  ;Porqué,  si  le  bastaba  recordar  que  7Pteyme- 
lada  es  lo  propio  que  nuestra  membrillada^  esto  es,  conserva 
de  marmello  ó  mérmelo^  como  en  portugués  se  llaman  el  mem- 
brillo y  el  dulce  de  membrillo  ? 

Membrillada,  como  nosotros  decimos,  ó  mermelada^  como 
dicen  los  Académicos,  son  la  misma  cosa;  con  la  única  dife- 
rencia que  la  primera  palabra  está  formada  de  la  originaria 
castellana  y  la  segunda  de  la  primitiva  portuguesa. 

MENSURAR,  MESURAR 

Verbos  anticuados,  en  uso  aún  entre  nosotros  con  el  sig- 
nificado de  me  lir.  Empléanlos  especialmente  los  agrimenso- 
res, sin  duda  recordando  que  del  primero  vienen  su  nombre  \' 
el  de  su  oficio:  a  agrimensura. 


1 


MIC  327 

MEOPE,  MEOPÍA,  MIOPÍA 

Miope ^  fniopia. 

Siempre  hemos  oído  á  nuestros  palurdos,  que  quieren  dár- 
selas de  sabihondos,  hablar  de  la  meopía  ó  délos  ineopes;  pero 
no  hemos  creído  necesario  incluir  las  dos  palabras  en  estos  apun- 
tes, sino  al  verlas  en  letras  de  molde  en  un  periódico,  y  pe- 
riódico de  gobierno,  el  mismo  que,  hablando  de  progreso  y 
adelanto  y  civilización,  dice  que  «Profanaron,  (no  se  sabe 
quienes),  demagogos,  el  arca  santa  donde  guardaran  para,  he- 
redo de  la  posteridad,  la  justicia  síis  varas  y  la  Ley  sus  tablas, 
para  eregirse  autócratas  para  la  ley,  tiranos  para  la  justicia,  y 
todo  en  nombre  de  Dios:  ¡blasfemia  horrenda!»  (El  Nuevo 
Régimen^  N.°  73. — Quito,  Febrero  1 1  de  1S97). 

El  vocablo  miope  viene  del  griego  ¡j.'Joj,  cierro  y  (oy,  ojo, 
porque  el  miope  amusga  para  ver. 

Tampoco  ha  de  decirse  miopía^  conforme  es  uso  general, 
sino  uiiopia. 

MELLQCO  ó  MILLOCO 

La  planta  y  las  raíces  tuberculosas  comestibles  del  Ulhicus 
tuberosus. 

MICHINAL 


Mechinal . 

«Pito  Salces  y  yo...  clavamos  en  las  paredes...  con  tachuelas... 
cuanto  habíamos  podido  haber  á  las  manos  en  un  mechijial á&  la  bodeg^a 
en  que  acumulaba  Chisco  las  reservas  de  esta  especie  » 

{ Don  José  Mar ía  de  Pereda — Peñas  arriba.) 

Misinal  dicen  algunos  quichíiizaiites^  crevendo  que  viene 
de  jjiisi^  gato:  agujero  ó  entrada  para  los  gatos. 


328 

MIEDOLENTO 


MIS 


No  trae  el  Léxico,  ni  en  el  sentido  de  temeroso  ó  pusilá- 
ninie^  ni  de  cosa  que  infunde  ó  causa  miedo,  esto  es,  en  nin- 
guna de  las  dos  acepciones  de  ine¿íroso,  palabra  castellana 
que  sustituímos  los  ecuatorianos  con  la  dicción  que  estamos 
corrigiendo. 

Miedoso^  sa,  adjetivo  familiar  que  encontramos  ya  en  el 
^"ocabulario  de  1884,  equivale  á  medroso.  Miedoso  es  voz 
nueva:   no   está   en  los  antiguos  Diccionarios  de  la  Academia. 

MIEL 

Además  de  las  acepciones  académicas,  miel  en  algunas  de 
las  Repúblicas  hispanoamericanas,  tiene  el  significado  de  al- 
míbar prieto,  que  se  hace  con  la  raspadura.  (Véase  esta  pa- 
labra). 

MIEL   SOBRE   BUÑUELOS 


La  expresión  figurada  con  que  se  quiere  decir  que  una 
cosa  complementa  á  otra,  ó  le  añade  nuevo  realce,  ó  viene 
muy  á  propósito,  es  miel  sobre  hojuelas. 

«Pensaba  en  su  hija,  que,  quieras  que  no  quieras,  había  cumplido 
5a  veinticinco  años,  y  que  además  no  debía  al  cielo  grandes  dones  de 
belleza,  y  que,  miel  <!obre  hojuelas.,  encerrada  en  aquel  caserón,  aca- 
baría por  quedarse  para  vestir  imágenes.» 

{Selgas — Rayo  de  sol. ) 

«Matrimonio  desventurado  )'  desastroso,  que  fue  para  los  señores 
de  Llanoverde  miel  sobre  hojuelas.» 

{Selgas — Rayo  de  sol.) 
MISIÁ 


Hemos  formado  esta  palabra  de  los  vocablos  mi  y  seíiora, 
semejantemente  á  la  voz  francesa  madame  {ma  y  dai7ié)  ó  á  la 


MOC       •  329 

inglesa  uiadam  ó  á  la  italiana  madonna  (uia  y  donna);  pero  este 
último  nombre  se  da  en  Italia  solo  á  la  Virgen  Santísima,  ó  me- 
jor dicho,  á  sus  imágenes,  mientras  que  nuestro  mista  equivale 
casi  al  antiguo  madajne  futre  dlwnneur  accordé  atiirefois  aux 
dames  de  qualité),  ya  que  no  lo  empleamos  sino  respecto  de 
señoras  de  viso  ó  respetables. 

Misia^  nombre  de  una  región  de  la  Anatolia,  significa, 
pues,  en  gran  parte  de  la  América  hispana,  mi  señora  ó,  si 
se  quiere,  mi  señora  doña. 

Seor  síncopa  de  señor  y  seo  apócope  de  seor.^  explican  el 
miseá  ^  de  seor  a  y  sed. 

MITRA 


Por  cierto  que  no  vamos  á  hablar  del  ornamento  de  cabeza 
que  usaban  los  persas,  ni  del  que  usan  los  arzobispos  y  obis- 
pos; sino  de  la  extremidad  movible  en  donde  están  las  plumas 
de  la  cola  de  las  aves,  lo  que  se  llama  en  castellano  obispillo., 
}•  no  mitra.^  aunque  una  y  otra  palabra  provengan  de  la  forma 
de  dicho  apéndice  caudal. 

También  en  España  lo  he  oído  llamar  miira. 

MOCA 


Moca,  Mocha  ó  Moka  es  un  puerto  de  Yemen  en  la  Arabia, 
afamado  sobre  todo  por  el  excelente  café  de  los  campos  circun- 
vecinos, que  se  exportaba  en  gran  cantidad  por  Moka  antes 
de  que  Aden  la  sustituyese  como  importante  ciudad  comercial. 

Ahora  bien:  ¿Qué  cree  Ud.  que  los  ecuatorianos  denomi- 
namos ¡noca) 

Llamamos  así  al  tremedal  ó  trampal.,  al  atascadero  ó  ato- 
lladero,, al  cenagal  y  hasta  al  pantano. 

De  pantanos  procuran  guarnecerse 
por  el  daño  y  temor  de  los  caballos. 

{Er cilla — La  Araucana.) 


MOt 

Un  hombre  viene,  ruin 
Teme  pa7ifa7tos  sin  lodo. 

(Fr.  Gabriel  Téllez — Marta  la  Piadosa.) 


MOCORA 


Palma  pequeña,  con  cuyas  hojas  se  tejen  hamacas  y  gran 
parte  de  los  sombreros  que  se  venden  en  el  exterior  con  el 
nombre  de  sombreros  de  Panamá.,  á  pesar  de  que  la  industria 
de  fabricarlos  es  casi  exclusivamente  ecuatoriana.  ( Bactris 
acanihocarpa  ?J 

MOLDE 


Esta  palabra  genérica  nos  sirve  en  el  Ecuador  para,  en 
asocio  de  otras  voces  explicativas,  denominar  muchas  cosas, 
que  el  idioma  rico  de  Castilla  llama  con  diversos  y  apropiados 
nombres.  Así  decimos  molde  de  hacer  quesos  ó  banco  de  hacer 
quesos  á  la  encella;  molde  de  hacer  tejas  al  galápago.^  etc. 
En  cambio,  al  molde  de  hacer  ladrillos  lo  llamamos  ladrillera, 
palabra  que  no  trae  el  Diccionario;  aunque  sí  trae  el  sustan- 
tivo adobera  con  la  acepción  de  molde  de  hacer  adobes.  ;Por 
qué  no  aceptará  el  vocablo  ladrillera  (molde  de  hacer  ladri- 
los),  ya  que  no  tiene  palabra  propia  para  el  tal  molde? 

MOLDURA 


Decimos,  á  las  veces,  en  lugar  de  marco  ó  cuadro.,  á  saber, 
cerco  que  rodea  ó  guarnece  una  pintura,  etc. 

MOLESTOSO 

Molesto,  a;  molestador^  a;  según  los  casos. 
También  pesado,  gravoso.,  cargoso,   aunque   no  se  halla  en 
el  Diccionario. 

«¿Qué  dijo  de  su  suerte  y  felicidad  el  Emperador   Constantino?  Que 


í 


MOL  33» 

era  vida  poco  más  honrada  que  la  de  vaqueros  y  pastores,  pero  molesta 
y  penosa.  » 

(P.  Juan  Ensebio  Niej'einberg— Diferencia  entre  lo  temporal  y 
eterno.) 

«No  tienen  ninguna  tacha  las  riquezas  del  cielo,  porque  á  ninj^uno 
son  cargosas,  ni  se  quita  á  nadie  nada  para  dar  todo  á  los  siervos  de 
Cristo,  que  reinan  en  el  cielo.» 

(Nieremberg.  — Diferencia  etc.) 

Aunque  está  admitido  el  adjetivo  mnlestador,  creo  que 
molesto  se  basta  para  todos  los  casos  y  es  el  único  usado. 

MÓLOC    ó   MÓLOG 

A  lo  que  impropiamente  nombran  en  Chile  pebre,  y  en  el 
Perú  asimismo  de  manera  impropia  puré,  es  decir,  a  la  vianda 
formada  de  patatas  molidas  y  no  sé  si  otros  ingredientes,  en 
el  Ecuador  denominamos  mólog  ó  móloc.  Palabra  sin  duda 
quichua,  ya  que  no  ha  de  ser  el  mismo  vocablo,  que  equivalía 
á  rey  y  aun  á  dios  entre  los. fenicios  y  los  cartagineses,  por 
mucho  que  gusten  las  tales  papas  ó  puches  á  nuestras  gentes 
y  por  mucho  que  tengan  éstas  estragado  el  gusto. 

El  Vocabulario  académico  ha  acogido  el  vocablo  puré  en 
la  misma  significación  del  purée  francés,  esto  es,  sopa  que  se 
hace  de  legumbres,  etc. 

Purea,  dice  Moratín: 

«Siempre  engullendo  ricas  croquetas,  pnreas.  fricandós  y  ra- 
gúes...'» 

{Cart.  lop.) 

MOLLE 


Sc/nnus  molle  de  Linneo. 

Árbol  funéreo  de  los  antiguos  indios,  se  parece  algo  al 
sauce  llorón  ó  de  Babilonia;  pero  mucho  más  hermoso  que 
éste,  singularmente  cuando  cuelgan  entre  la  copa  las  abun- 
dantes agrupaciones  de  frutitos  rojos. 


332  MOR 

El  tallo,  las  hojas  y  las  bayas  exhalan  un  olor  terebentiná- 
ceo;  la  resina  es  dentrífica,  y  disuelta  en  pequeña  cantidad  de 
agua  pura  puede  utilizarse  como  un  buen  cosmético. 

La  gran  copia  de  árboles  de  molle,  que  antes  se  encontraba 
en  un  lugar  cercano  á  Ambato,  dio  á  dicho  lugar  el  nombre 
de  Molle- Ambato.  Debió  de  haber  estado  allí  un  cementerio  de 
los  aborígenes. 

¿Es,  por  ventura,  el  turbiiito  ó  pimentero  falso  ó  falso  pi- 
miento^ como  dicen  en  diferentes  lugares  de  España?  Aunque 
nos  hace  dudar  aquello  que  expresa  el  Diccionario,  respecto 
de  que  con  las  bayas  se  prepara  una  bebida  muy  agradable, — 
cosa  qne  ignorábamos. 

MONSULEO 

Mausoleo.  Sepulcro  primoroso. 

— ¿Quién  no  conoce  la  historia  de  la  palabra? 

— Sólo  los  que  llaman  monsiileo  á  los  sepulcros  suntuosos. 

Artemisa  II,  Reina  de  Caria  (siglo  I\^  ant.  de  J.  C),  céle- 
bre por  los  extremos  de  dolor  á  que  le  llevó  la  muerte  de  su 
esposo  y  hermano  Mausoleo  ó  Mausolo,  hízole  erigir  en  Hali- 
carnaso  un  sepulcro  tan  magnífico,  que  fué  considerado  como 
una  de  las  siete  maravillas  del  mundo.  De  donde  denominóse 
jnausolco  á  todo  sepulcro  muy  bueno,  después  á  los  buenos,  y 
por  último  á  los  malos:  al  fin  no  es  costoso  á  los  faroleros  el 
empleo  de   palabras. 

MONTUBIO 

Chagi^a  decimos  al  campesino  de  la  sierra  y  montubio  al  de 
la  costa.  Metafóricamente  denominamos,  de  manera  indistinta, 
chagra  ó  uiontnbio  al  individuo  inurbano,  inculto,  rústico, 
grosero. 

MORTIÑO 


Frutito  del  Vaccinimn  mortinia,  baya  negra,  chica,  comes- 
tible como  la  de  las  especies  congéneres,  los  mirtilos  de  Eu- 
ropa y  Norte  América. 


MOT  333 

;E1  vocablo  vulgar  iitortiño^  que  ha  pasado  ya  al  nomen- 
clador botánico,  no  será  deformación  de  mirtilo^  ó  de  mirtino^ 
parecido  al  mirto? 

MOSCO 


Según  el  Diccionario,  es  lo  mismo  que  mosquito;  el  insecto 
mayor,  que  abunda  aún  en  las  ciudades  altas  del  Ecuador,  se 
nombra  siempre  en  femenino:  mosca. 

«Cansado  el  sastrillo  de  ahuyentar  las  moscas  con  la  mano,  se  le 
atufaron  las  narices  y  descargando  los  calzones  sobre  los  bollos  mató 
una  porción  de  moscas  que  contó  inmediatamente. 

¡Oh  placer  de  los  placeres,  había  matado  siete  moscas  de  un  golpe!» 

(Triícha — Las  aventuras  de  im  sastre.) 

La  mosca  mayor  que  la  común  se  denomina  inoscarda^  y 
moscón  el  que  nosotros  nombramos  moscardón. 

El  moscardón,  propiamente,  es  un  insecto  distinto  del  mos- 
cón.^ aunque  los  confunda  la  Academia.  (Moscón^  2.^  acep.). 

MOTE 


Maíz  cocido,  según  los  ecuatorianos. 

En  Chile,  por  mote  se  entiende  el  trigo  cocido,  cjue  se 
vende  por  las  calles  y  que  al   parecer  gusta  mucho  al  pueblo. 

A  dicho  trigo  cocido  se  refiere  don  Daniel  Riquelme, 
cuando  en  su  obra  «La  revolución  del  20  de  Abril  de  i85i», 
nos  relata  que  el  Presidente  General  Bulnes,  apoyado  en  el 
borrén  de  la  montura  tomaba  tranquilamente  su  primer  desa- 
yuno una  tasa  de  mote  comprada  á  un  vendedor  callejero,  al 
propio  tiempo  que  allá  en  el  campo  opuesto,  el  Coronel  Ur- 
riola  se  ponía  los  guantes  blancos  de  parada,  mientras  las  tro- 
pas cantaban  el  Himno  nacional.  Contraste  que,  según  el  mismo 
señor  Riquelme,  hacía  decir  á  \"icuña  Mackenna:  «Los  gene- 
rales que  comen  mote  en  las  batallas,  las  ganan;  los  que  cantan 
la  Canción  nacional,  las  pierden.» 

Me  parece  haber  oído  en  la  República  Argentina  que  asi- 
mismo hacen  el  mote  de  trigo. 


334  MUD 

El  Diccionario  podría,  pues,  decir:  «Moie^  m.  maíz  ó  trigo 
cocidos,  que  se  emplean  como  alimentos  en  algunas  partes  de 
América.» 

MUCHILA 


Mochila. 


Y  ¿qué  nos  dijo  en  sustancia 
El  Jefe  de  división? 
Que  anduvimos  cuatro  leguas; 
Que  el  faccioso  echó  á  correr 
Dejando  en  nuestro  poder 
Una  77iochila  y  dos  yeguas. 

(Bretón  de  los  Herreros — ¡Muérete  y  verás.) 


MUDADA 


«Mitda^  conjunto  de  ropa  que  se  muda  de  una  vez,  y  se 
toma  regularmente  por  la  ropa  blanca»,  dice  el  Vocabulario 
académico. 

Si  algo,  respecto  de  vestidos,  significase  imtdada^  sería  lo 
contrario  de  muda,  á  saber,  el  conjunto  de  ropa  que  uno  deja 
para  tomar  otra. 

MUDO 

No  es  sinónimo  de  imbécil;  ni  de  rudo  ó  torpe;  ni  de  tonto, 
ó  estulto,  ó  mentecato,  ó  necio,  ó  incapaz;  ni  de  estólido,  ni 
de  estúpido,  ni  de  idiota,    ni  de  bruto. 

Mudo  es  el  privado  físicamejiic  de  la  facultad  de  hablar, 
quizá  sólo  porque  habiendo  nacido  sordo,  le  ha  faltado  el  me- 
dio de  aprender  el  lenguaje  (loqui  iiescius^  expers  loquehn): 
consideración  que,  sin  duda,  tuvo  en  cuenta  el  benedictino 
Pedro  de  Ponce  para  poner  la  palabra  en  los  labios  de  los  sor- 
domudos, y  sentar  las  basas  para  los  establecimientos  admira- 
bles en  que  se  devuelve  á  los  infelices  el  don  más  precioso  de 
Dios,  el  de  la  palabra,  que  los  educa  y  los  instruye. 

Hay  mudos  más  inteligentes  que  algunos  individuos  facun- 
dos, que  muchos  palabreros,  que  casi  todos  los  locuaces  y  que 
todos  los  habladores. 


MUL  335 

Por  esto  y  porque  han  leído  en  el  libro  de  Job:  «Ojalá  os 
callarais  para  que  os  tuviesen  por  sabios»,  y  porque  han  oído 
la  fábula  de  «El  Cuervo  y  el  Zorro»,  ciertos  individuos  poseen 
la  ciencia  del  mutismo  y  con  positivo  provecho. 

«Don  Gerónimo. — Pues  ese  es  su  mal.  Ha  venido  en  darse  de  7iiiida, 
sin  que  se  pueda  saber  la  causa.  Vea  aquí  desconsuelo  para  mí. 

Bartolo. — ¡Qué  bobería!  Al  contrario,  una.  mujer  que  no  habla  es 
un  tesoro.  La  mía  no  padece  esta  enfermedad,  y  si  la  tuviese,  y(j  me 
g-uardaría  muy  bien  de  curarla. 

Do7i  Gerónimo. — ;Y  para  qué  es  buena  la  sopa  en  vino? 

Bartolo. — ¡Av  amig-o,  y  qué  falta  le  hace  á  Ud.  un  poco  de  ortogra- 
fía! La  sopa  en  vino  es  buena  para  hacerla  hablar.  Porque  en  el  pan  y 
el  vino,  empapado  el  uno  en  el  otro,  hay  una  virtud  simpática  y  absorbe 
el  tejido  celular  y  la  pía  mater  y  hace  hablar  á  los  mudos.-» 

(Do7i  Leandro  Fernández  de  Moratin — El  médico  á  palos.) 
xMULLO 


Ciienta.,  cliaqttira.^  abalorio,  según  los  tamaños.  Aunque 
por  abalorio  se  entiende  más  bien  el  conjunto  de  cuentecillas 
ensartadas. 

«Traía  en  las  muñecas  (la  moza  de  la  venta)  unas  cuentas  de  vidrio, 
¡iero  á  él  (D.  Quijote)  le  dieron  vislumbres  de  preciosas  perlas  orienta- 
les.» 

(Don  Quijote,  por  don  Migtiel  de  Cervantes  Saavedra.) 

Paseábase  el  buen  conde 
Todo  lleno  de  pesar. 
Cuentas  negras  en  sus  manos 
Do  suele  siempre  rezar. 

(Jtian  de  Rivera — Ro/nances.) 

La  palabra  cliaqitira.^  que  acepta  ya  el  Diccionario,  se  en- 
cuentra por  primera  vez  empleada  en  obra  castellana  por  Er- 
cilla,  quien,  por  lo  mismo,  la  define  en  la  Declaración  de 
algunas  dudas  qíte  se  pueden  ofrecer  en  esta  obra  (La  Arau- 
cana): «Chaquira  son  unas  cuentas  muy  menudas  á  manera  de 


336  MUR 

aljófar,  que  las  hallan  por  las  marinas,  y  quanto  más   menuda 
es  más  preciada,  etc.» 

MURALLA 


No  sé  si  haya,  en  verdad,  murallas  en  los  varios  lugares 
de  América,  donde  hablamos  de  ellas,  entiendo  que  equivo- 
cándolas con  los  muros  ó  paredes. 

Muralla.  Fábrica  que  ciñe  y  encierra  para  su  defensa  una 
plaza.  Unos  la  toman  por  todo  el  terraplén  de  una-plaza  forti- 
ficada, y  otros  sólo  por  la  parte  exterior  ó  camisa  (Diccionario 
de  la  Acá  iemia). 

MURMURÓN 


Este  es  el  más  canijo  y  sin  embargo,  quizá  el  más  mal- 
quisto de  la  lechigada:  criticastro  el  que  sin  ciencia  ni  talento 
satiriza  las  obras  de  ingenio:  criticón  el  que  todo  lo  censura  y 
moteja,  sin  perdonar  ni  las  faltas  ligeras;  murmtLrón^  según 
los  ecuatorianos,  el  ser  nefasto  nacido  con  la  triste  destinación 
de  hablar  mal  de  todo  y  de  todos,  así  de  lo  malo  y  los  malos, 
como  de  lo  bueno  y  los  buenos,  y  aun  preferentemente  de  és- 
tos. Puede  ser  chistoso  —  cualidad  que  no  deseo  para  ninguna 
de  las  personas  á  quienes  estimo — ;  y  entonces  infelices  de  las 
gentes  que  se  acerquen  al  gracioso;  pero,  en  todo  caso,  más 
infeliz  el  murmurador  (que  es  tal  vez  la  palabra  que  se  ha 
sustituido  con  nuestro  vocablo),  especie  de  cínife,  cuando  no 
de  escorpión. 

Mal  dicho:  hay  aún  individuos  más  desventurados  que  las 
víctimas  del  munnurón  y  que  el  mismo  vtitrmurón.,  á  saber, 
sus  allegados.  Él  goza  al  menos  del  inicuo  contento  de  morder 
y  envenenar;  mas  á  éstos  no  alcanza  ni  siquiera  la  estúpida 
risa  de  los  caudatarios  del  chistoso,  ni  el  fingido  sonreír  de 
los  que  le  temen.  Lo  que  les  toca  es  el  desamparo,  la  descon- 
fianza, la  inquina  que  provoca  ese  desgraciado  ente,  á  quien 
la  sociedad  arroja  al  abismo  del  aislamiento,  no  encerrado  en 
un  saco  con  fieras  y  sierpes,  según  como  condenaban  las  Doce 
tablas  á  los  parricidas,  sino  encerrando  él  mismo  dentro  de  sí 
las  víboras  de  su  propio  corazón. 


3«l  —1t=ll  II  — iQt: 


I 


N 


NACIENCIA 

Nacencia  ó  nacimieiiio^  de  nascentia^ — nascere,  enascere. 
NARAN7ILLA 

Naranja  verde  y  pequeña  de  que  se  suele  hacer  conserva, 
dice  el  \''ocabulario. — Debe  aumentar:  fruto  del  naranjillo, 
esférico  y  de  color  amarillo  encarnado,  como  una  naranja  pe- 
queña; el  albumen,  que  encierra  las  numerosas  semillas,  es 
aromático  y  comestible,  en  una  variedad  ácido,  en  otra  agri- 
dulce y  muy  agradable.  Llámanle  en  Colombia  naranjita  de 
Quiio^  y  los  botánicos  Solanum  quítense. 

Se  hacen  con  ella  bebidas,  conservas,  helados  ó  sorbetes, 
además  de  tomarse  en  fruta,  sola  ó  con  polvo  de  azúcar.  Es 
tan  aromática,  que  basta  un  fruto  para  llenar  de  agradable 
olor  un  salón. 

NARA\7ILLADA 

Bebida  hecha  con  el  jugo  de  la  iiayanjilla  ó  naranjita  de 
Quito,  ya  sea  con  agua  y  azúcar  ó  ya  sólo  con  azúcar. 


338  NAR 

NARANJILLQ 

Planta  de  la  familia  de  las  vSolanáceas,  de  uno  á  tres  pies 
de  altura,  hojas  grandes,  velludas,  de  color  \'erde  que  tira  á 
morado  especialmente  en  la  parte  posterior,  flores  moradas, 
baya  suculenta,  llena  de  semillas,  aromática,  comestible,  de 
sabor  agrio  ó  agridulce,  según  las  variedades.  Ya  se  ha  expre- 
sado su  nombre  botánico:  SolaiuDu  quítense. 

NARIGADA 


Hasta  nuestro  castizo  escritor  Montalvo,  emplea  la  pala- 
brilla: 

<^Y  sacando  (el  fraile)  de  entre  los  hábitos  una  enorme  caja  de  rapé, 
dio  sobre  la  tapa  repetidos  golpecitos  y  ofreció  una  narigada  á  Don 
Quijote.» 

{Capítulos  que  se  le  olvidaron  á  Cervantes.^ 

La  porción  de  qualquier  cosa  menuda,  que  se  toma  con 
las  yemas  de  los  dedos  pulgar  é  índice,  se  denomina  polvo  ó 
pulgarada. 

NARIZÓN 


Decimos  al  que  tiene  grandes  las  narices;  mas  es  tan  inútil 
la  palabra,  como  que  abundan  en  castellano  los  vocablos 
que  significan  lo  propio:  narigudo,  narigón^  y  naricísimo 
adj.  superl.  que  no  trae  ya  la  última  edición  del  Diccionario, 
aun  cuando  bastaría  para  que  lo  conservase  el  que  esté  en  el 
siempre  nuevo  y  tan  conocido  soneto  de  Quevedo: 

Érase  un  hombre  á  una  nariz  pegado, 
Érase  una  nariz  superlativa. 
Érase  una  nariz  sa^'ón  y  escriba 
Érase  un  peje  espada  muy  barbad'^: 


NEM  339 

Era  un  reloj  de  sol  mal  encarado, 
Érase  una  alquitara  pensativa, 
Érase  un  elefante  boca  arriba. 
Era  Ovidio  Nasón  más  narizudo: 

Érase  un  espolón  de  una  yalera, 
Érase  una  pirámide  de  Eg-ipto, 
Las  doce  tribus  de  narices  era. 

Érase  un  naricishno  infinito 
Muchísima  nariz,  nariz  tan  fiera. 
Que  en  la  cara  de  Anas  fuera  delito. 

El  Diccionario  de  1734,  además  del  narizado  de  este  so- 
neto, trae  narigante^  y  cita  el  ejemplo  de  Cervantes:  «Por  dar 
cuenta  quién  era  el  caballero  de  los  espejos,  y  su  narigante 
escudero.»  (Quijote). 

NAVAJA 

Decimos  con  impropriedad  los  ecuatorianos  al  tajapliunas 
ó  cortapliinias. — \'éase  la  diferencia  que  hay  entre  los  dos 
objetos:  cortaphiinas^  instrumento,  á  manera  de  navaja  pe- 
queña^ que  sirve  para  cortar  plumas  de  escribir;  navaja^  cu- 
chillo engoznado,  de  varias  figuras  y  tamaños,  que  usan  como 
arma  los  rufianes  y  gente  baja. 

NEMA 


Es  la  cerradura  ó  sello  de  la  carta;  la  inscripción  ó  epígra- 
fe, lema. 

Dicen  los  gramáticos  que  los  nombres  terminados  en  a  son 
en  su  mayor  parte  femeninos,  con  excepción,  entre  otros,  de 
los  de  origen  griego.  Por  esto  quizá  (aunque  dudamos  que 
nuestro  vulgo  sepa  cual  es  el  origen  de  nema)  los  ecuatoria- 
nos hemos  trastrocado  el  género  de  la  palabra  anotada.  Viene 
del  griego  vr,¡xa,  hilo,  porque  los  antiguos  cerraban  las  cartas 
con  un  hilo  y  después  las  sellaban. — Nema  es  pues  palabra 
femenina  y,  como  lo  hemos  dicho,  significa  cerradura  ó  sello 
de  la  carta,  y  no  lo  propio  que  sobrescrito^  como  pretendemos 
los  ecuatorianos. 


340  NIE 


NIEVE 


Propiamente  no  la  conocemos  en  las  ciudades  del  Ecuador» 
donde  jamás  nieva;  lo  que  conocemos  es  el  granizo,  que  cae 
á  menudo  en  nuestros  cerros,  de  donde  lo  llevan  á  las  pobla- 
ciones cercanas  para  suplir  al  hielo. 

Conocemos  también  á  éste  que  cubre  nuestras  enormes 
montañas,  tales  como  el  Chimborazo,  el  Cayambe,  etc.  íbamos 
á  decir  «nuestros  grandes  nevadosy>\  pero  no  está  tampoco  en  el 
Léxico  este  vocablo  como  sustantivo. 

Por  fin,  conocemos  mucho  el  hielo  artificial,  que  reemplaza 
económicamente  al  natural. 

He  aquí  las  diferencias  entre  nieve^  granizo  y  hielo: 

Nieve^  agua  helada  que  se  desprende  de  las  nubes  en  cris- 
tales sumamente  pequeños,  los  cuales,  agrupándose  al  caer, 
llegan  al  suelo  en  copos  blancos. 

Granizo^  agua  congelada  que  desciende  con  violencia  de 
las  nubes,  en  granos  más  ó  menos  duros  y  gruesos,  no  en  co- 
pos como  la  nieve.  Cuando  es  crecido,  se  le  llama  también 
piedra^  pedrisca  ó  pedrisco^  en  especial  si  cae  en  abun- 
dancia. 

Hielo^  agua  convertida  en  cuerpo  sólido  y  cristalino  por 
un  descenso  suficiente  de  temperatura. 

En  el  Ecuador  no  hemos  visto  caer  nieve  sino  en  las  gran- 
des alturas.  El  pueblo  le  \\2iVCi-aL  papacara^  que  en  quichua  sig- 
nifica cosa  completamente  distinta. 

No  obstante,  el  Diccionario  casi  nos  autoriza  para  que  si- 
gamos nombrando  nieve  al  hielo;  pues  confunde,  también,  las 
dos  palabras  al  aceptar  como  nosotros  las  voces  nevera  y  ne- 
vería y  definirlas  cual  las  define.  Lo  que  venden  las  neveras 
en  las  neverías,  es  granizo  ó  hielo,  y  no  nieve,  que  dice  la 
Academia.  Explícase  claramente  la  cosa,  ya  que  antes  de  po- 
seer el  hielo  artificial,  lo  que  se  vendía  era  el  agua  congelada 
naturalmente,  en  la  forma  que  el  meteoro  la  produjera,  sea 
granizo,  sea  nieve.  Decimos  también  como  los  franceses  ]iie- 
ves  perpetuas  (neiges  perpctHelles.) 


NON  341 

NÍSPERO 

Desconocidos  en  el  Ecuador  los  nísperos^  níspolos  ó  nés- 
peras de  Europa,  América  Septentrional  y  Asia,  hasta  no  ha 
mucho  (el  año  1878  se  importó  al  país  con  muchas  otras  plan- 
tas útiles,  y  se  aclimató  perfectamente  en  el  valle  de  Puembo 
el  Mespihis  japónica)^  los  costeños  ecuatorianos  denominan 
níspero  á  una  fruta  de  todo  punto  distinta  de  la  europea:  á  la 
que  produce  el  zapotero  ciUtivado,  como  lo  llaman  en  las  An- 
tillas, ó  sea  el  Achrassapota  ó  Sapota  achras  de  los  botánicos. 
Fruto  grueso,  y  muy  carnoso,  del  que  no  se  puede  decir, 
por  cierto,  aquello  de  que: 

«Quien  nísperos  come 

Y  bebe  cerveza,' 
Espárragos  chupa 

Y  besa  una  vieja. 
Ni  come  ni  bebe, 
Ni  chupa  ni  besa.» 

NO  HACER  NADA 

No  trabajar,  estar  ocioso,  puede  decirse  en  una  sola  pala- 
bra: holgar. 

La  frase  anotada  es  un  catalanismo,  no  fer  i^es;  ó  un  gali- 
cismo, ríen  faire^  vivre  les  bras  croisés;  ó  un  italianismo, 
farniente. 

NONES 

«Ya  te  di  un  nones  y,  si  quieres  te  daré  ciento», 
«Desde  la  muerte  de  mi  mujer,  he  quedado  nones.-» 

Los  ejemplos  anteriores  manifiestan  que  no  conocemos  el 
singular  de  nones,  esto  es,  non. 


342  NON 

El  Diccionario  llamado  de  las  Autoridades^  y  el  Etimoló- 
gico del  señor  Monlau,  recuerdan  la  opinión  de  Covarrubias, 
quien  dice  que  el  non  nació  del  juego  de  muchachos  que  lla- 
man pares  y  nones ^  porque  el  uno  decía  «par  est»  y  el  otro 
«non  est»,  y  corrompido  se  dijo  pares  y  nones. 

El  último,  además  del  parecer  de  Covarrubias,  cita  el  inge- 
nioso de  Rosal. 

N^on  vale  lo  mismo  que  no;  es  voz  anticuada.  N^o.^  como 
adverbio  de  negación,  comenzó  á  usarse  en  vez  de  non  en  las 
contracciones  de  enclíticos,  7to  /',  etc. 


Jl 


at=3c 


N 


ÑARUSO 

Xo  contentos  con  la  palabra  quichua  sipo^  hemos  inven- 
tado otra  más  para  denominar  al  desgraciado  que,  á  conse- 
cuencia de  las  viruelas,  tiene  en  el  rostro  hoyos,  cicatrices  ó 
costurones:  deformidad  muy  común  entre  nosotros  antes  de 
que  se  generalizase  el  admirable  descubrimiento  de  Jenner. 

En  lengua  de  Castilla  se  dice  picoso. 

ÑATO 


Chato ^  ta^  expresa  la  Academia,  que  tiene  la  nariz  casi  llana 
y  como  aplastada.  U.  t.  c.  s,  ||  Dícese  además  de  la  nariz  que 
tiene  esta  figura,  etc. 

Al  de  nariz  pequeña  se  le  llama  asimismo,  rojiio.  En  al- 
gunas provincias  de  España  dicen  á  los  chatos  naclios^ — pala- 
bra con  que  los  ecuatorianos  nombramos  cariñosamente  á  los 
Ignacios. 

«Tendría  (el  bachiller  Sansón  Carrasco)  hasta  veinte  y  cuatro  años, 
carirredondo,  de  nariz  chaia  y  de  boca  grande.» 

{Cervantes — Don  Quijote.^ 

De  los  vocablos  chato  y  roino  encontramos  varios  ejemplos 
en  la  redondilla  de  don  Francisco  de  Quevedo: 

Roma,  hablando  con  perdón. 
Entre  Gomorra  y  Sodoma,  etc. 

«Preg-unté  qué  gente  eran,  y  dijeron  que   no   eran   sino  cocheros;  y 


I 


344  NIN 

dijo  un  diablo  lleno  de  cazcarrias,  romo   y   calvo,    que   quisiera   más  (á 
m-ínera  de  decir)  lidiar  con  lacayos.» 

(Quevedo — Las  Zahúrdas  de  Pintón.) 

ÑEQUE 

Hojubi^e  de  ñeqtie  es  el  que  familiarmente  se  dice  en 
España  de  pelo  en  pecho  ó  de  agallas,  esto  es,  de  ánimo 
esforzado,  de  corazón,  alentado,  animoso,  valeroso,  etc. 

«Vive  Dios  (^ue  es  moza  de  chapa,  hecha  y  derecha,  y  de  pelo  en 
pecho.» 

CJemencín,  comentando  este  pasaje  del  Quijote  dice: 

«.Pelo  en  pecho:  una  de  las  alabanzas  ridiculas  que  hace  Sancho  de 
Dulcinea;  y  tant"  más  ridicula,  cuanto  se  dice  de  los  hombres  vellosos 
de  pecho,  lo  que  vulgarmente  se  tiene  por  señal  de  forzudo,  y  en  una 
mujer  sería  feo  \  espantoso.» 

ÑIÑO 

Debe  de  ser  por  la  propensión  c^ue  tienen  las  gentes  (no  so- 
lamente las  mujeres  y  los  amujerados,  sino  también  algunos 
varones  de  pro)  á  disminuirse  los  años,  que  se  ha  acostum- 
brado á  los  sirvientes  á  llamar  niños  ó  ñiños,  que  es  lo  más 
frecuente,  á  los  señores  y  señoritos  que  dicen  en  España.  De 
aquí  que,  al  contrario  de  lo  que  sucede  en  la  Península,  Fran- 
cipi  y  otras  partes,  los  nmchackos,  los  mozos  y  les  gaycons,  no 
son  los  criados  sino  los  amos. 

Es  curioso  ver  cómo  desde  antiguo,  la  idea  de  respeto  está 
íntimamente  relacionada  con  la  de  ancianidad  ó  sea  de  proce- 
dencia: rato-;,  patria,  -aT'.áo/r,:,  patriarca,  patromts^  protector, 
2thog2.áo,  patrocinijtm,  patrocinio,  ^íT/r/WV/j',  antiguo  linaje, 
nobleza,  todos  de  ~axr^o.,  -círáooc,  -ccroo';.  pnter^  padre, — así  como 
patrón.  Amo,  según  algunos,  vendría  del  verbo  oriental  rt;;/^?;//, 
ser  madre;  señor ^  de  sénior^  comparativo  de  senex  anciano. 
Sólo  en  el  Ecuador,  donde  muchas  cosas  son  al  revés  de  lo 
(]ue   pasa  en  el  mundo,   creemos   respetuoso  el  decir  niño  aun 


.      NUT  345 

al  viejo,  es  decir,  irrogarle  un  verdadero  insulto,  ya  que  niño 
es  un  adjetivo  despectivo,  empleado  respecto  de  una  persona 
que  no  tiene  pocos  años. 

XUXO 


Palabra  quichua,  pedio,  mama  ó  teta^  sirve  para  denomi- 
nar entre  nosotros  cosa  distinta  de  lo  que  significa  aún  en  el 
idioma  al  cual  pertenece  aquella  palabra:  nodriza  que  en  qui- 
chua propiamente  es  ímmicJiic. 

En  castellano,  además  de  nodriza,  la  mujer  que  amamanta 
hijo  ajeno  se  nombra  ama  de  cría,  ama  de  leche  ó  ama  sim- 
plemente. 

A  causa  de  ser  las  nodrizas  españolas  por  lo  general  de 
Pas,  ó  por  ser  las  mejores  amas  de  leche  las  de  este  valle,  ó 
por  vestirse  las  amas  de  cría  como  las  mujeres  del  lugar  nom- 
brado, llámaselas  también  en  ^s^2iñ2i  pasiegas . 

«;'''.uántas  desgraciadas  criaturas  no  vemos  desmejorarse  á  pesar  de 
criarlas  las  mejores  nodrizas,  porque  éstas  prefieren,  como  es  muy 
natural,  la  criatura  que  han  parido   ellas  mismas  á  la  que  les  compra  la 

leche?» 

{Descuret — Medicina  de  las  pasiones:  Traducción  de  D.  Pedro 
Felipe  Monlaui) 

«Unos  lastimeros  lamentos  de  criatura  de  pecho,  que  con  toda  la 
fuerza  de  sus  débiles  pulmoncitos  pedía  lo  que  no  suelen  dar  los  ejér- 
citos sino  las  amas  de  cria.» 

(Pe'res  Gallas — Jnan  Martin  el  Empecinado.) 

ÑUTO 

Quichua  mitii. 

Molido,  desmenuzado,  pulverizado .,  menudo .,  sutil. — De 
ñutu  se  formaron  ñulítchina,  pulverizar,  ñuttína.,  remoler, 
ñutui^  pulverización,  etc. 


I 


3I=JI  -igi  — II  =3t=»t: 


OBJETABLE 

Decimos  en  vez  de  rebatible,  impugnable  y  aun  de  censu- 
rable^ vituperable.  Sustituímos  también  los  dos  primeros  ad- 
jetivos con  otro  neologismo.  7'efutable. 

OBO 


Fruto  aovado,  amarillo  ó  rojo,  del  tamaño  de  una  ci- 
ruela mediana,  con  una  sola  semilla  gruesa  y  asimismo  aovada, 
entre  la  que  y  la  película  fina  y  lisa  que  cubre  á  la  fruta,  se 
contiene  un  jugo  agridulce  muy  agradable.  Prodúcenla  varias 
especies  del  género  Spondias,  y  en  algunos  lugares  del  Perú 
la  nombran  impropiamente  ciruela. 

El  Diccionario  acepta  ya  la  denominación,  pero  escribe 
jobo  ú  kobo.  Es  posible  que  el  nombre  obo.^  como  decimos  en 
casi  todas  las  regiones  donde  se  produce  el  fruto,  provenga, 
no  de  los  aborígenes  americanos,  sino  de  los  conquistadores, 
que  dirían  obo  ú  ovo.,  de  ovum.,  por  la  forma  de  la  fruta. 

Al  árbol  nombramos  árbol  del  obo  ó  simplemente  nbo.  Está 
bien  descrito  por  la  Academia. 


348  OCA 

OBSTETRIZ 


No  hace  falta  en  castellano;  pues  poseemos   las  voces  paj' 
tera  y  comadre. 

OCA 


Raíz  tuberculosa  de  la  Oxalís  crenata.  Como  el  me  lloco 
f  U Uncus  tuberosiis)  era  muy  estimada,  y  es  todavía,  aunque 
no  tanto  como  antes,  por  los  aborígenes  de  la  serranía  ecua- 
toriana.—  Oca^  palabra  castellana  con  diversos  significados 
del  que  le  damos  en  el  Ecuador,  ha  sido  aceptada  también  ya 
por  el  Diccionario  de  1S99  ^^  ^^  último  sentido. 

OCAL,  OCALO  ó  EUCALO       - 

El  niño  coloso,  temible,  formidable,  pero  voluble  y  extra- 
vagante que  se  llama  vulgo,  forma  juicios,  emite  pareceres, 
decide  magistralmente,  conforme  á  su  antojo,  sin  someterse 
á  regla  alguna  ni  aconsejarse  con  nadie,  quiere  porque  quiere, 
odia  porque  odia,  cambia  de  opinión  sin  que  nada  haya  cam- 
biado á  su  alrededor,  excepto  su  libérrima  voluntad. 

Ese  hace  lo  que  le  da  la  gana  con  el  idioma,  trapajo  que 
le  pertenece,  que  lleva  consigo  á  todas  partes,  manoseándolo, 
estrujándolo,  sirviéndose  de  él  á  todas  horas  y  para  todo,  á 
solas  y  en  sociedad,  adaptándolo  á  sí  mismo  en  cada  una  de 
las  instantáneas  é  innúmeras  variaciones  de  estado  de  ánimo, 
de  lugar,  de  tiempo. 

Ese  que,  entre  nosotros,  se  manifiesta  ordinariamente 
aficionado  á  los  diminutivos,  por  razón  de  no  tener  ninguna, 
ha  creído  que  el  nombre  propio  eíicaliptiis  es  un  diminutivo, 
y  pareciéndole  la  cosa  demasiado  grande  para  que  se  la  deno- 
mine con  un  vocatílo  que  mengua  la  significación,  ha  resuelto 
llamar  ocal,  ocalo,  cácalo  y  no  encalipttis  á  la  hermosa  niiriá- 
cea,  que  tanta  utilidad  nos  ha  traído  á  los  ecuatorianos. 

OTial  ú  okán^  fonda  ó  posada  en  Egipto. 


OJE  349 


OCRE 

Puede  decirse  bien  que  una  cosa  tiene  el  color  del  ocre^ 
esto  es,  del  mineral  así  denominado;  pero  mejor  que  llamar 
ocre  á  lo  que  tiene  color  amarillo  subido,  es  decirle  jaldc^  ad- 
jetivo castizo  y  propio  para  dicha  nominación. 


OJALA 

Hémoslo  oído  alguna  vez  en  el  sur  de  nuestra  República 
y  muchas  veces  en  el  sur  de  nuestro  Continente. 

Según  Casiri,  citado  por  Barcia,  «Oxalá  es  voz  árabe  legí- 
tima, compuesta  de  laxa- Alá,  la  cual  se  corrompió  en  oxalá,, 
teniendo  la  misma  significación  optativa  de  ¡  quiera  Dios  !  ». 
El  mismo  Barcia  agrega  que  Ox-Allah  ú  Oj-Allah  significa 
¡  Oh  Alá ! ,    ¡  Oh  Dios !  —  Catalán    Oialá. 

La  Academia  dice  que  es  palabra  compuesta  de  /;/  xa  Aldli, 
si  Dios  quiere . 

Según  la  etimología,  puede  ser  hasta  esdrújula,  pero  nunca 
llana. 

Ya  que,  en  el  uso  castellano,  significa  quiera  Dios,  come- 
ten una  reduplicación  disparatada  los  que  dicen  /  Ojalá  que 
Dios    quiera.' . 


OJEAR 

Cuando  significa  mirar  con  atención  á  parte  determinada, 
viene  de  ojo\  cuando  levantar  la  caza  con  voces,  tiros  ú  otro 
ruido,  para  llevarla,  acosándola,  hasta  el  sitio  donde  se  la  ha 
de  tomar,  viene  de  ox,  interjección  que  se  emplea  en  España 
para  echar  ó  espantar  á  las  aves  domésticas,  en  vez  del  cJn 
que,  con  el  mismo  objeto,  se  emplea  en  el  Ecuador.  En  este 
caso,  que  debería  decirse  oxear  para  evitar  la  homofonía, 
figuradamente   tiene   también   la  significación   de    espantar    y 


350  OMO 

ahuyentar;  pero  ni  así  hemos  de  confundir  el  verbo  anotado 
con  aojar,  hacer  mal  de  ojo,  ni  debemos  decir  ojeadiira 
por  aojo. 

OJO 

Quien  no  ha  oído  esta  interjección  nuestra  y  no  ha  visto  el 
movimiento  de  hombros  que  la  acompaña,  no  puede  compren- 
der cuánto  significa.  Es  un  qué  me  importa,  qué  pierdo  con 
ello,  por  qué  he  de  afligirme,  etc.;  pero  reforzados  por  un  vi- 
goroso énfasis,  significador  á  las  veces  de  indiferencia,  otras 
de  desprecio,  y  en  no  rara  ocasión  de  despecho. — Es  una  de  las 
innúmeras  palabras  que  los  hispanoamericanos  estamos  prohi- 
bidos" de  emplear  en  nuestros  escritos,  por  no  constar  en  el 
Léxico  de  los  españoles;  pero  que  los  ecuatorianos  no  pode- 
mos reemplazar  con  vocablo  alguno  de  los  constantes  en  dicho 
Léxico. 

OMÓPLATO 


ScapJilum,  omoplate,  de  (')¡j.o;,  espalda,  y  -/.á-o-j-:;,  ancho,  ó 
-JArr^,  pala,  la  parte  ancha  del  remo;  por  extensión  cosa  an- 
cha y  plana;  ó  reduplicación  del  nombre  'wyr._,  hombro,  es- 
palda, y  rJA-jx'.,  espaldas;  ó,  lo  que  parece  mejor,  de  o¡i(o:,  jus- 
tamente y  rJA-.w.,  espalda,  hueso  precisamente  de  la  espalda  ó 
propio  de  la  espalda;  en  ningún  caso  ha  de  pronunciarse  como 
esdrújulo,  conforme  lo  pronuncian  nuestros  estudiantes  y  aun 
los  profesores  de  medicina,  sino  como  vocablo  llano  que  es, 
omoplato. 

OMOTO  ú  HOMOTO 

Quichua  umutu. 

Enano,  ó  tlguradamente,  pigiiieo. 

Velasquillü  el  contrahecho, 
Ruano  y  bufón  que  alcanza, 


ORQ  351 

No  sin  despertar  envidia, 
Gran  favor  con  el  momarca. 

(Don   Ángel  Saavedra — El  Conde  de  Yillamediana — Romance   II: 
Las  máscaras  y  cañas.) 

OPIMO 


Está  tan  mal  acentuado  como  ouióplato.  Dígase  opinio^  se- 
gún la  Academia. 

Así  opina  también  D.  Felipe  Robles  Dégano,  en  su  impor- 
tante libro  Ortología  clásica  de  la  Lengua  Castellana.  De  los 
poetas  por  él  citados,  sólo  Arriaza,  y  esto  una  sola  vez,  dice 
opimo. 

ORAXGUTAXGQ  ü  ORAXGUTAXO 
Orangután  ó  jocó. 

Se  creía  antes  equivocadamente,  que  el  mono  más  parecido 
al  bípedo  humano  era  el  orangután,  cuyo  nombre  en  malayo 
significa  hombre  del  bosque. 

Jocó  es  denominación  usada  en  las  regiones  de  las  orillas 
del  Congo. 

Ourangotango  hemos  oído  en  el  Brasil  ¿\^endráde  allí 
ó  de  Portugal  nuestro  orangutango) 

orquídea 

Hoy  que  se  han  puesto  tan  de  moda  estas  hermosas  plan- 
tas vasculares,  cuya  patria  puede  decirse  es  el  Ecuador:  tantas 
y  tan  variadas  son  las  especies  que  abundan  en  nuestros  bos- 
ques calientes  y  húmedos;  indispensable  es  que  corrijamos 
la  viciosa  acentuación  de  la  palabra,  orquídea,  y  no  orquídea. 

De  moda  en  verdad  se  han  puesto  (y  esta  vez  la  moda  no 
es  extravagante)  las  fragantes  y  bellísimas  plantas  menciona- 
das, ya  para  colecciones,  ya  para  ornamentación,  ya  aun  para 
aromatizar  los  alimentos;  pues  los  lectores  saben,  sin  duda, 
que  la  vainilla  es  una  orquídea  trepadora. 


352  OSH 

OSCURO 

Aunque  se  dice  del  color  que  casi  llega  á  ser  negro,  no  es 
lo  propio  llamar  así  al  caballo  de  color  negro  con  viso  rojizo, 
esto  es,  al  morcillo. 

Un  caballo  morcillo  rabicano 
Tascando  el  freno  estaba  de  cabestro, 
Precio  del  que  con  suelta  y  presta  mano 
Esgrimiese  el  bastón,  más  como  diestro. 

(Er cilla — La  Araucana.) 

En  un  normando  morcillo, 
Que  respira  espuma  y  fuego, 
Cuya  ligereza  es  rayo, 
Cuyos  relinchos  son  trueno. 

(Saavedra — La  muerie  de  un  caballero.) 

Micer  Jorge  de  Austria,,  anciano 
De  gran  valor  y  respeto, 
Va  á  su-  frente  en  un  morcillo 
Que  hunde  donde  pisa  el  suelo. 

{Dicque  de  Rivas — Amor^  ho7ior  y  valor — Romance  I:  El  eje'rcito.) 
OSHOTA 

Uslmta  en  quichua. 

Ojota  hemos  oído  decir  en  Chile,  Bolivia  y  Perú,  ó  o^xzk  lio- 
jota,  aumentativo  de  hoja^  acaso  por  parecerse  á  una  vegetal  ó 
por  estar  formada  de  una  sola  lámina  ú  hoja  ¡Quién  sabe! 

Lo  que  sí  sabemos  es  que  la  oshota.,  ochiota.^  ojota  ti  hojota 
es  una  suela  de  cuero  sin  curtir,  con  que  los  indios  defienden 
las  plantas  de  los  pies,  atándola  á  éstos  con  toscas  correas:  á 
saber,  un  calzado  aún  más  grosero  y  rudimental  que  la  san- 
dalia. 

Tal  es,  pues,  la  osJioia^  oslmta^  ó  nshiUa^  para  pronunciarla 
de   manera  primitiva;  nombre   que,  como   otros  quichuas,   ha 


OTR 


353 


podido  pasar  á  Chile  y  ser  ahí  convertido  en  ojota ^  vocablo 
que  aceptó  ya  la  duodécima  edición  del  Diccionario  acadé- 
mico. 

OTAVO 


Los  vendedores  de  frutas  gritan  en  los  zaguanes :  ¡  Com- 
pre otayas .' ^  y  los  niños ^  y  los  criados  van  á  comprar  otayos^ 
palabra  cuyo  origen  habría  yo  rastreado  en  vano,  si  alguna 
vez  no  hubiese  oído  á  un  vendedor  callejero,  mucho  más  sa- 
bido (jue  sus  congéneres:  «Cómpreme  otayetes.» 

De!:)e  ser  otahiti  ó  taiti,  díjeme, — esto  es,  plátanos  traídos 
del  archipiélago  de  Taiti,  ó  de  la  Sociedad,  en  Polinesia, — como 
llamamos  siria  á  una  caña  de  azúcar  introducida  de  vSiria. 

Otra  variedad  de  Musa  paradisíaca^  ó  plátano  del  Paraíso 
(á  juicio  de  Linneo,  fué  el  plátano  la  fruta  de  la  tentación  y  de 
la  caída  de  nuestros  primeros  padres),  denominamos  guineo 
por  haber  sido  importado  de  la  Guinea, 

OTRO  SÍ 


Sin  buen  resultado  corrigió  este  error  el  tan  modesto  como 
notable  autor  del  Breve  catálogo  de  errores  y  del  Resn?nen  de 
la  Histoi^ia  del  Ecuador,  esta  última  la  primera  obra  nuestra 
en  su  género,  así  en  el  orden  de  precedencia  como  de  mé- 
rito; sin  buen  resultado,  pues  los  señores  curiales  continúan 
escribiendo  de  la  manera  errónea  que  hemos  anotado  el  adver- 
bio de  modo  otrosí^  equivalente  á  también,  asijiiisiiio^  además^ 
demás  de  esto.  Don  Andrés  Bello  observa  que  es  el  francés 
alsi^  de  donde  aussi. 

Dixicronlo  al  rey,  mas  non  ge  lo  concluyó. 
Non  sacastes  ninguna,  quando  oviemos  la  cort. 
Si  buenas  las  tenedes,  pro  avrán  á  vos. 
Otrosí  farán  á  los  del  Campeador, 

{La  Gesta  de  mío  Cid,  Cantar  ITT.) 


•23 


j 


3t=3l ^^ai=lt:::^^:=lt=3t: 


I 


PADASTRO 

Padi'astyo  ó  i' espigón. 

Tan  incómodo  pareció  á  alguien  eso  de  tener  desprendido 
un  pedacito  de  pellejo  cerca  de  las  uñas  de  las  manos,  que  lo 
Ví-asaó  padrastro.,  comparándolo,  sin  duda,  respecto  del  dolor 
y  estorbo  que  produce  al  marido  de  la  madre  del  individuo 
que  padece  doble  orfandad:  la  de  la  muerte  del  padre  y  la  del 
nuevo  matrimonio  de  la  madre.  Padastro  no  significa  nada. 

PADROTE 


Xo  encontramos  esta  palabra  en  el  Diccionario,  y  con  ra- 
zón; pues  el  castellano  posee  muchos  vocablos  para  denomi- 
nar el  macho  destinado  en  el  ganado  para  la  generación  y 
procreación:  padre,  semental.,  reproductor,  engeudrador.,  pro- 
genitor.^ en  general;  en  particular,  garañón  entre  camellos  y 
asnos  ípollino  es  cualquier  borrico  y  en  especial  el  nuevo 
y  cerril);  caballo  padre,  el  que  se  destina  para  el  caballaje; 
verraco  ó  verrón,  el  cerdo  semental;  niorrueco  el  carnero  re- 
productor, etc. 

PAITA  fD^Jar,  estar  ó  quedar  á  la  luna  de) 

Decimos  en  vez  de  dejar  ó  quedar  á  la  htna  de  Valencia., 
modo  adverbial    fisrurado  y  familiar  que  ,  según  los  Académi- 


356  PAJ 

eos,  significa  dejar  ó  quedar  frustadas  las. esperanzas  de  lo  que 
se  deseaba  ó  pretendía. 

Es   curioso  que    Lope  de  Vega  emplee  la  frase  como  nos- 
otros: 

Si  no  te  pesca  el  dinero 
Y  con  tu  aforro  de  gayta 
Deja  á  la  luna  de  Paita 


(El  testigo  co7itra  si.) 


PAICO 


Es  el  nombre  más  común,  que  en  el  Ecuador,  Perú,  Chile 
y  otras  de  nuestras  Repúblicas,  se  da  á  la  planta  indígena  del 
mundo  de  Colón,  que  en  algún  lugar  de  América  se  deno- 
mina también  pazote. 

PAJA 

La  caña  del  trigo,  cebada,  centeno,  según  los  españoles;  se- 
gún los  ecuatorianos,  la  planta  que  cubre  leguas  y  más  leguas 
del  lomo  de  los  Andes.  Resistente  á  los  ventarrones  y  nevadas 
de  nuestras  alturas,  preséntase  ya  como  una  manta  continua 
amarillenta,  ya  como  mechones  diseminados  entre  los  otros 
vegetales  descrecidos  y  enclenques,  ó  entre  los  calveros  de  los 
interminables  páramos  andinos;  mas  el  melancólico  aspecto 
del  pajonal  y  su  eterna  uniformidad, — que  interrumpen  sólo  las 
desigualdades  del  terreno,  cortado  por  hondos  precipicios,  ó 
extendido  como  un  pajizo  océano,  al  que  imita  aún  con  las 
olas  formadas  por  vientos  ensordecedores, — están  compensados 
por  la  utilidad  proporcionada  á  las  numerosas  vacadas,  que 
pacen  los  verdes  renuevos  del  pajón  y  entre  él  se  guarecen  de 
las  nevascas  y  tormentas.  Allí  se  multiplican  las  codornices  y 
conejos;  y  el  venado  del  color  de  la  paja,  por  ley  de  mime- 
tismo de  la  naturaleza,  ahí  se  resguarda  de  las  inclemencias  del 
hombre,  más  rigurosas  que  las  de  los  elementos.  Allá  un  leve 
penacho   de  humo  ó  el  ladrido  de  un  perro  descubren  alguna 


PAJ  357 

choza  de  pastores,  perdida  entre  la  paja  que  le  ha  suminis- 
trado todo  el  material  de  construcción,  y  que  proporcionará 
aún  mullido  lecho  al  cazador  de  ciervos  ó  al  viajero  aterido 
por  la  enorme  evaporación  de  las  alturas,  que  produce  un  in- 
tenso frío,  aunque  acercadas  al  sol  cuatro  ó  más  miles  de  me- 
tros sobre  el  nivel  del  mar  y  situadas  en  el  mismo  círculo  má- 
ximo de  la  esfera  terrestre. 

Pcija  llamamos  además  á  la  planta  con  que  hacemos  nues- 
tros sombreros,  mal  denominados  de  Panainá. 

PAJARERO 

El  que  se  emplea  en  cazar,  criar  ó  vender  pájaros.  Llámase 
también  parancero  (palabra  que  no  encontramos  en  el  Diccio- 
nario de  la  Academia)  al  que  caza  con  lazos,  trampas,  tollos, 
etcétera. 

El  que  se  espanta,  se  asusta  ó  se  asombra  fácilmente,  es 
espantadizo,  asustadizo  ó  asombradizo. 

Tuvo,  pues,  mucha  razón  el  extranjero  aquel,  como  refiere 
don  Pedro  Fermín  Cevallos,  que  pagó  algunos  pesos  más  de 
los  que  valía  un  caballo,  así  como  supo  que  Qr2i  pajarero^  en- 
tendiendo que,  en  vez  de  un  defecto,  poseía  el  rocín  una  cua- 
lidad nada  despreciable:  la  de  saber  cazar  pájaros. 

«Era  la  muía  asombradiza^  y  al  tomarla  del  freno  se  espantó  de 
manera,  que  alzándose  en  dos  pies,  dio  con  su  dueño  por  las  ancas  en 
el  suelo.» 

(Cervantes — Don  Quijote.) 

«Escápate  como  gamo  de  su  mano,  v  como  ave  de  la  mano  dt\  pa- 
jarero . » 

{Los  Proverbios — Traducción  del  P.  Scío.) 

O  parancero,  que  es  el  cazador,  que  caza  con  perchas  y  otras  in- 
\encioncs.» 

{Nota  del  P.  Scio  de  San  Miguel  al  versículo  aiiterior.) 

PAJONAL,  PAJÓN 

No  existiendo,  como  no  existe,  en  el  Diccionario  la  acep- 
ción  que  nosotros  damos  al  sustantivo  ^ay'rt,    mal  pueden  en- 


358  PAL 

centrarse  en   el  Léxico  los  derivados  ^¿t/í?//  y  pajonal^  campos 
cubiertos  á&  paja.  Deben  ser  aceptados  j^or  la  Academia. 

PALANCÓN 


El  instrumento  compuesto  de  una  plancha  cuadrangular 
de  hierro,  con  un  lado  cortante  y  el  opuesto  provisto  de  un 
anillo  donde  encaja  el  mango,  (jue  forma  con  la  plancha  un  án- 
gulo; instrumento  adecuado  para  remover  tierras,  etc.,  se 
llama  asada^  ó  azadón  si  la  plancha  es  más  larga  que  ancha, 
segiín  el  decir  del  Diccionario. — Semejante  al  azadón  es  el  sa- 
cho^ de  donde  viene  el  verbo  sachar^  y  también  el  legón. 

De  azada  y  azadón  (lat.  ascia,  escardillo)  se  han  formado 
azadada,  golpe  de  la  azada^  azadonada  ó  azadojiazo,  golpe 
dado  con  el  azadón,  azadonar,  cavar  con  la  azada  ó  con  el  aza- 
dón, y  azadonero,  el  que  trabaja  con  el  instrumento  expresado. 

«Quien  trae  azada,  trae  zamarra.» 

(Refrán) . 

«Llevaban  también  palas,  azadas,  cuerdas  y  otros  útiles  para 
abrirse  paso  donde  no  le  hubiera  descubiertí).» 

{Pereda — Peñas  arriba.) 

Benditos  aquellos  que  con  la  azada 
Sustentan  sus  vidas  y  viven  contentos 

Y  de  cuando  en  cuando  conocen  morada 

Y  sufren  plazientes  las  lluvias  y  vientos. 

(  Marqjie's  de  ^antillana — Comedieta  de  Poiiza,) 

«Y  no  hay  peor  cosa  que  ir  tras  el  deseo  sin  esperanza  de  buen  fm; 
y  es[)ecial  pensando  remediar  su  hecho  tan  arduo  y  difícil  con  vanos 
consejos  y  nficias  razones  de  aquel  bruto  de  Sempronio,  que  es  pensar 
sacar  aradores  á  pala  y  azadón. 

{Fernando  de  Rojas — La  Celestina.) 

«Veis  como  de  mano  en  mano,  se  va  guiando  la  conservación  del 
mundo  por  medio  del  agradecimiento...  la  tierra,  puntual  en  agradecer 
al  labrador  las  azadonadas  y  sudor  que  le  costó  el  cultivarla.» 

{Fr.  Juan  Márquez — Los  dos  estados  de  la  espiritual  Jerusalem.) 


PAL  359 

PALETO,  PALTÓ,  PALETÓX 

Sobretodo^  gabán. 

Paltó.,  paleta  no  son  sino  el  sustantivo  ír^Lncés  paleioí.  Pa- 
letón en  f^astellano  significa  parte  de  la  llave,  en  que  se  for- 
man los  dientes  y  guardas  de  ella. 

PALO  ENSEBADO 

Se  dice  en  castellano  con  una  sola  palabra:  cucaña. 

«Allí  te  aguardan  también...  la  cartera  de  Fromento,  colocada  fn  le 
alto  de  una  cucaña.» 

(Pedro  A.  de  Alar  con — La  Pródiga.) 

PALÓN,  PALONEAR 

Aporcadura.,  aporcar,  voces  de  agricultura. 
PALTANA 

Sustantivo  que  en  el  Ecuador  equivale  al  adverbio  de  can- 
tidad encíjua.  Así  decimos:  «Juan  dio  su  muía  y  diez  pesos  de 
paltana  por  el  caballo  de  Pedro;»  ó  «Antonio  cambió  su  vaca 
con  la  de  Pablo,  dándole  dos  fanegas  de  trigo  de  paltana.»  Es 
la  parte  en  dinero  ó  especies  con  que  se  compensa  el  mayor 
precio  de  una  de  las  dos  cosas  permutadas  ó  trocadas.  Dio  el 
reloj  y  diez  pesos  de  paltana^  quiere  decir,  pues,  dio  el  reloj  y 
diez  pesos  encima.. 

Paltana  tiene  significado  distinto  de  adehala,  que  es  lo  que 
se  saca  demás  en  un  negocio  (dakJiala).,  según  Urrea;  y  se- 
gún la  Academia,  lo  que  se  da  de  gracia  sobre  el  precio  de 
aquello  que  se  compra,  vende  ó  toma  en  arrendamiento,  ó  lo 
que  se  agrega  de  gajes  al  sueldo  de  algún  empleo  ó  comisión. 
Adehala  es  más  bien  la  palabra  castiza  equivalente  al  quichua 
yapa. 

El  vocablo  propina  que,  conforme  á  su  origen  griego,  sig- 


36o  PAM 

nifica  lo  mismo  que  el  poíirboíre  francés,  no  reemplaza  tam- 
poco k  paltana.,  que  por  su  significación  quichua,  palta-palta^ 
una  cosa  sobre  otra,  no  puede  ser  sustituido  sino  con  el  arriba 
expresado. 

PAMBA 


El  sustantivo  >\\x\c\\w3i  pamba  significó  primitivamente  lla- 
nura, campo.^  y  de  él  se  formaron  el  adjetivo  pamballa,  bajo, 
llano,  y  el  \e.rho  panibayachi na,  allanar.  Después  el  primitivo 
mismo  se  adjetivó  y  en  el  lenguaje  híbrido  de  nuestro  pueblo 
vino  á  significar  lo  propio  que  pantballa;  así  la  gente  de  esca- 
lera abajo  denomina  plato  pamba  al  plato  trinchero  y  califica 
de  pamba  la  laguna  ó  el  riachuelo  que  no  tienen  profundidad. 

El  popularísimo  poeta  y  distinguido  caballero,  don  Ramón 
de  Campoamor,  honrándome  cierta  vez  con  su  visita  en  Ma- 
drid, me  decía  que  le  llamaba  mucho  la  atención  la  suavidad 
que  los  naturales  de  algunos  de  los  países  hispanoamericanos 
comunicamos  al  idioma  español,  según  el  ilustre  poeta,  excesi- 
vamente varonil  y  quizá  algo  duro  en  la  Península.  Nótase,  á 
la  verdad,  esta  modulación  dulce  especialmente  en  el  Ecuador 
y  en  el  Perú,  siendo  más  notable  todavía  que  los  ecuatorianos 
han  suavizado  aún  el  lenguaje  indígena;  pues  observación  ve- 
rificada por  los  conocedores  del  quichua  es  la  tendencia  al 
cambio  de  las  consonantes  de  sonido  fuerte,  con  otras  de  so- 
nido suave:  g  en  vez  de  c,  d  en  lugar  de  t,  b  de  p;  verbigracia: 
mañagnni  por  //¿añacnni,,  yayada  por  yayata^  pamba  por 
pampa.  Palabra  esta  última  que  con  su  originaria  pronuncia- 
ción encontramos,  como  callampa  y  otras,  muy  al  sur  de  nues- 
tro continente  meridional  y  que  aun  se  ha  tornado  de  común 
ó  apelativo  en  nombre  propio.  La  Pampa,  con  efecto,  se  llama 
en  la  República  Argentina  ese  magnífico  mar  de  dehesas  natu- 
rales, Sahara  de  praderas,  Siberia  con  tundras  de  vegetación 
en  vez  de  hielos  y  pantanos,  á  donde  podría  trasladarse  media 
Europa,  si  el  suelo  esquilmado  obligase  á  los  pueblos  á  emi- 
grar colectivamente  en  busca  de  una  fecundidad  que  niega  ya 
la  tierra  hasta  á  los  milagrosos  recursos  de  la  química  y  de  la 


i 


HAN  361 

física. — De  la  palabra  que  anotamos  se  ha  formado  el  vocablo 
pa)nperOy  tifón  de  las  Pampas. 

PANAMERICANO 

De  -(zv,  todo,  y  americano^  esto  es,  concerniente  á  toda 
América,  así  á  la  septentrional,  como  á  la  meridional. 

Neologismo  consagrado  por  los  representantes  de  las  na- 
ciones de  América  á  los  Congresos  celebrados  en  Washington, 
México  y  Río  Janeiro.  Ojalá,  como  se  ha  consagrado  la  pala- 
bra, hubiese  sido  aceptada  una  coiiclnsión  para  que  se  desco- 
nozcan, por  las  naciones  signatarias,  los  gobiernos  de  hecho, 
que  nuestras  inicuas  revoluciones  llevan  al  poder.  Impedirlas, 
sería  obtener  el  mejor  medio  de  oponerse  al  descrédito  ex- 
terno de  las  Repúblicas  latinoamericanas  y  conseguir  el  ma- 
yor bien  interno  que  pudiera  lograrse  para  los  desventura- 
dos países  despoblados  periódicamente  por  degüellos  infames, 
sin  más  resultado  que  la  deshonra,  la  corrupción  y  el  entroni- 
zamiento de  déspotas  destituidos  de  ilustración,  de  inteligen- 
cia y  sobre  todo  de  patriotismo. 

Comienza  á  hacerse  extensivo  el  adjetivo  á  otras  cosas;  así 
se  dice  ferrocarril  panamericano  al  que  cruzará  de  un  ex- 
tremo á  otro  las  dos  Américas. 

PANCADA 


Contrato,  muy  usado  en  Indias,  dice  el  Diccionario,  de 
vender  las  mercaderías  por  junto  y  en  montón,  especialmente 
las  menudas.  í|  Pr.  Gal.  Golpe  dado  con  el  pie. 

En  el  Ecuador  decimos  darse  una  pancada  á  lo  que  en  Es- 
paña se  dice  darse  nna  costalada,  ó  un  costalazo^  ó  también  un 
porrazo  ó  una  porrada. 

Costalada  ó  costalazo,  golpe  que  uno  da  en  el  suelo  con 
las  costillas.,  por  resbalarse  los  pies  ó  por  otro  accidente. 

Porrada  ó  porrazo...  ||  fig.  Golpe  que  se  recibe  poruña 
caída. 

La  escalera  de  la  vida 
Está  con  jabón  untada, 


362  PAN 


Y  el  que  baja  más  confiado, 
Si  se  descuida  resbala, 

Y  da  con  su  cuerpo  en  tierra 
Como  los  demás:  se  trata 
Me  parece,  de  que  el  novio 
De  también  su  costalada 
Para  que  luego  no  riña 

A  los  que  en  el  suelo  se  hallan. 

{Gorostiza — Indulgencia  para  todos.) 


PANFLETO 


Esta  palabra  pasada  del  inglés  al  francés,  como  lo  expresa 
M.  P.  Poitevin  en  su  Xoitveaii  Dicíionnaire  iiiiiversel  de  la 
Zangue  francaíse,  y  cuya  primera  acepción,  según  el  sabio 
Léxico  de  Littré,  es  la  de  «librito  ds  pocas  páginas»,  pudiera 
quizá  ser  aceptada  en  castellano  en  el  segundo  significado  que 
le  da  la  Academia  francesa,  esto  es,  en  el  de  folleto  indigno, 
despreciable,  injurioso. 

Se  cree  que  el  paimjlet,  painflet  ó  painphlei  inglés  viene 
de  paline-feitillet,  hoja,  folleto  corto  que  se  tiene  á  la  mano, 
de  donde  se  ha  formado  también  en  el  mismo  idioma  paniphle- 
teer,  folletista;  y  painphlétaire  y  pamphlétíer  en  francés,  tér- 
minos no  sinónimos,  ya  que  el  primero  corresponde  exacta- 
mente 2X  pajiipkleteer  deque  se  origina,  y  el  segundo  es  de 
desprecio:  «zurcidor  de  malos  panfletos,»  como  diríamos  si  el 
vocablo  fuese  acogido  por  los  SS.  Académicos. 

Origen  de  la  voz  pudiera  muy  bien  ser  el  vocablo  empleado 
por  Sófocles  y  Ateneo,  Tjhv^Lzvrjjz,  quemante,  ardiente,  ente- 
ramente encendido  (-c/.v,  todo  y  -j^Xsyw,  quemar),  esto  es,  escrito 
que  quema. 

PANTEÓN 

Dícese  que  con  la  muerte  dan  fin  las  humanas  vanidades; 
lo  cual  no  es  cierto,  como  lo  demuestran  las  exequias,  los  va- 
liosos ataddes,  las  coronas  funerales,  los  mausoleos,  las  necro- 
logías y  las  demás  manifestaciones  de  una  vanidad  que  llama- 


PAP  363 

riamos  postuma,  si  las  hubiese  dispuesto  antes  de  morir  el 
mismo  á  quien  son  tributadas.  Pero  muchas  veces  los  monu- 
mentos á  los  muertos,  son  simplemente  monumentos  que  los 
vivos  se  erigen  á  sí  propios,  e  i  prueba  de  lo  cual  nos  bastaría 
citar  la  presunción  con  que  los  deudos  de  cualquier  finado  ha- 
blan de  construirle  uiaiisoleos  y  aun  la  sencillez  con  la  cual 
hasta  los  campesinos  nombran  panteón  al  pobre  campo  santo, 
donde  promiscuamente  se  depositan  en  la  tierra  las  generacio- 
nes pasadas. 

Marco  \ipsanio  Agripa,  yerno  de  Augusto,  embelleció  á 
Roma  con  fuentes,  baños,  monumentos  y  templos,  de  los  cua- 
les el  más  farmoso  fué  el  consagrado  á  todos  los  dioses  y  por 
esto  .denominado  Panteón  (Ilav,  Oso;),  cuya  actual  advocación 
es  Santa  María  de  ¿os  Mártires^  ó  como  lo  llama  el  vulgo,  ia 
Rotonda.  Posteriormente  Publio  Elio  Adriano,  siendo  Arconte 
de  Atenas,  edificó  otro  Panteón  en  esta  ciudad;  y  por  fin  se 
dio  el  propio  nombre  á  la  antigua  iglesia  de  Santa  Genoveva 
de  París,  al  ser  destinada  á  recibir  los  restos  de  los  grandes 
hombres. 

De  este  modesto  origen  debe  de  provenir  el  nombre  de 
panteón^  que  nosotros  damos  á  nuestros  cejuenterios  de  ciu- 
dad y  hasta  á  los  corrales  ó  dehesas  de  nuestras  aldeas. 

«Cementerio,  que  significa  dormitorio  {yy.\vr~rfjVjj.  de  v.'MAm. 
dormir.  /Cree  hoy  alguien  que  los  muertos  duermen?» 

{Benot — Arqnit¿ctiir a  de  las  Lenguas.) 
PAPELADA 


Sin  duda  de  la  frase  castellana  hacer  el  papel.,  fingir  una 
cosa,  representarla  al  vivo,  hemos  inventado  la  voz  papelada^  á 
la  que  atribuímos  las  significaciones  de  /ír£^;V?;/,  simzLlación.^  etc. 

PAPUJO 

Papudo  ó  papujado.,  dícese,  por  lo  general,  de  las  aves  que 
tienen  grueso  y  abultado  &\  papo  ó  papada,  esto  es,  la  carno- 
sidad entre  la  barba  y  el  pescuezo. 


364  PAR 

PARAGUA 

Dígase  paraguas.  Los  catalanes  Uámanle  también  paray- 
giia;  de  allí  debió  de  venirnos. 

PARALELÓGRAMO 

Quiere  la  Academia  t}ue  dig-amos  paralelogramo;  en  griego 
es  zaoa>J,r,"/.oYpcí¡j.ov.  No  viene  de  -^Yhyyj..  de  que  se  forman  hecto- 
gramo,  miligramo,  etc.,  sino  de  "¡■f'^-^I^-I^  y  de  r,a(ÁLLí^L'jt,. 

PARALIS 

El  pueblo  que  nada  sabe  de  aféresis,  síncopas  ni  apócopes, 
comete,  sin  embargo,  estas  figuras  de  dicción  muy  frecuente- 
mente, como  en  la  palabra  ^íTr¿i/z.S"  \iOx  parálisis^  etc. 

Parálisis^  dice  el  tomo  sexto  del  Compendio  de  Medicina 
Práctica  de  los  SS.  Monneret  y  Fleury,  notable  por  sus  bue- 
nas definiciones,  es  la  debilidad  ó  la  abolición  de  las  facultades 
de  sentir  y  de  contraer  los  músculos,  ó  de  una  sola  de  estas 
facultades,  en  una  parte  cualquiera  del  cuerpo.  El  vocablo  se 
deriva  de  Ttcíoa'/.'jíiv,  resolvere^  proveniente  á  su  vez  de  XliS'.v,  sol- 
vere^ debilitare^  desatar,  relajar,  y  zotoa  que,  antes  del  verbo, 
significa  imperfecta.,  ijicompleta?nente^  esto  es,  debilidad  ó 
resolución  no  completa:  TrotoaXo-aío,  solntio,  resoliitio  nervornm, 
relajamiento,  flacidez  de  los  músculos;  '/.üa'.;,  disolución. 

Encontramos  la  misma  palabra  griega  adoptada  por  los  la- 
tinos, paralysis;  españoles,  parálisis;  ír2ince.s&s^ paralysie;  ita- 
lianos, paralisia;  \ng\&s^s,  parálisis,  paralytie  affection,  etc. 

PARAMEAR 

Dígase  lloviznar.^  molliz}:.ar  ó  /nolliznear. 
PÁRAiMO 

Campo  desierto,  raso,  elevado  y  descubierto  á  todos  vien- 


PAR  365 


tos,  que  no  se  cultiva   ni  tiene  habitación  alguna.  •  Cualquier 
lugar  sumamente  frío  y  desamparado. 

Conocemos  los  ecuatorianos  estas  dos  acepciones  del  sus- 
tantivo páramo,  pero  le  atribuímos  otra  más,  que  no  tiene:  la 
de  llovizna,  mollizna,  calabobos,  sin  duda  porque  en  nuestros 
páramos  son  frecuentes  las  lluvias  menudas  que  caen  blanda- 
mente á  modo  de  niebla  gruesa. 


PARAPETO 


Tiene  varios  significados,  á  saber:  pared  ó  baranda  que  se 
pone  para  defensa  en  los  puentes,  escaleras,  etc.  \  Terraplén 
corto,  formado  sobre  el  principal,  hacia  la  parte  de  la  cam- 
paña, el  cual  defiende  el  pecho  contra  los  golpes  enemigos  á 
los  soldados  que  están  en  él. 

Tal  vez  por  su  etimología  (zaoGczsTavvjjx',  cubrir)  no  estaría 
del  todo  mal  llamar  parapeto,  como  acostumbramos  los  ecua- 
torianos, al  mueble  compuesto  de  Varios  bastidores  unidos  por 
goznes,  que  se  cierra,  despliega  y  abre,  y  sirve  para  defender 
las  habitaciones  de  las  corrientes  de  aire,  de  la  vista,  etc.; 
pero  el  mueble  descrito  tiene  nombre  peculiar:  biombo  ó  mam- 
para, según  los  casos. 

«Cuando  no  tuvo  más  que  decirme,  continuó  su  acompasada  marcha 
monte  arriba,  y  no  tardé  en  verle  detenido  con  su  caballo,  y  como  en- 
caramados los'  dos  en  el  parapeto  de  una  azotea,  sobre  el  perfil  de 
la  loma.» 

(Pereda — Peñas  arriba.) 

El  biombo  es  originario  del  Japón  ó  China,  y  segdn  el  Dic- 
cionario de  1726,  de  allá  vino  también  el  nombre.  D.  Pedro 
F.  Monlau  cita  otro  origen  de  la  palabra:  del  latín  bis  \  am- 
bire circundar,  ó  hx^xí  umbo,  escudo,  que,  á  juicio  del  mismo 
Monlau,  parece  muy  rebuscado. 

Don  Antonio  Solís  emplea  el  vocablo  como  sinónimo  de 
baranda,  y  merced  á  esta  curiosa  coincidencia  podríamos 
quizá  rastrear  la  significación  de  biombo   que   damos  los  ecua- 


366  PAR 

torianos  k  parapeto:  «baranda^  como  dice  la  Academia,  (jue  se 
pone  para  defensa»,  etc. 

«Atajábase  la  pieza,  con  una  baranda  ó  biombo,  que  sin  impedir  la 
vista  señalaba  término  al  concurso  y  apartaba  la  familia.  Quedaban 
dentro  cerca  de  la  mesa  tres  ó  cuatro  ministros  ancianos  de  los  más 
favorecidos  y  cerca  de  la  baranda  uno  de  los  criados  mayores  que  al- 
canzaba los  platos.» 

(Salís — La  conqiiista  de  México.) 
PARARSE 


Por, ponerse  en  pie  ó  estar  de  pies^  viene  probablemente 
de  la  tendencia  irresistible  de  simplificar  los  idiomas:  el  pue- 
blo de  manera  instintiva  ha  sustituido  con  el  verbo  parar  las 
varias  palabras  que  en  castellano  denotan  el  acto  de  estar  en 
pie,  ó  ponerse  uno  derecho,  erguido  y  afirmado  sobre  los  pies, 
como  dice  el  Diccionario;  esto  es,  á  lo  que  en  sánscrito  se  de- 
nomina con  un  solo  vocablo  stlia  del  misiTLO  radical  del  verbo 
latino  stare. 

Parece  descortesía 
El  recibiros  e7i  pie; 
Entrad  y  tomemos  sillas. 

(Lope  de  Yega — ¡Si  no  vieran  las  mujeres!) 
PARARSE   LOS    PELOS 

Ponerse  los  pelos  de  pnnta,  erizat'se  el  cabello. 

«Terrible  cosa  es,  y  para  quebrantar  el  corazón  y  erisar  el  cabello 
de  congoja,  caer  en  las  manos  de  Dios  vivo. » 

(Fr.  Jiian  Márquez — Los  dos  estados  de  la  espiritjial  Je7'usalén.) 

«...  Y  los  cabellos  de  la  cabeza  se  le  erizaroná.  Don  Quijote,  el  cual 
animándose  un  poco  dijo:...» 

[Cervantes — Dojí  Quijote.) 


i 


PAR  367 

PAREJA 

Aun  cuando  así  se  denomine  el  conjunto  de  dos  personas 
ó  cosas,  el  par  de  muías  ó  caballos  que  tiran  de  un  carruaje  se 
llama  tronco. 

«Montenegro  es  un  gran  jinete,  que  maneja  con  suma  destreza  los 
caballos  más  bravos;  en  el  pescante  de  un  coche  no  tiene  rival;  con 
las  riendas  en  la  mano  es  capaz  de  meter  un  tronco  por  el  ojo  de  una 
aguja.» 

(Selgas — Un  rostro  y  un  alma.) 

PAREN D ERA 


Ea  hembra  muy  fecunda,  paridera. 

PARIEXTE  (La) 

¿Quién  presumiera  que  las  mismas  personas  que  dicen  la 
congreganta..  dicen  la  pariente) 

— Pues  sí,  señor,  y  las  mismísimas  no  quieren  que  dueño 
tenga  femenino  y  tan  orondas  hablan  de  la  dneño  de  la  casa, 
y  la  dueño  de  las  alhajas;  pero,  en  cambio,  para  dar  compañía 
á  congreganta.,  dicen  la  parturienta,  sin  duda  porque  creen 
que  hay  también  parturientes  masculinos. 

«Pero  el  intendente,  en  cuya  casa  de  campo  nos  apeamos,  se  em- 
peñó en  que  había  de  quedarme  allí  todo  aquel  día,  por  ser  cumpleaños 
de  su  parienta.» 

{Moratíti — El  si  de  las  niñas.) 

La  tienes  dentro  de  casa 
Si  es  parienta  nuestra,  y  tuya 
Lo  será  luego... 

( Gorostiza — Indulgencia  para  todos.) 

PARTIDARIO,  PARTIDO 

Denominan  nuestros  agricultores  á  lo  que  en  España  se 
nombra  aparcería  y  aparcero. 


368  PAS 

Apai'-cería,  dice  don  Joaquín  Escriche,  el  trato  ó  convenio 
de  los  que  van  á  la  parte  en  alguna  granjeria,  principalmente 
en  administración  de  tierra  y  cría  de  ganado. 

Aparcero.  El  que  va  á  la  parte  con  otro  en  alguna  gran- 
jeria, como  de  frutos  de  alguna  hacienda,  cría  de  ganados  ó 
trato  en  ellos,  etc.;  y  también  el  que  tiene  parte  con  otro  en 
alguna  heredad  ú  otra  cosa  que  poseen  en  común, 

«Trabajaba  además  un  poco  de  tierra  prestada,  y  tenía  una  vacuca 
en  aparcería.» 

(Pereda — El  sabor  de  la  tierruca). 
PASCANA 


Las  palabras  castellanas  inesóti.  posada.^  corresponden  me- 
nos que  venia  á  lo  que  denominamos  pascana^  es  decir,  casa 
en  los  caminos  ó  despoblados  para  hospedaje  de  los  pasajeros; 
lo  que,  con  palabra  más  del  quichua,  también  denominamos 
ianibo^  vocablo  aceptado  ya  por  la  Academia  aunque  con  la 
nota  de  peruanismo. 

«Pues,  como  el  Señor  determinase  de  hacer  mercedes  y  favores 
tan  singulares  á  esa  Santa,  y  dotarla  de  tan  maravillosas  virtudes; 
puso  primero  en  su  alma  la  humildad,  que  si  bien  no  es  principio  y 
origen  de  todas  ellas,  es  empero  la  que  desembaraza  la  posada,  y  !a 
que  es  como  aposentadora  de  todas.» 

(Fr.  Diego  de  Ye' pez — Y  i  da  de  la  Sania  Madre  Teresa  de  Jesús.) 

«La  gran  puerta  del  edificio  en  que  la  diligencia  acababa  de  parar 
tenía,  sobre  el  arco  rebajado  que  la  cerraba,  un  rótulo  enorme,  escrito 
en  la  pared  con  tinta  negra,  que  decía:  «Parado}'.,   Posada  y   Ponda.» 

(Sellas — Dos  muertes  vivos.) 

Según  eso,  á  buena  cuenta 
Seremos  en  esta  danza 
Don  Quijote  y  Sancho  Panza 
Parando  de  venta  en  ven^a. 

(Tirso  de  Molina,  ó  sea,  Fr.  Gabriel  Te' Hez — María   la  Piadosa). 


PAV  369 

PASPA 

Nombramos  á  las  escamillas,  que  se  levantan  de  la  epider- 
mis del  rostro  ó  de  las  manos  por  efecto  de  la  intemperie. 

PATO 


Ser  el  pato  de  la  boda. 

La  frase  castellana  es  ser  la  vaca  de  la  boda,  en  el  sentido 
en  que  la  empleamos  los  ecuatorianos.  Hay  otra  frase  figurada 
y  i-A.xxvX\-ds  pagar  lUio  el  pato;  pero  con  ella  se  quiere  signifi- 
car que  uno  padece  ó  lleva  pena  ó  castigo  no  merecido,  ó  que 
ha  merecido  otro. 

«...  Si  es  que  para  curar  los  males  ajenos  tengo  yo  de  ser  la  vaca 
de  la  boda.» 

{Cervantes — Don    Qiiijote.j 

Don  Diego  Clemencín,  hablando  de  esta  misma  frase,  es- 
cribe: «Dícese  de  la  persona  que  sirve  de  diversión  á  los  que 
concurren  á  ella,  y  por  extensión  del  sujeto  á  quien  todos 
acuden  en  sus  urgencias.» 

(Parte  II.  Capítulo  LXIX) . 

Si  un  alguacil  no  lo  enloda, 
Haciéndonos  á  los  dos 
Las  vacas  de  aquestas  bodas. 

{Fr.  Gabriel  Téltez — Marta  la  Piadosa. ) 
PAVIMEXTACIÓX 


PavtJneutar  está  ya  en  el  suplemento  del  Diccionario  de  la 
Academia,  como  sinónimo  de  solar  ó  sea  revestir  el  suelo  con 
losas  ú  otro  material;  pero  no  ha  sido  aceptada  la  voz  pavi- 
mentación. En  consecuencia,  dígase  soladura. 

PAVONAR,     PA\'ONADO,     PA\^ONEADO 

No  sé  de   donde   se   nos   ha   ocurrido   que  pavonar,  dar  al 

■24 


370  PED 

hierro  color  azulado  oscuro,  significa  agnzai'^  afilar  un  ins- 
trumento ó  sea  amolar^  esto  es,  adelgazar  por  el  corte  ó  punta 
los  instrumentos  cortantes,  pasándolos  por  la  muela  ó  de  otra 
manera. 

Pavonea)'  (lo  mismo  que  pavonar^  de  pavón J^  hacer  uno 
vana  ostentación  de  su  gallardía  ú  otras  prendas,  etc.,  áe  pa- 
vaner  ó  se  pavaner^  francés, — cuyo  origen  como  el  del  adj. 
pavonado^  emana  del  latín  pavo:  Se  pavaiier,  marcher  d'nne 
maniere  fiére  couinie  nn  pa.on  qiti  fait  la  roñe. 

Pavonado  significa  azulado  oscuro  y  no  afilado,  adelgazado, 
agnzadOy  amolado. 

«hLl  Rey  Ciro  cuando  quiso  ganar  el  Reino  de   los    Medos,    llamó  á 
los  Persas,  mandándoles  que  viniesen  todos  con  hachas  ajiladas^  y  ha- 
biéndole obedecido,  los  ocupó  todo  un  día  en  cortar  un   gran   bosque.» 
{Nie)-e?nberg- — Diferencia  entre  lo  temporal  y  lo  eteríio) 

«Luego  en  continente  después  de  aquello  assí  fecho,  al  tiempo  que 
ya  el  sayón  ponía  el  tajante  cuchillo  amolado  en  la  garganta  del  bien- 
a\'enturado  maestre.» 

(Autor  desconocido — Crówca  de  don  Alvaro  de  Lmia.) 

Pavonada  significa  también  paseo  breve  ú  otra  diversión 
semejante,  que  se  toma  por  poco  tiempo;  quiere  decir,  lo  que 
los  aficionados  á  anglicismos  llaman  ahora  Pick-nick. 

«Allá  comieron  y  hubo  animación  y  trajín,  accidentes  curiosos  que 
contarse,  chanzonetas  en  que  entretenerse  v  cuanto  más  ofrece  una 
pavonada  de  las  extraordinarias.» 

( Cevallos — Resumen  de  la  Historia  del  Ecuador  i) 

PP.DACEAR 


Barbarismo,  que  cometemos  hasta   en    el  lenguaje   escrito. 
Maldita  la  falta  que  nos  hace  la  palabra.  Dígase  despedazar . 

pedagogía 


Pedagogía,  del  griego  Tjj.'?trr[w('.a^  de  rraioo;  niño    y   ¿-jO),  con- 
duzco. 


PEO 


PEGADILLERA 

Llamamos    bárbaramente    á     la   encajera,    pasamanera    ó 
randera . 

PEGADILLO 


Encaje,  según  Covarruvias,  de  encajar.  Dícese  también 
punta,  puntilla.,  randa,  pasamano.,  de  donde  vienen  pasama- 
nería: obra  y  fábrica  de  pasamanos,  ú  oficio  de  pasamaneros ., 
ó  taller  en  donde  se  fabrica  la  obra  de  pasamanos,  ó  tienda  en 
donde  se  vende;  pasamanar,  fabricar  ó  disponer  una  cosa  con 
pasamanos;  y  pasamanero.,  el  que  hace  pasamanos,  franjas,  etc. 
ó  el  que  los  vende. 

«Qué  diré  de  los  ornatos  tan  costosos  y  tan  necios,  ([ue  parece  que 
aun  el  mismo  mundo  los  condena,  pues  harto  ya  de  g-uarniciones  de 
oro,  da  en  traerlas  de  paja,  como  quien  ha  caído  en  la  cuenta  que  para 
el  uso  del  vestido,  lo  mismo  es  guarnecerlo  de  paja,  que  de  plata  y  oro? 
Y  así  se  usan  ahora  puntas  y  pasamanos  de  paja  que  suplan  los  de  oro.» 

(Nieremberg. — Dijer encía  entre  to  tetnpora!,  etc.) 

«Sanchica  hace  puntas  de  raridas.,  gana  cada  día  ocho  maravedís 
horros,  que  los  va  echando  en  una  alcancía  para  ayuda  á  su  ajuar.» 

(Cervantes — Don  Quijote.) 

cMari-Pepa  sacó  de  un  bolsillo  muy  grande  de  su  delantal  los  avíos 
de  hacer  media;  Lita...  los  de  hacer  puntilla.,  y  ambas  comenzaron  á 
trabajar  en  sus  respectivas  labores.» 

(Pereda — Peñas  arriba. ) 

«...  y  sobre  la  colcha  una  muy  blanda  sabanilla  con  randas  de  mu- 
chos calados.» 


{ídem — Ihídem . ) 


«Cerca  de  una  encajera 
Vivía  un  fabricante  de  galones. 
Vecina    ¡Quien  creyera, 
La  dijo,  que  valiesen  más  doblones 


372  PEL 

De  tu  encaje  tres  varas 

Que  diez  de  un  galón  de  oro  de  dos  caras!» 

[Triarte — Fábulas:  El  fabricante  de  galones  y  la  encajera.) 

De  fino  lienzo  galleteo 
Los  puños  y  la  gorg-uera, 
Unos  y  otra  guarnecidos 
Con  randas  barcelonesas. 

(A.  Saavedra — Un  castellano  leal.) 

Del  cuerpo  ocupa  el  semblante 
Un  blanco  holán,  que  guarnecen 
Los  ejicajes  más  costosos 
Que  el  prolijo  belga  teje. 

(Idenil  El  solemtie  desengaño.  Romance  Y:  Lo  que  es  el  mujido.) 

Pegadillo^  además  de  diminutivo  de  pegado,  bizma  ó  ejn— 
plaslo.,  no  significa  sino  hombre  pesado  en  la  conversación, 
molesto  y  entremetido. 

PEGADURA 


Acción  de  pegar;  unión  que  resulta  de  haberse  pegado  una 
cosa  con  otra. 

El  engaño  con  que  á  uno  se  le  burla  en  una  materia,  pe- 
gata. 

PELEAR 


Nuestro  pueblo  prefiere  el  verbo  pelear.,   á  litigar  y  plei- 
tear. Por  lo  que  alguien  ha  dicho: 

Para  de  pleitos  gozar, 
discurrió  cierto  abogado 
casarse,  y  de  pelear 
desde  entonces  no  ha  cesado. 

PELO 


Montar  á  pelo.,  que  equivale  á  montar  á  tie?Hpo.,  propósito     ^ 


I 


PEL  373 

ú  ocasión,  ó  hacia  el  lado  á  que  se  inclina  el  pelo,  conforme 
explica  la  Academia  el  m.  adv.  al  pelo  ó  á  pelo^  decimos  los 
ecuatorianos  en  vez  de  montar  en  pelo,  esto  es,  desnudamente, 
V  sin  agregado  alguno,  á  saber,  sin  aderezo  ó  aparejo.  Dícese 
también  en  cerro. 

«Porque  en  esto  se  diferencia  la  lucha  de  la  guerra,  que  en  la  gue- 
rra no  siempre  andan  los  hombres  al  pelo;  á  tiempos  descansan,  comen 
y  duermen:  sus  treguas  tienen  para  descansar,  para  rehacerse,  para 
recorrer  las  armas  y  curar  las  heridas;  pero  los  que  luchan  ningún  mo- 
mento cesan  ni  descansan,  ni  para  esto  se  les  da  lugar  de  parte  del 
enemigo.» 

[Fr.  Fernando  de  Zarate — Discursos  de  la  paciencia  cristiana  i) 

«Quilatando  con  su  estimación  las  cosas,  no  pensando  cumplen  con 
pintar  el  caballo,  si  lo  dejan  en  cerro  y  desenjaezado,  ni  dicen  la  cosa, 
sino  la  comentan  como  más  viene  á  cuento  á  cada  uno.» 

^  (Mateo  Alemán — Gtizmán  de  Alfarache.) 

Los  de  acá  como  discretos, 
Son  jinetes  de  ventajas; 
Que  en  pelo  corren  parejas, 
Muy  cerquita  de  las  ancas. 

(Qnevedo — Romafices . ) 

El  defecto  que  corregimos  debe  de  venirnos  del  francésv 
á  poil^  sans  selle:  «Les  spahis  du  camp,  niontant  leurs  chevaux 
á  ^d\\^  firent  une  sortie  pour  ramasser  les  armes  des  inorts.» 

PELTRECHAR  ó  APELTRECHAR 

Pertrechar,  del  lat.  per  y  tr altere. 

«Acomodóse  asimismo  de  una  rodela  que  pidió  prestada  á  un  su 
\  amigo,  y  pertrechando  su  rota  celada  lo  mejor  que  pudo,  avisó  á  su  es- 
'      cudero  Sancho.» 

{Cervantes — Don  Quijote.) 

«Por  fortuna  me  cogía  ha.s,f¿in.X.&  pertrechado  para  salir  airoso  de 
compromisos  con  aquél,  y  recé  lo  que  me  pedía. >^ 

{Pereda — Peñas  arri ba.) 


374  PEN 

PELTRECHO 

Pertrechos^  del  lat.  pertractus.  Tampoco  se  usa  en  singular. 

«Salió  en  esto  don  Quijote  armado  con  todos  sus  pertrechos^  con  el 
yelmo  aunque  abollado  de  Mambrino  en  la  cabeza.» 

{Cervantes — Do7i  Quijote.) 

Y  juzgando  un  imposible 
Que  osen  venir  á  su  encuentro 
Con  tan  cortos  escuadrones, 
Con  tan  escasos  pertrechos. 
(Saavedra — Amor,  honor  v  valor — Romance  I:  El  ejército.) 

PELUCHAR 

Empezar  el  hombre  á  tener  barbas,  barbar.  |¡  Echar  los 
animales  el  primer  pelo  ó  pluma,  pelechar. 

El  pelillo  que  tienen  las  aves  que  aun  no  Ueg-a  á  ser  pluma, 
se  Ví'^ma  flojel. 

Figurada  y  familiarmente,  comenzar  á  medrar,  á  mejorar 
de  fortuna,  dícese  también  pelecliar. 

PELUCHE 

Palabra  francesa:  etoffe  ana  logue  ait  velonrs. 
En  castellano y¿?/jí>«/ tejido  de  algodón,  seda,  etc.,  que  tiene 
pelo  por  la  haz. 

PENCOS,  CABUYOS  ó  CABUYA 

Decimos  á  las  plantas  de  los  géneros  Agave  y  Foiircroya, 
de  la  familia  de  las  A7narilídeas,  que  abundan,  sirviendo  de 
cercas  vivas,  en  nuestros  campos  y  prodigándonos  madera 
para  edificios,  fibra  para  tejidos,  hilos  y  sogas,  flores  para  en- 
curtidos y  hasta  miel  para  endulzar  los  postres  de  la  gente 
pobre.  Con  el  nombre  cabuya  denominamos  más  bien  la  fibra 
extraída  del  cabuyo. 


PEP  375 

En  México  constituye  gran  parte  de  la  riqueza  el  heiieqiíén, 
como  se  denomina  ahí  el  agave. 

Penca  es  en  España  la  hoja  carnosa  de  ciertas  plantas,  de 
donde  hemos,  sin  duda,  denominado  pencos  á  los  agaves^  cu- 
yas hojas  son  realmente  pencas.  Los  hemos  visto  dar  dt;  comer 
en  los  campos  de  Andalucía  á  los  ganados,  después  de  mon- 
dar los  bordes  espinosos. 

De  algunos  lugares  de  América  ha  ido  á  España  la  deno- 
minación penco  para  los  caballos  matalones  y,  en  singular, 
para  los  que  bárbaramente  son  asesinados  en  las  plazas  de 
toros. 

PEONADA 


Obra  que  un  jornalero  ó  peón  hace  en  un  día;  el  conjunto 
de  peones  que  trabajan  en  una  obra,  peonaje. 

Peonada  con  la  misma  significación  de  peonaje  es  un  ar- 
caísmo; pues  primitivamente  vocablo  de  milicia,  quería  decir 
tropa  de  peones,  conjunto  de  infantes  ó  soldados  de  á  pie,  esto 
es,  lo  propio  que,  en  la  actualidad  y  primera  acepción,  el  se- 
gundo vocablo. 

Mandó  veer  sus  gentes  Mió  Cid  el  Campeador. 
Sin  las  peonadas  é  ornes  valientes  que  son, 
Noto  trecientas  lanzas  que  todas  tienen  pendones. 

{La  Gesta  de  Mío  Cid:  Cantar  I.) 

PEPINO 

El  nuestro,  solanácea  {Solannuí  iJiuricatuní).^  es  completa- 
mente distinto  del  pepino  europeo  ó  cohombro,  esto  es,  de  la 
cucurbitácea  Ciicuinis  saiivus  de  Linneo.  Quizá  no  conocemos 
el  mencionado  cohombro  sino  sólo  en  los  frascos  de  encurti- 
dos, á  saber,  los  ^¿■/>/;//7A;6' conservados  en  vinagre,  que  nos 
traen  generalmente  de  Erancia. — Los  españoles  encontraban 
algo  parecido  á  lo  suyo  de  Europa,  y  poníanle  el  noml)re  de 
éste, — así  como  bautizaron  nuestros  lugares  y  poblaciones, 
con  los  nombres  de  los  de  España,  fundados  en  cualquiera  se- 


376  PIE 

mejanza  topográfica  ó  de  otra  especie  que  descubrieron  ó  cre- 
yeron descubrir  entre  los  lugares,  pueblos,  etc.,  de  aquende,  y 
los  de  allende  los  océanos. 

PERENXEJO    ó   PEREXSEJO 

Perengano  es  una  de  las  voces  con  que  se  suple  un  nom- 
bre de  persona,  ignorado,  ó  que  se  quiere  callar:  así  se  dice: 
fulano,  zutano  y  pei^engano. 

•^-.Dojí  Perengano! ...  ¡No  se  le  puede  aguantar,  es  un  grosero;  una 
pieza. — Porque  don  Pei'engano  se  tasa  en  lo  que  vale.» 

{Pereda — El  sabor  de  la  iierruca.) 

PEREUMADOR 

El  que  prepara  cosas  olorosas  para  perfumar,  se  llama 
perfumador  ó  perftnne7''o\  nómbrase  del  mismo  modo  el  vaso 
de  metal  ú  otra  materia  que  sirve  para  quemar  perfumes;  equi- 
valía también  á  pomo  ó  bujeta.,  aunque,  no  lo  dice  el  Diccio- 
nario en  la  palatjra  que  estudiamos.  El  trasto  en  que  se  sahu- 
man ó  calientan  las  ropas,  tnjnbílla. 

PICOTÓN 


Picotada  ó  picotazo  se  nombran  tanto  el  golpe  que  dan  con 
el  pico  los  animales  que  lo  tienen,  como  la  señal  que  queda 
de  este  golpe. 

PIE 

Desde  que  se  dan  lecciones  de  métrica  hasta  en  los  cole- 
gios de  niñas,  saben  aun  éstas  que  ^/'¿?  es  la  porción  de  dos, 
tres  ó  más  sílabas  breves  ó  largas  que,  en  la  poesía  griega  y 
latina,  compone  el  verso;  porciones  que  se  denominan,  según 
su  cantidad,  dáctilo.,  espondeo.,  etc.  Saben  asimismo  que  verso 
es  una  combinación  artificiosa  de  palabras  sujetas  á  medidas 
determinadas.  Saben,  además,  que  estrofa,  estancia,  copla  son 


PIN  377 

voces  con  las  cuales  se  llama  una  parte  compuesta  de  un  mismo 
número  de  versos  y  ordenada  de  modo  igual,  en  la  composición 
poética;  parte  que  toma  las  diversas  denominaciones  á&redon- 
dílla,  terceto^  citar ieto^  etc.,  conforme  sean  los  versos  que  en- 
tren en  su  formación,  y  la  manera  como  estén  distribuidos  los 
consonantes  ó  asonantes. 

Mas  si  todo  esto  saben  las  niñas,  hay  viejos  que  confunden 
lamentablemente  los  varios  vocablos  definidos,  y  creen  que 
verso  es  lo  que  los  preceptistas  y  hasta  las  susodichas  niñas 
llaman  estrofa^  y  que^z>  no  es  otra  cosa  que  z'¿?ríc,- aunque  en 
esto  no  les  apoyen  los  retóricos,  pero  sí  el  Diccionario  en  una 
de  las  acepciones  del  vocablo  pie. 

PIMÁN 


Llamamos  un  acueducto  ó  canal  especial  que  pasa  por  en- 
cima de  otro,  cruzándolo.  Cxeneralmente  es  de  madera  y  cham- 
bas^ y  entonces  corresponde  á  lo  que  en  el  Perú  denominan 
canoas. 

PININOS  (Hacer) 

~  En  España  se  llama  familiarmente  pino  ó  pinito  al  paso  va- 
cilante de  los  niños  que  empiezan  á  andar  ó  de  los  convalecien- 
tes que  comienzan  á  levantarse  del  lecho.  Nuestros  pininos 
deben  provenir  de  los  pinicos^  que  encontramos  en  algunas 
obras  antiguas,  tan  diminutivos  Ao.  pino  cova.o  pinito. 

«Levantámonos  á  hacer  pinicos  dentro  de  cuatro  días,  y  aun  pare- 
cíamos sombras  de  otros  hombres;  y  en  lo  amarillo  y  flaco,  simiente  de 
los  padres  del  yermo.» 

{Quevedo  -  El  Gran  Tacaño.) 

PINOL 


De  la  voz  nahuatle ^/'//c»///,  harina  de  maíz,  hemos  denomi- 
nado pinol  á  un  polvo,  compuesto  de  harinas  de  varios  cerea- 
les y  leguminosas,  aromatizado  con  canela,  islipingo^  clavo  de 
olor  y  vainilla   y   aztlcar.  Antiguamente  servía   especialmente 


378  PIQ 

para  los  que  iban  de  viaje,  quienes  lo  comían  y  aun  bebían; 
pues  echando  una  cucharada  de  pinol  en  agua,  según  asegura- 
ban, se  obtenía  una  bebida  muy  refrigerante,  agradable  y  ali- 
menticia. 

PINTÓN 


Dícese  en  España  del  racimo  de  uvas  cuyos  granos  van  to- 
mando color.  En  el  litoral  ecuatoriano  pi  filón  es  el  plátano  á 
medio  madurar;  )'  maduro,  por  antonomasia,  el  de  color  de 
oro,  que  ha  llegado  á  completa  madurez. 

El  verde  asado  es  el  pan  de  los  agricultores  costaneros;  el 
sancocho^  plato  en  que  entra  también  el  plátano,  una  excelente 
sopa^  el  pintón  cocido,  asado  ó  frito,  una  buena  entrada;  y  el 
madnro  un  magnífico  postre.  Una  comida  completa. 

C-on  razón  Linneo  creyó  que  la  Musa  paradisíaca  había 
sido  la  fruta  tentadora  de  la  tataradeuda  Eva. 

PIOLA 


Üefine  la  Academia:  «Mar.  Cabito  formado  de  dos  ó  tres 
filásticas.» 

Nosotros  llamamos  piola  al  bramante. 

PIQUERO 

Soldado  armado  de  pica.  En  las  minas  áo-nominsin  piqueros 
á  los  jornaleros  que  arrancan  el  mineral  con  picas. 

«Pedro  Fernández  Barchilón,  natural  de  Córdoba,  en  España,  fué 
uno  de  los  pizarrístas  condenados  á  muerte,  por  haber  militado,  como 
cabo  de  piqueros^  en  la  compañía  del  bravo  Juan  Acosta.» 

(Palma — Tradiciones  peruanas:  Barchilón. ) 

Cada  soldado  una  arma  solamente 
Ha  de  aprender,  y  en  ella  ejercitarse 
Y  es  aquélla  á  que  más  naturalmente 
En  la  niñez  mostrare  aficionarse: 


PIK  379 

De  esta  sola  procura  diestramente 
Saberse  aprovechar,  y  no  empacharse 
En  jugar  de  la  pica  el  que  es  flechero, 
Ni  de  la  maza  y  flechas  el  piquero. 

{Ercilla — La  Araucana.) 

Nosotros  denominamos  piqííero  al  vendedor  de  cereales  ú 
otras  especies  agrícolas  en  pequeña  cantidad,  aunque  no  por 
menor;  verbigracia:  una  ó  dos  fanegas  de  maíz,  etc. 

PIRATA 


Parece  que  tratando  de  poner  fuera  de  la  ley  á  los  enemi- 
gos políticos,  una  Legislatura  Ecuatoriana  propuso  un  De- 
creto que  declarase  piratas  á  los  individuos  levantados  en  ar- 
mas hacia  las  sierras  del  norte  de  la  República. 

Corsario^  pirata.,  voces  hasta  cierto  término  del  tecnicismo 
del  Derecho  de  gentes,  se  aplican:  la  primera,  al  que  manda 
una  embarcación  armada  en  corso  con  patente  de  un  gobierno; 
y  la  segunda,  al  corsario  sin  la  patente  expresada,  ó  al  ladrón 
que  anda  robando  por  el  mar.  De  donde  se  formó  el  verbo 
piratear.^  apresar  y  robar  las  embarcaciones. 

Están  de  acuerdo  respecto  de  la  palabra  todos  los  autores 
de  Derecho  Internacional,  antiguos  y  modernos:  Chitty, 
Wheaton,  Kent,  Bello,  Calvo,  Bluntschli,  etc. 

Tfc'.oar/,;,  nombre  griego,  adoptado  por  los  latinos  con  un 
ligero  cambio, ^/ríTOT,  ha  pasado  al  español  en  la  misma  forma 
en  que  éstos  lo  aceptaron,  siempre  con  la  signiíicación  de  la- 
drón marítimo. 

Han  sido  calificados  también  como  actos  piráticos,  los  de 
violencia  cometidos  por  naves  de  un  Estado  ó  por  particulares, 
en  contra  de  una  nación,  antes  de  declararle  formalmente  la 
guerra. 

Menos  mal  estaría  la  •^■Aiih^^L  filibusiero;  aunque  se  aplica 
especialmente  también  á  los  ladrones  de  mar,  conforme  aun  al 
propio  origen  del  vocablo,  proveniente  del  nombre  de  ciertos 
piratas.  Por  lo  que  el  castizo  historiador  Cevallos  emplea  de 
manera  indistinta  ora  la  una  voz,  ora  la  otra. 


38o  PLA 

«Casi  desde  los  primeros  años  del  siglo  XVII  había  dado  en  vagar 
una  turba  de  piratas^  que  vivía  cebándose  con  la  sangre  y  produccio  - 
nes  de  los  puertos  del  Pacífico,  y  Guayaquil  había  sido  una  de  sus  víc- 
timas. A  fines  de  1624  se  vio  en  el  mismo  peligro  que  en  ocasiones  an- 
teriores, pues  llegó  á  traslucir  que  los  filibusteros  del  norte  habían 
doblado  nuevamente  el  cabo  de  Hornos  con  una  armada  y  destruido 
algunos  pueblos  marítimos  del  Perú» 

iCevallos — Resumen  de  la  Historia  del  Ecuador .) 

«Poco  después,  pero  en  el  mismo  año  (1709),  fué  de  nuevo  asaltada 
y  ultrajada  la  ciudad  (Guayaquil)  por  otro  género  de  piratas  que,  si 
no  se  portaban  como  \q^  filibusteros  con  absoluta  prescindencia  de  todo 
lo  honesto  y  humano,  eran  al  caho  piratas.  Unos  ingleses  de  Bristol, 
dueños  de  dos  fragatas  de  guerra,  etc.» 

{Id.—Ibid.) 
PITA 

Nombramos  al  bramante  y  al  hilo  hechos  con  fibras  de 
agave. 

Pita-pita  dice  la  Academia  que  es  voz  usada  en  algunos 
lugares  de  España  para  llamar  á  las  gallinas,  así  como  ox  es 
interjección  que  se  emplea  para  espantarlas.  Sería  necesario 
que  diésemos  algunas  lecciones  de  idioma  á  nuestras  aves  de 
corral  para  que  entendiesen  aquella  voz  y  aquesta  interjec- 
ción. Hasta  tanto  continúen  vigentes  el  iuc-tuc  y  el  chí  de  los 
campesinos  ecuatorianos. 

PLANAZO 


Cintarazo,   el  golpe   que  se   da  de  plano  con   la  espada. 
También  ciinbronazo. 

PLANILLA 


De  gastos,  de  trabajadores,  de  ingresos,  etc.,  decimos 
arbitrariamente  los  ecuatorianos  á  las  varias  cosas  que  en 
España  nombran  cuenta,  lista  ó  iióniiua.  Debe  de  ser  un  dimi- 
nutivo de  plan,  según  algunas  de  las  acepciones  del  Vocabu- 
lario. 


PLU  381 


PLÉYADE 

Pléyades,  término  astronómico,  femenino,  plural,  sirve 
para  denominar  una  constelacioncita  del  hemisferio  boreal, 
hacia  la  cabeza  de  Tauro.  Seg-dn  la  Mitología,  Pléyades  ó  Plé- 
yades se  llamaron  las  siete  hijas  de  Atlas,  que  se  suicidaron 
por  desesperación  y  fueron  metamorfoseadas  en  estrellas:  tales 
son  las  siete  principales  y  perceptibles  á  simple  vista  de  la  ex- 
presada constelación. 

Los  aficionados  á  tropos  y  pedanterías  denominan  Pléyade 
á  agrupaciones  semejantes  ó  desemejantes, — ellos  se  sabrán, — 
de  oradores,  de  políticos  y  hasta  de  pedicuros;  y  así  dicen: 
«Juan,  Pedro,  Atanasio  y  Gervasio  forman  la  brillante  (siendo 
de  estrellas,  brillante  tiene  que  ser)  pléyade  de  ciudadanos, 
que,  etc.» 

Para  decir  verdad,  la  cosa  no  es  nueva;  pero  sí  lo  son  el 
rebajamiento  y  la  prodigalidad,  con  que  los  pedantes  deno- 
minan hoy  pléyade  á  individuos  ni  brillantes,  ni  femeninos,  ni 
siquiera  siete.  En  cuanto  á  que  no  sean  femeninos  bien  está, 
ya  que  no  se  sabe  á  punto  fijo  el  sexo  de  las  estrellas  y  ya  que 
los  antiguos  dieron  tal  nombre  á  los  sietes  poet-is:  Lycofron, 
Arato,  Teócrito,  Nicandro,  Homero  el  Joven,  Filico  y  Apo- 
lonio;  y  los  franceses  han  llamado  asimismo  á  más  de  una 
colectividad  de  siete  poetas.  Pero,  en  cuanto  á  nombrarles  en 
singular,  acaso  no  se  está  en  lo  justo. 

PLU  xM  ERO 

Es  palabra  muy  castiza  en  el  sentido  de  instrumento  for- 
mado de  plumas,  para  sacudir  y  quitar  el  polvo;  en  el  de  caja 
ó  vaso  donde  se  ponen  las  plumas;  ó  en  el  de  penacho  de  plu- 
mas con  que  se  adornan  los  sombreros,  morriones,  cascos,  etc.; 
pero  no  es  usada  en  España  en  vez  de  pinina,  ó  sea  mango  de 
madera,  hueso,  metal  ú  otra  materia,  cuyo  extremo,  separable 
por  lo  regular,  semejante  á  la  pluma  de  ave  cortada  para  es- 
cribir, sirve  para  el  mismo  efecto. 

El  vocablo  plumero  ha  sido  formado  á  imitación  de  lapí- 


382  HOL 

cero;  mas  supone  <\Me.  pltuna  se  llame  sólo  la  punta  ó  extremo 
que  se  empapa  en  tinta  para  escribir,  y  no  todo  el  instrumento 
que  ha  reemplazado  á  \a.  plitma  de  ave,  cortada  hacia  la  parte 
del  cañón  en  un  pico  dividido  en  los  respectivos  gavilanes. 

Por  esto  no  encontramos  escritor  alguno  castellano,  ex- 
cepto en  el  Ecuador,  que  diga:  «Tomo  el  püimero  para  escri- 
birte estas  pocas  líneas...»,  y  sí  hallamos  á  cada  paso  el  em- 
pleo de  la  palabra />///;//í7  no  restringido  solamente  á  la  puntilla 
metálica  de  la  misma  pluma. 

Yo  os  abrazo,  que  es  la  pluma 
Que  las  amistades  firma, 
Sin  acordarme  de  agravios. 

(Lope  de  Vega — /Sí  no  viera?i  las  i7iujeres.!) 

Dn,  Mafias —     ¡Misericordia!  \\lw2.  pluma\ 
(Llega  á  la  mesa  y  la  toma). 


Basta. 

Firmo  como  en  un  barbecho. 

{Bretón  de  los  Herreros — ¡Muérete  y  verás/) 


POBLADA 


Xi  menos  pueblada.  Hay  muchas  palabras  castellanas  que 
hacen  innecesario  el  vocablo  anotado:  alboroto.,  asonada.,  bu- 
llanga, desorden,  levantamiento^  motín.,  sedición.,  sublevación., 
tumulto,  turba.,  etc.,  según  los  casos. 

POLECÍA 


Policía . 

<d^?i  policía  secreta  me  ha  informado  que  el  pueblo  murmura  de  que 
el  servicio  que  me  has  prestado  no  corresponde  á  la  recompensa  que  te 
he  prometido.» 

(Trueba — La"?  aventuras  de  un  sastre.) 


POL  383 


POLICIAL 

Cuando  no  cliapa^  nombramos  al  que  con  tres  palabras,  de- 
nominan los  españoles  agente  de  policía  y  con  cuatro  los  fran- 
ceses gardieii  de  la  paix.  Si,  como  los  ingleses,  quisiésemos 
emplear  ana  sola  palabra,  police;nari  (hombre  de  policía),  pu- 
diera ésta,  traducida  á  nuestra  manera,  policial^  continuar  vi- 
gente, con  venia  de  la  Academia  y  beneplácito  de  algunas  de 
las  naciones  hispanoamericanas,  donde  la  voz  es  corriente  y 
moliente. 

Nuestro  policial  no  es  propiamente  el  corchete  ni  el  gen- 
dar  jne  españoles. 

POLÍGLOTO 

Esdrújulo  según  los  ecuatorianos,  grave  según  la  Acade- 
mia; no  obstante,  nosotros  pronunciamos  la  palabra  conforme 
la  etimología  griega.  El  Sr.  Cuervo  dice  que  se  pronuncia 
siempre  como  lo  ordenan  los  Académicos,  tanto  al  usar  el  vo- 
cablo como  adjetivo,  cuanto  al  emplearlo  sustantivamente 
para  denotar  una  edición  de  la  Sagrada  Escritura  en  varias 
lenguas. 

POLLERA 


Dícese  en  gran  parte  de  la  América  española  á  lo  que  en 
francés  se  llama  jupe^  parte  del  vestido  de  las  mujeres,  que 
desciende  de  la  cintura  á  los  pies,  esto  es,  á  la  prenda  deno- 
midada  faldas  en  castellano. 

Es  de  origen  castizo,  según  la  última  acepción  del  Voca- 
bulario; pero  hoy  de  ningún  uso  en  España.  Debió  de  nom- 
brarse i)ollera  á  la  falda  por  gracejo,  á  causa  de  la  semejan-^a 
entre  el  cesto  de  mimbres  para  criar  pollos  ó  guardarlos  y  la 
dicha  saya,  ó  por  su  analogía  con  el  artificio  aquel  que  se 
pone  á  los  niños  para  que  aprendan  á  andar. 


384  PON 

PONDO 

Voz  quichua  que  equivale  á  Una  ja. 

Aunque  pretendemos  los  ecuatorianos  hacer  distinción  en- 
tre G.\  pondo  y  la  tinaja.,  con  la  última  palabra  basta  y  sobra: 
«Tinaja.^  dice  el  Diccionario,  vasija  grande  de  barro  cocido, 
y  algunas  veces  vidriado;  desde  el  asiento  va  siendo  más  an- 
cha y  capaz,  y  forma  una  como  barriga  hasta  el  gollete  ó 
cuello,  que  es  más  angosto.» 

«Chucho  aullaba  desafor'aciamente  en  el  parador,  vaciando  en  las 
grandes  tinajas  del  cobertizo  los  cántaros  de  agua  que,  con  ayuda  del 
macho,  traía  de  la  fuente.» 

{Selgas — Nona.) 

«Sube  por  un  jarro  de  agua  de  la  tinaja.,  que  le  voy  á  hacer  la  ope- 
ración. >■> 

(  Trueba — ¡Desde  Madrid  al  Cielo!) 

;Agua  de  la  tinaja  dice  Ud.?  Cá,  no  sea  L'd.  bobo.  El  agua  de  la  ti- 
naja como  está  cerca  del  fogón  está  templada.» 

{Trueba:  Id  ) 

Al  tiempo  que  el  beber  furioso  andaba, 
Y  mal  de  las  tinajas  el  partido... 

(Ercílla — La  Araucana.) 
PONEDORA 

Ponedor.  Adj.  Que  pone,  se  aplica  al  caballo  que  se  le- 
vanta de  manos  y  se  sostiene  sobre  las  piernas,  quiere  decir 
á  lo  que  nosotros  á.Qcim.os  pararse  en  dos  pies. 

Las  aves  (jue  ya  ponen  huevos  son  ponederas. 

PONER  fias  gallinas  J 

Aovar  ú  ovar.,  poner  huevos  las  aves,  insectos  y  otros  ani- 
males ovíparos. 


POS  385 

POPELINA 


Papeliiia  llama  la  Academia  á  la  tela  muy  delgada  de  seda, 
lana  ú  otra  materia,  que  regularmente  se  teje  con  pintas  y 
motas.  Del  ÍT2.ncés  pape  Une  y  pope  Une  ^  de  donde  acaso  hemos 
formado  nuestro  vocablo. 

PORRAZO 


En  vez  de  niiicJiediunbre^  niitltitud^  copia^  abttndaiicia^  es 
un  gran  adefesio;  pues  estrictamente  no  significa  sino  golpe 
dado  con  la  porra,  y  por  extensión  cualquier  golpe  que  se  da 
con  otro  instrumento  ó  que  se  recibe  por  una  caída. 

PORTAVIAXDA 

T)\g2ise. portaviandas^  vocablo  de  nueva  formación;  ó  mejor, 
fiambrera. 

POSTEMA  (El) 

Siempre  ha  sido  femenino  este  sustantivo:  la  posienia  ó 
apostema. 

«Con  todo  quiérele  dejar  un  poco  desbrave,  madure;  que  oído  he 
decir,  que  es  peligroso  abrir  ó  apremiar  las  apostemas  duras.,  porque 
más  se  enconan.» 

(Fernando  de  Rojas — La  Celestina. ) 
POSTURA 


Muchos  significados  tiene  esta  palabra;  mas  no  el  de  con- 
junto de  cabos  ó  piezas  de  vestir,  como  pantalón,  levita  y  cha- 
leco, ó  sea  lo  que  denominamos  también  (y  esta  vez  no  mal) 
temo;  aunque  el  vocablo,  de  acepción  general,  esté  tomado 
en  significado  particular. —  Vestido  completo,  dicen  los  españo- 
les, ó  simplemente  vestido  á  lo  que  nosotros  llamamos  postura. 


386  POT 

«Y  no  tardó  mucho  ea  colocar  sobre  el  ancho  tablero  de  las  cajo- 
neras los  temos  de  más  valor.» 

{Selgas — Nona. ) 

POTRERAJE 

Lo  que  se  paga  al  dueño  de  un  pasto  para  poder  apacentar 
allí  los  ganados,  pasturaje. 

POTRERO 

Es  el  que  cuida  de  los  potros.  La  dehesa  en  que  éstos  se 
crían  se  denomina,  según  el  Diccionario  XIP,  con  el  adjetivo 
potril.  El  XIIP  acepta  ya  el  nombre  potrero  para  el  sitio  des- 
tinado á  la  cría  y  pasto  de  ganado  caballar. 

Nosotros  denominamos  ^<9//'í?;'í7  á  toda  dehesa. 

«No  se  había  curado  Sancho  de  echar  sueltas  á  Rocinante,  seguro 
de  que  le  conocía  por  tan  manso  y  tan  poco  rijoso,  que  todas  las  yeguas 
de  la  dehesa  de  Córdoba  no  le  hicieran  tomar  mal  siniestro.» 

{Cervantes — Don  Quijote.) 

Clemencín,  anotando  este  pasaje,  dice:  «Hubo  en  Cór- 
doba, desde  antiguo  un  establecimiento  para  cría  de  caballos... 
Constaba  de  un  magnífico  edificio  provisto  de  todas  las  ofici- 
nas y  dependencias  necesarias,  con  varias  dehesas.,  de  las  cua- 
les la  principal,  etc.» 

«Salí  dejando  el  charco  á  mano  izquierda,  á  una  dehesa^  donde  esta- 
ban muchos  hombres  arañándose,  y  dando  voces,  y  eran  infinitísimos, 
y  tenía  seis  porteros.» 

{Qiievedo — Las  Zahúrdas  de  Pintón.) 

POTRO 


OOOOí 


El  tumor  inguinal   es  potra   (del  lat.  botiilus) ).,  bubón   (gr. 
lOO(ov),  ó  landre  (lat.  glans.,  glandis).,  según  los  casos. 

Ay!    Maldito  seas,    traidor.  Postema   y  landre   te  mate,  y  á  manos 


1 


PRE  387 

de  tus  enemig-os  mueras,  y  por  crímenes  dig-nos  de  cruel  muerte  en  po- 
der de  rigurosa  justicia  te  veas.  ¡Ay,  ay!» 

(Rojas — La  Celestina.) 

¿Por  qué  me  avisas,  si  picarme  quieres? 
Que  pues  que  das  dolor  á  los  que  cantas, 
De  casta  y  condición  de  potras  eres. 

(Qtievedo — So7ietos:  Al  mosquito  de  la  trompetilla.) 

De  landre  se  íormó  el  nombre  de  laudrerias  con  que  se 
•denominó,  en  la  Edad  Media,  á  los  hospitales  de  enfermos  de 
peste  bubónica^  desaparecida  de  Europa  en  el  siglo  pasado,  y 
hasta  de  una  parte  de  Asia,  y  reaparecida  en  los  últimos  tiem- 
pos y  aun  extendida  por  primera  vez  á  América. 

POZO 


Tiene  varios  significados,  que  todos  conocemos;  pero  no 
el  de  nacimiento  de  las  aguas,  que  no  se  llama  tampoco  ver- 
tiente., como  decimos  asimismo  los  ecuatorianos,  sino  manan- 
tial^ ó  si  es  muy  abundante,  alfaguara  ó  f avara. 

PR  EX  ADÍELA 


Pececilio  del  género  Píntelodes  (P .  cyclopiun),  único  que 
espontáneamente  vive  y  se  propaga  en  las  lagunas,  ríos  y 
arroyos  andinos,  que  quizá  por  falta  de  materias  orgánicas,  ó 
por  el  poco  aire  que  contienen  en  disolución  sus  aguas  á  causa 
de  la  débil  presión  atmosférica,  son  hasta  hoy  poco  apropia- 
dos para  la  piscicultura. 

Húmboldt,  en  su  interesante  libro  CosmoSy  explica  las  llu- 
vias de  los  tales  pececillos  sobrevenidas  en  el  antiguo  Reino 
de  Quito:  las  preñadillas,  renacuajos,  etc.,  son  disparados 
junto  con  las  aguas  y  lodo  contenidos  en  las  bóvedas  subterrá- 
neas, que  abren  violentamente  las  erupciones  volcánicas. 

PREOCUPACIÓN,  PREOCUPARSE,  PREOCUPADO 

El  sustantivo  signifi.ca  anticipación  en  adquirir  alguna  cosa, 


388  PRE 

idea  preconcebida,  etc.;  pero  no  recelo,  temor,  aflicción;  idea 
que  embarga  el  ánimo.  Las  acepciones  del  verbo  correspon- 
den á  las  del  nombre.  El  que  se  preocupa  está  pues  prevenido 
ó  encaprichado  en  favor  ó  en  contra  de  algo  ó  de  alguien,  no 
absorto  ó  atormentado  por  una  idea  ó  un  temor. 

En  francés  s\  préoccupation  significa  inquietud,  etc. 

PRESBITISMO 


Presbicia,  defecto  ó  imperfección  del  présbite  ó  hipejnne- 
írope^  como  dicen  los  oculistas,  es  decir,  del  que  ve  mejor  de 
lejos  que  de  cerca,  del  griego  7:rjsa,3'.c,  anciano,  vista  de  viejo. 
Es  lo  contrario  de  miopia:  ¡lóco,  cerrar  y  có6,  ojo,  porque  el 
miope  amusga  para  corregir  los  círculos  de  difusión,  que 
dicen  los  técnicos. 

PRESCINDENCIA 


Acción  y  efecto   de  prescindir.    Está  en  el  Vocabulario  de 
todos  los  hispanoamericanos;  mas  no  en  el  español. 

PRETENCIOSO 


No  está  en  el  Diccionario.  Debe  escribirse  con  >?,  si  se  le 
acepta,  por  venir  de  pretensión.  Pretencioso  hallo,  sin  duda 
por  error  de  imprenta,  en  Los  Trasplantados^  novela  de  Don 
Alberto  Blest  Gana,  tan  bien  intencionada  como  admirable- 
mente fotografiada  del  natural.  Asimismo  veo  el  vocablo  aun 
en  libros  de  escritores  españoles,  como  por  ejemplo.  La  Maja 
Desnuda  del  excelente  novelista  Sr.  Blasco  Ibáñez.  Los  fran- 
ceses escriben  prétention^  préte^itieux^  de  donde  ha  venido 
la  c  en  nuestro  neologismo:  cette  mere  était  une  feninie  a 
talents  ei  a  prétentions. 

PRETIL 


Pretil  es  el  antepecho  ó  vallado  que  se  pone  en  los 
puentes  y  en  otros  edificios  ó  parajes  para  seguridad  de 
los  transeúntes  (del  lat.  pectus,  pectoris.,  pecho). 


m 


PRI  389 

Los  ecuatorianos  llamamos  pi^etil  al  airio^  esto  es,  al  an- 
dén que  hay  delante  de  algunos  templos  y  palacios,  por  lo  re- 
gular enlosado  y  más  alto  que  el  piso  de  la  calle,  caso  en  el  que 
el  atrio  puede  tener  pretil  para  evitar  caídas. 

«Es  tan  grande  la  hermosura  de  la  Justicia...  que  ...  se  podían  des- 
preciar innumerables  años  de  esta  vida...  porque  no  se  dixo  con  falso, 
ni  con  mal  afecto  aquella  sentencia:  Mejor  es  un  día  en  tus  atrios  que 
mil.v  (Sn.  Agustín — De  líber  arb.  3). 

{Nieremberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  lo  eterno.) 

«Tiene  la  iglesia  un  atrio  cercado  de  un  muro  de  dos  metros  de 
altura,  y  se  entra  subiendo  tres  escalones  de  piedra.» 

{Selgas — Nona. ) 

En  el  pretil  de  palacio, 
Cerca  de  una  casa  antigua, 
Donde  hoy  estudia  sus  obras 
Un  esclarecido  artista. 
(D.  Ángel  de  Saavedra — Utia  noche  de  Madrid.) 

PRINGUE 

Xo  es  quemadura.,  como  pringarse  no  es  quemarse. 

El  pringue  ó  la  prijigue  se  nombra  la  grasa  que  suelta  el 
tocino  ú  otra  cosa  semejante  sometida  á  la  acción   del  fuego. 

Pringar .^  amasar  con  los  dedos  y  pedazos  de  pan  algunas 
sustancias  pringosas .^  en  el  acto  de  comer  ¡]  Manchar  con  prin- 
gue. U.  t.  c.  r.,  etc. 

Puede,  pues,  muy  bien  quemarse  el  que  se  pringa;  pero 
esto  no  es  lo  principal.  La  idea  capital  está  en  engrasarse,  ó 
enlardarse,  ó  mancharse  con  gordura,  grasa,  crasitud,  lardo, 
unto,  ó  mejor  lo  hemos  dicho  ya,  con  pringue. 

Por  asociación  de  ideas,  pues,  se  le  puede  ocurrir  al  que 
oye  que  alguien  se  ha  pringado^  que  se  ha  quemado.,  además 
de  mancharse;  pero  si  la  comprensión  tropológlca  llegase 
hasta  el  trastrueque  del  significado  de  las  palabras,  podría 
acontecer  que  un  día  no  nos  entendiésemos  los  que  hablamos 
un  mismo  idioma. 


39°  PRO 

«Por  supuesto,  los  tales  libros  serían  muy  santos,  pero  tenían  tanta. 
pringtie  que  se  necesitaban  ganchos  para  cogerlos.» 

{Trtieba — El  preste  Juan  de  las  Indias.) 

Habla  casi  fregona  de  estropajo, 
El  aliño  imitado  á  la  corneja: 
Tez  que  con  pringue  y  arrebol  semeja 
Clavel  almidonado. .. » 

(Qicevedo — Sonetos.) 

Las  significaciones  dadas  por  nosotros  k pringar  y  pringue., 
podrían  acaso  venir  del  castigo  usado  antiguamente,  de  echar 
á  uno  pringue  hirviendo. 

PRÍSTINO 


La  fritura  ó  frito  aquel  de  harina  y  huevos,  bañado  con 
miel  ó  almíbar  se  llama  pestillo.,  del  latín  pistas.,  majado, 
batido. 

PROMETER    {\^Q  prometo  á  Ud.  que  es  verdad) 

Por  protestar.,  asegurar.,  aseverar.,  afirmar.,  certificar.,  dar 
por  cierta  una  cosa.,  es  un  gran  disparate  que,  con  todo  de 
serlo,  emplean  hasta  algunas  personas  que  escriben  para  el 
público.  El  verbo  certificar.,  muy  usado  antiguamente  en  la 
acepción  que  corregimos,  hoy  es  menos  empleado. 

«Certifico  á  Vmd.  que  había  uno  de  ellos  que  se  llamaba  Surre,  tan 
olvidado  ya  de  como  y  por  dónde  se  comía...» 

(Quevedo — El  Gran  Tacaño) 

No  obstante  la  restringida  definición  del  Diccionario  acadé- 
mico, en  un  proyecto  de  ley,  presentado  por  el  Ministro  de 
Gracia  y  Justicia  al  Congreso  español,  leemos:  «En  todos  los 
casos  en  que  las  leyes  exijan  la  prestación  de  juramento,  po- 
drá el  requerido  prometer  (qué?)  por  su  palabra  de  honor, 
siempre  que  manifieste  que  aquél  no  es  conforme  á  su  con- 
ciencia. Esta  promesa  (suponemos  que  la  de  decir  verdad) 
surtirá  los  mismos  efectos  que  el  juramento.» 


PÜC  39, 

En  francés  se  usa  alguna  vez  el  verbo  proinettre  en  el  sen- 
tido que  corregimos:  «Eli  bien/  je  vous  promets,  jnoi\  que  ce 
Aldloíi  ne  vous  auraií  pas  rendti.  la  pareille.» 

PRUEBISTA 

La  persona  que  verifica  ejercicios  gimnásticos,  gimnasta; 
la  que  anda,  etc.,  al  aire  sobre  cuerdas  ó  alambres,  acróbata. 
(Aféase  Mayomeyo). 

PUCA 


\'ocablo  quichua,  que  significa  colorado  ó  rojo,  ha  susti- 
tuido en  lengua  vulgar  ecuatoriana  á  los  adjetivos  taheño^ 
baybitaheüo  y  baybiyyojo,  palabras  de  las  cuales  la  última  no 
está  en  el  Diccionario;  aunque  la  traen  obras  de  buenos  au- 
tores castellanos  y  aun  ha  servido  de  apodo  á  gentes  cons- 
picuas como  Federico  I,  emperador  de  Alemania,  hijo  de  Fe- 
derico el  tuerto. 

Quevedo,  en  Las  Zahúrdas  de  Plutóu,  dice  «Vi  á  Judas... 
no  sabré  decir  sino  que  me  sacó  déla  duda  el  ser  barbiryojo...» 

Los  que  tienen  el  cabello  rojizo  son  propiamente  los  ber- 
uiejos^  de  veriuiculus,  por  el  animal  que  producía  el  color  rojo, 
nombre  que  damos  nosotros  á  todos  los  que  no  tienen  el  pelo 
negro  (por  cierto  menos  á  los  canos),  así  á  los  que  lo 
poseen  castaño,  como  á  los  rubios,  como  á  los  blondos, 
como  á  los  albinos.  Para  éstos  el  pueblo,  que  está  más 
en  contacto  con  los  indios,  tiene  además  la  voz  pintoresca 
urc'u-cajnashca^  que  quiere  decir  mandado  de  los  cerros,  bro- 
tado de  los  nevados^  etc. 

Pr.  ;Quién  es  el  de  las  botas  que  colg-ado 

Es  arracada  vil  de  aquel  garrote? 
R.         Es  Judas  el  apóstol  Iscariote. 
Pr.        Habéis  los  portugueses  despenado, 

Bien  está  lo  bermejo  á  lo  ahorcado. 

{Quevedo — Sonetos:  A  Judas  Iscar'ote,  ladrón  no  de  poquito.) 


392  PÜC 

El  catire  ó  catiro^  importado  probablemente  de  Colombia, 
con  que  antes  se  calificaba  también  á  los  blondos  ó  rubios,  va 
desapareciendo  ya  del  vocabulario  popular  ecuatoriano. 

PUCO  ó  PUCU 

Plato  g-eneralmente  de  madera;  quizá  así  llamado  porque 
se  hace  á  las  veces  de  cocos  ú  otras  frutas  maduras,  quichua 
piicuc,  piLCíishca. 

En  castellano,  hortera. 

PUCUCHO 

Quichua  purito:  de  ^«¿-fí,  plato  de  madera  ó  de  calabaza, 
ó  de  pucuna^  soplar.  Pucucho^  cha  dice  nuestro  pueblo  á  lo 
htieco,  vacío,  que  no  contiene  sino  aire.  Dícese  también  meta- 
fóricamente á  las  personas  faltas  de  razón  ó  entendimiento. 
Así  conocimos  en  Quito  á  un  pobre  individuo  á  quien  por 
antonomasia  llamaban  el  Pucucho. 

PUCHO 


Voz  quichua  (puchii )  que  ha  tenido  no  sólo  la  buena  for- 
tuna de  extenderse  por  el  Ecuador,  Perú,  Bolivia,  Chile,  Re- 
pública Argentina  y  Uruguay,  amén  del  Cauca  en  Colombia; 
sino  hasta  de  ser  propuesta  á  la  Academia  por  nuestro  escla- 
recido amigo  don  Ricardo  Palma,  para  que  se  le  dé  cabida  en 
el  Diccionario  Castellano,  óigase  bien,  castellano. 

La  palabra  española  es  colilla. 

«Este  tal  quedándose  con  la  apagada  colilla  del  cigarro  en  los 
labios...» 

(Pereda — El  sabor  de  la  tiemica.) 

«...  con  una  mesita  entre  los  dos,  cargada  de...  cenicero  con  coli- 
llas, una  petaca  de  suela  y  una  bolsa  abierta  de  cirugía.» 

{Pereda — Peñas  arriba.) 


PUP  393 


PUCHUELA 

No  sé  si  es  un  derivado  áo.  pttc/m  ó  pucho.  Decimos  en  vez 
de  nonada  ó  de  chita  ó  bledo,  en  las  frases:  es  una  puchuela,  ó 
no  vale  una  chita,  ó  no  importa  un  bledo. 

PUJA  MAN  TE 

El  instrumento  con  que  los  herradores  recortan  el  casco  á 
las  bestias,  se  llama  pujavante,  de  pujar  y  avante. 

PULGUERO 


No  es  masculino,  sino  í^memno:  pulg?iera,  como  gusanera, 
conejera,  etc. 

PUNTERO 


Sustantivo  muy  castellano  con  varias  acepciones;  pero  que 
no  equivale  á  horario,  ó  sea,  mano  del  reloj  que  señala  las 
horas,  ni  tampoco  á  minutero,  saetilla  que  señala  los  minutos, 
ni  á  manecilla  (úsase  mejor  en  plural)  ó  aguja  que  sirve  para 
señalar  las  horas,  minutos  y  segundos. 

PUPO 


Voz  quichua  que  signiíica  ombligo. 

Hay  épocas  en  que  los  pueblos  descienden  hasta  en  las 
expresiones.  Así  la  en  que  se  denominó  á  un  partido  político 
curuchupa  (curu  gusano  y  chupa,  cola);  y  en  que  oíamos 
hablar  incesantemente  de  los  pupos,  hombres  de  armas  de  la 
Provincia  del  Carchi,  y  en  que  hasta  hallábamos  en  partes 
oficiales  impresos,  alabanzas  á  los  pupos  (ombligos)  rojos, — 
color  que,  como  insignia  de  una  parcialidad  política,  debía 
sernos  ingrato  desde  que  lo  adoptó  un  tirano  de  América  tan 
repulsivo  como  Rosas... 

Xo  podemos  explicarnos,  para  decir  verdad,  de  donde  pro- 


394  PUP 

venga,  ni  lo  que  signifique  el  innoble  nombre  con  que  se 
llama  á  los  indisciplinados  soldados  de  ocasión  que  nos  vie- 
nen del  norte  de  la  República. 

Si  no  es  quichua  la  palabra  que  anotamos,  debe  de  prove- 
nir de  la  voz  c2íSÚz2l  pupa^  esto  es,  la  costra  ó  cicatriz  ó  señal 
que  queda  en  el  cuerpo  cuando  se  curan  las  llagas,  granos  ó 
lastimaduras. 

Pupo  decimos  también  á  la  puntada  que  se  da  á  trechos  á 
los  colchones  para  mantener  la  lana  en  su  lugar,  es  decir  á  la 
basta;  y  de  ahí  hemos  formado  piípear  por  bastear. 

El  sobrenombre  con  que  son  conocidos  los  provincianos 
del  Carchi  ¿vendrá  tal  vez  de  Pupiales,  pueblo  del  Cauca, 
perteneciente  á  la  antigua  Provincia  de  los  Pastos,  que  tiene 
al  sur' la  ciudad  ecuatoriana  de  Tulcán? 


jt=ll  II  ll=ai  Jtzdt: 


Q 


QUEROSINE,   QUEROSÍN,   QUEROSINA 

Ninguna  falta  hace  la  palabra  para  denominar  la  nafta. 

En  algunos  otros  lugares  de  Sud  América  llaman  parafina 
al  aceite  mineral  de  que  tratamos;  pero  tampoco  están  en  lo 
cierto. 

El  líquido  impuro,  espeso,  de  color  oscuro  que  se  extrae 
de  la  tierra  es  el  petróleo  (oleum  petrce^  aceite  de  piedra),  que 
destilado,  produce  la  nafta  y  los  otros  aceites  ó  esencias  mine- 
rales que  se  usan  para  el  alumbrado;  llevada  más  adelante  la 
destilación,  se  obtienen  los  aceites  densos,  empleados  para 
lubricar  las  máquinas,  la  vaselina^  que  sirve  en  farmacia  como 
vehículo  de  medicamentos  externos,  y  por  íin  la  parafina^ 
materia  cristalizable  de  la  cual  se  fabrican  las  bujías  transpa- 
rentes de  varios  colores,  que  nuestros  comerciantes  nombran 
espelmas  de  qnerosiiía. 

La  denominación  aceite  de  petróleo,  es  pleonástica;  pues 
equivale  á  aceite  de  aceite  de  piedra. 

En  varias  provincias  del  Ecuador  poseemos  ricas  minas  de 
petróleo,  que  explotadas  producirían  pingües  rendimientos: 
las  de  vSanta  Elena  pueden  competir  ventajosamente  con  las 
de  los  Estados  Unidos  y  de  las  cercanías  del  mar  Caspio. 

QUICHUA 

;Por  qué  empleamos  en  este  libro  la  voz  quichua  cuando  la 


396  QUI 

Academia  ha  aceptado  la  palabra  con  <?  y  no  con  i  en  la  pri- 
mera sílaba? 

En  algunas  parroquias  rurales  de  la  provincia  de  Pichincha, 
—  donde  hemos  tenido  especialmente  ocasión  de  oír  hablar  la 
lengua  de  los  aborígenes  de  Quito, — nos  ha  llamado  la  aten- 
ción el  casi  ningún  uso  que  se  hace  de  las  vocales  i  y  ?/,  hasta 
tal  punto  que  pudiera  llegarse  á  sospechar  que  las  dos  letras 
referidas  quizá  no  existieron  en  el  abecedario  de  los  Quitus. 
En  Yaruquí,  población  de  muchos  indios,  generalmente  des- 
piertos, vivos  y  hasta  gallardos,  donde  se  ve  claro  que  la  raza 
no  ha  degenerado,  las  raras  ocasiones  que  se  pronuncia  la  e^ 
á  la  que  restringimos  por  hoy  nuestro  estudio,  es  ó  en  voca- 
blos castellanos  qicichuizados ^  ó  de  modo  tal  que  el  sonido  se 
confunde  con  el  de  la  i. 

No  obstante,  nada  decidiremos  acerca  del  asunto,  ya  por 
no  creerlo  de  importancia,  ya  porque  nuestros  conocimientos 
en  la  materia  no  son  tan  grandes  que  podamos  resolver  acerca 
de  menudencia  alguna  relativa  al  idioma  indígena  ecuatoriano. 
Mas  sí  entregaremos  á  los  qtiichiiizantes  algunas  observacio- 
nes con  motivo  de  nuestra  sospecha. 

Ni  una  sola  vez  hemos  oído  á  los  indios  llamar  quechua  á 
su  idioma,  al  que  antonomásticamente  llaman  lengua^  ó  lengua 
del  Inca  (linguadinga)  ó,  aunque  rarísima  vez,  quichua.  En 
cambio,  todos  los  quiteños  no  indios  denominamos  al  idioma 
de  éstos  quichua  y  nunca  tampoco  quechua. 

Quichua  nómbranle  asimismo  la  mayor  parte  de  las  obras 
no  modernas  que  se  ocupan  en  lo  tocante  á  él:  así  vemos  escrita 
lapalabra  en  el  Vocabulario  de  la  lengua  general  de  todo  el 
Peni,  llamada  lengua  Quichtia  ó  del  Inca.,  por  el  P.  Diego  Gon- 
zález Holguín;  así  en  el  Arte  y  Vocabulario  de  la  lengua  gene- 
ral del  Perú.,  llamada  Quichua  y  en  la  lengua  española  (Anón.); 
así  en  el  Arte  de  la  lengua  Quichua.,  por  el  P.  Domingo  de 
Santo  Tomás;  así  en  el  Vocabulario  en  la  lengua  general 
del  PerÍL.,  llamada  Quichtia.,  por  Fr.  Juan  Martínez;  así  en 
el  Arte  y  Vocabiílario  de  la  lengua  Quichua.,  por  Torres 
Rubio  y  Juan  de  Figueredo;  así  en  el  Manual  del  idioma  ge- 
neral del  Perú;  Gramática  razonada  de  la  lengua  Quichtia., 
etc.,  por  Rossi;  así  en  la  Relación  de  todo  lo  sucedido  en  la 


r 


QUI  397 

Provincia  del  Pirú^  desde  que  Blasco  Núñez  de  Vela  fué  en- 
viado por  S.  AI.  á  ser  Visorey;  así  en  Ellis,  Peruvia  Scythica. 
The  Quichua  language  of  Peni,  etc.;  así  en  Henry,  JLe  Qtii- 
chua  est-il  une  langue  Aryenne} ;  así  escribe  la  voz  el  historia- 
dor Cevallos;  así  el  Dr.  José  Fernández  Nodal  en  sus  Elementos 
de  Gramática  Quichua  ó  idioma  de  los  Incas;  así  está  en  el 
Ritual  Peruano  por  Fr.  Luis  Jerónimo  Oré;  y  en  los  Opúsculos 
dados  á  luz^  por  el  impresor  D.  Antonio  Ricardo;  y  en  Dávila; 
y  en  la  traducción  de  Palomino;  y  en  Humboldt,  en  Tschudi, 
en  Markham,  etc. 

Algunos  autores,  principalmente  modernos,  sin  embargo, 
llaman  qiiechua  ó  keshua  al  dicho  idioma:  por  ejemplo,  los  Pa- 
dres Redentoristas  en  el  Arte  y  Diccionario  que  corrige  y  au- 
menta (i 90 i)  al  del  P.  Diego  González  de  Holguín;  y  el  Voca- 
bulario poliglota  Incaico^  compuesto  por  ■aX^wno'^  Religiosos 
Franciscanos.,  etc.  (ipoS).  Pero  no  creemos  que  el  alejarnos 
de  la  época  en  que  se  hablaba  una  lengua  con  pureza,  sea 
adecuado  para  corregir  lo  que  antes  se  escribió  acerca  de  ella. 

No  obstante  las  correcciones,  en  el  Diccionario  de  los  Re- 
dentoristas, ni  siquiera  está  la  letra  E,  como  si  no  hubiese  pa- 
labra alguna  quichua  que  principiase  por  esta  vocal;  y  en  el 
prólogo  se  previene  que  «Respecto  de  las  vocales,  la  ^,  /,  se 
usan  casi  indistintamente:  la  6»,  u^  lo  mismo,  sin  que  cambie  el 
sentido».  En  la  Dedicatoria,  que  consta  casi  de  una  página, 
no  hay  sino  una  palabra  en  que  entra  la  ¿?,  además  del  nombre 
de  España  y  de  la  denominación  qziechzta.,  con  que  los  Pa- 
dres Redentoristas  corrigieron  el  vocablo  quicliua  del  libro 
original. 

Pirú  se  nombró  antiguamente  al  Perú  y  Ariquipa.,  á  la 
ciudad  que  hoy  se  llama  Arequipa.  Cuéntase  que,  llegados 
los  primeros  españoles  á  la  costa  de  Túmbez,  preguntaron,  na- 
turalmente en  castellano,  á  un  indio  que  pudieron  atrapar: 
— ¿Cómo  se  llama  esta  tierra?  Y  que  entendiendo  el  interrogado 
¿Cómo  se  llaman  estas  aves?  (unas  aves  domésticas,  que  por 
allí  andaban), — «Pírú»^  contestó. — ¡Ah!  Perú.,  repiten  los 
aventureros  v  bautizan  con  el  nombre  á  la  resfión. — ;Y  esos 
cerros?  interrogan  otra  vez. — «Anti».,  responde  el  interrogado, 
comprendiendo  que  se  desea  saber  las  riquezas   de  la   cordi- 


398  QUi 

llera  {anti  ó  anta^  el  cobre);  y  los  conquistadores  denominan 
á  la  Cordillera  Andes.  El  tal  diálogo  seguramente  no  es  sino 
un  cuento;  pero  prueba  que  su  inventor,  entendido  en  acha- 
ques de  quichua,  para  dar  verosimilitud  á  la  conseja,  contra- 
puso letras,  que  si  muy  usadas  en  un  idioma,  no  se  emplea- 
ban en  el  otro. — En  el  Brasil  y  no  sé  si  también  en  Portugal, 
se  nombra  aún  pirü  al  pavo,  por  creerlo  oriundo  del  Perú. 

En  el  tomo  Elementos  de  gramática  QUICHUA  ó  idioma  de 
los  Í7tcas,  por  el  Dr.  José  Fernández  Nodal  (libro  en  que  se 
dice  estar  en  prensa  un  gran  Diccionario  castellano-QUlCHUA^ 
por  el  mismo  autor)  se  previene  que  «La  ^5"  y  la  /,  la  (9  y  la  ¿7, 
y  viceversa,  tienen  equivalencia  idéntica,  para  ser  reemplaza- 
das la  una  por  la  otra,  ya  sea  en  la  pronunciación  ó  en  la  escri- 
tura»- y,  sin  duda  por  esta  razón,  pone  de  vez  en  cuando,  para 
variar,  vocablos  de  idéntica  estructura,  con  <?,  aunque  infinita- 
mente más  veces  los  escribe  con  i.  Hasta  tal  punto  que  en 
la  primera  columna  de  los  nojjtbres  qne  con  más  frecuencia  ocu- 
rren en  la  economía  doméstica.,  no  hay  ni  uno  sólo  con  ^,  y  en 
la  segunda  columna,  como  hemos  dicho,  para  variar,  pone 
huauque.^  quiquinJiuanqiie  y  otros  vocablos  análogos,  al  pro- 
pio tiempo  <\\x^  yayanqui.,  palabra  de  formación  idéntica  á  las 
anteriores  y,  casi  de  seguro,  escrita  ella  sí  castizamente. 
Los  PP.  Redentoristas,  á  pesar  de  decir  quechua  en  su  edición 
de  la  antigua  obra  de  F'r.  Diego  González  de  Holguín,  escri- 
ben con  i  los  derivados  ó  compuestos  de  auqni  (*),  anquis: 
auquillo.,  atiquicuna,  rinriyokauqui.,  etc. 

Metido  en  la  maraña  de  esta  quizá  fútil  investigación,  he 
descendido  hasta  detalles  diminutos,  tales  como  contar  los  vo- 
cablos en  que  entra  la  e,  en  las  primeras  escenas  de  Olíanla.,  la 
más  importante  obra  literaria  en  el  idioma  de  nuestras  aborí- 
genes, obra  que,  lo  diremos  de  paso,  no  proviene  de  éstos,  con- 
forme lo  comprueban  no  solamente  lo  intrínseco  de  la  compo- 
sición, sino  aun  su  forma  externa:  redondillas,  consonantes, 
división   de  actos  y  escenas  según  los   preceptistas,  frases  de 


(*)  Átiquis,  venerable,  viejo;  auqiiiUo,  antepasado,  abuelo;  mtquiciitia,  hidalgo, 
señor;  riiiriyokatiqui,  nobles  Orejones;  yayanqiii,  padre,  señor,  amo  respetable,  tío; 
huauqiii,  hermano  de  padre;  quiqíiinliuauqui,  hermano  legítimo. 


QUI  399 

estructura  y  hasta  de  sintaxis  españolas,  etc.  No  hemos  encon- 
trado en  toda  la  escena  i/,  por  ejemplo,  más  que  seis  voces 
escritas  con  e^  y  de  ellas  cuatro  en  que  entra  el  propio  com- 
ponente ñecmaii:  chayíiecman,  kciiylliLrñecinan^  intiñecnian^ 
quillañecman.  En  la  escena  2/  no  hay  sino  un  vocablo,  cay- 
ñecjnan;  y  asimismo  poquísimos  en  las  demás,  que  con  repe- 
ticiones y  todo,  no  dan  sino  veintisiete  palabras  en  el  acto  I,  ó 
sea  quince,  eliminadas  las  de  elementos  repetidos. 

Por  último,  y  citando  vocablos  de  uso  diario  y  vulgar,  aña- 
diremos que  no  hay  ¿?,  ni  mal  pronunciada,  en  los  nombres  de 
los  días  de  la  semana,  ni  en  los  de  los  meses,  ni  en  los  núme- 
ros cardinales. 

Pudiera  haber  sido  que  nuestros  aborígenes  tuviesen  una 
vocal  de  sonido  intermedio  entre  los  de  la  ^  y  de  la  i;  pero  es 
la  verdad  que  hay  más  razón  para  creer  que  la  e  no  perteneció 
al  idioma  de  los  indios,  al  menos  de  los  Quitus. 

Tal  creo.  No  obstante,  y  aunque  considero  la  cuestión  de 
tanta  importancia  como  muchas  de  las  que  se  discuten,  días  y 
más  días,  en  nuestros  Congresos;  no  obstante,  digo,  si  alguien 
se  empeña  en  sostener  lo  otro,  dejóle  el  campo  libre,  y  adiós. 

QUICHUISMO 

^'ocablo  ó  giro  de  la  lengua  quichua  empleado  en  otro 
idioma.  No  está  en  el  Diccionario. 

Es  indudable  que  podemos  juzgar  de  la  importancia  de  un 
pueblo  por  la  extensión  ó  propagación  de  su  idioma.  Los 
Incas  lo  llevaron  hasta  regiones  muy  remotas,  donde,  aun 
después  de  la  conquista  y  de  la  emancipación,  se  conservan 
muchas  palabras,  acreciendo  el  caudal  de  barbarismos  de  los 
pueblos  hispanoamericanos,  conforme  lo  hemos  hecho  notar 
en  varios  capítulos  de  este  libro.  Defecto  tan  extendido  no 
debe,  pues,  carecer  de  nombre. 

QUIERDE 

Don  Pedro  Fermín  Cevallos,  en  su  útil  libro  Breve  Catá- 
logo de  errores  en  orden  á  la  leñatea  y  lenguaje  castellanos^ 


400  QUI 

corrig-e  este  vocablo  con  el  adverbio  donde;  mas  algunos  crí- 
ticos del  mencionado  libro  argüyeron  al  doctor  Cevallos  que 
el  dicho  adverbio  no  reemplaza  al  barbarismo  qiiierde  en  toda 
la  significación  que  le  damos  los  ecuatorianos,  y  propusieron 
que  se  dijese:  (Dónde  está) 

Supong'o  que  ni  el  autor  del  Breve  Catálogo  ni  sus  impug- 
nadores fijaron  quizá  suficientemente  la  atención  en  el  sentido 
en  que  nuestro  pueblo  emplea  el  vocablo,  siempre  interroga- 
tivo. ¿Xo  es,  por  ventura,  una  yuxtaposición  ó  mejor  dicho 
una  conglomeración  de  >(Qité  es  de? 

En  apoyo  de  lo  cual,  acaso  baste  presentar  algunos  ejem- 
plos de  los  principales  casos  en  que  usamos  el  terminajo. 

(Qiiierde  el  dinero? — (Qitierde  Antonio? — que  de  cierto, 
pueden  ser  sustituidos  castizamente  por  (Qué  es  del  dinero?  — 
(Qité  es  de  Antonio? 

Muy  bien  reemplazado  estaría  el  (Qiiierde)  por  (Dónde 
está)  Pero  quedaríanos  siempre  por  averiguar  el  origen  del 
vocablo,  que  asoma  claro  en  qné  es  de^  si  estudiamos  la  ra- 
pidez de  la  pronunciación  en  la  conversación  familiar,  y  la 
semejanza  de  la  r  con  la  s  en  la  emisión  sibilante  de  nuestro 
pueblo. 

QUIETISMO 

Leo  en  un  periódico:  «Es  indispensable  que  los  hombres 
públicos  empujen  á  la  Nación,  para  que  dejando  el  qnietisjjio 
abrumador...» 

El  QiLÍetis7no  (de  qiñes  ó  qiiieíitd)  secta  ó  doctrina,  cuyo 
principal  apóstol  fué  el  sacerdote  aragonés  Miguel  Molinos, 
hacía  consistir  la  perfección  en  la  completa  inacción  del  alma, 
que  encerrada  de  tal  manera  dentro  de  su  propio  reposo,  no 
reflexiona  en  Dios  ni  siquiera  en  sí  misma,  sin  que  sean  bas- 
tantes á  sacarle  de  esta  quietud  ni  las  tentaciones  pecaminosas 
que,  según  el  qnietista^  so.i  medios  divinos  para  manifestar  al 
alma  su  miseria. 

Dígase  qnietiid  y  se  hablará  claro  y  castellano. 

...A  esa  experiencia 


QUI  401 

Que  adquirí  en  mi  juventud 
Debo,  Juan,  esta  quietud. 

(D.   Ventura  de  la  Vega — El  Hombre  de  mundo.) 

«En  ella  (Bn  la  Guia  espiritual.^  uno  de  los  libros  de  Molinos)  se 
representa  al  hombre  perfecto  sin  ejercitar  en  nada  su  discurso,  y 
abandonado  á  una  total  inatención  é  inacción.  No  reflexiona  en  Dios  ni 
en  sí  mismo;  no  desea  ni  teme  nada,  no  desea  la  salvación,  no  teme  el 
infierno,  se  olvida  de  sus  pecados,  y  éste  es  para  él  el  medio  más  seguro 
de  borrarlos.  Se  conforma  de  tal  modo  con  la  voluntad  de  Dios,  que  no 
le  incomoda  nada  de  lo  que  pasa  dentro  de  sí  mismo:  ni  los  pensamien- 
tos impuros,  ni  las  blasfemias,  ni  el  revelarse  contra  la  Providencia,  ni 
la  incredulidad  con  respecto  á  los  misterios;  en  una  palabra,  ninguna 
de  las  tentaciones  á  que  se  rinde.  Todo  esto  lo  presentaba  Molinos 
como  medios  de  que  se  servía  Dios  para  purificar  un  alma,  para  darla 
á  entender  su  miseria,  y  para  hacerla  palpable  el  mal  de  las  pasiones  y 
de  las  inclinaciones  desordenadas.  De  este  modo  no  sería  el  hombre 
responsable  á  Dios  de  las  acciones  más  criminales;  porque  su  cuerpo 
podría  ser  instrumento  del  demonio,  sin  que  su  alma,  íntimamente  unida 
con  Dios,  participase  de  lo  que  suceda  en  la  casa  de  carne  en  que  ella 
habita 

Tal  es  la  herejía  de  los  quietisfas...» 

(Berault,  Bercasfel y  Henrioii — Historia  de  la  Iglesia.) 

QUILCACAMA 

Quilcaca77ia, — de  quillca  ó  qtii'shca.,  escrito,  carta  ó  papel 
y  cama.,  oficio, — ó  simplemente  qíiillca  ó  quishca  denomina  el 
pueblo  ecuatoriano  al  individuo  que  en  México  y  Guatemala 
nombran  Imizache.,  esto  es,  al  leguleyo  y  aun  al  curial  y  hasta 
al  rabilóla  y  picapleitos. 

Qu,ilcacauia  es  algo  más  despectivo  que  tinterillo^  nombre 
con  que  conocemos  también  á  dicho  sujeto,  lo  mismo  que  en 
casi  toda  Hispano  América. 

Como  rábula  es  el  abogado  ramplón  y  vocinglero,  y  pica- 
pleitos el  abogado  sin  pleitos  que  anda  buscándolos;  las  deno- 
minaciones tinterillo  y  quilcacama  corresponden  más  bien  al 
leguleyo  castellano:  el  que  se  tiene  por  legista  y  sólo  de  me- 
moria sabe  las  leyes. 

26 


402  Qül 

QUILICO 

Cernícalo. 

«A  quien  su  ignorancia  les  ha  dado  á  entender  que  las  uñas  largas 
les  hermosean  las  manos,  como  si  aquel  excremento  y  añadidura  que  se 
dejan  de  cortar  fuese  uña,  siendo  antes  garras  de  cer7iicalo  lagartijero: 
puerco  V  extraordinario  abuso.» 

(Cervantes — Don  Quijote. ) 
QIILL.VY 

La  Saponaria  quillaya  empleada  en  América,  como  en 
Europa  la  Saponaria  officinalis  ó  Bootia  Vulgar is.,  para  quitar 
manchas  de  las  ropas,  lavarse  la  cabeza,  etc. — Jabonera  llaman 
en  España  á  la  saponaria  europea  (sapo^  jabón). 

QUIMBOLITO 

Xo  podemos  dejar  de  tener  en  cuenta  al  individuo  más  no- 
ble de  la  familia  de  los  chigüiles.,  choclotandas.,  tamales  y  más 
pastelones  envueltos  en  hojas  y  cocidos  por  el  vapor:  el  quim- 
bolito. Hácese  de  harina  de  maíz  ó  de  almidón  de  patatas,  con 
azúcar,  manteca,  huevos,  etc.;  y  le  caracterizan,  tanto  el 
dulzor,  cuanto  el  no  contener  condumio  (véasela  voz  Chigilil)\ 
mientras  que  sus  deudos  los  dichos  tamales  y  clioclotandas  pue- 
den ser  dulces  ó  salobres,  y  llevan  siempre  entrañas  de  queso 
ú  otros  manjares  empanados  en  la  masa  respectiva.  Como  la 
del  tamal .^  la  pasta  de  los  quimbolitos.,  envuelta  en  hojas  de 
achira.,  se  cuece  merced  al  vaho  que  desarrolla  un  perol,  cuya 
agua  del  fondo  está  separada  de  aquéllos  por  un  poco  de 
paja. 

QUINCHA 

Especie  de  tabique,  hecho  comúnmente  de  cañas.  Llámase 
también  quincha  lo  que  en  España  denominan  cajiizo:  qitin- 


QUI  403 

chana^  hacer  barreras,  vallar   con   ramas,  etc.  Al  tabique  for- 
mado  con   cañas    y    barro   nombramos    los    ecuatorianos    va- 

yeqiie. 

QUINDE 

Es  el  vocablo  quichua  qtiiníi^  que  ha  sustituido  por  com- 
pleto á  la  denominación  castiza  pájaro  mosca  y  al  nombre 
caribe,  aceptado  ya  por  la  Academia,  colibrí.  Quiere,  pues, 
decir  que  con  el  quichuísmo  quinde  denominamos  las  múlti- 
ples especies  de  Oreotrochilits.,  etc.,  avecitas  que  son  para  el 
reino  animal,  como  las  piedras  preciosas  para  el  mineral,  de 
las  que  no  van  á  la  zaga,  respecto  de  los  vividos  colores  que 
brillan  así  en  ésas  como  en  éstas,  ya  rojo  rubí,  ya  verde  esme- 
ralda, ya  amarillo  topacio,  ya  violado  amatista,  ya  azul  zafiro. 
Llamárnoslas  también  picaflores  cuando  no  queremos  hablar 
quichua. 

QUINGO 

Es  el  quichua  quingn^  rodeo,  vuelta,  ziszás  ó  zigzag  de  un 
camino.  De  qiLingo  se  ha  formado  quinguear^  serpear  ó  ser- 
pentear, subir  ó  bajar  un  declivio  haciendo  caracoles. 

QUINUA 

La  planta  y  la  simiente  del  vegetal  que  los  botánicos  deno- 
minan Cheiwpodiuin  qiiijiua^  alimento  muy  importante  de  los 
antiguos  aborígenes  de  las  poblaciones  andinas;  quienes  em- 
pleaban además  la  ceniza  del  tallo  mezclándola  con  las  hojas 
mascadas  de  coca,  para  poner  en  libertad  la  cocaína  y  los  de- 
más alcaloides  de  la  planta,  que  disueltos  en  la  saliva  y  traga- 
dos poco  á  poco,  vigorizaban  á  los  trabajadores  y  á  los  peato- 
nes en  sus  grandes  viajes. 

QUIPE 

Quichua  quipi^  dícese  en  vez  de  //<?,  carga.,  atado.,  especial- 
mente de  ropa. 


■ 


404  QUO 

QUORUM 

Núniet^o. 

Los  ingleses  emplean  la  palabra  latina  quortim  (de  quie- 
nes) para  designar  la  junta,  ó,  mejor  dicho,  el  iiinuero  de 
diputados,  jueces  ó  comisarios,  etc.,  suficiente  para  discutir, 
determinar  ó  resolver  algún  asunto. 

De  aquí  los  periodistas  la  han  hecho  pasar  al  castellano, 
por  cierto,  al  de  periódicos;  pues  no  han  logrado  aún  natura- 
lizarla ni  en  los  Diccionarios  de  Legislación,  ni  en  los  de  Polí- 
tica, ni  menos  en  el  de  la  Lengua. 

Lki  ilustrado  escritor  chileno,  después  de  recordar  que,  en 
las  Cámaras  inglesas,  la  de  los  Comunes  exige  un  qiwrtuii  de 
cuarenta  miembros  para  sus  deliberaciones,  y  lo  reduce  á  sólo 
veinte,  de  los  seiscientos  cincuenta  y  cuatro  de  que  se  com- 
pone, para  las  solicitudes  de  los  particulares,  y  que  ^quorum 
de  la  Cámara  de  los  Lores  es  de  tres  miembros;  después  de  re- 
cordar, asimismo,  que  en  Chile  se  necesita  la  concurrencia  de 
la  tercera  parte  de  los  senadores  y  la  cuarta  de  los  diputados, 
cita  á  Jefferson,  según  quien,  la  voz  quorum  trae  su  origen  de 
la  costumbre  que  se  ha  conservado  en  Inglaterra,  como  en  la 
Cancillería  Romana,  de  dar  á  ciertos  actos  de  Gobierno  los 
nombres  de  los  actos  legislativos  que  los  ordenan,  ó  de  las 
fórmulas  que  les  son  propias,  estando  admitida  esta  práctica 
con  especialidad  para  las  diferentes  órdenes  que  expiden  los 
tribunales.  Es  verosímil  que  este  nombre,  dado  al  número  de 
individuos  que  basta  para  constituir  las  Cámaras,  dimana  de 
alguna  fórmula  relativa  al  asunto,  que  empezaba  con  esta  pa- 
labra. (*) 


'■*')  Con  efecto,  en  el  Diccionario  de  Webster  se  encuentra  la  fórmula  aludida: 
The  ternt  aróse  from  the  Latm  words:  quorum  aliquem  vestrum...  unum  esse  vo- 
LUMus  (of  whom  we  whish  sonte  oiie  of  yon  to  be  oiie'j,  wich  were  used  in  the  coni- 
mission  fomerly^  issued  to  jus tices  of  the  peace  in  England,  by  wich  commission  it 
was  directed  that  no  business  of  certain  kinds  should  be  done  without  the  presence 
of  one  or  more  of  certain  justices  specially  designated.  justice  of  the  peace  and 
OF  THE  quorum  desi^natcs  a  class  o  f  justices  of  the  peace  i7i  some  of  the  United 
States. 


QUO  405 

El  quoruvi  exigido  en  el  Ecuador  para  las  sesiones,  es  la 
mayoría  absoluta  de  cada  una  de  las  Cámaras,  lo  mismo  que 
en  los  Estados  Unidos;  en  Francia  el  quorum  es  también  la 
mayoría  absoluta,  pero  es  necesario  sólo  para  votar  y  no  para 
discutir.  Deberíamos  exigir  un  número  menor,  singularmente 
para  la  instalación  del  Congreso;  pues  las  dos  terceras  partes 
de  la  totalidad  de  sus  miembros,  exigidos  por  nuestras  Consti- 
tución y  Ley  de  elecciones,  hacen  difícil  la  dicha  instalación  el 
día  que  fija  la  Carta  fundamental. 


{ 


i 


at=)l  l«l—  3t=dt: 


RACIMO 

;Pueden  ustedes  creer,  señores  lectores,  que  hay  todavía 
en  el  Ecuador  personas  medianamente  educadas  que  dicen 
racimo  en  vez  de  racimo} 

¿Que  nó? 

Pues  más  vale  que  no  lo  crean  ustedes. 

Nadie  tenga  su  viña 
Junto  al  camino 
Porque  todo  el  que  pasa 
Corta  un  racimo. 

Y  entre  unos  y  otros, 
Se  la  van  vendimiando 
Sin  saber  cómo. 

{Autor  desconocido — Seguidillas  antiguas). 

Uniforme,  monótono  y  cansado 
Es  sin  duda  este  mundo  en  que  vivimos: 
En  Oriente  de  rayos  coronado, 
El  sol  que  vemos  hoy,  ayer  lo  vimos: 
De  flores  vuelve  á  engalanarse  el  prado: 
Vuelve  el  Otoño  pródigo  en  racimos., 
Y  tras  los  hielos  del  Invierno  frío 
Coronado  de  espigas  el  Estío. 

(Espronceda — El  Diablo  Mundo). 


4o8  KAN 

RAMAZÓN 


El  conjunto  de  ramas  ó  ramos  de  los  árboles  ó  arbustos, 
ra?naje.  Si  el  conjunto  es  de  ramas  cortadas,  ramiza^  nombre 
que  se  da  también  á  lo  que  se  hace  de  ramas. 

RANCIO,   RAXC [ ARSE 

Estas  voces  poseen  una  acepción  más  amplia  que  la  con- 
cedida por  los  ecuatorianos.  En  efecto,  rancio  es  para  nos- 
otros sólo  el  comestible,  aceite,  etc..  que  se  han  echado  á 
perder;  de  consiguiente,  no  comprendemos  que  sea  un  mérito 
para  el  vino,  por  ejemplo,  el  ser  rancio.  Lo  propio  sucede  con 
el  verbo  ranciarse. 

RANCLA,   RANCLARSE 

En  lenguaje  de  colegiales  el  sustantivo  significa  escapato- 
ria^ esto  es,  salida  oculta  y  apresurada,  naturalmente,  del 
colegio,  del  convento  ó  del  cuartel;  pues  sospechamos  que  los 
soldados  emplean  también  el  vocablo,  así  como  efectuaban  los 
antiguos  frailes  el  acto  y  usaban  su  nombre. 

El  verbo  tiene  la  significación  de  fugarse,  escapar  ó  huir. 
Ranciado  dícese  del  que  anda  fugitivo  ó  huidizo  y,  como  com- 
plemento generalmente,  echando  una  cana  al  aire. 

RANGOSO,   SA 

Adjetivo  ecuatoriano.  ;De  i'anga^  caballería  pequeña,  flaca, 
endeble,  en  una  palabra,  matalona)  No;  pues  precisamente 
aplicamos  el  dicho  calificativo  á  la  persona  ostentadora  ó  que 
gusta  de  boato^  á  la  casa  osteniosa^  etc.  Lo  cual  nos  permite 
conocer  el  origen  de  la  palabra,  que  debe  provenir  del  gali- 
cismo rango  (rang^  ordre:  le  degré  dlionne7ir  qui  convient  a 
chaciin),  al  que,  seguramente  por  lo  contrario  de  aquello  de 
nadie  es  profeta  en  su  país,  hemos  atribuido  mayor  impor- 
tancia que  la  tenida  por  el  vocablo  en  Francia,  y  hemos  dado 


RAS  409 

las  más  extensas  significaciones  de  distinción,  suposición,  lus- 
tre, viso. 

RASCADILLAR 

Quitar  ó  arrancar  las  hierbas  en  general,  desherbar;  entre- 
sacar y  arrancar  los  cardos  y  otras  hierbas  de  los  sembrados 
cuando  están  las  mieses  tiernas  y  en  hierba,  escardar  ó  escardi- 
llar: dar  segunda  labor  á  las  plantas  ya  algo  crecidas,  qui- 
nando la  hierbecilla  extraña  que  ha  nacido  entre  ellas,  aparar. 

RASCARRABL\S 

Xi  familiarmente  hemos  visto  jamás  usada,  en  escritos  es- 
pañoles, la  palabra  que  anotamos.  Las  que  hemos  visto  son 
las  voces  paparrabias  y  cascarrabias. 

«Que  merecías  que  no  te  lo  dijera,  por  obcecado  y  cascarrabias, — 
respondió  don  Pedro  Montera. ■^> 

{Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 
RASPA 


Equivale  para  los  ecuatorianos  á  reprensión,  peluca.^  fel- 
pa., etc.,  en  la  frase  echar  nna  raspa  á.  alguien. 

Raspear  formado,  sin  duda,  de  raspa  equivale  asimismo  á 
corregir,  reprender.^  amonestar. 

RASPADURA 

Con  el  nombre  de  ^/¿«//¿•«¿•fl  detine  Juan  de  Arona:  «Es  un 
bollo  prieto,  de  figura  hemisférica  y  como  del  tamaño  de  un  pe- 
queño plato  sopero,  que  se  hace,  ó  en  las  pequeñas  haciendas 
de  azúcar  que  no  están  montadas  en  grande,  ó  en  estas  mismas 
de  una  manera  secundaria  y  accesoria.  Para  la  exportación  se 
casa  una  con  otra  y  se  lían  con  hebras  de  totora  hasta  dejar  el 
atado   perfectamente   envuelto  ó  enchipado.    Cada   una  de  sus 


4IO  Ras 

piezas  toma  entonces  el  nombre  de  tapa^  es  decir,  que  dos 
tapas  componen  el  atado.» 

Después  de  tan  excelente  descripción  de  la  raspadura  ó 
rapadura^  no  tenemos  que  añadir  sino  que  el  Diccionario  no 
acepta,  para  el  tal  bollo  prieto  de  azúcar  impuro,  el  nombre 
que  le  damos  en  el  Ecuador,  y  que  ha  aceptado  el  que  se  le 
da  en  el  Perú,  Chile  y  probablemente  otros  lugares  de  Amé- 
rica: chancaca;  aunque  su  definición  no  corresponde  por  com- 
pleto al  objeto  que  nosotros  conocemos,  esto  es,  al  singu- 
larizado por  Arona,  y  no  por  los  señores  académicos,  que 
dicen:  «Azúcar  mascabado  en  panes  prismáticos.» 

Panela  lo  llaman  en  Colombia. 

Rapadura  lo  nombran  también  los  brasileños. 

RASQUETA 

No  se  usa  generalmente  en  singular.  Dícese  rasquetas,  y  no 
tampoco  al  instrumento  «que  se  compone  de  una  chapa  de 
hierro  con  cuatro  ó  cinco  serrezuelas  de  dientes  menudos  y 
romos,  y  de  un  mango  de  madera,  y  el  cual  sirve  para  sacar  á 
las  caballerías  la  caspa  y  el  polvo»,  como  define  la  Academia 
á  la  almohaza;  sino  á  otro  distinto  que  sirve  para  raer  y  lim- 
piar las  cubiertas  y  costados  de  las  embarcaciones. 

«Anda  el  almohaza,  y  toca  en  la  matadura.» 

{Refrán.^ 

RASQUET  EAR 

Almohazar,  esto  es,  rascar  y  limpiar  las  caballerías  con  la 
almohaza^ — del  árabe  maháza  y  el  artículo  al;  por  lo  que  pri- 
mitivamente al  instrumento  se  denominó  abnahaza,  según 
varios  autores  citados  por  Covarrubias. 

«Traigan  aquí  un  peine  ó  lo  que  quisieren,  y  almoházeiime  estas 
barbas,  y  si  sacaren  dellas  cosa  que  ofenda  á  la  limpieza,  que  me  tras- 
quilen á  cruces.» 

{Cervantes — Quijote. ) 


REA  411 


RASTRA 

Aun  cuando  se  llama  así  cualquier  cosa  que  va  arrastrando, 
y  singularmente  la  narria  ó  niierra^  carretón  de  maderos,  sin 
ruedas,  para  llevar  cosas  de  una  parte  á  otra;  sin  embargo, 
tiene  nombre  especial  el  instrumento  de  madera,  «á  manera 
de  unas  parrillas  grandes,  con  el  cual  se  allana  la  tierra  des- 
pués de  arada,  para  sembrarla»,  quiere  decir,  \2l  grada.  La  de 
ramas,  califícase  de  coia^  y  la  de  púas  es  llamada  de  dientes. 

RAYUELA 


Es  un  juego  á  la  verdad;  mas  no  el  que  consiste  en  sacar 
de  varias  divisiones  trazadas  en  el  suelo  un  tejo  á  que  se  da 
con  un  pie,  llevando  el  otro  en  el  aire  y  cuidando  de  no  pisar 
las  rayas  y  que  el  tejo  no  se  detenga  en  ellas. — La  anterior 
definición,  que  hemos  copiado  del  Diccionario  de  la  Acade- 
mia, corresponde  ?\  sustantivo  infernáculo.,  del  cual  proba- 
blemente hemos  tomado  la  voz  infiernillo.,  con  que  nombramos 
la  división  más  estrecha  y  la  más  difícil,  en  consecuencia,  de 
las  que  forman  el  trazado  de  nuestra  raynela.,  ó  sea  del  infer- 
náculo español. 

REATA 


Para  diferenciar  la  cinta  de  seda,  de  las  de  algodón  ó  lino, 
los  ecuatorianos  llaman  cinta  sólo  á  la  primera  y  reata  á  las 
otras. 

Que  están  errados  manifiéstanlo  las  definiciones  de  las  dos 
palabras: 

Reata.  Cuerda  ó  correa  que  ata  y  une  dos  ó  más  caballerías 
para  que  vayan  en  hilera  una  detrás  de  otra.  ||  Hilera  de  caba- 
llerías que  van  de  reata,  etc. 

Cinta.  Tejido  largo  de  seda,  hilo  ú  otra  cosa,  y  de  uno  ó 
más  colores,  que  sirve  para  atar,  ceñir  ó  adornar. 

Veta.,  llaman  los  catalanes  á  la  cinta,  y  nosotros  á  la  correa 
retorcida  que  algunas  veces  sirve  de  reata:  cosa  curiosa. 


412  REC 

Los  chilenos  denominan  hiiincJia  á  la  cinta, — voz  completa- 
mente quichua. 

REBOZO 


Ó  rebociño  llama  en  o-eneral  el  Vocabulario  á  la  mantilla  ó 
toca  corta  de  que  usan  las  mujeres  para  cubrir  el  bozo  (re  y 
hozo).  Los  ecuatorianos  hemos  restringido  el  nombre  rebozo 
á  una  especie  de  chai  de  bayeta  con  que  abrigan  las  espaldas 
y  el  pecho  las  mujeres  del  pueblo. 

RECIÉN 

Adverbio  de  tiempo, — que  significa  poco  há^  no  há  niucho^ 
poco  tiempo  antes.,  y  se  usa  siempre  antepuesto  á  los  partici- 
pios pasivos, — es  empleado  muchas  veces  con  la  significación 
de  ahora.,  en  el inoinento  en  que  se  habla.,  en  el  instante  mismo., 
solo  ahora  y  aun  como  si  equivaliese  á  solo  ó  solamente:  «Ma- 
ñana recién  llegará  Juan».  Es  defecto  muy  común  hacia  el  sur 
de  la  América  Meridional.  Así,  por  ejemplo,  en  una  hermosí- 
sima novela  (calificóla  de  hermosísima  muy  merecidamente,  no 
por  el  idioma,  sino  por  el  plan  y  desenvolvimiento,  que  mani 
fiestan  las  notables  aptitudes  de  la  autora),  se  lee:  «La  cono- 
ció recién  mucho  tiempo  después,  cuando  fué  capaz...»  «Stella 
dormía.    Alejandra  sintió  recién.,  en  la  quietud,  el  cansancio». 

Recién.,  del  propio  modo,  se  usa  antepuesto  á  los  adjetivos 
que  tienen  sentido  participial;  pero,  lo  repetimos,  nunca  con 
otra  significación  que  la  de  poco  tiempo  antes:  recién  casado^ 
recién  llegado.,  recién  escrito.,  reciéji  libre.  Equivale  al  noti- 
veazi  francés,  tanto  como  adverbio,  noiiveati-né .,  cuanto  en  las 
locuciones  sustantivas  ó  adjetivas,  nouveaii  venu.,  nouveaux 
mariés.,  noiivelles  converties^  etc. 

Pero  nada  hará  resaltar  más  el  contrasentido  que  corregi- 
mos, como  el  sustituir  en  las  frases  citadas,  recién.,  con  recien- 
temente., del  cual  es  apócope:  «Mañana  recientemente  llegará 
Juan»,  etc.  «La  conoció  recientemente  mucho  tiempo  des- 
pués», etc. 


REQ  4>3 

REFRENDA      - 


La  acción  y  efecto  de  refrendar,  refrendación  y  refrendo. 
REGAR 

Xo  sólo  el  pueblo,  sino  las  gentes  ilustradas,  emplean  este 
verbo  en  el  significado  de  echar  por  el  suelo  una  cosa,  exten- 
diéndola por  muchas  partes,  esto  es,  en  la  acepción  de  verter, 
derramar,  desparramar,  efundir^  arrojar^  esparcir  y  aun 
sembrar. 

Así  en  un  buen  artículo  de  un  periódico  nuestro  leo: 

«Ya  si  quisiesen  ustedes  ir  á  regar  su  semilla  en  las  selvas  orien- 
tales...» 

{La  Defensa,  N."  S ,  de  eriero  g — i^ 97 — Art.  «Pastores».) 

Así  también  dicen  nuestros  campesinos:  regar  alverjas, 
por  sembrarlas;  regar  trigo.,  por  esparcirlo  en  la  tierra  para 
que  nazca. 

Así  decimos  todos:  regar  vino.,  por  verterlo,  regar  harina., 
por  derramarla,  etc. 

Regar  no  significa  sino  echar  agua  en  los  campos  para 
beneficiarlos;  en  las  plantas  para  que  vivan  y  prosperen;  en 
las  plazas,  calles,  patios  para  barrerlos  y  refrescarlos  y  apagar 
el  polvo;  atravesar  un  río  ó  un  canal  un  territorio,  fecundán- 
dolo. 

Regar  viene  del  latín  rigare.,  del  que  provienen  asimismo 
otras  palabras  que  comprueban  la  limitada  significación  del 
verbo  al  cual  tan  lato  sentido  damos  los  ecuatorianos: 

Regadera.,  instrumento  para  verter  agua  sobre  plantas,   etc. 

Regadío,  terreno  que  se  puede  regar. 

Regador,  que  riega. 

Regadiíra,  riego  que  se  hace  por  una  vez. 

Regajo,  arroyuelo  ó  charco  que  forma  un  arroyuelo. 

Regato,  que  significa  lo  propio. 

Reguera.,  canal  ó  atarjea  para  el  riego. 

Reguero.,  etc.,  etc. 


414  RKü 

«¿Cómo  no?,  respondió  maese  Pedro,  ¿y  estas  reliquias  que  están  por 
este  duro  y  estéril  suelo,  quién  las  esparció  y  aniquiló,  sino  la  fuerza 
invencible  de  ese  poderoso  brazo?» 

( Cervantes — Quijote, ) 

«...  Alma  mía, 
Pide  mi  sangre  y  la  vierto.» 
{Martines  de  la  Rosa — La  niña  en  casa  y  la  madre  en  la  máscara. 

«Pudiendo  verter  mi  sangre, 
Con  destierro  me  castiga.» 

{Lope  de  Vega — ¡Si  no  vieran  las  mujeres!) 

«...  Anoche  Jacinta 
Vertió  en  la  mesa  la  sal 
Nombrando  á  don  Pablo.» 

{Bretón  de  los  Herreros — ¡ Mne'refe y  verás!) 

«Y  á  ejemplo  de  las  gloriosas 
Heroínas  que  las  águilas 
En  este  suelo  humillaron 
-  De  la  usurpadora  Francia, 
Verter  sabría  mi  sangre 
En  el  altar  de  la  patria.» 

{ídem — Ibidem. ) 

Granear  corresponde  exactamente  á  lo  que  nuestros  cam- 
pesinos llaman  regar  trigo,  regar  cebada,  regar  alverjas,  ó 
tapar  trigo,  tapar  cebada,  tapar  alverjas,  etc.,  ó  sea  esparcir 
la  semilla  en  un  terreno. 

REGATIAR 


Regatear  ó  recatear 


«...  Pienso 
Que  he  visto  una  buena  cara; 
Pero  ando  recateando 
En  dar  más  ó  menos  alma.» 

{Lope  de  Vega — ¡Si  no  vieran  las  fnujeres!) 


REM  415 

REJO 

Los  ganaderos  del  Ecuador  denominan  con  la  voz  anotada 
el  conjunto  de  vacas  lecheras  ó  que  están  dando  leche;  y  así 
hacen  constar  en  los  inventarios,  por  ejemplo:  tantas  vacas  en 
el  seco  (es  decir,  sin  leche)  y  tantas  de  rejo  ó  en  el  rejo  ó  de 
'^rde)~u\  vocablo  que  tampoco  se  halla  en  el  Diccionario  de  la 
Academia,  aunque  sí  ordeñar^  ordeñadero^  ordeñador . 

Corral  de  i^ejo  es,  por  lo  mismo,  en  el  Ecuador  lo  que  en 
la  República  Argentina  hemos  oído  nombrar  tambo:  corral 
donde  se  ordeña  y  quizá  también   lugar  donde  se  vende  leche. 

REJO  SO 

Rijoso^  lat.  rixosHS,  de  ri'xa,  riña.  Dícese  asimismo  rijador. 

«No  se  había  curado  Sancho  de  echar  sueltas  á  Rocinante,  seguro 
de  que  le  conocía  por  tan  manso  }■  tan  poco  rijoso,  que  todas  las 
ye_yuas  de  la  dehesa  de  Córdoba  no  le  hicieran  tomar  mal  siniestro.» 

(Cervantes — Dofi  Quijote.) 
REMANIENTE 


Reinaiiente. 


«...  Y  del  remanente  de  su  caudal,  después  de  hechas  éstas  y  otras 
menos  importantes  deducciones,  me  nombraba  á  mí  heredero...» 

{Don  José  María  de  Pereda — Peñas  arriba.) 
REMESÓN 

La  cosa  debió  de  haber  sido  tremenda.  Lo  que  me  admira 
es  que  no  hayan  venido  á  tierra  todos  los  edificios, — digo  si 
fué  cierto  lo  que  se  refiere  de  un  terremoto  acaecido  en  una 
de  nuestras  ciudades,  á  saber,  que  «los  remesones  fueron  mu- 
chos y  muy  fuertes.» — Naturalmente  la  expresión  no  puede 
tomarse  sino  en  sentido   traslaticio,  si  atendemos  á  los  signifi- 


4i6  REP 

cados  rectos  de  la  palabra:  acción  de  remesar  ó  sea  mesar 
repetidas  veces  la  barba  ó  el  cabello;  ó  carrera  corta  que  el 
jinete  hace  dar  al  caballo,  obligándole  á  pararse  cuando  va 
con  más  violencia,  cjuiere  decir  lo  que  los  ecuatorianos  nom- 
bramos setitóit. 

Fig-úrese  Ud.,  señor  lector,  cómo  quedaría  una  ciudad  á  la 
que  se  le  arrancaran,  entiendo  los  edificios,  como  los  cabellos 
ó  barbas  al  que  padece  una  mesadura;  ó  la  ciudad  á  que  se 
obligase  á  dar  una  carrera  violenta,  aunque  corta,  para  dete- 
nerla repentinamente. 

RENGUEAR 

Renqiíear ^  ó  rengar  que  no  trae  3'a  el  Diccionario    último. 

<.<Y  aunque  renqueando  unos  y  palpándose  otros  los  coscorrones, 
cada  cual  se  arrimó  á  su  bando.» 

{Pereda — El  sabor  de  la  tierruca.) 

«Renco,  rejtgo.  De  un  tipo  renicus,  del  lat.  rejí,  reñís,  el  riñon, 
como  si  dijéramos  cojo  ó  lesionado  por  causa  nacida  de  los  riñones. 
De  renicus  nació  el  tipo  renicare,  rengar^  y  el  prefijo  de,  der, 
derrengar. » 

{Monlan — Diccionario  etimológico  i) 
REPELAR,   REPELO 

Los  hacendados  ecuatorianos  entienden  por  repelar  hacer 
que  el  ganado  paste  en  una  dehesa  ó  prado  en  que  han  pacido 
antes  otros  animales.  Si  algo  en  relación  con  forrajes  signitica 
el  verbo,  es  precisamente  lo  contrario  de  lo  entendido  por 
esos  señores:  repelar^  cortar  las  puntas  á  las  hierbas.  De  ma- 
nera figurada,  además,  cercenar,  quitar,  disminuir. 

Como  consecuencia  del  primer  error,  los  mismos  señores 
denominan  repelo  á  la  dehesa  despojada  á  medias  de  pastu- 
ra, cosa  que  en  modo  alguno  significa  dicho  sustantivo. 
Si  pelar  fuese  lo  propio  que  pacer  (lo  cual  probable- 
mente creen  nuestros  payos,  deduciéndolo  de  que  es    castizo 


REQ  417 

calificar  de  pelado  al  campo  sin   hierbas),  debería  decirse  más 
bien  repeladiLra  á  lo  que  se  nombra  repelo. 

Pacer  el  ganado  la  hierba  hasta  agotarla:  repacer. 

REPUNTADOR,   REPUNTAR 

El  Léxico  contiene  el  verbo  repuntar  con  varias  acepcio- 
nes, que  ni  remotamente  se  aproximan  á  la  que  le  damos  los 
serraniegos  del  Ecuador:  revisar  las  vacadas,  especialmente 
de  los  páramos,  para  saber  si  están  completas.  De  tal  verbo 
hemos  formado  el  sustantivo  repiLiitador^  con  que  nombramos 
al  cuidador  especial  de  los  hatos  de  ganado  vacuno. 

REQUETEVIEJO,  REQUETETONTO,  ETC. 

No  satisfechos  con  la  preposición  inseparable  re.^  que  unida 
á  algunas  voces  de  la  lengua  castellana,  denota  aumento  y 
reiteración  ó  repetición,  hemos  agregado  á  dicha  preposición 
inseparable  todavía  algo  más,  que  exagere  la  significación  del 
adjetivo  con  que  queremos  ponderar  generalmente  lo  despec- 
tivo de  una  cosa.  En  uso  tanto  en  Hispano  América  como  en 
España. 

REQUISA 

Dice  don  Pedro  Fermín  Cevallos,  «para  defender  los  fueros 
de  la  lengua  y  de  la  propiedad,  salteamiento.» 

Cerca  de  cincuenta  años  de  no  ver  á  los  soldados  y  á  los 
empleados  de  policía  (cosa  aun  más  escandalosa)  lanzarse  sobre 
los  viajantes,  vejarlos  y  despojarlos  de  sus  cabalgaduras,  ó  in- 
vadir los  fundos,  allanar  las  casas  y  apropiarse  de  lo  ^jeno, 
por  la  fuerza  brutal,  á  nombre  de  las  autoridades...  Cerca  de 
cincuenta  años,  decimos,  de  creernos  tal  cual  cultos,  nos 
habían  hecho  suponer  innecesaria  la  corrección  de  las  palabras 
requisición.,  requisa  que,  á  nuestro  juicio,  quedaban  sin  signi- 
ficado por  los  progresos  de  una  civilización  que  se  impone  ya 
hasta  á  la  Abisinia  y  otros  países  del  Aírica  negra,  mas  confe- 
samos humildemente  que  nos  habíamos  equivocado,  y  en  plena 


4i8  REQ 

vig"encia  de  lo  que  significa  requisa^  exhumamos  el  vocablo  de 
la  tumba  del  desuso,  y  restituírnoslo  á  la  circulación,  en  honra 
y  gloria  de  los  ilustrados  y  honorables  hombres  de  Gobierno, 
que  á  fines  del  siglo  de  las  luces,  y  á  nombre  de  la  libertad, 
y  con  pregones  de  civilización,  y  ponderaciones  de  respeto  á 
las  garantías,  y  exageraciones  de  culto  á  los  derechos,  hacen 
retroceder  el  Ecuador  á  las  épocas  anteriores  á  las  leyes; 
épocas,  según  un  escritor,  que  consagraron  el  derecho  de  pro- 
piedad «como  el  más  identificado  con  nuestra  existencia,  le 
hicieron  el  más  estable  y  le  aseguraron  contra  los  conatos  del 
artificio  y  de  la  violencia,  imponiendo  severas  penas  á  los  que 
osasen  turbarnos  ó  privarnos  de  su  goce.» 

En  honra  de  los  dichos,  la  Academia,  á  la  definición  de  re- 
qiiis-a  «vista  y  reconocimiento  de  los  presos  y  prisiones»,  debe 
agregar:  ||  Ectiad.  Salteo  por  mandato  de  la  autoridad,  efectua- 
do por  agentes  del  orden  público,  «torticeramente  de  que  non 
se  pueda  amparar  el  que  lo  recibe»,  como  dirían  las  Partidas. 

REQUISICIÓN 


No  es  extraño  que  el  doctor  Cevallos  no  halle,  como  dice 
en  su  Breve  Catálogo  de  los  errores  que  cometemos  los  ecua- 
torianos, la  palabra  propia  en  castellano  ú  otra  lengua  culta 
para  expresar  lo  que  los  naturales  del  Ecuador  denominamos 
requisición.^  esto  es,  el  acto  de  apoderarse  los  soldados  de  los 
caballos,  canoas,  carretones,  etc.,  violentamente  y  muy  contra 
la  voluntad  de  sus  dueños.  No  es  extraño,  decimos;  pues  nin- 
gún país  medianamente  civilizado  necesita  hoy  la  palabra,  ya 
que  no  conoce  lo  que  ella  significa. 

Parece,  no  obstante,  que  la  voz  ha  sido  empleada  también 
en  Chile;  supuesto  que  la  encontramos  en  el  buen  libro  7 ra- 
tado  de  Economía  Política  de  nuestro  amigo  el  señor  don  Zo- 
robabel  Rodríguez: 

«Las  contribuciones  que  los  pueblos  consienten  á  veces  y  que  siem- 
pre se  ven  en  la  necesidad  de  satisfacer,  por  lo  que  más  propiamente 
se  desig-nan  con  el  nombre  de  impuestos^  son...  7.*  Las  requisiciones 
que,  principalmente  en   tiempo   de  guerra,  se  hacen  en  el  país  y  en  el 


I 


REV  419 

extranjero,  de  caballos,  de  forrajes,  de  víveres,  de  armas,  con  o  sin  pro- 
mesa de  devolución. x> 

RESERVADO 

Como  sustantivo  y  antonomásticainente  denominamos  en 
las  serranías  del  Ecuador,  al  prado  que  se  cierra,  vedándolo  á 
los  ganados,  para  que  críe  pasto. 

RESIEMBRA 


Define  el  \'^ocabulario:  siembra  que  se  hace  en  un  terreno, 
sin  dejarlo  descansar.  Xo  obstante  que  el  Léxico  no  trae  otra 
acepción  de  la  voz,  no  está  mal  el  significado  que  le  dan  los 
agricultores  ecuatorianos:  llenar  los  vacíos  que,  al  nacer  las 
mieses,  quedan  en  el  campo,  porque  se  han  perdido  algunas 
simientes  ó  por  otra  causa.  Cuando  las  marras  (fallas^  según 
decimos)  se  llenan  no  con  nuevas  semillas,  sino  con  plantas, 
replanteo;  y  no  i^eplantación^  como  mal  nos  expresamos  en  el 
Ecuador. 

RETOBADO,  DA 

Es  para  nuestro  pueblo  la  persona  porfiada^  caprichosa^ 
obstinada^  terca ^  pertinaz,  testaruda^  temosa^  tenaz  y  aun  la 
rezongona. 

Retobar  dicen,  en  Chile  y  el  Peni,  en  vez  de  enfardar  ó 
enfardelar^  de  donde  quizá  proviene  el  vocablo  ecuatoriano 
que  equivaldría  en  tal  caso  á  persona  como  nn  fardo:  apretada, 
cerrada  como  él,  hecha  impenetrable  como  los  fardos  que  es- 
tán cubiertos  de  cuero,  encerado  ú  otra  tela  impermeable  y 
fuerte,  que  no  dejan  pasar  nada  hacia  el  interior,  precisamente 
lo  mismo  que  el  humano  /rtríií?,  el  caprichoso  ú  otro  merece- 
dor de  ser  calificado  por  el  Diccionario  con  uno  de  los  adjeti- 
vos antes  expresados. 

REVERBERO 


El  Vocabulario   define:   cuerpo   de  superficie  bruñida,  en 


420  ríe 

que  la  luz   reverbera  (lo  cual  los  físicos  llaman  reflector)^  y 
también  farol  que  hace  reverberar  la  luz. 

Nosotros  denominamos  reverbero  á  la  cociniUa.  aparato 
generalmente  de  hoja  de  lata  para  calentar  agua  y  para  otros 
usos. 

«Llevaba  la  primera  zapato  de  charol  con  hebilla  de  oro;...  doble 
chorro  de  encaje  amosqueado  al  pecho;  casaca  azul  y  grana  con  rever- 
beros por  botones;  g^randes  cintas  en  banda  con  dijes  y  santos  en  las 
puntas.» 

(Castro  y  Serrano — Cnerdos  y  locos). 

REVOLUCIONAR 


No  está  en  el  Léxico  español,  más  sí  en  el  Vocabulario  y 
en  las  costumbres   de  algunos   infelices  pueblos  semibárbaros. 

Revolver  ¿Significará  todo  lo  que  el  verbo  anotado?  San- 
gre, miseria,  descrédito,  degradación,  encumbramiento  del 
crimen,  del  cinismo  y  de  la  ineptitud,  esto  y  aun  más,  mucho 
más,  causa  el  verbo  que  anotamas;  no  sólo  disturbios,  como 
de  revolver,  dice  el  Diccionario. 

REVUELO 

Segundo  vuelo  que  dan  las  aves.  1|  Vuelta  y  revuelta  del 
vuelo.  II  Turbación  y  movimiento  confuso  de  algunas  cosas. 
Paréceme  que  nada  de  esto  pretenden  expresar  los  periodistas 
que  hablan  «del  gran  r evítelo  alcanzado  por  el  proyecto  tal», 
ó  de  «tener  revuelo  una  opinión»,  etc.  Acaso  alguna  vez  es  una 
traducción  del  élan  francés. 

Creo  que  se  confunde  con  resonancia:  tener  resonancia., 
fr.  fig.  propagarse  por  la  fama  un  hecho  ó  suceso. 

RIENDA 


Que  está  en  rienda  decimos  del  potro  que,  para  acostum- 
brarle paulatinamente  al  freno,  lleva  en  la  quijada  inferior  una 
xíorrea  ó  soga,  que  hace  las  veces  de  éste  atada  á  las  riendas. 


ROC  421 

Riejida  simplemente  llamamos  también  á  dichas  riendas  con  la 
correa  ó  soga  mencionadas,  á  lo  cual  en  el  Perú  y  Río  de 
la  Plata  denominan  bocado.  Entendemos  que  equivale  á  la  cosa 
en  España  nombrada  freno  acodado  que,  según  el  Diccionario, 
es  oportuno  para  hacer  la  boca  á  los  potros,  porque  les  lastima 
menos, 

RIFLE 


Vocablo  con  el  que  se  va  sustituyendo  la  voz  fusil\  de  tal 
manera  que  3'a  casi  esta  palabra  ha  quedado  solamente  para 
denominar  las  antiguas  armas  de  fuego  de  infantería,  y  la  que 
anotamos  para  las  modernas.  Mene  del  inglés  rifle ^  carabina 
rayada,  quizá  de  to  rifi.,  hender,  rayar,  ó  de  to  rifle.,  robar, 
quitar  algo  y  acaso  también  formar  estrías  ó  rayar  en  hueco, 
como  dice  el  \'^ocabulario. 

El  sustantivo  genérico  fttsil  ha  sido  sustituido  además  por 
los  nombres  propios  Chassepot.,  Remingtofi^  Matcser.,  Mannli- 
cher.,  Lebef  etc.,  según  los  casos  x  conforme  á  los  apellidos  de 
los  inventores  ó  reformadores  de  los  varios  fusiles,  origen  de 
las  denominaciones  de  casi  todos  los  elementos  de  guerra,  ex- 
cepto las  tomadas  del  griego  ó  del  lugar  donde  se  fabrican 
dichos  elementos:  como  las  balas  dtwi-diuii  provenientes  de 
Dum  Dum,  cerca  de  Calcuta;  y  las  woolwich.^  de  Woolwich, 
ciudad  del  Condado  de  Kent  en  Inglaterra, 

ROCOTÍN 


Juego  de  niños  que  consiste  en  que  uno  se  pone  á  gatas  y 
adivina  cuántos  dedos  extendidos  tiene  sobre  su  espalda  otro 
de  los  que  juegan, 

ROCOTO 

Planta  y  fruto  de  una  especie  de  pimiento  americano.  La 
baya  es  redondeada  y  más  gruesa  que  la   del   ají,  del  que  po- 


422  ROS 

seemos  diversas  especies  y  variedades:  el  común,  cilindrico  ó 
mejor  dicho  cónico  ó  corniforme,  de  color  generalmente  rojo, 
aunque  hay  también  amarillos;  el  inishquiucho  {inishqui ^  dulce, 
ucho^  ají);  el  uña  de  pava  ó  piqíiiiicho  {piqíii,  pulga,  y  tícho,  ají: 
por  lo  chico  ó  por  lo  que  pica)  de  color  asimismo  rojo  ó  ama- 
rillo, redondo  ó  alargado,  pequeñito  pero  muy  fuerte. 

ROLETA 


Ruleta 

Viene  del  francés  roiilette^  proveniente  del  bajo  latín,  ro- 
Uilare^  rodar. 

ROMEREANTE 


Rojnero^  peregyi)io^  palmer  o. 

«Pero  en  rigor  y  con  propiedad,  romeros  son  los  que  van  á  Roma 
al  jubileo  ó  en  cumplimiento  de  voto;  peregrinos  los  que  in  tilo  tempore 
se  dirig-ían  á  Santiago  de  Compostela  con  las  conchas  y  el  bordón,  y 
palmeros  los  que  emprendían  el  camino  de  Jerusalén  y  regresaban  con 
la  palma  en  la  mano.» 

(Doña  Emilia  Pardo  Basan — Mi  romería). 

ROSA 


Es  la  flor  del  rosal;  mas  no  la  planta  misma,  según  defecto 
de  los  ecuatorianos. 

En  la  Santa  Casa  de  Caridad  de  vSevilla,  en  el  «patio  de  los 
rosales  de  Manara»,  sobre  un  arquito,  he  leído: 

««Ocho  plantas  de  rosal  con  sus  macetas  traídas  á  esta  Santa  Casa 
por  su  ¡lustre  fundador  el  venerable  siervo  de  Dios  Don  Miguel  de  Ma- 
nara... en  1 67 1,  conservadas  en  todo  su  vigor  y  dando  frutos  todos  los 
años  en  su  propia  fuerza,  como  resulta  del  reconocimiento  judicial  que 
en  1749  hicieron  de  ellos  los  jueces  del  proceso  informatorio,  folio  1092 
á  1097,  y  permanentes  hasta  el  día  en  el  mismo  estado.  Se  han  colocado 
en  este  lugar  el  año  de  i<So2.» 


KUN  423 

«Por  Id.  gran  escalera,  ricamente  alfombrada,  abrían  paso  á  la  con- 
currencia dos  series  de  naranjos  y  j'osales.» 

(Selgas — Mundo,  demonio  y  carne). 

RUCU 

Adjetivo  masculino  quichua,  viejo;  femenino  pciyci\  tratán- 
dose de  cosas,  jnauca. 

Empleamos  la  palabra  anotada,  con  mucha  frecuencia,  par- 
ticularmente en  las  denominaciones  compuestas,  ya  sólo  qui- 
chuas, ya  híbridas;  entra  asimismo  en  el  nombre  de  uno  de  los 
más  elevados  picachos  del  cráter  del  Pichincha:  RiiciLpi- 
cJiincha. 

Es  curioso  investigar  cómo  llegó  el  adjetivo  rtíciík  algunos 
lugares  de  Centro  América  con  el  significado  de  caballo  des- 
preciable, matalote;  ranga,  que  decimos  aquí.  Probable  es  que 
se  denominaron  de  tal  manera  las  caballerías  matalonas,  á 
causa  de  que  nada  las  hace  desmerecer  tanto  como  la  vejez: 
ruciii. 

RUNA 


En  quichua,  si  no  estamos  equivocados,  significaba  primi- 
tivamente hombre  del  país,  de  la  tierra,  indio  como  se  dijo 
después.  De  ahí  riínantasi^  pariente  del  indio  ó  indio  pariente; 
ruiiallama^  oveja  del  indio;  rtciiacinia^  población  de  indios,  etc. 

Con  posterioridad,  y  seguramente  á  causa  del  infundado 
desprecio  con  que  los  conquistadores  trataban  á  los  aboríge- 
nes de  esta  parte  de  América,  ó  más  bien  que  los  conquista- 
dores, los  mestizos,  es  decir,  los  nacidos  de  la  mezcla  de  ésos 
y  de  aquéllos,  dióse  en  usar  el  nombre  rima.,  como  adjetivo 
equivalente  á  ordinario,  bajo.,  sin  estimación,  vulgar. 


:3t=]|  =it=i\  11  —}t=it 


SACAR  DE  TUICIO 

Equivale  entre  nosotros  á  la  frase  castellana  sacar  de  qiii- 
cio  á  una  persona,  esto  es,  exasperarla,  hacerle  perder  el 
tino. 

SACAR  EN  CARA 


Decimos  también  con  una  sola  palabra:  enrostrar,  que 
tampoco  trae  el  Diccionario.  Lo  que  sí  trae  es  dar  en  rostro^ 
frase  íigurada,  echar  en  caya  á  uno  los  beneficios  que  ha  reci- 
bido ó  las  faltas  que  ha  cometido. 

SACUDÓN 

La  acción  de  sacudir  ó  sacudirse,  sacudida  ó  sacudimiento. 

SALPICAR 

Rociar,  esparcir  en  gotas  una  cosa  líquida,  como  agua, 
etcétera.  Azotar  el  viento  y  el  agua  en  alguna  parte,  verberar. 

SALPICÓN 


No  es  la  bebida  de  jugo  de  frutas,  etc.,  con  granizo  ó  hielo, 
sino  un  fiambre  de  carne  picada,  compuesto   y    aderezado  con 


426  SAR 

pimienta,  sal,  vinagre   y  cebolla   todo  mezclado;  por  lo  que  el 
primer  capítulo  del  Quijote  de  Cervantes  dice  que 

«Una  olla  de  algo  más  vaca  que  carnero,  salpicón  las  más  noches, 
duelos  y  quebrantos  los  sábados,  lentejas  los  viernes,  algún  palomino 
de  añadidura  los  domingos,  consumían  las  tres  partes  de  la  hacienda 
del  célebre  Hidalgo.» 

Pasaje  que  comenta  Clemencín  de  la  manera  siguiente: 

«Nota  Cervantes  la  mezquindad  con  que  los  hidalgos  manchegos, 
aprovechando  los  restos  de  la  carne  de  la  comida,  los  convertían  en 
salpicón  para  la  cena. — salpicón'  se  dijo  como  carne  picada  con  sal.» 

(El  Ingenioso  Hidalgo  Don  Quijote,  etc.,  por  Miguel  de  Cervantes 
Saavedra,  contentado  por  Don  Diego  Clemencín  i) 

SALTO 


Tiene  varias  acepciones;  mas  para  el  movimiento  nervioso, 
brusco  del  cuerpo,  producido  por  un  susto  ó  una  sorpresa, 
hay  palabra  propia:  repullo. 

SARSA 


Salsa  (de  sal)  composición  para  aderezar  ó  condimentar 
los  guisados. 

«Y  ansí  como  el  pan  material,  que  da  fuerza  al  cuerpo,  tiene  nece- 
sidad de  algunas  otras  a3^udas...  ansí  era  menester  hacer  diversas  sal- 
sas^ para  que  el  alma  coma  de  buena  gana  su  pan,  y  buscar  con  qué 
engañarla.» 

{Fr.  José  de  Sigüenza — Historia  de  la  ordejí  de  San  Jerótumo.) 

Aquella  cárcel  de  amor 
Que  así  me  plugo  ordenar. 
Qué  propia  para  amador. 
Qué  dulce  para  sabor. 
Qué  salsa  para  pecar. 

(Diego  de  Sati  Pedro — El  desprecio  de  la  fortuna.) 


SEB  427 

Tío, 

¿Se  echa  vinagre  á  la  salsa 

Del  pato? 

(Gorostiza — Indulgencia  para  todos.) 


SARTÉN  (El) 

La  sartén. 

«En  confirmación  de  esto,  escribe  el  Venerable  Pedro  Cluniacense, 
que  estando  para  morir  un  mal  Sacerdote,  se  le  aparecieron  dos  fieros 
demonios,  que  venían  con  una  sar/en,  en  la  cual  decían  le  habían  de 
freir  en  el  infierno,  y  cayendo  una  gota  de /<i;  ^íZ'^/^/z  en  la  mano  del 
enfermo,  al  momento  se  le  abrasó  y  consumió  hasta  los  huesos.» 

{Nieremberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  eterno.) 

De  la  venta  en  la  cocina 
Se  hallaban  dos  reverendos. 
De  wia  sartén  apurando 
Magras  con  tomate  y  huevos. 

(A.  Saavedra — Don  Alvaro  de  Luna — Romance  /."  La  ve?ita.) 

SAÚCO 

El  arbusto  que  los  ecuatorianos  denominamos  así,  no  es  el 
saúco  europeo  fSa;nb?icus  nigra)  de  la  familia  de  las  Capri- 
foliáceas; sino  una  Solanácea  del  género  Cestriun.  No  estaría 
pues  bien  recetarla  como  sudorífica  equivocándola,  á  causa  del 
nombre,  con  la  mencionada  planta  europea,  hoy  va  aclimatada 
también  en  Quito. 

SEBICABRA 

Decimos  al  rumiante  Cervus  ritfus,  que  con  el  Cervits  an- 
tisiensis,  el  Cervns  neinorivagns  (soche)  y  el  Cervus  campes- 
tris.,  son  los  representantes  en  el  Ecuador  de  la  familia  Cer- 
vince. 


428  SEL 

Cervicabra  (esto  es,  entre  ciervo  y  cabra)  es  como  se  de- 
nominan en  lengua  castellana  y  en  lenguaje  científico  unos 
cuantos  individuos  del  género  Cervicapra  ó  antílopes,  abun- 
dantes especialmente  en  el  Senegal,  Cabo  de  Buena  Espe- 
ranza y  Sierra  Leona,  de  África;  en  vSulú  y  Sumatra,  de  Ocea- 
nía;  y  en  las  provincias  de  Bengala  y  Oriza,  en  Asia. 

SEGUNDERO  ó  SEGUNDERO 

No  tiene  nombre  especial  la  aguja  ó  uianecilla  que,  en  los 
relojes,  señala  los  segundos. 

Los  ecuatorianos  hemos  inventado  las  denominaciones 
anotadas. 

SELLAR 


Dos  errores  cometemos  respecto  de  la  palabra  con  que 
nombramos  la  piedra  labrada,  denominada  sillar  por  las  per- 
sonas que  saben  hablar  el  castellano:  primero,  ignorando  que 
viene  de  silla,  hemos  cambiado  la  i  en  e;  y  segundo,  hemos 
trabucado  el  género  y  decimos  la  sillar  en  vez  de  el  sillar. 

De  sillar  se  dijo  sillar e jo.,  sillar  pequeño;  y  silleria.^  fá- 
brica hecha  de  sillares  ó  coajunto  de  sillares. 

^<Algunas  veces  el  ángulo  del  muro  (en  el  opus  incerhun  de  los  ro- 
manos) tue  construido  con  sillares  ó  con  ladrillos...» 

fi\í{  opus  quadratum  fue  la  obra  llamada  en  la  actualidad  í/.?  j/7/^- 
ria...  El  labrado  de  los  sillares  fue  tan  perfecto  que  aun  en  el  día  el 
grande  aparejo  apenas  deja  ver  las  junturas.» 

(Manjar res — Las  Bellas  Artes.) 

«En  alturas  semejantes,  cada  amig-o  de  ésos  que  se  va  es  iC7i  sillar 
que  se  arranca  en  los  cimientos  de  la  vida  del  que  se  queda.» 

{Pereda — Peñas  arriba.) 

«Trepaba  á  la  cima  del  arco  y  colocaba  allí  aquel  pesado  sillar, 
que  sin  duda  estaba  destÍ7iado  á  completarle...  pero  por  más  esfuerzos 
que  hacía  el  artífice  por  encajar  el  sillar  no  bajaba.» 

(Triteba — La  vara  de  azucenas.) 


SEM  429 

«Entre  ^/enorme  sillar  que  constituía  la  clave  del  puente  de  Cas- 
trejana,  y  las  contraclaves  (3  sillares  laterales,  brotaban...» 

{ídem.) 
SEMBRAR  (Tierras  de  pan) 

Tierras  de  pan  llevar. 

^<Una  y  otra  locución  pueden  estimarse,  dice  Cevallos, 
como  idiomáticas;  pero  con  esta  diferencia:  la  primera  con  el 
sentido  de  ignorancia,  falta  de  letras  é  instrucción;  la  segunda 
con  el  modo  de  hablar  contra  las  reglas  ordinarias  de  la  gra- 
mática, pero  propio  y  peculiar  de  alguna  lengua.» 

«;Qué  objetos  halagüeños,  qué  señales  de  vitalidad  presentaba  (Ma- 
drid) en  su  radio  exterior,  sino  una  monótona  sucesión  de  colinas  are- 
niscas, de  tierras  de  pan  llevar... '•> 

{Mesonero  Romanos — El  antiguo  Madrid.) 
SEMBRÍO 

Sembrado. 

El  adjetivo  senibradío  se  aplica  á  la  parte  de  tierra  que 
está  destinada  ó  es  á  propósito  para  sembrar;  pero  no  es  prin- 
cipalmente con  este  sentido,  sino  de  manera  más  común,  con 
el  de  sembrado.,  con  que  en  el  Ecuador  usamos  el  vocablo 
seuibrío.,  que  no  existe  en  castellano,  ni  es  necesario. 

Sembrado  i^ó  sembrada.,  según  se  decía  antiguamente),  tierra 
sembrada,  hayan  nacido  ó  no  las  semillas. 

<,<Somos  señores  de  los  campos,  de  los  sembrados,  de  las  selvas,  de 
los  montes,  de  las  fuentes  y  de  los  ríos.» 

{Cervantes — Don  Quijote.) 

^<Don  Lucas  no  desmayaba  como  Ang-el.  Atravesando  sembrados 
en  persecución  de  alguna  alondra,  se  fue  alejando,  seguido  de  sus 
compañeros.» 

( Trneba — ¡Desde  Madrid  al  cielo!) 


430  SEM 

«Me  atreví  á  hallarle  más  semejante...  á  los  valles  de  Navarra 
cuando  aún  verdeguean  en  el  campo  sus  sembrados,» 

{Pereda — Peñas  arriba  ) 
SEMOVIENTE 

No  hay  que  confundir  mueble  con  semoviente^  el  primero 
género  y  el  segundo  especie.  Ambos  movibles;  pero  el  uno, 
considerado  también  como  especie,  pasivo,  y  el  otro,  activo. 
Quiere  decir  que,  aun  cuando  ambos  tengan  de  común  lo  de 
moverse, — mueble,  mobilis;  semoviente^  se  moveré,  moverse 
por  sí, — se  diferencian  en  que  el  primero,  como  una  mesa 
ó  un  sofá,  necesita  de  la  voluntad  y  fuerza  ajenas  para  ser  tras- 
ladado de  un  paraje  á  otro;  mientras  que  el  segundo,  como 
un  caballo  ó  una  vaca,  posee  facultad  propia  de  locomoción 
merced  á  propias  voluntad  y  fuerza  muscular. 

Conforme  lo  expresado  antes,  se  toman  las  dos  voces  como 
genérica  la  una  y  específica  la  otra;  pues  el  semoviente  es,  á 
la  verdad,  un  mueble,  pero  este  puede  no  ser  un  semoviente. 
Exprésase,  por  tanto,  de  manera  disparatada  el  que  llama  se- 
movientes á  las  azadas  y  más  herramientas  de  una  heredad. 

Dícense  utiiebles  en  contraposición  á  iiuJiiiebles^  bienes 
raices^  ó  fincas  (figere  fijar,  cosa  fija),  que  no  se  pueden  lle- 
var de  un  sitio  á  otro. 

«Las  cosas  corporales  se  dividen  en  muebles  é  inmuebles. 

«Muebles  son  las  que  pueden  transportarse  de  un  lugar  á  otro,  sea 
moviéndose  por  sí  mismas,  como  los  animales  ((jue  por  eso  se  llaman 
semov'efifesj,  sea  que  sólo  se  muevan  por  una  fuerza  externa,  como  las 
cosas  inanimadas.» 

{Código  Civil  ecuatoriano,  artículos  555  y  556. — Bello — Proyecto 
inédito  de  Código  Civil,  artículos  669  y  670.) 

Antomóvil  (ccj-eoc;,  uno  mismo)  según  su  significación  etimo- 
lógica, es  lo  propio  que  seninñente;  de  donde  no  faltará  acaso 
quien  deduzca  que  automóviles,  y  acémilas,  y  asnos  son  la 
misma  cosa:  los  extremos  opuestos  de  la  locomoción  ¡\'^aya, 
puíis,  por  algo  se  dirá  que  los  extremos  se  tocan!...  Pero,  añá- 
dese, que  también  se  estrellan:   prevengámoselo  á  los  burros. 


SES  431 

SENDO 

Sendos. 

'íSennos,  sendos,  distributivo:  cada  uno  el  suyo: 

Trescientas  lanzas  son,  todas  tienen  ]jendones: 
Semios  moros  mataron,  todos  de  sejinos  colpes; 

(Mío  Cid.) 

Es  decir,  que  cada  lanza  mato  un  moro,  y  cada  lanza  de  un  solo  golpe. 
La  significación  de  este  adjetivo  y  el  modo  de  usarlo  lo  hacen  necesa- 
riamente plural.  A  los  que  patrocinan  el  uso  moderno  de  hacerle  sig- 
nificar fuerte,  duro,  etc.,  quisiéramos  preguntarles  de  qué  proviene 
que  jamás  se  haya  usado  en  singular.  En  los  varios  sentidos  que  le 
atribuyen,  ¿Qué  es  lo  que  encuentran  de  incompatible  con  este  número?» 

(Bello — Poema  del  Cid — Apéndices.) 

De  la  Rábida  ek  prelado 
Con  sus  dos  huéspedes  entra, 
Y  después  que  sendas  sillas, 
Les  otrece  y  les  presenta. 

{Saavedra — Recuerdos  de  uji  grande  hombre.) 

SENTÓN 

Sentar  al  caballo  flecimos  á  lo  que  los  españoles  denomi- 
nan sofrenar^  y  de  ahí  que  á  la  sofi^eiiada  llamamos  sentón^ 
quizá  porque  alguna  vez  la  caballería  se  sienta  en  el  suelo, 
es  decir,  queda  por  efecto  de  una  sofrenada  ó  de  un  remesón 
(Véase  esta  voz)  apoyada  y  descansando  sobre  las  ancas. 

La  sobarbada,  según  entendemos,  es  menos  fuerte  que  la 
sofrenada  y  distinta  del  remesón. 

SESIONAR 


La  instintiva  tendencia  de  simplificar  la  expresión  ha  hecho, 
de  seguro,  que  se  inventase  el  verbo  sesionar:  reunirse  los  di- 
putados ó  senadores  ó  los  miembros  de  una  corporación  en 
general,  para  deliberar,  etc. 

Parece  vocablo  aceptable,  ya  que  poseemos  el  sustantivo 
sesión. 


432  SIN 

SIGSI  ó  SIGSE 

Denominamos  á  la  hermosa  gramínea  Anuido  nítida^  cu- 
yas hojas  se  emplean  para  cubrir  las  chozas;  los  tallos  para 
husos;  y  la  flor,  teñida  de  colores,  para  ramos  ú  otros  ador- 
nos. Cuando  tierna,  antes  de  que  el  borde  de  las  hojas  se 
ponga  cortante,  es  también  un  excelente  forraje. 

SILGADO 


Dícese  cenceños  á  los  hombres  ó  animales  delgados  ó  en- 
jutos. 

«Daba  grandes  pasos  (Gómez  de  Pomar)  con  sus  largas  piernas  al 
dirigirse  á  nosotros  que  le  salimos  al  encuentro,  y  balanceaba  el  cuerpo, 
nervu'do  y  cenceño  y  algo  inclinado  hacia  adelante,  al  compás  de  las 
zancadas.» 

i^Pereda — Peñas  arriba.) 

SINDICADO,  SINDICATO,  SINDICATURA 

Sindicato  es  palabra  castiza  en  el  sentido  de  junta  de  per- 
sonas elegidas  por  una  sociedad  ó  comunidad  para  cuidar  de 
sus  intereses;  pero  el  vocablo,  que  posee  fuerza  expansiva  tan 
poderosa  como  la  délos  trusts^  tiende  ya  á  significar  lo  propio 
que  sociedad^  compañía ^  asociación.,  etc.,  en  materias  econó- 
micas y  quizá  aún  en  otros  asuntos. 

Sindicado.,  sustantivo,  significa  lo  mismo  que  sindicato., 
junta  de  síndicos;  y  no  equivale  á  reunido  ó  asociado. 

Sindicatura,  por  fin,  es  oficio  ó  cargo  de  síndico  y  oficina 
del  síndico;  pero  no  i^e unión. 

De  donde  se  deduce  que  incurrimos  en  error  cuando  nos 
expresamos,  por  ejemplo,  como  el  talentoso  autor  de  un  ar- 
tículo   de    diario,  del  que  entresaco  los  siguientes  fragmentos: 

*Los  sindicatos  progresan  en  Francia  de  un  modo  tan  grande  que 
dentro  de  poco  no  habrá  en  la  República  un  ciudadano  que  no  esté  sÍ7i- 
dicado».  ((De  que  delito  ó  crimen?) «De  hoy  en  adelante,  los  lisia- 
dos auténticos  podrán,  gracias  á  su  sindicatura,  desenmascarar  á  los 
falsos  estropeados ». 

« Precedentes   que  demostrarían    la   existencia,  en   tiempos  ya 


SIN  433 

lejanos,  de  sociedades,  de   agrupaciones  sindicadas  por   el  estilo  de    la 
que  se  acaba  de  constituir  en  Marsella». 

Los  vocablos  syiidicaíe,  inglés,  y  syiidicai,  francés,  se  usan 
en  sociología  para  significar  asociación  formada  para  la  de- 
fensa de  intereses  económicos  comunes.  Se  syiidiquer ^  orga- 
nizarse en  sindicato,  etc. 

; Hacían  falta,  en  castellano,  estas  palabras.' 

SINVERGÜENZA 


No  es  exactamente  el  desvergonzado  del  Diccionario  de  la 
Academia,  y  tanto  que  aun  quienes  sabemos  que  aquel  voca- 
blo no  existe  en  el  Léxico,  creeríamos  no  expresar  todo  lo 
que  queremos  si  le  dijésemos  desvergonzado  al  petardista,  al 
ruin,  al  servilón,  al  mentiroso,  en  una  palabra,  2ÍS.  sinvergüenza 
masculino  ó  femenino,  que  nos  enfada  á  los  ecuatorianos,  pe- 
ruanos, bolivianos,  chilenos,  argentinos  y  según  creo  también 
á  los  venezolanos  y  colombianos,  esto  es,  á  más  de  veinte  mi- 
llones de  personas  que  usan  dicho  vocablo.  En  gracia  de  lo 
cual  los  SS.  Académicos  debían  ya  aceptarlo  en  su  Dicciona- 
rio, y  con  tanta  más  razón,  cuanto  que  de  seguro  se  usa  no 
poco  en  España;  pues  lo  hallamos  en  libros  de  escritores  muy 
notables  como  Pereda. 

«A  principios  de  este  otoño  oí  en  Tablanca  que  había  vuelto  el  ca- 
sado y  que  por  aquí  andaba  tan  sinvergüejisa  y  haragán  como  siempre; 
pero  yo  no  le  he  visto,  ni  á  nadie  he  oído  hablar  de  él.» 

{Pereda — Peñas  arriba.^ 

«Pues  aun  cuando  el  tabique  era  muy  incómodo  por  su  sonoridad  y 
desvergüenza  durante  el  tiempo  en  que  el  estudiante  tuvo  salud  y  com- 
pañía.» 

(Castro y  Serrano — El  sobrino  de  Tántalo.^ 

El  Diccionario  de  1S99  trae  ya  la  locución  siti  vergüenza 
como  sinónima  de  bribón  y  picaro.  Esperamos  que  la  décima 
cuarta  edición  del  Léxico  aceptará  el  vocablo  cual  lo  usamos 
en  América,  tanto  como  adjetivo  cuanto  como  sustantivo. 

28 


i 


434 


SIPO 


SIS 


Picoso. 

Sípu,  palabra  (juichua,  significa  arruga,  rugosidad;  así 
como  sipiuia,  fruncir,  arrugar, — de  donde,  los  ecuatorianos 
hemos  tomado  la  denominación  sipo  para  los  señalados  por  la 
viruela  (Véase  A^arusoJ. 

Figurada  y  familiarmente  los  españoles  denominan  al  que 
tiene  el  rostro  muy  señalado  con  hoyos  de  viruelas,  cara  de 
rallo  ó  cara  apedreada. 

SIRVIENTE  (La) 

Sirvienta. 

Lo  curioso  es  que  hay  quienes  dicen  la  sirviente,  y  al  pro- 
pio tiempo  llaman  parturienta  á  la  mujer  que  está  de  parto, 
temerosos  sin  duda  de  que  al  denominarla  ^¿7r///r2>;//(?  se  en- 
tendiese masculino... 

«  almorzóse  en  la  galera,  coinimüs  en  Cabanillas  lo  peor  que  puede 
imaginarse:  sirvientas,  mantelería,  loza,  cocido,  asado,  pan  y  agua, 
todo  fué  aUí  sucio  y  mal  acondicionado.» 

{Hartsenbiisch — Un  viaje  en  galera.) 

Es  muy  probable,  sin  embargo,  que  este  defecto  como 
otros  nos  haya  venido  también  de  España,  pues  lo  encontra- 
mos en  buenos  autores  españoles: 

«Los  compañeros  de  Alfredo,  que  son  un  ex-mancebo  de  tienda,  un 
tratante  en  carnes  y  una  sii'viente  dimisionaria,  harta  de  ser  doncella, 
comienzan  á  blasfemar  de  Madrid,  donde  han  hecho  su  fortuna,  y  por 
poco  se  tragan  á  Alfredp,  que  se  opone  á  sus  invectivas.» 

{Hartzenbusch — El  madrileño  en  la  aldea.) 
SISAR 


Tomar  ó  quitar  de  lo  que   se  compra  ó  se  gasta   una  pe- 


SIS  435 

quena  parte.  -  Acortar  ó  rebajar  las  medidas  en  la  proporción 
que  corresponde  al  impuesto  sobre  los  comestibles,  \\  Cortar 
en  los  vestidos  la  parte  necesaria  para  darles  la  forma  conve- 
niente. :|  Preparar  con  la  sz'sa  lo  que  se  ha  de  dorar:  todo 
esto  significa  el  verbo  anotado;  mas  no,  como  queremos  los 
ecuatorianos,  pegai^^  adherir^  conglutinar  una  cosa  con  otra 
y  especialmente  los  pedazos  ó  fragmentos  de  un  utensilio  de 
cristal,  vidrio,  porcelana,  loza,  etc. 

Si  no  viene  la  significación  que  damos  á  sisar,  de  la  última 
de  las  castizas  citadas,  podría  venir  del  inglés  to  size^  engru- 
dar, encolar,  ó  de  sízy,  viscoso,  pegajoso,  ó  size^  engrudo,  etc. 

«;Para  qué  me  dijiste  embustera, 
Que  me  querías?  ;Este  era  e!  motivo 
De  estar  conmigo  por  las  noches  seria, 
Y  de  darme  sisados  los  cuartillos?» 

{Don  Ramón  de  la  Cruz — Manolo.) 
SISMÓGRAFO 

Sismógrafo^  sismología^  sis7no,  sísmico^  isosista  dicen  en  Es- 
paña; seismógrafo^  seismología^  seísmo^  seísmico,  isoseisla^  de- 
cimos en  América  á  los  aparatos,  ciencia,  etc.,  relativos  á  los 
fenómenos  geodinámicns^  como  se  expresarían  un  geólogo  ó 
un  meteorólogo,  ó  sea  á  los  terremotos  hablando  llanamente. 
De  ninguna  de  las  dos  maneras  están  las  palabras  en  el 
\"ocabulario,  acaso  por  considerarlas  los  SS.  Académicos  como 
técnicas;  no  obstante,  lisanse  ya  en  el  lenguaje  vulgar  y  debe- 
rían ser  acogidas,  y  cual  nosotros  las  empleamos,  pues  están 
más  conformes  con  la  etimología:  zvz\uj..  sacudida;  as'.aToc.  sa- 
cudido, agitado;  asíw;.  remover,  agitar,  sacudir,  quebrantar. 
I!í'.'¡j.a-(a;  toc-^o:.  sepulcro  de  personas  muertas  en  terremoto 
(Plutarco). 

Los  Léxicos  de  otros  idiomas,  tampoco  traen  aún  las 
voces  anotadas;  pero  en  los  diarios  franceses  encontramos 
indistintamente  seismal  ó  sisma  f  séisJJiique  ó  sismiqíie  y  sis- 
mogi-aphe  y  sismologie  ó  séismographe  y  séismologie. 

En   diarios  brasileños  leo:    IVashington  j  de  Setembro.  Os 


436  SOC 

SEISMOGRAPHOS  do  Observatorio  registraram  esta  madrugada 
íiin  terrcjnoto^  etc.  Los  portugueses  escriben,  pues,  la  palabra, 
según  su  etimología. 

SOBERADO 

Decimos,  cometiendo  una  epéntesis  innecesaria,  2X  sobrado. 

No  sólo  los  niños,  como  observa  don  Pedro  Felipe  Monlau, 

en  sus  RíLdimentos  de  Etimología.,  sino  los  ignorantes,  niños 

grandes,  ponen  una  vocal  después  de  cada  consonante  par  no 

conocer  el  artificio  de  las  eufonizaciones. 

«Hubiera   subido  al  sobrado  á  coger   los   pájaros   que   buscan   allí 
abrigo  contra  la  intemperie...» 

( Trueba — ¡Desde  Madrid  al  cielo!) 
SOBERNA 


Sobornal.,  lo  que  se   añade  y  pone   encima   de   una  carga. 
Dícese  también  sobrecarga. 

SOBREPASAR 

«Los    escándalos    de    anoche    sobrepasan  la    medida ». 

Quiere  decir  que  sobrepujan  ó  exceden, 

SOBRERRIENDA 

Falsa  rienda. 

Sin  duda  se  ha  dicho  sobrerrienda.,  por  semejanza  con  sobre- 
cincha., que  está  bien  dicho. 

SOCAPAR 


Ha  de  venir  de  socapa.,  pretexto  fingido  y  aparente  que  se 
toma  para  disfrazar  la  verdadera  intención  con  que  se  hace 
una  cosa.  O  será  acaso  una  deformación  de  solapar,  que  figu- 
radamente significa  ocultar  maliciosa  y  cautelosamente  la  ver- 
dad ó  la  intención;  aunque  empleamos  el  verbo,  más  bien,  en 
el  sentido  de  ocultar  ó  encubrir  á  una  persona  para  que  ejecute 
lo  que  no  quiere  ó  no  le  conviene  que  se  sepa. 


SOG  437 


SOCORVA 

Esparaván;  en  francés  casi  lo  mismo:  éparvin  ó  épervin^ 
tumor  en  los  corvejones  de  los  cuadrúpedos. 

SOCROCIO 


Especie  de  ungüento  ó  emplasto  en  que  entra  el  azafrán 
[cyoctis  .  No  es  posible  adivinar  la  razón  por  qué  los  ecuato- 
rianos damos  el  nombre  socrocio  á  un  azucarillo  ordinario, 
ó  sea  panal,  del  azúcar  prieto  que  los  colombianos  llaman 
panela^  chancaca  los  peruanos  y  chilenos,  y  nosotros  raspa- 
dura . 

SOCHE 


Decimos  en  el  Ecuador  al  rumiante  que  los  zoólogos  cono- 
cen con  el  nombre  de  Cervns  neniorivagns ,  en  algunos  lugares 
de  América  con  el  nombre  de  gtíasobira^  y  en  otros  con  el  de 
caríacit^  denominaciones  que  no  están  en  el  Diccionario,  así 
como  tampoco  ninguna  otra  que  sirva  para  nombrar  al  ciervo 
referido.  Acepte  alguna  de  éstas  para  que  nos  entendamos. — 
¿Que  el  Léxico  llegará  á  ser  en  extremo  voluminoso? — Cercé- 
nensele los  arcaísmos  propiamente  tales,  esto  es,  los  caídos  en 
desuso  de  una  manera  cierta,  así  en  España  como  en  América 
(ya  hemos  visto  que  los  americanos  conservamos  en  uso  pala- 
bras, frases,  giros,  etc.,  anticuados  en  la  Península),  y  que- 
dará sobrado  lugar  para  neologismos  necesarios. 

De  los  arcaísmos  muertos  é  inhumados  se  podría  formar  un 
Diccionario  independiente,  de  suma  utilidad  para  los  hombres 
de  letras  y  de  ciencias,  y  alguna  vez  aun  para  el  vulgo. 

SOGUEAR 


Es,  según  nuestros  labriegos,  atar  á  un  buey,  caballo  ú 
otra  bestia  con  el  ronzal  largo,  á  fin  de  que  pueda  pastar  á  la 
redonda  con  alguna  libertad. 


438  SOR 

SOLAR 

Tiene  la  significación  general  de  echar  suelo  al  edificio  ó 
porción  de  él;  los  ecuatorianos  le  damos  la  particular  de  poner 
suelo  al  edificio,  pero  suelo  que  se  conserve  seco  como  sobre 
arcos  ó  vacíos,  que  estén  en  comunicación  con  el  aire  exterior 
por  las  aberturas  respectivas  de  las  murallas, — aberturas  que 
denominamos  inichinales^  lo  cual  está  también  mal  dicho;  pues 
uiecliinal  (no  tampoco  michinaí)  es  el  agujero  cuadrado  que  se 
deja  en  las  paredes  cuando  se  fabrica  un  edificio  para  formar 
después  los  andamios, 

SONANTE  (Dinero) 

Está  bien:  dinero  que  suena  al  ser  contado;  de  lo  cual  por 
asociación  de  ideas,  probablemente,  hemos  establecido  deno- 
minar así  al  dinero  al  contado,  contaíiie  ó  eji  tabla. 

SONRIENTE 


No  hay  tal  participio  activo  de  sonreír;  pero,  con  el  sig- 
nificado que  á  aquel  damos,  tenemos  el  adjetivo  risíieño. 

Hémoslo  tomado  del  adjetivo  francés,  sotiriani:  Mine.  Fré- 
miet.,  souríante.,  est  la,  devant  sa  porte. 

SOPLADOR 


Significa  varias  cosas  y  hasta  lo  propio  que  aventador; 
pero  no  posee  la  acepción  de  apuntador .^  persona  que  en  el 
teatro  se  coloca  en  un  agujero,  abierto  en  el  comedio  y  al 
borde  del  proscenio,  y  oculto  por  la  concha  á  la  vista  del  pú- 
blico, va  apuntando  (no  soplando^  á  los  actores  lo  que  han  de 
decir. 

SOROCHE,  PUNA 

Con  estos   nombres   conocemos  lo  que  en  francés  se  deno- 


SOT  439 

mina  mal  des  montagneSy  esto  es,  el  conjunto  de  síntomas  tales 
como  náuseas,  vértigos,  cefalalgia,  disnea,  palpitaciones,  etcé- 
tera, producidos  por  la  disminución  del  oxígeno  en  la  atmós- 
fera y,  según  algún  autor,  de  ácido  carbónico  en  las  arterias, 
á  causa  del  enrarecimiento  del  aire.  Enfermedad  que,  dicho 
sea  de  paso,  creo  que  padecemos  crónicamente  los  quiteños, 
conforme  lo  manifiestan  el  malestar  ordinario,  la  inacción,  el 
cansancio  que  nos  sobrevienen  al  más  ligero  trabajo,  la  debi- 
lidad física  y  moral,  la  fatiga,  etc.,  que  nos  constituyen  poco 
aptos  para  labores  sostenidas;  al  contrario  de  lo  que  nos  acaece 
á  nosotros  misinos,  cuando  estamos  al  nivel  del  mar  ó  siquiera 
en  alturas  menos  considerables  que  los  285o  metros  á  que  está 
Quito. 

La  costumbre  de  vivir  tan  alto,  sin  embargo,  ó  la  poca 
rapidez  con  que  las  caballerías  nos  llevan  cuando  ascendemos 
á  mayores  elevaciones,  y  la  acción  muscular  que  requiere  el 
ir  á  caballo  y  que,  como  todo  movimiento,  produce  en  el  orga- 
nismo ácido  carbónico,  ó  todo  esto  junto,  hace  que  la  ^?¿/7« 
ó  soroche  agudo  no  sea  tan  común  entre  nosotros,  como  es  en 
el  Perú,  Chile,  República  Argentina  y  otros  lugares,  donde  la 
rapidez  del  ascenso  y  la  casi  quietud  muscular  en  los  ferro- 
carriles y  carruajes,  ocasionan  á  las  veces  de  manera  alarmante 
los  efectos  de  una  considerable   baja  de  presión    barométrica. 

Soroche  llama  también  nuestro  pueblo  á  cualquier  guijarro 
que  contenga  partículas  metálicas  ó  que  brillen  como  metales. 

SOTA  (El) 

No  basta  el  vestir  calzón  para  ser  masculino;  sírvanos  de 
ejemplo  el  sujeto  ése  de  la  baraja,  que  aunque  gasta  gregües- 
cos  y  á  las  veces  espada,  amén  de  bigote  y  pera,  es  femenino, 
sí  señor,  x  ha  de  nombrarse  la  sota  y  no  el  sota. 

Cuando  se  usa  con  el  artículo  el  es  abreviatura  de  los  nom- 
bres de  los  subalternos  inmediatos  ó  sustitutos  en  algunos 
oficios,  como  de  sotacaballeriao^  sotacójjiitre,  etc. 

Tanto  el  sustantivo,  como  la  preposición  sota^  vienen  del 
latín  siibter. 

En  otros  idiomas  la  tercera  figura  de  los  naipes  tiene  nom- 


440  SUC 

bres  masculinos:   kiiave^  valet^  etc.,  que  significan  criado,  per- 
sona que  está  al  servicio  ó  debajo  de  otra,  siibtiis. 

SUBSISTENCIA 

Falta,  especialmente  la  de  asistencia,  cuando  se  pasa  lista. 
\'ocablo  inventado  en  los  cuarteles,  lo  mismo  que  el  verbo 
siguiente. 

SUBSISTIR 

Significa  permanecer,  durar  una  cosa  ó  conservarse;  tener 
con  qué  satisfacer  las  necesidades  de  la  existencia;  mas  no 
equivale  ti  faltar  ó  ausentarse^  según  lenguaje  de  nuestros  sol- 
dados y  aun  del  notable  escritor  don  Juan  Montalvo: 

«¡Pues  la  mesa  de  este  gran  señor!  Los  dos  reinos  son  sus  tributa- 
rios; la  perdiz  provocativa,  el  pichón  delicado,  el  :apón  suculento,  allí 
están  á  su  albedrío,  haciendo  requiebros  á  su  paladar  esquilimoso. 
Ni  por  lejano  el  mar  deja  de  ofrecerle  sus  productos:  el  rico  gusta  de 
peces  finos:  el  salmón,  hele  allí...  La  tortuga,  presente...  La  anguila, 
no  subsistefite...» 

{El  Buscapié.) 
SUBVE^XIOXAR 


Subvenir  significa  lo  propio  que  auxiliar,  amparar,  so- 
correr y  lo  mismo  que  pretendemos  decir  con  el  innecesario 
verbo  corregido. 

Trastrocamos  los  papeles  al  derivarlo  de  subvención;  pues 
este  sustantivo  se  deriva  de  subvenir. 

Subvencionar  ¿Será  un  nieto  espurio  que  trata  de  reempla- 
zar á  su  abuelo? 

SUCRE 


Unidad   monetaria  del  Ecuador.  Equivale  á  un  peso  duro. 


SÜT  441 


SUEDRO,  A 

El  inventor  de  este  barbarismo  debió  de  ser  un  yerno.  ¡Tan 
fecunda  es  la  inquina!,  y  probablemente  el  objeto  que  se  pro- 
puso el  de  hacer  más  aborrecibles  los  nombres  suegro^  suegra^ 
denominaciones  de  un  parentesco  que,  por  eufemismo,  los 
franceses  dicen  beají  pere  y  belle  mere. 

SUSCEPTIBLE,  SUSCEPTIBILIDAD 

Susceptible.  Adj,  Capaz  de  recibir  modiíicación  ó  impre- 
sión.— El  propenso  á  formar  sospecha  ó  á  tener  desconfianza, 
suspicaz;  el  que  se  siente  ú  ofende  con  facilidad,  sentido;  el 
que  con  facilidad  se  enoja,  vidrioso  ó  enojadizo^ — no  tam- 
poco enojan^  como  solemos  también  decir. 

Susceptibilidad ^  en  castellano  no  significa  nada;  aunque  en 
bárbaro  la  hacemos  sinónima  de  delicadez  y  suspicacia.  La 
hemos  trasladado  del  francés  susceptibilité^  lo  mismo  que  sus- 
ceptible, que  figuradamente  se  emplea  para  significar  lo  que 
nosotros  queremos  que  signifique  en  español:  hoirime  suscep- 
tible^ ho^nnie  facile  a  se  fácher  ou  a  s'offeiiser. 

SUTIL 

Ha  de  decirse  sutil. 

LÍ7nón  sutil . — Liiuón  ceuti ó  cebtí,  esto  es,  de  Ceuta  (Aféase 
Ceutil). 


dtr^l  -1t=1l  II  — »=«: 


TABIQUE 

Está  muy  bien  empleada  la  palabra  en  vez  de  vareqiie^  como 
decimos  bárbaramente  los  ecuatorianos  á  la  pared  delgada 
que,  por  lo  común,  sirve  para  la  división  de  los  cuartos  ó  apo- 
sentos de  una  casa;  pero  está  mal  empleada — como  han  co- 
menzado á  estilarlo  los  alarifes  y  pintores — ,  para  denominar 
el  alero  ó  alar^  ó  sea  la  parte  inferior  del  tejado,  que  sale 
fuera  de  la  pared  y  sirve  para  desviar  de  ella  las  aguas  llove- 
dizas. 

«Crecía  hasta  tocar  con  la  cabeza  en  los  aleros  de  los  tejados, 
y  meng'uaba  hasta  esconderse  debajo  de  la  tierra.» 

{Selgas — Rayo  de  sol.) 

«Oían  el  rumor  del  viento  que  silbaba  en  las  copas  de  los  árboles, 
bramaba  al  rasgarse  en  los  aleros  de  los  tejados...» 

( ídem — Ihidem . ) 

TABLADO 


Es  todo  suelo  formado  de  tablas  y  especialmente  el  pavi- 
mento del  teatro  en  que  se  representa,  ó  el  fondo  de  los  carros, 
ó  la  parte  de  la  cama  sobre  la  que  se  pone  el  colchón,  etc.;  pero 
los  ecuatorianos   llamamos    tablados  á  los  palenques  en  que  se 


444  TAI 

pone  la  gente  á  ver  una  función,  como   define  el  Vocabulario 
á  la  \Q)Z  palco,  y  por  antonomasia  á  los  de  las  plazas  de  toros. 

TACUNGA 


El  nombre  de  la  capital  de  la  Provincia  de  León  es  Lata- 
ctiiiga:  del  quichua  llacta^  ciudad,  pueblo,  país;  y  cunca^  gar- 
ganta (garganta  del  país).  Czinca  se  emplea  también  como 
partícula  pospositiva  ó  sufijo,  que  expresa  dónde  está  aqaello 
que  significa  el  radical,  etc. 

El  error  de  nuestro  pueblo  se  ha  extendido  hasta  el  Diccio- 
nario Castellano  Enciclopédico  de  D.  Manuel-  González  de  la 
Rosa,  quien  cree  que  La  es  artículo,  y  no  la  primera  sílaba  del 
nombre  de  la  ciudad  mencionada. 

TAITA 


Pad7''e. 

Es  curioso  hallar  la  palabra  iai'ta  en  lugares  de  Sud  Amé- 
rica donde  no  se  h  ablaba  el  quichua,  como  por  ejemplo  en 
Chile;  aunque  es  cierto  que,  por  motivos  de  que  da  expli- 
cación la  Historia,  abundan  ahí  las  voces  quichuas,  tales 
como  asna-ucho  (ají  fragante  ó  hediondo),  cocha-ymyo  (hierba 
de  agua  ó  de  mar),  gttagua^  etc.  Curioso  es,  asimismo,  como 
conservando  la  terminación  en  a^  los  chilenos  forman  el  dimi- 
nutivo de  iaíta^  tai  tita. 

Notable  es  también  el  parecido  del  taita  de  nuestros  aborí- 
genes con  el  tata  italiano;  y^  por  fin,  la  semejanza  del  aita 
vascuence,  que  casi  pone  en  duda  el  origen  netamente  quichua 
del  vocablo  sudamericano. 

«Taita,  dice  el  Diccionario,  nombre  con  que  el  niño  hace 
cariños  á  sus  padres,  á  su  nodriza,  ó  á  otra  persona  que  atiende 
á  su  cuidado  ó  crianza.  ||  Padre  de  la  mancebía.»  Así,  sin 
duda,  emplea  el  vocablo  don  Francisco  de  Quevedo. 

«{Para  qué  nos  persuades  eres  niña? 
{Importa  que  te  mueras  de  viruelas? 
Pues  la  falta  de  dientes  y  de  muelas 
Boca  de  taita  en  la  vejez  te  aliña.» 

{Quevedo — Sotietos:  A  una  vieja.) 


TAM  445 


TAJE 

El  corte  que  se  da  con  un  instrumento,  tajo;  el  corte  á 
golpe  sólo  de  hacha  ó  azuela,  que  los  carpinteros  hacen  á  tre- 
chos en  una  pieza  que  tiene  mucha  madera  que  desbastar,  para 
facilitar  la  operación,  cospe,  según  la  undécima  edición  del 
Léxico;  mas  no  se  encuentra  ya  el  vocablo  en  la  duodécima. 

«Y  á  pie  combate  y  resiste 
Dando  tajos  y  mandobles, 
Y  á  su  vigor  y  destreza 
Debió  el  no  morir  entonces.» 

{Saavedra — La  victoria  de  Pavía — Romance  i .":  Pescara  y  los  espa- 
ñoles i) 

TALAMOCO 


El  animal  racional  ó  irracional  con  el  iris  y  la  piel,  pelo  ó 
■  plumaje  más  ó  menos  blancos,  por  falta  del  pigmento  que 
colorea  aquellas  partes  del  cuerpo,  se  llama  albino. 

Como  se  ha  dicho  en  la  palabra /^/^rír,  nuestro  pueblo  de  la 
serranía  denomina  itrcit-camaslica  á  las  gentes  albinas,  por 
parecer  cubiertas  de  nieve  ó  escarcha. 

Albino  del  latín  albns^  del  griego  a/.¿o;,  blanco. 

TAMAL 

El  Léxico  académico  trae  la  palabra  y  la  define:  «Especie  de 
empanada  de  harina  de  maíz,  muy  usada  en  América,» — lo 
cual  es  confundir  géneros  diversos  y  aun  familias  ó  clases  dis- 
tintas, como  si  dijésemos  «caballo  es  una  especie  de  buey,» 
ó  como  decía  un  italiano  explicando  lo  que  es  un  loro  (lora 
decimos  los  ecuatorianos)  «una  gallina  verde  que  parla  como 
la  gente.» 

El  tamal  es  una  masa  de  harina  de  maíz,  de  almidón,  de 
plátano  ó  de  otra  cosa,  envuelta  en  hojas  de  achira  ó  del 
mismo  plátano  y  cocida  al  vapor, — no  en  horno,  como  dice  el 


446  TAP 

Diccionario  de  la  empanada, — como  las  chocloiandas^  cliigiUles 
y  quimbolitos  (Véanse  estas  palabras), 

TAMBARRIA 


Dicen  los  ecuatorianos  y  rcmolieiida  los  chilenos  al  holgo- 
rio^ parranda  ó  jarana . 

TAMBO 


Tampn^  quichua,  venta,  mesón;  tanipucania  ó  tampucauta- 
yoc^  ventero,  mesonero.  En  la  República  Argentina  nombran 
tambo  al  lugar  donde  hay  vacas  ó  se  vende  su  leche,  es  decir, 
á  la  vaquería . 

TAMO 


No  está  mal  dicho;  pero  es  la  paja  más  menuda,  casi  con- 
vertida en  polvo,  del  trigo,  centeno,  cebada,  avena,  lino,  etcé- 
tera, trillados.  El  grueso,  el  que  los  ecuatorianos  denominamos 
propiamente  tajuo^  tiene  varios  nombres  en  castellano,  según 
la  semilla  de  que  proviene:  trigaza^  centenaza^  ó  también 
pe/asa  (aunque  no  encontramos  ya  esta  palabra  en  la  décima 
segunda  edición  del  Diccionario),  y  genéricamente  paja. 

«Porque  así  como  mandó  Faraón  cosas  imposibles  á  los  hijos  de 
Israel,  ordenando  que  no  les  diesen  paja  para  encender  los  hornos; 
como  antes  se  la  daban,  mas  que  no  por  eso  dexasen  de  dar  la  misma 
tarea  y  trabajo  de  los  adobes  que  hacían  cuando  les  daban  anees  la 
provisión  de  paja...» 

{Nieremberg — Diferencia  entre  lo  temporal  y  éter  710.) 
TAPANCA 


Gualdrapa. 

«Eran  de  terciopelo  carmesí  aforradas  en  tela  de  oro,  jubones  de 
raso  blanco  con  boto-nes  de  oro...  collares  de  oro  con  mucha  pedrería, 
gualdrapas  de  terciopelo,  frenos,  estribos  y  guarniciones  de  los  caba- 
llos doradas.'» 

{Mesonero  Romanos — Et  antiguo  Madrid.) 


TAP  447 

TAPIAL 

Es  el  molde  con  que  se  fabrican  las  tapias  ó  paredes,   que 
se  hacen  de  tierra  pisada  en  una  horma,  ó  sea  en  el  tapial. 
Tapia  es,  pues,  lo  que  nombramos  tapial. 

«Esperando  que...  no  consentiría  que  su  pobre  Paquita  pasara  á 
manos  de  un  desconocido,  y  se  perdiesen  para  siempre  tantas  caricias, 
tantas  lág-rimas  y  tantos   suspiros   estrellados  en  las  tapias  del  corral.» 

{Moratin — El  sí  de  las  niñas.) 

«Con  el  intelice  Suceso  deste  asalto  no  se  alteró  nada  Don  Juan  de 
Austria;  antes  viendo  que  la  artillería  hacía  poco  efecto  en  las  casas,  y 
que  solamente  horadaba  las  paredes  de  tapias^  y  no  derribaba  tanta 
tierra  que  pudiese  hacer  escape  {)or  donde  poder  subir  la  gente,  acordó 
de  hacer  una  mina...» 

{Ltíis  de  Mári7tol  Carvajal — Rebelión  y  castigo  de  los  moros  de 
Granada.) 

«Al  frente  cortaban  el  horizonte  los  áridos  cerros  de  San  Isidro, 
coronados  no  de  hermosos  árboles  y  misteriosos  castillos,  sino  de 
ahumados  tejares  y  tristes  cementerios,  circuidos  de  tapias  de  tierras.» 

{Triieba — Desde  Madrid  al  cielo.) 
TAPIALAR  ó  ATAPIALAR 

Dígase  tapiar. 

«...  Porque  antes  que  un  mundano  sea  arrebatado  de  los  demonios 
para  llevarle  á  la  tierra  tenebrosa  del  Infierno,  es  en  esta  vida  abru- 
mado, y  puesto  en  una  obscuridad  tan  grande,  que  ni  vea  un  rayo  de 
luz  de  un  desengaño,  y  esté  como  tapiado  para  que  no  entre  en  su  cora- 
zón contento  y  alegría  cumplida.» 

{Nteremberg — Difere7icia  e7itre  lo  temporal  y  eterno.) 

«Llegado  al  convento,  que  estaba  cerca  del  bosque,  halló  tapiada 
la  puerta  que  antes  solía  servir,  y  que  habían  abierto  otra  en  otra 
parte.» 

{ídem — Ib  ídem . ) 


448  TAS 

tapíale  R  A 

Como  al  sustantivo  tapial  le  hemos  dado  la  significación 
de  tapia,  nos  hemos  visto  en  la  necesidad  de  criar  un  nuevo 
vocablo,  tapialera^  que  ni  existe  en  el  Léxico,  ni  es  necesario 
en  nuestro  idioma.  ¡Cuántos  trabajos  se  ahorraría  la  ignoran- 
cia, si  se  tomase  el  trabajo  de  estudiar! 

TAQUILLA  ó  TAQUILLO,  TAQUILLAR,  TAQUILLADQ 

La  espiguita  ó  clavo  de  madera  con  que  se  aseguran  los 
tacones  y  algunas  veces  también  las  suelas  de  los  zapatos,  se 
llama  estaquilla;  asegurar  con  estaquillas^  estaquillar^  y  por 
consiguiente  estaquillado  debe  llamarse  lo  asegurado  con 
estaquillas. 

Taquilla  significa  papelera,  ó  armario  para  guardar  pape- 
les, que  se  usa  principalmente  en  las  oficinas. 

TASCAR 


Por  lo  que  atañe  al  significado  etimológico,  tascar  (de 
masticare J  no  posee  actualmente  más  que  dos  acepciones:  que- 
brantar con  ruido  la  hierba  las  bestias  cuando  pacen;  y  mor- 
der el  caballo  el  bocado  ó  moverle  entre  los  dientes,  ó  sea,  lo 
propio  que  expresa  la  frase  tascar  el  freno. 

En  ambos  casos,  pues,  eso  de  tascar  es  cosa  de  bestias;  no 
obstante,  nuestras  gentes, — motivos  de  propia  conciencia  ten- 
drán para  ello, — lo  tascan  todo,  en  vez  de  tnorderlo  ó  mas- 
carlo ó  comerlo^  según  las  circunstancias. 

(Véase  el  primer  ejemplo  de  Oscuro.^ 

TASÍN 

Tiene  en  quichua  dos  significaciones,  recta  la  una,  figu- 
rada la  otra:  la  de  nido  y  la  de  rosca  ó  aro  en  que  se  asientan 
las  ollas,  etc.  Entendemos  que  la  recta  es  la  de  nido  ó  nidal  ó 
aun  nidada,  porque  dichos  objetos  de  la  naturaleza  debieron  de 
haber  sido  los  primeros  que  impresionaron  los  sentidos  de  los 


TAI)  449 

hombres  de  la  naturaleza^  esto  es,  de  los  antiguos  pobladores 
de  nuestras  tierras.  Además  hoy  mismo  llámase  tasín  con  espe- 
cialidad al  nido  y  pollazón,  y  como  secundariamente  á  la  rosca 
ó  aro  de  que  se  habló  antes.  Tasinnnia^  cabeza  desgreñada, 
sin  peinar,  como  un  nido. 

Por  parecer  derivado  de  taza,  á  la  que  se  asemeja  en  la 
forma,  alguien  ha  creído  que  debería  escribirse  tacín;  pero  el 
vocablo  es  conocidamente  quichua.  Las  similitudes,  tocante  á 
derivaciones  y  etimologías,  pueden  conducirnos  á  chistes  tan 
festivos  como  el  de  un  niediqnero, — según  nombra  nuestro 
pueblo  á  los  charlatanes,  saludadores,  matasanos  ó  curande- 
ros,— que  traducía  de  un  recetario  francés  tetes  de  pavot^  tetas 
de  pavo ^  en  vez  de  cabezas  de  adormidera. 

Véase  la  manera  de  discurrir  de  un  ingenioso  etimólogo: 
«Opodeldoch^  que  se  pronuncia  opodeldog^  es  claramente  hopo 
del  dogo,  cola  del  perro, — sin  duda  porque  el  inventor  del  re- 
ferido bálsamo  lo  empleó  primero  para  curar  el  apéndice 
caudal  de  uno  de  dichos  cuadrúpedos.  Es  origen  que  se  le 
ocurre  á  cualquiera  sin  que  le  sude  el  hopo». 

TAURA 


Tahnr. 

«Fulano  es  un  taiira^»  oímos  decir  de  tal  ó  cual  individuo 
no  muy  ejemplar  en  su  conducta. 

El  Diccionario  contiene  las  voces  tahnr  y  tahurería  para 
significar,  con  la  primera  al  jugador  fullero,  y  con  la  segunda 
el  garito  ó  casa  de  juego,  el  vicio  de  los  tahúres  y,  por  fin,  el 
modo  de  jugar  con  trampas  ó  engaños. 

F>1  vocablo  tanra  es  más  comprensivo  como  dicterio,  y  tiene 
el  origen  siguiente:  allá,  en  una  de  las  varias  revueltas  á  que, 
desde  la  emancipación,  hemos  estado  sometidos  los  malaven- 
turados ecuatorianos,  un  caudillo  trajo  á  Quito  un  escuadrón 
de  negros  y  mulatos,  naturales  de  la  parrocjuia  de  Taiira  en 
el  cantón  de  Guayaquil.  Soldados  ad  hoc  para  sólo  la  revolu- 
ción, no  eran  naturalmente  ni  subordinados,  ni  moralizados, 
ni  maldita   la   cosa  y,  como   es   natural  también,   cometieron 

•29 


450 


TAX 


toda  clase  de  tropelías  y  desafueros,  que  contribuyeron  no 
poco  á  la  inmediata  impopularidad  del  aludido  caudillo  y  á  las 
mediatas  revoluciones  con  que  se  le  fustigó,  quedando  en  pie 
el  nombre  taura^  con  que,  adjetivado,  se  denomina  á  las  gen- 
tes no  tenidas  en  olor  de  santidad. 

Cuervo,  corrigiendo  la  pronunciación  de  la  palabra  tahiw, 
recuerda  el  testimonio  de  Guibert,  según  quien,  significaba 
irichdn^  pillo ^  y  la  opinión  de  Littré  que  dice  es  la  misma  pa- 
labra tafir  que  Freytag  traduce:  vir  sordens  et  squaleus,  y 
agrega: 

«Es  el  caso  qué  tafiwes  llamaban  á  aquella  muchedumbre  haraposa 
y  hambrienta  que  acompañaba  al  ejército  de  los  cruzados,  )'  se  hizo 
temer,  tanto  por  su  valor  como  por  la  voz  que  corría  de  haber  devorado 
ansiosamente  los  cadáveres  sarracenos.» 

{Ciiervo — Apjintaciones  criticas  sobre  el  lenguaje  bogotano.) 

Sea  de  esto  lo  que  fuere,  de  tahítr  y  tafur  se  formaron 
tahiirería  y  lafiirería.  El  rey  don  Alfonso  agregó  á  las  Siete 
Partidas,  una  del  Digesto,  según  la  cual  sólo  se  castigaba  el 
delito  de  homicidio,  de  los  cometidos  en  los  garitos,  porque, 
dice:  «todo  ome  debe  asmar  que  los  tahitres  ó  los  vellacos, 
usando  la  tahurería^  por  fuerza  conviene  que  sean  ladrones 
é  omes  de  mala  vida;  é  por  ende,  si  le  furtaran  algo  ó  le  íicie- 
sen  otro  daño,  suya  es  la  culpa  de  aquel  que  ha  la  compañía 
con  ellos.» 

«La  lengua  implacable  llama  indistintamente  banquero,  lo  mismo  al 
hombre  de  negocios  que  al  tahúr.» 

{Selgas — Mundo,  demonio  y  carjie.) 
TAXO 

Fruto  de  la  planta  trepadora  Taxonia  mixta:  hay  dos  ó 
tres  variedades,  más  ó  menos  dulces,  pero  siempre  con  un 
aroma  muy  agradable. 

El  nombre  indígena  ha  servido  para  la  denominación  cien- 
tífica del  género,  Taxonia.,  estimado  además  de  los  frutos,  por 
las  hermosas  flores. 


TEM  45. 


TAZ  CON  TAZ 


El  modo  adverbial  castizo  es  taz  á  taz. 
TEJE  MADEJE 

1.a  expresión  familiar  con  que  se  da  á  entender  la  destreza 
de  alguno  en  asuntos  y  negocios,  ó  la  acuciosidad  en  un  tra- 
bajo, es  teje  maneje. 

«\  su  futuro  yerno,  loco  de  atar  3-  completamente  inexperto  en  el 
ieje  maneje  de  la  Bolsa...» 


{Selgas — Mit7ido,  demonio  y  carne.) 


TELA   DE    HUEVO 


El  que  quiera  decir  lo  mismo  con  una  sola  palabra,  diga 
fárfara:  de  donde  proviene  el  modo  adverbial  en  fárfara, 
«que  expresa  el  modo  de  estar  el  huevo  que  se  halla  dentro 
de  la  gallina  con  sola  \2i  fárfara,  sin  haber  criado  la  cascara...» 

TEMA    (El) 

Proposición  ó  texto  que  se  toma  por  asunto  ó  materia  de 
un  discurso,  masculino;  idea  fija  de  los  dementes,  porfía,  obs- 
tinación, contumacia,  femenino.  No  obstante,  los  cajistas  hi- 
cieron decir  á  Montalvo: 

«No  lo  era  (loco)  D.  Quijote  sino  en  lo  concerniente  á  la  caballería, 
mostrándose,  por  el  contrario,  cuerdo  y  hasta  sabio  en  lo  que  no  to- 
caba á  su  negro  tema.-» 

(Capítulos  que  se  te  otvidaron  á  Cervantes.) 
TEMBLADERA 

Posee  varios  nombres  el  sitio  cenagoso  que,  con  poco  mo- 
vimiento que  se  haga,  retiembla:    tembladero^   tembladal,  tre- 


452  TEM 

inedal^  tremadal. — (Tremar.,  ant.,  treiner.,  del  latín   tremeré., 
temblar). 

Tembladera    en    español    es    lo    que    nosotros    llamamos 
totuma.  (Véase  esta  palabra.) 

TEMBLOR 


Leve  ó  fuerte,  de  alguna  duración  ó  pasajero,  el  movi- 
miento del  terreno,  ocasionado  por  varias  causas  geológicas, 
se  llama  terremoto.,  que  quiere  decir  movimiento  de  tierra. 
Nosotros  denominamos  así  á  los  fuertes,  y  á  los  leves  temblor. 

Como  este  sustantivo  significa  otra  cosa,  al  menos  debemos 
especificar  diciendo  temblor  de  tierra. 

TEMPERAMENTO 

Según  los  fisiólogos  es  la  constitución  particular  de  cada 
individuo:  modo  de  ser  proveniente  del  predominio  en  el  orga- 
nismo de  la  acción  de  un  órgano  ó  de  u.n  sistema  de  órganos. 

No  es,  pues,  lo  propio  que  temperatura  ni  clima. 

«Se  obstinan  en  que  el  temperamento.,  la  edad  ni  el  genio  no  han  de 
tener  influencia  alguna  en  sus  inclinaciones,  ó  en  que  su  voluntad  ha 
de  torcerse  al  capricho  de  quien  las  gobierna.» 

{Don  Leandro  Fernández  de  Mor  afín — El  si  de  las  niñas.) 

«Además  la  conducta  de  Guillen  no  le  hacía  maldita  la  gracia,  y  se 
sentía  muy  dispuesto  á  penetrar  en  el  secreto  de  aquel  extraño  proce- 
der, á  viva  fuerza:  este  era  su  temperamento .» 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 


TEMPLAR,  TEMPLARSE,  TEMPLE 

Son  lo  opuesto  de  lo  que  los  ecuatorianos  queremos  que 
signifiquen;  pues  templar  equivale  á  moderar,  entibiar  ó  sua- 
vizar la  fuerza  de  una  cosa    y  templarse  á  contenerse,  mode- 


K 


TER  453 

rarse,  y  evitar  el  exceso  en  una  materia.  Nosotros  atribuímos 
el  calificativo  de  templado  al  hombre  ó  á  las  acciones  enérgi- 
cas y  vigorosas;  y  damos  á  templarse  la  significación  de  arros- 
trar peligros,  acometer  resueltamente  actos  de  valor,  de  teme- 
ridad y  aun  de  crueldad.  Temple^  por  lo  mismo,  quiere  decir 
en  nuestra  jerga,  energía]  y  para  que  se  vea  cuan  contrarias 
y  extravagantes  son  las  acepciones  que  damos  á  las  voces  los 
americanos,  anotaremos  que  en  Chile  templado  significa  enamo- 
rado^ y  temple  ó  tiemple  que  es  lo  más  común,  ena?nora- 
mientOy  amor^  así  como  también  qiierido^  amante. 

Es  de  sospechar  que  vienen  las  erróneas  acepciones  ecua- 
torianas, ya  de  la  de  valiente  con  serenidad  que  los  españoles 
dan  familiarmente  á  templado.,  ya  de  la  operación  de  templar 
los  metales,  de  donde  acaso  se  tomó  aun  la  dicha  expresión 
familiar  española,  ya  de  entesar  ó  dar  tensión  á  las  cuerdas  de 
un  instrumento  músico,  etc. 

TENDER    (la    cama) 

Excusado  sería  copiar  aquí  las  varias  acepciones  del  verbo 
tender,  ninguna  de  las  cuales  corresponde  á  la  de  preparar  la 
cama  para  acostarse  en  ella;  aunque  como  parte  de  dicha  ope- 
ración entre  la  de  tender  ó  extender  las  sábanas  y  frazadas 
sobre  los  colchones. 

La  frase  propia  es  hacer  la  cama;  así  como  también  se  dice 
en  España  estar  la  cama  liecha,  y  no  tendida.,  cuando  está  pre- 
parada para  que  en  ella  nos  acostemos. 

«La  cama  se  encontraba  hecha^  intacta,  y  por  debajo  de  la  guarni- 
ción, etc.» 

{Selgas — Xona.) 

TERCENA 


Llámase  el  almacén  en  que  el  Estado   vende   directamente 
tabaco  ú  otros  efectos  estancados. 

Xo  se  comprende  por  qué  extravagancia,  aunque  la  carne 


454  TER 

jamás  que  sepamos  se  ha  estancado  (excepto  en  épocas  de  no 
grata  recordación  en  que  el  público  comía  carne  de  Gobierno)^ 
los  ecuatorianos  llamamos  tercenas  á  las  carnicerías^  ó  tiende- 
cillas  ó  puestos  de  carne,  esto  es,  á  los  lugares  en  que  se  vende 
carne  al  por  menor. 

En  cambio,  á  la  palabra  carnicería  hemos  elevado  á  la  con- 
dición de  matadero  (lugar  donde  se  mata  el  ganado)  ó  de 
rastro  (sitio  donde  se  vende  la  carne  al  por  mayor). 

TERCENISTA 


Persona  que  tiene  á  su  cargo  la  tercena^  ó  sea  pues,  el 
individuo  encargado  de  vender  efectos  estancados  por  el  fisco, 
y  no  la  persona  que  vende  carne,  quiere  decir,  el  carnicero . 

TERCO 

Damos  á  este  adjetivo  significaciones  que  no  tiene,  recta 
ni  tropológlcamente:  despegado^  desamorado^  desamoroso^  se- 
vero^ serio ^  etc. 

Defínelo  el  Vocabulario:  «TERCO,  CA.  adj.  Pertinaz,  obsti- 
nado é  irreducible.  ||  Persistente,  duro  y  bronco,  como  el 
mármol  y  otras  cosas.» 

TERNEJO 

Ternejón^  palabra  que  encontramos  en  el  Léxico,  es  sinó- 
nima de  ternerón^  adjetivo  familiar  que  se  aplica  al  que  se 
enternece  con  facilidad;  de  donde  resulta  que  ternejón  es  cosa 
contraria,  no  sólo  distinta,  de  las  significaciones  que  damos  á 
ternejo:  enérgico,  vigoroso. 

Terne ^  sin  embargo,  aunque  familiarmente,  se  emplea  en 
el  sentido  de  valentón,  y  es  de  suponer  que  de  ahí  hemos 
sacado  nuestro  adjetivo  ternejo.  O  quizá  de  terno^  que  en  plu- 
ral y  con  el  verbo  echar  equivale  á  porvidas,  juramentos  y 
otros  primores  que  salen  de  las  bocas  especialmente  de  los 
perdonavidas,  jaques  y  matones,  esto  es,  de  los  que  nombra- 
mos terne  jos. 


TES  455 

TERQUEDAD 

Que  se  dice  también  terqueza  y  terquería^  viene  de  teyco\ 
y  conforme  lo  que  se  ha  dicho  en  esta  palabra,  significa  perti- 
nacia^ obstinación,  injlexibilidad^  porfía^  disputa  molesta  y 
cansada^  inflexible  á  la  razón\  y  no  desvio^  alejamiento^  des- 
apego. 

TESTAR 

No  es  subrayar.  Tratándose  de  cosa  escrita,  significa 
borrarla . 

TESTIMOXQ 

Testimonio. 

«Y  porque  no  sea  todo  bueno  (aunque  lo  es  todo  para  los  buenos); 
ven'anse  malos  v  ruines  tratos  y  grandes  desag'radecimientos  contra  el 
Santo;  falsos  festimofiíos,  malicias,  mentiras,  y  motines  de  aminros  y 
enemigos.» 

(Sigüe)iza — Vida  de  Saíi  Jerónimo.) 

Otra  vez  yo  ataré  corto 
Al  que  me  pida  dinero 
Sin  recibo...  y  testimojiio 
De  no  morir  insolvente, 
No  vuelvo  á  prestar  al  prójimo. 

{Bretón  de  los  Herreros — ¡Aliiérete  y  verás!) 

...Y  aunque  impida 
La  muerte  de  Don  Antonio 
Ver  tiestas,  en  testimo7iio 
De  su  amistad... 

{Fr.  Gabriel  Te'llez — Marta  la  piadosa.) 


456  TIE 


TIBIAR 


Entibiar. 

—  Para  algo  ha  de  ser,  pues,  que  aumentamos  la  preposi- 
ción inseparable  en  á  unos  cuantos  vocablos  que  no  la  nece- 
sitan. 

Claro  está:  para  poder  cercenar  dicha  preposición  á  otras 
palabras,  cuando  nos  venga  deseo. 

TIExMPO  (Hacer) 

Ocuparse  en  alguna  cosa  mientras  llega  el  tiempo  señalado 
para  una  ocupación,  expresan  los  españoles  con  la  frase  hacer 
hora.  Nosotros  lo  expresamos  con  la  frase  Jiacer  tiempo^  que 
en  España  significa  esperar  el  momento  oportuno  para  una 
diligencia. 

A  las  veces,  nuestro  hacer  tiempo  equivale  también  á  las 
frases  figuradas  castellanas  uiatar  el  tiempo.^  entretener  el 
tiempo  ó  engañar  el  tiempo.,  ocuparse  uno  en  algo,  para  que 
el  tiempo  se  le  haga  más  corto. 

TIERNO 

Significa  blando,  delicado,  y  aunque  en  sentido  figurado 
se  emplee  también  como  reciente  ó  moderno.,  está  mal  que, 
como  única  significación,  le  demos  en  el  Ecuador  la  de  no  ma- 
duro ó  que  no  ha  llegado  á  sazón  ó  á  punto. 

Así  decimos  «esta  fruta  está  tierna,»  y  expresamos  lo  con- 
trario de  lo  que  nos  proponemos;  pues  tiernos  estarían  la  chi- 
rimoya, ó  el  plátano,  ó  las  uvas,  que,  por  haber  llegado  á  su 
madurez,  estuviesen  blandos  y  delicados,  y  no  los  que,  aun 
verdes  ó  en  agraz.,  encontramos  duros,  ásperos  y  desagra- 
dables. 

Carites  verdes  se  dice  en  portugués  á  las  carnes  frescas  ó 
recientes  de  las  carnicerías,  etc. 


TIN  457 

TIGRILLO 


Llamamos  á  un  Pardinoe  pequeño,  de  hermosa  piel  seme- 
jante á  la  del  tigre.  Linneo  dio  la  denominación  de  Felis  par- 
dalis  á  la  especie  cuyo  nombre  vulgar  anotamos. 

TINAJERA  (La) 

■  El  sitio  ó  lugar  destinado  á  las  tinajas,  ó  la  armazón  en  que 
se  ponen  la  piedra  de  filtrar  el  agua  potable  y  la  tinaja  que  la 
recibe,  tinajero^  masculino. 

TINGAR,  TINGAZO 

Tingar^  dar  capirotes  ó  papirotes,  debe  de  ser  quichua: 
tiiicuni^  darse  una  cosa  con  otra,  toparse,  golpearse;  tincií- 
cJiiiii,  íincimactmi^  competir,  desafiarse,  combatir,  etc. 

Tingazo  &%  papirote^  papirotada^  papirotazo^  capirote^  ca- 
pirotazo. 

«Jerónimo. — Bendita  sea  tu  boquita  de  miel! 
Rosa. — íDándole  un  papirotazo.)  Anda  malo!» 

(Triteba — Rl  tiro  por  la  culata.) 
TINTERILLO 

Nada  diremos  particularmente  de  este  entremetido,  que 
anda  ya  tan  dueño  de  los  tribunales,  como  del  art.  48  del  Có- 
digo de  Enjuiciamientos  en  Materia  Civil  de  la  República  del 
Ecuador.  (Véase  el  quichuismo  Quilcacama.^ 

TINTERO 


Es  sólo  el  vaso  en  que  se  tiene  la  tinta.  El  juego  de  tintero.^ 
salbadera,  y  algunas  veces  también  de  plumas,  plegadera  y 
otros  útiles,  colocado  en  una  pieza  de  metal,  madera  ó  cristal, 
se  ÚGnomina.  escridania.  No  está,  pues,  bien  expresado:  <Lafor- 


k 


45S  TIR 

tuna  del  célebre  escritor  quedó  reducida  á  su  mesa  de  escribir 
y  á  un  tintero  de  su  especial  cariño,  compuesto  de  un  frasco 
de  tinta,  arenillero,  corta  papel  y  plumas,  contenidos  en  un 
elegante  recipiente  de  metal  amarillo,  color  de  bronce,  repre- 
sentando el  grupo  de  Laocoonte  hallado  en  los  establecimien- 
tos balnearios  de  Tito.» 

Con  las  lenguas  sucede  generalmente  lo  que  con  las  gentes: 
las  en  verdad  opulentas  y  además  de  buen  tono,  lo  manifiestan 
por  la  sencillez  de  los  adornos  y  por  la  lujosa  parsimonia  de 
alhajas,  randas  y  bordados;  mientras  que  los  pobretones, 
cuando  pueden,  se  cargan  de  joyas  y  de  sedas  y  de  primores, 
que  no  manifiestan  más  riqueza  que  la  del  mal  gusto. 

Las  lenguas  concisas  lo  son  por  ricas;  los  idiomas  pobres 
necesitan  de  rodeos  para  la  expresión  de  las  ideas,  es  decir, 
gastan  muchas  palabras  por  escasez  de  palabras.  La  lengua  de 
Castilla  es,  de  cierto,  entre  las  vivas,  una  de  las  más  abundan- 
tes; por  lo  que,  como  se  ha  repetido  varias  veces  en  estas 
Consultas,  debemos  presumir  que  no  nos  expresamos  castiza- 
mente, cuando  empleamos  circunlocuciones  para  presentar 
un  pensamiento  ó  empleamos  varias  voces  para  denominar  un 
objeto. 

Pudo  decirse  con  menos  vocablos:  Los  bienes  de  fortuna 
del  célebre  escritor  quedaron  reducidos  á  su  escritorio  y  á  una 
elegante  escribanía  bronceada^  que  representaba  el  grupo  de 
Laocoonte,  hallado  en  los  baños  de  Tito. 

TIPO 


I 


Dice  el  Diccionario:  «(del  lat.  tipus^  del  gr.  rJ-o:)  m.  Mo- 
delo, ejemplar.  [|  Letra  de  imprenta.  ||  Cada  una  de  las  clases 
de  esta  letra.» 

No  existe,  pues,  hierba  alguna  en  Kspaña  que  se  llame 
tipo;  aunque  sí  hay  la  planta  misma,  cuyo  nombre  es  poleo. 

Tipo,  seguramente  del  quichua  tipji,  crespo,  por  la  inser- 
ción ensortijada  de  las  flores  á&\  poleo. 

TIRICIA 

La  voz    ictericia,  de  '.xtcoo:.   oropéndola,   por  el  color  ama- 


TIR  459 

rillo  de  esta  ave,  ó  de  i/t-.v.  milano,  ó  de  '.xt'.:,  garduña,  cuyos 
ojos,  como  los  del  ictérico,  son  amarillos;  la  voz  ictei^ict'a^  de- 
,  cimos,  según  la  etimología,  es  la  palabra  más  apropiada  para 
expresar  la  enfermedad,  cuyo  síntoma  más  visible,  la  amarillez 
verdosa,  ha  servido  á  varios  autores  desde  antiguo  para 
denominarle:  Jjwrbus  arqitatns^  es  decir,  de  uno  de  los  matices 
del  arco  iris,  la  llamó  Celsio;  auriga^  A^atiriiSy  oro,  la  nombró 
Planto.  Sin  embargo,  el  uso,  supremo  juez  y  arbitro  en  mate- 
ria de  idioma,  deformó  el  referido  vocablo  ap'ro[)iado,  y  la  pa- 
labra tiricia^  que  corrige  el  señor  don  Pedro  Fermín  Cevallos 
en  su  Breve  Caiálago  de  errores^  continúa  campante  en  las 
obras  de  Medicina,  ni  más  ni  menos  como  la  usa  nuestro 
pueblo. 

No  trae  el  Diccionario  el  vocablo  tiricia^  mas  sí  el  icte- 
ricia . 

¿Por  qué  no  lleva  á  una  gruta 
Su  negra  misantropía? 
Malo  está  ese  hombre.  Yo  creo 
Que  padece  de  ictericia. 

{Bretófi  de  los  Herreros — ¡Mue'refe  y  verás!) 

Melancólico  era  el  ún(j, 
De  edad  cascada  y  marchita 
Macilento,  enjuto,  grave 
Rostro  como  de  ictericia, 

{Saavedra — Una  noche  de  Madrid — Romance  i,°:  Tres  galanes.) 

Los  ecuatorianos  pueden  apoyarse,  no  solamente  en  la 
autoridad  de  las  obras  médicas  españolas,  sino  en  la  de  don 
L.  Moratín,  que  en  la  Lección  poética.,  escribe: 

...Llena  de  jirones 
La  pobreza  con  cara  de  tiricia... 

TIRO 


Caballos  de  tiro  decimos  los  ecuatorianos  á  los  que  se  llevan 


46o  TIS 

sin  servir,  á  prevención^  ó  de  repíiesto,  ó  de  respeto,  vayan 
sueltos  ó  del  diestro. 

Tiro^  en  castellano,  es  conjunto  de  caballerías  que  tiran 
de  un  carruaje;  tratándose  de  aquéllos,  está  pues  mal  empleada 
nuestra  denominación. 

El  Diccionario  no  trae  la  caballo  de  mano^  que  hallamos  en 
escritores  españoles  como  don  Pedro  A.  de  Alarcón, 

«Así  sucede  á  los  viajeros  que  les  embisten  los  bagiiales  y  los  dejan 
sin  poder  continuar,  llexándoseles  los  caballos  mansos  de  7'espeto  ó  de 
remada.-» 

{Azara —  Viaje  por  ¡a  América  Meridio7ial.). 

«El  día  que  cruzó  por  aquí,  iba  muy  bien  vestido  (Muley-Ahmedj, 
todo  de  blanco,  montado  en  una  hermosísima  yegua,  blanca  también, 
3^  seg-uido  de  tres  caballos  de  mano. ..y- 

(Don  P.  A.  de  Alarcón — La  Guerra  de  África.) 

«Después  venía  el  Príncipe  (MuIey-el-Abbas),  montado  en  una  ca- 
ballo alazán,  ricamente  enjaezado,  y  seguido  de  tres  caballos  de  mano 
que  conducían  del  diestro  tres  esclavos  negros.» 

( ídem — Ibidem . ) 

Del  propio  modo  clievaux  de  niaiii  denominan  los  franceses 
á  los  caballos  de  repuesto:  «Les  convoyeurs  étaient  adtnir able- 
nte nt  montes  et  condnisaient  des  chevanx  de  inain>^. 

TISERAS 


Tijeras,  tijera. 

La  verde  yerba  nace  tan  menuda 
Orillas  del  estero  cristalino, 
Y  toda  por  igual  ¡)or  donde  quiera. 
Como  si  la  cor  taran  con  tijej'a. 

{Pedro  de  Oña — Arauco  domado. 

Ya  le  crece  la  barba,  é  valle  alongando. 
Dijo  mió  Cid  de  la  su  boca  á  tanto: 


TOD  461 

Por  amor  del  Rey  Alfonso,  que  de  tierra  me  ha  echado, 
Niii  entraríe  en  ella  tijera,  ni  un  pelo  non  habríe  tirado: 
E  que  fablasen  desto  moros  é  cristianos. 

{Poema  del  Cid.) 

¡Corta!...  ¡Corta!...  \Qué  tijera/ 
{MartÍ7iez  de  la  Rosa — La  niña  eji  casa  y  la  madre  e7i  la  tiiáscara.) 

Tiseras  usábase  en  la  antigüedad  en  España;    por  lo  que 
Hartzembusch,  imitando  el  antiguo  romance,  decía: 

«É  cuando  á  la  primer  tiserada  sintió  el  frío  del  hierro,  dígovos  que 
le  paresció  que  le  atravesaban  el  cuer  con  una  dag^a  buida.» 

{Hartzembusch — Mariquita  la  pelona — Crónica  del  siglo  XV.) 

«Desviábase  mal  su  grado  á  un  lado  é  otro  fugiendo  las  mordeduras 
tiseras,  cuyo  fuerte  golpeo  é  crujido  feríale  acerbamente  las  orejas. >> 

( ídem. — Ibidem . ) 

TOCTE  ó  TOGTE 


Magnífico  árbol  ecuatoriano  íjitglans  ntgra,  cinérea}), 
cuya  excelente  madera  oscura  emplean  con  gran  estimación 
los  ebanistas,  y  cuya  nuez  esférica,  más  escabrosa  y  mucho 
más  dura  que  la  del  nogal  europeo,  contiene  también  una  parte 
comestible  parecida  á  la  del  fruto  del  Juglans  regia.,  aunque 
menos  dulce. 

El  sarcocarpo  es  más  astringente  aún  que  el  de  la  nuez 
últimamente  nombrada. 

TODITO 


Si  el  adjetivo  1)oco  ó  el  sustantivo  parte  son  susceptibles  de 
diminución,  supuesto  que  lo  poco  puede  ser  más  poco,  esto 
^s,.,  poqiíito.,y\2i  parte.,  muy  pequeña,  es  decir,  partecita;  mu- 
cho en  ningún  caso  podrá  ser  miLchito.,  y  menos  todavía  será 
posible  que  todo.^  quiere  decir,  la  cosa  íntegra  ó  el  exceso  de 


462  TOQ 

algo^   sea    rebajado  hasta    convertirse  en    todito^    como    mal 

decimos  en  nuestra  tema  de  usar  diminutivos. 

TOLA 


Vocablo  de  los  aborígenes  de  Quito. 

El  modesto  y  erudito  historiador  D.  Pedro  Fermín  Ceva- 
llos  explica,  en  el  siguiente  párrafo  del  ResiíJnen  de  la  Histo- 
ria del  Ecuador,  lo  que  eran  las  tolas. 

«Los  caras  no  abrían  sepulturas  para  enterrar  los  muertos  como 
hacían  los  quitus.  Colocaban  el  cadáver  al  haz  de  la  tierra  en  lug^ar 
separado  de  las  poblaciones,  y  poniendo  en  contorno  las  armas  y  alha- 
jas qué  fueron  de  más  estimación  para  el  muerto,  celebraban  los  fune- 
rales. Concluidos  éstos  levantaban  al  ruedo  del  cuerpo  una  pared  baja, 
construida  de  piedras  brutas,  y  la  operación  comenzaba  primero  por 
los  más  allegados  al  difunto.  Hecha  la  circunvalación  de  la  pared  y 
construida  una  bóveda  sobre  el  cadáver,  cargaban  tanta  piedra  y  tierra, 
que  venía  á  formar  un  montezuelo  que  llamaban  tola,  mayor  ó  menor, 
según  la  condición  ó  categoría  del  muerto,  sobre  la  cual  se  hacían  las 
demás  ceremonias,  ora  mensual  ó  anualmente.  Casi  en  todas  las  provin- 
cias serraniegas  de  la  república  se  encuentran  esparcidos  esos  monu- 
mentos de  nuestros  mayores,  }•  en  muchos  de  ellos  se  han  hallado  algu- 
nas alhajas  ó  piezas  de  oro,  muestras  patentes  de  su  abundancia.» 

El  sustantivo  común  ha  pasado,  además,  á  ser  nombre  pro- 
pio; pues  tenemos  el  pueblo  de  la  Tola,  la  isla  de  la  Tola,  dos  ó 
tres  haciendas  llamadas  Tola  y  varios  sitios  denominados  Tola, 
sin  duda  porque  en  ellos  hay  ó  hubo  tolas.  Estas  van  desapare- 
ciendo á  causa  de  las  excavaciones  verificadas  por  los  anticua- 
rios y  singularmente  por  los   negociantes  en  objetos  incaicos. 

TOQUILLA 

La  Carliidovica  pal/nata,  semejante  á  una  palmita,  se  pro- 
duce espontáneamente  en  los  campos  abrigados  de  la  región 
inferior  de  nuestra  República;  y  proporciona,  junto  con  la 
mocora^  el  material  para  los  valiosos  sombreros  que  se  expor- 


TOR  463 

tan  de  varias  Provincias  y  en  especial  de  Manabí.  Sabido  es 
que  hay  algunos  de  Jipijapa,  Portoviejo  y  ]\Iontecristi  que  se 
venden  hasta  por  quinientos  francos  y  aun  más.  Y  á  propósito 
de  los  referidos  sombreros,  haremos  notar  al  esclarecido  autor 
de  Recuerdos  de  España  que  el  nombre  común  jipijapa^ 
que  se  da  á  algunas  de  aquellas  prendas  del  traje,  proviene 
del  lugar  donde  se  fabrican  y  no  de  la  materia  de  que  están 
hechas,  como  cree  nuestro  amigo  el  autor  aludido. 

«La  industria  principal  de  los  manabitas  consiste  en  la  manufactura 
de  sombreros  de  paja  toquilla:  los  de  Montecristi  son  los  más  finos, 
y  tanto  que  algunas  veces  se  ha  pagado  ochenta  sucres  por  cada  uno, 
los  de  Jipijapa,  los  que  se  trabajan  en  mayor  número  y  los  de  Santa 
Ana  los  más  ordinarios.  El  uso  de  estos  sombreros  es  tan  general,  que 
se  llevan  á  todos  los  mercados  de  América  y  Europa,  aunque  no  con  el 
nombre  de  la  Provincia  en  que  se  fabrican,  sino  con  el  de  la  segunda, 
tercera  ó  cuarta  plaza  en  que  los  compran,  como  sombreros  de  Panamá 
á  los  introducidos  al  Brasil,  y  sombreros  del  Brasil  á  los  llevados  á 
Europa  de  los  exportados  de  Manabi  á  Panamá.  Cierto  que  el  tejido  de 
sombreros  de  paja  toquilla  se  ha  generalizado  ya  bastante  en  otr-os 
pueblos  de  América;  pero  estamos  entendidos  que  ni  la  paja  ni  el  tejido 
son  tan  finos  como  los  de  Manabí. 

{P.  F.  Cevallos — Resmnen  de  la  Historia  del  Ecuador.) 

TORTA 


Denominan  aquí  los  niños  al  Phaseolus  hinalus  L.  Proba- 
blemente es  lo  que  en  San  vSalvador  llaman  piloy;  pues  el  doc- 
tor Santiago  Barberena,  en  su  libro  intitulado  Quicheísjuos^ 
dice  que  los  piloyes  son  unas  hermosas  judías  ó  fríjoles,  de  más 
de  media  pulgada  de  largo  y  de  diversos  y  hermosos  colores, 
con  que  juegan  los  niños,  como  César  Augusto  jugaba  con 
almendras.  Dice  también  que  son  comestibles,  lo  cual  ignorá- 
bamos de  las  tortas^  á  pesar  de  su  nombre. 

TORZÓN 


Respecto  de  esta  voz   ha\    que   notar:    primero,  que  es  tan 


464  TOT 

castiza  como  torozón;  y  segundo,  que  viene  del  latín  iorsio  y 
significa  contorsión^  esto  es,  movimiento  convulsivo  ó  violento 
y  desordenado  que  hacen  los  animales  cuando  padecen  una 
enfermedad  que  ocasiona  gran  dolor  en  las  visceras  del  vien- 
tre. Es,  pues,  un  síntoma  y  no  lo  propio  que  meteorismo^ 
timpanitis  ó  simplemente  cólico. 

TOSTADO 


El  Diccionario  último  trae  ya  la  palabra  mote,  aunque  in- 
completa; pues  si  los  ecuatorianos  y  peruanos  teníamos  dere- 
cho para  que  los  Académicos  aceptasen  el  nombre  del  maíz 
cocida^  los  chilenos  y  no  sé  si  también  los  argentinos,  lo  tenían 
para  que  el  tal  nombre  se  hiciese  extensivo  al  trigo  cocido. 
Con  añadir:  «Mote,  m.  maíz  ó  trigo  cocidos,  que  se  emplean 
como  alimento  en  algunas  partes  de  América,»  nada  quedaría 
por  reclamar. 

Pero  sí,  aun  pondríamos  pleito  al  Léxico  por  haber  acep- 
tado la  voz  quichua  cancha  y  no  la  que  motiva  este  artículo. 
Tostado  es,  por  antonomasia,  en  el  Ecuador  el  maíz  tostado. 
La  palabra  cancha  no  está  en  uso  ya, más  que  entre  los  indios 
que  no  hablan  castellano  ó  que  afectan  no  hablarlo,  mientras 
que  nuestro  término  pertenece  al  vulgo,  á  la  burguesía  y  aun 
á  la  nobleza  cuando  el  tostado  es  de  canguil  y,  en  especial,  si 
viene  confitado  ó  sea  en  forma  de  colación  de  pobres,  que  no 
menosprecian  tampoco  los  ricos.  En  las  estaciones  de  ferro- 
carriles de  los  Estados  Unidos  de  Norte  América  hemos  visto 
vender  el  canguil  reventado  ó  tostado  de  cangnil;  y  Juan  de 
Arona  dice  que  lo  vio  comer  en  Egipto,  donde  se  le  de- 
nomina douraJi. 

TOTORA 


Planta  acuática,  especie  de  anea  ó  espadaña,  de  que  se 
fabrican  esteras.  Totoral,  sitio  lleno  de  totoras,  generalmente 
pantanoso  ó  lacustre. 


TRA  465 

TRADICIÓN  ALISTA 

1  radicioiiista^  tradicionalisia  llamamos  á  los  escritores  de 
tradiciones,  y  en  singular  al  criador  de  este  género  literario, 
al  gallardo  prosador  y  poeta  don  Ricardo  Palma.  Tradicio- 
nista  no  se  encuentra  en  el  Léxico;  mas  sí  tradicionalisia, 
que  profesa  la  doctrina  del  tradicionalismo,  ó  cosa  pertene- 
ciente á  esta  doctrina.  Por  estar  en  el  Diccionario  al  menos 
la  palabra,  la  hemos  empleado  aun  en  este  libro  en  la  acep- 
ción que  no  trae  el  Vocabulario  académico. 

TRAGO 

Por  antonomasia  es  para  nuestro  pueblo  el  de  aguardiente, 
ó  algo  más  aún;  pues  trago  es  sinónimo  de  aguardiente . 

TRAJE 

;Quién  puede  adivinar  el  origen  de  la  significación  de  en- 
mascarado, encaratulado,  máscara,  mojiganga,  que  damos  al 
sustantivo  traje? 

No  obstante  este  que  creíamos  ecuatorianismo  es  un  espa- 
iiolismo;  pues  leemos  en  un  telegrama  que  publica  El  Liberal^ 
de  Madrid,  del  25  de  marzo  de  1907. 

«En  Odessa  ha  ocurrido  un  trágico  suceso:  habíase  organi- 
zado un  baile  de  niños  que  era  de  trajes.  Concurrieron  a  él 
gran  número  de  pequeñuelos  elegantemente  disfrazados...» 

TRAQUEADO 

Damos  á  esta  voz  todos  los  significados  que  derivan  del 
verbo  español  traquear.  Mas,  no  sólo  nosotros,  sino  tam- 
bién escritores  que  no  son  ecuatorianos,  como  don  Alonso 
Alvarez  de  Soria: 

Ninfas  que  en  las  tasqueras 


466  TRA 

Del  Compás,  Resolana  y  San  Bernardo 

Sobre  humildes  esteras 

Tendéis  el  pobre  3-  iraqjieado  fardo. 

(Sátira.) 
TRAS  PLANTACI  Óy 
Dígase  trasplante . 

TRASTRABADO 

Es,  según  nuestros  entendidos  en  caballerías,  el  mulo  ó 
caballo  sometido  á  la  operación  de  que  se  habla  en  el  pá- 
rrafo que  sigue.  En  todo  caso  es  término  ecuestre  ó  hípico 
(como  dicen  los  que  «para  mayor  claridad,»  prefieren  pala- 
bras venidas  del  griego);  pues  significa  en  castellano,  caba- 
llo ó  yegua  que  tiene  el  pie  derecho  y  la  mano  izquierda 
blancos. 

TRASTRABAR 


Decimos  á  cierta  operación  por  la  que  el  picador  obliga  á 
la  caballería  á  tomar  un  paso  anómalo  que,  cambiando  el  mo- 
vimiento de  pie  y  mano  contrapuestos  como  se  efectúa  en  el 
trote,  sirva  para  acostumbrarla  al  portante,  paso  de  andadura., 
ó  de  ambladura,  que  estas  tres  denominaciones  tiene  lo  que 
nosotros  llamamos  andar  de  paso.  Probablemente  el  verbo 
trasirabar  vino  de /r^^rtr;  supuesto  que  alas  caballerías  rea- 
cias al  trastrabe,  se  las  precisa  á  él  poniéndoles  una  cuerda  del 
pie  á  la  mano,  esto  es,  echándoles  trabas,  como  se  dice  en  cas- 
tellano. Entiendo,  pues,  que  estaría  bien  decir  trabar  en  vez 
de  trastrabar;  y  que  aun  este  último  vocablo  no  es  del  todo 
malo,  tanto  más  cuanto  que  trastrabarse  la  lengua  ó  trabarse 
la  lengua  son  sinónimos  en  castellano. 

TRASTRABILLAR 

Debe   de   tener   el    mismo   origen    que    trastrabar.   En   el 


TRI  467 

Ecuador  lo  conservamos  tal  como,  según  Cuervo,  hubo  de 
venirnos  de  España;  en  algunos  otros  lugares  de  la  América 
española  se  dice  trastaviltar.  Equivale  á  vacilar,  ir  haciendo 
eses,  estar  hecho  una  equis,  dar  traspiés;  tartalear^  no  tras- 
ialear  como,  sin  duda  por  error  de  imprenta,  dice  el  Breve 
Catálogo  del  doctor  Cevallos. 

TRENCILLA 


Por  similitud  con  una  trenza  ó  con  el  galoncillo  denomi- 
nado castizamente  trencilla,  llamamos  así  á  varias  especies  de 
licopodios,  abundantes  Criptóganms  vasczdares  ecuatorianas, 
de  las  que  el  profesor  de  Botánica  de  la  Universidad  Central, 
P.  Luis  Sodiro,  ha  descubierto  seis  ó  siete  nuevas  especies  y 
aun  dedicado  una  al  autor  de  este  libro,  la  Licopodium  To- 
hari.  El  pueblo  les  atribuye  distintas  propiedades  medica- 
mentosas. 

TRES    CUARTOS   (para  las  cuatro) 

Ha  de  decirse  las  czLatro  menos  cuarto. 
TRESQUILA 

Esquilar.,  cortar  con  la  tijera  el  pelo,  vellón  ó  lana  de  los 
ganados;  dícese  también  trasquilar,  verbo  del  que  hemos 
sacado  mal  el  sustantivo  que  "anotamos. 

La  acción  y  efecto  de  esquilar  y  el  tiempo  en  que  se  es- 
quila, se  denominan  esquileo;  lo  primero,  además,  esquila. 

Tampoco  hay  tresqiLilar  en  el  Léxico  español. 

TRI  BUL 

Trébol  ó  meliloto:  Género  de  leguminosas  papilionáceas, 
que  comprende  especies  muy  estimadas,  comestibles,  forra- 
jeras y  oficinales. 


468  TRO 

TRINCAR 

Dígase  atar,  sujetar,  amarrar,  etc.  Don  Juan  Montalvo 
acaso  halló  en  algún  autor  español  el  verbo  trincar^  en  la 
acepción  usada  por  nuestra  plebe,  cuando  lo  emplea  en  el  si- 
guiente pasaje  de  los  Capítulos  que  se  le  olvidaron  á  Cer- 
vantes: 

«No  dejó  de  admirarse  don  Quijote  cuando  á  la  luz  del  día,  que  en 
largos  rayos  entraba  por  las  rendijas  de  la  puerta,  se  vio  trincado  al 
maderamen  del  aposento.» 

El  último  Diccionario  acepta  ya  el  verbo  familiar  y  figura- 
dameiite,  en  la  acepción  anotada. 

TRINCHE 


No  es  vocablo  español  ni  con  el  significado  de  tenedor^ 
ni  con  el  de  trinchero,  en  la  denominación  plato  trinche  que 
damos  al  plato  plano.  Ha  de  ser  probablemente  abreviatura  de 
trinchero  ó  de  trinchante^  palabra  que  significa,  entre  otras 
cosas,  instrumento  con  que  se  afianza  ó  asegura  lo  que  se  ha 
de  trinchar. 

En  Chile  parece  que  se  da  aún  mayor  extensión  á  la  voz 
que  anotamos;  pues  leemos  en  la  sección  de  avisos  de  los  dia- 
rios de  Santiago  y  Valparaíso  que  «se  vende  (también  allí  co- 
meten esta  falta  de  concordancia,  común  entre  nosotros)  apa- 
radores, mesas  trinches^  etc.» 

TRIQUIS  MIQUIS 

U  simplemente  triquis.  Dígase  tres  en  raya. 

TROMPADA,  TROMPEAR,  TROMPEADOR,  TROM PON , 
TROMPIZA 


El  verbo  está  en  el  Léxico  de  la  Academia,  pero  definido 
«trompar  ó  trompear .^  jugar  al  trompo»;   el  adjetivo  no,  mas 


TRO  469 

pudiera  acaso  significar,  si  hiciese  falta,  persona  que  juega  con 
trompos.  Trompada^  dice  el  \'ocabulario,  golpe  dado  con  la 
trompa,  ó  con  el  trompo.  Trompón^  si  algo  significase  sería 
trompa  ó  trompo  grandes^  según  el  más  común  valor  de  la  ter- 
minación aumentativa  on.  Trompiza  no  trae  tampoco  el  Dic- 
cionario. 

De  lo  que  se  deduce  que  los  ecuatorianos  andamos  des- 
viados cuando  atribuímos  á  las  palabras  expresadas  las  acep- 
ciones de  combatir  á  piuladas^  que  damos  á  trompear;  de 
piígil  á  trompeador;  de  puñetazo^  puñada  ó  puño^  á  trompada 
y  trompón;  y  á^o.  pugilato  á  iro77tpiza.  Aunque,  para  descargo 
de  nuestros  compatriotas,  debemos  añadir  que  un  miembro 
respetable  de  esta  temible  familia,  trompada^  nos  vino  de  la 
tierra  andaluza,  donde,  como  se  ha  dicho  antes,  hemos  trope- 
zado con  muchos  de  esos  personajes  que  creíamos  compatrio- 
tas nuestros,  oriundos  y  autóctonos  de  América,  y  que  prue- 
ban, además  de  ciertas  costumbres,  etc.,  que  el  actual  Ecuador, 
especialmente,  fué  poblado  en  gran  parte  por  andaluces,  cuya 
sal  brota  á  cada  momento  en  los  labios  de  los  quiteños  y  de 
los  pobladores  de  otras  de  nuestras  ciudades. 

Así  hay  otras  muchas  palabras  de  las  corregidas  como 
americanismos  por  Baralt,  Cevallos,  Cuervo,  Paz  Soldán,  Ro- 
dríguez, etc. 

Aceptado  por  el  Diccionario  el  vocablo  piígil^  como  con- 
tendor á  ptiñadas^  y  no  sólo  como  «antiguo  gladiador»,  sería 
innecesario  el  anglicismo  boxeador  'Boxer)^  con  que  se  ha 
dado  en  llamar  á  aquellos  brutos, — perdónenos  la  palabra  la 
culta  Albión, — que  uno  con  una  órbita  vacía  y  otro  escupiendo 
los  dientes,  arrancan  aplausos  á  los  extravagantes  británicos 
ó  á  sus  hijos  los  norteamericanos,  estos  bárbaros  de  la  civili- 
zación. 

El  golpe  dado  con   el  puño,  se  nombra  también  ^//72^/^. 

«Que  es  una  recia  cosa...  andar  buscando  aventuras  toda  la  vida,  y 
no  hallar  sino  coces  y  manteamientos,  ladrillazos  y  pioladas.'» 

{Cervantes — Quijote.^ 

<,<Allég-ate  a  mí;  ven  acá,  que  mil  azotes  y  puñadas  te  dé  en  este 
mundo  y  otros  tantos  besos.» 

(Rojas — La  Celestina.) 


470  TRO 

«Cantaba  el  cieg-o  al  son  de  la  ronca  gaita,  y  el  lazarillo  al  de  su 
pandereta,  herida  á  puñetazo  seco.» 

{Pereda — El  sabor  de  la  Herriica.) 

«Casualmente  me  coge  Ud.  en  un  momento  en  que  aplastaría  al 
mundo  de  una  so\a.  puñada.» 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

« — ¿Qué  tienes  tú  que  darme  puñetazos  en  el  pecho? 
— Yo  puñetazos!  Hombre,  tú  sueñas. 

— No,  señor,  el  que  sueña  eres  tú,  y  sin  duda  soñando  me  has  dado 
un  puñetazo  .^ 

(  Trueba — Las  aventuras  de  un  sastre. ) 

La  razón  no  quiere  fuerza. 
Dice  un  refrán,  y  es  un  necio, 
Que  con  fuerza  una  puñada 
Tiene  cosas  de  argumento. 

(Do7i  Antonio  de  Solís — El  amor  al  uso.) 

TROMPEZAR 

Trompezar  y  entropesar  ó  entrompezar  son  las  formas 
antiguas  en  España,  vig-entes  aún  en  el  Ecuador,  del  verbo 
tropezar  como  se  dice  hoy. 

• 
«Iban  las  mujeres  al  infierno  tras  el  dinero  de  los  hombres,  y  los 

hombres  tras  ellas  y  sus  dineros,  tropezando  unos  con  otros.» 

{Quevedo — Las  Zahúrdas  de  Plutón.) 

«El  incrédulo  es  un  ciego  que  anda  á  tientas,  y  como  no  ve  nada,  en 
todo  tropieza.» 

{Selgas — Dos  muertos  vivos.) 

«A  nadie  encontramos  que  pueda  anunciar  a  Guillen  la  visita  de  sus 
amigos,  lo  cual  no  dejaría  de  ser  cómodo  si  tropezáratno^  con  alguna 
puerta... » 

( ídem — Ibidem) . 


TRU  47' 

Así  como  por  el  bosque, 
Perdido  en  la  noche  ciega. 
Tropezando  el  peregrino 
V^a  hacia  la  lejana  hoguera. 

{Duque  de  Rivas — El  soletmie  desengaño.) 


TROMPEZON 


Tropezón.,  según  lo  dicho  en  trompezar. 

«Comenzó  á  andar,  dando  tropesoíies.,  zancadillas  y  suspirando.» 

iQnevedo — Las  Zahúrdas  de  Pintón.^ 
TRONCO 


I 


Si  alofuien  hablase  de  un  troncho  no  sería  ciertamente  en- 
tendido  por  nuestro  pueblo;  pues  así  nombra  tronco  al  de  los 
árboles,  como — y  quizá  con  más  especialidad — al  tallo  de  las 
hortalizas  y  en  singular  al  de  las  coles,  es  decir,  al  troncho  ó 
sea  vara  de  las  hortalizas  que  corresponde  al  tronco  de  los  ár- 
boles. 

De  troncho  se  han  formado  tronchudo.,  que  se  aplica  á  las 
hortalizas  de  troncho  largo  ó  grueso:  repollo  troncliudo;  tron- 
chazo^ g'olps  dado  con  un  troncho.,  etc. 

<>Las  gentes  desvalidas  se  disputan  con  ferocidad  un  íroficho  de  col, 
y  las  sobras  de  aquellos  pocos  que  tienen  todavía  en  su  casa  mesa  con 
manteles.» 

(Pérez  Galdós — La  Batalla  de  los  Arapiles). 

TROPEÑA 

Dícese  á  la  mujer  que  sigue  á  los  soldados,  particularmente 
cuando  salen  á  campaña. 

TRUNCO 


«Tomo  trtinco  de  tal  obra»,  decimos  del  que,  perteneciente 
á  una  obra  en  varios  tomos,  está  descabal. 

Obra  trunca.,  llamamos  asimismo  á  la  incompleta,  etc. 


472  TUC 

TRUST 

Aunque  pudiera  reemplazarse  esta  palabra  por  el  vocablo 
español  monopolio^  no  es  él  propiamente. 

Por  trust  se  entendía  antes  la  coalición  de  productores  con 
el  objeto  de  conseguir  la  disminución  de  gastos,  el  perfeccio- 
namiento del  producto  y  aumento  de  beneficios;  más  tarde  se 
denominó  trust  la  unión  ó  sindicato  (Véase  la  palabra)  de 
especuladores,  con  el  fin  de  acumular  tales  ó  cuales  mercan- 
cías, ó  apoderarse  de  una  empresa  ó  de  un  negocio  para  obte- 
ner enormes  ganancias,  monopolizándolos.  Los  grandes  trusts 
tuvieron  su  origen  en  los  Estados  Unidos  de  América;  aunque 
el  nombre  proviene  de  Inglaterra,  donde  se  denomina  trustee 
á  la  persona  á  quien  se  confía  la  administración  de  los  bienes 
de  otra,  esto  es,  al  apoderado,  depositario,  administrador  ó 
síndico. 

La  primera  sociedad  á  que  se  llamó  trust  fué  The  Standard 
OH  Trust^  formada  por  acuerdo  de  las  diversas  compañías  ex- 
plotadoras del  petróleo  descubierto  en  Ohío  y  Pensilvania,  uni- 
das por  el  millonario  Rockeíeller  después  de  sostener  entre  ellas 
una  tremenda  lucha  de  competencia.  Posteriormente  han  ve- 
nido los  trusts  de  algodón,  de  azúcar,  de  ferrocarriles,  de  bu- 
ques, etc.,  administrados  por  los  respectivos  trustees.  No  será 
imposible  que  un  día  la  Magna  República  constituya  un  trust 
para  absorber  todos  los  asuntos  del  globo  terrestre. 

Trust^  como  sustantivo,  significa  seguridad,  confianza,  car- 
go de  confianza,  crédito,  administración,  fundación,  institu- 
ción, etc. 

TUCURPILLA 


Columba  passerina  (?)  Tórtola  del  mismo  color  que  la  co- 
mún, pero  casi  tan  chica  como  un  gorrión.  No  gusta  de  po- 
sarse en  las  ramas;  y  sociable  como  es,  corre  y  busca  el  ali- 
mento bajo  los  árboles,  acompañada  de  varias  amigas  ó 
siquiera  del  inseparable  macho. 


TUM  473 

TUMBADO 


Adjetivo.  De  figura  de  tumba. — El  techo  en  lo  interior  de 
los  edificios,  de  superficie  plana  y  lisa,  cielo  raso. 

«No  dejó  de  admirarse  don  Quijote  cuando  á  la  luz  del  día  que  en 
largos  rayos  entraba  por  las  rendijas  de  la  puerta,  se  vio  trincado  al 
maderamen  del  aposento,  que  no  tenía  cielo  raso... 

{Montalvo — Capítulos  que  se  le  olvidaron  á  Cervantes). 


^t=i\  igr  =it=it: 


U 


UMBRAL,  UMBRALADA,  UMBRALADURA 

Ufftbralada  ni  umbraladura  no  hay  en  el  Diccionario;  u)n- 
bral^  lugar  en  que  hace  sombra  (timbra)  el  dintel^  es  la  parte 
inferior  ó  escalón,  por  lo  común  de  piedra,  y  contrapuesto  al 
mismo  dintel^  en  la  puerta  ó  entrada  de  cualquiera  casa.  Nos- 
otros denominamos  timbral-dS.  dinteló  lintel^  esto  es,  á  la  parte 
superior  de  las  puertas  y  ventanas  que  carga  sobre  las  jambas. 

¡Mas  qué  veo!  ¡Arrodillada 
Al  umbral  una  mujer! 

{Bretón  de  los  Herreros — ¡Muérete  y  verás!) 

«¡Qué  cosas  se  ven  ídijo)  desde  los  tímbrales  de  la  muerte!  Jamás 
Celia  me  ha  parecido  tan  hermosa  como  en  este  momento...» 

{Selgas — Mundo ^  Demo7iio y  Carne.) 

«¡Qué  cosa  tan  natural  es  el  sueño,  y  al  mismo  tiempo  qué  impene- 
trable!... Parece  que  nos  asomamos  al  umbral  A^  un  mundo  descono- 
cido.» 

{Selgas — Rayo  de  sol.) 

No  merezco  vuestro  trato, 
Ni  pisar  vuestros  umbrales. 

{Martines  de  la  Rosa — La  niña  en  casa  y  la  madre  en  la  máscara.) 


476  UVI 

«En  vano  las  colgaduras  de  seda  amarilla  se  cruzaban  como  bande- 
ras sobre  los  dinteles  de  las  puertas.» 

{Selgas — Rayo  de  Sol.) 

El  Léxico  de  1899  acepta,  como  término  de  arquitectura, 
la  acepción  de  umbral,  «madero  que  se  atraviesa  en  lo  alto  de 
un  vano,  para  sostener  el  muro  que  hay  encima;»  con  lo  cual 
autoriza,  casi,  el  significado  que  los  ecuatorianos  dan  á  la  pa- 
labra anotada. 

UÑA    DE    GATO 


;Del  nombre  botánico  Inga  imguis  cati) 
La  planta  que  así  denominamos,  se  conoce  en  castellano 
con   una  sola  palabra:  gattma  ó  gatuña.,  ó  simplemente  gata. 

UTILIZABLE 

Aprovechable. 

Quizá  la  Academia  no  halle  mal  formado  el  adjetivo  uttlt- 
sable.,  y  lo  deseche  por  creerlo  innecesario;  sin  embargo,  nos- 
otros creemos  que  entre  lUilizable  y  aprovechable  hay  la  pro- 
pia diferencia  que  entre  los  verbos  casi  sinónimos  tittltzar  y 
aprovechar.,  matiz  tenue  que  se  percibe  más  bien  que  se  ex- 
plica y  con  razón  ha  hecho  decir  á  los  filólogos  entendidos 
que  propiamente  no  hay  sinónimos  en  castellano. 

El  Diccionario  último  ha  acogido  ya  el  vocablo. 

UVILLO 

Ovillo. 

De  ovjim.,  huevo;  no  de  tíva.,  como  parecen  creer  los  que 
dicen  nvillo. 

«Que  vuestra  merced  sea  servido  de  mostrarnos  algún  retrato  de 
esa  señora,  aunque  sea  tamaño  como  un  grano  de  trigo,  que  por  el  hilo 
se  sacará  el  ovillo. 

( Cervantes — Quijote. ) 


jt=ll  =3l=dt: 


VACA  LOCA 

Es  lo  propio  que,  conforme  un  útil  libro  que  leo  al  con- 
cluir la  impresión  de  estas  Consultas — el  Diccionario  de  bar- 
barisntos  y  provincialismos  de  Costa  Rica  por  don  Carlos 
Gagini — , nombran  los  costarriqueños  toro  gtiaco,  y  «consiste 
en  una  piel  de  buey  sostenida  por  una  armazón  de  cañas  y 
recubierta  de  buscapiés;  etc.»  «Un  hombre,  agrega  el  señor 
Gagini,  pasea  el  aparato  en  torno  de  la  plaza,  dispersando  á 
los  espectadores  y  dando  lugar  á  mil  lances  divertidos. — Pro- 
bablemente guaco  es  el  mexicano  htiacqui^  cosa  seca  ó  enjuta.» 

VAHU 


Valio^  el  vapor  visible  que  sale  y  se  eleva  de  una  cosa  ca- 
liente. En  la  antigüedad  se  dijo  vafo,  como  vocablo  de  tran- 
sición del  latino  vapor ^  vaporis. 

«La  furia  del  contag-io  (de  una  mortal  pestilencia)  era  tan  grande, 
que  de  sólo  mirar  á  uno  solo  se  le  pegaba  y  moría,  por  estar  el  aire  de 
la  ciudad  tan  corrompido  del  calor  gravísimo  del  pestilencial  mal,  que 
á  cualquier  miembro  que  llegaba  el  vaho  y  aliento,  se  levantaban  gran- 
des ampollas,  y  hacían  llagas  mortales.» 

( Nieremberg — Dífei^encia  etc.) 


478  VEL 

VALACADA  ó  BALACADA 

Jactancia. 

«Que  si  los  que  tan  mal  empleados  van,  se  esmeran  tanto  en  servir 
á  tan  ruin  señor,  que  tiene  por  caso  de  menos  valer  andar  con  floxedad, 
y  no  crecer  mucho  en  su  trato,  en  tanto  que  á  veces  quieren  igualar 
Q.or\  jactancias  fingidas  los  hechos  torpes  y  verdaderos  de  otros...» 

(Fr.  Jiiaii  Márquez — Los  dos  Estados  de  la  Espiritual  Jernsale'n.) 
VALONA  (Hacer  la) 

Valona,  de  valón^  wallus^  nada  tiene  que  ver  con  el  esqui- 
leo de  las  crines  de  las  caballerías,  operación  á  la  cual  el  Dic- 
cionario denomina  afeitar  (4.^  acep.)  Mas  hoy  que  son  pocas 
las  señoras  y  señoritas  que  no  se  afeitan^  podría  ser  que  se 
juzgara  poco  respetuoso  hacia  ellas,  el  que  se  hablase  de  afei- 
tar caballos,  mulos  y  asnos;  y  en  tal  caso  convendría  que 
para  estos  animalejos  recordásemos  otro  verbo  usado  tam,bién 
por  nuestros  campesinos,  y  bien  usado:  tiisar  ó  aüisar. 

«Atusar,  dice  el  Diccionario  de  1726,  cortar  con  tijera  el  pelo  con 
igualdad,  y  muy  bajo,  así  á  los  hombres  como  á  las  bestias...  Viene  del 
francés  Toyson,  que  significa  vellón,  y  antepuesta  la  A  se  forma  el 
verbo,  que  significa  cortar  el  v^ellón,  ó  trasquilar.  Antiguamente  se 
decía  Tusar...» 

Y  no  sólo  cortar  el  pelo  á  los  hombres  y  á  las  bestias,  sino 
también  podar  ó  despuntar  las  plantas.  Don  José  María  de 
Pereda,  en  Peñas  arriba.,  dice  que 

«Chisco  precedía  trepando  sosegadamente  por  derecho,  garantido 
por  sus  tarugos  contra  los  resbalones  de  que  no  se  libraba  el  caballo 
que  conducía  de  las  riendas,  cuando  pisaba  sobre  el  atusado  ramaje  de 
los  brezos.» 

VELORIO 


Así  denominamos  el  acto  de  velar  los   cadáveres,  especial- 
mente de  los  niños. 


VEN  479 

Mejor  estará  decir  velación^  según  el  Diccionario;  aunque 
la  voz  no  significa  todo  lo  que  nuestro  velorio^  esto  es,  acción 
de  velar  á  un  difunto,  singularmente  niño,  mitigada  por  tragui- 
tos  de  licor,  piscolabis  y  algunos  divertimientos  {cuentos  de 
velorio)^  etc. 

VENA 


La  ignorancia  que  nos  hace  en  ocasiones  inventar  vo- 
cablos, otras  veces  es  motivo  de  que  les  atribuyamos  sig- 
nificados que  no  poseen;  con  lo  cual  quedan  cesantes  unas 
cuantas  palabras,  y  el  lenguaje  del  vulgo  reducido  á  un 
glosario  especial  en  que  abunda  lo  inútil  y  falta  lo  indis- 
pensable. 

Ocúrrensenos  estas  reflexiones  por  lo  que  pasa  con  el  sus- 
tantivo vena,  feliz  personaje  al  que  hemos  entregado  á  puertas 
cerradas  todo  cuanto  poseían  una  multitud  de  desaparecidos, 
olvidados,  muertos  é  inhumados  en  el  idioma  ecuatoriano. 

Así  llamamos  venas  á  los  tallos  flexibles  de  ciertas  plantas 
trepadoras  ó  rastreras  que  los  campesinos  utilizan  en  vez  de 
sogas.  Denominación  que  incluye  les  bejucos  y  lianas  em- 
pleados por  los  habitantes  de  la  costa  para  las  ataduras  de 
las  cercas,  de  las  balsas  y  hasta  de  los  tabiques  de  las  casas. 
Así  nombramos  las  fibras  tendinosas  ó  aponeuróticas  de  las 
carnes  comestibles;  así  los  cartílagos  y  hasta  las  arterias  y 
nervios  del  cuerpo  anim'al;  así  la  porción  fibrinosa  de  las  fru- 
tas y  de  las  hortalizas,  etc. 

\'ENADERO 


Sitio  ó  paraje  en  que  los  venados  tienen  su  querencia  ó 
acogida. 

Nosotros  decimos  perro  venadero  al  que  sirve  para  cazar 
venados,  generalmente  galgo  ó  podenco. 

VENDAJE 

Los   que   saben   que  yapa  es  quichua,   pero   ignoran   que 


48o  VEN 

existe  en  castellano  la  voz  adehala^  nombran  á  lo  que  se  da  ú 
obtiene  sobre  lo  que  corresponde  legítimamente  en  las  ventas 
ó  compras,  vendaje;  y  pronuncian  el  vocablo  de  tal  modo  que 
no  parece  sino  que  espetan  una  lección  á  quienes  les  oyen. 

Vendaje  es  cosa  que  recibe,  no  que  da  el  vendedor;  pues 
es  paga  dada  á  uno  por  el  trabajo  de  vender  lo  que  se  le  en- 
comienda. 

Lo  que  agregan  el  vendedor  ó  comprador,  de  gracia,  á  la 
cantidad  de  lo  vendido  ó  precio  de  lo  comprado,  llámase  tam- 
bién iJt07nio  figuradamente. 

VENDIMIA 


Del  latín  vindemia.  Es  un  sustantivo  que  tiene,  por  cierto, 
un  significado  muy  distinto  de  venta  pública  y  común  como 
en  feria:  vendeja;  ó  de  cosa  que  se  puede  vender  ó  está  de 
manifiesto  para  venderse:  vendible;  ó  de  todo  género  vendible, 
como  dice  el  Diccionario:  mercancía. 

«Cuando  concluyó  la  vendeja,  subió  á  Begoña,  colocó  en  el  altar  de 
la  Virgen  la  vara  de  azucenas  y...» 

( Trueha — La  vara  de  azucenas. ) 
VENIR 


Si  el  tal  verbo  significa,  como  en  verdad  significa,  caminar 
de  allá  para  acá,  ó  llegar  al  sitio  en  que  está  el  que  habla,  lo 
emplean  detestablemente  los  ecuatorianos  que  al  encontrarnos 
en  la  calle,  por  ejemplo,  nos  dicen  vendrás  á  casa.,  ó  es- 
tando en  la  ciudad  nos  preguntan  ¿cuándo  vientes  á  la  hacien- 
da?, ó  nos  contestan,  si  les  llamamos,  ya  vengol 

Irás  á  casa,  debe  decir  el  primero;  ^■Cuándo  vas  á  ¿a 
hacienda}  ha  de  preguntar  el  segundo;  y  voy  contestará  el  ter- 
cero, caso  de  ser  llamado. 

Los  franceses  dan  más  amplia  acepción  á  venir:  se  trans- 
porter  d'  nn  lien  dans  celui  oú  se  tronve  la  personne  qtii  parle, 
ou  á  laque  I  le  on  parle  .^  ou  de  laquelle  on  parle,  etc. 


VES  481 

VESTIDO 

Tiene  una  significación  mucho  más  amplia  que  la  conce- 
dida por  los  ecuatorianos,  que  denominan  así  sólo  la  saya  ó 
faldas  mujeriles. 

VETA 


Veta. 


Según  el  Diccionario  de  los  Académicos,  es  filón  metá- 
lico. II  Faja  de  tierra  ó  piedra,  que  por  su  calidad  ó  su  color 
se  distingue  de  la  masa  en  que  se  halla  interpuesta.  ||  Cada 
una  de  las  listas  onduladas  ó  ramificadas  y  de  diversos  colores 
que  tienen  ciertas  piedras  y  maderas. — Todo  lo  cual  corres- 
ponde á  la  etimología  del  vocablo:  del   latín  vitta^  faja,  lista. 

Los  ecuatorianos  nombran  veta  ó  beta  á  la  correa  cortada, 
sin  solución  de  continuidad,  de  toda  la  piel  de  un  toro,  de 
un  buey  ó  de  una  vaca,  correa  que  retorcida  y  curada  sirve 
para  ^;¿/í7sar  á  los  ganados  y  sujetarles.  Diferenciase  del  ca~ 
bresto  en  que  aquella  es  más  larga  y  fuerte.  Llámanla  tam- 
bién lazo  ó,  en  quichua,  huasca. 

Enlazar  es  hacer  prisioneros  á  los  animales  arrojándoles  á 
los  cuernos  ó  al  cuello  el  lazo  ó  veta.  El  extremo  de  esta  tiene 
un  nudo  corredizo.  Es  digna  de  verse  la  operación,  en  espe- 
cial cuando  el  enlazador  la  efectúa  á  la  carrera  de  su  caballo  y 
á  la  del  toro,  al  que  ya  enlazado,  retiene  y  hasta  arrastra 
merced  á  la  larga  veta,  atada  á  la  cabezada  de  la  silla:  lo  cual 
se  llama  ar donar , 

Beta.  En  catalán,  como  en  castellano,  significa  la  cuerda 
empleada  en  el  aparejo  de  un  buque. 

Veta.  Significa  lo  mismo  que  en  castellano,  y  además  es 
el  tejido  largo  y  angosto  que  sirve  para  atar.  Pero  sólo  se  le 
da  este  nombre  cuando  es  de  hilo,  lana  ó  algodón;  pues 
cuando  es  de  seda,  se  le  llama  cuita. 

A  la  variedad  de  macarrones  llamada   tallarines   (taglio- 
lino).,  también  se  denomina  veta  en  catalán  . 
Huasca  en  Chile  nombran  á  \ai  fusta. 

31 


482  VIJ 


MCTIMAR 


Por  matar ^  ni  en  sentido  alguno,  no  está  en  el  Diccionario. 
Tampoco  hace  falta. 

VIGENCIA 


Van  á  admirarse  nuestros  curiales  y  hasta  nuestros  políti- 
cos al  saber  que  no  hay  vigencia  en  el  Léxico  de  la  Academia. 

Están  en  vigor  y  observancia  ó  sea  vigentes  las  leyes  y 
ordenanzas,  ó  estilos  y  costumbres,  en  fuerza  de  obligación, 
ó  de  duración  constante,  respectivamente. 

Creemos  que  la  voz  debería  ser  aceptada. 

VIJAO  ó   BIJAO 

Las  hojas  de  las  Heliconias  llamadas  bijaos  (Helicoiiias 
bihai  y  H.  latispatha) ^  que  nuestros  montañeses  emplean  para 
cubrir  sus  cabanas  y  para  preservar  de  las  lluvias  las  cargas 
que  trasportan. 

VINAGRERA 


Vasija  destinada  á  contener  vinagre  para  el  uso  dia- 
rio. II  pl.  Conjunto  de  dos  frascos  ó  ampolletas  con  aceite  y 
vinagre  para  el  servicio  de  la  mesa  de  comer,  ¡j  Angarillas  ó 
taller,  pieza  para  el  servicio  de  la  mesa. 

Tales  son  todos  los  significados  del  sustantivo  vinagrera: 
es,  pues,  arbitraria  y  extravagante  la  acepción  que  los  ecua- 
torianos le  damos  de  eructaciones  acidas,  provenientes  de 
haberse  agriado  los  alimen.os  en  el  estómago — para  no  dar 
una  explicación  más  médica — ,  lo  cual  se  denomina  acedía, 
del  latín  acor,  aciditas,  ó  pirosis  (rOo,  fuego)  por  la  sensación 
como  de  quemadura  en  la  faringe  que  experimenta  el  que  pa- 
dece acedías. 


YOL  483 

VIRGÜELA 


Viruela . 


;Para  qué  nos  persuadas  eres  niña? 
¿Importa  que  te  mueras  de  viruelas? 

(Qjievedo — Soneto — A  una  vieja.) 

.  ..Nunca,  nunca 
He  conocido  en  mi  infancia 
Semejante  enfermedad: 
Entonces  sólo  se  usaban 
Indigestiones,  viruelas. 

{Gorostiza — Indulgencia  para  todos.) 
VIRUSA 

V^iruta. 

«Y  me  embelesaba  viéndolos  manejar  la  azuela  de  angosto  y  largo 
peto  cortante,  ó  sacar  con  la  legra  rizadas  virutas  de  lo  más  hondo  é 
intrincado  de  la  almadreña. >^ 

{Pereda — Peñas  arriba.) 
VOLADA 


En  lenguaje  de  truhanes,  volada  equivale  á  trampa  ó  rate- 
ría con  engaño,  estafa,  petardo.  Xo  es  propiamente  el  volata 
germanesco;  pero  de  seguro  es  la  misma  palabra  que,  al  tras- 
ladarse á  nuestra  tierra,  cambió  así  la  t  con  d,  como  el  género 
y  el  significado,  que  en  jerga  de  rufianes  peninsulares,  es  el 
de  ladrón  que  hurta  por  tejado  y  ventana. 

VOLANTÍN 


Volatín  ó  volatinero  (de  volar  \  funámbulo  (funis,  ainbu- 
lare) . 

Mientras  de  un  volatín  bastante  diestro 
Un  principiante  mozalbillo  toma 


484  VUL 

Lecciones  de  bailar  en  la  maroma, 
Le  dice:  Vea  Usted,  señor  Maestro... 

{Triarte — Fábulas:  El  volatín  y  su  maestro.) 
En  Chile  llaman  volantín  á  la  cometa  de  los  muchachos. 
VOLATERÍA 

Nada  tiene  que  ver  la  caza  de  aves,  que  se  hace  con  otras 
enseñadas  á  este  efecto,  ó  el  conjunto  de  diversas  aves,  que  es 
lo  que  se  llama  volatería^  con  los  cohetes  voladores^  á  la  con- 
greve^  chisperos  ó  tronadores . 

Volatería  probablemente  decimos  porque  los  cohetes  lan- 
zados al  espacio  parece  que  vuelan,  es  decir,  por  la  misma 
razón  por  que  al  manteamiento  del  escudero  de  don  Quijote, 
Cervantes  llama  \2iv0lateria  de  Sancho: 

«Desearon  saber  todos  qué  era  aquello  de  la  manta,  y  el  ventero  les 
contó,  punto  por  punto  la  volatería  de  Sancho  Panza.» 

{Cervantes — Quijote.) 

«Y  deseando  saber  el  P.  Dionisio  en  qué  consistía  el  gusto  tan 
grande,  que  hallan  los  señores  en  esta  caza  de  volatería,  pues  así  se 
ocupan  y  consumen  y  aun  muchos  se  destru3'en  en  ella  y  sufren  tanto 
cansancio  y  trabajo  y  se  desentrañan  en  sustentar  y  renovar  pájaros 
tan  costosos...» 

{P.  Juan  Ensebio  Nieremberg — Hechos  políticos  y  religiosos  del 
que  fue'  Duque  cuarto  de  Gandía.) 

VUELTO 

El  sobrante  que  el  vendedor  devuelve  al  comprador,  que 
ha  entregado  cantidad  superior  al  precio  concertado,  es  vuelta. 

VULGARISMO 

A  la  acepción  «dicho  ó  frase  vulgar»,  podría  agregarse: 
uso  de  voces  introducidas  por  el  vulgo  ignorante. 


agí  ^gt: 


YACUPUMA  ó  MARGUAY 

El  Felis  iigrina  de  Linneo,  carnívoro  de  los  más  pequeños 
de  la  familia  Feliyice. 

YAPA 


Adehala. 

La  gratificación  que  se  da  sobre  el  precio  de  una  cosa  que 
se  vende,  se  llama  adehala  ó  guantes. 

Si  yapa  y  yapar ^  dar  ó  recibir  momio  ó  de  momio,  no 
fuesen  indudablemente  quichuas  íyapana,  yapaiiij^  creería- 
mos que  son  el  sustantivo  llapa  y  el  verbo  llapar  de  los  mi- 
neros. 

La  edad...  Quisiera  acertarla... 
A  ver  si  le  yerro  mucho: 
La  vista  viva,  la  planta 
Firme...  Serán...  ¿Treinta  y  ocho? 
— Y  otros  doce  de  adehala. 

{Martínez  de  la  Rosa — La  niña  eti  casa  y  la  madre  e7i  la  máscara.^ 
YEGUARIZO 

Es  palabra  anticuada,  que  equivale  2l  yegüerizo  ó  yegüero., 


486  YUY 

esto  es,  el  que  cuida  ó  guarda  las   yeguas;    mas  no  á  yegüería 
ó  yeguada^  es  decir,  conjunto  de  yeguas. 

«Una  profunda  hoyada  con  hermosas  breñas  en  sus  laderas,  y  arro- 
yos cristalinos  en  el  fondo,  g^olosinas  que  saboreaban  á  sus  anchas  las 
yeguadas  y  rebaños  que  se  buscaban  la  vida  por  allí.» 

{Pereda — Peñas  arriba. ) 
YERBUNO 

Decimos  al  conjunto  de  hierbas  que  se  crían  en  los  prados 
y  dehesas.    La  palabra  castellana  es  herbaje. 

YUGOCARA 

Voz  híbrida  del  castellano  yugo  y  del  quichua  cara^  cuero, 
correa.  Ha  de  decirse  cornal  ó  cornil. 

YUYOS 

Entendemos  que  se  nominan  con  esta  palabra  quichua  las 
herbecicas  de  cocina,  las  fines  herbes  que  dicen  los  franceses, 
las  que  sirven  de  dar  buen  olor  ú  ornato  á  los  manjares. 

Como  palabra  componente,  empléase  el  voq,2í\Ao  yuyo  hasta 
en  Chile  para  denominar  un  vegetal  comestible,  el  cocliay7iyo 
(cucha  ó  cocha^  mar,  lago,  y  ytiyu^  hortaliza). 


3P=JI  lt=ai: 


ZAFIRO 

Así  sería  según  la  etimología  griega,  mas  no  según  la  latina. 
La  Academia  sigue  la  última,  zafiro. 

ZAMBULLÓN 

La  acción  y  efecto  de  zabullir  ó  zabullirse  (no  zambiLÜir 
ni  santbíillírse)^  zabiillidiira  ó  zabullida. 

ZANAHORIA    ó    AZANORIA 

Nosotros  confundimos  dos  especies  botánicas  de  distintos 
géneros,  aunque  de  una  misma  familia  (Umbelíferas).,  con 
una  sola  denominación,  y  llamamos  zanahoria  á  la  arracacha 
ó  racacha  de  los  indígenas  (Arracacha  esculenta)^  cuya  raíz 
tuberosa  blanca  ó  amarillenta,  según  la  variedad,  es  incompa- 
rablemente mayor  y  mucho  más  sabrosa  que  la  de  la  zanahoria 
propiamente  tal  (Dauciis  carota).,  ala  cual  nombramos  zanaho- 
ria amarilla  para  diferenciarla  de  la  otra.  ¡Cuánto  más  sen- 
cillo   sería  dar  á  cada  cosa  el  nombre  que  le  corresponde! 

De  paso,  no  estará  mal  recordar  con  don  Rufino  J.  Cuervo, 
que  debe  pronunciarse  zanahoria,  como  en  el  siguiente  ejem- 
plo por  él  traído: 

Hay  muy  gentiles  lechones 


488  ZAP 

Por  conserva  calabaza. 
Zana-hória  y  berengena. 

[Lope — El  cnerdo  efi  su  casa.) 

«Esta  es  voz  arábiga,»  agrega  el  erudito  colombiano,  ^kisfanariah, 
mediante  la  trasposición  de  las  dos  consonantes  /y  7i^  cosa  muy  ordi- 
naria en  las  derivaciones  de  aquella  lengua,  como  en  albahaca,  adelfa, 
alerebite,  etc.» 

{Cuervo — Apuntaciones  criticas  sobre  el  lenguaje  bogotano.) 

Monláu  advierte  que  este  vocablo  árabe  se  halla  escrito  en 
los  autores  con  variadas  formas,  tales  como  zafnáriya.^  safrá- 
7iiya,  safonáriyá,  sannáriya,  y  sannára — baliím. 

Larramendi  pretende  que  es  voz  vascongada,  que  significa 
raíz  amarilla. 

Azanoria  ó  azanahoria  deben  de  ser  voces  anticuadas,  al 
menos  la  última;  y  de  ahí  se  diría  azanahoriate  á  la  zanahoria 
confitada,  y   metafóricamente  á  los  cumplimientos  afectados. 

ZAN7ERO 

Decimos  al  que  se  ocupa  en  hacer  zanjas.  Está  bien  for- 
mado y  debe  conservarse,  aunque  no  lo  trae  el  Diccionario  de 
la  Academia. 

ZAPALLO 


La  familia  botánica  de  las  Cucurbitáceas  propia,  en  la  mayor 
parte,  de  las  regiones  tropicales,  posee  muchísimas  especies 
en  el  Ecuador,  algunas  de  gran  uso  para  la  alimentación.  Cite- 
mos las  más  notables: 

El  zapallo  cuyo  pepón  llega  á  las  veces  á  un  enorme  tamaño, 
y  el  zaitibo.,  asimismo  de  baya  voluminosa,  variedades  de  la 
Cucúrbita  máxima.,  que  se  comen  cocidos;  el  melón  ( Cucumis 
pepo)  y  la  sandía  f  Cucumis  citrulhis  ó  Citrullus  vulgaris)^ 
que  se  producen  en  temperaturas  más  elevadas,  cuya  pulpa 
sacarina  no  necesita  ser  sometida  á  la  cocción;  las  variedades 
de  calabazas.,  pudras.,  etc. 


ZOC  489 

Las  plantas  llevan  el  mismo   nombre  de  los  frutos  respec- 
tivos. 

ZAPATÓN 


Xo  hay  tal  palabra  en  el  Diccionario.  El  zapato  impermea- 
ble, en  que  entra  el  pie  calzado,  se  llama  cJianclo  y  aun  (cosa 
que  ha  de  admirar  á  los  ecuatorianos)  choclo.  Uno  especial  de 
las  mujeres  se  denominaba  c/tapm. — Advertimos  también  que 
chanclo  y  choclo  significan  asimismo  lo  que  los  ecuatorianos 
nombramos  zuecos.,  palabra  castiza,  cuya  primera  acepción  es 
la  de  zapato  enteramente  de  madera,  que  se  usa  entre  la  gente 
pobre  de  algunas  provincias  de  España  y  de  otros  lugares  de 
Europa. 

ZARAZO,    ZA  ó    SARASO,  SA 

Las  mieses  algo  verdes  y  correosas  al  tiempo  de  cosechar- 
las, están  cerollas.,  y  no  zarazas  ó  sarasas.,  como  decimos  los 
ecuatorianos. 

ZOCOLAR 

O  mejor  dicho  socolar,  pues  así  se  pronuncia,  es  para  nues- 
tras gentes  del  litoral  no  precisamente  lo  mismo  que  talar; 
pues  la  acción  que  significa  el  verbo  consiste  en  una  manera 
especial  de  desmontar .,  por  procedimientos  sucesivos,  que  el 
doctor  Wolf  describe  de  la  manera  siguiente:  «En  lasciva  vir- 
gen el  primer  trabajo  es  el  de  zocolar.,  es  decir,  se  corta  todos 
los  arbustos,  enredaderas  y  árboles  pequeños,  dejando  en  pie 
solo  los  grandes;  se  amontona  el  ramaje,  y  después  que  se  ha 
secado,  se  quema.  Entonces  se  procede  á  tumbar  los  árbo- 
les gruesos,  y  después  de  haber  separado  los  troncos  de  buena 
madera,  que  uno  quiere  aprovechar,  se  reduce  el  resto  y  el 
ramaje  también  á  cenizas.  Las  raíces  quedan  en  el  suelo  y  se 
pudren  poco  á  poco,  así  como  también  muchos  troncos  grue- 
sos, que  no  se  han  quemado  del  todo.  Con  esto  el  terreno  ya 
está  listo,  y  sin  otra  preparación  se  procede  al  sembrado, 
haciendo  huecos  en  el  suelo  con  el  machete...» 

{Teodoro  Wolf — Geografía  y  Geología  del  Ecuador.^ 


490  ZUM 

ZUMBADOR 

Denominamos  los  ecuatorianos  á  la  becada^  chocha  ó  chocha- 
perdiz^ ave  de  carne  excelente,  muy  común  en  los  terrenos 
húmedos. 

ZUMBAMBICO 

Bramadej'-a  ó  zicmba. 

Con  detenidos  pormenores  describe  el  Diccionario  este 
juguete  y  la  manera  de  usarlo:  «Pedazo  de  tabla  delgada,  en 
forma  de  rombo  con  un  agujero  y  una  cuerda  atada  en  él,  que 
usan  los  muchachos  como  juguete.  Cogida  esta  cuerda  por  el 
extremo  libre,  se  agita  con  fuerza  en  el  aire  la  tabla,  de  modo 
que  forme  un  círculo  cuyo  centro  sea  la  mano,  y  hace  ruido 
semejante  al  del  bramido  ó  del  viento.» 


Brev^  Suplemento 

AUTOBÚS 

Con  sobrada  razón  el  Sr.  Araujo,  Profesor  en  el  Instituto 
del  Cardenal  Cisneros,  anatematiza  el  término  autobús,  en 
cuanto  no  es  castellano,  ni  francés,  ni  latino,  ni  griego.  ¿Qué 
es  autobús)  Ómnibus,  como  lo  recuerda  el  Sr.  Araujo,  es  da- 
tivo del  vocablo  latino  omnis  y  significa /«/-¿t  todos;  \)^voauto- 
bus,  de  aÓToc,  uno  mismo,  de  sí  mismo,  por  sí  mismo,  y  bus, 
última  sílaba  de  aquella  voz  latina,  no  tiene  significación  al- 
guna. Anto-omnibus  ya  sería  otra  cosa;  pues  posee  significado 
y  abolengos. 

No  obstante,  juzgo  disculpable  la  palabra  adoptada  en 
Francia  y  trasladada  á  España  y  otros  lugares.  Cine,  dicenen 
Madrid  al  cinematógrafo;  y  al  pueblo  no  le  parece  mal  eso  de 
apocopar  esta  palabrota  extraña  de  seis  sílabas,  á  la  que,  con 
justicia,  trata  de  cercenarle  siquiera  una  el  Sr.  Soldevila.  ¿Qué 
significa  Cinet  Nada,  si  atendemos  al  término  mondo;  pero 
significa  todo  lo  que  quiere  decir  si  le  consideramos  como  sín- 
copa de  la  voz,  formada  por  y'\rr^\yi  y  -¡■oá'-fw.  No  solamente  hoy, 
en  día  de  los  automóviles,  y  de  los  tranvías  eléctricos,  y  de 
las  autocicletas,  y  ac  los  teléfonos,  y  de  los  transatlánticos  que 
van  en  cuatro  días  de  Europa  á  América,  el  uso  ha  tratado  de 
acortar  las  expresiones;  en  todos  tiempos  la  tendencia  ha  sido 
la  misma  y  de  ahí  las  aféresis,  las  síncopes  y  las  apócopes: 
metaplasmos  abundantísimos  en  todos  los  idiomas  (Pág.  ^Ty.) 

TOTUMA 


Es  para  los  ecuatorianos  lo  que  en  España  se  nombra  tem- 
bladera: un  vaso  ancho  (entre  nosotros  gnneralmente  de  plata), 
de  figura  redonda,  con  dos  asas  á  los  lados,  etc.  En  Vene- 
zuela, de  donde  proviene  la  voz  anotada,  totuma  es  una  vasija 
hecha  de  un  fruto  seco  y  hueco,  como  el  calabacino.  Parecía- 
nos voz  quichua  y  le  buscábamos  la  etimología  sin  encontrar- 
la; pero,  en  todo  caso,  viene  de  un  idioma  afín  de  los  primi- 
tivos ecuatorianos.  (Pág.  452) 

TRAJES 

Es  una  como  elipsis  en  la  íorma  que  usamos  la  voz.  Baile 
de  trajes,  leo  en  un  programa  de  fiestas  madrileño.  Debe  de 
ser  baile  de  trajes  del  siglo  tantos,  ó  de  tal  país,  etc.  (Pág.  465) 


PALABRAS  ANOTADAS 


ABA— AMA 


Págs. 

Abarcar 17 

Abarrote 18 

Abrasarse  (de  calor,  etc.).    .  18 

Abrazar  (la   gallina  etc.)  .      .  1~ 

Abridor 19 

Abusivo 19 

Acabar  (á  una  persona)  .      .  19 

Acápite 19 

Accido 21 

Acentuarse 20 

Acial 21 

Acoscojado 130 

Acoscojars 130 

Actitud 45 

Acholado 21 

Adefecio 22 

Adefesioso 22 

Adobón 23 

Adueñarse 23 

Adulón 23 

Advenimiento 24 

Advocación 54 

Aereolito 24 

nfelfado 243 

Africanizarse 40 

Ag-alla 24 

Agalludo 25 

Agarradera 25 

Agarrón 25 

Agilitar 25 

Aguaje 25 

Aguatero 26 

Aguilón 26 

Agujetero 53 


Págs. 

Ahogador 26 

Aijares 27 

Ajustar 27 

Ajustón 27 

Alabancia 27 

Alabancioso 27 

Alacena 29 

Aladear 29 

Albañel 3o 

Alberja          30 

Alcachotl 30 

Alcaparras 31 

Alcayate 31 

Alcuza 31 

Alentado 32 

Alentar 32 

Alepantado 33 

Alepantamiento 33 

Alesna 34 

Alfeñique 34 

Alimentoso 35 

Almada 35 

Almaizal 36 

Almofrés 316 

Almuada 35 

Alojado 36 

Alpillera 52 

Alquilón 36 

Altamisa 37 

Altillo 37 

Alto  (Vestido) 37 

Aluvión  (Laj 37 

Alverjilla 38 

Amanerado 38 


494 


AMA— BAS 

Pags. 


Amansaje 38 

Amanse 38 

Amasar 38 

Amasijo 39 

Amata 322 

Amatar 323 

Amatrerado 323 

Amatrerarse 323 

Ambateño 39 

Aiiiftricanizarse 40 

Amodorrado 40 

Amojoseadü 41 

Amojosearse 40 

Anaco 41 

Analfabeto 42 

Andanza 42 

Andar  (de  paso)      ....  4fi6 

-anexionar 4  3 

.\n  no 43 

Antenalla 43 

Antialcohólico 43 

.Antialcoholismo      ....  43 

Apartador.    ......  43 

Apeltrechar 373 

Aplopejia 44 

Aplopético 44 

Apoltronado 4.5 

Aptitud 45 

Apurar 46 

Apurismado 45 

Apuro 4() 

Arción 4() 

Arcionar 78 

Arenillera 46 

Arenillero 46 

Arismética 47 

Aristín 47 

Arrancar  (gritos)  ....  47 

Arrayador 48 

Arrayar 48 

Arrellenarse 48 

Arretranca 48 

Arriar 49 

Artesón 49 

Artesonado 49 

Arañar 49 


Págs. 


Aruñazo 49 

Aruño •  49 

Ascensor 50 

Asesar 50 

Asignado 51 

Asorado 51 

Asorar 52 

Aspillera 52 

Atapialar 447 

Atenor .      .  52 

Auja 53 

Aujetero 53 

Autobús 491 

Automóvil 58 

Automovilis  a     ..."  53 

.Automovilismo 53 

Avenimiento 24 

Avío 53 

Avocación 54 

Azafate 54 

Azanjar 54 

-Azanoria 488 

Azorrarse 54 

Bacenica 56 

Bacenilla 56 

Badulaque 57 

Bajar  (el  vestido)  ....  37 

Balacada 57 

Balaustre 57 

Balumba 58 

Bampuche 58 

Banal 59 

Banalidad 59 

Banalmente 59 

Banquillo 59 

Bañador 60 

Barajo            60 

Baratillo 60 

Baratura 60 

Barbijo 245 

Barbiquejo 60 

Barboquejo 61 

Barchilón 127 

Barra 61 

BarruUo 61 

Bascosidad 61 


BAS-CAP 


Págs. 

Bascoso 62 

Basto 62 

Batalla  (campal)     ....  62 

Baronesa 63 

Bebedero 6  + 

Belermo 64 

Bf-nefactor    ......  64 

Bermejo 391 

Berrear 64 

Berreo 64 

Bijao 482 

Bilabarquín  ......  65 

Birabarquín 65 

Birondo 65 

Bocarada 65 

Bocatoma 103 

Bocina 66 

Bodoquera 67 

Bohemia 67 

Bohemio •  67 

Bola    .      .      .  ■ 68 

Boletería 68 

Boleto 68 

Bolsico 68 

Bolsicón 68 

Bolsicona 69 

Bomba 69 

Bonhomía 69 

Botar 69 

Botoncillo 69 

Botualante 70 

Bozalíllo 70 

Braceador 70 

Bramaderc) 71 

Brasilero 71 

Brevario 71 

Broches 71 

Broquel 71 

Buchazo •    ,      .  72 

Buche 72 

Buen  día 73 

Buena  noche 73 

Buñeg-a 74 

Buñelera 74 

Buñelo 74 

Buonhoraía 69 


495 
Págs. 


Buscar 75 

Cabalgadura 77 

Cabeza  (del  arado).      ...  77 

Cabezada  (de  la  silla).      .      .  78 

Cabezazo 78 

Cablegrafiar 78 

Cablegrama 78 

Cabos 80 

Cabrestillo 81 

Cabresto 80 

Cabro- 81 

Cabuya 81 

Cabuyo 374 

Cachíi 81 

Cachudo 82 

Cada 82 

Caer  cáncer 222 

Café 82 

Cajeta 82 

Cajonera 83 

Calavera 90 

Calce 85 

Calé 83 

Calentura 83 

Cálido 84 

Calostre 85 

Calza 86 

Calzar 86 

Calla 86 

Callamba 87 

Callampa 87 

Camada 88 

Camapé    .......  88 

Camellón 264 

Camisola 88 

Canasta 88 

Cáncer -89 

Cancha 464 

Caneca           89 

Cangagua 89 

Canguerejo 90 

Ca.iíjuil 90 

Canilla 91 

Canterón 91 

Capellada 91 

Cápsula 92 


496 


CAP— CON 

Págs. 


Capulí 92 

Carátula 93 

Carbúnculo 93 

Carcomer 93 

Cargado 223 

Cariátida 94 

Cariucho 94 

Carlanca 95 

Carnicería 95 

Carnicero 95 

Carpintero 96 

Carrasposo 96 

Carreta    .      .            ....  96 

Carriel '97 

Carril 97 

Cartucho 136 

Cascarilla 98 

Casero                 98 

Casilla 99 

Casinete 99 

Cas(|uillo 100 

Castilla 100 

Castillo     .      .      .      .      .      .      .101 

Catalán 101 

Catire 392 

Catzo luí 

Caucara 102 

Caus 102 

Cave 195 

Cenegoso 103 

Censítico 103 

Cequia 103 

Cera 103 

Cercín 104 

Cercha 104 

Cernir 105 

Ceutil 105 

Ciénega 105 

Cigarrería 235 

Cigarro 106 

Cimbrón 106 

Cinchón 106 

Cinematógrafo.      .      .      106  y  491 

Círculo 111 

Clausurar 107 

Clima  . 107 


Págs. 


Clin 108 

Clister 110 

Clown 110 

Club 110 

Cobija 111 

Cobrar 112 

Cocacho 112 

Cocaví 135 

Coctel 112 

Codeador 113 

Codear 113 

Codeo 113 

Coger  (goteras) 113 

Cogotudo 223 

Colación 114 

Colación  (de  pobres)  .      .  464 

Colapís 115 

Coleta 115 

Color 116 

Columbiarse.      .      .      .      .      .  117 

Columliio 117 

Comadrona 118 

Comedido 118 

Comedimiento 118 

Comedirse 118 

Comelón 118 

Compañía 119 

Compra  (Se).     ...  .  120 

Concejero 120 

Concejil 121 

Concho 121 

Conchoso 121 

Cóndor 121 

Condumio 158 

Conferenciante 121 

Confinio 122 

Congreganta 367 

Congresal 122 

Congresista 122 

Conservador 124 

Conservadorismo    ....  124 

Conservatismo  .      .  .      .  124 

Consignación 131 

Consignatario 131 

Constipación 125 

Constipado 125 


CON— CHA 

Págs. 


Cónsul 125 

Consulado 126 

Contador 126 

Contracción 127 

Contraerse 127 

Contraído 127 

Convento 128 

Conversar 128 

Cormillo 128 

Coro  (Capa  de) 128 

Corozo 129 

Correista 129 

Correntón 129 

Cortapapel 137 

Corte 128 

Coscacho 112 

Coscoja 130 

Costal 130 

Coteja 130 

Coto 131 

Co\acha 130 

Covachero 131 

Cretón 132 

Crispamiento 132 

Crista 132 

Crítica     .......  132 

Crítico 132 

Crochet 134 

Cuadra 134 

Cuajo.      .      .      .      .      .      .      .301 

Cuartillera 325 

Cucalón 127 

Cucayo 135 

Cuco 135 

Cucurucho 136 

Cuchi 151 

Cuchillo  (de  papel).     .      .      .  137 

Cuchubos 138 

Cuchugos 138 

Cuencano 40 

Cuereada 138 

Cuerear 138 

Cuerazo 138 

Cueriza 138 

Cuero 138 

Cuete 138 


497 
Págs. 


Cuica 138 

Culata 139 

Culeca 218 

Cumbrera 139 

Curco 140 

Curiquingue.      .....  140 

Cursar 140 

Curso  (Mes  en) 140 

Curtido 218 

Curtiembre 140 

Curtimbre.    ......  140 

Cuscungo 141 

Cuso 102 

Cutundir.  142 

Cuy 142 

Cuy  (del  monte)      ....  143 

Chacana 145 

Chácara 146 

Chacarero 145 

Chacra 146 

Cháfalo 145 

Chafalote 145 

Chagra 146 

Chagrillo 146 

Chaguar 147 

Chai 311 

Chalán      ......  147 

Chamba 148 

Chambear 148 

Chambón 148 

Chambonada 149 

Chamburo 149 

Chamico 149 

Chamiza 150 

Champús 150 

Chancaca 437 

Chancho 150 

Chapa 152 

Chapar 153 

Chaparra 153 

Chaparro 153 

Chapo 154 

Chapuna 154 

Chaquiñán 154 

Chaquira 335 

Charlón 155 


82 


498 


CHA— DEM 

Págs. 


Charol 155 

Charqui 156 

Chauffeur 53 

Chí 380 

Chicana 156 

Chicanería 156 

Chicanero 156 

Chicta 157 

Chictar 157 

Chichirimico 157 

Cbig-lán 158 

Chig-üil 158 

Chihuahua 158 

Chilca 159 

Chilguacán 149 

Chili 159 

Chilpe 160 

Chilpiado 160 

Chilpiar 160 

Chimbador 160 

Chimbar 161 

Chinche   (Elj     .      .      .      .      .  161 

Chinchón 162 

Chingana 162 

Chiricatana 163 

Chirlazo 163 

Chirlo 163 

Chirotada 161 

Chirote 163 

Chisipa «1 

Chivo 81 

Choclo .  164 

ChocUo 164 

Chocllotanda 164 

Choco 164 

Choleta 115 

Chonta 165 

Chontaruro 165 

Chontilla 165 

Chucaro 1.65 

Chucchidor 166 

Chucchir 165 

Chucchi    .      .      .      .    ".      .      .166 

Chuccho 251 

Chuco 166 

Chucshi 176 


Pág-. 


Chucuri 167 

Chucho 251 

Chuchuca 167 

Chuchumeca 167 

Chueco 170 

Chug-o 170 

Chuleo 171 

Chulpi 172 

Chullaleva 172 

Chullcu.  .      • 171 

Chuma 173 

Chumado 173 

Chumar 173 

Chupar 173 

Chupo 174 

Chupón 174 

Chuquiragua 175 

Chureado 175 

Chureador 175 

Churear 175 

Churero 175 

Churo. 175 

Churumbela 176 

Chuscujeta 177 

Chuznieto 177 

Damajahua 179 

Damasana '   .  179 

Dar  (bote) 179 

Dar  (buchazosj 72 

Dar  (el  pecho) 180 

De  adrede 180 

Debajero 180 

Debilitamiento 180 

Decepción 181 

Decepcionar 182 

Declinar  (un  honor).  .      .      .  182 

Decrepitar 183 

Dedo  de  dama 115 

Defeccionarse 183 

De  gana 183 

Demanda 183 

Demandar 183 

Demandero 183 

Demasiado 184 

Dementado 186 

Demisión 186 


DEM— ENC 

Págs. 


Demitir.  • 186 

Demoño 1H8 

Dañantes 219 

Dentrar 189 

Denuncio.  (El) 189 

De  repente 189 

Derritido 190 

Derritir 190 

Desapercibido 190 

Descachalandrado  .      .      .      .190 

Descuajeringarse    ....  191 

Deschavetarse 191 

Deschapar 191 

Deschavetado 191 

Desecho 192 

Desengañado"   192 

Desenraizar 193 

Desentechar 193 

Desentejar 193 

Desgarrar 194 

Desgarro.     .      .           ...  194 

Desgracia 194 

Deshoje -194 

Desgrane 195 

Desmancharse 195 

Desmanguillador 196 

Desmanguillar 196 

Desondra 197 

Despabeladera 197 

Despavisadera 197 

Despostar 198 

Desraizar 193 

Destajar 198 

Destaje 198 

Destemplarse  (los  dientes)    .  199 

Destornillarse 199 

Destroncado 200 

Destroncar 200 

Desvestirse 198 

Dialecto 200 

Diarismo 201 

Dictaminar 122 

Disparate 194 

Domingo  siete 202 

Doña 203 

Dueño  (La) 204 


499 
Págs. 


Durmiente 205 

Echarse 207 

Ele 207 

Eleccionario 208 

Elevado 33 

Embarcarse  (en  coche)  .     .  208 

Embayado 210 

Kmbayarse 210 

Embonar 210 

Empañetado 210 

Empañetar 210 

Empaquetado 211 

Empaquetarse 211 

Empecinado 211 

Empipada 212 

Empiparse 212 

Emplumar 212 

Empotrerar 213 

Empetrecer 213 

Empuñadura 213 

Enagua 253 

Enalfombrado 213 

Enalfombrar.     ....  213 

Enancado 214 

Enancarse 214 

Enantes 219 

Encalmarse 214 

Encamotado 214 

Encamotarse 214 

Encanijado 214 

Encanijar 214 

Encarado 215 

Encararse 215 

Encarcelamiento 216 

Encarne 216 

Encarpetar 216 

Encenegarse 216 

Encluecarse 218 

Encontrar 217 

Encuartelado 217 

Encuartelar 218 

Eaconfitar 213 

Enculecarse 218 

Encurtido 218 

Encurtir 218 

Enchaparrarse 218 


500 


Enchipado 409 

Enchispado 219 

Enchispar 219 

Enchisparse 219 

Endenantes 219 

Endose 221 

Entermarse 221 

Enfermoso 221 

Enflorar 221 

Engangranarse 222 

Engastador 222 

Engatillado 222 

Engatillar 222 

Engestado 223 

Enhacendado 22A 

Enjaezar 224 

Enjaguar 224 

Enjagüe 224 

Enjugamanos 224 

Enlazar 225 

Enmonar 219 

Enraizar 225 

Enredista 225 

Enrostrar 425 

Ensartar  (la  aguja).    .      .      .  225 

Entechar 213 

Entejar 213 

Entierro  .......  225 

Epigrama 293 

Epilecsia 226 

Epiléctico 227 

Equilibrista 321 

Erogar 228 

Erogación 228 

Erogante *      .  228 

Escalentación  (de  sangre).   .  229 

Escalera 261 

Escobillar 229 

Escondidas  (Juego  de  las)  .  229 

Escupidera 56 

Escupidor 56 

Esgarrar 194 

Esgarro 194 

Especería 229 

Espelma 230 

Esperraa 230 


Págs. 

Espinilla.      .      .      ,     .      .      .231 

Espino 231 

Espuela  (de  los  gallos)     .  232 

Espuelazo 232 

Espumilla 233 

Estacado 233 

Estacador 233 

Estacarse 233 

Estafeta 234 

Estampilla 234 

Estanco 235 

Esterilla  .      .           ....  236 

Estitíques .  236 

Estupar 236 

Estupo 236 

Etiqueta 236 

Encalo 348 

Europeizarse 40 

Exprofesamente     ....  237 

Extrañar 237 

Faccionado 239 

Factura 239 

Facundioso 239 

Faena 239 

Falla 419 

Fallón 240 

Faltón 240 

Fantoche 240 

Fardel 97 

Farmaceuta 241 

Farol  de  retreta 241 

Faumentos 241 

Federarse 242 

Féferes 243 

Felfa 243 

Felfado 243 

Feróstico 243 

Ferrocarril  ......  244 

Ferrocarrilero 244 

Festación 244 

Fiacre 210 

Fiador 245 

Fiebre 83 

Fieróstico 248 

Fierros 245 

Filatería 245 


FIL— HON 

Págs. 


Filático 245 

Filibustero 379 

Filo 216 

Flautero 246 

Flebotomista 246 

Fletador 247 

Fletante 247 

Fletar 247 

Flete 247 

Foete 248 

F^ollón 248 

Follones 248 

Fondeado 248 

Fondearse 248 

Fondero 249 

Fortuna 249 

Fortunoso 249 

Fregar 249 

Freile 250 

Fréjol 250 

F'rentón 250 

Frentudo 250 

Fresa.      .......  251 

Fresada   .......  111 

Fresco 84 

Frius 251 

Frontal 251 

Frutilla 251 

Fuegos 251 

Fuete 248 

Fulminante   .'....  252 

Fullero.   .      .      ,      .      .           .  252 

Fundir ,      .  252 

Fundirse .  252 

Fustán 253 

Galopa 255 

Galpón 255 

Gallina  (de  Persia).      .      .      .  255 

Gallito 255 

Gallo 255 

Gamalote 256 

Ganado 256 

Ganchero 257 

Gancho 257 

Garniel 97 

Garrapatero 258 


SOI 


Págs. 


Gatillo 258 

Género 253 

Gesto 258 

Giganta 259 

Giguear 260 

Golumbio 260 

Grada 261 

Gradiente 261 

Gradiola .      .      .      •      .            .  261 

Gramalote 256 

Granadilla 262 

Granadino    ......  262 

Guaba 262 

Guabo 262 

Guachar 263 

Guácharo 263 

Guaccho 263 

Guacho 263 

Guadua 264 

Guagua 264 

Guando 265 

Guango 265 

Guangudo 265 

Guanto 265 

Guaraca 266 

Guarmi 266 

Guarmill.i 266 

Guarniel 97 

Guaso 266 

Guatusa 267 

Guayaguil 39 

Güillegüille 267 

Guineo 268 

Guisante  de  olor 38 

Hablar  fá  uno) 269 

Hacer  hoja 269 

Hacienda 269 

Hallar 217 

Hambre 270 

Hambreado 270 

Hato -¿"O 

Hembrilla 271 

Higuerilla *271 

Hincarse ~~^. 

Homoto 350 

Honorabilidad 272 


502 


HOR— LEV 

Págs. 


Horcado 272 

Horcón 272 

Hormiguero 272 

Hormig-uillo 273 

Hostiero 273 

Huaco 273 

Huasca 481 

Huasilla 273 

Huevo  molle 115 

Huilón  ........  274 

Huincha 412 

Humanarse 274 

Humar 275 

Ido 33 

Inano: 277 

Inconado 277 

Inconarse 277 

Inconocible 278 

Inconoso 277 

Incrementar 278 

Independizar 278 

Indiano 279 

Indico 279 

Indio 279 

Indígena 279 

Industriarse 281 

Infiernillo 411 

Ingeniatura 281 

Ingüente 282 

lagüento 282 

Injundia 282 

Injundioso 282 

Inmortal 282 

Insubsanable 283 

Intelectual 283 

Interesable 283 

Intrigarse 283 

Irreprochable 284 

Irrigación 283 

Irrigar 284 

Jaboncillo 285 

Jalatina 285 

Jaletina 285 

Jampa 28(> 

Janeiro 286 

Jaquimón 287 


Págs. 


Jazmin  del  Cabo 287 

Jebe 287 

Jetón .      .  287 

Jicama 287 

Jilguero 288 

Jipar 289 

Jipijapa 289 

Jobachón 289 

Jora 289 

Jorcón 272 

Jorero 289 

Jovero 171 

Juco 290 

Junco 291 

Jurón 291 

Kalograma 80 

Kepi  .  .  • 293 

Kilogramo 293 

Labia.   ........  295 

Labioso 295 

Ladrillera 330 

Lagarto 295 

Lana  (de  humedad).     .     .     .  296 

Lance 296 

Lancha 296 

Lanchar 296 

Lapo 297 

Latería 297 

Latero 297 

Látigo 297 

Latigueada 298 

Latigueo 297 

Latiguear 298 

Lavacara 298 

Lavamanos 298 

Lavandería 299 

Lázaro 299 

Lazo 481 

Lebrillo 301 

Lechero 299 

Ledino 299 

Leñatero 300 

Leonera 300 

Letras  de  agua 300 

Leva 301 

Levantarse  de  mañana.     .     .  300 


LEV— míe 

Págs. 


Levita  (El) 300 

Librillo 301 

Lidiadera 301 

Liencillo 302 

Limosnero 302 

Liso 302 

Lisura 302 

Líquido 302 

Lisión 302 

Lobo 303 

Lonche 304 

Longo 304 

Lora 445 

Lunch 304 

Luterana 305 

Llama 307 

Llamingo 307 

Llapango 307 

Llapingacho 307 

Llaqué 308 

Llavazo '   •     308 

Lluqui 309 

Macana 311 

Macanazo 311 

Macollar 311 

Máchica 307 

Machote  (A) 312 

Maduro 378 

Mague)' 312 

Majar  blanco 313 

Malagradecido 314 

Malanocharse 314 

Malaya 102 

Maleta 315 

Maletero 315 

Maletón 315 

Maltón 81 

Maltraca 316 

Mama 166 

Mamadera 317 

Mama  giganta 259 

Mampuche 58. 

Mandatario 317 

Manequí 317 

Maniate 318 

Mano 318 


503 
Págs. 


Mantequilla. 318 

Mantequillera 319 

Manzana  (de  la  garganta)     .     319 

Maña 319 

Mañoso 320 

Marconigrama 80 

.Margarita 320 

Marguay 485 

Mariado 320 

Marionete 240 

Marisco 321 

Maromero 321 

Marqueta 321 

Masa  de  hoja 321 

Mascar  chocolate 322 

Mashca 154 

Mástil 322 

Mata 322 

Mata  (de  trigo 312 

Matacán 323 

Matanza 323 

Matahambre 102 

Matalotaje 135 

Matapalos 323 

Mataperro 323 

Matrero 323 

Matrimoño 324 

Mauca 423 

Maulero 324 

Mechificar 324 

Media-media 324 

Mediera 325 

Medio  pelo 325 

Mediquero 449 

Médula 325 

Melodio 326 

Melloco 327 

Membrillada 326 

Mensurar 326 

Meope 327 

Meopía 327 

Mesurar 326 

Michinal 327 

Miedolento 328 

Miel 328 

Miel  sobre  buñuelos     .     .     .     32K 


504 


Mío— PAL 


Págs. 

Miopía 30- 

Mischquiucho ,  400 

Misiá 22S 

Mistura lj.~ 

Mitra '.'.'.  S29 

Moca 329 

Mocora 33¡) 

Mojo 40 

'^"Ide 330 

Moldura 33q 

^Molestoso 330 

Móloc.  ...  331 

Molle '     ;     .■     ;  331 

Monsuleo 332 

Montubio 332 

Moquilfo 21 

Morocho 90 

Mortiño 332 

Moscardón 333 

Mosco 333 

Mote.     ...!!!;;     333 

Muchila 334 

Mudada 334 

Mudo 334 

Mullo 335 

Muralla 33g 

Murraurón 33(5 

Naciencia 337 

Nacho '343 

Nagrua 253 

Naranjilla 337 

Naranjillada 337 

NaranjiUo ^    338 

Ñangada 338 

Narizón 338 

Navaja 339 

Nema 339 

Nevado 340 

Nieve '     ."     340 

Nlñí) 344 

Níspero 34] 

No  hacer  nada 34 1 

Nones 34 1 

Ñaruso 342    I 

Ñato 343    I 

Ñeque 344    I 


_Págs. 

Ñiño 3  44 

Ñuño 345 

Ñuto.     • 345 

Objetable 347 

í^bo '347 

Obstetriz 348 

Oca 348 

9cal .'     ."  348 

Ocalo 3  48 

Ocre 349 

Ojala 349 

Ojeadura 340 

Ojear 349 

Ojó 350 

Ojota 352 

Omóplato 350 

Omoto 350 

Ondra ^97 

Ondrado 197 

Ondrar ¡97 

Opimo 351 

Orangutango 351 

Orangutano 351 

Ordeño 415 

Orquídea 351 

Oscuro 352 

Oshota 352 

Otayete 353 

Otayo 353 

Otro  sí 353 

Padastro 355 

Padrote 355 

Paico 356 

Paita  (A  la  luna  de).     .     .     .     355 

Paja 356 

Pajarero 357 

Pajón 357 

Pajonal 357 

Palancón 358 

Paleto 359 

Paletón 359 

Palo  ensebado 359 

Palón 359 

Palonear 359 

Paltana 359 

Paltó 359 


PaM-PRE 

Págs. 


Pamba 3(50 

Pampa  ....           ...  360 

Pampero 361 

Panamericano 361 

Pancada 361 

imánela 437 

Panfleto 362 

Pantano 106 

Panteón 362 

Paño 224 

Papacara 340 

Papelada 363 

Papujo 363 

Parajina 395 

Paragua 364 

Paralelógramo 364 

Paralis 364 

Paramear  .      ; 364 

Páramo 364 

Parapeto 365 

Pararse 366 

Pararse  (en  dos  pies)  .           .  384 

Pararse  (los  pelos)  ....  366 

Pareja 367 

Perendera 367 

Pariente  (La) 367 

Partidario 367 

Partido 367 

Parturienta 367 

Pascana 368 

Paspa 369 

Pato  (Ser  el) 369 

Pavimentación 369 

Pavoneado 369 

Pavonar 369 

Paya 423 

Pedacear  .      .                .           .  370 

Pedagogia 370 

Pegadillera 371 

Pegadillo 371 

Pegadura  ....  372 

Pelagato 323 

Pelear 372 

Pelo  (Montar  á) 372 

Peltrechar 373 

Peltrecho 374 


Peluchar 374 

Peluche 374 

Penco 374 

Peonada 375 

Pepino 375 

Perencejo 376 

Perfumador 376 

Pesebrera 134 

Picaflor 403 

Picotón .376 

Pie 376 

Pimán 377 

Pininos 377 

Pinol 377 

Pintón 378 

Piola 378 

Piquero 378 

Piquiucho 422 

Pirata 379 

Pita 380 

Planazo 380 

Planilla 380 

Pléyade 381 

Plumero 381 

Poblada 382 

Polecía 382 

Policial 383 

Polígloto 383 

Pollera 383 

Pollino 355 

Pondo 384 

Ponedora 384 

Poner 384 

Popelina 385 

Porrazo 385 

Portavianda 385 

Postema  (El) 385 

Postura 385 

Potreraje 386 

Potrero 386 

Potro 386 

Pozo. 3S7 

Prendedor 72 

Preñadilla 387 

Preocupación 387 

Preocuparse 387 


5o6 


PRE— REQ 

Págs. 


Presbitismo 388 

Prestidigitador 324 

Prescindencia 388 

Pretencioso 388 

Pretil 388 

Pringar.     .......  389 

Pringue 389 

Pristiño 390 

Prometer 390 

Pruebista 391 

Puca 391 

Puco 392 

Pucucho 392 

Pucho 392 

Puchuela 393 

Pueblada 382 

Pujamante 393 

Pulguero 393 

Puna 438 

Punchera 301 

Puntada 106 

Puntero 393 

Punto  acápite 20 

Punto  aparte 20 

Pupear 394 

Pupo 393 

Puré 331 

Pusón 30l 

Pusún 301 

Querosín 395 

Querosina 395 

Querosine 395 


Págs. 


Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 
Qu 


chua ..  395 

chuismo 399 

erde 399 

etismo 400 

Icacama 401 

lico 402 

Hay 402 

Uca 401 

mbolito 402 

ncha      .......  402 

nde 403 

ngo 403 

nguear 403 

nua 403 


Quipe 403 

Quishca.     .......  401 

Quorum 404 

Racimo 407 

Ramazón 408 

Ranciarse.      .....  408 

Rancio 408 

Rancla 408 

Ranciado 408 

Ranciarse 408 

Ranga 423 

Rango 408 

Rangoso 408 

Rapingacho 308 

Raposa.     .           303 

Rascadillar 409 

Rascarrabias 409 

Raspa 409 

Raspadura 409 

Raspear 409 

Rasqueta 410 

Rasquetear 410 

Rastra 411 

Rayuela 411 

Reata 411 

Rebozo 412 

Recién  .                412 

Refrenda 413 

Refutable 347 

Regar 413 

Regatiar 414 

Rejo 415 

Rejoso 415 

Remaniente 415 

Remesón H5 

Remolienda 446 

Renguear 416 

Repelo 416 

Repelar 416 

Replantación 419 

Reprochable 284 

Repuntador 417 

Repuntar 417 

Requetetonto 417 

Requeteviejo 417 

Requisa 417 


REQ— TAM 

Págs.     I 


507 

Págs. 


Requisición -418 

Reservado 419 

Resiembra 419 

Retobado 419 

Reverbero 419 

Revolucionar 420 

Revuelo 420 

Rienda 420 

Rifle 421 

Rocotín 421 

Rocoto 421 

Roleta 422 

Romereante 422 

Rosa 422 

Rucu 423 

Runa 423 

Runallama 307 

Sacar  de  juicio 425 

Sacar  choco 322 

Sacar  (en  cara) 425 

Sacudón 425 

Saino 251 

Salpicar 425 

Salpicón 425 

Salto 426 

Saraso 489 

Sarsa 426 

Sartén  (El) 427 

Saúco 427 

Saya 69 

Sebicabra 427 

Seco 415 

Secundero 428 

Segundero 428 

Sellar 428 

Sembrar  (Tierras  de  panj.    .  429 

Sembrío 429 

Semoviente 430 

Sendo 431 

Sentar  (al  caballo)  ....  431 

Sentón 431 

Sesionar 431 

Siempreviva 282 

Sigse 432 

Silgado 432 

Sindicado 432 


Sindicato 432 

Sindicatura 432 

Sinvergüenza 433 

Sipo 434 

Siria 353 

Sirviente  (La) 431 

Sisar 434 

Sismo 435 

Sismógrafo 435 

Sismología.   .  * 435 

Soberado 436 

Soberna .      .436 

Sobrepasar 436 

Sobrerrienda 436 

Socapar 436 

Socolar 489 

Socorva 437 

Socrocio 437 

Soche 427 

Soguear 437 

Solar 438 

Sonante  (Dinero)    ....  438 

Sonriente 438 

Soplador 438 

Soplar 438 

Soroche 438 

Sota  (El) 439 

Subsistencia 44 

Subsistir 44 

Subvencionar 44 

Sucre 44(» 

Suedro 441 

Susceptibilidad 441 

Susceptible 441 

Sutil 441 

Tabique 443 

Tablado 443 

Tacunga 444 

Tagua 129 

Taita 444 

Taitita 444 

Taje 445 

Talamoco 445 

Tamal 445 

Tambarria 446 

Tambero 446 


So8 


Tambo 446 

Tamo 446 

Tapa  (de  raspadura)  .      .      .410 

Tapanca 446 

Tapar 414 

Tapial 447 

Tapialar 447 

Tapiale^a 448 

Taquilla 448 

Taquiilado.  ...'...  448 

Taquillar 448 

Taquillo 448 

Tascar 448 

Tasín 448 

Taura." 449 

Taxo 450 

Taz  con  taz 451 

Teje  madeje 451 

Tela  de  huevo 451 

TemafKl)     ......  451 

Tembladera 451 

Temblor 452 

Temperamento 452 

Temperatura 452 

Templar 452 

'Temple 452 

Tener  ag^allas 25 

Tender  (la  camaj 453 

Tercena 453 

'Tercenista 454 

Terco 454 

'Ternejo 454 

'Terno 385 

'Terquedad 455 

Testar 455 

Testimoño 455 

Tibiar 456 

Tiempo  (Hacer)     ....  456 

Tienda  de  abarrotes.  ...  18 

Tierno 456 

Tigrillo 4f>7 

l'inajera 457 

'Tingar 457 

'Tingazo 457 

Tinterillo 457 

Tintero 457 


Págs. 

Tipo 458 

Tiricia 458 

Firo  (Caballos  de).      .      .      .     459 

'Tiseras 460 

Tóete 461 

Tocuyo 302 

Todito 461 

Togte 461 

Tola 462 

'Toma 103 

l'oquilla 462 

'Torta 463 

Torzón 463 

'Tostado 46  4 

'Totora 464 

Totoral 464 

Totuma 491 

'Tradicionalista 465 

'Tradicionista 465 

'Trago 465 

Traje 69 

'Trajes.     ......      465  y  491 

Traqueado 465 

Trasplantación 466 

Trastrabado 466 

Trastrabar 466 

'Trastrabe 466 

Trastrabillar 466 

Trencilla 467 

Tres  cuartos  (para  la  una)    .     467 

Tresquila 467 

Tresquilar 467 

Tribuí 467 

Trincar 468 

'Trinche 468 

'Triquis 468 

Triquis  miquis  .....     468 

Trompada 468 

Trom¡:)eador 468 

Trompear 468 

Trompiza.     ......     468 

Trompón 468 

Trompezar    .  ....     470 

Trompezón 471 

Tronco 471 

Tropeña 47 1 


TRU— ZUM 


Pags. 

Trunco 471 

Trust 472 

Tucurpilla 472 

Tumbado 473 

Turrún 115 

Tusar 478 

Umbral 475 

Umbralada 475 

Umbraladura 475 

Umita 164 

Unto 155 

Uña  de  gato 476 

Uña  de  pa\'a 422 

Urcu — caraashca 391 

Utilizable 476 

Uvilla 92 

Uvillo 476 

Vaca  loca 477 

Vahu 477 

Valacada 478 

Valona  (Hacer  iaj  .      .      .  478 

Vareque 443 

Velorio 478 

Vena 479 

Venadero 479 

Vendaje 479 

Vende  (Se) 120 

Vendimia. 480 

Vení 86 

Venir 480 

Vertiente 387 

Vestido 481 

Veta 481 

Victimar' 482 


509 

Págs. 


Vigencia 482 

Vijao 482 

Vinagrera 482 

Virgüela 483 

Virusa 483 

Volada 483 

Volantín 483 

Volantinero 4S3 

Volatería 481 

Vuelto.      .  484 

Vulgarismo 484 

Yacupuma 485 

Yapa 485 

Yapar 485 

Yeguarizo 485 

Yerbuno 486 

Yugocara 486 

Yuyos 486 

Záfiro 487 

Zambo 488 

Zambullir 487 

Zambullón 487 

Zanahoria 487 

Zanahoria  amarilla.      .      .      .  487 

Zanjero 488 

Zapallo 488 

Zapatón 489 

Zarazo-za 489 

Zocolar 489 

Zorro 303 

Zueco 489 

Zumbador 490 

Zumbambico 490 


ERRATAS  MÁS  NOTABLES 


Página 


Línea 


lice 


le  decir 


72 

31 

la  bolsa 

la  de  bolsa 

95 

2 

cuerpo 

cuero 

96 

27 

del  carro 

de  carro 

125 

5 

estipticidad 

estipticidad 

137 

26 

murallas 

utnrallas 

164 

2  5 

salados 

saladas 

164 

27 

cJig  hiles 

chigiíiles 

177 

6 

W'jÍ-[-[ri'^'t'.. 

o'.-js-ffovo; 

190 

1 

DIRRUIDO 

DERRITIDO 

202 

2 

quien  quiera 

quienquiera 

2T,S 

22 

estancadas 

estancados 

24S 

9 

nuestras 

nuestros 

312 

3 

macollar 

macolla 

338 

'4 

qualquier 

cualquier 

^56 

I 

frustadas 

frustradas 

362 

28 

quemar 

quemo 

3^1 

20 

sietes 

siete 

39^ 

6 

vocales  /  y  n 

vocales  e  y  0 

420 

12 

más 

mas 

43'^ 

8 

Jiiichinal 

inisinal 

467 

>•> 

trastaviltai- 

trastavillar 

479 

19 

les 

los 

494 

12 

Alcachoíl 

Alcachoíla 

494 

14 

Acoscojars 

Acoscojarse 

499 

2() 

Empetrecer 

Empretecer 

5()c> 

14 

Estitiques 

Estitiquez 

5( )  t 

:>^ 

Guayaguil 

Guayaquil 

5c  )5 

1 5 

Parajina 

Parafina 

5<>5 

26 

Perendera 

Parendera 

507 

20 

Sacar  choco 

Sacar  chocolate 

V 


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